Sherry se despertó dándose cuenta rápido que se había quedado dormida en el sofá. Se reincorporó para sentarse a la vez que bostezaba y se percató que apenas empezaba a amanecer.
Gin estaba sentado en la butaca que había justo a su lado con un cigarrillo posado en los labios y la lata de cerveza todavía delante de él. Parecía que él no había dormido nada desde que se habían despertado en medio de la noche. Tenía una nueva cajetilla de cigarrillos sobre la mesa y un par de cafés en un vaso de cartón que todavía humeaban.
Se levantó del sofá cogiendo los dos vasos y se acercó a él dejando su vaso cerca antes de apoyarse en la repisa de la ventana. "¿Te han llamado o algo?"
Gin dejó de mirar al exterior para centrar su mirada en ella y negar con la cabeza lentamente.
Ella abrió la boca para hablar, pero el ruido de la puerta abrirse hizo que ambos girasen toda su atención hacia esa dirección.
Gin frunció el ceño y gruñó cuando lo vio cruzar la puerta. No esperaba toparse con esa cara. "¿Qué haces tú aquí?"
"Buenos días a ti también, Gin." Le sonrió él a la vez que dejaba la llave de la habitación sobre la mesa.
Sherry le miró primero con sorpresa y luego frunció el ceño. No lo había visto desde la última vez que paseó cerca del Poirot.
"Me han pedido que os viniera a buscar, tenemos que volver a Tokio." Comentó girando su mirada hacia la pelirroja. "Es un placer volver a verte."Comentó mandándole una sonrisa que le gustó bien poco a Gin.
Sherry le miró sin aceptar el apretón de manos. No iba a olvidar el encuentro que había tenido con ese rubio meses atrás en aquel tren del misterio.
"¿Dónde están Vodka y Vermouth?" Preguntó Gin entre dientes.
"Están apunto de llegar a Tokio, tenían que acabar unas cosas antes de reunirnos." Explicó poniendo las manos dentro de los bolsillos de sus pantalones. "Rum nos ha citado a todos esta noche."
Gin asintió sin verse afectado pero la pelirroja no pudo evitar tragar saliva y apretar los labios después de escuchar eso. No quería ir a esa reunión.
Ambos cogieron las pocas pertenencias que tenían y siguieron a Bourbon hasta la salida, donde su conocido Mazda blanco, les estaba esperando justo en la entrada.
Gin se sentó en el asiento copiloto y ella en la parte trasera.
Bourbon condujo a una buena velocidad y ninguno de los tres abrió la boca en todo el camino. El rubio estaba atento a la carretera, Gin fumaba un cigarro tras otro y ella miraba por la ventana con el rostro pensativo. A Shiho le gustaba viajar en coche, pero esta vez, esperaba con ansias que esas tres horas pasasen rápido. Podía notar la mirada de Bourbon a través del retrovisor constantemente y no le gustaba.
Bourbon era una persona muy cercana a Vermouth y no podía olvidar esa extraña relación que tenía con Kudo, no quería que empezase a relacionarla con Conan y Haibara.
En ese momento, no se fiaba de nadie.
Le incomodaba mucho el vacile de su mirada sobre ella así que alzó la cabeza para clavar los ojos en el retrovisor, intentando hacerle sentir intimidado con su mirada más fría, pero bourbon no se veía muy afectado por ella. Solo consiguió que formase una estúpida sonrisa en su rostro a la vez que suspiraba y rodaba los ojos.
Ella frunció el ceño, era un hombre tan molesto…
Cuando finalmente llegaron a Tokio, Bourbon entró bajo el aparcamiento subterráneo de uno de los hoteles de la ciudad. Era algo constante para la organización moverse de hotel en hotel sin permanecer mucho tiempo en ellos. Ser un cuervo, conllevaba mucho sacrificio y peligro. Cualquier fallo, hacía que acabases nadando con los peces con un tiro en la sien.
Sherry bajó del coche por el lado de Gin y el mismo rubio se dirigió a las escaleras del edificio mandando una mirada desafiante a Bourbon. Nunca le había gustado, e imaginaba que para Bourbon era un sentimiento mutuo.
Cogieron el asensor al llegar al vestíbulo y subieron diez o quince plantas. Bourbon paró el paso al final del pasillo y sacó una tarjeta del interior de su americana para abrir la habitación. Ella entró detrás de Gin y notó como suspiraba de alivio al ver a Vodka en el centro del amplio salón. Era una habitación más grande que muchas casas de la ciudad, elegante y parecía ser de las mejores habitaciones del hotel, pero a ella eso le importaba bien poco.
Gin se acercó a su compañero y Vodka le estrechó la mano sin decir palabra. Pero no importaba, llevaban tantos años trabajando juntos, que no hacía falta más que una mirada o un gesto para entenderse.
Vermouth salió de uno de los cuartos y amplió su sonrisa cuando vio a Gin.
"Ya has llegado." Dijo pasando una mano por su cuello, haciendo que la pelirroja apretase los labios y no pudiese evitar en fruncir el ceño. "Me alegra ver que estás mejor." Dijo la rubia jugando con su pelo plateado.
Gin le apartó la mano de su pelo a la vez que gruñía. "¿Por qué no habéis llamado?"
"Vamos, no te enfades." Contestó volviendo a acercarse a él. "Todo ha ido genial, deberías estar contento."
"Esas son vuestras habitaciones." Intervino Bourbon poco interesado por la conversación de ellos dos, señalando dos de las cinco habitaciones antes de sacar su teléfono del bolsillo y abrir la puerta de su habitación. "Saldremos al atardecer."
Sherry miró a Gin de reojo y caminó a paso de decidido hacia una de las puertas sin decir nada.
Con un vistazo rápido pudo ver que la organización no escatimaba a la hora de gastar en los hoteles. La habitación y la cama eran gigantes, y estaba segura que esas vistas eran de las mejores de la ciudad. Suspiró a la vez que se descalzaba y se apartaba el flequillo de la cara y se acercó al ventanal para sentarse frente a el cristal y observar la ciudad. Esos días, solo había hecho eso, dejar que las horas pasaran mientras observaba como el cielo cambiaba de color sobre la ciudad.
Tenía un nuevo dilema mental del cual una parte de ella no quería preocuparse y la otra sí. No era saludable para ninguno de los dos desenterrar aquellas cenizas. No había funcionado en el pasado, y tampoco iba a hacerlo tras la muerte de Akemi.
Daba igual si se besaban, intimaban o simplemente se miraban, ambos sabían que había habido entre ellos y que ya no habrá.
¿Pero eso también significaba que lo tenía que ignorar?
Shiho salió de la ducha enrollando la toalla en su cuerpo. Estaba muy nerviosa, hacía mucho tiempo que no se enfrentaba a todos esos miembros. De repente se sentía muy pequeña.
Se secó el pelo con una toalla y encendió el secador para ir más rápido. Salió del baño al acabar y se sorprendió del vestido negro que habían dejado sobre la cama, provocando que se le erizase el pelo con solo pensar que tenía que verle la cara a todos esos cuervos.
Volvió a meterse en el baño para cambiarse y salió de la habitación veinte minutos después. Vodka estaba sentado en el sofá tecleando algo en su teléfono y Bourbon estaba de pie con las manos dentro de los bolsillos.
El rubio escuchó la puerta de su habitación cerrarse y se giró para mirarla, esbozando una pequeña sonrisa en su rostro. "¿Ya estás lista?" Preguntó sacando las llaves de su bolsillo a la vez que Vodka se levantaba y se dirigían a la puerta principal.
"¿Y Gin?" Preguntó frunciendo el ceño.
Vodka apartó la mirada y Bourbon siguió caminando sin más. "Gin ha salido antes que nosotros."
La pelirroja frunció más el ceño y subió a la parte trasera del Mazda a regañadientes. Bourbon salió del aparcamiento y condujo unos diez minutos por la ciudad antes de volver a meterse dentro de otro aparcamiento subterráneo.
Ella estaba cada vez más inquieta. Salió del coche, observando el aparcamiento casi vacío. Reconocía la Harley de Vermouth y el Dodge Viper de Chianti entre los otros coches que habían aparcados cerca del Mazda.
"¿Estás buscando algo?" Preguntó Bourbon aguantando la puerta que conducía al edificio para que no se cerrara.
Ella negó con la cabeza y se dirigió hacia él para entrar y caminar cruzando pasillo por pasillo. El aire de los pasillos era frío y el ambiente le erizaba la piel.
Bourbon abrió otra puerta y los murmullos de la habitación cesaron cuando ellos entraron. Había una gran mesa circular en medio de la sala y todos los miembros se levantaron de sus sillas cuando ellos se acercaron.
"Ya estamos todos." Comentó Vermouth con su típica sonrisa.
Sherry y Bourbon se acercaron a las dos sillas vacías que quedaban. Ella no mantuvo contacto directo con nadie, pero tampoco tenía la mirada baja. Observó a un lado y a otro de la sala, pero Gin no parecía estar por ningún lado.
No soportaba todas esas miradas sobre ella, su huida inesperada y ella misma, se habían reído de todos ellos años atrás. Y ahí estaba, burlando y esquivando la pena de muerte y cualquier castigo que sus actos hubiesen ocasionado. Demasiados compañeros habían muerto por actos mucho menores, así que era inevitable sentir esas miradas cual cuchillo sobre ella.
Una presencia con una aura mucho más fría hizo que todos los murmullos cedieran en un segundo a la vez que los miembros volvían a ocupar sus sillas.
Rum
"Os he reunido aquí porque tengo que felicitar a muchos de vosotros por el trabajo realizado estos días." Empezó a hablar a la vez que se sentaba en la butaca vacía. "Sin embargo…parece que otros merecen recibir una advertencia." Dijo con un tono que erizó el bello de la pelirroja. Sabía que hablaba por ella, y por la ausencia de Gin, podía imaginar que había incluido al rubio en todo eso.
Sus ojos se abrieron por un momento, sin poder esconder la sorpresa de sus pensamientos. ¿Lo habían matado? Negó rápido con la cabeza, Gin era muy importante como para llegar a matarlo, pero…¿Qué había pasado con él?
Nadie era imprescindible en ese mundo…Ni ella ni Gin eran una excepción. Y si por algo a ella todavía no la habían matado, era porque querían acabar de exprimir sus capacidades antes de tirarla en una cuneta. Tampoco era tonta.
Sus puños se apretaron sobre la mesa y abrió la boca para preguntar donde estaba Gin, pero Bourbon se adelantó a hablar a la vez que apartaba su mano con disimulo para bajarla bajo la mesa.
"Imagino que no nos habéis reunido a todos aquí solo para felicitarnos."
Rum sonrió levemente a la vez que se levantaba para acercarse a él, cambiando su dirección a último momento para girar la silla de la pelirroja y enfrentarla cara a cara. "Cuanto tiempo sin vernos, querida Sherry."
La científica tragó saliva y frunció el ceño sin apartar la mirada de él. Su rostro impresionaba, pero ella no quería que le viese flaquear.
"¿Has pasado unas buenas vacaciones?…porque tengo grandes planes para ti." Dijo ensanchándoos su sonrisa de una manera que le provocaron nauseas.
"La prensa y los medies están controlados, ¿Pero que se supone que tenemos que hacer frente al FBI?" Preguntó Vermouth a la vez que observaba sus uñas.
"El FBI, la CIA, el MI6,…todos ellos están desesperados por encontrar algo." Sonrió Rum acariciando el pelo de la pelirroja antes de seguir caminando alrededor de la mesa. "Hemos retrocedido sus avances y trabajo a un nivel desquiciarte para ellos. Están tan desesperados, que va a ser realmente fácil hacer que comentan un error."
Rum volvió a su butaca entrelazando los dedos con una pose triunfadora. "Esta vez, nos meteremos en sus entrañas y les vamos a causar la ruina a cada uno de ellos." Explicó con una sonrisa.
Sherry salió la primera hacia el aparcamiento y entró en el Mazda blanco dando un portazo tras ella.
Rum todavía no había dado detalles del golpe que querían que hicieran, pero a ella no le gustaba nada, y seguía sin saber nada de Gin. No quería escuchar nada relacionado con esa misión, ni con los malditos cuervos que rodeaban ese edificio. Solo quería salir de ahí.
Bourbon entró al coche un par de minutos después y arrancó para salir del aparcamiento. Esta vez, solo iban ellos dos en el coche.
"Deberías tranquilizarte, acabas de volver, no deberías verte tan amenazante. Es peligroso." Le aconsejó el rubio.
Ella lo ignoró y resopló girando su mirada hacia la ventana. Bourbon recibió una corta llamada que respondió con monosílabos antes de colgar y acelerar el coche cambiando de dirección.
"¿A dónde vamos?" Preguntó confundida. Pero él no le contestó, siguió conduciendo a un ritmo un poco acelerado hasta que aparcó en el establecimiento de lo que parecía ser el Hospital Central de Beika.
"¿Qué hacemos aquí?" Preguntó confundida.
Bourbon apretó ligeramente el volante sin mirarle a la cara, pero al segundo siguiente su rostro volvió a mostrar esa faceta tranquila e indiferente que siempre mostraba. "Deberías aceptar ese consejo."Dijo recordando lo que le había dicho minutos atrás.
Ella frunció el ceño sin entender bien que quería decir con todo eso y porque habían acabado aparcando en ese hospital. Sus ojos miraron a un lado y a otro de la calle intentando ver algo fuera de lugar, pero la ciudad parecía estar atravesando una noche perfectamente normal. La gente paseaba, los coches entraban y salían del aparcamiento y las ambulancias entraban en él área de urgencias.
Bourbon arrancó el coche para pasar justo por la entrada del hospital a una velocidad lenta en el preciso instante en que los enfermeros llegaban con una camilla para atender al paciente la ambulancia.
El ceño fruncido de Sherry se transformó en sorpresa y miedo. Su pecho se encogió y su respiración se quedó atrapada dentro de ella.
"¿Profesor?"
