Alma Viajera
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Esta historia está hecha sin fines de lucro
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Ranma llegó cansado después de un agitado día, Nabiki lo había rentado a cuatro equipos competitivos, aunque esta vez, la idea había salido de él, necesitaba dinero para los regalos de navidad de Akane, claro que esto nunca lo iba a reconocer.
Al entrar en la casa el joven notó que, a pesar de ser la hora de la cena, todo se encontraba silencioso, a excepción de un tintinar de cubiertos, como si una sola persona estuviera cenando, la curiosidad lo invadió al ir a ver al comedor y encontrar a todos solo observando como comía un niño de unos 6 años.
- ¡Oh hijo! ¿Desde cuando estás ahí? - preguntó Nodoka al verlo parado en el marco de entrada al comedor - Siéntate aquí - dijo levantándose de su sitio. - Yo ya terminé. - Luego se fue a traerle la cena.
Ranma se dejó caer un poco impávido, ¿Quién era ese niño? y ¿Por qué estaba sentado en su sitio habitual junto a Akane? Al momento de sentarse, el pequeño levantó la vista y él pudo sentir su mirada pesada sobre sí a pesar de no verle claramente los ojos que estaban cubiertos por unos gruesos lentes de alta graduación, la sensación que le recorrió el cuerpo en ese momento era extrañamente familiar y no supo porqué.
- ¡Gracias por la comida! - dijo el niño aun sin despegar la vista de Ranma
- ¡Vaya! ¡Si que tienes apetito! ¡Por un momento pensé que comerías más que Ranma! - mencionó Genma
- ¡Es cierto! ¡Tienes buen apetito muchacho! ¡Serás grande y fuerte! - dijo Soun levantándose pues ya lo único que los mantenía en la mesa era la forma tan basta de comer del invitado para su corta edad.
- ¿Te gustó la comida pequeño Yuki? - preguntó Kasumi con amabilidad, fue cuando quitó su mirada del de trenza y respondió
- Si, gracias.
- Oye, ¿Y tú quién e... - la pregunta del muchacho fue interrumpida por el propio niño
- Akane, ¿Podemos ir a dormir? - la tomó de la mano y pidió con un tono ilusionado.
- Bueno... creo que primero debes tomar un baño - le sonrió y el niño suspiró mientras asistía con la cabeza.
Mientras ambos salían del comedor, Akane sintió la mirada de Ranma sobre ella, como exigiéndole explicaciones, a lo que la joven solo le hizo un gesto de "te cuento luego".
- ¿Quién es el mocoso? - Ranma comenzó a comer a prisa
- ¿Celoso cuñado? - fue el último comentario de Nabiki antes de irse con una sonrisa burlona.
- No le digas así hijo, es un pobre niño que ha perdido todo - Nodoka lamentó ya sentada frente a él para hacerle compañía. Ante el gesto confundido Kasumi habló.
- Akane se lo encontró afuera de la casa cuando llegó de la escuela, le dijo que no tenía familia y que alguien le había dicho que ella podía ayudarlo.
- ¿Y Akane por qué? - Preguntó con el ceño fruncido.
- No nos dijo muy bien esa parte - la joven ladeó la cabeza pensando en ello
- Es muy reservado, pero sabemos que sus padres murieron hace poco, y ahora no tiene a nadie, además de que es un pariente lejano de los Tendo y necesita su ayuda.
Luego de esa pequeña charla y la cena, Ranma, después de tomar sus cosas de aseo, se dirigió al baño; a unos metros de la puerta, esta se abrió y salió en toalla el mocoso que limpiaba sus lentes, sobre su rostro, como si no se los hubiera quitado ni siquiera para bañarse, al toparse de frente, el niño paró en seco, en una posición que parecía lo atacaría en cualquier momento, tras unos segundos en que ninguno de los dos dijo nada, el más joven gritó.
- ¡Eres feo! ¡Te detesto! - luego se fue corriendo con dirección a los dormitorios.
Ranma estaba congelado, ¿Qué había sido aquello?, lo vio alejarse mientras su pelo mojado, que se notaba trasquilado de la parte de atrás y escurría por el suelo de madera, además de llevar arrastrando sus pantalones negros que no soltaba.
- ¡¿Ranma qué fue lo que le hiciste?! - Apareció Akane más que enojada, algunos segundos después.
- ¡Yo no le hice nada! - se defendió enojándose también
- ¡Si, claro! - contestó sin creerle - ¡El pobre Yuki está llorando desconsolado!
- ¡¿Llorando?! ¡Pero si no pasó nada! - frustrado señaló. - ¡Él solo se paró frente a mí y me gritó, luego salió corriendo!
- Akane, Yuki te está llamando - Soun se había acercado a decir. - Nodoka no puede calmarlo.
- Más vale que te comportes Ranma - le dijo de mala manera y se retiró.
El joven de ojos azules, la siguió, no iba permitir que le levantaran falsos, cuando llegó a la puerta de su prometida, el llanto del niño resonaba, y para su sorpresa, no era un llanto como berrinche, más bien sonaba como si en verdad estuviera destrozado.
- Ya cariño- consolaba ella, al asomarse, Ranma vio que lo tenía cargado en sus piernas - Dime que te hizo y yo misma lo pondré en su lugar - le acariciaba el cabello húmedo intentando calmarlo.
- ¡Lo... - hipaba sin cesar - ¡Lo odio! ¡Lo odio mucho! - volvió a llorar fuerte
- Yuki, ¿Pero dime que pasa? - Akane estaba muy preocupada, no tenía idea de que hacer.
- Yuki, si me dices que te dijo mi hijo, haré que el sínico te pida una disculpa - Nodoka intentó, sin embargo, Yuki ni siquiera la miró, solo se aferraba con fuerza a Akane.
- No es cierto - contestó entre sollozos. - Nadie puede – se separó un poco de ella - ¿Verdad que vas a estar conmigo? - preguntó a Akane, ella no entendía nada, pero con tal de calmarlo contestó.
- Claro que si - le sonrió y el niño volvió a abrazarla.
Afuera Ranma, tampoco entendía nada, ¿Porque ese enano lo odiaba tanto? y peor aún ¿Por qué rayos abrazaba a Akane de esa manera? La sensación fue mucho peor cuando descubrió que el niño dormiría con Akane.
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- Solo quiero aclarar que yo no le hice nada al mocoso, ¿Entendiste? - brincó de la barda poniéndose frente a Akane para acentuar su punto. - Tú sabes que no estoy mintiendo.
- ¿Entonces porqué él dice odiarte? - Ella no parecía estarlo confrontando, solo parecía querer una explicación - Ayer me costó mucho calmarlo.
- Yo no le hice nada Akane - dijo retomando el camino a la escuela. - Además, ¿Cómo sabes que ese niño no está loco o algo así? Ni siquiera sabes de donde salió.
- Pues no... pero es solo un niño Ranma, dice que hace no mucho cumplió seis y está completamente solo.
- ¿Y si está mintiendo?
- No lo creo
- Pues más vale que si pretende quedarse en la casa se comporte conmigo, o yo mismo seré el primero en apoyar la idea de sacarlo de ahí.
- ¿A qué te refieres? - paró su paso en seco, el pareció dudarlo, pensó que Akane ya estaría enterada y no le hacía gracia ser él el que le comunicara aquello.
- Bueno... cuando subiste a lavarte los dientes antes de irnos... tu padre hablaba de que...
- ¿De qué? - le apuró
- De que tal vez el dojo no era el lugar para este niño. Dijo que quizá, sería bueno llevarlo a las autoridades, lo último que escuché fue que tenerlo en la casa puede traernos problemas.
- Pe... pero... él vino a nosotros a pedir ayuda, no podemos hacer eso - dijo consternada
- ¡Akane! ¡Akane! - se oyó una vocecilla, al voltear vieron como Yuki corría en su dirección, unos cuantos pasos más y la creatura tropezó estrepitosamente.
- Yuki... ¿Estás bien? - preguntó Akane luego de llegar hasta él, arrodillándose para ayudarlo, Ranma fue tras ella haciendo una mueca por el santo golpe que acabada de acreditarse el niño.
- Si, se te olvido esto - sonriente como si nada hubiera pasado le extendió su almuerzo con una mano, mientras con la otra sostenía sus gafas que parecían quedarle grandes.
- ¡Oh vaya! ¡Lo olvidé por completo! ¡Muchas gracias Yuki! - dijo luego de tomarle la mano y ayudarlo a levantarse - ¿Seguro que estás bien?
- ¡Si! - dijo alegre, la rodilla derecha le sangraba y al niño no le importaba.
- Oye ¿Y no trajiste el mío? - Ranma se inclinó, curioso viendo la herida, sin afán de nada.
- ¡No! - gritándole, Yuki levantó la rodilla herida y golpeó su rostro
- Maldito mocoso - Ranma hizo ademán de alcanzar al infante, apenas alcanzó a detenerlo Akane.
- Yuki, pero ¿Por qué hiciste eso? - preguntó asegurándose de que Ranma se alejaba
- ¡Porque me cae mal! – volteó a verlo y dijo - ¡Eres feo! ¡Me caes mal! – le sacó la lengua y se fue corriendo por donde había llegado, dando algunos tropezones en el intento.
Akane detuvo a Ranma que planeaba ir tras el niño.
- ¡Lo ves! ¡Es él, no yo! ¡Estúpido mocoso!
- Voy a hablar con él cuando regresemos…
El resto del día escolar, Akane se la pasó preocupada, pensaba una y otra vez en Yuki, no solo de donde había salido, sino también quién le había dicho que viniera a buscarla y ahora igualmente, la decisión que quisiera tomar su padre sobre el infante.
Al llegar al dojo Tendo, en la entrada estaba Kasumi intentando hablar con el niño, pero el solo se la pasaba volteando al camino por donde regresaban los jóvenes.
Cuando vio a lo lejos a Akane corrió hacia ella con alegría, antes de llegar se cayó pero de inmediato se levantó y fue hasta ella, saltando en el proceso. Por inercia Akane lo atrapó en el aire y le regresó el abrazo en la que la había atrapado Yuki.
- Te extrañé mucho – le dijo enterrando la cabeza en su cuello
- Yuki… - con ternura le acarició la cabeza – solo fueron algunas horas.
- ¡Feo! – le sacó la lengua a Ranma
El muchacho, enojado lo tomó de la camisa y lo separó de Akane.
- ¡Suéltame! – gritó tratando de liberarse
- ¡Ranma déjalo! – exigió Akane pero el de trenza saltó al techo
- jajajaja – se burlaba del niño – Ahora no eres tan valiente.
- ¡Ranma es en serio! ¡Tráelo aquí ahora mismo! – la muchacha los iba siguiendo desde el jardín.
Ranma sentía que se estaba vengando de lo lindo cuando Yuki se balanceó tan fuerte que casi dio una vuelta sobre el eje de la mano que lo sostenía, el de trenza estaba tan anonadado cuando el chiquillo cayó sobre sus hombros que perdió el equilibrio y ambos cayeron. Saotome alcanzó a tomarse de la cornisa pero no alcanzó a tomar al niño.
Akane gritó espantada pensando en que se lastimaría seriamente, pero para sorpresa de los tres mayores el niño aterrizó sobre el suelo, sin gracia, pero sin ningún problema.
- Yu… Yuki… - Akane lo revisó de arriba abajo para cerciorarse de que estaba bien - ¿No te hiciste daño?
- No, estoy bien. – le dijo con una sonrisa - ¡Y tú feo! ¡Me las vas a pagar! – amenazó con decisión al joven que aun colgaba de techo sin reaccionar, ¿Cómo un niño de esa edad había podido hacer algo como aquello? ¿Acaso sabía de artes marciales?
- No te preocupes Yuki, yo misma le voy a dar su merecido – Akane miró furiosa a Ranma antes de entrar a la casa con Yuki y Kasumi.
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La semana había pasado rápidamente y ese sábado Ranma se encontraba desquitando su ira con un enemigo imaginario, las peleas con el mocoso se habían vuelto constantes y odiaba que Akane se pusiera de su lado cuando era obvio que era un niño malcriado.
Estaba por terminar cuando sintió una mirada sobre sí, al darse la vuelta, observó al chiquillo viéndolo con rencor.
- ¿Qué quieres? – le dijo de mala manera
- Ya me iba… - se dio vuelta en redondo. Ranma había comenzado a deducir cosas y este era un buen momento para comprobarlas.
- Oye… mocoso
- ¡No soy mocoso!
- Apuesto a que no puedes ganarme – lo retó poniéndose en pose de combate, no es que fuera a atacarlo de verdad, pero necesitaba comprobar si este niño había sido entrenado.
- Puedo hacerlo con los ojos cerrados – se burló con su vocecilla que más que dar miedo daba ternura
- ¿Ah si? Pues ven a demostrarlo, ¿O tienes miedo? -lo provocó
- ¡No tengo miedo! – se comenzó a acercar, pero algo parecía restringirlo
- Prometo que Akane no se enterará – dijo con una sonrisa torcida a sabiendas que los dos saldrían regañados por pelear.
El niño ajustó sus enormes gafas y se puso en posición de combate.
Comenzaron muy leve, pero el pequeño aumentaba a cada momento el nivel, Ranma frunció el gesto, ¿De donde rayos venía este niño? Para su corta edad, tenía una técnica de combate muy desarrollada, la fuerza que empleaba tampoco era nada común y la forma en que peleaba denotaba un riguroso entrenamiento que solo, tal vez, podía compararse con el suyo a esa edad. Estaba tan metido en sus conjeturas, que cuando Yuki lanzó su último ataque, Ranma no lo pensó y soltó su puño al aire.
El pequeño voló por el aire, cayendo sin más al suelo; escandalizado el de trenza se dio cuenta que se le había pasado la mano y Yuki ahora estaba inconsciente. Con apuro lo cargó en brazos, muy asustado, y al ver que había una fina línea de sangre que caía desde su rostro por debajo de los lentes hasta la barbilla se asustó más.
Lo llevó hasta la casa, era una suerte que nadie lo hubiera visto, puso al niño en su cuarto y, apresurado, trajo el botiquín.
Cuando llegó, Yuki ya estaba despertando.
- Tranquilo – pidió aunque él estaba aterrado, si Akane se enteraba lo mataría. Antes de que el menor fuera consiente de nada más, Ranma ya le había quitado las grandes gafas para revisarlo y curarlo.
El joven se quedó pasmado al ver su rostro descubierto, no por la herida que era mínima, sino porque…
- ¿Tú… qui… quién… eres? – preguntó anonadado. El niño se tocó la pequeña herida en la frente sin espabilar aun, algunos segundos después, al ver la cara de Ranma con claridad, fue que se dio cuenta que no traía sus lentes.
- ¿Dónde están mis lentes? – asustado preguntó
- A… aquí – se los regresó aun con la sorpresa pintándole la cara - ¿Quién eres? – preguntó de nuevo – ¿Por que rayos eres igual a… mí?
- No… ¡No es cierto! ¡Tu eres feo! – seguido a esto, se fue corriendo, desapareciendo en el pasillo.
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- Bien, te mandé llamar Akane, porque necesito hablar contigo. – La joven asistió, estaba en pijama frente a su padre, ambos junto a la posa. El patriarca le había pedido que bajara tan pronto el niño se durmiera. – He estado pensando hija, y creo que no es prudente que Yuki este aquí con nosotros
- Pero… pero papá… - apenas iba a protestar cuando el la interrumpió.
- Hija, no sabemos quien es realmente, si él está diciendo la verdad debe de haber un registro que compruebe lo que dice, pero no habla, ¿Qué tal y no es cierto y tiene padres en algún lado?
- Él dice que es huérfano, no quiero que vaya a dar a un hospicio. – llorosa habló.
- Mira Akane, no soy malo, pero debemos hacer las cosas bien, si lo entregamos a las autoridades correspondientes y ellas dictaminan que no tiene a nadie más, entonces tal vez podamos hacer los tramites correspondientes para que sea parte de esta familia.
- ¿Pero y si tarda mucho? ¿Si se tardan años como dicen en las estadísticas?
- Aún así… - la voz del hombre fue interrumpida
- Yo creo que debemos dejar que se quede hasta que se sienta seguro para contarnos la verdad – Ranma, igualmente en pijama, habló con seguridad, Akane lo miró con curiosidad, esos dos se llevaban realmente mal y no entendía porque su prometido lo estaba defendiendo, pero por obvias razones no dijo nada
- ¿Estás hablando en serio Ranma? – preguntó Soun – Pensé que se odiaban.
- Si, bueno, nos llevamos mal, pero es un niño pequeño. – dijo sin más, Akane lo observó con suspicacia
- Papá, por favor, yo misma me encargaré de él, no te dará ningún problema. – rogó
- Tal vez si le damos unos días y nos tome confianza, consigamos que nos dé la información que necesitamos – apoyó Ranma – y que no tenga que ir a un orfanato.
- Bueno… de acuerdo, pero si no consiguen nada, te tendremos que hacerlo por el medio legal. – Soun se retiró a descansar.
Akane miró a su prometido con una sonrisa y lo abrazó, Ranma se quedó en shock hasta que ella se alejó y le dijo.
- Gracias Ranma, te prometo hacer todo lo que esté a mi alcance para que Yuki se comporte bien contigo. – Luego comenzó a caminar hacia la casa.
- ¡Oye Akane! – la detuvo
- Dime
- ¿Alguna vez has visto al mocoso sin sus gafas? – preguntó con curiosidad
- No, no le gusta quitárselas.
- ¿Ni siquiera cuando duerme? – indagó con ahínco
- No, las asegura por detrás con un lazo para que no se muevan de su lugar y yo lo último que quiero es hacerlo sentir incómodo.
- ¿Y no te has puesto a pensar porque?
- Pues si, pero como dices, debemos esperar a que nos tenga confianza para contarnos. Además si crees que eso es raro, deberías ver como cuida sus pantalones.
- ¿Sus pantalones?
- Si, no le gusta que los toquen, Kasumi ni tía Nodoka han conseguido que les permita lavarlos, y cuando se baña no lo pierde de vista.
- Ya veo…
- Buenas noches Ranma
- Buenas noches Akane
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Ranma estaba más que cansado, lo único que quería era llegar a su cama y tirarse a dormir, hoy de nuevo le había tocado participar en equipos deportivos, aun así la paga lo compensaba.
Al acercarse al dojo oyó los sonidos de batalla y apresuró el paso, tal como lo imaginó Shampoo y Ukyo estaban peleando contra Akane, y no solo eso, la chica estaba defendiendo también a Yuki a quien mantenía a lado.
Las dos prometidas parecían realmente enojadas con el pequeño por alguna razón, y Shampoo si pensarlo demasiado atacó con sus chuis, y en conjunto con la otra lograron hacer que el niño se alejara de Akane, Ukyo sin consideración lanzó algunas mini espátulas hacía él, sin embargo, más rápido que un parpadeo el niño no estaba. Ranma lo había salvado y lo llevaba en brazos.
- ¿Estás bien? – le habló al niño preocupado, el pequeño parecía impactado y solo movió su cabeza de forma afirmativa.
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Algunas horas después, la casa Tendo se preparaba para dormir. Ranma se tiró sobre el futón después de un buen y relajante baño cuando la voz infantil habló, al parecer Yuki lo había estado esperando.
- ¿Tú me odias, Ranma? – preguntó de la nada como si estuviera realmente confundido.
- Ehh… ¿Odiarte?
- Si, osea… - intentó explicar el niño jugando con sus deditos - ¿Me ves y sientes que quieres estar muy muy lejos de mi?
- Pues no… siento que eres un malcriado pero no te odio – se sentó en el colchón y al momento el infante se sentó frente a él – No como tú, que siempre me estás molestando y gritando que me odias.
El infante pareció pensarlo un poco, luego se levantó y fue hasta Ranma, sorprendiéndolo con un abrazo muy fuerte. El joven lo oyó respirar de manera irregular y se preguntó si estaría llorando, por ello, a pesar de la sorpresa, lo abrazó de vuelta.
- Hoy no eres feo Ranma – fue lo único que dijo antes salir corriendo
- ¡Espera! – pidió antes de que saliera de la habitación - ¿Quién eres? – preguntó – Por favor, dime de donde saliste, prometo que…
- No puedo – Y se fue.
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- Solo es un niño – dijo Akane cuando entró en su habitación y vio a la amazona a punto de llevarse a Yuki
- Oh, descuida Akane, solo quiero tener unas cuantas palabras con él – mencionó Shampoo – Abuela tiene especial interés en conocer niño.
- ¿Por qué? – dijo agresiva poniéndose en posición de ataque
- Quiere saber porque este niño está tan seguro de que Ranma se casará con chica del mazo.
- Solo quería hacerte enojar, luego de que intentarán atacarme, eso es obvio.
- Pues ni Shampoo ni abuela están seguras – aseveró, mientras el niño se removía en sus brazos
- ¡Déjame! – se quejó
- ¡Quédate quieto enano!
El niño siguió moviéndose y Akane aprovechó la distracción para lanzarse sobre ella; la amazona soltó al pequeño para cubrirse y el niño comenzó a golpearla con fuerza en las piernas.
- ¡Deja a Akane! ¡Déjala! – Shampoo harta intentó golpearlo pero Akane alcanzó a tomarle las manos
- Ni se te ocurra tocarlo – amenazó, sin embargo Shampoo usó su pierna derecha para lanzar al menor por el aire. Akane inmediatamente la soltó
- ¡Yuki! – su distracción le costó caro, Shampoo barrio sus piernas y dado al poco espacio que había en la habitación, la cabeza de Akane golpeó con la esquina de la cama.
Soun y Genma que habían oído el ruido, abrieron la puerta, lo que espantó a la amazona e hizo que huyera, el niño, no tenía nada pero cuando vio la escena se puso a llorar como loco, estaba muy asustado.
- ¡Akane! ¡Akane por favor despierta! – lloraba desesperado - ¡Abre tus ojitos Akane!
Soun inmediatamente fue hasta ella y e intentó reanimarla pero nada funcionaba. Genma fue el único que se movilizó y tomó a Akane en brazos, bajo corriendo la escalera ante la mirada atónita de los demás y se la llevó al hospital.
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Ranma llegó agitado a la clínica del doctor Tofu, su madre había hablado a la escuela, donde aun se encontraba compitiendo con el equipo de rugby, para que le pasaran el recado y sin dilación el joven había abandonado todo para ir a ver como estaba su prometida.
A penas llegó a la sala de espera oyó los lloridos de Yuki que opacaban los de Soun, nada más verlo corrió hacia él y lo abrazó. Ranma lo cargó al ver que él no soltaba sus piernas, no tenía idea de porque exactamente intentaba calmarlo pero no lo soltó cuando preguntó a los demás en la sala.
- ¿Qué pasó? ¿Dónde está? ¿Está bien? – el niño se aferró más fuerte a él mientras lloraba.
- Shampoo atacó a Yuki y a Akane, ella se golpeó en la cabeza, no ha despertado y el doctor Tofu la tiene en observación. – Aclaró Nabiki.
- Maldita sea – dijo entre dientes
- Ranma… - lloró el niño en su oreja – No quiero que se muera – hipaba si control – No quiero que se muera mi… Akane.
En situaciones como está, Ranma era la persona más inestable e inútil para apoyar a otros, Akane era su vida, así que no tenía idea de donde sacó fuerzas y control para contestarle.
- No… no va a morir. – lo balanceó un poco – ella estará bien… cálmate Yuki. – dijo intentando parecer seguro.
El doctor por fin salió y avisó que Akane estaba despierta, todo indicaba que había sido solo un susto pero que se quedaría en observación para estar seguros. La familia entera pasó a verla y el niño, que no había soltado a Ranma, se separó de él, solo cuando tuvo en frente a Akane y se situó junto a la camilla y la abrazó de esa manera llorando, aun muy asustado.
- Siento haberte asustado cariño – le acarició la cabeza
- No quiero perderte, no quiero que me dejes, no de nuevo.
La confesión que a todos les pareció tierna a Ranma le hizo tener una sensación de vértigo sin razón aparente.
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- Esta listo el baño – declaró Nodoka algun tiempo después de llegar del hospital – Ve a bañarte Ranma y llévate a Yuki contigo – indicó la mujer, aprovechando que con el reciente incidente el niño parecía solo estar pegado a Ranma, ya que Akane se quedaría hasta mañana en el hospital, Soun se había quedado con ella.
Yuki, casi sin ganas, jugaba con un pato de hule en la bañera mientras Ranma lo observaba analizándolo, el niño llevaba puestos los anteojos a pesar de estar completamente apañados por el vapor del agua.
- Te asustaste mucho, ¿cierto? – preguntó Ranma desde una esquina, el chiquillo suspiró asistiendo con la cabeza
- Creo que fue mi culpa… - dijo muy despacito pero Ranma lo escuchó.
- ¿Porqué dices eso? – Enderezó su cuerpo en la bañera
- Shampoo me quería a mi
- ¿A ti? ¿Qué querría Shampoo contigo Yuki?
- Le dije algo que la hizo enojar, el otro día, ¿Te acuerdas? – preguntó mientras dejaba el pato en los mosaicos del borde de la bañera.
- Nunca supe que le dijiste.
- Que te ibas a casar con Akane, que nadie en Japón la quería, porque era mala, igual que su abuela, y que un día Akane la vencería y tendría que regresar a China.
- Yuki… - Ranma lo pensó por un largo rato, luego preguntó - ¿Cómo supiste de su abuela? ¿Akane te contó de ella? – el niño negó - ¿Cómo sabes que Shampoo tendría que regresar a China si Akane la venciera? – cuestionó con más interés, Yuki se hundió hasta la nariz en el agua – Yuki… ¿Qué quieres decir con que nadie en Japón la quiere?
- No pruedo decirrte – burbujeó bajo el agua. Ranma se acercó a su lado y preguntó con cuidado.
- ¿Porqué quieres tanto a Akane? En el hospital le dijiste que no querías que te dejara de nuevo ¿Porqué de nuevo Yuki?
El pequeño volteó a verlo aun hundido en el agua, las grandes gafas parecían dos velos blancos y hacían sentir a Ranma que no podía leer su expresión; lentamente estiró sus manos y quitó los lentes, Yuki siquiera protesto, solo se quedó quieto.
- ¿Qué es lo que escondes? – más intrigado que nunca preguntó observando sus grandes ojos azules.
- El maestro dijo que nadie le gana al destino – los ojitos del pequeño se llenaron de lágrimas.
- Yo le he ganado al destino – Aseveró para ver si le decía la verdad, preguntándose de donde ese niño conocía al maestro – Si me dices quien eres, te ayudaré con cualquier cosa que necesites, todo estará bien, lo prometo.
Luego de unos segundos, la expresión de Yuki cambió, su gesto furioso contrastaba con las lagrimas que aún caían de sus ojos cuando le arrebató los lentes, salió de la bañera y gritó.
- ¡No es cierto! – se mal envolvió en una toalla y tomó sus pantaloncillos del suelo aferrándolos con fuerza - ¡Mentiste! ¡Me lo habías prometido y no cumpliste! ¡Luego… - dijo entre sollozos – te… te fuiste! ¡Eres un mentiroso! ¡Y por eso te odio! – y salió corriendo de ahí.
Ranma no entendía que era lo que pasaba.
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- Toma Akane – Kasumi le entregó a su hermana una cesta con ropa limpia
- Gracias – respondió, ya subía las escaleras cuando la mayor le volvió a hablar.
- ¡También esto Akane! – la menor volteó y vio que su hermana sacaba de su delantal algo y se lo extendía – estaba en los pantalones de Yuki.
- ¿Tomaste sus pantalones? – casi recriminó al tomar el objeto sin verlo realmente esperando la contestación, metiendolo en el bolsillo de su jeans.
- Bueno, él aun está dormido y la nueva lavadora hace su trabajo muy rápido, ni siquiera los echará en falta – dijo señalando la canasta de ropa en las manos de Akane – Además ya lleva un mes aquí y no habían sido lavados, debía aprovechar que lo convenciste de usar la pijama que le regaló Nabiki. - Akane suspiró - ¿Cómo te has sentido hoy?
- Bien, solo me duele un poco la cabeza – y con eso se fue a su habitación. Al entrar vio al niño desesperado buscando como loco su ropa.
- ¡No están! – el niño estaba ahora metido bajo la cama intentando encontrar su preciada prenda
- ¿Buscas esto? – sonriendo, Akane levantó de la canasta el pantalón al tiempo que Yuki se levantaba del suelo, al verlo, corrió y se lo arrebató de las manos. Hurgó con desesperación en los bolsillos y fue que Akane buscó en los propios para regresarle el objeto – Aquí esta lo que… - cortó su frase cuando por fin vio lo que tenía en la mano - ¿Cómo… cómo conseguiste esto? – pálida observó la reliquia remendada.
Yuki la observó aterrorizado, no movió ni un solo músculo hasta que Akane, despacio dejó la canasta en el suelo, se le acercó y acuclilló frente a él
- Yuki… esto es…
- El espejo griego… - contestó con miedo
- ¿Cómo sabes lo qué es?
- No puedo decirte… - comenzó a llorar.
- Si no me lo dices… no voy a confiar más en ti… - se levantó del suelo y dio un paso atrás cuando el niño intentó acercarse a ella.
- ¡Yo solo quería verte de nuevo! – su expresión desolada hizo que Akane se ablandara - ¡Te extrañaba mucho! – su llanto no paraba y sonaba tan lastimero que hacía pulsara el corazón de la muchacha. Ella se acercó, lo tomó de los hombros y preguntó acariciándole la cabeza.
- ¿Quién eres?
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Ranma regresó esa tarde cansado, había tenido una jornada escolar larga, además de quedarse a la práctica de futbol, por lo menos ya mañana regresaba Akane a la escuela después de los días de reposo que le había indicado Tofu.
Entró a la casa y tiró sus cosas en el genkan, luego se ocuparía de ellas.
- Ranma – lo llamó con seriedad su madre, pensó que lo reñiría por dejar sus cosas tiradas pero en lugar de eso, le dijo – esta pasando algo extraño, con Akane y Yuki.
- ¿Qué pasó? – asustado se apresuró a quitarse la chamarra.
- No sabemos, pero desde medio día, los dos han estado encerrados en la habitación de Akane, no han salido ni para comer y cuando fui a ver que ocurría, Akane no abrió la puerta y sonaba rara.
Con premura subió las escaleras y tocó la puerta, hubiera entrado, pero el seguro estaba puesto
- ¿Akane? – preguntó pero nada pasó – Akane, abre, soy yo.
- Ahora no Ranma – por fin se oyó la amortiguada voz de ella, el joven reconoció inmediatamente que estaba llorando.
Ranma salió por una ventana y llegó por el techo hasta la ventana del dormitorio de Akane, para su suerte, aunque estaba cerrada no tenía el presillo y pudo pasar sin problema.
La escena no pintaba para nada bien. Estaban en la obscuridad con una atmosfera palpablemente pesada, el muchacho tuvo algo de visión gracias a la luz que entraba por la ventana y con cuidado se acercó a ellos, ambos estaban sobre la cama, el niño acurrucado contra ella mientras Akane lo sostenía como si tratara de protegerlo del mundo.
- ¿Akane? – la llamó acuclillándose en la orilla. - ¿Qué está pasando? – Akane le hizo una seña para que guardara silencio, el niño seguía dormido.
La ayudó a levantarse para no despertar al infante y fue que notó que él no llevaba las pesadas gafas de cada día, además su carita estaba hinchada y roja, igual que la de Akane, como si hubieran llorado todo el día.
Salieron por la misma ventana hacia la fría noche y se quedaron en el techo observando la luna que ya reposaba en el cielo.
- Akane, ¿Puedes decirme que pasa? – la tomó de los hombros preocupado
- Ke… Yuki, se ira mañana.
- ¿Irse? ¿A dónde va a ir si no tiene familia? – alarmado preguntó
- Si tiene, pero está lejos, muy lejos. Ya nos hemos despedido, es un buen niño y con sinceridad puedo decirte que lo quiero mucho.
- No lo entiendo, vino aquí por ayuda, y ahora… ¿Se va sin más?
- Ranma – ella ignoró la pregunta y le dijo - ¿Te he dicho alguna vez lo mucho que te amo? – luego ella se desmayó.
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Ranma entró a la casa Tendo con la intensión de asearse rápido y regresar al hospital, Akane no había reaccionado desde la noche pasada y él no se había querido separar de ella desde entonces.
Terminó de cambiarse y tomó su chamarra para salir del lugar, cuando se dio la vuelta pudo apreciar a Yuki en el marco de la puerta corrediza.
Ranma paró en seco, desde ayer no se había acordado del niño y con lo mucho que quería a Akane seguramente estaba asustado y triste. Dispuesto a tomar unos minutos de su tiempo para consolarlo, se agachó a su altura.
. Yuki – lo llamó sorprendido pues no llevaba anteojos, antes de que dijera cualquier cosa, el niño habló.
- Vengo a despedirme
- ¿Despedirte? – confundido lo tomó de los hombros – Sabes, Akane querrá verte cuando despierte, me dijo que te ibas hoy pero, quédate hasta que ella esté bien, así podrás despedirte
- Le prometí que me iría hoy, además ya me despedí.
- Yuki… - sin saber que más decir, abrumado por su prometida, dijo – de acuerdo, ¿Vendrán por ti? – el niño negó - ¿Tu te irás solo? – sorprendido esperó la respuesta que llegó con un movimiento afirmativo de cabeza. – No puedes ir solo, eres muy chico, al menos déjame acompañarte a donde tengas que ir – Yuki negó. – Mira, no voy a dejarte ir solo.
El infante se liberó del agarre
- No eres feo Ranma, tampoco te odio, me dio gusto verte – dijo inflando los cachetes, tomar una gran bocanada de aire, salir corriendo y encerrarse en el cuarto de Akane.
El joven estaba agotado mentalmente, así que sin más ánimos para dramas, bajó las escaleras y salió de la casa. Algunos metros más adelante del portón de madera de los Tendo, oyó un potente grito.
- ¡Ranma! – el niño corrió a gran velocidad y saltó hacia él, quien dejó caer la chamarra que no se había puesto para atraparlo en el aire, y al igual que como con Akane hace algunas semanas, el pequeño se había abrazado a él con fuerza, llorando desconsolado.
- ¿Pero qué pasa Yuki? – una fuerza que no entendía lo obligaba a mantenerlo junto a él, como si su instinto le ordenara velar por la pobre creatura en sus brazos.
- Yuki es mi compañero de escuela – dijo entre sollozos – Ni siquiera me cae bien, pero fue el primer nombre que se me ocurrió – explicó entre hipidos.
- ¿Qué? – sin entender, intentó mirarlo, pero el niño apretó el agarre
- Mami, mami murió, y tú te fuiste lejos – Ranma sintió como la ropa donde tenía la cabeza el menor se empapaba. – Yo solo quería verla, ¡Yo solo quería verla una vez más! – gritó con fuerza. – Extraño a mis hermanos, a los abuelos y los tíos, pero si decía la verdad sabía que tendría que irme y no quería, ¡Extraño mucho a mami! – sorbió por la nariz - ¡Y a ti también!
Ranma lo apartó de si ejerciendo más fuerza y lo puso sobre el suelo, se quedó a su altura y preguntó
- Oye no te entiendo, ¿Quieres explicarme? – vio que se tallaba los ojos, llorando sin cesar. Aun así contestó.
- Me… me llamo Kenma, robé el espejo del maestro para poder ver a mami otra vez, antes de que enfermara pero llegue aquí.
- ¿Ken… Kenma? – el asistió.
- El maestro estaba borracho y dijo que el destino no puede ser cambiado por más que lo intentes, así que yo decidí quedarme aquí, con mami y contigo – se limpió la nariz.
- ¿Quién es tú mamá Kenma? – preguntó con un miedo palpable en la voz
- Akane – sintió como si le hubiesen tirado una cubeta de agua deshielada, no podía ser cierto, ¿Akane en el futuro moriría? Por Dios, Kenma era su hijo… la razón lo golpeó con fuerza.
- Dime Kenma, ¿esto lo sabe Akane?
- Ella encontró mi espejo, le tuve que decir porque estaba aquí, pero no me dejó decirle más, dijo que el futuro no debe ser cambiado o podría afectarme y era lo que menos quería. Pero, tú me dijiste que me ayudarías, me lo prometiste…
- Kenma…
- En el futuro dijiste que todo estaría bien, que mami se curaría, pero eso no pasó, no me falles de nuevo, yo si creo en ti – sus lágrimas mojaban el frío pavimento sin tregua.
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Abrió los ojos luego de que la luz que lo envolvía bajara su intensidad para posteriormente desaparecer, miró alrededor y la calle estaba desolada, al fondo de la calle, la puesta del sol se dejaba ver esplendorosa.
Kenma corrió dentro de la propiedad, no se oían ruidos y el corazón del niño latió asustado, si no había nadie significaba que la casa seguía sola como había pasado desde el día que habían velado a su mamá y se habían ido a vivir con la abuela Nodoka cuando su papá decidió irse a entrenar y no regresar hace más de tres meses.
Llegó a la planta alta, y revisó con un deje de esperanza el cuarto de sus padres pero estaba vacío. Desolado se fue a su habitación y se dejó caer en la cama con los ojos llenos de lágrimas cuando vio un papel sobre la almohada.
"Para Kenma", leyó en voz alta Presuroso la desdobló y comenzó a leer.
Hola Kenma, soy yo, Ranma, si estás leyendo esto es porque sé que tengo mala memoria y los detalles se comienzan a borrar, sobre todo todos aquellos que no son agradables.
No hice nada Kenma, no tuve que hacerlo, tú solo lograste lo imposible.
Cuando me contaste los detalles de lo que le había pasado a Akane en tu tiempo, al principio no entendí muy bien lo que me habías explicado, eso de la "Enfermedad que estaba en su cabeza" era algo que supuse tendríamos que buscar y buscar hasta dar con algo en especifico, pero, ¿Adivina qué? Tu llegada, la provocación que le hiciste a Shampoo y el golpe que se dio en la cabeza aquel día Akane, resultó ser lo que necesitábamos.
Akane, no despertó, los exámenes arrojaron que el golpe había removido el tumor cerca de su cerebro, un tumor que a estás fechas era peligroso… pero operable, las palabras del neurocirujano fueron textualmente: "ha sido una fortuna haberlo encontrado ahora que es tan pequeño, luego hubiera sido inextirpable"
La cirugía fue realizada una semana después de nuestra despedida, y Akane despertó dos días después.
Quiero que sepas que todo este tiempo tuve mucho miedo, no solo de perderla a ella, sino de convertirme en ese padre débil que no supo afrontar los problemas, así que en caso de que llegara a pasar cualquier cosa, me he dejado auto instrucciones para no volver a caer en la misma cobardía y no abandonarte ni a ti ni a tus hermanos, esta vez, mi promesa es real, incluso si Akane nos llegara a faltar, prometo que todo estará bien.
Espero que al momento de que recibas esta carta, todo siga más que bien. Si más por ahora, Ranma, o tú guapo papá si prefieres.
P.D. Devuélvele los anteojos al viejo, de por si está ciego, y a ti te hacen torpe y no puedo permitirme tener un hijo torpe. Ah, y por favor, vuelve a dejar crecer tu trenza, ahora que ya soy un buen padre no tienes razón para volverla a cortar y es parte del encanto Saotome.
El niño comenzó a releer la carta, había partes que para su edad eran difíciles de descifrar y leer, de pronto la puerta se abrió.
- ¿Ya la leíste?
- ¿Papá? – Kenma volteó a verlo - ¿Mami? ¿Ella está…
- La mandé junto con tus hermanos de paseo, creí que sería prudente que tu y yo estuviéramos solos para hablar – le sonrió y el niño lloró, pero ahora de felicidad.
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- Yo también te amo Akane – le dijo Ranma con los ojos vidriosos al verla despertar.
Fin
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N/A
07 de diciembre. Pues nada, no se de donde salió esto. Por cierto, según yo muy aplicada para escribir y pumm que se cae el internet en mi zona… Ahora solo me queda rezar para que los datos móviles me alcancen xD.
Saludos a todos en especial a:
- Psicggg
- Juanny Nodoka
- Marissa
- saotomedgo
- Kaysachan
- Benani0125
- Felicius
- Sary
- Guest (01)
- Akai27
- Elisa LJ
- Guest (02)
- Edisa Inu
- Iselaglezcam
Gracias a todos, los quiero un montón, de este lado del ciber mundo, AkaneMiiya.
