Capítulo 1
Un año más, Hogwarts
- Estás preciosa hoy, Alyra –decía un chico moreno, guapísima, perteneciente a la casa Ravenclaw-El verano te ha sentado increíblemente bien…
- Vaya, gracias –dijo la muchacha- Pero… tengo que irme… -dijo tratando mandar un mensaje con la mirada a sus amigas.
- Perdona, Josh¿tienes para mucho acorralando a mi amiga contra la pared? –dijo otra chica, con el pelo castaño, igual que los ojos, alta y muy guapa- llegamos tarde a clase.
Apenas llevaban dos días en el colegio y ya era la quinta vez que acorralaban a la muchacha pidiéndola una cita.
- Jane… Sácame de aquí…
La otra muchacha, una preciosa pelirroja de ojos verdes, había petrificado al muchacho.
- En serio, Aly, deja de provocarlos –dijo con voz burlona la pelirroja.
- Ja-ja-ja… perdona que me ría Lils.
Alyra Ward era morena, con un rizo muy abierto. Sus ojos eran marrones. Era bastante pálida y tenía algunas pecas en la zona de la nariz, que la daba un aire de niña mala. Ella nunca había vestido provocativa, si no tenía alguna cita. Siempre vestía de negro, cuando no llevaba el uniforme del colegio.
Jane Conti, la chica de pelo castaño, con ascendencia italiana, lo que la daba un toque muy atractivo, era todo lo contrario, la gustaba poner nerviosos a los chicos. Muchas chicas del colegio la odiaban… todo pura envidia.
Lily Evans, la pelirroja, no era menos que el resto de sus amigas. La gustaba también poner nerviosos a los chicos, sobre todo si estaba delante James Potter, por que el muchacho siempre acababa enfadado.
- Bueno, creo que Josh no se volverá a meter contigo… veamos, han sido cinco chicos ya… contando con que en el colegio hay unos cinco chicos por curso, por cuatro casas que hay… ya son veinte… por siete cursos… unos ciento cuarenta chicos, menos cinco… ciento treinta y cinco chicos de los que tendremos que salvarte –dijo Lily tomando el pelo a su amiga.
- Disculpa… Restemos a Snape… ciento treinta y cuatro… y a los merodeadores… ciento treinta.
- Sí, sí, restemos a los merodeadores… ya, ya…
- ¬¬ Ahórrate los sarcasmos Lils…
- ¡Chicas!... ¿Josh? –dijo Joanne Kirsten, a la que todo el mundo la llamaba por el apellido, una muchacha algo más bajita que el las otras tres, con los ojos color miel y el pelo rubio oscuro, que llegó corriendo por uno de los pasillos- ¿Qué coño ha pasado aquí?... –su mirada, que estaba fija en el muchacho petrificado se tornó a Alyra- ¿otro?
- ¡No es culpa mía!
- …
- ¡Es cierto!
-Sí, Aly, si yo te creo… -dijo afirmando con la cabeza, con una voz como la de quien dice creer a un niño pequeño cuando le miente.
- ¿Qué pasa, Kirs? –dijo Lily
- Los Merodeadores…
- ¿Qué han liado ahora? –dijo Jane, mientras se miraba fijamente las puntas de su pelo, como si fuera lo más interesante del mundo.
- Snape.
- ¿Qué? –dijo Aly, interesándose de pronto por la conversación.
- Sabe lo de Remus… Y ha amenazado a estos con decírselo a todo el colegio.
- No puede ser… -dijo Lily asustada.
- Si todo el colegio se entera de que Remus es un licántropo… Está perdido…
oooo
- ¿Remus¿Estás bien? –decía un muchacho alto, con el pelo negro, largo y ojos grises.
- No insistas, Sirius, no va a salir –dijo otro chico, algo más bajo, con el pelo negro también, irremediablemente revuelto y ojos marrones, camuflados por una pequeñas gafas que procuraba quitarse en cuanto tenía oportunidad.
- ¿Y Peter? –dijo Sirius Black, uno de los chicos más atractivos de todo el colegio.
- Ni idea… cuando apareció Snivellus desapareció –le respondió James Potter, otro de los chicos más atractivos del colegio.
- Sirius, James, largaros… No me apetece ver a nadie…
- Remus… o sales del baño o el bestia éste tira la puerta abajo…
- ¡Eso¡¡Hey! Yo no soy un bestia… -dijo Sirius, al darse cuenta que su mejor amigo le acababa de insultar.
- ¿Queréis parar de una vez? –dijo Remus Lupin, otro de los chicos más atractivos del colegio. Su pelo era castaño claro y tenía los ojos color miel. Solía tener una apariencia de estar enfermo, pero eso solo ocurría los días previos y los siguientes a su transformación en lobo- ¿Vamos a clase? No creo que a McGonnagall la haga mucha gracia que lleguemos tarde…
- Para lo joven que es… está muy amargada… -comentó Sirius.
- …
- Se la nota en los ojos un brillo juvenil…
- ¡Cállate! –gritaron los otros dos.
- ¡Chicos! –dijo un muchacho regordete, con el pelo rojizo y ojos castaños- Necesito vuestro apuntes del año pasado de pociones… ¡es urgente!
- ¿Peter? –dijo Remus sorprendido- ¿No habías dejado pociones?
- Sí, pero McGonnagall me persuadió y acabé cediendo…
- Os dije que esa mujer tiene algo especial… ¡OUCH¡James!-se quejó Sirius acariciando su cabeza, justo en el lugar donde su amigo le había golpeado.
- Vamos a clase… Peter… Búscanos luego en la sala común¿vale?
- Gracias, Remus –y el muchacho salió corriendo. Hasta el año anterior, Peter había sido uno de los merodeadores, pero durante el verano, al enterarse de que repetiría curso, comenzó a distanciarse, hasta a penas cruzar un saludo en los pasillos.
oooo
La clase de McGonnagall comenzó tan aburrida como comenzaban todas las clases de todos los alumnos de 6º curso.
Lily estaba sentada en primera fila, junto a Kirsten, y, justo detrás de ellas, Jane y Alyra.
Lily estaba jugueteando con la tinta de su bote, haciéndolo cambiar de color y Kirsten repetía por lo bajo el discurso de McGonnagall, el cual, curiosamente, debía ser un discurso estándar, por que todos los profesores usaban el mismo. Por su parte, Alyra y Jane jugaban con una baraja de naipes muggles.
Tras quince tediosos minutos, McGonnagall comenzó a explicar la transformación de mago en animal, es decir, la conversión en animago. Para sorpresa de todos, profesora incluida, los Merodeadores contestaron a todas las preguntas correctamente, incluso antes que Lily, quien normalmente era la única que era capaz de responder a las preguntas de los profesores, y consiguieron sumar 50 puntos para Gryffindor.
Apenas faltaban cinco minutos para el fin de la clase, cuando McGonnagall detuvo la clase.
- Bien, el nuevo director, el profesor Dumbledore –dijo mientras un ligero rubor manchaba sus mejillas- ha decidido preparar un baile para la festividad de Navidad. Los que decidan quedarse en dichas fechas han de prepararse un disfraz… -el timbre sonó y, por primera vez en el tiempo que llevaba como profesora, los alumnos no se movieron- sin ningún tema concreto. No quiero ningún espectáculo, señores Potter y Black… vestirse de Tarzán no es una buena idea… -los muchachos pusieron cara de pena, lo que molestó a las chicas, pero produjo cierta hilaridad a la profesora- Bien… Ya pueden irse…
Los alumnos recogieron sus cosas y salieros desordenadamente del aula.
- ¿Habrá que llevar pareja? –preguntó Alyra, más para si misma que para alguien en concreto.
- He oído que no tienes problema para eso, Ward.
- Cierra la boca, Potter-le dijo la morena.
- Esa no es manera de tratar a un compañero –dijo James, en un tono burlón.
- Pero, como además eres mi ex… me puedo permitir ese lujo…
- ¿Nos vamos, James? –dijo Sirius, anticipándose a una discusión.
- Sí voy… Tú y yo tenemos una conversación pendiente –dijo muy serio James, apuntando a Alyra con el dedo.
- ¡Remus! –dijo Lily, de pronto, al ver al muchacho- ¿estás bien?
- ¿Lo dices por lo de Snape? –el chico se había sorprendido de que ya supieran lo de la pelea.
- Bueno… -se adelantó Kirsten- os vi discutir y se lo conté…
- No, tranquila, me alegro que lo sepáis… además, necesito ayuda para que se mantenga callado…
- ¡Voluntaria! –saltó Jane, quien había escuchado la conversación mientras coqueteaba con Sirius- Snape no hablará… sólo decidme que tengo que hacer…
- ¿Tenéis los tres la hora libre? –preguntó Lily.
- Sí, sí… estamos los tres libres… -dijo Remus- qué tal si vamos fuera y os contamos lo que tenemos…
- Yo voy a Aritmancia Avanzada –dijo Kirsten- luego me hacéis un resumen –les gritó mientras corría para no llegar tarde a clase.
Los otros seis se pusieron en marcha. Salieron a los terrenos y se sentaron bajo un haya cercano al lago. La temperatura era buena, pero empezaba a soplar un viento frío del norte que anunciaba la proximidad del otoño.
Después de discutir un rato, Lily y James decidieron no hablarse hasta que Remus terminase de contar todo lo que los tres chicos habían planeado.
oooo
- ¡Kirsten! –llamó un chico moreno, con nariz aguileña y ojos negros, con el pelo grasiento.
- Hola, Severus –dijo la chica fríamente.
- ¿Estás molesta por lo de Lupin?
- ¡Como no voy a estarlo!
- Sabes que no voy a decir nada.
- ¿Y qué? Ahora mismo –comenzó a decir muy malhumorada- mis mejores amigas están planeando con los Merodeadores la mejor manera para mantener cerrada la boca de mi novio…
oooo
- ¿Albus?
- Adelante, Minerva. ¿Va algo mal? –preguntó el director, un hombre de pelo castaño y larga barba del mismo color, dónde comenzaban a aparecer algunas canas. Usaba gafas con forma de media luna, tras las que brillaban unos ojos azules con un brillo juvenil que hacía dudar sobre su edad.
- No, no… creo que no… es solo… bueno… -la profesora llevaba el pelo castaño recogido en un moño muy prieto. También usaba gafas, detrás de las cuales había unos ojos castaños, con la pupila un poco rasgada, como las de los gatos- estoy algo preocupada por la visita de Lucius Malfoy… ¿Realmente cree que es buena idea?
- Si el ministerio lo cree conveniente…-dijo con un tono irónico en la voz- yo no soy quien para cuestionar sus decisiones…
- Pero…
- Pero no puedo imaginar la influencia que tendrá sobre los alumnos de su antigua casa… Todo el mundo conoce sus ideas…
- Ideas que intentamos saca, día a día, de los alumnos del colegio… lo sé…
El despacho del director quedó completamente en silencio.
- Albus… ¿Es cierto que pertenece a ese grupo de magos¿A los Mortífagos?
- Creo, mi querida profesora, que en ningún momento he llegado a dudarlo.
Esto es todo por ahora, espero que os haya gustado…
Intentaré publicar, al menos, cada 15 días, aunque, si puedo¡¡cada semana!
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¡Besazos!
Sarita
