Hola! Bueno, soy novata en esto, digamos que no tengo mucha experiencia en escribir.. pero me gustó mucho esta historia que leí hace tiempo y me parecíó bueno compartirla con ustedes.. En sí, el argumento lo tomé prestado del libro "Magica Inocencia" de Susan Carroll, yo la adapté a los personajes de Rurouni Kenshin, y también puse nuevas escenas que son mías, como también, agregue alguno que otro personaje nuevo. El fic se ubica en la época actual.

Los personajes de Rurouni Kenshin no me pertenecen.. (que mas quisiera yo…¬¬) si no al sensei Nobuhiro Watsuki.

«bla bla» : pensamientos

- bla bla - : diálogo normal

" El investigador privado Kenshin Himura era demasiado cínico como para creer en el amor. Y cuando Kaoru Kamiya apareció en su oficina requiriendo su ayuda en un extraño caso de personas perdidas, su primer impulso fue ponerla en la puerta. Pero Kaoru tenía algo que le afectaba. Tal vez fuera su rostro inocente; o su no tan inocente cuerpo. O, tal vez, el hecho de que el archienemigo de Kenshin le había dicho que no aceptara el caso.."

Capítulo 9

- Diferencias -

-Buenos días, señor Himura.-

La voz era alegre y ligera, como las alas de las hadas. Kenshin pensó que debía estar soñando. Estaba acostumbrado a que lo despertara el tipo que vivía al lado de su casa con la música a todo volumen o por el camión de la basura.

Pero la voz aterciopelada volvió de nuevo.

-Buenos días, Kenshin.-

Gimió y se obligó a abrir un ojo y luego el otro. Se vio en una especie de lugar todo decorado con colores pálidos e iluminado por una luz brillante.

Y, en medio de esa especie de nube, dándole de lleno la luz del sol, estaba un verdadero ser celestial, con una bata de terciopelo y el cabello azabache sobre los hombros. Y tenía en las manos una taza de...

¡Café! Kenshin olfateó el aire y un aroma tentador le llenó la nariz. Debía estar muerto y en el paraíso. Era mejor que agarrara la taza y al ángel antes de que alguien se diera cuenta de que había habido un error. Se sentó en la cama y se obligó a abrir los ojos, por lo que se dio cuenta de que el ángel era Kaoru que le sonreía.

Él rostro de Kaoru. La habitación de Kaoru, la casa de Kaoru. Entonces, de repente, recordó lo que había pasado esa noche. Tal vez aquella era la primera vez en su vida en la que tenía recuerdos demasiado buenos como para ser verdad.

Ella se inclinó sobre él y le ofreció el café al tiempo que le daba un leve beso en la mejilla.

-Lamento haber tenido que despertarte, pero pronto voy a tener que salir a abrir la tienda.-

-Está bien -murmuró él mientras aceptaba la taza.

Dio un trago y vio que el café era solo, fuerte y estaba caliente, como le gustaba a él. Se preguntó cómo lo había sabido ella, pero ya había decidido no hacerle preguntas como ésa.

El café pareció aclararle un poco los pensamientos.

-¿Has dormido bien? - preguntó ella.

-Sí -respondió él sinceramente-. ¿Qué has hecho¿Has espolvoreado un poco de polvo de hadas sobre mí?-

-Algo así -dijo ella con la expresión de una mujer que estuviera esperando un beso de buenos días.

El dejó la taza a un lado y la abrazó para que sus labios se encontraran a continuación. Ese beso supo a mañana, cálido y dulce.

Esa mujer no dejaba de sorprenderlo. No sabía qué se había esperado de ella. Una leve incomodidad, vergüenza, algo de arrepentimiento quizás...

Después de todo, ella había desperdiciado su primera noche de amor con un animal insensible como él. Pero no parecía molesta, sino contenta y se fundía en su abrazo con unas ganas que despertaron de nuevo su deseo, más fuerte que nunca. Acariciar su piel, oler su perfume, perderse en su boca, recorrer aquel cuerpo con sus labios...

Pero había sido más fácil ceder a la tentación la noche anterior, atrapado entre la mística luz de las velas y la oscuridad de la tormenta. ¿Qué le pasaba, definitivamente tenia que aprender a controlar sus impulsos.

Keshin la apartó.

-Tal vez sea mejor que nos tomemos un poco más tranquilamente estos saludos mañaneros, ángel. Antes de que las cosas lleguen más lejos.-

-Es demasiado tarde para eso, Kenshin Himura -respondió ella riéndose y echándose atrás el cabello. Y tenía razón, pero Kneshin lo intentó de nuevo.

-Kaoru, sobre lo que sucedió anoche, yo...-

Pero ella le puso los dedos en los labios y siguió sonriendo.

-Supongo que ésta es la parte en la que el héroe se pone en plan noble y trata de decirle a la chica lo mucho que siente haberla desposeído de su virtud.-

-No. Porque aquí no hay ningún héroe, querida; sólo yo. Un cínico de primera. Estaba hecho un lío anoche y tomé lo que tú me ofreciste por mis propias razones egoístas. Y no tengo ni la decencia de lamentarlo, demonios, fue demasiado bueno como para hacerlo-

-Muy bien, porque yo tampoco.-

-Eso es porque tienes las nociones equivocadas de todas las mujeres de que puedes tomar a cualquier pobre desgraciado y salvarlo de sí mismo, de que encontrarás a alguna clase de príncipe debajo de la superficie de un tipo cualquiera. Bueno, eso no servirá conmigo, Kaoru. No merezco el esfuerzo. Sigues pensando...-

-No sabes lo que pienso -dijo ella acariciándole el pecho y el cuerpo de Kenshin se tensó enseguida.

-Maldita sea, Kaoru, estoy tratando de ponerme serio.-

-Y yo.-

Ella siguió acariciándolo, cada vez más abajo. Entonces a él se le escapó un sonido que era a medias un gemido y a medias risa. Estaba tratando de advertirla y ella no le estaba prestando la menor atención.

-Cielos, ángel¿qué te he hecho?-

No se dio cuenta de lo que había dicho hasta que Kaoru respondió.

-Me has hecho algo de magia, Kenshin. Y quiero que la vuelvas a hacer.-

¿Era eso lo que ella creía realmente? Entonces tal vez era el momento de que él le demostrara que no era ese el caso, demostrarle que no había habido nada de mágico o especial. Y demostrárselo a sí mismo también.

La agarró y la hizo tumbarse en la cama, besándola fuertemente a la par. La respuesta de ella fue igual de fiera y sus lenguas se encontraron en una danza frenética.

Él le soltó entonces el cinturón de la bata y se la abrió, desnudando su cuerpo esplendoroso menos la zona que le tapaban la ropa interior. La recorrió febrilmente con las manos hasta que las detuvo para abarcarle los senos.

Kaoru suspiró y luego volvió a buscar sus labios apretándose contra él. Kenshin no estuvo seguro de cuando ella introdujo algo nuevo en ese abrazo, una especie de cariño que le afectó rápidamente. La bella ganó a la bestia. O tal vez ella simplemente lo estaba liberando.

Metió los dedos por debajo del elástico de su última prenda y se la quitó para que no hubiera nada entre ellos. Su masculinidad presionó en el vértice entre sus muslos, buscando la unión que ambos ansiaban.

Kaoru se abrió para él mientras lo abrazaba. Lo aceptó profundamente en su cálido y húmedo interior.

La unión de sus dos cuerpos transportó a Kenshin más allá de las sombras de su pasado.

Sólo más tarde, cuando la pasión se había disuelto, las dudas volvieron a atormentar a Kenshin. Seguía abrazado a Kaoru mientras no dejaba de pensar en la pregunta que ella le había hecho esa noche.

-¿No crees en el amor, Kenshin¿Crees en él?-

No, seguía sin creer. ¿No? Ya no estaba tan seguro. Después de todo, ya se había equivocado tremendamente en una cosa:

Era por la mañana y la magia seguía allí, no había desaparecido, si no al contrario: cada vez era mayor, estaba ahí.

La tienda de Kaoru parecía destinada a abrir tarde esa mañana, ya que era mediodía cuando lograron salir de la cama y se dirigieron a la cocina para hacerse algo de comer.

Mientras Kaoru buscaba en las alacenas, Kenshin no pudo apartar los ojos de ella, la miraba con extrañeza y sentimiento de culpa. Extrañeza porque no se podía creer que una mujer tan inocente cómo ella le hubiera enseñado a él tanto sobre la pasión como nunca antes había conocido en su vida. Y sentimiento de culpa porque había permitido que volviera a suceder. ¿Por qué le parecería más pecado hacer el amor con un ángel a plena luz del día?

Tal vez porque era más difícil evitar ciertas cosas con el sol brillando. El conocimiento de que esa magia en la cama no era suficiente como para disimular las diferencias que podían existir entre un hombre y una mujer cuando no estaban en ella. Su experiencia con Tomoe le había enseñado eso demasiado bien.

Y lo cierto era que nunca había habido dos personas más diferentes que Kaoru y él. A pesar de todas su exóticas creencias, Kenshin estaba descubriendo que ella era una persona de lo más doméstica. Su apartamento era más pequeño que el de él, pero estaba lleno de toques femeninos, flores en las ventanas, galletas en la fuente de las galletas, servilletas de verdad con flores estampadas, no de las de papel que él solía llevarse de los restaurantes de comida rápida, porque no se le antojaba comprar las verdaderas en una tienda.

Y todos esos pequeños detalles que hacían de su casa ese algo intangible que él nunca había tenido y nunca tendría. Un hogar.

Ese pensamiento le produjo a la vez una extraña añoranza y un profundo arrepentimiento. Kaoru se acercó entonces y dejó una taza en frente suyo.

Luego se sentó a la mesa delante de él y Kenshin la sonrió. Se tocó la camiseta que ella le había lavado junto con los vaqueros y comentó:

-Ropa limpia, una comida caliente y una hermosa dama que hace un magnífico café. Un hombre podría llegar a acostumbrarse a esto...-

-¿Pero?-

-Yo no he dicho pero nada.-

-Estaba en tu voz, Kenshin.-

-Un hombre podría llegar a acostumbrarse a esto. Pero uno como yo no debería.-

-¿Por qué no?-

-Porque...-

Kenshin dudó, no quería hacerle daño, pero ya era demasiado tarde como para pensarlo.

-Porque aunque lo que ha pasado entre nosotros ha sido algo realmente espectacular, la verdad es que somos dos personas muy diferentes, Kaoru.-

-Ya me he dado cuenta -respondió ella sonriendo pícaramente.

Magnífico. Para una vez que estaba tratando de hacer el papel de hombre sensible y responsable, a Kaoru le daba por bromear.

Kenshin frunció el ceño.

-Cuando me marche de aquí, tú vas a tener que volver a tu tienda, con sus bonitos cristales sanadores y demás. Pero yo volveré a patear las calles persiguiendo maridos que engañan a sus esposas, estafadores y chusma parecida...-

Entonces su mirada se dirigió a donde Kaoru había colocado perfectamente doblada su supuesta trinchera, donde se podía ver la parte superior de la carta de su padre asomándole por el bolsillo como una sombra desagradable.

Apartó la mirada rápidamente.

-Estoy tratando de prevenirte, ángel. Soy un tipo con un futuro muy incierto.-

Kaoru lo miró pensativamente.

-¿Quieres que te lea las runas?-

Kenshin no la entendió bien y dijo:

-La verdad es que hay unos cuantos bancos que ya me lo hacen regularmente.-

Kaoru se rió.

-No las ruinas. Runas. Puedo hacerte una lectura de las piedras de las runas.-

-No sé...-

Pero ella ya se había levantado y pronto volvió con una cajita. La abrió y desparramó su contenido en la mesa. Unas pequeñas piedras planas con signos extraños.

-Esto viene de la época de los vikingos -le dijo.

Kenshin miró las piedras incrédulamente.

-No te ofendas, Kaoru. Pero no creo que nada inventado por una horda de tipos que llevaban cascos con cuernos sea una buena idea. Si esto tiene algo que ver con predecir mi futuro, casi prefiero no saberlo.-

-No. Yo no me dedico a predecir cosas como con el Tarot. Encuentro que leer las runas es más suave. Lo único que hacen es ponerte en contacto con tu guía interior.-

-Querida, mi guía interior tiene casi tanto sentido de la dirección como un sabueso que haya perdido la nariz -dijo Kenshin riéndose nerviosamente y se dispuso a levantarse.

Ya había visto a Kaoru hacer unas cuantas cosas raras y no estaba seguro de estar dispuesto a verla hacer otra más.

Pero ella le estaba dedicando la mirada. Esa que siempre hacía que él se derritiera como un helado al sol de una tarde de verano.

-¡Oh, qué demonios! -murmuró y se volvió a sentar—. Adelante.-

No era la petición más animadora que Kaoru había recibido, pero se conformó con ella. Tomó una bolsa de terciopelo de dentro de la caja, metió en ella las piedras y pensó sólo en Kenshin En su nombre. Su imagen.

Luego sacó una piedra de la bolsa y él se inclinó para mirarla suspicazmente.

-¿Qué significa? Marca una X, como si fuera a encontrar un tesoro o algo así.-

-No -le respondió ella de mala gana, anticipando su reacción-. Significa una sociedad.-

-¿Una sociedad? de eso nada. Yo siempre trabajo solo.-

-Hay otras clases de sociedades además de las laborales, Kenshin.-

Se produjo una larga y dolorosa pausa y entonces él le tomó la mano y dijo suavemente:

-Lo siento, ángel. Pero he intentado de esas otras también. Y fue un completo desastre. Tomoe y yo teníamos mucho en común. Si no pude hacer que las cosas funcionaran con ella, no me puedo imaginar que lo logre con cualquier otra.-

-Pero una sociedad no significa pensar y actuar igual. Es bueno para dos personas permanecer separadas y únicas. El libro de las runas dice que, incluso los enamorados han de dejar que el viento de los cielos dance entre ellos.-

-En mi caso, serán más los huracanes del infierno.-

Kaoru se soltó lentamente, preguntándose qué estaba haciendo ella allí. ¿Le estaba leyendo su futuro a Kenshin o le estaba suplicando que se enamorara de ella? De cualquier manera, no se puede convencer a alguien de algo en lo que no quiere creer.

Fue a sacar otra piedra cuando él se lo impidió. Se la quitó de la mano y la miró. Kaoru se esperó algún comentario irónico, pero lo único que él hizo fue preguntarle:

-¿Lees estas piedras para otras personas?-

Ella asintió.

-Y suelo acertar bastante, por lo que me dicen.-

-Como con tus lecturas de mente.-

-Oh, eso nunca se me ha dado realmente bien, Kenshin. Excepto contigo.-

-¿En qué estoy pensando ahora?-

Ella levantó la mirada y sólo se tuvo que encontrar con la de él para saberlo. El deseo se reflejaba muy claramente en ella. La deseaba entre sus brazos, deseaba ofrecerle cosas que ni él mismo sabía que tenía.

Sin decir nada, Kaoru se levantó y se sentó en su regazo, rodeándole el cuello con los brazos. Enterró una mano en su cabello y lo hizo acercarse para que sus labios se encontraran. El beso hubiera sido perfecto si no fuera por...

Por la sombra constante que oscurecía los pensamientos de Kenshin.

Ella se apartó y le apartó el cabello de la frente.

-No te preocupes, Kenshin -murmuró-. Diga lo que diga la carta de tu padre, estoy segura de que todo irá bien.-

Kenshin había estado ansioso por besarla anteriormente, pero entonces ella sintió cómo se tensaba todo su cuerpo y su mirada se oscurecía con un reproche.

-¡Kaoru!-

Ella parpadeó.

-Lo siento. Pero cuando toqué tu impermeable, no pude evitar sentir que estaba allí.-

-Debería haber sabido que no te puedo ocultar nada -dijo él quitándosela de encima y luego levantándose de golpe.

Kaoru suspiró profundamente y se arrepintió de habérselo dicho, segura de que Kenshin se iba a cerrar a ella, pero en vez de eso, él sacó la carta del bolsillo y del sobre y se la ofreció.

-Toma, puedes seguir y leer la maldita carta.-

Kaoru se quedó anonadada mirando el sobre, por el nivel de confianza que implicaba ese gesto.

-Tómala -insistió él.

Ella lo hizo dubitativamente y Kenshin añadió:

-Léela. No es para tanto.-

Ella la leyó entonces en voz alta.

-Shinta, pronto me soltarán. Ya sé que nunca has querido tener nada que ver conmigo y no te culpo. Pero te pido que, por esta vez, vengas a verme antes de que quede libre.-

Lo que dejó profundamente agitada a Kaoru fueron las emociones que sentía procedentes de ese trozo de papel.

-¿Qué piensas hacer con esto? -le preguntó a Kenshin.

-Ignorarlo. Como he hecho con el resto de sus cartas.-

-Pero ésta vez no puedes hacerlo.-

-¿Por qué no?-

Kaoru trató de encontrar una forma amable de decírselo, pero no pudo.

-Porque... porque tu padre se está muriendo, Kenshin.

-¿Qué?-

Kaoru tragó saliva y repitió:

-Se está muriendo. Es a eso a lo que se refiere con lo de que lo suelten. Se va a ir. Para siempre.-

Kenshin la miró sorprendido e incrédulo.

-Entonces¿por qué no lo dice directamente?-

-No lo sé. Tal vez no quiera recurrir a tu lástima para que lo vayas a ver.-

-¡Por favor! Si hay algo que se le da bien a mi padre es utilizar cualquier truco para engañar a la gente y que haga lo que él quiere. Si tuviera una carta como ésa en las manos, la jugaría sin dudar.-

-Tal vez haya cambiado. Puedo estar con sentimientos de una increíble desesperación y arrepentimiento.-

-¿Arrepentimiento por qué? -exclamó Kenshin quitándole la carta de las manos-. ¿Por no haber podido terminar conmigo¿Por que lo atraparan?-

-No, creo que tienes que ir a verlo, Kenshin. Hablar con él antes de que sea demasiado tarde. Tú mismo me dijiste que una vez tuviste dudas de si él era el único responsable de que te atacaran.-

-Bueno, ya no las tengo -dijo él, pero a pesar de todo, se le notó una cierta inseguridad en la mirada. Entonces empezó a romper en dos la carta.

-¿Qué? -gritó Kaoru-. Déjamela otra vez. Si no vas a ir a verlo, tal vez yo me pueda concentrar más...-

-¡No! -dijo él terminando de romperla en pedazos—. No debería habértela mostrado.-

-Está bien, Kenshin- respondió ella apoyándole delicadamente la mano en el brazo-. ¿No lo comprendes? No puedes hacer el amor con alguien sin permitir que se te acerque.-

-¿Por qué no? -dijo él tirando los restos de la carta al cubo de la basura-. Lo llevo haciendo toda mi vida.

Entonces la abrazó y acalló sus protestas con un beso. Tratando de distraerla a ella y a él mismo.

Ella respondió al beso por un momento, pero luego apoyó las manos en su pecho y se apartó.

-Kenshin, por favor -jadeó-. Tenemos que hablar de esto. Temo por ti.-

-No lo hagas —dijo él y trató de silenciarla con otro beso, pero no lo consiguió.

-Temo que si no vas a ver ahora a tu padre, vas a pasarte toda la vida atormentado por ese hombre de las sombras.-

-¿Es esa otra de tus predicciones paranormales?-

-No, sólo algo que siento en mi corazón.-

-Escucha, ángel —dijo—. Tengo noticias para ti. Lo tenía todo bajo control hasta que apareciste tú y empezaste a meterte con mi aura; yo puedo tratar con mi hombre de las sombras.-

-No, no puedes.-

Una oleada de furia recorrió a Kenshin, más que nada porque sabía que ella tenía razón.

-De todas formas, no es tu problema.-

-Sí, si lo es porque yo te a... -Kaoru se interrumpió mordiéndose el labio-. Desde el principio ha habido una especie de extraño lazo de unión entre nosotros. Es eso lo que te hizo venir a trabajar conmigo en la búsqueda de Kai Homura y...

-No fue por ningún maldito lazo místico —explotó Kenshin-. Fue por un hombre llamado Otawa-

-¿Quién?-

Una parte de Kenshin deseó callarse antes de decir algo de lo que se pusiera arrepentir, algo que pudiera oscurecer la luz de los ojos de Kaoru. Pero sabía que la tenía que desilusionad más tarde o más temprano. Bien podía ser en ese momento.

- Otawa -repitió- Enishi Otawa, el rey del casino, que posee la mitad del sur de Tokio. Tienes que haber oído hablar de él.-

Kaoru agitó lentamente la cabeza.

-Siempre me olvido de que no eres de este planeta -murmuró Kenshin.

-¿Qué tiene que ver ese hombre con todo esto, Kenshin?-

-Es sencillo. Me advirtió que no aceptara tu caso y lleva desde entonces haciendo lo posible para amargarme la vida.-

Ella abrió los ojos sorprendida.

-¿Por qué iba a hacer él algo así?-

-Porque, por alguna razón, no quiere que encontremos a Kai Homura. Yo supongo que, en algún momento, Homura y Enishi debieron tener algún roce. Seguramente este hizo algo ilegal y Kai lo sabe... o tal vez incluso Enishi lo hizo matar y que arrojaran el cuerpo al mar con los pies metidos en cemento. Demonios, no lo sé. Mis instintos de detective me dicen que algo huele mal, eso es todo.-

-¿Así que aceptaste mi caso esperando encontrar justicia para Kai?-

-¡No!-

¿Cómo podía ser tan inocente esa mujer?

-Acepté el caso esperando vengarme de Enishi, que fue el tipo que rompió mi matrimonio. Sedujo a mi esposa.-

Kaoru se quedó pálida y en silencio ante esas palabras. Luego le puso la mano sobre la de él.

-Oh, Kenshin, lo siento.-

Se soltó con un gesto impaciente.

-Ahora ya sabes por qué estaba tan ansioso por resolver el misterio de Kai Homura. No por ningún vínculo que haya entre nosotros ni porque sienta compasión por ninguna dama muerta que perdió a su hijo. No soy ningún héroe, Kaoru. No hago nada por nadie, excepto por mis propias razones egoístas.-

-Eso no es cierto. Si tú fueras así de verdad, yo lo habría sentido.-

-¿Sí? Bueno, tal vez no tengas tantos poderes como te crees. De todas formas, este caso no ha resultado más que una pérdida de tiempo. Nunca voy a poder encontrar a ese tipo -dijo él a pesar de que aquello le dolía enormemente.

-¿Me estás diciendo que lo quieres dejar, Kenshin? -le preguntó ella sin mirarlo.

-Sí, y tú deberías hacerlo también. Olvidarlo. Olvidarlo todo.-

-Muy bien, si eso es lo que quieres, mándame una nota con el importe de los días que hayas trabajado.-

-No habrá ninguna nota -dijo Kenshin tomando su impermeable-. Estamos en paz con todas las lecturas parapsicológicas que me has hecho.-

-Pero yo no he hecho un buen trabajo, Kenshin -afirmó ella riéndose amargamente-. No ha sido hasta ahora que he podido ver realmente quién es tu hombre en las sombras. Tal vez debieras irte a tu casa y mirarte al espejo.-

Entonces ella se volvió lentamente, después de dedicarle una mirada llena de pena que Kenshin supo que iba a recordar durante mucho tiempo, una mirada que le dolió, no un dolor corporal, si no, un dolor que le tocó el alma, cosa que el creía que no tuviera.

Luego él se dirigió hacia la puerta.

Bastante después de que Kenshin se hubiera marchado, Kaoru seguía allí, con la garganta y los ojos secos. No estaba llorando. Sabía lo que iba a venir luego y que iba a ser malo.

Pero de momento iba a hacer caso del consejo de Kenshin y se iba a olvidar de todo.

Todo estaría muy bien... si pudiera.

Ya era tarde, Kenshin Himura había marcado con fuego su corazón y alma, ya que para su desdicha o tal vez fortuna, ya no había vuelta atrás.

Fin Capitulo 9

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Hola! Como va, bueno espero que les haya gustado el capitulo, la verdad que ando media a las corridas, porque aún sigo de vacaciones.. y se me complica los tiempos para ir a una cyber.., pero bueno, tampoco es excusa, así que acá les dejo un nuevo capitulo.. n.n. Esta vez no dejo adelanto, ni tampoco contesto los reviews por el mismo motivo xD, pero en el próximo me pongo al corriente.. jeje por que la historia ya está llegando a su final y se viene lo bueno!.. xD

Espero sus comentarios, gracias por los reviews que me dejaron, me impulsa actualizar mas rápido y también por seguir la historia..

Saludotes, nos vemos en la próxima, cuídense!

Kitaniaryu