Hola! Bueno, soy novata en esto, digamos que no tengo mucha experiencia en escribir.. pero me gustó mucho esta historia que leí hace tiempo y me parecíó bueno compartirla con ustedes.. En sí, el argumento lo tomé prestado del libro "Magica Inocencia" de Susan Carroll, yo la adapté a los personajes de Rurouni Kenshin, y también puse nuevas escenas que son mías, como también, agregue alguno que otro personaje nuevo. El fic se ubica en la época actual.

Los personajes de Rurouni Kenshin no me pertenecen.. (que mas quisiera yo…¬¬) si no al sensei Nobuhiro Watsuki.

«bla bla» : pensamientos

- bla bla - : diálogo normal

" El investigador privado Kenshin Himura era demasiado cínico como para creer en el amor. Y cuando Kaoru Kamiya apareció en su oficina requiriendo su ayuda en un extraño caso de personas perdidas, su primer impulso fue ponerla en la puerta. Pero Kaoru tenía algo que le afectaba. Tal vez fuera su rostro inocente; o su no tan inocente cuerpo. O, tal vez, el hecho de que el archienemigo de Kenshin le había dicho que no aceptara el caso.."

Capitulo 7

- Fuegos Artificiales-

(Parte I)

El "Gran Casino de Tokio", como así lo llamaba la prensa, estaba ubicado en el centro de la cuidad, a pocas cuadras de las calles mas importantes de las misma, haciendo muestra de su presencia con la majestuosidad y el lujo que presentaba el edificio en si. Luces y colores se mezclaban con las miles de personas, que inundaban el lugar, dándole una faceta de entretenimiento y diversión al mismo.

Enishi se encontraba sentado detrás de un gran escritorio, con las piernas cruzadas y la espalda apoyada en el respaldo de su sillón, mirando por el gran ventanal que iluminaba su oficina, el cual a la vez, daba vista a la entrada del edificio.

Era curioso como aquel ambiente de alegría hacia contraste con su estado de ánimo actual. Últimamente, las cosas no estaban saliendo del todo bien, la búsqueda de Kai Omura lo tenia verdaderamente consternado, es decir¿Por qué tenían que buscar a ese hombre justamente ahora¿Qué ganaban con ello, y lo más importante..¿Quién estaba detrás todo esto, mas allá de Himura y Kamiya, que eran únicamente canales para

encontrarlo, había alguien que había solicitado sus servicios¿Pero quién?.

La puerta sonó, dejando pasar al lugar a un corpachón que se situó junto delante de él, ocupando buena parte de la habitación.

-Jefe¿Me buscaba?-

-Si señor Iwanbou, tome asiento por favor-

Enishi hizo un ademán a su empleado para que se sentara, y se giró para posar su mirada fría y carente de emociones sobre él. Se sacó los lentes, apoyándolo lentamente sobre la mesa, pasó su mano por su cabello prolijamente peinado y suspiró.

-Bueno¿Qué tenemos?-

-Himura ha seguido con la investigación, mis hombres lo han visto en la antigua posada Katsumoto, en el ayuntamiento del vecindario, y haciendo averiguaciones sobre un cierto jardinero que trabajaba en la mansión, junto con la madre de Kai Homura-

-¿Ha descubierto algo?-

-La verdad jefe, no sabría decirle, las personas que he mandado para que pudiesen conversar con él, se encuentran de licencia, algunos en el hospital, los ha sacado a todos a patadas hablando literalmente; yo mismo intente hablar con él, cuando lleve a los inspectores a sus oficinas, pero ni caso-

-Era de esperarse-

El dueño del casino de levanto se su asiento, rodeo el escritorio y se posó delante de la ventana, mirando hacia la cuidad. El problema más grande de la búsqueda de Kai Homura tenía nombre y apellido: Kenshin Himura. El que él estuviera implicado, complicaba todas las cosas en un cien por cien. Si se trataba de cualquier otro detective, no habría tenido problemas de haber dado por terminado el asunto el mismo día que este se habría iniciado. Pero teniéndolo justo a él en el caso, hacia que toda su mascara de autocontrol se fuera al infierno, con el solo hecho de pensar lo que pudiese llegar a descubrir. Himura no era un pequeño insecto al cual podía aplastar, como había hecho anteriormente con sus enemigos. Él era fuerte, más allá del hecho de que no le tenía miedo, y eso lo irritaba, porque el era Enishi Otawa y cualquier persona sensata que, anduviera en el medio, sabia que ese nombre era sinónimo de poder, dinero y poder.

-Parece que el señor Himura, para variar, nos esta complicando la existencia-

-Si lo ordena, hoy mismo lo mando a eliminar, llevo a mi mejores hombres-

-No, que mas quisiera yo, pero no. La pérdida seria muy grande por una sola persona, además sería una lastima-

-¿Aún tiene las esperanza que Himura trabaje para nosotros?-

-No se si esperanza exactamente, pero no puedo negar que teniendo semejante pieza jugando a favor, que en contra, es una buena jugada-

-¿Entonces?-

-Entonces nada, ahora ese tema no es prioridad, si no la búsqueda de Kai Homura, no puede seguir y mucho menos llegar al final-

-Pero jefe, Himura esta reacio a hablar, y por la sonrisa de triunfo que tenia en el rostro cuando lo visite esta semana con los agentes, no creo que deje el caso-

-Si lo sé, y para serle sincero señor Iwanbou, me lo esperaba, pero bueno siempre hay otros caminos ¿no?-

Iwanbou se acomodó incomodo en la silla que se encontraba, sabiendo de antemano lo que su jefe se refería. Enishi, era bastante calmo en el sentido de negocios, y más cuando estos eran financieros. Pero él mas que nadie, luego de estar diez años trabajando a su lado, sabia que cuando a su jefe se le metía algo en la cabeza, era imposible hacerle dar marcha atrás, y mas si el asunto era personal. Esto significaba problemas, nuevamente, como supuso aquel día en la limosina.

-¿Qué sugiere?-

-Qué cortemos el árbol de raíz, es decir, hay que buscar a la persona que inició todo esto-

-Kamiya-

-Así es, la señorita Kamiya, ella es la que inició la búsqueda, si no podemos por el lado de Himura, probemos con ella-

-¿Quiere que me deshaga de ella?-

-No, no es necesario, aún. Digamos que, una pequeña advertencia, usted sabe, para que deje este caso-

-Entiendo…-

-La verdad me hubiera gustado no llegar a estos extremos, amenazar a mujeres indefensas no está en mi lista de pasatiempos favoritos, pero sé que con dinero no podré sobornarla a ella tampoco-

-Una de las buenas eh-

-Si, y la verdad dudaba que existieran, aunque, por ejemplo, ninguna de mis ex esposas sabe lo que es eso, aman el dinero, pero bueno, no las culpo…. yo también-

Enishi sonrío amargamente, aunque rápidamente ocultó su desliz debajo de su mascara de indiferencia habitual.

-Bien- el guardaespaldas se levantó, y con rápidas zancadas se dirigió a la salida del despacho, sin antes darse vuelta y añadir:

-¿Y Himura?-

-Himura…- Enishi se volvió a sentar detrás de su escritorio, mirando nuevamente hacia la cuidad con aire pensativo, ciertamente ese nombre le producía un malestar- del señor Himura no se haga problema, yo me encargaré del asunto personalmente, esa es otra espina en el zapato de la cual que me tengo que deshacer-

Iwanbou salió de la ofician rápidamente sin decir palabra alguna, dando por terminada la conversación. Su jefe hace mucho tiempo que tenía a ese hombre incrustado en el camino. Nunca se habían llevado bien, eso era cierto, pero más allá de eso, siempre existió una rivalidad mutua. Seguramente esta era la oportunidad perfecta para que todo ese asunto terminara, a favor de uno, de ambos o en tragedia. Era sólo cuestión de esperar, después de todo Enishi siempre se las arreglaba para salir ganando de una manera u otra, aunque fugazmente se le cruzó el pensamiento de que, tal vez, exista la remota posibilidad de que, la suerte de su superior, se estaría acabando, y ciertamente eso no era nada bueno, porque si caía él…. caían todos.

-&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&-

Kaoru se despertó de golpe con el ruido de un trueno.

Estaba sudando copiosamente por la pesadilla que acaba de tener, en la que se había visto a sí misma primero en la oficina de Kenshin, con un vestido negro ajustado y medias de seda. Kenshin llevaba una trinchera y sombrero de ala ancha, estaban abrazados y acariciándose. En un momento dado, sonó un ruido en el despacho exterior y él se puso alerta y fue a ver lo que sucedía, ella trató de impedírselo, pero entonces la habitación cambió y se vio en un callejón oscuro. Entonces vio también al hombre en la sombra, fue advertirle a Kenshin, pero el hombre se interpuso entre ellos y se abalanzó sobre este con un cuchillo en la mano.

Habían sido unas imágenes de lo más vividas, de lo más real. Una pesadilla espantosa como no recordaba ninguna otra.

Eso tenía que tomárselo como una lección. Nunca debía acostarse después de una cena tardía a base de sushi y torta de chocolate. O con una conciencia culpable.

No había dejado de pensar en el incidente que había tenido con Kenshin esa tarde y se había dormido con esos pensamientos.

Él había confiado en ella lo suficiente como para ofrecerse a llevarla al baile, para besarla de nuevo. ¿Y qué había hecho ella? Invadir su intimidad una vez más, robándole fragmentos de su alma que él nunca había pretendido compartir.

-No quise hacerlo -murmuró.

Maldijo ese infernal poder que tenía de meterse en las partes y dolores más íntimos de la gente. ¿Para qué servía salvo para meterla en problemas? Desde los seis años, cuando preguntó inocentemente al sacerdote que los estaba visitando acerca de las bonitas imágenes que veía en su mente sobre una chica rubia en ropa interior y resultó que no era la esposa del reverendo.

Pero pensó que la reacción del reverendo Sakurai no sería nada en comparación con la de Kenshin si supiera que se había vuelto a meter en su mente. ¿Qué le iba a decir la siguiente vez que lo viera¿Confesarse con el hombre con el que no había dejado de tener sueños lujuriosos desde que lo había conocido¿Decirle que tenía pesadillas acerca de su hombre en las sombras?

No, no podía contárselo. No si no quería que ese Príncipe Encantado con vaqueros y camisa negra desapareciera para siempre. Y se sorprendió al darse cuenta de lo muy intensamente que deseaba que eso no sucediera.

Pero esa poderosa atracción que sentía por él no tenía sentido, esa unión de sus mentes desde el principio, como si... como si el que se hubieran encontrado no hubiera sido una casualidad, sino cosa del destino. Y eran tan diferentes...

En su solitaria infancia, Kaoru siempre había podido refugiarse en los libros, además de la seguridad que le habían dado sus amados padres, aunque nunca la habían comprendido demasiado.

Pero Kenshin se había criado como un niño de la calle y los callejones oscuros. Había vivido en habitaciones de hotel y casas de adopción, nunca había tenido una que pudiera llamar suya. Había perdido a su madre a los seis años. Y su padre...

Kaoru se estremeció sabiendo la causa del cinismo y la falta de confianza de Kenshin, el recordado dolor y las cicatrices que había tratado de enterrar tan profundamente.

Eso la hacía desear abrazarlo, consolarlo.

Pero el consuelo era lo último que un hombre como aquel podría querer de ella. El no era de los que pudiera admitir que necesitaba a alguien, aunque se estuviera muriendo de sed y ella estuviera a su lado con un vaso de agua. Y tampoco importaba que, cada vez que él la besaba, ella se sintiera encendida y como si, de repente, el cielo se llenara de fuegos artificiales, ya que Kenshin nunca los vería.

-Sólo es pólvora y cerillas, ángel -le diría él-. Deben estar teniendo fuegos artificiales en el pueblo de al lado.-

No, cualquier relación entre Kenshin y ella carecía de esperanza. Si el destino los había unido, entonces ésta era una de esas veces en las que el destino se equivoca.

Tenía que dejar de atormentarse por ese hombre. Olvidarlo, olvidarse de esos sueños, de los deseos que despertaba en ella.

Afuera seguía lloviendo y fue a ver qué hora era, pero se había producido un corte de electricidad, así que no le quedó más remedio que quedarse allí, mirando al techo. Por lo menos, ya no había más truenos y relámpagos.

Entonces¿qué ruidos eran esos que se oían en la puerta de la tienda?

Se puso tensa¿quién podría querer entrar en su tienda a esas horas de la noche y en medio de una tormenta? Pensó que se lo había imaginado, pero los golpes continuaron.

Nerviosamente, se levantó de la cama, tomó un candelabro y se dirigió a la tienda.

Nunca se había dado cuenta de que su tienda tuviera un aspecto tan misterioso por la noche y a la luz de las velas. Cuando se acercó a la puerta, vio la silueta de un hombre recortada contra el cristal, grande y amenazadora. Contuvo el deseo de apagar las velas y volver a la seguridad de su apartamento.

-No seas ridícula —se dijo a sí misma—. Probablemente sólo sea alguien de la compañía de electricidad, o un vecino.-

El de la tienda de antigüedades de al lado solía pasar por allí cada vez que había un apagón. Al parecer, se creía que Kaoru practicaba alguna clase de ritos místicos que anulaban la electricidad.

Sujetando el candelabro como un escudo, se obligó a avanzar. El cartel de la tienda ocultaba el rostro del hombre, pero estaba claro que no era el de la tienda de al lado. Ese hombre era mucho más alto y sus hombros más cuadrados.

Una súbita esperanza se encendió en su interior, algo tan irracional como lo había sido el miedo de antes. No tenía ninguna razón para suponer, incluso para atreverse a pensar que fuera posible...

Los dedos le temblaban cuando fue a abrir.

-¡Kenshin! -gritó.

Dejó el candelabro sobre el mostrador y abrió la puerta justo cuando él iba a llamar de nuevo y Kaoru contuvo la respiración.

Bajo la lluvia era la viva imagen de su sueño.

-Kenshin -dijo de nuevo-. ¿Qué estás haciendo aquí?-

-Mojarme. ¿Me vas a dejar entrar o qué?-

-Oh... oh, sí, por supuesto -respondió ella apartándose.

Una vez dentro, Kenshin le dijo:

-Maldita sea, Kaoru. ¿Siempre abres la puerta de esa manera en mitad de la noche¿Y si hubiera sido un loco con un hacha?-

-No era un loco con un hacha. Eras tú.-

-¿Y cómo lo has sabido? Ahí fuera está oscuro como la boca del lobo.-

-Lo sabía.-

Él observó entonces la cerradura.

-Una cerradura barata -dijo-. La podría abrir en un par de segundos. Y no hay ningún sistema de seguridad. Ni una maldita alarma.-

-No la necesito. Normalmente mi tienda no se ve asaltada en mitad de la noche por duros detectives con trinchera.-

-No es una trinchera, es un impermeable. Por si no te has dado cuenta, ahí fuera está diluviando.-

Luego se quitó el sombrero y se apartó los mechones de cabello mojados de los ojos.

Kaoru debió extrañarse por su tono de enfado, pero se dio cuenta de que había algo más detrás de todo aquello. Fuera lo que fuese lo que había llevado allí a Kenshin esa noche, él no estaba tan seguro de sí mismo como siempre.

-¿Qué te pasa? -le preguntó.

-¿A mí? Nada Pero te prometí que te haría saber lo que pasaba con el señor Okita.-

-¿Has hablado con él?-

-No exactamente. Encontré su casa, pero él no estaba. Su nieto me dijo que se había ido a pescar, pero que no sabía dónde. Probablemente tardaré un par de semanas en poder hablar con él. Este caso se está volviendo algo muy frustrante.-

Pero no era el caso lo que lo hacía parecer tan extraño esa noche. Había algo más en su cabeza y Kaoru necesitó de toda su fuerza de voluntad para no averiguarlo con sus sistemas propios.

-De todas formas -añadió él-, por ahora es todo. Lamento haberte molestado tan tarde. Los detectives tenemos un horario tan raro que solemos olvidarnos de que, a estas horas, el resto de la gente está... en la cama.-

Kenshin la recorrió entonces con una mirada que reveló un ansia salvaje, una mirada que despertó los propios deseos de ella.

Luego la apartó y continuó hablando.

-Uh... será mejor que me marche.-

Probablemente debiera hacerlo, pero cuando dio un paso hacia la puerta, Kaoru le dijo:

-Oh, no. Por favor, no lo hagas.-

-Pero es tarde y no debería haberte molestado.-

-Está bien. Me gusta que me molesten -respondió ella ruborizándose-. Quiero decir que, ya que estás aquí, bien podrías quitarte la trinchera y secarte un poco.-

-No es una trinchera -insistió Kenshin y luego fue a encender la luz—. ¿No hay luz?-

-Pasa siempre con las tormentas.-

Kenshin miró entonces el candelabro.

-¿Tienes algo en contra de las linternas?-

-Sí, las pilas. Siempre se me olvida reemplazarlas.-

Tomó entonces el candelabro y lo utilizó para encender algunas de las velas aromáticas que tenía en la tienda, se le ocurrió que, si le proporcionaba más luz a Kenshin, tal vez él no quisiera volver afuera, a la oscuridad y la lluvia.

Kenshin no se había movido de cerca de la puerta, pero Kaoru podía sentir su mirada fija en ella. Se volvió y le preguntó suavemente:

-¿Y qué te ha traído aquí esta noche, Kenshin?-

-Te lo acabo de decir.-

-No. No has venido hasta aquí en mitad de la tormenta para decirme que no has podido hablar con el señor Okita.-

El detective se puso a juguetear con el ala de su sombrero.

-Y, supongo que, sin luz eléctrica, no podré hacerte creer que pasaba por aquí y vi que tenías las luces encendidas.-

-Pues no.-

-Bueno, la verdad es... ¡Maldita sea! La verdad es que te he tenido de nuevo en la cabeza.-

¡Lo sabía! Kaoru puso cara de culpabilidad y empezó a balbucear una disculpa cuando Kenshin continuó:

-No he podido dejar de pensar en ti en todo el día.-

-Oh -respondió Kaoru dándose cuenta que él no había querido decir lo que había pensado. Kenshin se acercó entonces.

-Y también has estado paseándote por mis sueños, ángel. Esta misma noche he soñado que estábamos en mi oficina¿una tontería, no?-

-Completamente.-

Se dijo a sí misma que no podía ser que hubieran tenido el mismo sueño. Era imposible.

-Y tú llevabas un vestido negro muy sexy.-

-¿Y tú? Por casualidad, no llevarías tu trinchera¿verdad?-

-No es una trinchera, sino un impermeable. Pero sí, lo llevaba.-

-Y la única luz venía de la calle. Y me abrazaste...-

-Y me quitaste el sombrero y me acariciaste el cabello con los dedos.-

-Me besaste y... y entonces nosotros...-

Sus miradas se encontraron y Kenshin abrió los ojos, alarmado. Kaoru no lo culpó. Ella también estaba afectada por aquello.

-¡Oh, demonios! -gruñó Kenshin, pero hizo un valiente esfuerzo para recuperarse—. Es una coincidencia, sólo una coincidencia. Probablemente ambos hemos visto las mismas películas de detectives.-

-Yo no he visto ninguna.-

-¿Entonces me estás diciendo que vamos a empezar a compartir los mismos sueños ahora¿Qué significa eso, Kaoru?-

-No lo sé -dijo Kaoru, pero estaba empezando a sospechar la naturaleza del poderoso vínculo que había entre ellos dos

Una idea que temía que él no aceptaría nunca y que la impresionaba a ella misma.

-Pero espera. No hemos podido compartir el mismo sueño porque yo era la única que estaba dormida. Tú estabas en la carretera en alguna parte...-

Pero Kenshin agitó la cabeza.

-Me detuve un rato por la tormenta. Estaba muy cansado y me quedé dormido...-

Kaoru estuvo segura de que Kenshin saldría corriendo por la puerta, pero en vez de eso, se frotó la mandíbula y le preguntó demasiado como si nada:

-¿Qué opinas del sueño? Me refiero a la parte en que nos estábamos besando.-

Kaoru se ruborizó.

-Fue muy bueno. Mucho. Eso fue hasta que todo cambió y me encontré en el callejón.-

Kenshin se puso pálido.

-Oh, no. ¿Soñaste también esa parte?-

Kaoru asintió y fue incapaz de evitar un estremecimiento.

-Estaba perdida y no te podía encontrar y, cuando lo hice... él estaba allí. El hombre con el cabello gris y un cuchillo. Era horrible...-

-¡Oh, cielos!-

Kenshin se puso a pasear entonces y luego la miró suspicazmente.

-Espera un momento. ¿Cómo has sabido el color de su cabello? Eso no aparece nunca en el sueño. Él siempre está entre las sombras.-

-Bueno, yo...-

Kenshin se acercó y la agarró por los hombros.

-¿Has vuelto a meterte en mi cabeza, no?-

Estaba atrapada y no podía hacer otra cosa que asentir.

-¡Maldita sea, Kaoru! Me lo prometiste.-

-No lo pude evitar. Pensé que podía, pero cuando me besaste y... Lo siento, Kenshin -susurró. Él la soltó y dijo amargamente:

-¿De qué color eran mis calzoncillos esta vez?-

-De ninguno. Quiero decir que no lo vi.-

-Así que has logrado desnudarme por completo al fin. ¿Y qué mas viste además de mi trasero desnudo?-

Deseó decirle que no había visto nada más, pera no pudo.

-Vi al hombre que te atacó cuando eras pequeño. Vi su rostro.-

-¿Qué viste de su rostro?-

-Me pareció conocido de alguna manera. Como... como el tuyo. Sólo que más duro.-

-No es una comparación muy halagadora, ángel -respondió él apretando la mandíbula-. No deja de preocuparme la apariencia física y siempre me pregunto si, algún día, terminaré como mi viejo.-

-Oh, no. Tú nunca...-

-¿Nunca qué, muñeca¿Nunca terminaré siendo de la clase de hombre capaz de planear el asesinato de su propio hijo?-

Kaoru parpadeó. Se había imaginado la verdad del padre de Kenshin por la visión, pero era mucho peor oírselo decir a él de esa manera, con el rostro como una máscara fría y amargada.

-Lo siento -susurró ella con los ojos llenos de lágrimas.

Kenshin la observó en silencio por un momento y luego su enfado se esfumó lentamente.

-No hagas eso, ángel. No merece la pena que llores por ello. Bueno, ya que has descubierto tanto, supongo que debes conocer el resto -dijo él suspirando.

-Oh no, Kenshin. Nunca quise obligarte a compartir tus recuerdos conmigo.-

-Está bien. Tampoco es para tanto. No sé por qué siempre he sido tan reticente a hablar de mi viejo con la gente.-

Kaoru se quedó muy quieta mientras él buscaba las palabras adecuadas y, cuando las encontró, le dijo:

-Supongo que mi viejo se me parecía mucho. Expansivo y lleno de color, pero en el fondo, era un globo de aire caliente. Tenía millones de sueños sobre maneras de hacerse rico rápidamente y trabajando lo menos posible. Después de que mi madre muriera, él me llevó de un lado para otro siguiendo sus negocios. Negocios que no siempre eran especialmente... honrados. Pasó breves períodos de tiempo en distintas cárceles y yo en casas de adopción. Pero mi padre siempre se las arreglaba para convencer al juez de turno para que le devolvieran mi custodia. Eso se le daba muy bien, engañar a la gente y hacerles creer que lo sentía, que esa vez se iba a portar bien.-

Por la amargura de la voz de Kenshin, ella se preguntó cuántas veces su padre lo había engañado de esa forma a él cuando pequeño

-Cuando yo tenía doce años ya me harté de tratar de evitar que se metiera en más problemas. Me preocupaba que la próxima vez le pasara algo realmente grave. No es que mi viejo me importara mucho, sólo que no quería volver a una casa de adopción.-

Kaoru se dio cuenta de que aquello no era cierto, su padre le importaba, y mucho.

-Por esa época, mi padre se relacionó con una gente realmente peligrosa. Te hablo de criminales duros. Él empezó a hablarme de que por fin íbamos a hacernos ricos y yo me di cuenta de que iba a hacer algo gordo. De alguna manera tenía que averiguar qué era y hacer que mi padre no se metiera en ello. Así que eso era lo que estaba haciendo cuando casi me mató. Estaba jugando a los detectives. Me metí en la oficina legal de uno de esos tipos con los que sabía que mi padre estaba tratando, pero me pillaron antes de que pudiera averiguar nada. Lo hizo uno de los nuevos amigos de mi padre. Un tipo llamado Mumyoi Navaja Yatsume.-

Kenshin se pasó una mano por la cara y continuó.

-Traté de luchar con él, pero me sacó al callejón de detrás de la oficina y entonces él... se me acercó con su cuchillo. Pero tuvo la mala suerte de acorralarme cerca de un sitio donde los policías solían echar la partida, así que lo atraparon y yo me salvé. Fin de la historia. O eso debiera haber sido, ya que el tipo cantó y dijo que mi viejo lo había mandado a que me siguiera esa noche para que dejara para siempre de meter las narices donde no debía.-

-¿Para que te matara? -susurró Kaoru horrorizada. Kenshin asintió.

-Supongo que nadie se iba a interponer en el camino del éxito de Seijurou Hiko. Ni siquiera yo.-

-Oh, Kenshin. ¿Y qué dijo tu padre a eso?-

-Oh, lo negó todo con lágrimas corriéndole por las mejillas. Me dijo que había sido un mal padre, pero que yo era todo lo que tenía, que me quería y que nunca me haría daño.-

Kenshin se rió amargamente.

-Bueno, el viejo había tratado de engañar a la gente demasiadas veces ya y aquella vez nadie lo creyó.

-¿Incluyéndote a ti?-

Kenshin frunció el ceño.

-Eso fue lo peor, ángel. Después de todas sus mentiras y engaños, una parte de mí todavía quería creerlo. Supongo que eso es lo que me ha hecho un incrédulo para siempre.-

-No -le dijo Kaoru-. Sólo fuiste un niño que quería tener fe en lo que la tienen todos los demás niños. En el amor de su padre.-

-Sí, bueno. Eso se me pasó muy aprisa -dijo Kenshin haciendo un gesto brusco-. Además de eso, también lo habían pillado en una extorsión y chantaje de una gente muy rica. Uno puede llegar a planear la muerte de su propio hijo, pero es mejor que no te metas con el dinero de algún rico y poderoso. Así que mandaron a mi padre a pasar un largo rato a la prisión se Kyoto

-¿A la prisión de Kyoto? Entonces, la carta que cayó al suelo de las que tenías en el coche...-

-Era de él. Sigue escribiéndome de vez en cuando, incluso después de todos estos años. Nunca las leo.-

Pero algo en la expresión de él le indicó a Kaoru que no estaba diciendo toda la verdad. Estaba recibiendo unas extrañas vibraciones que salían de... el sobre mojado que él llevaba en el bolsillo de su impermeable.

¡No! No podía hacerle eso otra vez. Él ya había compartido suficiente de su secreto más íntimo, así que trató con todas sus fuerzas de controlar sus poderes y lo consiguió.

-¿Nunca volviste a verlo? -le preguntó-. ¿Ni una sola vez en todo este tiempo?-

-Sólo en mis sueños, querida. Extraño¿verdad? Ni siquiera puedo recordar la cara del que me atacó. Cuando tengo esas pesadillas es siempre mi padre el que me ataca con el cuchillo.-

-¿Tienes esos sueños a menudo?-

-Sí. Gracioso¿no?-

Pero cuando Kaoru se estremeció, la cómica expresión de Kenshin se esfumó.

-Me había olvidado que has compartido este último. ¿Crees que va a repetirse?-

-No lo sé.-

El se acercó entonces y le acarició el rostro con los dedos.

-No voy a permitir que el hombre de las sombras de mi sueño se meta en los tuyos. Si pensara que eso fuera posible, me quedaría despierto el resto de las noches de mi vida.-

Trató de hacer que eso sonara a broma, pero Kaoru se dio cuenta de que lo decía en serio. El tipo duro que juraba que él no era un caballero en lo absoluto se podía sentar por las noches y quedar agotado por la falta de sueño sólo para protegerla a ella de su pesadilla.

Deseó poder hacer algo para protegerlo a él. Tal vez lo pudiera hacer. Actuando por un impulso, le dijo:

-Tiene que haber una forma más fácil de contener esas pesadillas. Tal vez lo que necesites sea un atrapa sueños.-

-¿Un qué?-

Kaoru respondió descolgando el atrapador de sueños del gancho que lo suspendía del techo de la tienda. Era un círculo de cuerda trenzada decorado en negro y turquesa con plumas y se lo enseñó a Kenshin.

-Cuelga esto en tu dormitorio y atrapará todos tus malos sueños.-

-Querida, yo necesitaría uno del tamaño de Osaka.-

-Realmente no, Kenshin. Hay una vieja leyenda india que dice que todos los malos sueños quedan atrapados aquí -dijo ella señalando el centro del círculo.

Kenshin tomó el artefacto en sus manos y lo examinó suspicazmente.

-Los malos sueños se quedan ahí y se evaporan por la mañana -continuó ella-. Sólo pasan los buenos sueños.-

-¿Y si no quieres tener ninguna clase de sueños?-

-Todo el mundo tiene que tener sueños. De otra forma, no quedaría nada, salvo la oscuridad.-

-A mí no me importa la oscuridad, sólo lo que oculta. ¿Por qué no te ha funcionado esto a ti esta noche?-

-No tengo uno colgando en mi dormitorio.-

-Ah, ya veo. Esto es algo que sólo se lo colocas a los clientes.-

-No, es que nunca antes he necesitado uno. Nunca he tenido pesadillas horribles, hasta...-

-Hasta que me has conocido a mí.-

-Oh, no, por supuesto que no. Lo siento, no he querido...-

Kenshin le devolvió entonces el artefacto.

-Gracias, pero no, querida. Si necesito una buena noche de sueño, prefiero tomarme unas cuantas copas que usar esto.-

-No te puede hacer daño usarlo.-

-¿Para qué¿Qué se puede sacar de creer en todo esto? Polvo de hadas, atrapadores de sueños, piedras de runas y... cristales místicos. ¿Por qué puede necesitar alguien todo eso¿Por qué, Kaoru?-

-¿Por qué no, Kenshin? -le preguntó Kaoru amablemente-. Tal vez tengas razón. Tal vez las cosas que yo vendo no sirvan para nada. Pero tal vez sí. ¿Qué hay de malo en mantener la mente abierta a un poco de magia?-

-Porque¿qué pasa cuando descubres que la magia ha desaparecido? Que realmente nunca la hubo. Te despiertas por la mañana y sólo están las paredes desnudas y tú. Solo.-

Fue a colgar de nuevo el atrapa sueños de su gancho cuando Kenshin gruñó:

-Espera.-

Cuando lo miró, él se encogió de hombros y le dijo:

-Ah, qué demonios. Me lo llevo. Me quedan algunos sitios libres en la pared y supongo que ese trasto estará mejor que algún viejo póster.-

Kaoru se quedó helada por la sorpresa cuando Kenshin, decididamente, le quitó el artefacto de las manos.

-¿Cuánto? -le preguntó él mientras buscaba su billetera.

-Nada. Es un regalo, Kenshin.-

-Te va a costar mucho mantenerte en los negocios si regalas las cosas -dijo él y le señaló las velas-. Y quemándolas.-

-No más que a un detective que sólo les cobra a sus clientes diez yenes al día más los gastos.-

Kenshin la miró ferozmente, y ella le respondió de la misma manera.

Pero Kaoru se dio cuenta de que, debajo de esa ferocidad, él la estaba mirando de otra manera. Definitivamente había magia en esos ojos ámbares, con rasgos violáceos que reflejaban las llamas de las velas. O, tal vez esas llamas eran más internas. Sintió la fuerte atracción que siempre sentía cuando él estaba delante, la tensión creciendo entre ellos como una vieja y conocida canción. Como un sueño semiolvidado. O, tal vez en otra vida.

Siguió mirándolo a los ojos mientras se acercaba sin darse cuenta. El atrapador de sueños cayó al suelo cuando Kenshin extendió los brazos y la abrazó.

Pareció como si el tiempo se detuviera, como si todo se quedara quieto cuando la boca de él descendió sobre la suya. Sus labios se encontraron, suavemente al principio, luego con más insistencia. Sus lenguas se juntaron también. Era la clase de beso que despertaba deseos, sueños.

Kenshin la abrazaba fuertemente mientras se preguntaba qué clase de locura lo embargaba.

En el breve tiempo que había pasado desde que la conocía, esa chica lo había relacionado con las situaciones más increíbles. Caza de fantasmas, lectura de mentes, sueños compartidos. Y ahora eso. Confesiones a medianoche en las que le había revelado cosas de las que nunca antes había hablado con nadie.

Mientras seguía abrazándola y besándola, pensó que, tal vez lo que estaba loco era el resto de su mundo. Los interminables casos de esposas y maridos engañados, fraudes en los seguros y demás suciedades. Los recuerdos que había despertado esa búsqueda de Kai Homura. Su venganza hacia Enishi Otowa por haberse metido con su ex esposa. La carta arrugada que llevaba en el bolsillo, la que había sido lo suficientemente tonto como para abrir y en la que su padre le decía que saldría pronto.

El hombre en las sombras de sus pesadillas estaba amenazando con volver a aparecer y, en vez de estar pensando en qué iba a hacer, se pasaba las horas con un solo pensamiento en la cabeza.

Kaoru... Necesitaba ver a Kaoru. Sentir su calor, su sonrisa, su contacto. Kenshin Himura, el tipo duro, el que se había pasado la mayor parte de su vida corriendo delante de todo el mundo y, nunca hacia alguien.

Y ahora estaba apretándola en sus brazos, besándola como si no pudiera soportar dejarla irse. Pero aquello estaba mal. Muy mal. Tenía que encontrar la forma de parar antes de que los condujera a ambos al desastre.

Necesitó de toda su fuerza de voluntad, pero logró apartarla suavemente.

-Es tarde -dijo-, debería irme.

-¡No! -gritó Kaoru casi involuntariamente y lo agarró por las solapas-. Quiero decir que no tienes que hacerlo. Puedes... quedarte.-

Kaoru le estaba ofreciendo todo lo que él ansiaba y, sin saber por qué, no se aprovechó de ello. Dudar era algo nuevo para él. Kenshin Himura comportándose como un caballero. Hasta esa noche no había sabido que lo pudiera ser.

Respiró profundamente, la tomó las manos y la hizo soltarlo suavemente.

-Eso no sería una buena idea, Kaoru.-

-¿Por qué¿No me deseas?-

Kenshin emitió un sonido entre una risa y un gemido.

-¿Desearte? Ángel, te deseo tanto que me asusta, pero no tengo ninguna forma de protegerte.-

Ella se ruborizó.

-No tienes que preocuparte por eso. Tomo la píldora. Por prescripción médica -le dijo ella, no se fuera a creer que la tomaba por otras razones.

-No era esa la única protección a la que me estaba refiriendo -afirmó Kenshin tomándole el rostro entre las manos-. Kaoru, tú eres de la clase de mujer que lleva escrito un para siempre en la cara. Y yo... nunca en mi vida he sido capaz de hacer algo que durara más que aquella vela que se está derritiendo.-

-Lo sé. Y no te estoy pidiendo un para siempre. Sólo te estoy pidiendo ésta noche.-

Entonces le tomó una de las manos y le dio un beso en la palma. Ese suave contacto de sus labios envió una oleada de calor por las venas de Kenshin.

Gimió. Ella no se lo estaba poniendo nada fácil. Kaoru le pasó un brazo por la nuca y se pegó contra su cuerpo, haciendo que él notara todas sus curvas bajo el fino camisón.

-Kaoru, ángel -suspiró-. Estás jugando con fuego, chica. Mira lo que ya ha pasado entre nosotros con sólo unos pocos besos. Si hacemos el amor, vas a tener una visión paranormal tremenda.-

-Ya te he visto desnudo. ¿Cuánto más lejos puedo llegar?-

-Mucho más. ¿Y si terminas con todo esta vez¿Y si me ves todo, cuerpo y alma? Mi alma no es algo muy apropiado para ofrecerle a cualquier mujer, mucho menos a un ángel como tú.-

-¿Por qué no dejas que sea yo la que juzgue eso, Kenshin?-

Kaoru le acarició el rostro y luego se apartó, tomó el candelabro y le dijo:

-Por favor, quédate. Pasa la noche conmigo.-

No era una súplica, ni una seducción evidente. Era sólo una simple petición que a Kenshin le llegó al corazón. Además, ya había hecho bastante el caballero por esa noche. Dudó un momento más antes dé aceptar el mayor riesgo de su vida. Pero valía la pena arriesgarse, por que en esta ocasión, para su propio asombro, se dio cuenta que ya no había marcha atrás. Ya no podía, ya no quería….

Extendió el brazo y tomó la mano que Kaoru le estaba ofreciendo.

Fin Capitulo 7

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Hola hola¿Como están? No me maten por dejarlo en esa parte! Si soy mala.. jojojo xD. Bueno en el próximo capitulo ya tenemos el lemon, así no hay más nada que decir, se viene lo bueno! ;) jeje, aunque tengo que confesarle que soy media inexperta en escribir esas escenas, así que vamos a ver que sale .. :P

¿Y Enishi, parece que va por el lado de Kaoru.. ¿Qué le va a hacer, y ¿Cómo va a reaccionar Kenshin¿Qué va a pasar con Kai?.

Quiero agradecer mucho los rewiews! Gracias! Y bueno, desde ahora los voy a contestar uno por uno, ya que veo que siguen el fic… no saben lo feliz que me hacen… T-T

Espero sus opiniones como siempre, gracias por todo el apoyo… nos vemos en la próxima gente, saludotes..!

Kitaniaryu

( Por orden de llegada)

Nicerecontraenamorada: Gracias por tu rewiew! Si, si a mi también me gusta esta parejita, y no sabes como! Espero que te halla gustado el capitulo, espero tu opinión, saludos!

Gabyhyatt: jaja si ¿no es tierna la escena de Kenshin con el peluche? A mi me encantó escribirla, y mira que después se viene más xD, gracias por seguir el fic, te espero en el próximo!

Noelia: me alegro que te halla gustado el capitulo¿y este, gracias por tu rewiew! Nos vemos en la próxima, saludos… n.n

Michel 8 8 8: tramposo, así que te conseguiste el libro eh… que suerte! jaja no esta muy buena la historia? Yo cuando la había leído, también, me había comido el libro prácticamente.. me lo leí de una.. xD. Gracias por seguir el fic! Y me alegro que te haya gustado el capitulo.. ah y eso de que llame a Yahiko al perro.. pero si es lindo¿Qué no te gusta, aunque la idea de ponerle Shishi estaba buena.. jajaja nos vemos en la próxima! Espero tu opinión..!

Yume Fujimi: bueno, primero, gracias por seguirme desde el principio, siempre me dejaste rewiews y eso lo tengo muy en cuenta..gracias! segundo, asi que querias saber quien fue quien le hizo tanto daño a Kenshin? Bueno en este capitulo ya se sabe..! espero que te haya gustado!.. así que te gusta mis descripciones? Jaja pero si Kenshin se las merece no? jojojo. Y con respecto a lo del dinero, si, tenés toda la razón. Cometí el gran error, de que para decir por ejemplo 1 dólar, seria como decir 1000 yenes (obviamente el cambio es otro, eso depende del estado económico de la moneda, pero para dar una equivalencia mas o menos), pero bueno, ya no puedo cambiarlo, porque ya lo había publicado así, y tal vez se cree confusión, si por ejemplo, como en este capitulo de repente salga diciendo "1000 yenes" ¿me entendes, por eso no hice la corrección.. igual muchísimas gracias por haberlo dicho, porque la verdad no me había dado cuenta..jeje xD (para variar ¬¬..) n.n te agradezco tu apoyo, te espero en el próximo capitulo! Saludos!

Shisuka: ¿así que no era lo que te esperabas? Bueno al verdad que tenés razón… el titulo no dice mucho en sí ¬¬…, jeje, pero me alegro que te haya gustado! Espero que el capitulo este haya sido de tu agrado también… y comparto con vos.. que lindo Kenshin con su camisa negra! Que imagen.. no? xD jajaja , saludos! Espero que sigas leyendo el fic!

Mari: bueno muy lindas las cosas que me dijiste, gracias! me alegro que te este gustando el fic.. y que ojala que siga siendo de tu agrado.. espero tu opinión de este capitulo también.. saludos!

CiNtHiA: ¿y como va el dolor de cabeza, no te hagas problema, suficiente con me hallas dejado un rewiew… gracias por los ánimos! Espero que te guste este capitulo, y tu opinión, besitos!

€mina-dono: muchas gracias por tus palabras y por dejarme nuevamente un rewiew! Lo apreció mucho! Espero que te guste este capitulo.. besotes!

Mitsuki Himura: jaja si si, Kenshin ya esta aprendiendo a estar enamorado como decís vos.. aunque, todavía no viste nada, no sabes las cosas que va hacer todavía! xD Jeje espero que sigas con el fic, nos vemos en la próxima.. gracias por tu rewiew..! n.n

Monika-dono: ¿me demoré mucho? No quiero que me persigan.. jeje T-T. Gracias por tu rewiew! Y por las cosas que me decís, las aprecio mucho.. Me dan mas ganas de seguir escribiendo…n.n espero que te guste este capitulo y espero tu opinión también… saludos!

DaniHimura: ja¿y a quién no le gustaría tener esos poderes..? así podes ver los… ejem, sentimientos de Kenshin.. xD u otra cosa, tal vez.. jojojo y eso de lo depravada.. tranqui., yo te supero! Jajaja xD espero tu opinión y que te haya gustado el capitulo también, nos vemos.. saludos!

Adelanto próximo capitulo:

-Tú... tú no quieres hacer esto todavía, ángel -susurró-. A no ser que quieras que los fuegos artificiales empiecen antes de tiempo.-

-Yo pensé que no creías en el amor, Kenshin. ¿Crees en él?-

-No quiero que pares-

-Esto se esta yendo de mis manos…, te necesito Kaoru-

P/d.: dejen rewiews..! no sean malitos, saludos! xD