Llegó Navidad y no pude evitar exclamar un ¡Por fin! Me despedí de mis amigos en la estación, cuando me recogieron mis padres para llevarme a casa suspiré. Ya no más rumores sobre nosotros dos, Harry y yo. Ya me estaba hastando de verdad además gracias a esos rumores la poca amistad que teníamos él y yo se había acabado, no nos volvimos ha hablar desde que me visitó en la enfermería. Dejé estos penamientos a un lado cuando pasé por la puerta de mi casa.

- De vuelta al hogar - dije yo sonriente.

- Cariño ¿por qué no limpias tu cuarto un poco?Hace tiempo que tú madre no pasa a limpiarla- me dijo papá.

- ¿Y por que no la limpias tú? - preguntó mi mamá mirando enfadada a mi papá - Yo he estado ocupada.

- Si, de vuelta al hogar. - suspiré yo dejando a los dos para subir a mi habitación.

Entré y sin esperar un momentó me tiré sobre la cama. Está tan blandita mmmm... Me quedaría aquí toda la vida. Escuché un lloro y me levanté enseguida recordando a mi pequeño hermano que había nacido justo un mes antes de irme para hogwarts. Entré en su habitación y le vi pateando en su cuna así que lo cogí entusiasmada.

- Hola pequeñin ¿Cómo estas? - le pregunté y él dejó de llorar para verme con una sonrisa haciendo que se me callera la baba.

- ¿Quién es el niño más precioso? - le pregunté haciendo caritas.

Por supuesto no esperaba una contestación, pero me hacia ilusión preguntarle y ver como se reía de mí por las caras de boba que ponía.

- ¿Me has extrañado? - como respuesta a mi me pregunta me agarró del pelo y empezó a tirar del.

- Si - suspiré- ya veo que me recuerdas.

Al día siguiente me levanté emocionada, por fin iría a Hangleton para estar con mi abuelo, pero además podría descubrir a lo que tanto le daba vueltas Harry y yo misma. Tom Riddle ¿Quién sería ese hombre¿Tenía algo que ver conel misterioso asesinatode los Riddle? Pronto lo descubriré.

Estoy de nuevo en Hogwarts... Ya nada es lo mismo. ¿Que me pasó en aquella casa? No pienso contarlo nunca, lo que vi... lo que sentí... Nunca. Espero que nadie se diera cuenta de mi presencia en esa casa por que estaría en problemas, tal vez debería contárselo al director, Dumbledore. Pero ¿Me creería? No lo creo, ni yo misma lo hago. No sé que hay en mi interior y no quiero saberlo, solo sé que es oscuro y malo.

Pasaron los días y mis amigos, mis queridos amigos estaban preocupados por mí. Cada vez estaba más huraña y reacia a estar con ellos.

- Dinos que te pasa - rogó Leo mirándome con pena - Desde que llegaste estar rara, no eres tú...

- ¡Tu que sabrás! - le grité furiosa sin ninguna razón- ¡Asqueroso huérfano!

Toda la sala común se calló con un grito ahogado, me miraban sorprendidos. Pero no tanto como yo me sentía ¿Por qué le había dicho eso¿Cómo habián salido esas palabras de mi boca? Miré a Leo que soltaba unas lágrimas apretando los puños.Él era adoptado, vivió con sus padres biológicoshasta que los asesinaron, él tenía cinco años.

- Leo yo no...

No me dió tiempo de disculparme, se fue a su habitación dolido sin mirarme siquiera. Suspiré intentando guardar las lágrimas que asomaban mis ojos, levanté la vista del suelo y miré a Jack que por primera vez desde que lo conocía me miró con asco, decepción y odio. Mentiría si no dijera que me dolió pero me lo merecía. Cuando volví a la realidad ya todos se habían marchado y solo quedaba yo, sin poder contenerme solté una lágrima, luego otra y otra más.

- ¿Qué me pasa? - pregunté al aire sollozando.

El día siguiente no fue mejor, ellos no me hablaban, hasta Lisa no me hablaba. Cuando entré a la clase de pociones todos empezaron a cuchichear y el profesor Snape se levantó de su asiento molesto.

- No solo llega tarde señorita Daniels si no que además altera la clase - dijo Snape con voz glacial - Veinte puntos menos para Ravenclaw.

Todos los de mis casa protestaron pero Snape les mandó a callar, no me importaba nada. Miré a Leo que es con quien me sentaba siempre pero estaba con Jack, miré a Lisa, pero esta estaba sentada con otra chica. Tendría que sentarme solo y así lo hice. No me enteré de nada de lo que se hizo en clase e incluso no hice la poción que mandó Snape, ni siquiera la empecé. Me puso un cero por supuesto pero yo le respondí encogiendome los hombros cosa que le enfadó y me castigó toda una semana.

Caminé sin rumbo fijo por el colegio hasta que tropecé con algo.

- Lo siento - murmuré sin levantar la vista y seguí mi camino.

- ¿Amanda? - preguntó una voz que me hizo sentir un escalofrío desagradable.

- ¿Si Harry? - le pregunté mirándole con algo de impaciencia, empezaba a sentir como algo de mi interior se movía intentando salir para lanzarse contra el niño que vivió.

- ¿Éstás bien? - me miró con esos ojos que un día me encantaron pero ahora solo sentía repulsión por ellosy no sabía por qué.

-Métete en tus asuntos chico de oro - le dije con un desprecio que no sentía en realidad.

Me miró asombrado y yo sin poder contenerlo le sonreí maliciosamente cosa que le dejó pálido, no entiendo por que.