Gin volvió a entrar al Porsche con dos vasos de café en las manos y le entregó uno de ellos a la pelirroja antes de sacarse un cigarro de su paquete de tabaco y arrancar de nuevo el coche.
Sherry se tapó un bostezo con la mano y le dio un buen primer sorbo al café. Después del mal sueño que había revivido, no había vuelto a intentar conciliar el sueño esa noche, ambos se habían quedado despiertos sin compartir más que las cuatro palabras que cruzaron al toparse en la cocina.
El sol todavía estaba saliendo de detrás las montañas, el ambiente frío de la noche aún persistía en el ambiente, podía ver algún grupo de amigos volviendo a sus casas después de pasar toda la noche en algún local y otras personas bostezando mientras se dirigían a sus puestos de trabajo.
Ellos debían ir hasta Nagano, así que las tres horas de camino entre silencios incómodos, no se las quitaba nadie. Gin era muy buen conductor, así que optó por recostarse mirando hacia la ventanilla y cerrar los ojos para descansar aunque no se quedase dormida, agradecía que Gin tampoco fuese una persona habladora.
El camino fue bastante tranquilo hasta que notó como la velocidad del coche crecía y la conducción de Gin se volvía más brusca.
Giró la mirada hacia el retrovisor y pudo ver la silueta de un deportivo segundos antes que les adelantasen y les hiciesen clavar el freno. "¿Qué mierdas están haciendo?" Preguntó confundida. "¿Quiénes son?"
"Agárrate." Se limitó a decir Gin, poniendo la marcha atrás para acelerar y cambiar de sentido con un volantazo y el freno de mano. El Porsche, no era el mejor coche para tratar de hacer esas maniobras, pero se había convertido en una parte de él después de llevar tantos años en sus manos.
"¡¿Pero qué haces?!"
El deportivo no tardó en girar y acelerar para seguir tras ellos.
La carretera que circulaban no era muy transitada y era difícil para ellos buscar una salida de la que no pudiesen atraparles. Pero para Gin, no había nada imposible.
"Gin, estás conduciendo en dirección contraria." Comentó ella mucho más preocupada que él.
El coche no se despegaba y una moto apareció gusto de frente pillando velocidad hacia ellos.
Y Gin no frenaba.
Sherry abrió la boca con intención de volver a chillarle pero el motorista se adelantó a apuntar hacia ellos con un subfusil y disparar a las ruedas antes de que el coche impactara contra ella. Se escuchó el coche derrapar e impactar contra el guardarraíl antes de dar dos o tres vueltas de campana.
Sus oídos empezaron a pitarle y el humo del motor hizo que le entrara una tos insoportable. Tenía los ojos abiertos pero apenas se sentía consciente, sus ojos se querían cerrar y no era capaz de moverse.
Gin sacudió la cabeza todavía aturdido por el impacto y se giró hacia su lado dándose cuenta de que ella había perdido la conciencia.
El ruido de un motor acercarse le hizo ponerse más alerta, ya que fuese quien fuese los que les seguían, no parecían haber acabado con ellos.
El olor a gasolina y el humo oscuro que empezaba a extenderse le hizo volver en si e intentar liberarse del cinturón con rapidez. El coche había quedado bocabajo y eso hacía más complicado poder salir con facilidad.
"Sherry." La llamó intentando despertarla a la vez que se acercaba a ella como podía e intentaba quitarle el cinturón.
El olor a gasolina cada vez era más fuerte y sabía que no tenían mucho tiempo para salir de ahí antes de que el coche explotase, apareciesen los bomberos o llegasen las primeras patrullas. Su puerta se había quedado bloqueada así que le dio un golpe al cristal de la suya y la sacó como pudo sin importarle el fuerte dolor en el hombro que empezaba a sentir. La arrastró a unos metros del coche antes de rendirse con las rodillas apoyadas en el suelo e intentar recuperar el aire.
"Parece que al final no eres tan inalcanzable e indestructible como todos dicen. Me he llevado toda una decepción, pensaba que me divertiría mucho más contigo, Gin." Les interrumpió una voz bastante ronca.
Gin gruñó y alzó la mirada omitiendo el pitido molesto que sentía en sus oídos tras el golpe, no estaba en todos sus sentidos, pero como un lobo, todavía tenía la capacidad de morder. Palpó su bolsillo para sacar la beretta, pero el hombre se apresuró a cargar su pistola y apuntarle a la cabeza con más rapidez.
"Yo que tú, no lo haría. Hoy vas a venirte conmigo." Sonrió el hombre ante la suerte que tenía. "Tu zorra y tú lleváis mucho tiempo dándole problemas a los míos." Comentó arremangándose las mangas. "Ya es hora de que la Yakuza ocupe el lugar que le corresponde. Vuestra maldita organización ha hecho lo que ha querido demasiado tiempo, ¿no crees?"
Gin sonrió descaradamente. "¿Por qué te esfuerzas tanto en recuperar el territorio? La Yakuza está desapareciendo como la niebla…todo el mundo lo sabe."
El hombre gruñó y le disparó en su brazo derecho intentando reclamar autoridad. "No estás en posición de burlarte." Sonrió acercándose un par de pasos para agacharse al lado de la pelirroja y apartarle el pelo que le tapaba la cara.
"No la toques." Protestó Gin sintiendo como la vista se iba volviendo borrosa.
Se pasó una manga sobre la frente para intentar limpiar la sangre que manchaba su pelo plateado y concentró toda la rabia que sentía para no perder las fuerzas en ese momento. Si el flaqueaba, significaban que ambos estaban muertos.
"Parece que sí que eres tan posesivo como dicen." Contestó con una sonrisa sin apartar la mano de la cara de la pelirroja, que seguía inconsciente y con la respiración lenta. Gin se puso cada vez más nervioso al ver como bajaba su mano por su barbilla. "Es difícil olvidar a una chica como esta cuando has estado con ella, ¿verdad?" Le empezó a provocar a la vez que recordaba.
Gin no dudó en avanzarse sobre él cuando vio que su mano empezaba a bajar por su cuello y rozaba su clavícula. No iba a aguantar eso y tampoco pretendía dejarle. Le agarró del cuello, pero las fuerzas que utilizaba en ese momento, apenas podía combatir contra la suya. El hombre le dio un golpe en la cabeza con la culata de su pistola y Gin cayó a su lado, agarrando su cabeza frente a todo el dolor que sentía.
El hombre de acero estaba acabado.
"No sabía que querías morir tan rápido." Dijo el hombre dándole una fuerte patada en el tórax, haciendo que él gruñese y empezase a toser. Era difícil mantener la conciencia cuando le faltaba el aire de esa manera. No podía levantar la cabeza del asfalto y escuchó como el hombre cargaba la pistola a la vez que se acercaba a él. "Si lo que quieres es morir, no te entretendré más en este mundo." Sonrió con malicia mientras empujaba el dedo en el gatillo.
Hasta ahí había llegado. Era triste, pero ese era su final. Se sentía patético, y no pudo hacer más que esperar a la bala que no tardó en escuchar.
El disparo resonó por la zona y Gin finalmente perdió la conciencia.
Akai bebió de su café sin despegar la mirada de las noticias de primera hora que emitía la pequeña pantalla del televisor que había sobre la barra del bar. Bostezó dando un pequeño vistazo a su alrededor, todavía era bastante temprano, pero había bastante gente tomando su primer café o acabándolo para dirigirse a su puesto de trabajo.
Volvió su mirada a la barra del bar e intentó clavarla en la camarera que le había servido. No eran ni las nueve de la mañana y ya había alzado la mano para pedir la tercera taza de café.
"Yo tomaré un café con leche, por favor. Pero póngalos para llevar si puede ser." Intervino Shinichi apareciendo repentinamente y sentándose a su lado, provocando que Akai alzase una ceja confundido. "Buenos días, Akai."
"¿Qué haces aquí tan pronto? ¿Te has vuelto madrugador o te has caído de la cama?" Le preguntó sin perder esa costumbre en molestarle que había cogido recientemente.
"En realidad, Megure me ha despertado hace unos minutos. Y por eso estoy aquí, para recogerte."
"No sé que tienes en mente, pero tengo bastante trabajo que hacer hoy." Contestó el moreno aceptando rápidamente el nuevo café a la vez que observaba las noticias que aparecían una tras otra en la pantalla.
"Ha habido un accidente fuera de la ciudad." Dijo Kudo captando demasiado poco su atención.
"¿Y qué?"
"El vehículo que han localizado en estado siniestro, ha sido un Porsche 365ª, de color negro." Especificó logrando captar toda su atención. "¿Seguro que no tienes curiosidad?" Preguntó Kudo sonriendo ligeramente, pagando los cafés antes de salir junto a su compañero. No necesitaba decir nada más para tratar de convencerle para que le acompañase.
Jodie les estaba esperando fuera, sentada en el asiento conductor del conocido Mercedes blanco. "¡Buenos días, chicos!" Les saludó con su sonrisa de siempre.
Akai contestó el saludo asintiendo levemente con la cabeza y subió al asiento copiloto manteniendo el ceño fruncido la mayoría del trayecto. No sabía más información de que el coche se había siniestrado, pero sabia perfectamente a que rubio iba a pertenecer el vehículo que le habían mencionado, y eso, le preocupaba con fuerza mientras no dejaba de pensar en la pelirroja.
La policía científica y los inspectores ya se había instalado en el lugar y acordonado la zona cuando ellos llegaron.
El FBI había conseguido que la policía aceptara a colaborar sin hacerles saber que ese suceso podía estar comunicado con la organización a la que ellos perseguían con ansias.
"Kudo, has llegado rápido." Le saludó Megure acercándose a ellos acompañado de Takagi.
"Megure, gracias por llamarme, ¿Qué ha pasado?" Peguntó Kudo bastante impaciente a la vez que observaba a un equipo con grúa intentando sacar el porche de la cuneta.
No necesitaba una confirmación oficial, era el coche de Gin. Todavía salía humo del motor, tenía el morro chafado, la mayoría de cristales rotos y las puertas y el techo abollados.
Pero dentro del coche, no se veía a nadie.
"Un trabajador de la presa cercana ha avisado del accidente hace poco más de una hora." Explicó con un poco más de detalle. "Parece que ha habido dos víctimas mortales."
"¿Dos víctimas?" Preguntó Kudo casi quedándose sin aliento. No se esperaba escuchar una respuesta así.
Akai abrió los ojos con esas últimas palabras y giró la cabeza investigando la zona hasta que frenó la mirada sobre el asfalto, donde un par de sábanas cubrían dos cuerpos que yacían sobre un charco de sangre.
El trio se acercó más a la zona mientras Megure les acompañaba y continuaba hablando. "No sabemos si ha sido causado por una pelea entre dos bandas, pero a pesar de tratarse de un accidente de trafico, ambos cuerpos se han encontrado con heridas provocadas por un arma de fuego." Dijo frenando cerca de los cuerpos. "De lo único que estamos seguros, es que no han muerto a causa del accidente."
El ceño del detective se frunció y tragó saliva intentando no ponerse en lo peor. La frente y las palmas de su mano empezaron a sudar de los nervios al aparecer en su cabeza la imagen de cierta pelirroja. El aire que respiraban ahora era más pesado y asfixiante y sus palabras parecían haberse perdido en su garganta.
"¿Podemos ver los cuerpos?" Preguntó Jodie al ver que sus compañeros habían enmudecido. "Puede que podamos ver algo que ayude a la investigación." Se excusó para no explicarles los detalles.
Megure asintió y les dejó acercarse aun más hasta agacharse al lado de los cuerpos.
Akai, que siempre daba esa sensación de serenidad y calma, estaba inquieto y su pulso parecía que iba a estallarle del pecho de lo rápido que iba. Ya había visto el cuerpo de Akemi…no quería tener que ver también el cadáver de Shiho.
El policía que les atendía y que iba equipado con el epi de seguridad, se agachó al cuerpo y apartó la sábana de la parte superior para que pudiesen verles las caras con claridad.
