Capítulo 4: Vuelve... Por favor.

Chizuru se puso en marcha a salir a las calles en la noche, sabía que las probabilidades de encontrar a Athena eran altas. Tanto Iori como Kyo la habían encontrado seguido uno del otro pero no pudieron convencerla para que regresara así que ella misma debía de hacerlo recorriendo cerca del bar en donde Kyo la encontró la última vez.

Entre tanto caminar tomó un descanso en una de las bancas en donde se hacen las paradas del transporte público. Sus esperanzas de encontrarla se estaban agotando, habían pasado varias noches buscándola pero no arrojaban un resultado positivo. Los truenos y los rayos indicaban que una tormenta se avecinaba esa noche impidiéndole seguir adelante con la búsqueda.

-Creo que es suficiente por hoy - se dijo mientras la lluvia empezaba a caer de repente y cada vez más fuerte. Se levantó de aquella banca para retirarse sin imaginarse que vería a Athena cruzándose la calle corriendo en medio de la tormenta desesperada. Chizuru de inmediato corrió tras de ella:

-¡Detente por favor!- gritó desesperada al ver que no la alcanzaba, la ex idol al darse cuenta de que era perseguida no se detuvo e incluso corría mas rápido con todas sus fuerzas pero Chizuru no se rendiría después de tanto buscarla. Continuo persiguiéndola por tres calles más sin importarle estar toda empapada por la lluvia hasta que Athena resbaló por lo mojado del suelo.

-Athena, ¿Te encuentras bien? Déjame ayudarte.- la alcanzó queriendo auxiliarla.

-No quiero tu lastima, yo me puedo levantar sola, vete. - se puso de pie.

-¿Por qué saliste corriendo en medio de esta tormenta? Te vas a enfermar. - le cuestiono preocupada, en ese momento un fuerte trueno se escuchó acompañado de un relámpago haciendo que las dos brincaran ligeramente del susto.

-Eso no te incumbe.- se dio la vuelta para continuar con su camino pero la morena no la dejaría ir tan fácil, siguió caminando detrás de ella y al darse cuenta Athena nuevamente le gritó molesta:

-¡Ya deja de seguirme kagura!, déjame sola, quiero estar sola ¿No lo entiendes?

-No lo haré, pase lo que pase, no te dejare ir, siempre estaré dispuesta a ayudarte sin importar por lo que hayas pasado durante estos dos años, te ayudare a recuperar tu vida normal si es necesario - dijo en su intento de convencerla. La pelimorada paró en seco al escuchar eso:

-Esa esperanza ya está muerta para mí, ya déjate de tonterías.

-No digas eso, todo estará bien.- también se detuvo a un metro detrás de ella.

-Si supieras porque lo estoy viviendo. - habló muy segura volteando a ver a la gemela.

-¿De qué hablas? - cuestiono.

De repente hubo un gran silencio, el único ruido entre ellas eran las gotas de la lluvia que sonaban al caer al suelo y los truenos.

-Para ustedes tal vez todo está bien pero para mí no.

-¿Que paso esa noche? ¡Dímelo! - exigió saber preocupada.

Desde la última vez que Orochi fue derrotado no supieron más de la idol, era como si se la hubiera tragado la tierra. Pasaron 2 años buscándola hasta que tuvieron la noticia de que estaba viva y que todo el tiempo estuvo en Japón pero debido al cambio de nombre no la habían encontrado tan fácil, fue gracias al Comandante Heidern y su equipo que descubrieron el registro del cambio y pudieron saber de ella.

Cuando la volvieron a ver no era la misma chica que conocían, en su mirada reflejaba amargura, tristeza, como si estuviera muerta en vida, pero... ¿Qué le había pasado? ¿Por qué no era la misma de antes? ¿Qué paso en esa noche cuando estuvieron a solas con Orochi para que le haya afectado tanto? Eran tantas cuestiones y muy pocas explicaciones.

Y lo más importante ¿Cómo fue que el magatama y su portador fueron liberados de la maldición? Lo último que recordó fue que Orochi los había teletransportado a Athena y a Iori heridos a otro lugar.

...

Athena suspiro cansada...

- Sabia que tu intención era sacarme la verdad por eso me inventaste ese cuento de que me ayudarías a estar bien.

-No es así, no me malentiendas, por favor - al ver la expresión angustiada de ella, claramente supo que sus palabras eran sinceras, no era esa clase de chica que mentiría con algo tan delicado.

-Bien, te contare pero debes prometerme que me dejaran en paz y de que no le contaras la verdad a nadie más. - sentenció, la hora de contarle la verdad había llegado bajo esa condición.

-Es imposible que cumpla esa promesa Athena. - si Kagura hacia esa promesa... a fuerzas debía cumplirla y tendría que dejarla ir, era lo que menos quería pero también necesitaba la verdad, era un verdadero dilema, nunca creyó estar entre la espada y la pared de esa manera.

-Entonces me voy... - dijo la chica dando la vuelta para irse ante esa negativa

-¡Espera!- la tomo de la muñeca deteniéndola y bajó su rostro triste. - Si es así... lo prometo.- aceptó resignada, no tenía otra opción, solo quería saber lo que pasó esa vez y así intentar ayudarla de alguna manera, por eso la buscaba tanto.

-Bien. - Escuchó que la psíquica comenzó a hablar prestando con mucha atención a sus palabras.

-Ahora yo tengo la maldición de Iori Yagami en mi... - confesó amargamente recordando lo que paso:

-Iori, responde por favor- desesperada gritó la chica con el pelirrojo en sus brazos inconsciente, él muy apenas podía respirar.

-¡Eres un maldito!-

-No sabes cómo disfruto verlo agonizar, sin él tercer tesoro sagrado no podrán sellarme- se reía el dios descaradamente.

-¡Cállate! - gritó- ¡¿Que te hicimos para que nos odies tanto?! - reclamó la chica

-¡Ustedes destruyeron todo lo que amo!, ¡mi tierra, mi naturaleza! Ustedes merecen morir de la manera más cruel.

-Nosotros no destruimos nada, solo evolucionamos, era la voluntad de Gaia. Tanto tu como yo debemos de aceptarlo.

-¿Evolucionar? - soltó una carcajada- No me hagas reír niña. Eso es solo una excusa estúpida para ocultar sus atrocidades en contra de la naturaleza. Gaia debió permitirme eliminarlos hace mucho, por eso tuve que tomar venganza por mí mismo.

La chica miro al dios con ira e impotencia. Yagami, comenzó a toser sangre, ya no le quedaba mucho tiempo y si él moría no podrían sellarlo.

-No, por favor resiste - susurro abrazándolo mas fuerte sin importarle llenarse la mejilla de su sangre

-Se nota que amas a ese infeliz. -dijo con asco.

-¡Eso a ti no te importa!-

-Mmm... ¿Qué tanto estas dispuesta a hacer con tal de verlo con vida?. - preguntó él. Athena volvió su mirada hacia a Orochi.

-¿Qué? -cuestionó incrédula.

- El morirá a causa de mi maldición porque yo lo estoy acelerando pero si tú lo deseas, yo puedo salvarlo - sonrió con malicia

- ¿Tu lo salvarías sabiendo que te puede derrotar? - cuestionó - No me parece creíble que tú me estés ofreciendo eso sin algún beneficio propio o algo a cambio.

-Sí que eres inteligente. - alagó algo sorprendido - pero para demostrarte que puedo ser misericordioso, no te pediré nada imposible, sino todo lo contrario - volvió a sonreír malévolamente.

- ¡Entonces dime de una maldita vez que es lo que quieres a cambio! - exigió sin rodeos.

-Para que él viva debe ser liberado de la maldición del pacto que hizo su clan conmigo hace 660 años pero... debes tomarlo tú en su lugar, porque alguien debe pagar por todo el poder que les di y que usaron por generaciones.

-Si acepto eso… ¿el vivirá? - dijo desconfiadamente, entonces si aceptaba había una oportunidad de sellarlo de nuevo o eso creía hasta que Orochi volvió hablar.

-Así es pero eso no es todo, deberás sacar el magatama del cuerpo de Yagami y entregármelo.

-¿Co... Cómo? ¿Sacar el magatama? - cuestiono abriendo más sus ojos. -Yo no tengo el poder de manipular un tesoro sagrado ¿cómo se supone que haré eso? - pensó Athena dudando por un momento, debía aceptar la maldición del pacto pero eso no era todo, si no también el magatama debía entregárselo, el tercer tesoro sagrado que necesitan para sellarlo, tenía que pensar en un plan rápido.

-Claro debo asegurarme de quitárselo, sin él no podrán sellarme y con eso mantendré a Yagami fuera del camino y estaría vivo así como tú lo deseaste.

Athena seguía dudando, no estaba tan segura de hacer todo eso hasta que fue sacada de sus pensamientos al escuchar a Iori volver a toser, ahí fue cuando ella dejo a un lado todas las inseguridades.

-Entonces... trato hecho.

...

-No debiste de aceptarlo Athena. - dijo Chizuru un poco alterada ante esa revelación. -¡¿Por qué lo hiciste?!

-Fue la única solución que encontré para salvar a Yagami de la muerte y a ustedes de la destrucción, tenía que negociar con él. - respondió la pelimorada

-No, no era la única. Sin importar las razones por las cuales te orillaron a hacerlo, nosotros hubiéramos podido sellarlo de nuevo sin necesidad de sacrificarte. - explico la morena, de haberlo sabido antes, tal vez hubieran llegado a una solución.

-No lo creo Kagura, además si Yagami moría todo estaría perdido, necesitaban el tercer tesoro sagrado para sellarlo ¿no entiendes? ya contaba con el 100% de su poder gracias al sacrificio de Yuki Kushinada, no tenían oportunidad de ganar.

-Te equivocas ahí... - corrigió Chizuru interrumpiéndola. - Yuki falleció en los brazos de Kyo después de que él e Iori pelearan contra los hakkeshu para rescatarlas de donde las tenían prisioneras.

-¿Cómo dices?... -

-Lograron apuñalarla pero no murió al instante, así que no pudieron completar el ritual de resurrección y al final se sacrificaron ellos usando a Chris de recipiente. Tú no te diste cuenta porque estabas inconsciente mientras tu cuerpo sanaba poco a poco.

Ahora la sorprendida era Athena, no esperaba esa noticia, entonces ¿Yuki no alcanzó a ser sacrificada?

-Ahora todo tiene sentido.- susurró para sí misma dándose cuenta de algo.

-Aunque si logro liberarse del sello con más poder por eso tanto Kyo como yo no podíamos solos seguir peleando estábamos muy agotados. Si no fuera por Iori no lo hubiéramos lograrlo.- admitió Chizuru, luego callo por unos segundos meditando las cosas antes de continuar...

- Entonces ahí fue cuando vimos flamas de Iori eran color carmesí y emanaba un poder casi sobrenatural que nos dio ventaja en la pelea, era porque no estaba la maldición en él, pero... ¿Cómo es que el magatama seguía en él si se supone que se lo entregaste a Orochi? Los recuerdos volvieron a aparecer en su mente.

-Anda, lo único que tienes que hacer es sacar el tesoro del pecho de Yagami. - dijo Orochi, la idol obedeció colocando su mano sobre el pecho ensangrentado de Iori, no sin antes haber pasado la maldición primero a ella. Al recibirla Athena no se inmuto ya que ella tenía el poder de su ancestro y le ayudaba a neutralizar los efectos del mismo.

-¡Sácalo ahora!- ordenó el dios

La chica como pudo intentó sacar el tesoro con gran dificultad al ser muy poderoso, cuando por fin lo logró el dios lanzó un rayo para desaparecerlo.

-Con eso me doy por satisfecho- dijo Orochi sonriendo.

...

Athena comenzó a reír con amargamente desconcertando a Kagura.

-Lo engañé...

-¿Qué? ¿Cómo? - cuestiono sorprendida ¿engañar a un dios? ¡Imposible!.

-Le hice creer que lo había sacado pero en lugar de eso con mi poder hice una la ilusión psíquica de ese tesoro y fingí que se había desaparecido, jamás saque el magatama del cuerpo de Iori. - aseguro.

-Como pudo no darse cuenta que no era el tesoro. - su rostro reflejaba incredulidad ante eso.

-Estaba tan cegado por la venganza que ni se dio cuenta el maldito, aun así mi plan era arriesgado... podía darse cuenta pero lo que me dio la ventaja es que él no podía leer mi mente, no se dio cuenta de mis verdaderas intenciones y cuando trate huir, me tomó por sorpresa y me robó mi poder:

Athena intento teletransportarse para escapar con Iori de manera rápida... pero Orochi fue más rápido que ella interceptándola.

-Ah no, ese poder que tienes será mío - reaccionó el dios acercándose rápidamente a ella y extrayéndole su poder como si de su alma se tratara antes de que pudiera huir. Ella sin saber lo que le hizo cayó de rodillas débil al lado de Yagami.

-¿Que me has hecho maldito?- pregunto ahogándose del dolor mientras se tomaba del pecho para poder respirar.

-¿Creíste que no me daría cuenta de tu poder heredado por tu ancestro? Lo he tomado como un regalo de tu parte, con el seré más fuerte de lo que soy y ¡los aplastare como a las cucarachas que son!. - se burló Orochi - Y ustedes dos tendrán el honor de verme acabar con la humanidad. - dijo con una risa maniática dejándolos solos.

...

-Ahora todo tiene sentido del porque me robó mi poder, el que tenía no le era suficiente. -suspiro agotada.

-Athena... no puedo creer todo lo que tuviste que pasar con tal de ayudarnos a derrotarlo, desde salvar a Yagami de su maldición para evitar su muerte hasta perder los poderes de tu ancestro.

-Si pero no me arrepiento... además lo hice por amor ¿no fue algo tonto?, incluso cure sus heridas con mi poder, lo poco que me quedaba - dijo con melancolía acompañada de una tierna sonrisa.

-Aun así te arriesgaste... - dijo Kagura derramando una lagrima que pasó desapercibida por la lluvia.

-Si detuvimos a Orochi fue gracias a ti... - se acercó para abrazarla muy fuerte.

-Fue por el bien de él y de todos.- correspondió abrazándola también - yo confié en que lo lograrían a pesar de que todo lo que tenían en contra. Lo único que lamento fue no haber salvado a Yuki, me duele ver a Kyo destrozado incluso después de todo este tiempo. No pude hacer nada.- dijo casi al borde del llanto.

-¿Y qué va a pasar contigo ahora que tienes esa maldición?

-Esperar lo inevitable, la maldición morirá junto conmigo, no pienso tener descendencia, no quiero condenarlos a este infierno a ellos también, Tenlo por seguro...

El silencio se apodero de nuevo del lugar, Chizuru aún no podía asimilar todo lo que Athena le había revelado, su corazón se entristeció en gran manera, la abrazó más fuerte, quería ayudarla pero era imposible ya todo estaba hecho y no había marcha atrás, ni había solución alguna más que esperar su muerte.

-Me duele saber que estás pasando por esto sola, por favor déjame estar contigo.

-¡No! No tiene caso, me prometiste que si te contaba la verdad me dejarías ir- decía la pelimorada zafándose del abrazo mientras su nariz comenzaba a sangrar.

-Athena... tu nariz... - vio la sangre preocupada pero no se dio cuenta que era por el efecto de la maldición que estaba activándose.

-No te preocupes. - respondió limpiándose la nariz con su mano - Ahora sí, cumple con tu promesa... hasta nunca. - se dio la vuelta y se fue corriendo dejando sola a Chizuru en medio de la lluvia.

-¡Espera! - intento detenerla una vez más pero no podía romper su promesa. Por último se dejó caer al suelo de rodillas mientras la lluvia la cubría lamentándose de no poderla ayudar.