Miró por el rabillo del ojo a su hijo menor y no pudo evitar sentir el piso tambalearse, ¿cómo la situación había llegado a ese extremo? Por más que buscaba la respuesta dentro de si, no la encontraba.
Dejó escapar un suspiro cargado de frustración y tristeza para luego juguetear con sus dedos, hasta hace unos días todo estaba tan perfecto, todas las piezas encajaban tan bien y ahora todo se había roto, no pudo evitar recordar la noche en la que desapareció
- ¡Necesito que me escuches! - pidió sosteniendo su rostro
- ¡No puedo! - gimió - Necesito encontrarla, fue él mamá, el se la llevó
- Cariño - llamó intentando calmarlo
- ¡No! - gritó - tiene el móvil apagado y no da señales de vida ¡fue él! - acusó- él fue quien dejó la estúpida nota
Izayoi lo miró y lo abrazó ¿Dónde demonios estaba Kagome?
- No creo que Inuyasha pueda salir adelante si las pierde a ambas
La voz de su hijo mayor retumbó en lo más hondo de su ser, ella tenía la certeza de que su hijo no podría continuar si alguna de las dos no lo lograba.
- No tendrá que hacerlo
Su respuesta no fue sincera y tampoco sonó real, fue como si aunque intentara que no, aquellas palabras salieran de su boca con un enorme cartel que decía que eran mentira.
- Creo que lo mejor será que te hagas ver esa herida
Miró a su marido ante su petición y negó rápidamente cubriendo su brazo izquierdo, la cortada no había sido superficial, era obvio que requería puntos para cerrar la herida pero se negaba a moverse del lado de sus hijos
- Estoy bien - contestó - ¿Setsuna y Towa?
La pregunta caló hondo en su primogénito, que desvió la mirada hacia el suelo, y contrajo la respiración.
- Aún no, ellas aún no... - la voz le tembló aunque intentó evitarlo
- Ellas dos lo harán muy bien - apretó la pierna de su hijo - ¿lo sabes verdad?
No dijo nada, ni levantó la vista , sabía en el fondo que nada lo animaría.
Izayoi giró el rostro en dirección de su hijo menor, el corazón se le estrujó al verlo sentado en aquella silla de hospital con la mirada perdida y el alma vacía tal cual hacia cinco horas
- ¿Puedes quedarte con Seshomaru? - preguntó sin despegar la vista de su hijo menor
Toga la relevó en un segundo sin siquiera contestar a su petición, tomó la mano de su hijo, no diría nada, a fin de cuentas las palabras sobraban ¿qué dices en un momento tan crítico?
Vió a su mujer caminar a paso firme hasta su pequeño y sintió el mundo romperse ¿no se supone que un padre protege a sus hijos? ¿qué es labor de un padre evitar su sufrimiento?
- ¿Recuerdas el día que decidieron juntar sus vidas?
Los opacos ojos dorados la observaron un instante para luego clavarse en el blanco y liso piso. ¿Si lo recordaba? Ahora ese recuerdo era de los pocos a los que se aferraba
- Ella estaba tan hermosa- continúo mientras tomaba asiento a su lado - ¿Lo recuerdas? - lo miró
El sol los había premiado con sus tibios rayos a pesar de ser temporada de lluvias torrenciales y feroces vientos, el castillo había sido decorado con rosas tan frescas que el aroma los transportaba al recuerdo de un día de verano en los campos de Holanda. Habían mariposas multicolores sobrevolando el lugar por pedido suyo, no podía no imaginar ese momento sin las mariposas que tanto amaba Kagome, si ella supiera que era ella quien llenó su vida de color.
- ¿Crees que sea una señal? - preguntó nervioso mientras una mariposa se posaba en su dedo
- ¿Una señal de qué estás loco? - respondió fastidiado
- ¿Por qué estaría loco? - preguntó con una sonrisa nerviosa
- Me hiciste volar desde Tokyo sin explicación alguna - bramó molesto - Y resulta que seré el padrino de una boda de la que no tenía ni idea - lo fulminó con la mirada- ¡No preparé el puto discurso! ¡Quedaré como un improvisado! - se lamentó - ¡Y yo jamás he sido un improvisado!
La risa nerviosa de Inuyasha se dejó escuchar por todo el lugar. Miroku podía estar enfadado con él pero ahí estaba, a su lado, acompañándolo en el momento más importante de su vida y eso él lo apreciaba más que nada en el mundo.
- Lo decidimos hace unos días - respondió ansioso - ¡Dios! no podía esperar Miroku ¿puedes entenderlo? y cuando ella me pidió casarnos hoy no pude resistirme
El aludido roló los ojos y esbozó una sonrisa. ¿Qué si lo entendía? Por supuesto que sí, su amigo estaba jodidamente enamorado de Kagome, sólo había que escucharlo hablar de ella, había que ver sus ojos iluminarse con solo nombrarla, Inuyasha despedía miel y no había duda .
- Aún no entiendo como conseguiste el lugar - le dió un leve golpe- Siempre está reservado y ahora es todo tuyo - se quejó - Debí suponer que venir a Alemania no sería un viaje de placer
- Cortesía de mamá - guiñó el ojo izquierdo picaramente - y ya basta de quejarte que estás más emocionado que yo - acusó
Miroku giró a ver a Izayoi tratando de ocultar su sonrojo, ya que lo que decía Inuyasha era completamente verdad y no pudo no reir, Izayoi estaba aún más ansiosa que él y el propio novio, no paraba de dar vueltas sobre sí misma
- ¿Podrían callarse? - pidió molesto levantándose de su lugar
Inuyasha pidió perdón con un gesto y le sonrió
- ¿Quieres cambiar lugar con Seshomaru? - le preguntó bromeando a su mejor amigo
El aludido bufó indignado
- ¿Aún está dolido por no ser el padrino? - siguió el juego
Inuyasha asintió mientras intercambiaba una mirada cómplice con la mujer de su hermano
- Si tan solo fuera un poco más cariñoso con su pequeño hermano , le hubiera pedido ser mi padrino
Rin oculto su sonrisa y le dio un leve empujón a Seshomaru mientras cuidaba su vientre
- Deberías decirle ya - pidió ella
- ¿Decirme que?
- Ambos son los padrinos - respondió Inuyasha - He decidido tener dos padrinos
Seshomaru lo miró incrédulo ¿Cómo se atrevía a decírselo el mismo día de la boda? ¿El inútil de su hermano creía que él accedería? Un Taisho como él jamás aceptaría el segundo lugar
- Pues no aceptaré - se cruzó de brazos
Inuyasha frotó sus manos y rio inocentemente
- Solo párate a mi lado que la novia ya llegó. - ordenó - y sonrie que tu futuro padrino de bodas te lo pide
Seshomaru fue empujado levemente por Rin quien lo miró con lágrimas en los ojos, completamente de acuerdo con la petición de su cuñado.
La música retumbó en el lugar, anunciando la llegada de la novia, decir que estaba nervioso nunca alcanzaría, su corazón latía desbocadamente, sus manos sudaban y respirar parecía habérsele olvidado pero todo lo creyó tan insignificante comparado a lo que estaba a punto de vivir.
La miró y el mundo cambió de color, estaba seguro de dos cosas en ese preciso momento. La primera de ellas era que Kagome era el amor de su vida, la segunda era que todo el camino que recorrió, lo bueno y lo malo, las tristezas y alegrías, todo... lo volvería a vivir si al final del camino ella era quien lo esperaría del otro lado.
Lo vió y sintió el piso temblar, tuvo que respirar profundamente y agradecer al cielo que Toga la sostenía firmemente de lo contrario hubiera caído de bruces al suelo.
Verlo le pareció irreal, de esas situaciones que parecen ser producto solo de un sueño, le pareció que el camino a su felicidad estaba a tan solo unos metros.
No pudo evitar dejar las lágrimas correr por su rostro mientras la veía avanzar hacia él con ese hermoso vestido blanco de encaje que resaltaba tan bien su figura, debió haber hecho algo increíble en todas sus vidas pasadas para mercerla.
Lo vió llorar y su corazón se estrujó, estaba en el lugar correcto, estaba donde era amada y donde amaba.
Vió su nerviosa sonrisa a través del velo y contuvo el aliento, había encontrado al hombre correcto, había encontrado el camino a la felicidad después de tanto, y su futuro esposo tuvo razón... ese camino inició con el amor hacia ella misma.
Sintió cuando Toga detuvo el paso y giró a mirarla, con los ojos enjuagados en lágrimas besó su frente y la entregó a quien era el amor de su vida, jamás olvidaría ese gesto.
Tomó su mano sin poder evitar derramar las lágrimas y alzó el velo que cubría sus facciones para encontrarse con sus ojos chocolates cristalizados. Si dios existía él había sido enormemente bendecido y no podía más que sentir agradecimiento.
Perderse en esos dos soles le robó el aliento, ¿esa era la forma que tenía la vida de premiarla después de tanto sufrimiento? Si esa era su forma de decirle que lo mejor estaba por venir, solo podía sentir agradecimiento... lo mejor de su vida apenas comenzaba y ella estaba dispuesta a vivirlo.
- Cuando era pequeña tu abuela siempre me repetía que mientras estemos aquí debemos asegurarnos que quienes amamos sepan que lo hacemos y de esa forma nuestro amor siempre los protegerá
Fijó su vista en los ojos opacos de su madre
- Y tu mi pequeño sol - limpió el rastro de sangre de su mejilla - lo hiciste desde el primer día que tuviste de vida y aún hoy lo sigues haciendo
Tomó su mano entre las suyas y clavó la vista en los ojos chocolates más hermosos que existían.
- Yo Inuyasha Taisho , te tomo a ti Kagome Higurashi como esposa - su voz se quebró por la emoción - Para amarte todos los días que me queden de vida, para respetarte con mi accionar y pensamiento hasta mi último aliento, para ser tu compañero y amigo siempre que tú lo quieras y lo permitas, para compartir esto que llamamos vida una y otra vez - la miró - Tengo la certeza de que tú naciste para conocerme y que yo nací para ti.- sus ojos brillaron- Te amo Kagome, hasta el final
Su corazón dió un brinco mientras Inuyasha colocaba la alianza en su dedo anular ¿se podía sentir tanta dicha junta?
- Yo Kagome Higurashi te tomo a ti Inuyasha Taisho como esposo - comenzó - Para amarte cuando todo sea felicidad y cuando no todo lo sea, te tomo como esposo en los momentos en los que irradiarás luz y en los de oscuridad, donde seré una antorcha para ti - lo miró - Porque tú has sido no solo mi antorcha en la más oscura noche , también has sido mi pilar, mi bastón y mi mayor anhelo - su voz tembló- Prometo amarme cada día con más fuerzas para así amarte con todo lo que tengo - sonrió - prometo luchar por nuestra familia - acarició su vientre - y prometo acompañarte cada día de tu vida por el resto de la mía
Miró a su hermano y sintió impotencia consigo mismo y con la vida. ¿Cómo era posible? Sentía caer en un hoyo negro
- Recuerdo el nacimiento de mis nietas, lo nervioso que estabas Seshomaru - dijo melancólico- ¿Recuerdas que morías de miedo con que le sucediera algo a Rin pero no eras capaz de demostrarlo para darle tranquilidad?
Miró a su padre, fue la mas aterradora y hermosa experiencia que habia vivido.
- Y te demostró lo fuerte que es- lo miró - Lo hará igual en esta ocasión
El cuarto era el más grande que tenían según el director del hospital pero a él le parecía demasiado pequeño para Rin y las niñas, debió buscar un hospital con un cuarto mucho más amplio para que ellas estén cómodas y no hacerle caso a su madre ni a la propia Rin
-¿Cómo estás? - se acercó hasta la camilla
- Las niñas se están portando tan bien - susurró - se parecen tanto a ti
- Aún no las hemos visto Rin - dijo sosteniendo su mano y restandole importancia
- Pues lo hacen- dijo dulcemente- evitan preocuparme, siempre se mueven y me hacen sentir que están bien, al igual que tú, que no demuestras miedo para no asustarme
Apretó el agarre
- Van a estar bien Rin - aseguró
Los ojos castaños se posaron en él y le dedicó una sonrisa serena
- Si son tan fuertes como su padre estarán muy bien - acarició su vientre - deben resistir ¿de acuerdo?
Seshomaru no pudo evitar sentir un nudo en la garganta al verla hablar a su vientre con tanto amor , las pequeñas nacerían prematuras, a pesar de todos los medicamentos y cuidados que le suministraron a Rin cuando comenzaron las contracciones. Los médicos no habían podido lograr que las gemelas se quedarán un poco más en el vientre de su madre y con seis meses por cumplir vendrían al mundo
- ¿Puedo pedirte algo?
Giró a verla a los ojos tan pronto como terminó de hablar, ella podía pedirle el mundo si así lo quería.
- Quiero que Inuyasha y Kagome sean los padrinos - pidió
Seshomaru asintió, él hubiera querido lo mismo
- Tendrás todo lo que quieras Rin
Rin sonrió dulcemente
- Quiero también que salgas allí afuera y en verdad demuestres lo que sientes - ordenó- Sé que no lo harás conmigo pero no guardes todo, te hará daño
- No te abandonaré- la miró a los ojos
Rin sonrió y tomó su rostro entre sus manos
- Tú jamás me has abandonado y de la único que tengo certeza en este mundo es que jamás lo harás - depositó un beso en sus labios- pero no puedes entrar ahí conmigo y lo sabes - lo miró - voy a cuidarlas bien ¿de acuerdo señor Seshomaru?
Seshomaru curvó los labios en una imperceptible sonrisa, amaba cada vez que Rin le decía así, le recordaba tanto a la primera vez que la conoció
- De acuerdo Rin.
Toga miró a su hijo y sonrió, Seshomaru era su primera joya, su primer amor, su primera lección y su primer para siempre. Amaba a su hijo como jamás pensó amar a nadie, y eso siempre lo logró asustar en sus primeros años como padre, imaginar que daría su vida por alguien tan pequeño sin importar nada, lo volvía loco al igual que a él
Lo tomó de los hombros luego que Rin fuera llevada a quirofano y lo llevó hasta el rincón más alejado de su familia, él no había querido intercambiar palabra con nadie, tan solo se limitaba a parecer impasible y lejano.
- Cuando naciste tuve miedo de perder a tu madre - comenzó- el médico no me dejó estar presente en el parto porque traías el cordón enredado en el cuello, a pesar de que te intentaron acomodar no lograron el objetivo- suspiró - Incluse tuve miedo a no quererte si Izayoi no salía viva de esa sala
El aludido lo miró sorprendido, el temía exactamente eso, no podía imaginarse una vida sin Rin ni siquiera por sus hijas
- Pero me equivoqué, como siempre - sonrió- Siempre fuiste muy tenaz Seshomaru, incluso antes de nacer - bromeó- pero tu madre decía que eso era exactamente lo que te dinguistiría del resto y no se equivocó, incluso fuiste tenaz en nuestro primer encuentro, lograste que te amara a pesar de mis miedos
Miró a su hijo con amor y apoyó su mano en su hombro
- Toda tu vida has sido duro y tenaz - sonrió- al contrario de tus hermanos siempre fuiste el más lógico, el más racional y al que más le costó entender que en la vida necesitamos amar y proteger a quienes amamos para ser humanos
Seshomaru lo miró con un nudo en la garganta
- Y hoy hijo mio ese miedo que sientes por Rin y por tus hijas no es más que amor - sonrió- eso que te mueve es amor, por dos seres que aún sin conocerlas ya se adueñaron de tu corazón a pesar de tus posibles dudas y miedos
- ¿Cómo puedo sentir algo así por seres que aún ni he visto? Por dos seres que me pueden arrebatar a Rin
- Porque tus hijas no son más que amor materializado, son el amor de Rin y tuyo hecho pequeñas y diminutas personas y créeme cuando te digo que ese miedo no desaparecerá nunca - lo miró - aún hoy, tu madre y yo tememos por ustedes
Seshomaru abrió los ojos
- Uno comienza a amar a sus hijos y jamás termina de hacerlo a pesar del tiempo, de los errores, de los distanciamientos, de las palabras hirientes e incluso a pesar de que sean dos hombres ya maduros - lo miró - ese amor no morirá ni con la muerte misma - tocó su pecho señalando su corazón - Tú y tus hermanos serán la prueba viviente de que el amor de Izayoi y mío trascendió incluso nuestra muerte, lo mismo serán mis nietas
Seshomaru abrazó a su padre
- Tus hijas serán igual de fuertes que tú - acarició su melena - sobrevivirán al igual que Rin y te harán amarlas como locas hijo mío - sonrió
- Gracias papá
Observó a su madre y tragó duro, sentía un vacío en el estómago demasiado grande como para sí quiera seguir vivo
- ¿Setsuna y Towa? - preguntó con un hilo de voz
- Aún no nos dicen nada - respondió tranquilamente - Inuyasha ¿recuerdas la primera vez que las niñas llegaron a casa? - preguntó intentando que su hijo tuviera un recuerdo agradable
El aludido asintió
- No logró recordar si fue Setsuna quien llevaba el vestido rosa - dijo como si eso fuera relevante
- Fue Towa - respondió en un susurro - lo recuerdo porque Kagome la tenía en brazos
No podía evitar sentirse completo con la llegada de sus sobrinas y la futura llegada de su hija, después de dos meses en cuidados intensivos neo natales al fin habían llegado a casa.
- Pero qué hermosas son - chilló Kagome emocionada - ¿A qué eres hermosa mi dulce Towa? - preguntó mientras la tomaba en brazos
La pequeña bebé se revolvió entre sus brazos e hizo un pequeño puchero
- ¿Qué pasa mi dulce Towa? - preguntó meciendola- ¿No te gusta el vestido?
La pequeña abrió sus enormes ojos violáceos y la miró muy quietamente
- ¿Es eso mi pequeña Towa? - sonrió- ¿No te gusta el color rosado?
Towa jugueteó con sus manitas en su rostro
- Inuyasha - llamó en un susurro
El ojidorado la miró y dejó de prestarle atención al resto
- Acompáñame a la habitación- pidió en un susurro
Inuyasha asintió y la siguió confundido mientras sus padres, Seshomaru y Rin decidían algo respecto a Setsuna y su adorable ceño fruncido
- ¿Qué ha sucedido? ¿Te sientes mal?
- La pequeña odia el color rosado - explicó naturalmente
Inuyasha la miró como si estuviera loca
- Ella ni siquiera distingue los colores Kagome
- Que si lo hace - respondió sin mirarlo - ¿Puedes pasarme el vestido blanco con gris?
- Pero Kagome ... - protestó
Kagome lo fulminó con la mirada y él solo obedeció, no debía hacerla enojar
- Aquí tienes - entregó el vestido resignado
Verla cambiar a la pequeña mientras le hacía muecas graciosas lo lleno de ilusión, no faltaba mucho para que hiciera lo mismo con la pequeña Moroha
- Listo... ¿A qué estas mejor mi pequeña Towa?
La pequeña gorgojeo mientras reía muy a su estilo secundando a su tía
- Pero claro que estas más a gusto pequeña hermosa - le dió un fugaz beso - tu prima Moroha y yo creemos que te ves hermosa - lo miró- ¿verdad Inuyasha?
- Inuyasha - llamó su madre dándole un ligero golpe
Alzó la vista y la clavó en el hombre de bata blanca que tenía frente a él, aquel hombre marcaría un antes y un después en su vida y él parecía no tener noción de aquello.
- Dígame- pidió mientras se ponía de pie volviendo al presente
- Su pequeña hija nació a las 23 :30 - informó mientras lo observaba muy tranquilo
Las palabras flotaron en el ambiente por un largo rato, no podía articular palabra, tan solo tenía puesta la mirada en los ojos azules de aquel hombre. ¿Moroha?
- ¿Cómo está? - preguntó Izayoi intentando que él se recompusiera y reaccionara.
- Debe acompañarme Sr. Taisho - lo miró con el ceño fruncido
Inuyasha apretó la mano de su madre en un intentó inútil de tranquilizarla y darse fuerzas, para luego seguirlo. El camino fue largo y nada piadoso con su corazón y estabilidad emocional, podía imaginar mil escenarios, miles de versiones de su hija pero siempre volvía al mismo lugar... a un escenario donde era Kagome quien lo recibía.
- Está en la incubadora número seis - informó cediendole el paso - presentó una complicación respiratoria
Inuyasha no lo veía, tenía clavada la vista en el cartel con el número que indicaba aquel hombre
- El impacto fue bastante grave - prosiguió - la pequeña tenía los pulmones llenos de líquido amniotico
Las palabras de aquel hombre se clavaron como puñales dentro suyo, tan pequeña y la vida ya la hacia sufrir, tan indefensa
- Ahora deberá estar en observación - explicó - existe la posibilidad de que su pequeño corazón se detenga debido al estrés al que fue sometida - bajo la voz - estas veinticuatro horas definirán el rumbo que tomen las cosas
El mundo se le partió en dos, mientras su cuerpo se encontraba paralizado observando aquella incubadora
- Su esposa aún se encuentra en sala de operaciones - informó- el doctor lo buscará para avisarle como va la operación
- ¿Puedo sostenerla? - lo ignoró
Su voz salió sin fuerza, salió de él a modo de ruego, a modo de súplica
- Si Sr. Taisho - contestó - la pequeña se lo agradecerá, siempre que el respirador se mantenga en su lugar y usted cumpla con la rutina de desinfección.
Inuyasha asintió mientras caminaba a su lado y seguía sus órdenes, los diez minutos en los que escuchó sus indicaciones, lavó sus manos y se colocó el traje azul le parecieron una eternidad.
- Lo dejaré solo - informó - si sucede algo, por favor solo presione el botón azul, la enfermera llegará en seguida
Inuyasha asintió y caminó a paso lento hacia la incubadora, cada paso dolía, lo dejaba sin aliento, lo rompía por dentro, temía con lo que se encontraría pero debía hacerlo por Kagome.
Ver a su hija conectada a un monitor y a un respirador fue demasiado para él, sintió las fuerzas terminar de irse de su lado. ¿Cómo alguien que era tan esperada y tan amada pasaba por eso? ¿Cómo él no pudo protegerla?
- Necesito que te quedes conmigo - pidió mientras la sostenía en brazos y presionaba la hemorragia
- Mo.. Moroha - susurró con los ojos cristalizados - entre ella y yo... Moroha
Negó con los ojos inundados en lágrimas
- No - contestó - vas a estar bien
Lo miró con las pocas energías que quedaban
- Promételo- susurró
- Lo prometo - respondió mientras las lágrimas caían
- Te amo - dijo con una sonrisa
La besó, sin importar la sangre, el ruido de las sirenas, sin importarle que el cuerpo de Bankotsu yaciera a su lado.
No pudo evitar dejar correr las lágrimas mientras posicionaba su mano en el vidrio que los dividía, la pequeña tenía los ojos cerrados mientras los mechones azabaches se encontraban regados dándole el perfecto encuadre a su pequeño rostro.
- Hola Moroha - soltó conteniendo el llanto - hola pequeña... hola hija - dijo muy bajito, solo para ella, como si creyera que hablar más fuerte la rompería
La respuesta que obtuvo fue el pitido constante del monitor que vigilaba los latidos de su corazón.
- Yo he soñado mucho contigo... muchas veces - su voz flaqueó - no sabes cuanto te he soñado... desde que supe que venías en camino no dejé de hacerlo
Miró el monitor que tenía en frente y se sintió vacío, con pesar y con la vista nublada por sus lágrimas la tomó en brazos con el mayor de los cuidados la atrajo a su pecho, había ansiado tanto ese momento y ahora que estaba al alcance de su mano lo partía.
- ¿Y doctora? - preguntó ansioso mientras tomaba su mano - ¿Es una niña?
Kagome sonrió enternecida ante la reacción de su esposo
- ¿Es una niña? - le preguntó a la doctora mientras acariciaba la mejilla de su esposo, que no podía estar más ansioso
La doctora sonrió y clavó la vista en ambos
- Me dijeron que no debía decírselos - sonrió
- ¿Qué? ¿Usted está loca? - contestó Inuyasha - He esperado esto más que ninguna otra cosa ¿Quién demonios le dijo eso?
La mujer sonrió enternecida
- Su familia - respondió
- En ese caso - Kagome se encogió de hombros resignada, estaba segura que todos querían sorprenderlos con el sexo
- ¡No porfavor! - suplicó mirándola- No me hagas esto Kagome
Kagome sonrió y negó rápidamente
- Puede decírnoslo, fingiremos sorpresa cuando ellos nos lo revelen
- ¡Gracias Dios mío! - exclamó a punto de saltar sobre la doctora
La mujer sonrio y volvió a colocar el transductor en el vientre nuevamente
- Aquí estan sus piernas - señaló- y esto que ven aquí es el sexo - sonrió - es una niña señores Taisho
El rostro de Inuyasha fue un poema
- ¡Lo sabía! ¡Lo sabía! - gritó - ¡Kagome! ¡Kagome! muchas gracias mi amor, muchas gracias - la besó emocionado - ¡Oíste hija! Eres una niña mi amor , mi Moroha - besó el vientre emocionado - Eres mi niña
- Felicidades Sr. Taisho - exclamó riendo la doctora ante el espectáculo - Felicidades Sra. Taisho
- No lo dude, somos los más felices del mundo - saltó el ojidorado
- Felicidades Moroha, tus papás te esperan con ansias
Con pesar la sostuvo entre sus brazos, le pareció tan frágil, tan diminuta, tan pequeña que se le pasó por la mente que en cualquier momento se le podría resbalar de sus manos
- Había imaginado nuestro encuentro diferente mi amor, hasta en eso te pareces a tu madre - susurró- Yo llegaría con flores para tu mamá y muchos peluches para ti ¿sabes? - sollozó mientras la mecía - Tú abrirías esos hermosos ojos y ambos sabríamos que nos pertenecemos y mamá estaría tan celosa que no me hablaría durante una semana
- ¡He dicho que no! - rugió molesta
- Pero Kagome - intentó convencerla
Lo fulminó con la mirada
- ¡No la llamarás Moroha Panaberta! - advirtió
- Pero es muy lindo cariño
- ¿Quieres dormir en el suelo hoy? - amenazó
Inuyasha alzó las manos en señal de derrota y sonrió, Kagome ya no era la mujer cohibida que conoció, habia desarrollado un caracter que en ocasiones lo llegaba a asustar
- ¿Y Moroha Pecopona?
Kagome alzó la ceja izquierda
- Largo - ordenó
Inuyasha rio y la abrazó por la espalda
- Sé que te gustan esos nombres - dijo divertido para luego salir corriendo de la habitación antes de ser alcanzado por un cojín.
El pitido del monitor volvió a ser la única respuesta
- Pero escúchame bien mi amor - las lágrimas corrieron sin control - Quiero que sepas cuanto te he esperado, que sin conocerte ya te amaba - besó su frente - Te pertenezco mi amor, desde el día uno, les pertenezco a ti y a tu madre
- ¿En qué piensas? - preguntó mientras estiraba sus largos brazos
- En nada - mintió
Lo miró incrédula
- Si no me lo dices no habrá ramen hoy - amenazó
Inuyasha rio
- Estaba pensando en que soy muy afortunado por tenerlas
Kagome sonrió
- Los tres somos muy afortunados - se sentó en sus piernas - ¿Sabes que dijo Tbsubaki en la última sesión?
Negó
- Que había progresado mucho - sonrió- Pero qué debía hacerlo aún más para que Moroha y Sasha cuenten conmigo
- Las dos son muy afortunadas al tenerte - sonrió - ¿Oíste pequeña? Tienes una super madre
Kagome rio
- Así es Moroha, por ti soy capaz de atravesar castillos y pelear contra dragones
- Eso me tocaba a mi - se quejó
- Tú puedes esperarme junto a Moroha tomando el té
Inuyasha tomó su rostro y la besó, lentamente, tomó su tiempo para explorar su boca como si fuera la primera vez, mientras que con las yemas de los dedos acariciaba sus mejillas.
- Les pertenezco a ambas - susurró entre el beso
No supo si fue Dios, si fue la vida o si fue una simple casualidad pero la pequeña abrió los ojos, los abrió así... despacio, como si la vida y él mundo esperaran por ella. Como si abrir los ojos no cambiara nada, como si no cambiara el mundo de su padre.
Decir que para él no fue un regalo sería mentir, los ojos chocolates de su hija le quitaron la respiración y lo hicieron temblar. Moroha lo veía como si no comprendiera el porqué de su presencia, lo veía tan quieta, tan serena que sus lágrimas ahondaron aún más en él
- Moroha - las lágrimas corrieron mientras intentaba limpiarlas - Soy papá Moroha, soy tu papá mi amor ¿me escuchas mi vida?
La pequeña azabache parpadeó y lo miró unos segundos más, Inuyasha podría jurar que su hija tenía un destello dorado en medio de esos hermosos y profundos ojos chocolates.
Sentir en sus brazos algo tan suyo lo desorientó, Moroha tenía su rostro, era su viva imagen reflejada salvo por los ojos chocolates de Kagome, que aún siendo tan suyos poseían un destello dorado propio de él
- Te amo Moroha - sollozó - Mamá y papá te aman ¿de acuerdo? - miró a sus ojos - Te amamos
El tic tac del reloj lo volvía loco, miró a su mujer y dejó escapar un suspiro
- ¿Sabes algo de Moroha?
Izayoi negó con la mirada perdida en el suelo, no pudo evitar rememorar el accidente nuevamente
- ¿Estas seguro? - pregunto muy nerviosa - dime que estás seguro - pidió
Rin giró a verla completamente nerviosa y ansiosa
- Creo que la encontraron - dijo tapando la bocina del móvil - ¡Encontraron a Kagome!
- ¿Inuyasha y Seshomaru lo lograron? - preguntó emocionada mirando de nuevo al frente mientras sostenía el volante con fuerza
- ¿Sabes algo más? - preguntó con un hilo de voz Izayoi al teléfono
Izayoi la miró a través del espejo retrovisor y sonrío nerviosa
- Creo que está viva Rin - sollozó
Rin no pudo evitar llorar, después de dos semanas al fin lograban dar con Kagome y Moroha. Despues de catorce días llenos de angustia al fin todo parecía retomar su cauce . Miró a sus hijas por el espejo retrovisor y se sintió afortunada de tenerlas
- Inuyasha la lleva al Hospital Central
Rin asintió con una sonrisa en los labios, giró el volante y emprendió la marcha mientras el llanto de Setsuna inundaba todo el auto ocasiondando que diera un respingo
- ¿Crees poder darle el biberón? - preguntó - Está en el bolso
- Descuida cariño - respondió mientras rebuscaba el bolso
El llanto de Setsuna se intenseficó turbando a Rin
- Descuida cariño, aquí esta tu abuela - dijo mientras la tomaba en sus brazos y le daba el biberon
- Iré más a prisa ¿de acuerdo? - informó - Quizás necesiten algo
- Tengo a Setsuna , descuida
- Vale - pisó el acelerador mientras descendian la colina.
Condujo hasta que Izayoi la interrumpió derrepente
- Rin, cariño reduce la velocidad - pidió - colocaré a Setsuna en la silla ya acabó con la leche
- De acuerdo - respondió mientras marcaba el número de Seshomaru con el manos libres
Los minutos siguientes fueron los más aterradores de su vida, el freno no respondía, por más que lo presionaba, el auto no reducia la velocidad.
- ¿Rin? - respondió al llamado
El sollozo de Rin y el llanto de sus hijas lo taladraron
- Cortaron los frenos - gritó desesperada - ¡Cortaron los frenos!
Lo siguiente fue el impacto del auto contra un pared de concreto seguido del completo silencio.
- Sera otra noche larga - susurró cansado
El imbécil de Bankotsu estaba muerto, lo dejó tirado en ese estúpido garaje a merced de la policía y los estúpidos paramédicos, éllogró salir de milagro.
Si tan solo ese imbecil no se hubiera interpuesto entre la bala y Kagome no estaría tirado como un perro callejero en medio de un estúpido garaje.
- ¡Maldita sea! - bramó
Inuyasha creía que él único que estaba detrás del secuestro de Kagome era Bankotsu, pero si lo relacionaban todo se iría al carajo, debía dar gracias que cuando el enfrentamiento surgió el estaba siguiendo el carro de la estúpida mujer de Seshomaru.
No pudo evitar reir ante el recuerdo del auto estrellándose y el retiro de los cuerpos por los paramédicos ¿seguirían vivas?
Tenía dos cosas muy claras, Kagome y su bastarda estaban muy heridas a pesar de que el imbecil de Bankotsu se entrometió y la segunda era ... que debía llamar a Onigumo para saber si había logrado salir vivo del enfrentamiento con los policías
Recordó como Onigumo le narró el secuestro de Kagome y sonrió al final esa perra tuvo razón
- ¿Kagome Taisho?- preguntó cerrandole el pasó
- ¿Quién es usted? - preguntó
- No es necesario conocer mi nombre, debe venir conmigo - intentó tomarla de los brazos
- ¡No ponga sus asquerosos dedos sobre mi! - advirtió mientras se alejaba de él y le daba la espalda
- No lo haga más difícil- pidió poniendose frente a ella y mostrandole un arma
- ¡No me asusta!- dijo - No usará un arma en plena vía pública
El hombre sonrió mientras lanzaba un disparo al aire sin ningún reparo
- El siguiente será entre sus ojos
Su corazón se detuvo por un segundo
- ¿Qué es lo que quiere?
- Que converse unos minutos con mi jefe
Kagome lo empujó sin reparo mientras caminaba hacia el auto, no mostró sorpresa cuando en el interior lo vió sentado de brazos cruzados
- Kagome - llamó
- Bankotsu - respondió fría y sin mostrarle miedo - ¿Así que volviste para matarme?
Bankotsu palideceó
- Pues esta vez daré pelea - advirtió mientras el auto se ponía en marcha - Es muy probable que quien muera seas tú.
Hola, de nuevo yo. *-*
No se asusten, sé que es un salto en el tiempo pero todos los sucesos se sabrán en los próximos capítulos.
Disfrútenlo mucho, las estaré leyendo
