Hola! Bueno, soy novata en esto, digamos que no tengo mucha experiencia en escribir.. pero me gustó mucho esta historia que leí hace tiempo y me parecíó bueno compartirla con ustedes.. En sí, el argumento lo tomé prestado del libro "Magica Inocencia" de Susan Carroll, yo la adapté a los personajes de Rurouni Kenshin, y también puse nuevas escenas que son mías, como también, agregue alguno que otro personaje nuevo. El fic se ubica en la época actual.
Hola! yo de nuevo.. jeje un capitulo más..
Los personajes de Rurouni Kenshin no me pertenecen.. (que mas quisiera yo…¬¬) si no al sensei Nobuhiro Watsuki.
«bla bla» : pensamientos
- bla bla - : diálogo normal
" El investigador privado Kenshin Himura era demasiado cínico como para creer en el amor. Y cuando Kaoru Kamiya apareció en su oficina requiriendo su ayuda en un extraño caso de personas perdidas, su primer impulso fue ponerla en la puerta. Pero Kaoru tenía algo que le afectaba. Tal vez fuera su rostro inocente; o su no tan inocente cuerpo. O, tal vez, el hecho de que el archienemigo de Kenshin le había dicho que no aceptara el caso.."
Capítulo 4
- Un alma sentenciada -
El Mustang rojo de Kenshin se dirigía a toda velocidad hacia la posada Katsumoto, el viento le revolvía el cabello a Kaoru y la dejaba un poco sin respiración.
O, tal vez eso tuviera algo más que ver con el hombre que conducía.
Hubo un breve momento en que pensó que lo había perdido cuando le mencionó al fantasma de Sakura, pero Kenshin no había dicho nada, por una vez.
Él apenas había podido esperar a que llegara su ayudante de almorzar para sacarla de la tienda.
Por suerte, el viento hacía difícil cualquier conversación, cosa que ella agradeció, ya que necesitaba tiempo para pensar. Al contrario que Kenshin, ella no estaba acostumbrada a precipitarse en nada. Incluso antes de ir a verlo a su oficina, se lo había estado pensando toda una tarde. La noche anterior se había convencido a sí misma que lo podía hacer sin ayuda y que era mejor no volverlo a ver
Por eso le había resultado tan desconcertante verlo aparecer en la tienda, como un genio recién salido de una botella. Y, si los genios tuvieran el aspecto de él, ninguna mujer se molestaría en frotar la lámpara de nuevo para desear alguna otra cosa.
Lo miró de reojo. Estaban tan cerca que podía notar los músculos de sus piernas apretándose contra el pantalón. El aspecto desastrado del día anterior había desaparecido, llevaba el cabello peinado, por lo menos así debió ser antes de empezar el viaje, y se había afeitado. Aquello debía hacerlo parecer menos duro, pero no era así.
Como si se diera cuenta de las miradas de ella, el detective la miró de soslayo y sonrió.
-No me importa que admires mi perfil, ángel, pero espero que le estés prestando algo de atención a la carretera, porque yo no tengo ni idea de a dónde vamos-
-Vamos bien -respondió ella-. Dentro de unos tres kilómetros, gira a la derecha en el cruce. Luego pasaremos el lago y ya estaremos.-
-¿Crees que la señora Sakura estará en casa esta tarde?-
-No es como si tuviera muchos más sitios a donde ir, Kenshin -le contestó ella secamente.-
El pelirrojo sonrió más ampliamente. Kaoru se dio cuenta de que se estaba riendo de que ella creyera en fantasmas, pero lo estaba haciendo más delicadamente que el día anterior.
Daba igual, no podía dejar de preguntarse qué pasaría cuando Kenshin Himura, escéptico de pies a cabeza, entrara en los dominios de Sakura Homura. Tenía que admitir que se moría de ganas de verlo.
Tomaron el desvío y entraron en medio de un bosque de pinos, a través del cual de veían destellos del azul del agua.
Por fin llegaron y un viejo letrero de madera indicaba el nombre de la posada. Ésta era un gran edificio, también de madera, con torretas que la hacían parecer una fortaleza medieval. La pintura estaba saltada y la amplia marquesina parecía descuidada y poco acogedora.
Kenshin detuvo el coche delante de los escalones de acceso y apagó el motor. Luego miró la posada por encima del borde de sus gafas y soltó un largo silbido.
-¿Así que es esto? "La Posada Katsumoto". Tengo que ponerla en mi lista de hoteles favoritos, junto con la casa de Los Locos Adams.-
-Los dueños actuales, la Matsuken Co. está tratando de arreglarla un poco. Esperan transformarla en algo que atraiga turismo de primera.-
-Me parece que sería como tratar de transformar el castillo de Drácula en un hotel de cinco estrellas. Pero bueno, no es mi dinero. Probablemente me puedas indicar dónde encontrar a esa gente. Podría ser necesario que hablara con...-
-¡No! -exclamó Kaoru alarmada-. No será necesario. No serían de gran ayuda, ya que no hace mucho tiempo que es suya. Sakura vivía aquí mucho antes. Los Matsuken no saben nada, nada en absoluto.-
Debió sonar demasiado vehemente, ya que Kenshin se quitó los anteojos de sol y la miró fijamente.
Kaoru se dio cuenta de que nunca antes la habían mirado de una manera más policíaca. El hombre ni siquiera tuvo que preguntarle. Una mirada silenciosa y ella estaba dispuesta a contarlo todo.
-De acuerdo -dijo-. La señora Matsuken ni siquiera sabe que yo he estado viniendo aquí para comunicarme con Sakura. No nos llevamos muy bien. Me refiero a que no me llevo nada bien con toda la familia. Su compañía ha sido la responsable de que el barrio se haya transformado en algo tan parecido a un gran supermercado y...-
-¿No les gusta el ambiente de tu pequeña tienda?-
Kaoru asintió.
-Nunca se me habría ocurrido acercarme por esta posada en circunstancias normales. Pero oí los rumores de que estaba encantada y no pude resistirme a venir a echar un vistazo. Luego descubrí a Sakura y... bueno, el resto ya lo sabes.-
-Así que, en otras palabras, estamos allanado una propiedad privada.-
-Sí.-
-Me hubiera gustado que me lo dijeras antes.-
-Lo siento. Debería haberte advertido que lo que estamos haciendo es ilegal. No te culparía si quisieras echarte atrás.-
Kenshin pareció dispuesto a hacerlo. Sin decir una palabra más, dejó las gafas en el salpicadero y arrancó. Tenía cara de estar muy concentrado cuando metió una marcha, que no era atrás.
Llevó el coche despacio hasta al lado del edificio y lo metió luego entre unos pinos con todo cuidado para no arañarlo.
-Ya está -dijo apagando de nuevo el motor-. No es que esté exactamente escondido, pero sí bastante fuera de la vista.-
Cuando se dio cuenta de que ella lo estaba mirando anonadada, se echó a reír.
-Querida¿no te habrás imaginado que me voy a echar atrás por hacer algo un poco ilegal? Hago esto desde que estaba en el colegio. La única manera que existe de hacerme hacer algo es diciéndome que está fuera de algún límite.-
Kaoru se ruborizó profundamente. Por supuesto, debía haberse dado cuenta que él era de la clase de hombre acostumbrado a aceptar riesgos y torcer las reglas. Probablemente él había hecho cosas mucho peores y más peligrosas que ésa. Pero ella todavía se sentía culpable de cuando hizo novillos una vez y se fumó un cigarrillo cuando estaba en el colegio.
-Debes encontrarme increíblemente inocente -le dijo.
-No, simplemente adorable-
Kenshin salió del coche, lo rodeó y le abrió la puerta a ella. Luego le ofreció la mano para ayudarla a bajar, con lo que algunos sobres que él había dejado antes en el suelo diciéndole que era correo atrasado, cayeron a la hierba. Kenshin y ella casi se dieron un cabezazo al agacharse a recogerlos. Luego el hombre fue a por uno que se había metido casi debajo de la rueda delantera y Kaoru a por otro que había ido a parar a sus pies.
Era un sobre normal, espeso, como si lo de dentro tuviera varias páginas. Tan pronto como sus dedos se cerraron sobre él, la invadió una sensación extraña, como si una niebla oscura saliera de ese sobre.
Hacía tiempo que había descubierto que tenía unos poderes mentales limitados. No tan fuertes como los de algunas personas sobre las que había leído, pero sí lo suficiente como para adivinar detalles sobre el poseedor de un objeto o para averiguar el contenido de un paquete. Era una habilidad que, frecuentemente, la había metido en problemas cuando era niña, además de muchas acusaciones de haber visto con anterioridad los regalos de Navidad.
Pero eso no era un regalo de Navidad. Era algo negro y vacío. Pesado, casi amenazador. El remite se podía leer sólo a medias. Kyoto...
Kaoru se dio cuenta entonces de que Kenshin estaba a su lado y dejaba de nuevo los sobres que había recogido en el coche.
-Nada más que facturas -le dijo él, sonriendo-. Debería haberlas tirado. ¿Qué tienes ahí...?-
Pero entonces se interrumpió cuando vio lo que ella tenía en la mano. Luego se puso tenso como si le hubieran dado un puñetazo en la boca del estómago y le quitó el sobre. Ella se sintió extrañamente aliviada de no tenerlo en la mano.
-Lo siento -dijo-. No he querido curiosear tu correo. Sólo lo recogí y...-
-No te preocupes, querida. No es nada importante.-
Pero el tono de la voz de Kenshin lo traicionó. Incluso, si se hubiera tratado de otro hombre, la mujer habría pensado que su rostro reflejaba miedo.
Y de repente, inexplicablemente, sintió miedo por él.
-Espero que no sean malas noticias.-
-No -respondió él secamente-. Es sólo un admirador que me ha escrito desde Kyoto.-
-¿La universidad?-
-No, la cárcel.-
-Oh.-
-Perdona, ya me doy cuenta que cárcel es un término muy duro hoy en día, es mejor llamarlo centro correccional. Pero supongo que tampoco has conocido a nadie que haya tenido que ser corregido¿no es así?-
-Mi tío Gensai pasó una vez una noche en la cárcel por pegarle un tiro al gato del vecino. Pero siempre se estaba peleando con alguien. A veces podía ser un hombre muy desagradable y... y...-
-Sí, bueno, mi vida ha estado llena de gente que no era agradable -respondió él amargamente.-
A Kaoru todavía le temblaban los dedos por el breve contacto con el sobre. Lo miró cada vez más incómoda. Aún temiendo que a Kenshin le molestara esa intrusión en su intimidad, no pudo evitar preguntarle:
-Esa... esa persona que está en la cárcel, no te escribirá para amenazarte¿verdad?-
-¿Te refieres a algo como que ya me dará cuando salga? Gracias por tu preocupación, ángel, pero esto no es algo por lo que te debas preocupar tanto, a no ser que quieras verte besada de nuevo.-
Entonces Kaoru se dio cuenta de que el detective le estaba diciendo amablemente que se metiera en sus asuntos. Luego él dejó el sobre en el coche y le dijo:
-Vamos, es mejor que no hagamos esperar a la señora Sakura. Después de todo, me estás pagando el día. No quiero que esto termine costándote una fortuna.-
Sin darle posibilidad de responder, la tomó del brazo y se dirigieron a la posada.
Pero las extrañas vibraciones que la muchacha había recibido del sobre la siguieron alterando la mente. Por un breve instante se sintió como si hubiera estado a punto de penetrar en el mundo de Kenshin. Era un mundo donde a un hombre le podían dar una cuchillada en el hombro y agradecer que no hubiera sido en el corazón. Un lugar donde estaba muy claro que él no quería que ella anduviera curioseando y al que ella no quería ir, temiendo lo que pudiera encontrar.
Fue casi un alivio ceder al aura fría, pero más conocida de la posada.
Cuando llegaron a los escalones de la marquesina, Kaoru sintió el leve bajón de temperatura que era un signo seguro de una presencia sobrenatural. Se extrañó de que Kenshin no lo notara, pero él se limitó a mirar por las ventanas.
-¿Qué vamos a tener que forzar para entrar? –le preguntó él.
-No. Podemos pasar por la puerta principal. No está cerrada.-
-Son de lo más confiados por aquí¿verdad?-
-No. Los Matsuken han tratado de instalar cerraduras en las puertas, pero Sakura las quita. Ella tiene su propia forma de tratar con los intrusos no deseados.-
-¿No bromeas? Bueno, si alguna vez se cansa de esta cueva, yo podría conseguirle un trabajo en un club al que voy bastante. Están buscando un buen vigilante.-
A pesar de que Kaoru no era inmune a los encantos de Kenshin, la irritaba que él no notara la presencia que ella estaba notando tan fuertemente en su propio espíritu. Bueno, habría que esperar a que él entrara, así que abrió la puerta, que lo hizo chirriando y crujiendo.
-Buenos efectos especiales -dijo el pelirrojo.
-Todavía no has visto nada.-
-Después de ti -le indicó él inclinándose galantemente
-¿Nervioso, señor Himura?-
-Como un flan, señorita Kamiya.-
Kaoru pensó que podía haberse puesto una sábana y arrastrar unas cadenas con tal de quitarle ese gesto de confianza y humor de la cara. Pero iba a tener que dejar que fuera Sakura la que lo hiciera.
Kaoru lo precedió hasta lo que fue en su día la recepción. Todo estaba muy quieto y silencioso, desde el gran candelabro del techo hasta la mesa de recepción, con sus cajetines llenos de llaves herrumbrosas.
La verdad era que a Kaoru le extrañaba que Sakura fuera el único fantasma de por allí, dada la problemática historia de la posada. Ella siempre había pensado que había sido refugio de muchas almas atormentadas.
Miró a Kenshin y se dio cuenta de que él había cerrado la puerta y luego miraba cautelosamente a su alrededor. ¿Era su imaginación o él parecía ya un poco menos seguro de sí mismo?
-¿Lo puedes sentir? -le preguntó.
-¿Qué?-
-La atmósfera de la posada. Es espesa con el aura de los corazones y sueños rotos.-
-Eso es polvo, querida -dijo él y estornudó luego-. Y los vapores de la pintura vieja.-
Entonces se inclinó para inspeccionar un bote de pintura abierto y caído, que había desparramado su contenido por el suelo mucho tiempo antes.
-¿Qué es esto¡Qué color más horrible!-
-A Sakura tampoco le gustó. Cuando los pintores trataron de pintar los muebles con eso, ella empezó a abofetearlos con sus brochas. Los dueños no han podido contratar a otra gente desde entonces.-
-Parece como si tu fantasma tuviera mucho mejor gusto decorando que los Matsuken -respondió Kenshin incorporándose y sonriendo-. Entonces¿dónde me voy a encontrar con la vieja?-
Kaoru frunció el ceño.
-Normalmente puedo sentir donde está inmediatamente, cuando todo está silencioso y tranquilo.-
-Bueno, adelante.-
Kaoru entrelazó las manos, respiró profundamente y trató de concentrarse. Pero para su sorpresa, no pudo sentir nada, salvo la tremenda presencia masculina de Kenshin.
La palabra quieto no debía estar en el vocabulario de ese hombre, ya que no paraba de moverse como un león enjaulado, mirándolo todo.
-Kenshin -dijo ella por fin, exasperada.
-¿Qué?-
-No puedo sentir nada contigo moviéndote tanto.-
-Lo siento.-
Pero ni siquiera se detuvo y siguió con su inspección.
-¿Por qué no la llamas a ver si te responde? –le preguntó él.
Estaba claro que él seguía sin creerse nada, así que Kaoru decidió probar.
-¿Sakura? Sakura, soy Kaoru. He vuelto y he traído conmigo al señor Himura. Ya sabes, el detective que te dije que podría encontrar a tu hijo.-
-Claro, Sakura -añadió Kenshin-. Aparece y nos comeremos tu viejo ectoplasma.-
Kaoru se volvió y lo miró fijamente.
-Hey -protestó el detective-. Yo sólo estaba tratando de ayudar.-
-Vas a hacer que se enfade, Kenshin. No le gustan los chistes de fantasmas.-
-Un espíritu sensible¿eh?-
-Y, cuando está realmente enfadada, tiene una fuerte tendencia a tirarles los muebles a la cabeza a la gente.-
—Lo mismo que mi ex esposa.-
¿Había estado casado? Kaoru se distrajo un momento preguntándose si la ex señora Himura era la responsable de ese fondo de tristeza que había en su mirada.
-Déjalo, Kaoru -se dijo a sí misma-. No es asunto tuyo.-
Debería preocuparse más de lo que el incansable señor Himura estaba haciendo ahora. En ese momento, él dijo alegremente en voz alta desde lo alto de las escaleras que daban a las habitaciones:
-Hey, Sakura, si quieres conocerme, será mejor que bajes o me voy a poner a pintarlo todo con esa pintura.-
-Kenshin, si yo fuera tú, no haría eso.-
Kenshin le guiñó un ojo y continuó.
-Vamos, Sakurita. Ninguno tenemos toda la eternidad para esperarte. Podría morirme de viejo y volverme un espíritu yo mismo mientras me tienes esperando...-
Kaoru contuvo la respiración. Ese hombre se lo estaba buscando. Y lo consiguió. Un viento helado recorrió la habitación y la araña de cristal de techo se agitó violentamente.
-¿Qué dem...? -exclamó Kenshin.
Al instante siguiente bajaba rodando por las escaleras. Habría caído de boca al suelo si no se hubiera agarrado a un poste de la barandilla.
Kaoru se dispuso a esconderse por si salían volando cosas. Pero la araña se agitó una vez más y luego se quedó quieta. Luego todo quedó en silencio.
Cuando Kenshin se soltó, maldijo en voz baja y se frotó la pierna derecha, Kaoru corrió hacia él.
-Kenshin¿estás bien?-
-Sí, claro. Sólo me he dado en la rodilla con uno de esos malditos postes y... Demonios, mira esto -dijo señalándose donde un clavo había desgarrado sus pantalones nuevos-. ¡Son mis mejore vaqueros, maldita sea!-
-Lo siento -murmuró Kaoru-. Traté de prevenirte. Tienes suerte de que no haya sido peor.-
-¿Pero qué? Me tropecé con una tabla suelta o algo así. Eso es todo.-
La mujer lo miró incrédula.
-¿No te has dado cuenta de la corriente de aire helada ni de cómo se ha agitado la araña de cristal?-
Kenshin se encogió de hombros.
-Es una casa vieja. Tiene que haber muchas grietas. Esa araña parece que está muy suelta. No me extraña que se mueva cuando hay corriente.-
-Afuera hay casi treinta grados-
-¿Y qué¿Estás tratando de decirme que ha pasado un fantasma por aquí?-
-No lo estoy tratando. Te lo estoy diciendo. ¿No la has notado como te empujaba?-
-Oh, por Dios... Kaoru, he tenido los ojos abiertos todo el tiempo. Si algo o alguien me hubiera empujado, lo habría visto.-
-No puedes ver a Sakura.-
-¿Es invisible¿Nada de sábanas ni cadenas?-
-Bueno, no todo el tiempo.-
-Ohh. ¿Quieres decir que a veces lleva cadenas?-
-¡No! Quiero decir que, a veces, se puede ver reflejada en un espejo o una ventana.-
-¿Y es así como te comunicas con ella? Espejo, espejito, muéstrame quién es el espíritu más hermoso...-
-¡No!-
-Entonces¿cómo descubriste la existencia de Kai Homura? Eso de que Sakura lo quiera encontrar.-
-Es difícil de explicar. No sé exactamente cómo me habla Sakura. Pero realmente oigo su voz en los oídos.-
-Ah, oyes voces —dijo Kenshin asintiendo como si no le sorprendiera.
-No importa. No debería haberte traído aquí.-
-Tal vez -dijo él mirándola fijamente-. ¿Cuál era la idea, Kaoru? No me habrás traído a esta posada porque esperabas que me creyera toda esa cantinela espiritual¿verdad? Porque si ha sido por eso...-
-No, por supuesto que no.-
Pero la verdad era que tenía que reconocer que había tratado de probarle a Kenshin que Sakura existía de verdad. Que no se estaba imaginando cosas o, lo que era peor, que estuviera pidiendo a gritos que la metieran en una celda acolchada.
¿Pero por qué tenía que molestarse en probarle algo a ese arrogante? Casi todos los demás pensaban que estaba loca¿qué le importaba si él también lo creía?
Ese era el problema. De alguna manera, sí que le importaba. Y mucho.
-Hemos venido a recoger unas viejas fotos de Sakura¿recuerdas? -le dijo.
-Entonces será mejor que las busquemos. Eso es, si tu fantasma no ha decidido que no le gusto y que no las puedo tener.-
Kaoru lo miró.
-No, las puedes tener. Por alguna razón que no me puedo explicar, le gustas lo suficiente.-
-¿Cómo lo sabes?-
-Sigues aquí¿no?-
Luego Kaoru pasó a su lado y subió las escaleras sin molestarse en mirar atrás para ver si él la seguía. Era raro, pero fugazmente se le cruzó el pensamiento de que al menos no era la única que se sentía atraída por los encantos de Kenshin Himura…
Fin Capitulo 4
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Hola! Cómo les va?.. bueno , como verán este capitulo estuvo tranquilo, aunque prometo que en el siguiente se viene con todo! Jeje ;) en realidad.. quería unir ambos capítulos, pero me ya quedaba muy largo y medio tedioso para leer, además de que era mucha información junta, ya que en el próximo se cuenta mas o menos quien es Kai Homura..además de una escenita de la que a mi me gusta entre los protagonistas… jojo n.n ahora.. ¿ De quién será la carta de Kenshin¿Por qué Kaoru la sintió peligrosa¿Quién es la persona en prisión¿Por qué Kenshin lo oculta¿Por qué Sakura no aparece¿Existe o no existe en realidad la fantasma?..
Quiero agradecer los rewiews.. muchas muchas gracias! La verdad son muy amables, contestaron mis dudas ( creo que en realidad ya se dieron cuenta que ando mas perdida en esto ¬¬ jajaja), como tambien a la gente que se tomó la molestia de leer el fic… me siento muy contenta de todo el apoyo, gracias..!
Muchos saludos, cuídense, besotes.. nos vemos en el próximo capitulo..!
Kitaniaryu
Adelanto próximo capitulo
-Todo va a ir bien, Kai. Tu mamá ha tenido que irse en un coche grande y blanco.-
-¡Kaoru!-
-Tengo que...-
-¡Kaoru! Sal de ahí.-
-Vamos, ángel -dijo-. No tiene sentido que utilices la mano cuando yo tengo una chaqueta que puedes estropear.-
-Yo no quiero que seas normal. Me gustas tal como eres.-
-Es... Sakura.-
