Las palabras de Inuyasha resonaron en la habitación cerca de un minuto. Se veía tan serio, tan decidido que por un momento la asustó. ¿Qué podría decirle? ¿ Cómo podría hacerle frente?¿La sacaría a patadas de su casa? ¿Le reclamaría por haberlos espiado? ¿Le creería si le decía la verdad? ¿Inuyasha creería que aunque lo intentó no podía moverse?
Los ojos dorados no dejaban de escudriñarla, le iba a ser casi imposible ocultar algo ante ellos. Quiso llorar, quiso escudarse en su llanto para no hacerle frente, pero eso sería darle la razón a Inuyasha, sería victimizarse una vez más.
- Lamento haber visto lo de hace un rato - jamás le había costado tanto completar una frase
Inuyasha suspiró y desordenó su cabellera ébano en un acto de frustración. En su mente la conversación había resultado mucho más sencilla para él
- Él que lamenta lo que sucedió soy yo - arrastró las palabras - No encuentro palabras para describir lo que en verdad siento.
Kagome dió un respingo, él no debía disculparse, no con ella, que solo le había causado problemas
- La que lo lamenta soy yo, por mi culpa tú y Kikyo discutieron - susurró - Nunca fue mi intención que las cosas llegaran a este extremo
- Kagome - llamó - ¿Aún habiendo escuchado a Kikyo la defenderás?
Kagome tragó duro ¿Qué se supone debía hacer? Kikyo era la novia, su novia.
- Yo... - agachó la mirada- Creo que lo mejor es que me vaya de aquí - susurró
Inuyasha la miró incrédulo y lleno de impotencia, Kagome se le escapaba de las manos y a ella eso le daba igual
- ¿Eso es lo que quieres?
Kagome se dió fuerza así misma tomando una bocanada de aire
- Es lo mejor - contestó- tú hiciste lo que creíste mejor en ese momento- se mordió el labio- lo que deseabas y yo lo eché a perder
Inuyasha la miró molesto ¿Estaba hablando en serio? ¿Por qué no podía armarse de valor por una única vez? ¿ Por qué siempre huía? y ¿Por qué mierda mordía así su labio? ¿Acaso no notaba como lo volvía loco?
- ¡Deja de hacer eso! - exigió
- ¿Hacer que? - preguntó mientras inconscientemente mordía su labio inferior nuevamente
- ¡Maldita sea Kagome! ¡ Que no lo hagas más!
La azabache dió un respingo
- ¿Qué no puedes ver que no puedo pensar cuando lo haces? - había acortado distancia
Inuyasha estaba frente a ella, sentado en la inmensa cama que le perteneció hace no mucho, mirándola mientras se contenía
- Lo lamento - susurró completamente sonrojada por tenerlo tan cerca de ella
- ¿Qué no sabes decir otra cosa? - preguntó ya demasiado contrariado
¿Qué se suponía que debía contestar a eso? Se sentía estúpida, hasta hace nada estaba dispuesta a contarle todo a Inuyasha, hasta hace unos momentos creyó que las cosas podrían cambiar para ella
- ¿Por qué estabas en la escalera?
- Fuí a buscarte - contestó sin mirarlo - pero te vi ocupado
-¿Para qué me buscabas? - obvio a Kikyo en la ecuación
El corazón de Kagome pareció detenerse, estaba en esa clásica encrucijada, por un lado sus sentimientos y por él otro su razón ¿Dónde habían más probabilidades de salir herido?
- Para volver a disculparme - había ganado la razón
- ¡Mientes!
- No, no lo hago Inuyasha - respondió sosteniendo su mirada
- ¡ Lo haces! - esta vez lo dijo más fuerte - ¡Mientes!
- Inuyasha - llamó sin saber que decir - Yo, yo solo...
- Es por esto que no te creo - soltó dolido - Es justamente por toda esta mierda que no te creo que estés enamorada de mi
Los ojos chocolates se abrieron de par en par
- ¿A qué te refieres? - su voz salió a duras penas
- Por favor - soltó irónico - ¡Tú no tienes idea de lo que es estar enamorado de alguien! - masculló enfadado
Las palabras de Inuyasha fueron un golpe directo para su corazón, ni los golpes de Bankotsu la lastimaron de esa forma
- No sabes lo que dices - su voz parecía querer quebrarse - lo mejor será irme
- ¡Lo vez! Desde que te conozco esta es tu actitud para todo - reclamó - ¡Maldita sea! ¡Maldita sea! ¡es como si esto no te importara!
- ¿Pero qué dices?
- ¿Qué esperas de mi Kagome? - preguntó ya alterado
La pregunta la descolocó, Inuyasha estaba frente a ella, al borde de la locura, exudando ira por los poros pero aún así no la había tocado, no la había amenazado. Todo dentro de ella le decía que él no la lastimaría.
- Estás muy equivocada si crees que vendré a ti rogando interés- exclamó molestó - ¡Estoy harto! ¡Estoy harto de toda esta mierda!
- Lo lamento ...
- ¡Deja de disculparte! ¡ Deja de creer que siempre debes pedir perdón! ¡ Maldita sea!
- Inuyasha... yo no sé que decir
- ¡Ese es tu maldito problema! - frunció el ceño- llegas a mi vida, la volteas de cabeza y crees que largándote y pidiendo perdón mi vida volverá a ser lo que era - soltó indignado - ¡Pues no funciona así!
- Es que... - tragó duro - no fue mi intención dañarte así - contuvo el llanto - No quise hacerlo
- Lo que dices no arregla nada - farfulló
- ¿Crees que no lo sé? - por primera vez en todo su tiempo juntos lo miró enfadada - ¿Eres tan idiota que crees que no sé que voy por la vida arrastrando a personas inocentes conmigo?
Inuyasha torció los labios, en lo que ella juraría era una sonrisa
- Por favor Kagome - soltó burlón- ¿a quien intentas convencer con este nuevo despliegue de coraje? - la señaló con el indice- ¡A mi no!
- ¿Pero qué dices? - alzó la voz - ¡Eres un tonto! ¡Un egocéntrico que cree que mi vida gira en torno a él!
- ¿Y acaso tienes el puto control de tu vida? - retó- ¿ Acaso has hecho algo que demuestre que eres tú quien decide algo sobre ti?
Kagome se quedó sin palabras
- ¿ Y así quieres que crea qué sientes algo más que gratitud por mi? - se levantó de la cama - Tú no sientes amor ni por ti misma
Un golpe seco resonó en la habitación, haciéndolo palidecer. Acababa de golpear a Inuyasha, acababa de estampar con ira su mano en su rostro.
Los segundos después de eso le parecieron eternos.
- Yo... - estuvo a punto de pedirle disculpas- no te permito que hables así de mi, ni que pongas en duda mis sentimientos - su voz tembló pero se mantuvo firme
- Solo me quieres usar Kagome - respondió molesto- Solo me quieres usar de soporte para no caer otra vez ¿ Y adivina que? No soy tu estúpido juguete
La azabache lo miró enfurecida
- ¿Cómo te atreves a decirme algo así? Tú no sabes lo que siento, ¡no sabes nada!
- No hay que saber mucho sobre ti Kagome para darse cuenta que no eres capaz de valerte por ti misma
- ¡Eso no es verdad! - gritó
- Lo dices como si en verdas creyeras que sin mi puedes lograr algo - escupió
Inuyasha sintió estrellarse sobre su rostro una vez más la furiosa y dura mano de Kagome
- ¡No te necesito! ¡ Ni a ti ni a nadie más!- dijo poniendose a su altura- Puedo hacer esto yo sola ¡ entendiste! - la ira se adueñó de ella - te devolveré hasta el ultimo centavo yo no...
Inuyasha sonrió y acortó la distancia, aprovechó descaradamente su monologo y la besó. ¡Que bien sabía Kagome!
Sintió su reticencia al principio pero buscó ahondar el beso aun más, sabia que ella no podría negarse por mucho más tiempo y así fue.
La boca de Kagome se entreabrió dándole paso, y él no lo desaprovechó, exploraba con su lengua cada lugar, cada milímetro y no pudo no sentir que habia nacido justo para hacer aquello , no se pudo imaginar nada más placentero que ese momento.
Deslizó la mano por la espalda de Kagome y la atrajo aun mas a él, quería sentirla tan cerca a él, que se perdía en su propio deseo.
Pudo escuchar claramemte como ella dejó escapar un gemido de placer, un gemido producido por él y eso lo enloqueció.
No podría encontrar palabras para describir lo que sintió al besarla, tan solo era consciente de que todo su cuerpo reaccionaba ante ella, que todo quemaba ante su contacto, quería mantenerla en sus brazos, queria perderse en su piel, quería sentirla aun más
Kagome fue la primera a la que el aire le hizo falta, verla a escasos milimetros de él sonrojada, con los labios entreabiertos y el sube y baja de su pecho le ocasionó una oleada de calor intensamente cruel
- Inuyasha - llamó confundida
Internamente el ojidorado se vio tentado a tomarla ahí mismo, a pedirle que repitiera su nombre mil veces más y que lo hiciera exactamente como lo había hecho pero no pudo cederle el control a su deseo, no cuando era ella quien estaba frente a él.
- ¡Pelea! - pidió a milímetros de ella - Justo como lo hiciste ahora, no te canses de pelear nunca Kagome . - hablar le dolía, hubiera preferido hacer tantas cosas con su boca
La azabache lo acababa de entender, Inuyasha solo intentaba que ella... que ella tomara control de si misma por primera vez en muchísimo tiempo, solo intentaba ayudarla. Sintió sus ojos llenarse de lágrimas
- No vuelvas a permitir que nadie por más amor que sientas vuelva a abusar de ti Kagome, no permitas que el maltrato se esconda tras lo que crees que es amor. ¡ Muere peleando! - depósito un beso en su frente - Ayúdame a cuidarte - pidió con lágrimas en los ojos- ayúdame a demostrarte que debes amarte por lo maravillosa que eres y que nadie bajo ninguna circunstancia debe abusar de ti ayu...
Inuyasha no pudo seguir, Kagome se había abalanzado sobre él, ¡Dios! como adoraba esa boca que tenía la azabache. Quizás decir que se comieron la boca quedaba extremadamente corto para lo que hicieron.
Inuyasha sintió las cálidas manos femeninas intentar subir su camisa sin mucho éxito y mil señales de alerta traspasaron su mente. Avanzar tan rápido no era bueno ni para ella ni para él, no quería que ella creyera cosas que no eran ciertas.
¡Por un demonio! ¿ Qué si quería desvestirla y hacerla suya? ¡ Moría por hacerlo! ¿ Pero qué había con ella? ¿Qué había con lo que había pasado con Kikyo hace unas horas?
- No quiero hacer esto rápido - gimió por lo bajo- no cuando no estas lista
Kagome sonrió por primera vez sin ataduras, sin fantasmas y devoró la boca del ojidorado mientras sus manos se deshacian de su camiseta. ¡Jesús! Inuyasha estaba tan marcado , era como tocar una escultura, dura y firme.
Las yemas de sus dedos se perdieron en cada forma, en cada pliegue.
Sentirla juguetear con su abdomen le producía querer aprisionarla aún mas contra si, le hizo querer perpetuar ese momento para lo que le quedaba de vida. ¿Cómo pudo estar tanto tiempo sin ella?
Sin saber muy bien como lo hizo, ya la tenía debajo de él, miemtras con delicadeza se deshacia del pequeño camisón y única prenda de Kagome.
Ver con sus propios ojos lo que encontró tras el camisón le pareció irreal, ella era perfecta, aún con sus cicatrices, aún con el pequeño parche, era exquisita.
Dejó un camino de calidos y cortos besos desde su niveo cuello hasta su seno izquierdo, la sintió temblar ante el contacto y la besó aún con más amor, poniendo especial atención en esa cicatriz de su pecho.
- Eres perfecta - susurró- Aunque no lo creas, cómo quisiera darte mis ojos para que veas cuan perfecta eres
Inuyasha sabia que ella dudaba por sus cicatrices así que después de darle un corto beso en los labios se dedicó a besar cada pequeña marca, cada pequeño espacio de su cuerpo.
Besaba cada una de ellas con devoción, como si aquellas marcas fueran la razón de su perfección.
Kagome no podía no sentir placer con cada beso, con cada caricia, con la lengua de Inuyasha dibujando una a una cada marca, cada peca, cada imperfección, la estaba arrastrando hacia lugares tan inexplorados para ella.
Pero fue cuando llegó a entre sus piernas que sintió terror, él la vería, el lograría verla ahí, justo en el lugar al que ella había intentado de mil formas desaparecer de su cuerpo.
Intentó incorporarse pero la lengua de Inuyasha se lo impidió.
Sintió ira cuando vió aquella cicatriz pero no podía contribuir aun más con la inseguridad de Kagome, que ya había intentado levantarse. No había que ser un genio para notar que ella odiaba ese lugar , así que se dedicó a besarla, lamerla hasta llevarla al orgasmo, haría de entre sus piernas su lugar favorito.
Escucharla gemir su nombre no hacía más que ponerlo duro, quería enterrarse en ella, perderse en su interior pero primero la llevaría a las estrellas, la haría saber que hacer el amor no involucraba más que placer y devoción.
Kagome acababa de recuperarse de su primer espasmo ... así que eso era un orgasmo ¡y ella sin conocerlo por tanto tiempo!.
La azabache creyó que Inuyasha al fin se compenetraría con ella pero él no lo hizo, quienes comenzaron a jugar con ella fueron sus dedos ¡ Demonios! no le bastaba verla sucumbir ante su boca, también le cedería el turno a sus dedos.
Inuyasha la escuchó gemir su nombre una vez más y no pudo evitar deshacerse del pantalon lo más rápido que el cuerpo le dió. Intentó no ser brusco, intentó acariciarla, intentor detener su sexo justo en su entrada pero Kagome exigió más.
Sentir a Inuyasha dentro de ella no tenía descripción, aun no habian encontrado la palabra adecuada para hacerlo.
Sus embestidas la dejaban sin respiración pero pidiendo más, como si su cuerpo le gritara que ellos habian estado destinados a estar justo así ¿ Cómo pudo no conocerlo antes? Verlo encima de ella no hacia más que llevarla a otro planeta, la fricción de sus sexos la tocaba en partes que no sabía que tenía.
Pudo sentir el tercer orgasmo llegar, y con él irse cada una de sus fuerzas. El orgasmo la habia recorrido de pies a cabezas, cada milímetro de su ser. No pudo evitar abrir la boca para emitir un grito liberador pero fue callada por unas manos fuertes y nada gentiles.
Inuyasha había tapado su boca, definitivamente hacian demasiado ruido, ¿por qué no se dió cuenta que estaba gritando como una loca? Una loca extremadamente feliz pero loca a fin de cuentas.
Cuando vió a Kagome volver a correrse sintió como como su espalda era marcada por sus suaves manos ¡Dios! eso lo enamoraba, Kagome se entregaba en alma y cuerpo y era su cuerpo la prueba de ello.
Kagome sintió a Inuyasha tensarse y mirarla con aún más deseo que hace momentos ¿era posible? Tuvo que besarlo cuando ambos llegaron al climax juntos, el ojidorado habia emitido un gemido tan gutural seguido de su nombre que estaba segura que todos en la casa lo habían oído.
Ambos permanecieron inmóviles unos cuantos segundos, mientras sus respiraciones se regulaba, fue Inuyasha quien se separó con sumo cuidado para luego dejarse caer a su lado, ella por su parte parecía aún no volver a su cuerpo por lo que con cuidado la acomodó entre sus brazos
- ¿Tu herida está bien? - susurró a su oído
La azabache asintió despues de darle un vistazo fugaz a su abdomen, era curioso que se preocuparan de su herida hasta ese momento.
- ¿Crees que todos en la casa nos escucharan? - preguntó inocentemente mientras intentaba no sonrojarse
- Solo espero que Sasha no nos escuchara - se lamentó el ojidorado cayendo en cuenta de lo poco cuidadosos que habían sido
- Inuyasha... - llamó
- Si me das las gracias , dormirás en el sofá - amenazó con el ceño fruncido
Kagome rio y se acurrucó aún más en su pecho
- Buenas noches - susurró depositando un suave y rápido beso en los labios. Había decido no hablar de lo que acababa de suceder, por lo menos esa noche fingiría que era una mujer normal a lado del hombre que quería.
Inuyasha sonrió y la volvió a besar.
Decir que la noche acabó con ese beso sería mentir descaradamente, Inuyasha se había encargado de llevar a Kagome más allá de lo que si quiera ella misma hubiera logrado imaginar, fue solamente cuando el alba los encontró que ambos se dejaron llevar de la mano de Morfeo, pegados uno al otro.
- ¿Por qué duermen juntos?
Quien abrió los ojos ante la interrupción fue Inuyasha, la dueña de la pregunta era su pequeña y chismosa hermanita.
El ojidorado le hizo una seña con los dedos para que guardara silencio
- Kagome tuvo una pesadilla - explicó tratando de hilar sus pensamientos
La peliplata lo miró desconfiada
- ¿Por eso gritó ayer tu nombre?
Inuyasha sintió el rostro arder ¿Por qué nunca se le escapaba nada?
- ¿Que hora es Sasha? - preguntó restregando sus ojos
- Son casi las siete - contestó la pequeña
No fue hasta ese momento que Inuyasha notó que su hermana traía los ojos rojos
- ¿Tuviste pesadillas? - preguntó mientras se incorporaba lentamente y procuraba no despertar a Kagome
- Te fui a buscar pero no estabas - susurró
- ¿Que fue esta vez?
- El hombre malo - volvió a susurrar con la voz quebrada
Inuyasha quiso abrazarla pero cayó en cuenta que estaba desnudo y no le daría más oportunidades a Sasha para bombardearlo con preguntas
- ¿Por qué no vas por tu conejo de las buenas noches y dormimos juntos?
La pequeña asintió y salió arrastrando los pies debido a su sueño
Inuyasha fue bastante rápido, intentó ser lo mas cauteloso posible pues Kagome y él habían dormido cuarenta minutos antes de la aparición de Sasha y definitivamente no quería que ella despertara
- ¿Te irás? - preguntó adormilada girando a verlo
- Sasha tuvo pesadillas - explicó
Kagome se incorporó y dejó al descubierto su torso desnudo, Inuyasha tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no lanzarse encima suyo y hacerla nuevamente suya
- Iré a mi habitación con ella para que puedas descansar
Kagome negó mientras buscaba su camisón aún adormilada
- Aquí tienes - le entregó la prenda que buscaba
- Déjala dormir aquí si lo quiere- dijo mientras terminaba de vestirse
- ¿Estas segura? A penas serán las siete
Kagome enrojeció , apenas hace muy poco habian terminado de hacer el amor
- ¡Kagome! - llamó Sasha corriendo hasta la cama
- ¿Quieres dormir aquí Sasha? - preguntó recibiendo a la pequeña en brazos
Saha asintió bostezando
- Pues muy bien- la levantó y la colocó en la cama - Inuyasha vuelve a dormir - pidió
Inuyasha obedeció al instante, ver a Kagome acariciar la cabellera de Sasha mientras tarareaba algo hizo que su pecho se inflara de orgullo, era la mujer mas espectacular que había conocido.
La peliplata no tardó mucho en caer en los brazos de Morfeo, seguida por la azabache, él fue él último en hacerlo, quería grabar en su mente esa escena, Sasha entre los dos, Kagome acunandola y él a su lado como si fueran una familia.
Sabia que se precepitaba, que soñaba muy alto pero no pudo evitarlo, era completamente feliz en ese momento.
Izayoi observaba inquieta por la ventana de su habitación, algo muy dentro de ella le decía que algo iba mal con sus hijos, acaba de recibir la llamada de Inuyasha quien le había dicho que Maya había vuelto a orinarse en la cama.
Quizás debió creer que solo fue un incidente aislado, pero Inuyasha también le dijo que su hija soñó con el hombre malo. Eso no la dejaba tranquila. ¿Qué más podía hacer? ¿Debía llamar a ese terapeuta que trató a Sasha la última vez?
- Si no te conociera juraría que el fin del mundo se avecina
La mujer giró a su encuentro
- Inuyasha llamó - informó
- ¿Sucedió algo con Sasha? - se acercó hasta su mujer preocupado
- Se orinó en la cama y tuvo pesadillas con el hombre malo - contestó nerviosa
El hombre relajó los hombros
- Sasha tiene cuatro años, es cosa de niños mujer - dijo quitandole importancia
- Tu hija ya había dejado de hacer eso Toga - contestó molesta
- Inuyasha no debió decírtelo- cruzó ambos brazos- No me digas que ahora quiere que le compremos una cama nueva
Izayoi frunció el ceño
- ¡Sabes que tu hijo no es de esos! - exclamó indignada
Su marido sonrió
- Tu hijo no deja de sorprenderme, desde que esa muchachita llegó a su vida, no reconozco a Inuyasha
- Se llama Kagome - dijo cruzando los brazos - Y es muy obvio que no lo reconozcas, nuestro hijo se ha enamorado
El hombre la miró confundido
- Pero qué dices mujer - rascó su cabeza- Si Inuyasha es novio de Kikyo
Izayoi soltó una risita
- Para ser un gran hombre de negocios, te falta visión querido - sonrió divertida - Tu hijo ya no es más novio de Kikyo
- ¿Dejó a Kikyo por esa muchacha? - preguntó sintiendose en una sesión de chismes.
- Aún no se bien como sucedieron las cosas - explicó - Pero ayer, antes de acostarnos Kikyo llamó hecha un mar de lágrimas a contarme que Inuyasha había roto con ella
- ¿Y tú estás de acuerdo?
- Al principio tenía mis reparos, ya sabes por su historial de maltrato - miró a su esposo - Pero por lo que me ha contado Inuyasha y por la adoración que tiene Sasha por ella estoy segura que no es una mala mujer
- Pues esta vez no estoy de acuerdo contigo - dijo contrariado- esa mujer no solo no es de nuestra condición sociocultural, también le traerá muchos problemas a Inuyasha, ¡mira cuantas semanas se ha ausentado del trabajo!
- ¡Toga! - regañó- las personas debemos ser juzgadas por lo que somos y no por lo que tenemos, además Kagome ya tiene el cariño de Sasha, sabes que nuestra hija no se abre con cualquier persona
Toga bufó
- Sigo sin estar de acuerdo, Inuyasha ha dejado de lado el trabajo, yo he debido tomar su lugar- exclamó molesto- cuando he sido yo quien le dió el puesto de jefe por encima de su hermano mayor
- Tú hiciste lo mismo cuando yo te necesitaba - respondió- y no se acabó el mundo por eso
- Es muy diferente Izayoi
- No lo es, Inuyasha esta enamorado, y aunque siempre lo niegues tus hijos son tu viva imagen
- Seshomaru no ha hecho estas cosas - se defendió
- Pues Seshomaru esta enamorado de una muchacha de la oficina - se encogió de hombros
- ¿Qué? - no lo podía creer - ¿Cómo lo sabes?
- Deberías prestarle más atención a tus hijos Toga - exclamó molesta
- ¿No te habrás equivocado Izayoi? A veces dices cada disparate...
El silencio reinó en la habitación
- Querida... ¿Por qué cierras así tus ojitos? - preguntó viéndola asustado - ¿Estás molesta?
- ¡Abajo! - gritó - ¡Dormirás abajo toda la semana Toga! - dijo dejándolo solo
- Izayoi no te precipites , por favor
Ya había terminado de limpiar la habitación, mientras Kagome se había ocupado de ducharse ella y Sasha.
Recordaba que su hermana ya había superado ese episodio del hombre malo y los orines nocturnos o mejor dicho mañaneros en este caso ¿él habría contribuido con el episodio de Kikyo a que volviera?
Se había arrepentido de hablar con su madre pero en el fondo sabía que no podía ocultarle nada acerca de la pequeña, si lo hacía lo mataría.
Estuvo dubitativo sobre sí comunicárselo a Seshomaru, sabía que su hermano ya se hubiera aparecido en casa y eso hubiera hecho sentir más culpable a la pequeña, por lo que decidió no hacerlo.
Se quitó la pijama manchada y suspiró, debía darse una buena ducha, aún tenía mil cosas que hacer, la firma del contrato de la construcción de la carretera 44, la lista de materiales del nuevo edificio de la calle 16, revisar los correos que Seshomaru le había mandado hace más de una semana, organizar a la junta directiva y hablar con Kagome sobre lo que sucedió
No quería hacerse el tonto, sabía que eso era lo primero de su lista de prioridades pero no sabía que decirle ¿Debía pedirle que fuera su novia? ¿ Debía esperar? ¿Debía decirle que se lo tomarán con calma? No sabía que decir.
El agua fría no lo ayudaba a pensar ¿ Qué haría? ¿Que haría? ¿ Que tal decirle: Kagome seamos amigos con derechos mientras nos vamos conociendo?
Se dió un golpe mental, debía ser sincero consigo mismo, él quería todo con Kagome, quería noches candentes, noches de películas, noches de hacer el tonto, días buenos, días malos, quería limpiar los desastres de Sasha junto a ella, la quería en su vida.
Dió un suspiro, se había enamorado de una mujer que se la pasó inconsciente la mitad del tiempo que compartió a su lado ¿podía sentirse más tonto?
Preguntarse como sucedió era demasiado para él, solo sabía que Kagome estaba ahí, justo en su corazón y ya no había más que hacer, salvo hacerla suya una y otra y otra vez como la noche anterior... ¡Mierda! No usó protección ¡ Carajo, donde tenía la cabeza! ¿¡Dónde!?
Salió de la ducha más contrariado de lo que entró, se colocó sus vaqueros y la camiseta color plata que ya había alistado, definitivamente debía hablar con ella. ¿Pero como?
El grito de Sasha se escuchó en toda la casa, algo había sucedido.
Inuyasha no alcanzó a colocarse los tenis, corrió lo más rápido que pudo a su encuentro ¿ Qué demonios habia sucedido ahora?
- Kagome - llamó llorando la pequeña mientras la movía con sus pequeñas manitas
Inuyasha se quedó frío al pie de las escaleras, Kagome estaba sentada en el mueble tomándose el vientre ¡ Mierda! la herida se había abierto.
- ¡Kagura! - llamó gritando - ¡Kagura!
Inuyasha hizo a un lado a su hermana y tomó la mano libre de la azabache que se encogia de dolor, estaba perdiendo demasiada sangre. ¿ Pero como? Si esa herida debió haberse cerrado ya hace mucho, él mismo había escuchado al médico, él dijo que con los cuidados necesarios esa herida no ocasionaría ningún contratiempo, por eso había contratado a Kagura, ella se encargó de esa herida desde que llegó Kagome ¿ cierto?
- Inu - gritó Sasha asustada - ¿Kagome se va a morir? - soltó llorando
- ¡Kagura! - volvió a gritar ¿ donde demonios estaba?
Presionar esa herida le traía muy malos recuerdos
- ¡Inuyasha! - gritó Sasha exasperandolo - ¡Kagome se morirá!
El llanto de su hermana lo ponía más ansioso de lo que ya estaba y Kagura que no aparecía ¡Maldita sea!
- ¡Inuyasha! - volvió a llamar muy asustada
- ¡Fuera de aquí! - ordenó gritando
La pequeña dió un respingo sin dejar de llorar
- Pero... pero - siguió llorando
- ¡Que te largues! ¡ Que no te quiero ver ahora!
Sasha lo miró con lágrimas en los ojos y él se dio cuenta de su error
- ¡Te odio! ¡Todo es tu culpa!
Inuyasha la vió irse corriendo y recibió la mirada furiosa de Kagome quien intentó ir al encuentro de Sasha pero él se lo impidió
- Amo Inuyasha déjeme ayudar - intervino Myoga con el botiquín en mano poniendo paños fríos a la situación
Inuyasha se apartó de Kagome y dejó a Myoga, ¿y si Sasha tenía razón? ¿ Si Kagome estaba así por su culpa? No debió haberle hecho el amor tantas veces, no debió dejar que se encargara de Sasha y tampoco debió tratar así a su hermana ella solo estaba asustada, debía ir por ella ¿ Desde cuando era tan imbecil?
- Amo Inuyasha - llamó Myoga- esta herida no ha sido tratada
- ¿Qué?
- No ha recibido tratamiento alguno, si no lo descubrimos ha podido ser fatal
Inuyasha miró a Kagome quien cerró los ojos cuando Myoga le vertía algún tipo de líquido, ardía demasiado
-Eso no puede ser, Kagura se encargó de eso, la contraté por sugerencia del terapeuta de Sasha
- Pues no hizo su trabajo - dijo mirándolo- Tome aire por favor dolerá un poco
El grito de Kagome lo sobresaltó y lo llenó de rabia ¿ tan mal había estado Kagome? ¿ Por qué Kagura no la trató? ¿ Por qué?
- Solo aguante un poco más - pidió sereno - será muy rápido
Inuyasha no sabía que demonios hacer si quedarse o ir tras Sasha, ¿por qué Kagura haría algo así?
- Listo- dijo Myoga mientras cambiaba los apósitos
- ¿Cómo te sientes? - tomó su mano preocupado
- Estoy bien - respondió dándole un corto beso en los labios - Ve por Sasha, no debiste tratarla así
El grito de Sasha los separó
Había corrido lejos de ese lugar, Inuyasha nunca le había hablado así ni cuando molestaba a Kikyo.
Le dolía mucho su pecho ¿ por qué ya no la quería? ¿ Kagome tenía la culpa?
Ya había parado de correr pues su pecho dolía, dió un rápido vistazo al lugar en donde se encontraba pero no logró descifrar donde estaba. Ella solo solía estar con Inuyasha en su habitación o en el cuarto de juegos ¿de quien era ese cuarto?
Quiso inspeccionar el lugar, como las películas de espías que veía con su hermano.
La cama estaba destendida y en ella habían muchas agujas, de esas que le ponían cuando su madre la llevaba al doctor por medicina ¿por qué habían tantas? intentó tomar una pero se resbaló de sus manos y se hizo pedazos contra el suelo.
La peliplata se asustó un poco pero no llamaría a su hermano, él ahora la odiaba, así que respiró hondo y siguió inspeccionando el lugar tratando de no sentir miedo.
Todo le pareció aburrido, todo excepto el portarretrato que brillaba en el estante que estaba en la pared, brillaba mucho.
Dió unos cuantos pasos hasta llegar a él y se puso de puntitas, no lo alcanzaba, pero necesitaba tenerlo, le gustaba mucho cuanto brillaba, quería poder tocar ese brillo y enseñarselo a Kagome para que ya no le duela su pancita
Estiró su pequeño brazo lo más que pudo y sus pequeños dedos lo llegaron a rozar, un salto y lo tendría entre sus manos.
Sasha saltó lo más alto que pudo y ¡bingo! ya lo tenía en sus manos, lo miró con detenimiento unos segundos intentando descifrar si lo que veían sus ojos era verdad. Una vez que lo confirmó sintió que no pudo respirar, el hombre malo estaba en la foto, estaba sonriendo, ¡el hombre malo estaba ahi!
Sus ojos se llenaron de lágrimas, había venido a buscarla como dijo que lo haría, había vuelto otra vez como en sus sueños. Esta vez ya no podría esconderse.
Sasha gritó y dejó caer el portarretrato.
Inuyasha la había encontrado en el cuarto de Kagura hecha un mar de lágrimas y sin dejar de gritar. No lo dudó ni un solo segundo y se apresuró a abrazar a su hermana intentando calmarla pero no lo consiguió, ella no dejaba de gritar.
Sin duda era un ataque de pánico ¿Que más podía hacer? Sasha gritaba completamente asustada como si hubiera visto a el mismísimo demonio . Sus abrazos no funcionaban, sus palabras tampoco ¿ que haría por ella?
Solo cuando llegó Kagome Sasha se detuvo un instante para luego gritar aún mas fuerte y señalar el portarretrato que estaba hecho pedazos a sus pies completamente desesperada.
Ver a su hermana así le partió el corazón ¿Que pasaba? ¿ Desde cuando los ataques de pánico eran así de graves? ¿desde cuando no podía ayudarla?
- Por favor, por favor mi amor, por favor , dime que te pasa - pidió de rodillas frente a ella - Habla conmigo Sasha por favor
La peliplata lo miró a los ojos
- ¿Quieres que te dé un abrazo?
Negó llorando
- ¿Quieres a mamá?
La peliplata lo dudó unos segundos y luego volvió a negar.
- ¿Quieres que llamé a Naraku? - preguntó ya al borde de la desesperación, quien mejor que su terapeuta
Sasha ahondó aún mas su llanto mientras corrió a sus brazos y negó desesperada y completamente asustada
- No haré nada que tú no quieras mi amor - afirmó - Pero dime que tienes - rogó Perdóname Sasha por favor - su voz se quebró mientras la levantaba en brazos- Perdóname Sasha
Sasha se agarró aún mas fuerte del cuello de su hermano y siguió llorando
- ¿Que sucedió Sasha? - preguntó Kagome acercandose a ellos
Sasha la miró y lloró con mas sentimiento. Inuyasha no sabía que más hacer, le partía el corazón ver a su hermana así, creyó que Naraku había logrado ayudarla pero era obvio que no
- Cariño si no nos dices que sucedió no podremos ayudarte - pidió Kagome- ¿Estas enfadada por lo de hace rato? ¿ Estás así por eso?
Sasha negó intentando controlar su llanto
- Kagome - lloró estirando sus pequeños brazos hacia ella
Kagome no dudó ni un segundo en tomarla en brazos, aún ante la negativa de Inuyasha, ella se había hecho con Sasha
- ¿Alguien te hizo daño? - preguntó Kagome - ¿ Es eso mi amor?
Sasha la miró a los ojos y señaló el piso para llorar aún mas fuerte
Inuyasha recogió la foto de entre los cristales , no había nada raro, era Kagura con quien suponía era su novio o hermano
- ¿Que hay ahí? - preguntó Kagome intentando parar el llanto de la pequeña meciendola suavemente
- Pues solo es la foto de Kagura con alguien - dijo mientras le mostraba la foto - ¿te lastimaste con el vidrio mi amor?
Inuyasha supo que algo iba a mal cuando el rostro de Kagome palideceó y Sasha lloró desconsolada escondiendose en el pecho de la azabache
- El hombre malo - gritó Sasha desesperada sin voltear a ver la foto
- Bankotsu- dijo Kagome con lágrimas corriendo por su rostro.
Inuyasha tardó unos minutos en comprender lo que sucedía en esa habitación, le arrebató con desesperación a Sasha de los brazos a Kagome y la abrazó con el corazón partiéndose en mil pedazos
- No Sasha, tú no
Hola!
Quiero agradecerles por los reviews, estoy sumamente emocionada y agradecida con que les guste la historia, espero seguir leyendolas.
Gracias por el cariño a la historia y por tomarse el tiempo de leerla, se los agradezco mucho.
Prometo actualizar muuuuy pronto
