Nueva York.

Hermione caminaba por Central Park, el otoño había llegado con sus colores naranjas, amarillos y cafés; los niños jugaban haciendo montones de hojas para luego tirarse sobre ella. El otoño era su estación preferida pues el clima era el ideal para salir a dar un paseo o para quedarse en casa tomando café y leyendo un libro sentada en la terraza de su departamento.Aquella tarde había decidido salir a caminar un poco, tomar aire fresco y observar los juegos de los niños.Tomó asiento en una banca para ver cómo dos pequeñas rubias hacían burbujas que luego trataban de alcanzar para explotar, ambas niñas reían y correteaban en busca de las burbujas.La nostalgia se apoderó de ella, sus ojos se humedecieron y a su mente vino el recuerdo de él...Sus ojos grises, su cabello rubio, el sabor de sus labios, la calidez que la envolvía cuando él la abrazaba.Le pareció volver a sentir el dolor en sus entrañas cuando le arrebataron a ese pequeño ser fruto del amor entre una humana y un ángel...Los recuerdos que tenía junto a él parecían imágenes de una vida que no le pertenecían, imágenes borrosas que a veces creía eran un sueño.Sus noches estaban plagadas de pesadillas en donde volvía a revivir aquel momento en que su hijo fue arrebatado de su lado sin siquiera ver sus ojitos, sin poder escuchar los latidos de su corazón o escuchar siquiera su llanto...Una lágrima resbaló por su mejilla derecha que rápidamente limpio con su dedo índice, respiró hondo tratando de deshacerse de las ganas que tenía de llorar.Cada día hacia un gran esfuerzo por seguir adelante pero cómo se puede cuando lo que uno más ama no está, cuando el dolor puede más que las ganas de vivir.Suspiro nostálgica y dándole un último vistazo a las pequeñas que seguían haciendo burbujas, se levantó y emprendió rumbo a su departamento.Y cuidando sus pasos e invisible ante los ojos humanos su ángel la cuidaba anhelando también poder abrazarla, besarla y amarla sin importar lo que ella es y lo que él es...