Y el New York Times dijo: "WTF!"
Title: En mi cama
Rating: Apto para todo público… aún.
Starred: Kazuki y Juubei, los preferidos de todos, wiiiiiii!
Genre: Humor! Creo que voy a poder descargar un poco de mi ridiculez!
Inseparables
- Hay lugar para todos, pero tendremos que estar un poco apretados. –anunció Hven al grupo.- Hay cinco bungalow en el campamento; podemos quedarnos pero habrá que compartir.
- ¿La habitación? –preguntó Shido.
- La cama. –especificó la negociadora.
- ¡Yo con la Señorita Hven! – pidió Natsumi.
- Kazuki, yo estaré contigo para protegerte. –dijo… bueno, ya habrán adivinado quién.
- Sí.
- ¿Ban?
- Sí, Ginji.
- Shido¿me concedes el honor? –preguntó Emishi. Shido respondió con un gesto.
- Eso nos deja a nosotros dos, Jackal. –dijo Himiko.
- Así parece.
- ¡No! –Protestó Ban. –No puedo dejarte con Himiko; yo dormiré con ella.
- ¡Ban! Yo no quiero quedarme con Akabane. –llorisqueó Ginji.
Akabane era un tipo peligroso, y Mido se debatía: no debía dejar a la pequeña Himiko con Jackal, pero tampoco podía abandonar a Ginji con él.
- No seas ridículo. –le dijo Himiko.
- No hay por qué preocuparse Mido, no pienso hacerle nada a la Señorita Himiko. –aseguró Jackal.
(Chibi Himiko –llorando-: ¿A no?)
- Ban… estás muy nervioso.-dijo Ginji en la cama notando que su amigo no dejaba de tamborilear sus dedos.
- Estoy preocupado por Himiko y Jackal.
- ¿Qué vas a hacer? –preguntó Ginji al ver que se levantaba.
- Voy a ir a ver. –dijo decidido.
- Ban ¿sabes dónde están? –preguntó Ginji mientras caminaban en la noche.
- Sólo habrá que ver.
- ¿Seguro que no estás buscando el bungalow de Natsumi y Hven?
Pero Ban estaba demasiado preocupado para responder.
- ¡Ah, aquí están! –dijo Ginji asomándose a una ventana. -¡Oh, mira eso!
- ¡Qué! –Mido corrió a la ventana.
- Pensé que Akabane dormiría con sombrero. –dijo Ginji y Ban le pegó en la cabeza.
Tanto Akabane como Himiko dormían, y no parecía haber nada fuera de lo común.
- ¿Ya estás más tranquilo?-preguntó Ginji mientras volvían entre los bungalow.-Es una noche tranquila, nada malo puede pasar. Volvamos a dormir.
Pero no vieron lo que pasaba en ese momento en la cabaña por la que acababan de pasar. La de Kazuki y Juubei…
----------DENTRO DE LA CABAÑA----------
Kazuki: durmiendo.
Juubei: durmiendo.
Bueno…
---------------------------------------------
- ¿Nos vamos? –dijo Hven a la banda por la mañana.
- Todavía faltan Kazuki y Juubei. –dijo Shido.
- ¿Aún no se han despertado?
Fueron a buscarlos; fue Ginji quien llamó a su puerta.
- Kazu, Juubei. Ya estamos por irnos.
No respondieron de inmediato.
- Sigan sin nosotros. –se oyó desde adentro después de un momento o dos.
- ¿Eh?
- Adelántense, después los alcanzaremos. –dijo Kazuki.
- Pero…
- ¡Que se vayan dijo!- gritó Juubei.
Todos se miraron extrañados.
- ¿Pasa algo? –preguntó Ginji.
Otra vez hubo un silencio antes de la respuesta.
- Es que no estamos en condiciones de salir… -contestó Kazuki.- Anoche…pasó algo y ahora resulta que estamos… unidos.
- ¿U-nidos? –Ginji se volteó a ver al resto.
Hubo gritos, corridas y conmoción general.
- Lo siento, admito que estuve muy inquieto anoche.-oyeron la voz de Juubei.
- No, fue mi culpa; pude haberlo prevenido.
- Creo que no podemos solos… Tendremos que pedir ayuda a alguien.
Fuera de la pequeña cabaña todos quedaron helados…
- ¿Po… podría alguien entrar a ayudarnos?- pidió tímidamente Kazuki.
Un montón de caras se pusieron azules…
- Bien, esto será rápido. –dijo felizmente Jackal abriéndose camino hacia la puerta y sacando sus escarpelos de mano a la vez.
- ¡Que- que no sea Jackal! –pidió asustado Kazu.
- Oh…-suspiró este entristecido.
- Yo los ayudaré. –se ofreció Natsumi, ya que nadie más parecía tener la mínima intención de entrar al bungalow de los muchachos.
- ¡No!- gritaron todos y la sujetaron de la ropa y de los brazos para alejarla de la puerta. Ban le tapó los ojos.
- No, no queremos que veas eso.
- ¡No tires Juubei, me duele!-gimió Kazuki.
- Lo siento, seré más suave.
Alguien más le tapó los oídos.
-Yo entraré –dijo Hven.- No me asustan.
La rubia caminó decidida, subió los pocos escalones de madera y abrió la puerta. Dentro, la imagen más bochornosa que pudieran esperar: Juubei y Kazuki en una extraña e incómoda posición, unidos… mejor dicho enredados con la larga cabellera de Kazuki.
- Gracias Señorita Hven.
- Me disculpo por esto.
- Descuiden. Me pasa todas las mañanas…-contestó la negociadora compadeciéndose.
- Debí atarlo antes de dormir... –lamentó Kazuki.
- Eso nos pasa a quienes tenemos el cabello tan largo.
- Me refería a Juubei.
Los buenos modales:
Permiso: ni Get Backers ni sus personajes son míos.
Por favor: me dejan review? Su opinión me interesa.
Perdón: por que fue sólo una escena suelta, sin pies ni cabeza, ni principio ni fin. Ya saben, así funciona la imaginación… Pero igual me disculpo por no haber tenido un buen plan preparado.
Gracias: por haber leído! Por los reviews que dejaron en el último cap y por los que sé que van a dejarle a este (ojitos grandes con estrellitas)
Escena extra: en el camino
Mamoritai hito
(Después de un largo y tortuoso rato de tirones para el pobre Kazu.)
- Lo siento Kazuki, esta vez no pude protegerte.
- Oooow –Kazuki revoleó los ojos.-¿Otra vez vas a empezar con ese cuento? "Kazuki yo voy a protegerte"-remedó con una voz falsa- ¿Protegerme¿Cuándo vas a hacer algo útil¿Cuándo vas a cocinar¿Alguna vez preparaste mi desayuno?... ¿Y ustedes qué ven?-les dijo a todos.
- Lo siento Kazu. Pero es que nos resulta raro oírte hablándole de ese modo a Juubei.
- ¿Qué, pensaban que pasamos tantos años juntos como amigos y sin haber peleado nunca? Ilusos…
- Creo que hoy le vino –comentó Emishi a Shido por lo bajo. Éste le devolvió un codazo.
- Kazuki es hombre, nada de "le vino" para él.
- Ya sé pero…
- Kazuki, estás particularmente irascible hoy. Creo que necesitarás una sangría.-dijo Juubei con su voz calmada de siempre.
- ¿Y eso qué tiene que ver con la acupuntura?
- ¡Nada, sólo quiero verte cubierto de sanguijuelas!- dijo desquiciadamente Juubei perdiendo su compostura, moviendo sus dedos como si ansiara estrangularlo.
Hilos y agujas volaron por los aires.
-¡Por Dios, soy sólo tu médico, qué diablos te haría esperar que te haga el desayuno¿Y no piensas que estoy harto de escuchar tus cascabelitos todo el tiempo¿No te han dicho que pareces un leproso andando por ahí?
Más hilos y más agujas que todos tuvieron que esquivar.
- Shido… ¿estás… completamente seguro?-insistió Emishi.
