Shuichi abrió otra lata de café y volvió a sentarse frente a su portátil.

¿Cómo podía una persona desaparecer de esa manera? Todo iba de mal en peor a cada semana que pasaba y eso solo conseguía inquietarle y quitarle cada vez más sueño y paciencia.

Sabía que había vuelto con ellos, pero apenas habían descubierto gran cosa después de eso. Habían visto a Gin en alguna ocasión, pero no podían actuar a la ligera y tampoco habían conseguido seguirle hasta su paradero. La caja de Pandora volvía a estar cerrada y Akai se sentía impotente por no poder hacer nada en ese momento.

"¿Todavía sigues aquí?" Preguntó Shinichi apareciendo con Jodie.

"Quería repasar todo esto una vez más antes de irme." Contestó dándole un largo sorbo al café.

"Deberías descansar." Comentó Jodie un poco preocupada. "Los de informática están revisando las cámaras, ya nos dijeron que nos avisarían si encontraban algo."

Akai gruñó un poco sin dejar de mirar la pantalla de su ordenador. Tenía que haber algo que se le escapaba, no iba a dejar el trabajo para otros.

Shinichi se acercó a él y se sentó en la silla de su lado bajando la pantalla del portátil para que le mirase. "Yo también quiero encontrarla." Akai le miró fijamente.

"Estamos haciendo todo lo que está en nuestra mano, pero si no descansamos, no trabajaremos a la altura."

"Estoy bien. Sé lo que hago."

"Lo sé. Pero nosotros también estamos aquí y queremos que todo se solucione." Akai asintió. "¿Por qué no vienes a cenar con nosotros y nos despejamos un poco?"

Los tres salieron de la oficina y se sentaron en la terraza de un restaurante cercano. Akai se encendió un cigarro al ver que no había nadie comiendo cerca y se quedó observando la gente que pasaba por la calle mientras pensaba.

El camarero les trajo la comida y empezaron a comer mientras Shinichi y Jodie intentaban hablar de algo que no fuese la organización ni el dolor de cabeza que les estaba trayendo.

Shuichi sin embargo, pensaba mucho más en Akemi y en Shiho esos días. Siempre las había tenido presentes, pero tal y como iban las cosas, no podía sacárselas de la cabeza después de haber cometido tantos errores con ellas. Akemi, había acabado muerta ; y Shiho, que seguía odiándole, había vuelto a trabajar para ellos.

Esos pensamientos le hicieron suspirar mientras soltaba el humo del cigarro lentamente.

No siempre habían ido las cosas tan mal, hubo un momento que se sentía bien, Akemi estaba de su lado y sentía que lo tenía todo, que podía con todo lo que iba a suceder. En ese momento, no sabía que solo se trataba de una sensación efímera que iba a transformarse en amargura poco después.

"Está todo buenísimo." Comentó Kudo sorbiendo los fideos.

"¿A que sí?" Preguntó Jodie ensanchando su sonrisa. "Encontré este lugar hace un par de semanas con Camel. Preparan los mejores fideos."

Akai comió más lentamente. No tenía mucha hambre, pero sabía que no podía dejar a los nervios apoderarse de él. Si no estaba sereno y atento, no conseguiría los resultados que buscaba.

Giró un poco la cabeza para mirar a una pareja que paseaba por ahí cerca, no sabía si era por los movimientos, por la sonrisa de la chica o por lo que le transmitieron, pero le llamó la atención. Frunció el ceño a la vez que otra risa ocupaba su mente acompañada de la sensación de dejavú.

Hacer operaciones junto Akemi, no era algo que le gustase hacer dentro de la organización. Los trabajos podían volverse peligrosos y a veces sentía que no podía protegerla del todo.

"Deja de fruncir el ceño." Comentó Akemi observando la seriedad de su cara.

"¿Por qué has insistido en venir? No tenías que meterte en una operación así."

Akemi suspiró. "Sé que mi rango es más bajo, pero mi hermana también estará ahí. No soy tan buena como vosotros, pero puedo ayudar."

Shuichi resopló. Gin y Sherry habían sido asignados para acercarse a unos grandes inversores que trabajaban para la competencia. Shuichi había sido enviado para cubrir sus espaldas y actuar como conductor profesional si lo necesitaban al huir. Como agente del FBI, estaba contento de poder acercarse e interactuar un poco más con alguien con un rango como el de Gin o Sherry, pero al igual que Akemi, también estaba algo preocupado por la pelirroja. Hacía ya unos días que habían empezado a circular ciertos rumores y amenazas por parte de la Yakuza, ambas bandas se habían respetado durante todos estos años, pero los conflictos por la

posesión del territorio nocturno, empezaba a convertirse en un problema.

"¿Entramos?" Preguntó Akemi cuando aparcó.

"Tenemos que esperar un poco más." El moreno comprobó que su arma estaba cargada antes de esconderla en el interior de su cazadora y sacó unos pequeños prismáticos para asegurarse de que nadie estuviese observándoles por ningún lado. Aunque no llovía en ese momento, se habían formado charcos por todos lados de la fuerte lluvia que había caído esa misma tarde. Podía ver las gotas escurrirse de los cristales del edificio y el ambiente era muy húmedo y fresco por toda la ciudad.

"Ahí está Shiho." Comentó Akemi señalando en su ventana.

Iba acompañada de Gin, claro estaba. Llevaba un vestido oscuro con la espalda descubierta y el escote un poco pronunciado, pero ella lo lucía con elegancia, caminando con cierta gracia causando que el largo de la gabardina volase acompañada del paso de sus tacones negros. Nadie que no la conociese diría que se trataba de una jovencilla de diecisiete años. Su rostro, su andar, su mirada...desprendía una esencia más madura que lo que lo haría una estudiante de su edad normal.

A Akemi no le gustaba nada ver como entraban ambos con las manos entrelazadas. No sabía si su hermana pequeña sabía que ella también estaría presente esa noche, le incomodaba verla así, siendo completamente Sherry.

Media hora después, Akai y Akemi bajaron del coche para entrar al pub. Era entrada la noche así que no fue difícil encontrar a los primeros borrachos tambaleándose con una copa en la mano mientras intentaban acertar a encenderse el cigarro.

El interior tenía un ambiente algo oscuro donde predominarán los neones y las luces rojas. Se veía que era un lugar algo íntimo, y aunque hubiese bastante gente, nadie parecía querer molestar al de al lado.

Akai observó como el rostro de Akemi se puso más tenso y buscó lo que sus ojos miraban hasta encontrarse a Sherry. Bastante más acaramelada al rubio de lo que a ambos les gustaría ver. Se puso un poco incómodo al no saber hasta que punto desconocía Akemi la vida privada de su hermana. Él ya había sospechado con anterioridad de esa cercanía que ambos tenían, pero no estaba seguro si la morena había llegado a percatarse hasta el momento.

Su nariz rozaba la suya y su mano acariciaba su espalda desnuda con toda delicadeza. O fingían muy bien, o algo más había entre ellos.

"No le des vueltas a lo que veas." Dijo cogiendo su mano para acercarla a ella y acabar de ojear el interior del local. "Tendrás tiempo de poder hablar con ella en otro momento."

Akemi asintió sin poder despegar la mirada de la pelirroja, no reconocía a la Shiho distante y fría en la persona que veía esa noche. Akemi siempre se preocupaba por que ella viviese una vida plena y normal fuera de la organización, le insistía en que crease amistades y buscase a alguien que consiguiese sonrojarla y provocar el volteo de mariposas en su estómago, pero Shiho siempre ponía evasivas para no socializar con nadie más de la cuenta. Supongo que ver esa escena le hacia entenderlo todo con más claridad.

"Siéntate aquí. Gin ya nos ha visto, voy a pedirnos unas bebidas para no llamar la atención." Comentó Akai acercándose a la barra para volver con una bebida para cada uno.

Durante los siguientes minutos, nada parecía ir fuera de lo común. Shiho se había acercado a uno de sus objetivos y conversaba con él con una sonrisa encantadora mientras Gin hablaba con su acompañante e intentaba ignorar la mirada descarada que tenía el hombre sobre la pelirroja.

"¿No vas a beber?" Le preguntó a Akemi al verla remover su bebida prácticamente llena. "Se supone que estamos de fiesta." Akemi frunció el ceño y él entendió perfectamente que era eso que había torcido su humor esa noche. "No pienses más de la cuenta, recuerda que tu hermana está haciendo un papel."

"¿Un papel? ¿Es que acaso no has visto como sonreía?" Preguntó agachando un poco la cabeza.

Akai frunció el ceño y se giró para volver a mirarles. Los dos hombres se habían puesto a hablar entre ellos mientras la pareja seguía delante de ellos, mirándose fijamente sin decir nada. El rostro de Gin estaba medio tapado por el sombrero que llevaba, pero podía ver el rostro de la pelirroja con claridad. Sus ojos se curvaron de una manera muy bonita cuando clavó su mirada en él y su sonrisa se ensanchaba. Joder, si es que hasta le brillaban los putos ojos.

"¿Cómo no me he podido dar cuenta antes?" Resopló Akemi llena de preocupación.

"Solo necesitas hablar con tu hermana." Clavó su mirada en ella antes de acabar su consumición.

Akai apartó la mirada de Akemi con una repentina sensación extraña y se concentró en las personas de su alrededor. Habían más personas que cuando llegaron, pero rápido encontró la anomalía que buscaba en uno de los camareros. Llevaba el mismo traje que sus compañeros, pero ni las largas mangas ni la oscuridad del local consiguieron esconder del todo el tatuaje que parecía lucir en todo el brazo. Su alarma interior empezó a sonar y cruzó rápidamente la mirada con Gin para llamar su atención.

"Voy a salir fuera." Dijo con un tono serio.

"¿Qué pasa?" Preguntó levantándose de la mesa algo preocupada.

"Tengo que hablar con Gin un momento."

"Voy contigo."

"No, necesito que te quedes aquí y que no pierdas de vista a Sherry." Contestó frenándola antes de que le siguiera. "Vigila a tu hermana."

Akai la vio fruncir el ceño pero no esperó más para salir al exterior y hablar con el rubio.

"¿Qué pasa?" Preguntó Gin apareciendo por su espalda segundos después, exhalando el humo del cigarro recién encendido.

"No podéis quedaros mucho más, creo que están aquí. He reconocido a uno de los suyos entre los camareros." Explicó encendiéndose también un cigarro.

"¿Estás seguro?" Le miró fijamente.

"El tatuaje es el mismo." Especificó dándole una calada al cigarro a la vez que escuchaba a Gin gruñir. "¿Necesitáis tiempo?"

"Todavía no hemos conseguido sacarles nada."

"Intentaré deshacerme del tipo entonces." Comentó tirando la colilla al suelo antes de pisarla. "Pero no estoy seguro de cuantos más pueden aparecer, no sé cuanto tiempo puedo conseguiros."

Gin asintió antes de tirar su colilla y girarse para volver a entrar. "Si no es seguro, lo mejor es que nos marchemos."

La relación entre ambos, nunca había sido precisamente buena, pero intentaban que hubiese un mínimo de paz entre ellos cuando les tocaba trabajar juntos. Su mala relación no podía hacer que fracasasen en sus misiones, si lo hacían, solo conseguirían acabar con una bala en el cerebro.

"Gin." Le llamó antes de que desapareciese.

El rubio se volteó ligeramente clavando los ojos fijamente en él.

"Akemi ha venido..." Dijo notando como él alzaba una ceja esperando un mensaje más directo. "Sabe lo vuestro."

Gin se quedó mirándole unos segundos sin decir nada y se volvió a girar para entrar al interior.

"¿No te gusta la comida?" Preguntó Jodie llamando su atención y sacándole de ese trance.

Akai se rascó los ojos y volvió a coger los palillos para continuar comiendo su comida, ahora prácticamente fría. "La comida está bien. Solo estaba pensando."

Jodie asintió mostrando una sonrisa amable. No podía obligarle a sentirse mejor, pero sí podía estar a su lado y hacerle saber que estaba ahí para él. Sabían que Shuichi necesitaba tiempo.

"Ran me ha dicho que está cerca de aquí." Comentó Kudo leyendo la pantalla de su teléfono.

"Podemos ir a tomar algo si os apetece." Propuso Jodie.

"A mí me parece bien. En el local donde está, hacen unas bebidas muy buenas." Sonrió el joven.

"Que bien, porque a mí me apetece un buen margarita." Comentó Jodie más animada. "¿Tú que opinas, Shu?"

"Id vosotros, yo volveré al apartamento. Estoy bastante cansado." Se excusó Akai levantándose de la silla mientras buscaba las llaves de su coche en los bolsillos de su cazadora.

"Claro, podemos ir otro día juntos." Dijo Shinichi apoyando la mano en su hombro para despedirse.

"Descansa, nos vemos mañana entonces." Se despidió Jodie con una sonrisa un poco triste.

Akai asintió y se marchó en busca de su coche para volver a su apartamento solitario.