Capítulo 5: Después de la tormenta viene la calma.
Athena llegó a su departamento al día siguiente toda sucia por la lluvia de la noche anterior, inmediatamente se dirigió a su habitación y sacó una maleta debajo de la cama para empacar todas las cosas que tenía en su closet, esta vez estaba decidida a irse a otra parte, se iría lejos para evitar encontrarse de nuevo con alguien conocido.
Dentro de las cosas del closet cayó a sus pies su viejo celular de cuando iba al colegio, lo recogió y por un momento estuvo pensando que hacer con él, si seguirlo guardando o tirarlo pero extrañamente sintió curiosidad de ver algo y un poco dudosa buscó el cargador entre sus cajones para enchufarlo y encenderlo.
Una vez encendido... las notificaciones de mensajes empezaron a entrar uno tras otro y comenzó a leer cada uno de los mensajes:
-Athena... ¿Dónde estás? Responde por favor.
-Estamos muy preocupados por ti, ¿estás bien?
-Te he estado buscando en todas partes, estoy desesperado no saber de ti...
-Sabes... aun no pierdo la esperanza de encontrarte y enseñarte como he evolucionado en mi entrenamiento con el maestro.
Y así fue leyendo mensaje tras mensaje...
-Hace un año que desapareciste... ¿Aun estas con vida?
- Ya han pasado dos años, ¿Cómo te encuentras?, todos los días revisó mi celular con la ilusión de ver un mensaje tuyo, por favor respóndeme.
-Te extraño... nada es lo mismo sin ti.
Atte: Sie Kensou.
Todos estos mensajes le sacaron una lagrima de tristeza, odiaba tener que hacer sufrir a los demás pero sería peor si la vieran lentamente morir sin poder hacer nada y era mejor así, lejos, pero antes de desaparecer nuevamente necesitaba hacer algo...
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-¡Maestro! - entró molesto Kensou casi tirando la puerta de los aposentos de su maestro Chin Gentsai. - ¿Usted supo todo el tiempo el paradero de Athena?
-Lo siento Kensou, yo no era la persona indicada para decir en donde estaba alguien que no quiere ser hallado. - respondió afirmando que si sabía mientras continuaba bebiendo su sake.
-Pero ¡debió decírmelo! me veía que la buscaba con desesperación, incluso fui con el comandante Heidern y le rogué que me metiera al operativo de búsqueda, ¿Y usted que hizo? Estar sentado perdiéndose de borracho sin decir nada.- reclamó molesto, como era posible que el maestro escondiera la verdad todo este tiempo viendo todo el escándalo que se armó con su búsqueda.
Chin simplemente negó con la cabeza en desaprobación a la actitud del psíquico, él aun no comprendía muchas cosas y una de ellas era que una promesa jamás debía romperse sin importar las circunstancias.
- A todo esto… ¿cómo supiste eso?
-Ella me ha llamado... me lo contó todo - dijo con un ligero brillo en sus ojos. El maestro al escuchar eso ocasiono que casi se ahogara con su sake. - Dijo que quería verme aquí. ¡Va a volver! ¿No es esa una buena noticia? - termino de decir muy emocionado.
-No estoy muy seguro. - respondió escéptico tomándose de la barbilla a la par que el timbre del lugar sonaba. Kensou corrió para abrir la puerta y su corazón se aceleró a verla ahí... frente a él.
-¡Athena! - la abrazó impulsivamente llorando de alegría. - Tenía miedo de morir y no volver a verte... qué bueno que has vuelto. - continuaba llorando y apretando más fuerte su abrazo.
-Sie... -correspondió al abrazo triste. -Solo vengo a despedirme...
-¿Cómo dices? - cuestiono soltando su abrazo y la miro confundido.
- Ahora que los he visto a todos y que están bien, ya puedo irme en paz. - le sonrió.
-¡No!... no puedes irte, quédate con nosotros y volvamos de nuevo a China. - la tomó de las manos casi rogándole.
-No tiene caso, no quiero que nadie de ustedes sufra por mi culpa, quiero enfrentar mi destino sola.
- ¿No te das cuenta que si te vas será peor?... - quiso tratar de hacerla entrar en razón, era su amigo de toda la vida y la conocía muy bien, sabía que ella no estaba convencida de esa decisión.
-Se lo que tratas de hacer pero no funcionará ¿podrías aceptar mi última petición? - se soltó de las manos de Kensou
-No, no lo acepto. - negó enojado con ceño fruncido. - Athena ¿por qué nunca me escuchas? - lo dijo ahora desesperado tomándola de los hombros. - Cuando supiste que no aprobaba tu relación con Yagami tampoco me escuchaste, sabía muy bien que esa relación enfermiza te iba a destruir y ahora morirás por culpa de él.
-Sie. - lo tomó del rostro viéndolo seriamente.- No fue por culpa de él, fue mía al tomar esa decisión, además el mundo estaba en peligro. ¿Sabes? siempre soñé con ser una heroína y al fin pude hacer mi sueño realidad y el verlos a todos ustedes vivos es prueba de ello.- sonrió melancólicamente a punto de romper en llanto. El chico al escuchar eso se puso a llorar también abrazándola de nuevo, deseaba poder retenerla.
-Así que por favor después de que me vaya, no me busques más. La hora de irme ha llegado... despídeme de todos… Bao, Momoko, Kaoru y de la abuela... diles que los quiero mucho y que los llevare en mi corazón. - se despidió de Kensou y de su maestro para luego irse de ahí.
-¡Athena! - quiso ir tras ella.
-Kensou, déjala ir. - lo detuvo su maestro.- Ella ya tomó su decisión y si los demás no pudieron hacerla entrar en razón tu tampoco. A eso lo llamo "fuerza de voluntad"...
Adiós mi discípula, siempre estaré orgullo de ti. - pensó esto último.
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Los días fueron pasando y Chizuru estaba en la sala de su templo de pie con los brazos cruzados dándole vueltas al asunto mientras que observaba en silencio a través de su gran ventanal el hermoso jardín verde lleno de flores. A pesar de que ya pasó algún tiempo de ese encuentro, seguía muy consternada por todo lo que había hablado con Athena esa noche.
Pero no solo eso, también se sentía mal porque ni siquiera ella logró detenerla, sentía que había fallado en su última misión que era... ayudarla. Aun así respetó la promesa que le hizo: dejarla ir a cambio de la verdad.
Así se mantuvo por unos cuantos minutos más antes de que comenzara la reunión que tenía con Kyo e Iori, a los cuales había citado para revelarles todo a pesar de haberle prometido también que no diría nada al respecto pero sentía que era su deber hablar y ellos estaban en todo su derecho de saber la verdad.
Cuando llegaron sus invitados, los tres se acomodaron en la sala mientras las chicas del servicio les servían té acompañados de galletas aunque solo sirviera de adorno ya que ninguno quiso probar bocado, estaban más interesados en escuchar todo lo que la sacerdotisa les tenía que decir.
-Me encontré con Athena hace algunos días y me lo confeso todo... - inicio la conversación con una expresión seria en su rostro.
-¿Qué? ¿Hace días? - entrecerró sus ojos. - Y ¿por qué hasta hoy nos dices? ¿Dónde está ella? - Kyo desesperado empezó a atacarla con preguntas exigiendo respuestas, porque si ella ya habia encontrado a su amiga, lo más lógico seria que Athena estuviera presente.
-La deje ir... - bajo un poco la mirada con vergüenza.
-¿Qué hiciste qué? - dijo molesto - Debiste detenerla para que habláramos los cuatro.
-No pude hacerlo, me hizo prometerlo a cambio de decirme todo, no tuve opción. Ademas si los cite hasta hoy fue porque necesitaba asimilar las cosas antes de decidir decirles
-No debiste hacer eso, insisto.
-Tengo palabra y honor, sin importar cuanto me arrepiente no la iba a traicionar, incluso estoy rompiendo con la mitad de la promesa al contarles la verdad, lo cual me hace sentir miserable.
-Entonces ya cuenta de una vez, ¿qué te dijo ella acerca de lo paso esa noche? - exigió Yagami saber interrumpiendo a sus compañeros - ¿Cómo es que me libero de la maldición?
Chizuru procedió a contarle todo lo sucedido, lo de la maldición, el engaño y el robó de poderes. Yagami al terminar de escuchar todo, se puso de pie furioso mientras que Kyo intentaba digerir entrando en una especie de trance.
- ¡Nadie le dijo que cometiera esa estupidez! - gritó el pelirrojo, de cierta manera si se sentía culpable de eso, sabía que Athena era capaz de hacer eso pero no a tal grado y no pudo impedírselo.
-¡Cállate Yagami! - reaccionó Kusanagi saliendo de su trance para ponerse de pie y encararlo.- Eres un mal agradecido, estas libre de tu maldición y conservas tu tesoro, yo no sé qué clase de persona sin sentimientos seas para expresarte así de la única persona que aguanto todos tus desaires y dio su vida por liberarte, ¡No lo merecías en lo más mínimo!- respondió demasiado furioso Kyo tomándolo del cuello de su camisa para defender a su amiga. No concebía porque él a pesar de ser libre no había cambiado en absoluto.
-¡Nadie le pidió que lo hiciera! Así que quita tus sucias manos de encima. - se zafó del agarre del castaño y empezaron ambos a discutir.
La sacerdotisa trató de mantener la calma en todo momento pero Yagami era un caso perdido en algunas ocasiones y perdió la paciencia.
-¡Ya basta! - se metió entre los dos para separarlos ya molesta - Iori retírate del templo por favor - señalo hacia a la salida. - Tú y yo luego hablaremos cuando estemos más tranquilos. - el pelirrojo simplemente gruño, no le gustaba que dieran órdenes, pero debido a que jamás había visto a la gemela reaccionar así, se retiró del lugar.
Después de que Iori se fuera, se sintió un poco culpable por haberlo corrido del templo de esa manera. Mañana tendría que buscarlo para disculparse con él y aprovechar para hablar a solas sobre Athena, ya que se encontraba muy preocupada por ella, no sabía cuándo sería el día en que ella muriera a causa de la maldición y el único que podía saber era él, debido a que su familia ya habían muerto a causa de eso.
Estando en la puerta del departamento del pelirrojo, tocó suavemente.
-¿A qué has venido? ¿acaso se te olvido que me corriste del templo? - dijo algo molesto abriendo la puerta.
-Hola, sé que tuve un mal comportamiento y por eso es que he venido a disculparme - hizo una leve reverencia en señal de arrepentimiento. - Aunque no solo vine por eso, recuerda que ayer te dije que quería hablar contigo sobre Athena cuando estuviéramos más tranquilos - explicó la morena.
Iori solo respiro pesadamente y asintió.
-Necesito saber cuándo será el día que...
-La maldición te consume hasta los 40 años sin excepción, si es por eso no te preocupes, estará bien por unos cuantos años mas siempre y cuando tampoco tenga hijos. - mencionó el pelirrojo tranquilamente.
-Pero... esa vez yo la vi muy deteriorada de su salud incluso sangraba de su nariz ¿es posible que muera antes? - ante esa pregunta esto se quedó un poco pensativo, no sabía cómo iba a afectarle si no tenía sangre Yagami siendo una maldición que era exclusivamente de ellos.
-Pudiera ser... a juzgar por lo que vi, la maldición la debilito aún más, caso contrario a nosotros que nos hacía "más fuertes" así que no se con exactitud. - camino hacia la sala seguida por la morena.
-Eso paso por que perdió el poder divino de su ancestro a pesar de que jamás se activó en ella, la hacía resistir más.
-De todas formas con ella hay que esperar cualquier cosa. - dijo sin expresión alguna viendo hacia a su ventana.
-Lamentablemente deberé romper la promesa que le hice y buscarla. No podemos permitir que sufra sola. - hablo determinadamente.
- Si quiso alejarse y esconderse es porque así lo decidió y debemos respetarla - esta respuesta dejó pasmada a Chizuru, algo había cambiado en él a raíz de todo lo que paso, acaso era ¿comprensión?
-Lo sé pero... - se colocó adelante de Iori para verlo a los ojos. - Siento en mi corazón que debo buscarla, ¿acaso tu no sientes lo mismo?, es la mujer que amabas aunque intentes negarlo - afirmo cruzando sus brazos enarcando una ceja, ante aquella cuestión Yagami se quedó callado ¿será?
Athena siempre estaba en sus pensamientos recordándola una y otra vez, quizás si la amaba y el no quería aceptarlo. De todas formas no podía sacársela de la cabeza y mucho menos ahora con lo sucedido, más que nunca anhelaba verla otra vez y escuchar su voz.
-Está bien. No te preocupes, yo... la buscare... - le aseguró Iori viéndola también a los ojos a lo que ella sonrió feliz.
Lamento si fueron algo largos los capítulos pero sentía que si lo cortaba de tajo para dividirlo se iba a perder el hilo de lo que pasaba. Espero que les guste y muy pronto subiré los capítulos finales. Nos leemos a la próxima. :)
