TRUNKS: EL CHICO QUE VINO DEL INFIERNO

CAPÍTULO 3: Gracias, kaasan.

¿Qué era ese ruido? ¿De dónde provenía? Cómo podría saberlo, esos horribles sonidos parecían estar dentro de su mente. Gritos, llantos, explosiones... Caminaba por una ciudad en ruinas, bajo una fuerte lluvia. Estaba muy herido, sus fuerzas apenas le alcanzaban para avanzar. Seguía una voz que lo llamaba.

"Trunks..."

"¡Gohan! ¡Dime en dónde estás!"

Pudiera haberlo encontrado fácilmente... si tan sólo sintiera su ki... La voz de Gohan parecía venir de ningún lado, flotaba en el húmedo aire llamándolo y confundiéndolo cada vez más. En ese momento se dio cuenta de que su querido y único amigo jamás volvería.

"¡¡GOHAAAN!"

Su enorme tristeza y furia sólo le permitieron ver una resplandeciente aura dorada alrededor de su cuerpo y después...

"¡Trunks! ¡Trunks despierta!"

Ahora era la voz de su madre quién lo llamaba. Él despertó y se sentó en la cama recordando su pesadilla. Miraba hacia abajo, con los ojos casi completamente cerrados.

"¿Trunks?"

Bulma intentó que su hijo la mirara, pero sólo logró que él volteara su cabeza hacia el lado opuesto.

- Trunks, hace casi una semana que no sales de tu cuarto y no has comido bien. Vamos, ven a desayunar conmigo. -

- No tengo hambre. -

Ella le sonrió.

- Siempre dices lo mismo, pero esas son las palabras más extrañas que puede llegar a decir un Saiyajin, ¿no es así? -

- Lo dices como si hubiera muchos... y yo soy el último que queda... -

Trunks aún seguía ocultando su rostro de Bulma.

"Bueno Trunks, te esperaré en la mesa."

Bulma le dio un beso en su cabello y se fue. Apenas notó que su madre se había ido, Trunks volvió a mirar al frente.

"Tengo que volver a entrenar, Gohan lo hubiese querido así."

Sin dudarlo, se levantó de la cama y fue a darse una ducha. El baño debería haberle agradado, pero no. Le recordó a aquella copiosa lluvia que había caído en aquel horrible día. Y no pudo evitar que le molestara la lluvia de la ducha que caía sobre su cuerpo. Entonces se apresuró a terminar, se vistió y fue al comedor. Allí estaba su madre que le hizo señas para que se sentara. Trunks tenía muchísimo hambre sin embargo no demostró el entusiasmo de siempre al comer.

Bulma estaba muy preocupada por él, temía que su hijo jamás volviera a ser el mismo. Él tenía su cabeza un poco agachada y sus ojos casi cerrados, no quería que su madre se diera cuenta de que estaban rojos de tanto llorar, sin embargo sabía perfectamente que ella ya lo había notado...

Apenas terminó su desayuno, Trunks se levantó de la mesa.

- Iré a entrenar a la playa, kaasan. -

- De acuerdo, pero no quiero que te retrases más de las 5 de la tarde, ¿de acuerdo? -

- Como digas. -

Trunks se fue sin mucho apuro, en tanto Bulma trataba de consolarse a sí misma mientras ordenaba la mesa.

"Ya se le pasará... él no se rendirá..."

Hacía más de tres horas que Trunks permanecía sentado, sin hacer nada. Sentado en aquella roca en la cual tantas veces había conversado con Gohan... Apenas había llegado a ese lugar había decidido ponerse a entrenar de inmediato, pero cuando quiso hacerlo otro diluvio de lágrimas comenzó a caer por sus mejillas.

¿Qué podía hacer un alumno sin su maestro? Gohan-sensei le había enseñado a pelear, toda su vida había entrenado con él. Ahora no podía imaginarse qué es lo que haría... solo... sin su consejero, sin su apoyo, sin su maestro, sin su amigo...

Y por segunda vez vio esa brillante aura dorada y sintió aquel enorme poder correr por sus venas que sólo indicaban algo: ya había logrado alcanzar el nivel de Super Saiyajin. Aunque esa segunda transformación no duró mucho tiempo. El joven muchacho rápidamente cayó al piso, agotado. Sus lágrimas ahora caían sobre las duras rocas.

"Si tan sólo... si tan sólo lo hubiese conseguido antes... tal vez Gohan estaría conmigo ahora..."

Trunks ya estaba llorando pero en ese momento comenzó a hacerlo con todas sus fuerza, como el niño que aún era. Luego sintió una mano sobre su hombro.

"Trunks... ya no llores por favor, vamos adentro, el almuerzo está listo, ¿si?"

Bulma le hablaba con preocupación.

En ese momento Trunks pensó en por qué a su madre no le había afectado tanto como a él la muerte de Gohan.

"Pobre kaasan... ella tuvo que soportar la muerte de papá, de sus propios padres, de todos sus amigos... ya no debe tener más lágrimas para derramar..."

Bulma intentó convencerlo nuevamente.

"Vamos Trunks"

Él jamás se pudo haber negado, no quería hacerla sentir mal. Entonces secó un poco sus ojos con el puño derecho de su suéter y dejó que ella lo ayudara porque se sentía muy débil.

"Gracias, kaasan."

Luego del almuerzo Trunks entrenó durante toda la tarde.

- Veo que hoy entrenaste mucho Trunks. –dijo Bulma. Ya era la cena. - He visto que ya puedes transformarte en Super Saiyajin, ¿verdad? – continúo.

- Sí, kaasan, aún así debo entrenar más. -

Trunks sabía que por el momento sólo lograba llegar a ese nivel por la furia que sentía debido a la muerte de su gran amigo. Con apenas recordar ese trágico hecho le era suficiente... Las heridas que eso había provocado en su corazón seguían tan latentes como en aquel día lluvioso. Pero también estaba consciente de que, aunque esas heridas jamás se irían, tarde o temprano se apaciguarían.

"Cuando llegue ese momento... estoy seguro de que ya podré controlar mi poder."