El alba y el luar se apreciaban a la vez desde las alturas de su flamante X-43A SCRAM JET KAIBA, siendo este de sus más preciados juguetes con el que podía volar en solo una hora desde USA a Japón. Aún no se proponía atravesar las barreras de la luz, los viajes en avión si bien lo fastidiaban de vez en cuando, también eran su momento de descanso y meditación. Cuando se sentía muy fatigado él mismo conducía su jet, pero esta no era una de esas ocasiones, estaba cansado, jueves, viernes y sábado sin dormir, ya su cuerpo no era el mismo de los 16 años que podía pasar una semana entera sin dormir y solo descansar una hora para sentirse fresco.

Su siesta fue placentera, no tuvo problemas para conciliar el sueño. Antes de abrir los ojos, comenzó a planificar su estrategia al llegar a la torre Kaiba en Ciudad Domino, tenía que distribuir mejor su personal capacitado para que no volver a tener acontecimientos inesperados que lo habían forzado a trabajar con tiempo limitado y presiones que su cuerpo no tendría que someterse.

Odiaba admitirlo pero Wheeler merecía un agradecimiento de su parte, hizo un trabajo impecable, aunque claro, no es que se necesitara ser un genio que hacerlo. Realmente lo que agradecia es que no causó mayores estorbos, todo lo contrario fue de gran ayuda. Aún no podía creer que fuera familia del aficionado de su hermano, era educada, formal, discreta y hasta podía considerarla una persona agradable. Jamás hubiera imaginado su parentesco de no ser por ese testarudo carácter, que la delataba. Le dejo un cheque muy generoso por su colaboración, pero él podía solo, solo iba a tardar un poco más en terminar.

-"Lo siento Janelle, estoy ayudando a un amigo. Quizás en otro momento."-Rechazó la castaña, tras recibir una llamada de su compañera para invitarla a una fiesta de fin de cursada.

-"Wheeler, la puerta está abierta de par en par."-Volvió ahuyentar por décima quinta vez en la noche.-"Eres libre de irte, realmente no necesito tu ayuda."

Sé detuvo a mirarla al no recibir respuesta de su parte. ¿Cómo se atrevía a ignorarlo de esa manera tan descarada?, a decir verdad intentaba hacerle un favor y liberarla de su compromiso imaginario con él, de creerse su "amiga" para que pudiera ir a esa fiesta, seguramente una universitaria como ella quería ir a divertirse.

-"¿Me has escuchado Wheeler?."-Alzó una ceja tras la indignación que sentía, por la indiferencia de la joven.-"Quizás el déficit debe ser de familia, el perdedor de tu hermano también tenía problemas para escuchar."

-"Joey no es un perdedor, Kaiba."-Sonrió satisfecho, sabía darle donde dolía.

-"Solo ganó en sus últimos torneos porque ni Yugi ni yo estábamos participando."-Artículo rápidamente.

-"Puede ser cierto."-Reaccionó con calma.-"Quizás Joey, aún no es capaz de derrotar a Yugi. Pero sabe decir gracias cuando lo ayudan, y eso es más importante que muchas otras cosas, que usted parece no va aprender nunca."

-"No sabía que había pedido una lección de agradecimiento."-Ironizó, volviendo a lo que haciendo.

-"Me iré cuando termine."-Dijo sin detenerse ni un segundo de lo que estaba haciendo, realmente estaba concentrada.

-"Eso dijiste de la comida, y aun sigues aquí."-Reclamó.

-"Dije que me iría, y lo hare, solo no le especifique cuando. Así que deje de distraerme, para terminar rapido, por favor."-Explicó, provocando una sonrisa cínica en el ojiazul.

Insolente, era como una burla hacia su persona. Normalmente sentiria una ira incontenible si alguna persona le respondiera de esa forma, pero por alguna extraña razón le causaba gracia el comportamiento desvergonzado de la castaña. ¿Cómo reaccionaría si se enterara que el hombre de antifaz con el que estuvo, era él?. Consideraba que era totalmente innecesario que ella o alguien se enterara de su devaneo de aquella noche. Mantenerse en anonimato era su única opción, su reputación estaba en juego.

Ademas, si ella lo descubriese, más que sorprendida se sentiría avergonzada. Pero esa no era una razón válida para mantener el secreto.

Por otro lado… Quería saber el sentir de la chica. Su mente fue atacada con recuerdos que se esforzó en guardar en los rincones perdidos de su mente. Esa niña tonta no ayudaba, las sutiles caricias que recibió, le alborotaron las sensaciones de aquel día. ¿Quién diría que esa mujer tan terca sería toda una experta en el arte de la seducción?. Aun sentía su fragancia que se impregnó en su dermis. Imagen tras imagen lo hacían dar vuelta en la comodidad de su jet.

Su delicada piel, sus mejillas sonrojadas, sus ojos entreabiertos, sus labios rosados que ahogaban varios de sus gemidos. La suavidad de esas sábanas blancas de seda, que los envolvía en el hechizo de sus propios deseos, era una verdadera adicción ceder ante las ansias de hacerla suya… una y otra vez. Hubiera podido hacerlo toda la noche, todavía su caprichoso cuerpo le demandaba sus besos, su tacto, su cálida y estrecha humedad.

Maldita sea. ¿Cómo algo tan libertino podía hacerlo perder tanto tiempo?

-Fue una verdadera idiotez-Pensó intentando calmar su libido.

Para su fortuna, ya había llegado a Japón y tenía una lista enorme de pendientes que lo mantendrian distraido por un tiempo prudente. Debía dar un mensaje fuerte y claro a todos losvdemás empleados, no podía permitir que casos como los de Boston se repitieran. Si alguno de sus empleados quería irse, o armar un complot nuevamente, tenía que saber a cuáles consecuencias se abstendría. Su reputación de hombre difícil, duro y despiadado, de la cual estaba muy orgulloso, debía mantenerse, al fin y al cabo le había costado mucho esfuerzo y tiempo conseguirla.

No tenía la costumbre de quedarse mucho tiempo en la lujosa mansión, aun cuando tenia varias responsabilidades que cubrir todavía, pero la tranquilidad de su residencia era incomparable con las constantes interrupciones de sus empleados, no estaba de humor para despedir a más nadie. Desvío la mirada de la pantalla de su portátil y se llevó ambas manos al rostro, tanto trabajo le estaba dando migraña. Pero no era tiempo para sosegarse, debía seguir trabajando.

-"Seto, ¿me estás escuchando?"-Demandó el más joven de los hermanos Kaiba.

-"¿Qué tramas ahora?"-Cuestiono sin rodeo.

Fijó su atención hacia al monólogo olvidado de su pequeño hermano. Se había desconectado de la charla, tras escuchar los primero cinco minutos de su relato sobre el último año. No entendía cómo alguien con sus capacidades, perdía su valioso tiempo intentando ser una persona común y corriente. Se cuestionaba en ocasiones porque seguía complaciendo sus arbitrariedades, era evidente que estudiar en un colegio le había dañado gran parte el cerebro. ¿Cómo podía hablar de cosas tan banales por tanto tiempo?, casi parecía una conversación con Yugi y sus patéticos amigos.

Hizo un esfuerzo por poner más interés a lo que exponía el más joven, pero su audición fue irrumpida por un horrible sonido a la distancia.

-"Mokuba."-Llamó severamente.

-"Te lo dije Seto. Daremos una fiesta."-Se quejo. Había estado casi 30 minutos comentandole sobre los detalles de la fiesta que daría por su cumpleaños.

-"Tu cumpleaños fue el martes."-Disputó irritado, ¿por qué diablos nadie le avisó de la absurda reunión en su propiedad?.

Lo único que le faltaba para que el dolor de cabeza se agudizara. Alcohol, música a todo volumen, baile, luces…. nada de eso era para él. En definitiva sus planes de trabajar el fin de semana en su residencia habían sido estropeados por la irrisoria fiesta que Mokuba pretendia dar. ¿En qué momento creció tanto?, aún recordaba que le pedía ayuda para casi todo. Sabía que fue un error dejar que comenzará en esa escuela, ahora tenía amigos, y distracciones de los de su edad. Mera pérdida de energía.

Apago la pantalla de su portátil de un solo golpe, moviendo sus piernas en sintonía con las ruedas adheridas al asiento. La idea de trabajar en la torre Kaiba era más tentadora que estar en aquel homenaje a la mayoría de edad de su hermano menor.

-"¿A donde crees que vas, Seto?."-Interrogó el más joven, sabía las intenciones de su hermano.-"Debes estar y eso no está en discusión."

Por Ra, ¿qué debía hacer para tener un rato de paz?

Necesitaria aspirinas urgentemente. Mokuba tenía un espíritu libre y audaz, eso combinado con la destreza de persuasión que corrían por sus venas, estaba destinado a triunfar en lo que sea que se propusiera. Solo a él podrían interesarle esa sandez de los cumpleaños, y la necedad de celebrarlo con sujetos insignificantes, poco provechosos para los objetivos de organización en sí. Confiaba en su hermano menor ciegamente, pero tenía que mantenerlo vigilado. No podía permitirse que hiciera planes que se escapaban de su control, sin la mínima antelación.

Suspiro resignado. Sabia que perderia este debate, no por falta de argumentos, sino por la insistencia del menor.

Casi podía sentir la sangre hervir. En cuestión de negocios, todo marchaba a la perfección, su enfado era producto de verse obligado asistir a una reunión teniendo planes más importantes que hacer. O al menos, se le ocurría mejores ideas de como invertir la noche del viernes en algo provechoso. Debía relajarse, no todo podía ser tan malo.

Los pronósticos para su jaqueca no eran favorables.

Aun se preguntaba qué hacía ahí, echó un vistazo al espacio que daba lugar a la velada, desde el balcón que permitía la vista al área de la piscina. Estaba ambientada en el duelo de monstruos, como era de esperarse, parecía que te transportaras al año 2100, todo era muy futurista y tecnológico. Incluso los guías desde la entrada hasta el lugar del evento eran mini androides, pequeños robots que conducían a lo largo de la mansión a los invitados.

Parecía que toda la ciudad había sido invitada, Mokuba no era muy selectivo con sus amistades. Trabajaría en eso luego, sin dudas.

-"Maximillion Pegasus."-Anunció el castaño al percatarse de su presencia entre los invitados.-"¿Invitaste a Maximillion Pegasus?."-Protesto, a esta alturas comenzaba a sospechar que su hermano estaba haciendo un complot para que estallara de ira.

-"Seto, es mi cumpleaños y son mis invitados. "-Le recordó.

Como lo imaginaba, Yugi y su pandilla también habían sido invitados, toda la ciudad, al parecer.

Entre ellos, Serenity Wheeler.

Se crispó al darse cuenta de la obviedad con la que se le había quedado mirando. ¡Menuda estupidez!, no fuera tan nocivo para su ego si no se tratara de una Wheeler. Habían mujeres mucho más atractivas en aquella reunión, pero sus traicioneros ojos tenian que posarse justo sobre ella. Antes de que pudiera darse cuenta estaba rodeado por aquella estrepitosa multitud. Despedazaria a Mokuba cuando lo encontrara.

-"Encantadora fiesta mi buen Kaiba"-Inmediatamente reconoció la voz.-"Veo que los años te han favorecido."

-"Pagasus, lamentablemente no puedo decir lo mismo. La vejez te hace ver más obsoleto."-Respondió fríamente.

-"Por favor Kaiba, no seas grosero."- Sonrió, sujetando con fineza la copa de cristal.-"Yo que tú mantendría los ojos más abierto, y no enfocados en la menor Wheeler. La cual no parece ni saber que existes..."

-"Sabía que eras una víbora entrometida, pero ¿acecharme?."-Dijo, sabía que su imprudencia al mirar con tanto descaro a la joven castaña no pasaría desapercibida.-"Es bajo incluso para ti…"

-"Vaya, creo que es hora de retirarme."-Emitió el refinado empresario peligris.-"Un placer mi buen Kaiba, me alegra saber que tus interés se enfoquen en otra cosa que no sea perder contra Yugi Muto, por milésima vez."

-"Veo que la senilidad precoz también te ha hecho incongruente."-Se defendió.

-"Mi buen Kaiba, cumplo con advertirte."-Finalizo su comunicado, y se retiro.

¿Cómo se atrevía a hablarle de esa manera en su propia casa?, no representaba una amenaza, pero siempre lo ha molestado su actitud pretenciosa. Cruzó los brazos, en señal de desapruebo, ¿Quién se creía ese vejestorio? ¿Qué se supone que estaba advirtiendo?. Solo lo escucho decir tonterías sin sentido desde que apareció.

Aunque su desatinado comentario lo llevó a darse cuenta de lo indiscreto que había sido. No era propio en el. Sin embargo, no era único cautivado por el aspecto de la ojiavellana. Su atrevido vestido blanco, con amplia abertura que dejaba ver sus piernas al caminar. Se había recogido el pelo con un pasador, dejando unos mechones libres caer sobre su perfecto rostro angelical. El cual estaba maquillado sutil pero notoriamente, parecía tener los ojos más grandes y brillantes de lo normal, una sonrisa amplia y sus labios…

Sus labios eran una incitación a besarla.

-Es solo una Wheeler-Se repitió, varias veces.

-"¿Viste lo linda que esta Serenity?."-Preguntó con una sonrisa de oreja a oreja.

-"Mokuba."-Llamó severamente, este solo huyo de escena antes de que pudiera culminarlo con solo una mirada.

Varios tragos más tarde, tuvo la sensación de estar deshaciéndose de la tensión que había vivido en la semana. Hacía mucho tiempo que no pensaba en otra cosa que no fuera el trabajo. Veía las cosas más claras, el trabajo era un éxito, ¿por qué se preocupaba tanto?. Kaiba Corp era una empresa que prácticamente se mantenía sola, tenía muy buenos ingenieros en la marca, en cada rincón del mundo había alguien usando algo marca Kaiba, ya sea los engranajes del reloj que llevaban, los aparatos tecnológicos, inclusive las botellas de agua que usaban a diario. La empresa estaba en cima. Pensándolo mejor.

Todavía darse el lujo de relajarse.

Después de todo, nada podía perturbar su noche. Nada, excepto…

-"Te ves muy linda hoy."-Halagaba el joven.

-"Gracias Duke."-Agradeció incómoda por la repentina cercanía del joven. Miró a su alrededor casi buscando un salvavidas para salir de esa situación.

-"Supe que rechazaste a Tristan..."-Agregó rodeando su cuello con su brazo.

Ese incomodo y molesto sentimientos se apoderó de su cuerpo. No se sentía amenazado por la claras insinuaciones del chico raro de los dados sobre la castaña, más bien era repulsión por tan patético sujeto. Lo que él hacía era considerado acoso, y tenía el descaro de hacerlo a la vista de todos. ¿Donde estaba el inútil de Joey Wheeler, cuando "su amigo" estaba hostigando a su querida e indefensa hermanita?.

No quería involucrarse en asuntos que no eran de su incumbencia. Pero alguien tenía que hacer algo...