Habían muchas personas en aquel lugar. Aunque la música romántica-erótica nunca ha sido de sus favoritas, debía aceptar que concordaba a la perfección con la tenue velada. Aún no podía creer que se había dejado convencer por la rubia, si su hermano se enterara de lo que en verdad estaba haciendo esa noche, no la dejaría volver a salir en su vida.

Se recostó de la barandilla, le dio un sorbo a su trago y observó detalladamente el magnífico salón en el que estaba. Aquellos individuos bailaban al ritmo de la melodía como si se conocieran, actuaban con tanta naturalidad ante esta situación, ¿qué se suponía que debía hacer?, ¿hablar con un extraño y a los minutos tener sexo en el baño?.

-"Relajate, te ves tensa."-Pidió al observar que su amiga estaba incomoda.-"Nadie te va a obligar a nada que no quieras."

-"No creo que esto sea una buena idea, Mai."-Volvió a quejarse.-"Joey me va a matar…"

-"Serenity, solo por esta noche olvida a tu hermano."-Insistió, la pequeña Wheeler era muy conservadora.-"Aquí nadie sabe quien eres, puedes ser quien quieras."

-"Esta bien."-Se resignó, volvió a tomar un trago largo.

-"No olvides lo más importante."-Recordó.-"La regla número uno de la noche, te puedes quitar toda la ropa, pero jamás te quites el antifaz."

Brindó con su amiga, sin saber lo que el destino le tenía de sorpresa. Comenzó a notar que miradas posándose sobre ellas, el corsé ajustado y el escote en sus pechos seguro tenía mucho que ver en eso. Respiro profundo, y tomó un par de copas más, si sería capaz de esta locura necesitaba ayuda. Se quitó finalmente el abrigo que tenía, la temperatura en su cuerpo subía a causa del alcohol que ingería.

Al cabo de una hora, evitaba la mirada a quienes se le cruzaban, y buscaba a su amiga quien desde hacía rato no la veía. Se rindió, no la iba a encontrar nunca en aquel salón de tres pisos. Se colocó nuevamente su abrigo, tomó su cartera y camino a la salida.

Al momento de salir, colocaron su canción favorita. Se detuvo, bailaría está pieza y se iría. Lo que no sabía es que no la bailaría sola. Levantó sus brazos, cerró los ojos y comenzó a mover las caderas con movimientos circulares. Adoraba esa canción, podía sentir que su cuerpo se movía solo.

Sintió una mano sobre su hombro, sacándola de sus pensamientos. Se giró rápidamente y se encontró con un hombre alto, cabello castaño, logró distinguir que era de tez blanca, ya que la máscara le tapaba gran parte del rostro. Su traje sutilmente ajustado dejaba apreciar su varonil musculatura. Sus ojos azules como el mar, pero tan penetrantes que la dejaron inmóvil unos segundos.

-"¿Estás buscando pareja?."-Sonrió de medio lado.

Era el hombre más atractivo que había visto en toda la velada. Su voz ronca y decidida, le hizo temblar las piernas. Lentamente él bajó su mano hasta su cintura con gran maestría y con la otra comenzó a jugar con los mechones castaños que caían sobre su rostro. Ella respondió con una sonrisa, era lo más atrevido que le habían dicho en su vida, una simple caricia de aquel misterioso hombre la estaba estremeciendo. Bajo la mirada, volvió a buscar a su amiga de reojo pero se dio por vencida al poco tiempo, así que concentró su atención en el misterioso hombre que la sujetaba firmemente.

-"No."-Respondió posando su delicada mano sobre su musculoso tríceps derecho.-"Ya te encontré."

Vio una sonrisa formarse en sus labios. Aunque no estaba segura, y por un momento pensó en decirle que ya tenía pareja, aquel hombre la intrigaba, brotaba sensualidad por cada poro de su cuerpo. Lo miró a través de ambos antifaz, era el perfecto amante para esta noche. No sabía en qué momento pasó, pero segundos más tarde estaba posada sobre sus labios.

Iniciaron el beso lento y sin apuro, presa de sus emociones colocó ambos brazos alrededor de su cuello. Quería entrar en razón, y salir corriendo pero las manos de éste recorriendo su espalda dorsal la convencieron de cometer esta locura. Si lo iba hacer, lo haría bien.

Se aferró con fuerza, hundiendo una mano entre sus cabellos y la otra lo atrajo por su nuca, exigiendo más intensidad al beso. El no dudo en corresponder, aprovechó su total disposición para conducirla hasta la pared más cercana, la oscuridad de aquel lugar se prestaba para esta clase de caricias. La tomó por ambos muslos, cargándola y de manera instintiva rodeo la cintura de este con sus piernas.

Jamás nadie la había besado de esa forma, solo consiguió que ella quisiera más de él, necesitaba mucho más. Su sangre hervía, tras cada segundo, no podía controlar dar rienda suelta a sus deseos más oscuros. Lo prohibido, lo tentador no pensó que pudieran ser era tan excitantes. El bajo su atención a su blanquecino cuello, provocando una oleada de placer en la bella joven, quien no pudo evitar que un leve gemido se le escapara de su garganta.

-"Entonces…"-Se detuvo a observarla.-"¿Serás mi amante esta noche?."

-"Si."-Susurro, este hombre era dinamita y ella quería hacerlo explotar.

La bajó con cuidado, entrelazo sus dedos con los de ella y la guió hasta un pasillo con varias puertas. Mai tenía razón, no le pregunto ni su nombre. Esta fiesta era solo para tener sexo con algún desconocido. Lo que ella estaba apunto de hacer. La adrenalina corría por sus venas, su estómago se contrajo, las piernas se le debilitaban y su corazón bombeaba sin parar. No podía esperar.

Finalmente al final del pasillo, llegaron a una amplia puerta blanca, parecía ser una muy exclusiva. Él deslizó la tarjeta y le indicó que pasará primero. La habitación estaba alumbrada sutilmente, había espejos a los costados y en el techo, la amplia cama perfectamente tendida lucía un edredón rojo y la música era mucho más suave pero igual de erótica.

Se acercó y despojó a la joven de su abrigo y cartera, al igual que el dejo su chaqueta a un lado, y se dedicó que recorrer el cuello de la castaña, mientras desabrochaba su corsé. Ella cerró los ojos y solo disfrutó de las atenciones que le estaban proporcionando. Sacó cinta por cinta, dejando su cuerpo cada vez más holgado, sus pezones al instante se endurecieron. Le estaba quitando la ropa un completo extraño y ella no parecía tener intención de evitarlo.

Logró quitarle el corsé, su vestido cayó al suelo, dejándola solo con la lencería que traía puesta y sus tacones de punta. Ella giró sobre sus talones, para encontrarse con la mirada lujuriosa de este, quien solo tenía ganas de devorarla. No tardó mucho en adueñarse de sus finos labios nuevamente.

En medio del apasionado beso, ella desabrochaba su camisa y pantalón mientras era conducida hasta la cama. Quienes al poco tiempo ya se encontraban solo con su ropa interior. El despojó sin problema de sus zapatos y medias. Subió su mano y sacó él broche que mantenía sujeto el largo y lacio cabello de la castaña, dejándolo caer sobre sus hombros. Al igual que su antifaz también cayó, él se apartó para contemplarla y su mirada quedó sorprendida.

-"¿Pasa algo malo?."-Preguntó ella, al percatarse de su mirada.

-"Eres más hermosa de lo que creí."-Respondió rápidamente, sin darle tiempo le volvió a quitar el aliento, junto con su sostén.

Subió una mano delineando toda su silueta hasta el inicio de los senos, ahora descubiertos, puso sus dedos y comenzó a jugar con sus firmes pechos. Aquel contacto la volvía loca, no era muy fuerte, pero si lo suficiente para sentir cosquillas en oleadas nacientes desde el centro de su abdomen. Sin perder el contacto aun entre sus cavidades bucales, el joven alzó a la castaña, y la depositó en la mitad de la cama.

Jugaron con sus lenguas, degustando y mordiendo. Nunca nadie la había besado de esa forma, este extraño sabía lo que hacía. Bajo su atención nuevamente al cuello de esta y rápidamente a sus pechos. Sintiendo la humedad fría que ahora torturaba su seno izquierdo mientras el otro era atendido por la varonil y dura mano de este. Serenity echó su cabeza hacia atrás, arqueando un poco su cuerpo. Todo este placer que sentía le nublaba el juicio.

Se abrió paso por su abdomen hasta llegar a su plano vientre, y bajó la tanga de encaje que era lo último que la cubría. Sintió como la mirada azul celeste examinaba cada centímetro de piel, llenándose de lujuria y adquiriendo un azul más profundo.

-"Eres perfecta"-Susurró.

Se sonrojo ante tal halago, sus mejillas se sentían calientes por toda la adrenalina que le recorría el cuerpo. Este hombre la estaba haciendo experimentar sensaciones que jamás imaginó, agradecía haberse dejado convencer por Mai. Solo debía mirarlo para saber que era el hombre más sexy que jamás haya visto, su cuerpo parecía estar hecho a mano, estaba marcado pero no en exceso, todo estaba en su lugar firme, duro y varonil.

Esto no era correcto, así no era ella, pero se sentía tan bien. Éste se posicionó entre las piernas de la hermosa joven, y con gran habilidad se acercó a sus muslos desnudos besandolos con suavidad, ella al entender lo que él se pretendía cerró los ojos y disfruto de las íntimas caricias que éste estaba por darle...

Cuando de repente sonó el despertador que le indicaba que ya era hora de despertar…

-"Vamos dormilona"-Despertó con entusiasmo su compañera de habitación.-"No queremos llegar tarde"

Pesadamente abrió los ojos, y se estiró, hoy sería su primer día como universitaria, era su primer día de clase. Se levantó de la cama y se dirigió al baño, cepillo sus dientes y lavó su cara con agua bastante fría para terminar de despertar. Se miró por unos breves segundos en el espejo, tenía algunas ojeras y tenía algo de frizz en el cabello.

-Necesito dejar de soñar con él, fue solo una noche-Pensó para sí.

Termino dandose una ducha rápida, y peinando su cabello. Se vistió con la ropa que había seleccionado previamente la noche anterior. Su collar de la suerte que le había regalado su querido hermano Joey. Salió de la habitación, con su mochila que contenía un cuaderno y un par de lápices. Conocía el campus, puesto que ese fin de semana había tenido un tour por todas las instalaciones, era muy grande, ya que era de las más prestigiosas de todo el país.

A primera hora, tenían la charla de bienvenida donde conocian a la directora, decano y prefecto de la facultad. Seguidamente iban a sus salones de clase.

-"Este año tenemos el honor de presentar al mayor donador de esta templo del saber. Recibamos al CEO tras industrias Kaiba."-Presentó la directora.

El encantador y detestable Seto Kaiba, también conocido como presidente y socio mayoritario de la corporación Kaiba. Aquel día lo conocío en el duelo de Joey, donde finalmente conseguío el valor de quitarse las vendas y ver el mundo tal como es. No cruzo muchas palabras con él, solo aquella vez que tuvo que pedirle por la salud de Bakura. Todos decían que era malhumorado y despiadado, pero ella no lo consideraba así, no después de ver como era en el mundo virtual con su pequeño hermano Mokuba. El gran ojiazul tenía un lado muy sensible, pero aun no todos pudieran verlo.

Terminó la charla motivacional para los nuevos ingresos, ya era hora de almuerzo. Debía comer algo, había desayunado muy poco por la mañana. Caminó hasta la cafetería cercana, se sentó en una mesa y pidió el menú del día. Sacó sus notas, tendría su primera clase de química en dos horas, así que tenía tiempo. Alzó la mirada y notó las miradas curiosas hacia la entrada del establecimiento.

Justo ahí, estaba el enigmático hermano mayor de los Kaiba. Caminaba a pasos decididos, con aires superioridad, tenía una mirada aterradora haciéndose paso a su andar. Entró a la pequeña cafetería, fue directo a la barra y pidió un café para llevar. Sintió las miradas sobre él, pero estaba acostumbrado, al final era una especie de celebridad ante estos mediocres estudiantes. Con tranquilidad observó a su alrededor, pero su mirada se detuvo en una pequeña mesa para uno.

-"¿Nos conocemos?"-Preguntó al acercarse a la pequeña mesa, al momento que ella alzó su rostro, comprendió perfectamente de dónde la conocía.

-"Seto…"-Saludo con una gran sonrisa, le impresionó que él se acordará de ella.

-"¿Cómo sabes mi nombre?"-Una pregunta sin previa meditación y bastante alterada, se percibía la confusión y asombró en la cara del castaño.

-"Eres Seto Kaiba, ¿quién no te conoce?"-Respondió amablemente, estaba extrañada del comportamiento de éste, parecía que la reconocía, sin embargo ahora no estaba muy segura de eso.-"Soy Serenity, la hermana de Joey Wheeler. ¿Me recuerdas?, estuve en tu torneo."

-"Si, claro que me acuerdo."-Contestó arrogante.-"Pensé que…"-Murmuró algunas cosas que se entendían bien.-"Olvidalo. Creí que te conocía de otro lado."

-"Aquí está su café señor."-Le entregó el joven mozo.-"Un café doble, para llevar."-El ojiazul solo asistió y sujetó el portavaso. La castaña sonrió al sentir la atención del joven sobre ella.

-"Así que… ¿Estudias aquí?"-Preguntó intrigado.

-"Es mi primer día..."-Contestó un poco insegura. Su presencia era intimidante.

-"Qué coincidencia…"-Dió un pequeño sorbo a su bebida, un brillo particular en su mirada apareció junto con una sonrisa de medio lado.