Hermione abrió sus ojos de golpe, observo la habitación en la que se encontraba. Era amplia y un gran ventanal frente a ella dejaba entrar los primeros rayos del sol.
Su cabeza dolía, se volvió a recostar en la cama y cerró sus ojos de nuevo. ¿Dónde estaba? Lo último que recuerda es aquella habitación oscura, el frío que calo sus huesos, la voz… Era su voz, estaba segura de eso, la conocía a la perfección. Escuchó que Draco le decía que fuera con él, que estarían juntos.
Recordó también que antes de caer desmayada vio sus ojos, grises e hipnóticos.
Se levantó y sin importar el mareo que sintió se acercó a la puerta y salió en busca de su amado, seguramente estaba en esa casa. Cuando salió al pasillo a sus oídos llegó una suave música, se dejó guiar por ella…
Recorrió el pasillo embelesada por la melodía que escuchaba, llegó hasta el inicio de unas escaleras en forma de caracol, desde allí pudo escuchar la melodía aún más clara, alguien tocaba un piano.
Bajó las escaleras y diviso a su izquierda un pequeño pasillo, ahí la música se escuchó más fuerte, siguió caminando hasta el final del pasillo en donde se topó una puerta de madera, un poco titubeante giro la manija e ingreso al lugar.
Era como un estudio, amplio e iluminado también por un ventanal que ofrecía el paisaje de un bosque, el piso estaba cubierto por una alfombra color azul oscuro.
El piano se encontraba en medio del estudio, y lo primero que sus ojos vieron fue una cabellera larga y rubia, que caía por una espalda ancha, sus brazos tonificados se movían ágiles sobre las teclas del piano.
Paso a paso fue acercándose hasta donde estaba él, cuando estuvo cerca estiró su brazo, sus dedos rozaron su hombro, él se dió la vuelta sobresaltandola. Dió un paso atrás y se quedó hipnotizada al observar su rostro; sus hermosos ojos grises también la observaron y sus labios formaron una pequeña sonrisa.
— Despertaste...— dijo, escuchar su voz de nuevo fue un gran alivio — ¿Te sientes bien? ¿Te duele algo? Sino podemos llamar a un médico para que te revise.
— No hace falta, estoy bien — respondió sin despegar su vista de él, pues creía que en cualquier momento podría desvanecerse — quisiera un poco de agua, por favor.
— Claro, no hay problema, Giny está preparando algo para comer, vamos a la cocina — le dió la espalda y le indicó con la mano que lo siguiera.
Le alegraba saber que su amiga estaba allí, viendo con sus propios ojos que su Draco está vivo, no sabía cómo y tampoco le importaba conocer el cómo, ahora solo importaba que estaba allí que seguirán su vida juntos…
— Giny, ha despertado — anunció Draco a la chica que estaba de espaldas a ellos cuando llegaron a la cocina.
— Hermy, me alegra tanto que hayas despertado, no sabíamos que había pasado, cuando Draco y yo veníamos del supermercado te encontramos desmayada en la entrada — explicó en tono preocupado y luego la abrazó.
Confundida por lo que había dicho su amiga no supo qué responderle… ¿Draco y ella juntos?
La pelirroja se apartó y se dirigió al lado de Draco, este le pasó un brazo sobre los hombros…
— ¿Qué sucede entre ustedes dos? — preguntó, ambos se observaron confundidos y quien respondió fue Giny.
— ¿Qué sucede? ¿No recuerdas nada? — nego con la cabeza — Hermy, somos pareja, Draco es mi novio. Recuerda que Harry y yo rompimos antes de ingresar a la universidad… — un pitido incesante no permitió que la castaña escuchara algo más de lo que su amiga estaba diciendo.
¿Giny y Draco son novios? ¿Universidad? ¿Acaso no estaba en el mundo mágico? ¿Éran muggles acaso?
Un sin fin de preguntas se formularon en su cabeza y a ninguna le encontraba una respuesta coherente.
— No puede ser… — dijo en un susurro — ustedes no pueden estar juntos, Draco y yo estamos casados — habló mostrándoles el anillo de oro que aún llevaba en su dedo anular.
La pareja la vio con una mezcla de duda y preocupación, Giny se pregunto si su amiga estaba bien de la cabeza.
— Hermy, entiendo que la estés pasando mal luego de la muerte de mi hermano — se acercó a la castaña y le tomó la mano, pero Hermione se apartó de ella ofuscada.
— No sé de qué demonios hablas, pero estoy diciendo la verdad. Draco es mi esposo, somos maestros en Hogwarts, ese es nuestro hogar… — explicaba mientras caminaba de un lado a otro.
— Creó que deberíamos llamar al médico — sugirió el rubio, al instante Hermione se abalanzó contra él.
— ¡Yo no estoy loca!Draco debes creerme, yo soy tu esposa, nos amamos — decía mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas.
Hermione se sentía fatal, el que Draco no recordará su amor le dolía aún más que saberlo muerto, ella no podría vivir viéndolo con otra mujer, en especial si es su mejor amiga.
Al parecer tu Draco no está por aquí...
Dijo una voz siseante, de nuevo la atacó un escalofrío, se vio rodeada de esa niebla otra vez.
Iba perdiendo la visión, seguro iba a desmayarse, solo esperaba que cuando despertará Draco estuviera a su lado...
