The Legend of Zelda

The Broken Hero

Por LinkAnd06


Capítulo II: Un Sentimiento inexplicable.

El horizonte comenzaba a despejarse poco a poco de las nubes que lo cubrían, dando fin a la mañana, incluso los alrededores del pueblo Oval se encontraban más habitados. Para ser una aldea algo pequeña, la población era decente.

Link corrió hasta llegar a uno de los límites del pueblo, con enorme dificultad, la punzada de su brazo dominante se volvía más difícil de soportar para él, jadeaba por el sobre esfuerzo impuesto en aguantar cada segundo. Los humanos que lo vieron pasar lo siguieron con la mirada, confundidos puesto que había tanta tranquilidad como para que alguna persona corriera como si estuviera en peligro. Bueno, él se sentía así, su extremidad le dolía cada vez más.

Siguió hasta llegar a un árbol cercano, sentándose debajo de este, ya sabia que Yui había dejado de seguirle, solo quería alejarse la mayor distancia posible. No le tenía miedo, dudaba si decirle era lo correcto, con solo pensar lo que sentía por ella, el dolor aparecía, como si de la nada comenzara. El rubio suspiró resignado, apretando su brazo con la mano derecha, intentando inútilmente disminuir el dolor. No era la primera vez que lo sentía, sabía que tardaría variablemente en calmarse. Nunca en toda su vida se sintió tan inseguro de algo.

-Lo volví a hacer…- Dijo él, recostándose en el tronco del árbol, dándose leves golpes en la nuca con este, se odiaba por hacer siempre lo mismo, pero era lo único que desaparecía el dolor.

Miró al cielo, pensativo, ya era mediodía, una pareja de aves sobrevolaba el pueblo, como todos lo días a esa hora, ¿acaso él ya no podría volver a pasar tiempo con ella? No podía seguir así, deseaba estar junto con la joven, la que siempre lograba alegrarle los días y querer seguir adelante en su meta de volverse aventurero, con una sonrisa.

Era cierto que su sueño desde siempre era explorar todo el reino de Zyrak, hasta sentía que antes de perder la memoria era así, cada día entrenando en la academia valió la pena, pudo mejorar incluso las habilidades que había aprendido desde niño, haciéndolo sentir más preparado para cuando el momento de explorar llegara…

Pero no era feliz…

Los primeros dias con Oswald y sus padres fueron duros, Oval no lo veía como al resto de los habitantes, al ser un hylian, una raza muy rara de ver en esos tiempos, hasta lo confundían con un demonio. Todo por sus puntiagudas orejas, las cuales no le molestaba tener, le permitía tener un gran sentido auditivo. Eso sí, el relacionarse con otros fue lo difícil.

Oswald fue quién decidió que se quedara por no tener a dónde ir, volviéndose así su primera amistad. Migue en cambio le reconoció como un hylian y sin problema alguno aceptó su amistad. Después nada, solo burlas y burlas, no pudo tener más amistades de su edad…

Solo unos adultos sí le aceptaron como uno más, los padres de Oswald eran algunos, y ahora el maestro Dante, él le trataba como si fuera su hijo.

Oswald y Migue eran importantes para el joven, sin ellos no habría logrado vivir esos terribles días, cuando el simple hecho de querer disfrutar un momento era muy dificultoso para él…

-Aún así, no me sentía del todo bien, hasta que ella vino…

No había llegado a sentir algo tan grande hasta que la joven apareció…

Díez días ya habían pasado desde que el joven rubio entró a la academia, tuvo suerte de poder compartir dormitorio con sus dos únicos amigos, le preocupaba no poder dormir por estar junto a alguien que no conocía, aliviándolo. Era divertido, por entonces debía aprender sobre los distintos tipos de formas de supervivencia, a los diversos ambientes y ecosistemas.

No era un problema, el ojiazul cuando pasaba la mayor parte del tiempo en casa ya aprendía sobre esto, estaba acostumbrado a varios tipos de lectura, logrando entender bastante en las actividades.

Cuando era momento descanso podía jugar con sus amigos, el lugar poseía un gran patio para el uso libre de todos. En aquel entonces, varios jóvenes jugaban o entrenaban, incluso otros ya usaban armas reales bajo supervisión. Link no estaba listo para usarlas, no se sentía preparado.

A Oswald le encantaba las alabardas, planeaba incluso modificarla a su antojo cuando obtuviera alguna. Migue por su parte, prefería las distancias, en este caso usar la ballesta, al ser menos complicado que un arco. Él prefirió la espada, un arma común para cualquiera, aunque les sorprendió que Link la usara con la mano izquierda, los zurdos eran raros de ver en combate dándoles una clara ventaja contra enemigos acostumbrados a los diestros, y vaya que era cierto. Para su edad, el hylian ya manejaba muy bien dicha arma, le faltaba técnica y destreza, pero no lo hacía nada mal, llamando la atención del maestro Dante, conocido como el fuerte de la academia; quién quizo darle más complejidad al entrenamiento del rubio al verle un gran potencial.

Link aun con esas ventajas y momentos dónde lograba destacar por su habilidades seguía sin sentirse muy conforme, habían muchos jóvenes de su edad en la academia, evitándolo como siempre, quizás por lo mismo, o por envidia, no quería saberlo, podría salir algo peor por parte de ellos. Oswald y Migue no podrían estar siempre con él, dado a los distintos tipos de cosas que decidieron aprenden por separado. En esos momentos, él no tenía más opción que quedarse solo sin hacer nada, esperando, a veces sin pensar, sin ninguna otra posibilidad que pudiera decidir aunque quisiera.

Aquél décimo día fue el que culminó con todo eso…

Notó como varios jóvenes miraban a la entrada, sorprendidos, como si algo nunca antes visto estuviera pasando entre esas puertas, despertando su curiosidad. La última vez que los vio actuar así fue con su propia llegada. Se levantó de dónde estaba y se acercó hasta ellos, sorprendiéndose como nunca antes con solo una mirada al motivo de la estupefacción de todos.

Era una joven pelinegra, con el cabello un poco largo, llegando hasta su nuca; ojos rojos como la misma sangre, y un rostro que revelaba toda su belleza natural, que se complementaba con quizás lo más sorprendente, sus orejas eran puntiagudas, un poco más largas que las suyas, haciéndola ver más hermosa. Vestía un traje negro con azul que parecía de combate, con el símbolo de un ojo rojo en su cinturón, con algunas vendas en sus brazos y tobillos, parecía realmente una guerrera.

El joven no fue el único sorprendido, la recién llegada también expresó lo mismo al ver al joven hyliano. Sus miradas no podían dejar de ver a la contraria, como si verse fuera lo más importante para seguir viviendo, ambos estaban nerviosos, no podían siquiera decir alguna palabra. La multitud murmuraba entre ella, típico, era la primera vez que aparecía una chica con orejas puntiagudas en la academia, ¡incluso en todo el pueblo!

Ella fue la primera en salir de su estupefacción, dándole una sonrisa al joven que tenía al frente.

-Lo lamento, es que nunca antes había visto a un chico con orejas como las mías- confesó apenada, acercándose al ojiazul.- Soy una hyliana al igual que tú, y me alegra mucho poder verte, espero podamos ser amigos- concluyó inclinando un poco su cabeza a la derecha, con los ojos cerrados y sonriéndole al rubio.

Link no supo cómo expresarse en ese momento, bajó la mirada y colocó una mano en su pecho, apretando su ropa de la academia. -¡Ho…hola! Me llamo Link- dijo nervioso, ella era la primera joven que le hablaba.

La joven dio una pequeña risa al notarlo nervioso. -Yui, mucho gusto- se presentó asintiendo con la cabeza, un poco extrañada por el nerviosismo de el joven. Aunque ella también lo estaba, sabía disimularlo.

Volvieron a quedarse mirando a los ojos, sonriendo, por la felicidad de saber que no eran los únicos hylianos.

-Vaya, Link, encontraste a tu otra mitad.

Esas palabras lo sacaron de su pequeño trance, mirando a la dirección de donde provino la burlona voz.

Era Oswald, los miraba maliciosamente, a su lado estaba Migue mirando sorpresivo a la pelinegra.

-Wow, ¡pero que belleza acaba de llegar!- expresó el castaño mirando a la joven, estupefacto.

-Hola, un gusto en conocerlos- ignoró el comentario anterior, sin borrar su sonrisa.- Soy Yui.

-Me llamo Oswald, y este curioso mirón de aquí es el otro.

-¿Otro?

-No le hagas caso, está loco- indicó Migue.- Yo soy Miguelo, pero puedes llamarme Migue- Le sugirió, rascándase la nuca y acercándose al hylian junto a Oswald, ambos lo tomaron por los hombros.

-¡Somos sus mejores amigos!- dijeron al unísono, orgullosos de decirlo, incluso mostrando satisfacción en sus miradas, las cuales eran sinceras a los ojos de la recién llegada.

Link no dijo nada, no podía dejar de mirar a su nueva amiga, la primera joven que se acercaba a él para conocerlo, adémas de tener su tan criticada característica.

-Genial, los amigos de Link son también los míos- contestó feliz, sonriéndoles, dando esa expresión que ahora al rubio le gustaba, algo dentro de él parecía despertar, pero no lo comprendía.

Tres meses después de que ambos se conocieran, las cosas se volvieron complicadas, así como a Link le había afectado el relacionarse con los demás solo por ser un hyliano, Yui no fue la excepción, solo que no duró mucho a diferencia de él, la joven era muy abierta y comunicativa, se arriesgaba a la hora de hablar con otros, si le criticaban pues ella les dejaba en claro los puntos erróneos de ellos y ganaba la discusión, su inteligencia era sorprenderte, hasta se volvió la más inteligente no solo de la acedemia libélula, sino de todo Oval. Todos la respetaban y hasta querían pasar tiempo con ella, de hecho algunos chicos trataban de preguntarle a Link sobre los gustos de las jóvenes hylianas.

-¡Lo digo en serio! ¡Nunca antes habia conocido a una!- respondió el ojiazul mientras entrenaba con la espada, con un muñeco de prueba… o lo que quedaba.

-Pfff, yo creo que solo no quieres que te la robemos- exigió un joven pelimorado, de aspecto un poco fornido, con los brazos cruzados.

El rubio suspiró, ya perdió la cuenta de cuántos le habían hecho la misma pregunta, le molestaba, pero le daba igual. No era tímido para responder después de todo, aunque nunca llegaría a dar una respuesta verdadera aunque la tuviera, ella no merecía a tipejos como ese.

-Lo digo en serio, Taku, ¿que ganaría con mentirte?- aclaró mientras seguía practicado, queriendo mejorar sus habilidades.

Este al no soportar ser ignorado, se acercó a Link y lo empujó, haciéndolo caer al pasto, incluso su espada cayó a cierta distancia de él.

-Je, tratas de mantener esos secretos para tí, ¿no? Después de todo es imposible que otra joven se llegue a interesar en un bicho como tú. Todos solo sienten lástima por ti.

Link no respondió, ya que el fornido tenía algo de razón, ¿por qué le molestaba la idea de ver a su amiga con otro? Símplemente no lo comprendía. Se levantó, sin mostrarse lastimado por aquella acción, seguía sin tener alguna palabra para defenderse.

Taku volvió acercarse a él, tomándolo de la camisa. -Y ella seguramente tampoco, es muy inteligente como para caer tan bajo enamorandose de ti- lo soltó, haciendo que cayera sentado. Link ni siquiera respondió o le contradijo esas palabras.- lo mejor para Yui, es que te alejes de ella.

El ojiazul abrió los ojos de golpe al escuchar aquello, seguía con la mirada perdida en el suelo, las palabras de Taku fueron un enorme golpe de realidad para el espadachín, no quería aceptarlo, así nunca había imaginado que viviría, y no podía hacer nada para remediarlo. No importaba cuántas veces lo intentara, jamás llegaría a ser el aventurero que soñaba ser…

Y ahora resultaba que su amistad con Yui solo sería una desgracia para la reputación de ella. Si ya había conseguido ser aceptada por quienes la repudiaban e incluso volverse de las más populares en la academia, ¿que sería él para ella? Claramente un estorbo. Aunque doliera, tenía que aceptarlo, así era su vida después de todo.

Colocó ambas manos sobre su cabeza y con todas sus fuerzas intentó contener la lágrimas, las cuales luchaban por salir, el rubio odiaba llorar, no porque se sintiera débil, solo le recordaba que tan mala era su realidad, un simple joven con amnesia que solo traía mala reputación a los demás.

Ocurrió con Oswald, los padres de este, Migue, incluso su propio maestro, Dante; por catalogar al hylian como su pupilo con mayor potencial. Yui sería la siguiente.

-"Solo sienten lástima por tí"- Esas palabras seguían resonando en su cabeza ¿y si él tenía razón? ¿Oswald y Migue solo le tenían compasión? ¿Todos los que eran amables con él también? ¿En serio era tan miserable su simple existencia?

-"No estás destinado a ser alguien en la vida".

Se sorprendió, esas palabras llegaron de la nada a sus recuerdos, era una la voz femenina e irreconocible para él, pero se sentía tan… familiar.

Tenía razón…

-¡Link!

Por encontrarse perdido en sus pensamientos, ni cuenta se dio de que taku se había ido hace poco, ahora era Yui quién tenía al frente, sonaba preocupada.

-¡Nada de lo que él te dijo es cierto!- exclamó, poniéndose de cuclillas frente a él y colocando sus manos en los hombros de este. Se refería a los rumores que circulaban en toda la academia sobre Link, después de todo, era el único al que trataban así. Podía ser que Yui observara a Taku alejarse de él y supuso lo que ocurrió por cómo estaba.-No eres ningún estorbo para mí, yo mismo decidí ser tu amiga, ¿recuerdas? No me arrepiento de haberlo hecho, menos ahora que me agradas mucho… yo, creo en ti, Link.

Esas simples palabras lo despertaron de sus duros pensamientos, los cuales estaban acabando con él; podía ser cierto que nadie más llegara a confiar en el espadachín, pero ahora estaba seguro, Yui, la joven que aceptó su amistad nunca dudaría de él, siempre lo apoyaría.

Quizás mucho más de lo que Oswald y Migue ya lo hacían.

No era un joven destinado a la grandeza, eso ya lo sabía. Pero aun así, no se daría por vencido fácilmente, no iba a desechar todo el entrenamiento recibido solo por la burla de alguien más o su propia inseguridad. Ahora tenía un objetivo, volverse más fuerte y lograr ser el aventurero indicado para ella, su mejor amiga.

Y por supuesto, ser digno de aventurarse junto a sus dos compañeros, ellos confiaban en él.

Y así los años pasaron, los días en la academia libélula se hicieron cada vez menos pesados para Link, pudiendo mejorar sus habilidades con cada entrenamiento que su maestro le otorgaba, cada día de la semana por petición del hyliano, estando siempre preparado. No ostante, los demás alumnos de la academia seguían tratándolo como siempre, como el bicho raro de siempre, pocos intentaron hablarle, pero Link actuaba cortante ante ellos, quizás por reflejo o porque desconocía qué responder. No le importaba, la amistad que ya poseía con sus tres amigos le era suficiente…

Aunque no todo era bueno, el joven sin importar cuánto se esforzara no lograba sacar sus problemas e inseguridades de su interior, estos aumentaban cada vez más, obligando al espadachín a ocultar sus sentimientos de todos, incluso de sus amigos; no quería molestar a nadie con su problema, mucho menos a Yui, quién lastimosamente era la que más se daba cuenta de cómo el ojiazul se sentía, lo notaba con solo darle una mirada, lo conocía muy bien.

Pero ella no pudo hacer nada, el rubio se esforzaba para evitar hablar con ella de ese tema, por más que insistiera, no se sentía preparado para contarle, aunque, él se sentía feliz de ver cómo ella se preocupaba con él, demostrándole lo mucho que la joven quiería ayudarlo.

El espadachín se encontraba indeciso.

A pesar de todo, ambos pudieron seguir siendo amigos, simplemente, él no podía estar tranquilo sin al menos verla una vez por día, cosa que acordaron, encontrándose a solas varias veces en la terraza de la academia, ya fuera para hablar o planificar lo que sea, parecían igual de cercanos que antes, pero algo fallaba.

Link lo sabía, la pelinegra ya no sonreía como antes, extrañaba verla expresar esa sonrisa que tanto amaba ver; era su culpa, después de todo, fue su decisión cerrar un poco sus sentimientos con cualquiera, incluso de sus más cercanos amigos, solo que ellos no se dieron cuenta, podría engañar a quién sea fingiendo otra emoción, a todos menos a Yui, la joven que se preocupaba por él.

-Link, ¿qué sucede?- le preguntó, preocupada, ansiosa de saber cómo poder ayudarlo.

-Nada…-desvío la mirada, mintiendo, no quería molestarla con problemas que ni él mismo lograba comprender. La razón de distanciarse de ella, fue porque ahora sentía algo en su interior con solo pensar en la joven que tenía al frente, le asustaba, nunca lo había sentido antes, hasta el punto de no querer enfrentarlo… incluso superaba a su gusto bizarro, aquel por el que Oswald le llamaba piefilico.

Ya conocía lo que era el placer que podía sentir un hombre por una mujer, el deseo de solo querer a una para él y esas cosas básicas que llegan a la perversión, pero compararlo por como ahora se encontraba era distinto en cierto modo.

Admitía que en un principio si deseaba ver algo de ella, lo que oculta bajo sus botas y medias negras, pero con el paso del tiempo ese pensamiento se intencificaba cada vez más, llegando al punto de no poder a veces dormir al pensar en su curiosidad. Era un chico después de todo…

Si eso era lo que sentía, ya podría considerarse perdido, era un hecho que la pelinegra lo rechazaría, merecía a alguien mucho mejor que él, fácilmente cualquier otra persona según pensaba el rubio, ¡ambos eran incompatibles!

Mientras que Yui era una hechicera y a la vez la más erudita de toda la academia, Link solo era el más fuerte y habilidoso con la espada, inigualable según su maestro, pero tambien el más repudiado por el resto de jovenes, algunos maestros contados, y la mayoría de humanos en general. No quería que la buena reputación que a la hyliana le costó conseguir fuera destruida solo por estar con él, le dolía pero tenía que aceptarlo.

-Escucha… sé muy bien que algo te pasa, no importa que tan bueno seas ocultando cómo te sientes, de mí no podrás, ni de tus amigos tampoco, por eso siempre que están contigo hacen de todo por hacerte sonreír…-Explicó la pelinegra, sorprendiendo al hyliano.- dime, Link, ¿qué es lo que tienes? Quiero ayudarte, tú me ayudabas cuando más necesitaba de alguien, cuando sentía que nuestra amistad era temporal…

Le recordó, el momento cuando la joven era novata y tratada de la misma forma que él, solo por no ser una humana y tener orejas puntiagudas. Sin importar cuanto ella lo intentara los demás la rechazaban, aprovechando que era solo conocida como la nueva del lugar. Ella nunca se había sentido tan sola…

Link recordaba muy bien esos días, no le gustaba para nada cómo su amiga era tratada, como si se tratara de él. El espadachín ya se había acostumbrado por eso no le molestaba; ella a diferencia de él nunca la habían tratado tan de mala manera, lo pudo notar cuando la encontraba llorando en silencio, en la soledad de la terraza de la academia.

Link había ido a por ella, no soportaba verla de esa manera…

-No llores, no les hagas caso, yo sé muy bien que no eres cómo ellos dicen, eres mucho mejor que eso, lo puedo sentir solo con verte, Yui.

Fueron esas simples palabras las que motivaron a la pelinegra a seguir, a esforzarse para callar a todos esos críticos que solo juzgaban su raza, ella logró demostrar de que era capaz, no por nada era la más inteligente según los maestros. Incluso la más deseada por la mayoría de los jóvenes, a Link le molestaba escucharlos murmurar sobre eso.

Link había conseguido que Yui se superara a sí misma por todos esos años, con motivación personal, ahora era ella la que quería hacerlo por él.

Ambos se quedaron callados por unos momentos, el joven meditaba todo lo que ella le dijo. Yui por su parte, parecía no querer irse hasta resolver el asunto.

Link llegó a la conclusión de que si trataba de resolverlo solo sería muy complicado, quizás con el constante apoyo de Yui, ambos llegarían a ser más cercarnos y finalmente romper la barrera emocional que lo separaba de ella, superando juntos los problemas, estando uno siempre para el otro, la idea le emocionaba mucho.

-Yui… lo que pasa es que yo…

No pudo terminar la frase, algo de repente lo detuvo, sintió un dolor en su mano izquierda, que crecía a cada segundo, todo a su alrededor se oscurecía, hasta el tiempo parecía haberse detenido, incluso un dolor en su pecho comenzaba a nacer, uno que nunca antes había experimentado…

-Link…

Este la escuchó, era una voz femenina, solo repetía entre susurros el nombre del hyliano. Él buscó a su alrededor, solo había oscuridad, cubriendo todo a su alrededor como si de una horrible pesadilla se tratara. Miró el dorso de su mano dominante, aún enguantada la marca era visible cuanto aumentaba su misterioso brillo, incluso rayos salían de allí.

Quería gritar, el dolor empeoraba, no podía, su voz desapareció y sus piernas no respondían. Miró preocupado a Yui, seguía allí, descolorada y sin mostrar movimiento alguno, su tiempo se paralizó. Sus ojos le pesaban, teniendo rápidas visiones aleatorias, varias de esas fueron de sus seres queridos, lastimados, al borde de la muerte. Link no podía creerlo, todo lo que deseaba era el apoyo y consuelo de su única amiga, dándose cuenta que hasta eso era imposible para él, nunca se había sentido tan solo...

La pelinegra comenzó a brillar, como si estuviera cambiando o desapareciendo su cuerpo, ante la mirada confundida del espadachín. La luz desapareció, Yui ya no se encontraba frente a él

Era una joven rubia, con las orejas puntiagudas. Portaba un vestido sencillo de color rosa, con la parte inferior blanca. Le sonreía, mirando al hylian con su mirada indescifrable, pues sus mechones cubrían sus ojos.

-Vendrás por mí, ¿cierto?

Él no supo que responder, era la primera vez que veía a otra hyliana, que incluso lo esperaba, en su tono de voz había esperanza.

Quién fuera ella, solo había confundido más al hylian.

Luego desapareció, junto a todo lo extraño que había alrededor, mientras Yui regresaba a donde estaba, pero mirándolo preocupada

-¡Link!

Ella lo llamó preocupada, pues él antes de poder terminar la frase gritó y comenzó a jadear, sujetando su brazo izquierdo.

Link estaba pasmado, asustado por lo que acabó de pasar, el dolor desapareció, pero lo recordaba, no deseaba volver a sentirlo nunca más, era como si hubieran apuñalado cada centímetro de su cuerpo y alma, rompiendo cada sentido de seguridad que sentía, ni la propía muerte era tan dolorosa, lo presentía.

-Yui… hazme un favor…- seguía sin levantar la mirada, sin valor para verle.

-Lo que sea Link, quiero ayudarte- le dijo esta en lo que se agachaba para intentar mirarle a los ojos, pero los largos y rubios cabellos de el hylian le tapaban.

-No tengas nada que ver conmigo… por favor…- y huyó, no quería ni ver la reacción de su amiga por esas palabras, solo escapó tan rápido como pudo de allí. Si no era ella, entonces nadie podía ayudarlo, estaba condenado a la soledad, viendo como unica opción aceptarlo, sin importar cuánto le doliera…

Desde esa noche, ambos no volvieron a intercambiar palabras igual que antes, ella lo intentaba, pero el joven buscaba cómo evitarla, quería mantenerla alejada de él.

Pero Yui no se rendía, cada vez que se encontraba con él quería hablarle y ayudarle con sus problemas, terminando con el mismo frío resultado.

Así siguieron el resto de los días para ambos en la academia.

Link continuaba golpeando su nuca contra el el árbol, queriendo lastimarse por permitir que todo pasara, por más que no entendiera su mala suerte era su culpa y de nadie mas. Desde que vio a la joven rubia que aparecía cuando pensaba en Yui, o de vez en cuando en sus propios sueños. Semtía un aura de esperanza que provenía de tan divina presencia, como si lo estuviera llamando.

-Nunca supe de quién se trataba, es complicado, no se conocen muchos hylianos en Zyrak- era cierto, ya había preguntado, por lo que intentó buscar en libros de varias bibliotecas cercanas, sin éxito. Eso sí, esto lo mantuvo en secreto de todos sus conocidos, no quería arriesgarse a sentir ese tormentoso dolor de nuevo.

Se sobó el pecho, pensando que podría hacer ahora, no quería arriesgarse a regresar y encontrar a su amiga en el camino, no quería lastimarla de nuevo, probablemente estuviera en la academia pensando cómo hacerlo hablar, sabía que no se rendiría fácilmente.

-¡Tengo que encontrar una solución a esto cuanto antes!

-Y nunca lo harás si solo te la pasas arrepintiéndote como un estúpido, Link.

El ojiazul se sorprendió, no se había percatado de cuando su maestro llegó al otro lado del árbol, sabía que era él, conocía muy bien su tono de voz.

-Maestro Dante…¿Desde cuándo está allí?

El superior se levantó, recostándose de pie en el árbol con los brazos cruzados, mirando seriamente con sus amarillentos ojos los azules de su pupilo. Su cabello pelirrojo le cubría un poco el rostro pero eso no parecía importarle. Usaba su ropa de la academia, un traje de aventurero con sus brazos descubiertos, los cuales eran una camisa verde con bordes negros y un pantalón del mismo color, y calzaba unas botas negras.

-Llevo aquí desde esta mañana, estaba meditando, incluso desde antes de que llegaras- le explicó de forma calmada a su alumno principal, notándolo avergonzado, con la mirada baja. -Pude darme cuenta que tienes algunos problemas, y prefieres reservartelos para ti mismo, ¿o me equivoco?

Él asintió, aún sin levantar la mirada, no tenía intenciones de hacerlo.

-Si solo te las pasas mirando abajo nunca llegarás arriba. Si solo te desmotivas con cada cosa que hagas, obviamente verás todo como si fuera un problema imposible para ti.

-Lo sé, lo intento…- apretaba sus puños- ¡creéme que me esfuerzo!- finalmenté lo miró a los ojos.- ¡PERO DE NADA SIRVE!- se tapó el rostro, queriendo desaparecer.

Dante le sujetó los brazos para bajarlos del rostro de él, el hylian se esforzaba para contener las lágrimas.

-Esconderte no servirá nada, solo empeorarás todo- le empujó suavemente, haciéndolo retroceder.-tienes que enfrentarte a todo lo que te atormente, nunca dejes que los problemas te consuman lentamente- desenvainó su espada.

Link ya sabía a donde su maestro quería llegar, apretó sus dientes enojado consigo mismo, tomando su espada recién comprada, preparándose para pelear.

-En estos momentos, soy la personificasión de todos tus problemas, ¿quieres superarlos? ¡Entonces deja de lamentarte y desquítate conmigo, estúpido mocoso!- intentó atacar al hylian con un tajo vertical, el cuál este esquivó fácilmente solo inclinándose a la derecha. Como respuesta, le devolvió el mismo ataque, pero lo evadió con facilidad, aprovechando el momento de distracción del joven para darle un golpe en la frente con el dedo.

-¡Ah!- retrocedió unos pasos al recibir aquello, más no se quejó, aún podía desquitarse con su maestro, que solo le miraba de forma inexpresiva, pero atenta, como si le sediera el momento para atacar primero. No desaprovechó la oportunidad, con parte de su velocidad intentó darle una estocada, la cuál Dante esquivó saltando sobre él, tomándolo de su cabello y jalándolo, para tras caer de pie, tumbar a su pupilo al suelo.

-¿Eso es todo lo que tienes? ¿No posees el valor para superar tus problemas? Cobarde- le desafió Dante, sin expresar nada en su mirada, intacto, pues no había recibido ni un solo golpe aún.

-¡Callate!- exigió Link mientras se levantaba, usando un ataque vertical, el cual Dante interceptó, pero el rubio no se detuvo allí, continuó dando una serie de movimientos continuos intentando acorralar a su rival, el cuál seguía bloqueando todos sin siquiera sudar ni borrar su fría expresión.

El hylian seguía enojado, culpándose de todo, de ser infeliz, de lastimar a Yui, de ser tan cobarde, ¡de todo! Y lo expresaba con cada fuerte espadazo que usaba contra su superior, demostrando enojo. El pelirrojo esperó a que el ojiazul cometiera un error, no tardó en notarlo distraído, aprovechando el momento para derribarle de un codazo, sorprendiéndolo en sobremanera por tan inesperado movimiento.

-¿Qué pasa?¿Tan bajo caíste? ¡Estás dejando que tus problemas te superen!- le afirmó, fingiendo aburrimiento, ya que su oponente ni se esforzaba en el combate.

Link rodó hacía atrás al caer de espaldas, volviendo a ponerse de pie, jadeando por todos los golpes recibidos. No podía creer que aún no llegara acertar ni un ataque a su maestro, enojándose más consigo mismo por ser tan inútil. Sin poder aguantar su enojo, corrió hasta donde Dante estaba, preparando su tan característico movimiento, esperando el momento indicado para ejecutarlo.

Dante chasqueó la lengua e inesperadamente pasó por un lado de su pupilo, pateando sus piernas antes de que actuara, de nuevo el hylian cayó al suelo, arrastrándose unos metros.

-¡Si vas a usar esa técnica no seas tan predecible, idiota!…- le regañó, jugando un poco con el mango de su espada, mientras miraba a su caído pupilo, el cuál seguía sin moverse.

Link apretó sus puños, estaba siendo humillando, no pudo hacer nada contra su maestro, pues en cambio no nesecitó luchar en serio, solo estaba jugando con él. Intentó usar todo lo que había aprendido para atacar a Dante, sin éxito, definitivamente era un inútil.

-Dudas de ti mismo, ¿no? Así nunca serás capaz de acertar un ataque, sí yo de verdad quisiera matarte, podría haberlo hecho en tu primer intento de golpearme.- le dejó en claro al rubio, esperando que se levantara, aún no habían terminado.- No eres ni la sombra de tu padre.

Éso ultimo sorprendió a Link, quién comenzó a temblar, era la primera vez que alguien se refería a su desconocido progenitor. Se levantó tomando de nuevo su espada, mirando a su maestro con enojo.

-¿Lo conoces?- le preguntó fríamente, ansioso de sacarle una respuesta, eso no se lo perdonaría.

Dante sonrió, esperaba esa reacción de él.- Conozco a mucha gente…- continuó provocándolo, despreocupado, quería sacar todo la frustración que el joven había contenido por mucho tiempo.

Sin aguantarlo más, se lanzó a atacar a su maestro, este le esquivó devolviéndole el espadazo, el cuál Link repelió en un instante, usando luego su brazo derecho para golpear a Dante en la cara, él lo vió venir atrapando su brazo y aprovechó la posición para darl e una fuerte patada en el torso, empujando al espadachín hasta caer a unos pocos metros de él.

-¡Vamos, pelea! ¿O permitirás que tus problemas te superen? ¿Es eso lo que quieres?- Le insinuaba mientras se acercaba al joven a paso lento.

De un salto, Link se puso de pie, jadeando, con una mano apretando su propio torso, el golpe le había forzado a exhalar todo el aire. Pero no mostraba signos de querer rendirse, en cambio volvió a tomar su espada y se preparó.

-¡NO DEJARÉ QUE MI INSEGURIDAD ME CONSUMA!-gritó con todas sus fuerzas, harto de sus sentimientos, harto de cómo los demás le trataban, harto de seguir siendo un ignorante y no saber lo que le pasaba, harto de todo, hasta de vivir.

Dante sonrió de forma maliciosa, esperando que su alumno le atacara con todo, no iba a dejarle ganar por nada del mundo, el rubio tenía que luchar en serio.

Sin dudar más, sin pensar en nada más, ni titubear ni en lo que podría pasarle, corrió hasta su maestro, cansado de seguir perdiendo contra sí mismo.


En otro lugar del pueblo, donde la tranquilidad dominaba los alrededores, notable por como los pocos humanos alrededor solo disfrutaban las vistas; se encontraba la hyliana meditando, paseando por aquel camino.

Después de que Link consiguiera huir de ella, Yui se quedó pensando en alguna forma de poder hablar con él, le dolía profundamente lo distante que se había vuelto tras aquellas palabras que le dijo hace meses. Sabía muy bien que él no quería decirlas, solo dejándola con muchas más dudas de las que tenía.

Andaba por el centro de la aldea Oval, queriendo estar sola con sus pensamientos, su prioridad era pensar, nada más; siguió en lo que tomaba el camino largo hasta la academia, tenía mucho tiempo. Quizás primero necesitaba disculparse con él, era posible que hubiera hecho algo que le molestara, como el que varios celosos le intentaran pedir consejos a Link para salir con ella, aunque nunca le contestaba a nadie, su timidez se lo impedía, eso pensaba.

Podría darle algún regalo como disculpa, pidiéndole a la vez que se reuniera con ella, pero no decidía qué podría funcionar, tenía que ser algo que en serio Link llegara apreciar. Lo conocía muy bien, ya sabía algunas cosas que le gustaban, no creía que alguna sirviera, negaba todas las posibilidades que su mente ideaba, debía ser algo muy único para que su presente tuviera éxito.

Era irónico que la joven más inteligente de la región Oval no tuviera idea de qué debería hacer para demostrarle a Link cuánto quería ayudarlo, no había podido pensar en nada por lo destrozada que se sentía.

-¿Debería pedirle ayuda a sus amigos?- pensó, llegando a esa conclusión. Nadie en Oval conocía tan bien al rubio como los mismísimos compañeros de él, los cuales estaban a su lado desde que el joven tenía memoria, literalmente.

Yui esbozó una sonrisa, decidida a pedirles una pequeña ayuda, igual no estarían tan ocupados, estaban en su día libre después de todo. Luego de meditarlo un rato, llegó a la academia, dirigiéndose a la entrada. El sol ya había terminado de despejarse, reflejando sus rayos en los oscuros cabellos de la joven, iluminando su camino y apoyándola en su idea.

Un rato después llegó a la puerta de la habitación de Link, mirándola, pensando las palabras adecuadas para pedirles el favor. Conociéndolos, seguramente ellos ya captarian sus intenciones con Link al pedirles ayuda. Aún así, ya no había vuelta atrás, su amistad con Link estaba en juego.

Tocó la puerta, esperando a que ellos abrieran. No tardó mucho, fue Oswald quién la recibió.

-¿Yui?

-¡Hola!- saludó dando una pequeña reverencia, algo nerviosa.- Necesito un pequeño favor…


Ella les explicó su situación, su repentino encuentro con Link y cómo este huyó de nuevo, para luego quedarse pensando cómo poder hablar finalmente con él, llegando a la conclusión de obsequiarle lo que más le gustara, con una incitación para encontrarse con el hyliano.

-Básicamente, quieres invitarlo a una cita- resumió Oswald, con un movimiento con sus manos, sentando en una silla básica.

Migue se encontraba sentado en su cama, la que estaba arriba en la litera; no dijo nada, pensaba en alguna forma de colaborar, queriendo ayudar a su amiga.

La pelinegra sintió un ardor en sus mejillas, sin desviar la mirada apretó los pliegues de su oscura camisa. Pues era verdad, no tenía otra opción para acercarse al espadachín, no le negó la palabra al joven.

-Lo suponía, en ese caso podemos ayudarte con el obsequio- cruzó los brazos recostando su espalda en la silla, ya tenía algunas ideas.- Depende del tipo de regalo que le quieras dar

¿Qué regalo ella debería darle? Le había dado tantas vueltas a esa pregunta que ni pensó primero en el tipo, ¿algún objeto? ¿Alguna comida? O mejor…

-Quiero darle lo que más quiera en el mundo…-decidió, sin un ápice de duda en su tono de voz. Sólo consiguió que el castaño respingara mirándola sorprendido, y que el pelinegro se cayera de la silla al no poder creer lo que recien había admitido.

-¡¿Ah?!- Dijeron ambos al unísono, incrédulos de que quería llegar tan lejos, ¿tan culpable se sentía?

Ella levantó una ceja al ver esa reacción, no pensaba que fuera un tema sorprendete para los amigos del hyliano, quienes siempre parecían despreocupados ante eso.

Oswald se levantó, con una expresión seria y una mano en su mentón. Migue bajó de su cama y se acercó a este, mirando a la hyliana.

Yui tragó saliva, curiosa de lo que ellos tendrían que decir, se lo estaban tomando muy en serio.

-Parece que el piefilico logró su más ahnelado deseo, antes que nosotros el nuestro…- recitó Owald seriamente, el castaño asentía, dando una sonrisa maliciosa.

-¿Eh?- Yui no les comprendió, giró un poco su cabeza a la derecha tratando de comprender las palabras del pelinegro.- ¿A qué es lo que se refieren?

-Tú tranquila, solo necesitamos lapis, papel y poses para el dibujo, terminaremos rápido si empezamos ya- confesó mientras buscaba en sus materiales, inspirado para lo que tenía en mente.

La joven comprendió, por lo que se arregló un poco su oscura cabellera negra, queriendo salir lo mejor posible, pero Migue parecía querer decir algo, sin encontrar las palabras.

-Si es importante dilo, quiero que sea lo más perfecta posible para él.

Migue se quedó en silencio, buscando las palabras adecuadas para lo que debía decirle, no era algo opcional, más bien se trataba de una obligación, conociendo al ojiazul era infaltable ese detalle.

La pelinegra lo miró fijamente, curiosa ante la seriedad de él, como si se trataran de unas palabras de vital importancia que debía saber.

El castaño suspiró, no le importaba si Link empezaba a odiarle por lo que estaba a punto de decir, sí conseguía que él y Yui volvieran a como estaban antes.- Necesitamos… que estés descalza…- confesó soltando una pequeña risa y rascando su nuca.

-No hay problema- asintió esbozando una pequeña sonrisa y bajando la mirada, descalzándose las botas.

La mirada indecifrable de Migue lo decía todo, no esperaba que la joven más inteligente de toda la academia aceptara algo tan raro solo por el joven que quería, ahora envidiaba a su amigo.

-¡Bien!- Comentó Oswald al tener los materiales, muy inspirado.- Ahora solo necesito que…

Se sorprendio al ver a la hyliana en una pose básica, sentada en el sofa con sus piernas recogidas, de lado, incluso descalza, sonriendo para el dibujo, esperanzada de que al rubio le gustara.

-Oh diosas… sí aceptó…- negó suspirando, para luego empezar a dibujarla, totalmemte concentrado, si era para su amigo debía ser su mejor ilustración posible. Aunque también le envidiaba...

Yui no se sentía incómoda ni nada, ni le molestó tener que hacerlo, ya sabía esa parte de su amigo, pero nunca vió necesario el confesarselo, prefería sorprenderlo, y encontró el momento indicado. Este era solo la primera parte, solo quedaba que Link aceptara para poder pasar a la segunda.

Era ahora o nunca…


Link usó un corte horizontal para atacar a su objetivo, seguía harto, quería derrotarle de una buena vez. Dante rodó a la dirección contraria del movimiento, dando un contrataque al mismo tiempo, el joven lo notó, usando su arma para repeler el tajo, y saltar hacia atrás para alejarse.

Dante le hizo una seña con su mano para que le atacara, molestando al ojiazul, quién frunció el seño ante eso, corrió hasta donde su maestro estaba atacándole con una cadena de movimientos haciendo varias estocadas. El pelirrojo esquivó varias dando varios pasos hacía atrás, para luego en la última pasarle por un lado a Link y darle fuertemente en la espalda con el mango de la espada, acertando de nuevo.

El rubio cayó de frente, para luego ponerse rapidamente bocarriba, teniendo en mente levantarse, solo para ver como su maestro saltaba hacía él, usando el golpe de gracia, el rubio temiendo lo peor cerró los ojos con fuerza, esperando su final, había perdido de nuevo.

Al no sentir nada, confundido abrió los ojos, Dante estaba agachado sobre él, con el mango de su espada a unos metros de la frente del espadachín.

Dante con su voz, imitó el sonido de un corte mientras golpeaba a Link en la frente con el dichozo mango, el hyliano expresó dolor, colocando sus manos en donde recibió aquel fulminante ataque, incrédulo por perder.

-No solo no debes distraerte y dudar, tampoco dejes que tus emociones te dominen en estos momentos, si no el peso de tus problemas serán aún más complicados de superar- le aconsejó con un tono calmado, pero mirándolo de forma seria, guardando su espada y volviendo a levantarse.

Link, ya más tranquilo solo desvío la mirada, seguía harto de todo, aún así le dió la razón a su maestro, que era una figura paterna para él.

-¿No lo decías en serio?

Dante asintió sabiendo a qué se refería, aquel comentario solo era para molestarlo, logrando su cometido.

-Tu pasado es importante, no lo puedo negar- aclaró, mirando al cielo con los brazos cruzados.- Pero aún así, lo que más importa es el futuro, no deberías encerrarte en tus problemas todo el tiempo.

El hylian sonrió levemente, usando su brazo derecho para cubrir sus ojos.- Lo intento… creéme que lo intento, pero sin importar cuanto me esfuerze… ¡Nada sale bien!

-¿Y quién logró llegar ser el más fuerte de la academia? ¿Quién logró mantener su amistad con sus amigos desde que prácticamente se conocen? O mejor, ¿quién fue el que apoyó a esa hyliana que se hundía en el rechazo para que solo con ese apoyo llegara a ser la estudiante número uno? Por favor, si eso no es nada entonces considerate escoria…- le dejó en claro, alzando la voz con lo ultimo.

El hylian no respondió, todo era cierto, podrían ser logros, los cuales consiguió con todo su esfuerzo y dedicación pero… seguía sin sentirse bien consigo mismo, incompleto, ignorante, repudiado y sobretodo… sin arreglo. Apretó en puño su mano izquierda, refiriéndose a la marca del triangulo, aquella que se convirtió en una maldición para él. No quería llorar, comenzaba a dolerle los ojos por contener las lágrimas, ¿qué había hecho para merecer esa vida?

-Espero lo tengas claro, hijo…- le recordó a su pupilo, recordándole que siempre estaría para él. Comenzó a caminar, dejando atrás al rubio, ya no podía hacer nada de momento, era una lucha personal que él mismo debía aprender a superar.

-¿Qué… es lo que… quieren que… haga?- murmuró entre sollozos, dejándose consumir en el dolor, ni siquiera los golpes de su maestro le dolían, nada se comparaba al dolor que su destrozado corazón sentía, acabando con él lentamente.

Al levantar su brazo observó nuevamente lo que su posición le permitía ver, inmóvil. El cielo ya totalmente despejado mostraba su color finalmente, el mismo azul de los ojos del hyliano, solo que el horizonte sí estaba vivo.

Se preguntaba cómo Yui se sentía, esa joven que despertó un interés que nunca antes el joven había sentido, le preocupaba, nunca la volvió a ver sonreír como aquéllos primeros días, quería hacerla feliz, se había puesto como objetivo conseguirlo, terminando en el estado donde ambos ahora estaban, distantes.

-Link

Escuchó una voz llamándole, la misma que sus visiones le mostraban, su cuerpo comenzó a temblar, recordando el dolor que había experimentado, incluso la punzada había vuelto.

Todo a su alrededor perdió su color, menos él, que seguía inexpresivo, soportando el dolor que aumentaba con cada segundo.

La silueta regresó, estaba frente a él, mirándole de la misma manera, un poco cambiada, ahora su cabellera era castaña y la parte superior de su vestido de color violeta, incluso cambiaron algunos detalles en este, pero era la misma joven, lo sentía en su interior.

-Solo cumple tu destino…- le susurró suavemente, volviendo a desvanecerse junto al descolor, todo volvía a cómo estaba hace unos momentos.

Seguía incrédulo, ¿a qué destino se refería? Él no era alguien destinado a la grandeza, eso lo sabía…

-"No estas destinado a nada".

Volvieron esas palabras a su mente, seguía desconociendo de donde provenían, atormentando más su enorme indecisión. Suspiró resignado, mirando su marca maldita de nuevo, continuaba brillando de firma tenue y leves rayos salían de ella.

Sin aún decidir qué hacer se levantó, se limpió la suciedad que podía e inició su camino a la academia. Decidido acabar de una vez por todas su problema con ella, no le importaba si su corazón se hacía pedazos en el intento.

Porque lo que quería ver en ese momento, era volver a ver esa sonrisa que tanto anhelaba…

Continuará…


Comentarios finales:

Emmm pues, espero les haya gustado el cap, la verdad no recuerdo por cuanto tiempo lo mantuve planeado pero me alegra ya haberlo publicado.

Agradezco de nuevo a Egrett Williams por ser mi beta, y por decirme que te encantó el cap XD menos la ortografía original v': pero ya voy mejorando.

También muchisimas gracias a Fox McCloude, Kuroiro no Kishi, y a Yahab por sus review v': se que apenas esto inicia y ya con el tiempo vendran más inreresados pero ya es algo XD

La imagen utilizada para la portada fue dibujada por mí, y digitalizada a la vez que coloreada por CrashBros un new en el tema v:

Bueno, ya el cap que sigue terminara esta introducción, no tardaré en subirlo. Y sin más que decir, ¡hasta la próxima!