The Legend of Zelda

The Broken Hero

Por LinkAnd06

Capítulo IV: Cabello dorado

El frío horizonte se encontraba nublado, debido al muy bajo clima de aquella localización, una zona que no mostraba rastro de vida; ni un solo atisbo de luz se podía ver, todo alrededor estaba cubierto por una leve ventisca, característica de la región, una montaña: aparentemente alejada de cualquier lugar cálido y recomfortante.

Dos figuras recorrían aquella helada zona, ambas muy abrigadas y a la vez cubiertas de nieve. Era una joven junto a un pequeño niño, la altura de este llegaba hasta la cintura de la adulta.

La fémina no mostraba signos de estar agotada de andar en aquel congelado camino, al contrario del pequeño; que mostraba claro cansancio, ni se esforzaba por querer seguir, aun así continuaba junto a la joven, negando querer separarse de ella, mucho menos dentro de todo el frío que hacía.

La mujer le acarició la cabeza, para posteriormente cargarlo en sus brazos, conociendo muy bien el estado del niño, este incluso ni quería abrir los ojos, la tormenta le molestaba, no porque fuera peligrosa, sino debido a su estatura le era más difícil seguir el ritmo de la joven, además del gélido clima, que solo complicaba sus pasos.

Esta rió al ver la expresión que él hacía, siguiendo el recorrido con el menor en sus brazos, ella no quería dejar de acariciarle la espalda sobre el abrigo, el pequeño no le replicó esto, al contrario, comenzaba a calmarse, ya no sentía tanto frío.

-¿Qué te parece este lugar?- le preguntó la mujer, mostrándose curiosa sin detener los pasivos pasos que daba.-¿Te diviertes?

-Ya es la sexta vez que me lo preguntas.- contestó el pequeño, jugando con los largos y rubios mechones del cabello de la joven, los cuales sobresalían de la capucha que ella usaba, casi no podía verle los ojos.- me gusta cuando la nieve parece brillar, como la magia. En esta forma no es divertido…

La mujer sonrió, observando como la leve ventisca movía las hojas cubiertas de nieve de los árboles, cayéndose algunas por la fuerza recibida de ésta, varias se mezclaron con la brisa.-Me hubieras dicho que querías venir de noche…

El pequeño se acurrucó en el hombro de la mujer, soltando una leve risa, admitía no haberlo pensado, era lento en varias cosas.-No me importa la hora, siempre y cuando me aventure contigo.

-Que tierno eres, aventurarme junto a tí es mucho más divertido que hacerlo sola, es mejor cuando tienes compañía.- Agregó la mayor, mirando de reojo el rubio cabello del pequeño, el cual era largo, llegando hasta la nuca, parecía servirle como gorro para las condiciones que ambos estaban, aunque no cubría sus puntiagudas orejas.

-¿A dónde vamos?- Le preguntó este, pensativo, se le había olvidado hacia donde se dirigían por el cansancio, pero sin desanimarse, ella conocía mejor la zona.

-Visitaremos el santuario helado, un lugar sagrado para todos los habitantes de esta congelada región.- explicó de forma sencilla, para que el menor pudiera entenderla, ya le era complicado comprender por qué eran los unicos con las orejas así.

-¿Allí se encuentra frozz?-Preguntó el niño, curioso de por qué motivo se dirigían a un lugar tan peligroso.

-Sí y no, ese monstruo solo ataca a quienes intentan entrar en su guarida, el palacio helado solo está algunos kilometros alejado, no creo tengamos problemas con él.

El rubio comprendió, asintiendo con la cabeza y mirando a la mayor de reojo, un poco confuso de que ella le permitiera ir, pero no le importó.- Si tú lo dices, creo en tí….

El ambiente había empeorado varios minutos después, las cosas no salieron como la mayor esperaba; la ventisca empeoró, volviendo el camino más difícil, logrando que ambos se perdieran. Por suerte llegaron a una cueva, en la cuál se protegieron de la tormenta, más no de la temperatura.

La mayor se encontraba sentada en un rincón, protegiendo al menor, el cual solo se acurrucaba junto a ella en busqueda de calor. La rubia lo abrazaba, sin ganas de querer dejarlo ir, estaban perdidos, temía que todo hubiera sido causa del monstruo…

-¿Falta… poco?- preguntó el pequeño, temblando por el frío y asustado por la situación, era la primera vez que les pasaba algo como eso, nunca antes una tormenta los atrapó.

-Tranquilo…todo estará bien…-ella intentó tranquilizarlo, deseando que ambos se salvarán de aquel inesperado suceso, estaba segura de que algo lo había provocado, ese día era de una nevada pacífica, no una peligrosa ventisca. Solo podía pensar en cierto congelado ser, el cuál podía invocar una fuerte vendaval helado a su alrededor con solo su presencia. Comenzó a temblar, era imposible, ¿qué razón tendría él para atacarlos?

-¿Eh? ¿Qué sucede?- preguntó el niño al verla temblar, no era nada recurrente en ella. La mayor miraba la salida, sin borrar la mirada de miedo que expresaba, pero el rubio no comprendía a que le temía.

-Link…- él se sorprendió, ella casi nunca le nombraba por su nombre; la mujer en cambio, no le dirigió la mirada, solo susurró unas leves palabras.-…..

El pequeño respingó, no esperaba escuchar esas palabras salir de los labios de ella, no sabía si sentir miedo o dolor. Miró de reojo a donde ella no podía apartar la vista, afuera de la cueva se encontraba una enorme silueta, no muy notable por la fuerte tormenta, pero sus penetrantes ojos amarillos brillantes parecían complementarse con el clima para transmitir mayor temor.

El rubio no cambió su expresión, las palabras de su aparente madre lo dejaron en un enorme trance, aunque esta no dejaba de sujetarlo con fuerza.

Y sin poder expresar más, la silueta lanzó un enorme rugido mientras extendía sus brazos, los cuales eran alas, sí, era el monstruo al que todos los de la región hablaban. Tras ese movimiento no dudó en atacar a sus objetivos, tan rápido que ni un solo grito de dolor resonó en el área…

Link abrió los ojos completamente, sin dejar de jadear, no podía moverse, aquélla pesadilla lo dejó estático. ¿Quién era ella? ¿Qué hacían allí? ¿Qué era esa cosa que apareció? No lo sabía, pero el solo pensarlo le impedía permanecer tranquilo. Intentó creer que solo era otro mal sueño, como todos los demás que había tenido todas esas noches.

Minutos después logró mantener la calma, respirando profundamente, no queriendo recordar el mal ambiente que había soñado, la sensación la sintió tan real que no podia olvidarla fácilmente. Era la primera vez que lo soñaba, y solo eso bastó para dejar a Link intranquilo por unos momentos, hasta ahora.

Dió un largo suspiro, volviendo en sí, deseando no desesperarse de nuevo.

Apenas notó que se encontraba sobre una cama, reconociendo el techo y las paredes de alrededor, estaba en la enfermería. Se preguntaba por cuánto tiempo había permanecido inconsciente, adémas de cómo había llegado allí, a esas horas nadie salía normalmente de las habitaciones.

Link sentía como algo le sujetaba la mano izquierda, curioso levantó un poco la cabeza, notó que una joven le tomaba con ambas manos la suya, además de recostar su cabeza sobre ellas, profundamente dormida.

Era Yui, problamente preocupada, que hasta permaneció cuidando de él, quién sabe por cuánto tiempo para que el sueño le ganara. Se veía hermosa dormida…

Por un momento se asustó al pensar eso, esperó sentir el dolor de nuevo, cada vez que pensaba así llegaba. Apareció, pero no lo sentía como siempre, como si hubiera perdido poder, la sensación se redució a una punzada cualquiera.

Confundido, el hylian decidió sentarse, sintiendo como de su frente algo frío caía sobre su pecho, alertándolo y quitándoselo de encima con su otra mano rápidamente, notando que solo era un pañuelo mojado, casualmente blanco. Link se avergonzó, tenía suerte de que nadie lo hubiera notado.

-¿Te molesta el frío?

Él miró de nuevo a Yui, su brusco movimiento la había despertado. Con un semblante serio, ella esperaba una respuesta, sin levantarse aún.

El hylian se ruborizó al verse descubierto, desvío la mirada y rascó su nuca mientras negaba con la cabeza, soltando una leve risa.- Solo me sorprendí, no sentía nada sobre mi frente…

La hylian dió un leve bufido, no le creía por cómo actuó, aún así prefirió dejar de momento el tema, en ese estado no quería molestarlo. Volvió a sentarse de forma normal en la silla, pero sin soltar la mano de su amigo.-¿Recuerdas lo que pasó?

Link bajó la mirada, pensativo, claro que recordaba lo sucedido, le era imposible olvidar todo lo que vió por solo intentar confesarse, era un dolor que nunca podría olvidar por más que quisiera.-Solo recuerdo ir al tejado a verte, de allí no recuerdo más…

Yui desvío la mirada, eso significaba que él no recordaba lo que iba a decirle. Ya sabía que palabras eran, pero prefería dejar que su amigo las dijera por sí mismo, no quería forzarlo, conociendo lo orgulloso que él era.-Link… Esa marca …

El espadachín permaneció callado, expresando una leve tristeza, era lógico que ella lo hubiera notado, no sabía cómo responder a eso, ni siquiera lo que era realmente. Se encogió de hombros, respondiendo a su amiga.

-Sea lo que sea, hice lo posible por revisarlo, tardé una hora, pero parece que dió resultado.- explicó la joven hylian sonriendo, acariciando el dorso de la mano del ojiazul, el cuál poseía unas manos fuertes, por todo el esfuerzo que este daba en su enfrentamiento.

Esto le sorprendió, quizás fuera por eso que ya no reaccionaba al estar junto a ella, un alivio menos, aunque se preguntaba cómo lo había hecho…

-Magia, por supuesto- contestó ella al saber lo que él preguntaría.- Fue agotador, pero veo que valió la pena. No quisiera verte sufrir de esa forma de nuevo…

-Yui… ¿cómo sabías tratar esto? No pensé que hubiera una forma…-preguntó curioso, en todo Oval no había encontrado nada sobre su triángulo, ademas, no podían salir de la región sin autorización.

-Magia tranquilizadora, por así decirlo, solo debilita el efecto sobre lo que se aplique de forma temporal…-bajó la mirada, sintiendose inútil.- Es todo lo que pude hacer, deseaba poder ayudarte más…

El hylian colocó su mano sobre la cabeza de ella, dándole una leve caricia.- No importa, así esta bien…-dijo sonriendo, cerrando su otra mano para sujetar la de ella.- Yo… pensé que nunca me perdonarías, he sido muy distante contigo.

Ella sonrió, Link volvía a ser él mismo.- Para nada, tontito, eres mi mejor amigo, es normal que me preocupe mucho por tí…- la joven se levantó-. Yo… soy la que se debe disculpar- tomó un sobre amarillo de la mesa que tenía detrás, apretándolo un poco con ambas manos.-Lamento si llegué a hacerte daño, no fue me intención, pero lo que menos deseo… es que tú me odies...-le ofrecé el objeto, sintiendo ardor en sus mejillas, pero decidida.-, quiero darte esto…

Link se quedó sin palabras, había pensado que la joven seguramente nunca le volvería hablar, jamás hubiera imaginado que ella sintiera culpa por la distancia que él creó entre los dos… ahora se sentía culpable.- No, yo lo siento, lamento darte esa impresión… yo solo, no sé qué siento…-bajó la mirada, perdió el valor que tenía para verla a los ojos.

Yui colocó el regalo sobre la cintura del rubio, para luego levantarle la mirada, acercándose un poco a él. Link sintió un ardor en sus mejillas al verla así de cerca.

-Es normal, si no lo sabes, dale tiempo, así tendrás una idea más clara de tus sentimientos.- le aconsejó, acariciandole la mejilla antes de sentarse en la cama, con los pies en el suelo. Sin dejar de mirarle con una sonrisa en su rostro, esperando su reacción por lo qué le había dado.

Link sin decir nada, solo asintió dando una leve sonrisa, antes de abrir el sobre y sacar la hoja que contenía. Al principio se sorprendió, era Yui dibujada, claramente por su amigo Oswald, no solo eso, ella estaba retrada de una forma más joven, parecida a cuando la conoció, incluso la sonrisa de su rostro era la misma que vió…

-Yui…-sintió como sus lágrimas se acumulaban, la nostalgia de esos lejanos días habia regresado, pero no se lo permitió, se las secó rápidamente, para sonreírle a su compañera.-Te extrañaba…

Ella dió una leve risa, aunque no podía contener su enorme emoción.- Es solo un detalle, no pude pensar muy bien cómo pedirte que me perdones. Sobretodo, quería evitar que huyeras de mí de nuevo.- acercó su rostro al de él.- Quiero saber, por qué me querías lejos de tí…

-"No tengas nada que ver conmigo… por favor."

Link recordaba muy bien aquellas palabras, las últimas que le había dicho antes de actuar como hasta entonces. Dudó si decirle la verdad, no quería volver a experimentar ese dolor de nuevo, podría incluso empeorar, era una difilcultad que aceptó superar por sí solo.

-No pensaba muy bien ese día, quizás la presión me ponía tenso, o quizás solo sean nervios… creía que si me daba un tiempo tendría claro lo que sentía, quizás, aún no sea el momento.-miró nuevamente el regalo.- Solo me dolía la distancia que creé, hasta el punto de fallar algunas veces, allí fue cuando me dí cuenta que no importaba, necesitaba poder estar junto a tí, no puedo ser nada sin tu apoyo…

-Link…

Él volvió a mirarle al rostro.

-No vuelvas a tomar decisiones apresuradas de nuevo, podrían costarte la vida.- le aconsejó dándole un leve golpe en la frente con la suya, aprovechando la distancia. Tras eso volvió a su anterior posición.

El espadachín asintió, sobando su frente, su amiga no dejaba de sorprenderle con sus atrevimientos y sabiduría combinados, podía ser que no conociera muy bien a las mujeres, pero estaba consciente que no todas eran así como su compañera. Sintió nuevamente una pequeña punzanda, obligándose a cambiar de pensamiento.

Yui captó del repentino cambió del hylian, siguiendo su mirada hasta su mano.- ¿Aún te molesta? Si es así dímelo, ayudaré todo lo que pueda.

-No, así esta bien.- giró su mano para ver su marca, percatándose de un detalle.-¿Eh?- tenía una bandita con un corazón como detalle en el centro de su triángulo.

-Ah, eso…- la joven tocó su propia mejilla, rascándose.- no sabía exactamente como curartelo, y sé que de alguna forma el uso de magia te habrá dolido… por eso, te coloqué una bandita…-confesó algo apenada, era consciente que aquello solo era decorativo.

-Está bonito- le dijo sonriendo, notando que en el corazón tenía escrito 'Destino'. No le molestaba en absoluto, le parecía un bonito detalle, lastima que el símbolo podia dañarlo.-Destino…- murmuró, entrecerrando los ojos, recordando las palabras que la misteriosa joven de cabello dorado le había sugerido.

La pelinegra alzó una ceja al notar su confusión, no era comun que se interesara en ese tipo de detalles, esos que no tenían nada que ver con armas, la naturaleza… o inclusive pies, pero aún no comprendía del todo eso último.

-Yui…¿existe alguna hylian de cabello dorado?-preguntó Link, serio, era una duda que había estado conteniendo por mucho tiempo.

La hylian le miró con seriedad, quedándose callada por unos momento, respondió con calma.- No lo sé, no he visto todo el reino en persona, todo lo que conozco de este solo lo leí en libros...- miró la ventana, la noche estaba tranquila y callada.- Pero sé de una hylian que posee el cabello de ese color, la mayoría de las veces…

Link recordó a la joven de su visión, solo una vez poseía su cabellera de otro color-Castaño…-murmuró, sin comprender el motivo del cambio de tono.

Yui le miró sorprendida, el hylian podría saber un poco del tema.-No se trata de solo una joven, Link. Ella es algo mucho más valioso, desde los inicios de los tiempos la conocían, y veneraban, es una deidad fundamental de ese reino.

-¿Qué tipo de diosa era?

-La diosa del destino, Hylia- respondió bajando la mirada, cerrando un momento los ojos, lanzando un leve suspiro-, guardiana Guardiana del poder dorado.

-Hylia...-repitió Link, sintió muy familiar aquel omnipotente nombre, era la primera vez que lo escuchaba. Probablemente lo conocía desde antes de olvidar su pasado.-¿Qué fue de ella?

-Dicen que Hyrule solo es parte de una leyenda, cualquier creencia o mito del mismo también lo es, incluyendo a Hylia.- explicó bajando el tono de voz, mientras se levantaba y se acercaba a la ventana, colocando su mano derecha en esta.-Se rumora que nosotros los hylians somos demonios, sin importar que haya alguna prueba de eso. Otros afirman que nuestra estirpe proviene de Hyrule, Hylia, junto a sus tres compañeras fueron las primeras en poseer orejas puntiagudas.- miró a Link de reojo.- No sé cuántos quedemos, eres el único que conozco, y sé que lo mismo va para ti conmigo.

El hylian asintió, pensativo, tenía mucho que pensar para llegar a una respuesta clara, ¿por qué motivo Hylia se comunicaba con él de tan dolorosa manera? Más bien, ¿por qué con él? No es como si fuera algún tipo de elegido…

-"No estás destinado a nada…"

Esas palabras que torturaban su mente lo confirmaba, no por nada las recordaba. Él solo se sentía sobrante en todos los aspectos.

Yui se preocupó al notarlo tan cabizbajo, era común verlo así todos los días. Desde que ambos se conocían ella siempre buscaba la forma de animarlo, odiaba verlo así. Se acercó a él y le acarició la cabeza, sorprendiéndolo, este volvía a verle a los ojos, azul y rojo se conectaban de nuevo.- Lo que sea que te preocupe, estoy dispuesta a serte de ayuda…

Link contuvo su reacción, permaneciendo serio. Eran las mismas palabras que ella había dicho ese día, cuando en serio quería poder contarle todo lo que sentía, el dolor de su inseguridad. Apretó su mano izquierda, tomando un pliege de la sábana, no importaba lo mucho que deseaba el apoyo de su amiga, era imposible de tener, debía resolverlo solo.-Lo pensaré…

Era mentira, ya se había decidido.

La hylian sonrió como respuesta, sentándose de nuevo en la silla.- Deberías seguir durmiendo, para asegurar que mejore tu estado.

-¿Qué hay de ti?- aún se preguntaba porqué había permanecido con él en primer lugar.

-Me quedaré aquí, por supuesto, debo asegurarme que te recuperes… ¿O querías privacidad para deleitarte con algo?

El hylian se rascó la mejilla al saber a que se refería, ya se preguntaba cómo el dibujo contenía ese detalle "vital". Ya más tarde aclararía las cosas con sus compañeros, pues ellos lo vieron antes que él.

-Es broma, pero lo de quedarme lo digo en serio, somos los únicos aquí a estas horas.- Yui colocó su mano en su mentón, era probable que la enfermera le regañara por acceder al lugar sin permiso, fue gracias a su magia que pudo abrir la cerradura, aprendida de su antigua mentora, era un truco sencillo.

Link abrió los ojos como platos con eso último, era la primera vez que se encontraba en tan tentadora situación, una que logró antes que sus amigos, "apuesta ganada" pensó. Pero no sentía que era el mejor momento, ya estaba muy atormentado como para querer complicarse más… vaya vida.

Ella suspiró al saber lo que su amigo pensaba.- Tranquilo, era una emergencia, no estaremos en problemas.

Link bajó la mirada, dando una leve sonrisa.- No creo que sea sencillo, últimamente me cuesta dormir…- explicó, en parte era verdad, aunque en realidad solo no quería volver a tener ese sueño, de alguna forma temblaba con solo pensarlo. Sintió como unas delicadas manos se posaban sobre su cabeza, acariciàndole con los índices, junto a una leve luz azulada proviniendo de estas. De alguna forma, su atormentada mente comenzaba a relajarse.-¿Qué… haces?

Yui le sonrió, continuando lo que hacía.- Debes descansar, Link, no debes forzar de manera innesesaria tu cuerpo.- explicó de forma calmada, preocupada por la tensión que sentía dentro de él.- Estoy relajando tu mente, si solo la obligas a pensar lo que te incomoda no podrás dormir.

-Ah, relajando…-sonrió- pensé… que intentabas algo diferente…- empezó a sentir sus párpados pesados.- no sé… qué haría sin ti…- cerró sus ojos, dejándose vencer por el cansancio.

La hylian lo recostó nuevamente, le acarició la mejilla y volvió a sentarse en la silla, sonreía, pero no era de felicidad.- ¿Por qué no confías en mí..?- murmuró, con un tono suave en sus palabras, se sentía excluida, como si para él ya no fuera tan importante como decían sus palabras, pero eso no iba a detenerla, de alguna forma sentía que conseguiría ganar toda su confianza de nuevo.-No importa cuánto me tome… prometo que te ayudaré, Link…-se prometió a sí misma, mirando la marca de su compañero, la cuál titilaba de forma leve…


El castillo del reino se encontraba rodeado de la oscuridad nocturna, como el resto de la ciudadela, todo iluminado de forma leve por las extrellas y la reina de la noche, en completo silencio, todos los habitantes se encontraban en su letargo, con la excepción de uno.

En uno de los balcones del palacio real, concretamente en la torre central, se encontraba la princesa de Zyrak, mirando el oscuro horizonte, mientras su larga y verdosa cabellera, se movía con el viento, al tenerlo suelto, como siempre le gustaría dejarlo. Vestía un simple camisón azul, su ropa de dormir, sin cubrirse nada más, el frío no le incomodaba, le gustaba sentirlo en su piel, así sea solo el del congelado suelo sobre sus descalzos pies; para ella era una manera de desviar sus pensamientos, la mayoría pesados por su enorme e importante cargo.

No era solo eso, desde que escuchó parte de la conversación de su padre no pudo sacar de su mente lo que este planeaba, ¡era una locura! Eso pensaba, era extraño, nunca antes ella lo había visto tan deseoso de algo en particular, más allá de desear lo mejor para su nación, en este caso, el poder dorado…

Suspiró, claro que conocía de sobra lo que era, aún conservaba aquel libro que había tomado de la sección prohibida, el cual relataba bastantes anécdotas de lo que era ese antiguo reino, Hyrule; el cual dudaba de su existencia, nadie parecía saber si era solo una leyenda o una realidad ancestral.

Se sentó en suelo, colocando el libro frente a ella, solo mirando la portada, la cuál se había deteriorado con el paso de los años, solo conservando los tres triángulos y la palabra Hyrule, Irule o como quiera leerse. Abrió una página en particular, la que describía a la portadora de la sabiduría, elegida por la diosa Nayru, Hylia, la diosa del destino.

Era representada como una joven de orejas puntiagudas, cabello dorado, y vistiendo un vestido blanco que resaltaba su divinidad. Claramente, ella era un enorme contraste comparada con la princesa. No solo por el cabello, lo más notorio eran las orejas, ademas, no sentía que su magia pudiera igualarse a como describían las leyendas.

-"¿Tú deberías ser la princesa del destino, no?"

-No, no lo sé…- murmuró, apartando la mirada, tras recordar esas palabras.-Solo soy una princesa que siempre es ignorada por su padre, Hylia era una diosa a la cuál todos veneraban.- recostó su nuca en la pared del balcón -¿De verdad podría serlo?

Esa duda llevaba años en su mente, por cuestión de lógica, si el héroe renacía, la diosa también, obvio a temprana edad no le tomó tanta importancia al ser solo una leyenda, y seguro su amigo lo decía en broma. Pero, ahora sabía de la busqueda que su padre organizó, con el poder dorado como objetivo, centrándose solo en el héroe…

-"Logicamente, la sabiduría no debería haber renacido"

-Estúpido… ¿qué querías decir con eso?- replicó, mirando al cielo y abrazando sus piernas. No encontraba algún motivo razonable para que las cosas sean así, tres poderes dorados no son nada sin uno de ellos existiendo a la vez. Miró su mano derecha, vacía… deseosa de que al menos ese poder naciera en ella. No quería ser la encarnación de Hylia, no deseaba un tiempo difícil para su reino, solo dos cosas le interesaban: usar ese poder de forma responsable, y cumplir con eso, el deseo de su antigua amistad, podría ser la unica forma de volverlo a ver. Se negó a sí misma al pensar eso último.-Si el héroe renació, el mal volverá… Zyrak estará en un grave peligro…

La joven se levantó, tomando el libro entre sus brazos, cabizbaja, por primera vez en muchos años sentía nervios por lo qué podría pasar. No se sentía del todo preparada, mucho menos, el que pudiera hacer algo, ella no era la encarnación de Hylia…

Remilia suspiró, se sentía como una inútil, de nuevo. Apretó con enojo el libro, quería ser capaz de evitarlo, pero era imposible, el destino ya estaba decidido.-Por qué… todo lo malo me debe pasar… no nací con el poder de una diosa…

Hundida en sus pensamientos, volvió a su habitación, con demasiadas ideas por pensar, no tenía ni un solo apoyo, el único con quién contaba la había dejado, ahora ella solo dependía de su propia sabiduría.

-Esto es solo el comienzo… Princesa…-murmuró una desconocida voz, la cuál desapareció entre la oscuridad de la noche.


En una enorme llanura, cubierta por altas proporciones de pasto, y alguna que otra roca, se encontraba el sheikah abriéndose paso, caminando mientras cortaba con su enorme espada alguna mata de cesped que le molestara, casi todas, para entretenerse. Llevaba horas andando, y aún le faltaba para salir de Lanayru, no parecía querer detenerse, por más cansado que estuviera.

-Debí haber alquilado un caballo… pero gasté lo que tenía en comida…- se reprochó, expresando molestia en su mirada, no se imaginaba el alto costo de rupias por un simple equino, comparado a su pueblo era más estratosférico. Él tuvo la culpa por no decidir desde su hogar.

Miró al cielo, ya varias horas habían pasado desde que anocheció, alrededor de nueve, de acuerdo a su sheikah slate. El horizonte le calmaba, de forma nostálgica, recordaba los días más tranquilos que vivió, y también le recordaba a...

Shade enterró con fuerza su espada en la tierra, casi mataba a un pequeño conejo, el cuál huyó al captar el movimiento. Se colocó de rodillas, jadeando por el cansansio, o quizás el estrés, recordar su pasado le presionaba, odiaba el solo intentarlo.-Idiota, solo dejalo ir, ni siquiera importa…-declaró, suspirando, luego se puso de pie, tomando su arma, la cual superaba su tamaño, aunque la cargaba sin problemas con su mano derecha; la volvió a pegar en su espalda, en el imán que portaba, con magia magnética. Se limpió el sudor frío de la frente, frunciendo el ceño, dirigiéndose al árbol más cercano.

-Región Oval, tenía que ser allí…-el joven se recostó en el árbol, colocando su larga espada a su lado, por si la necesitaba. Cruzó los brazos, reposando, para él era necesario despejar su mente, si no se concentraba, todo se le dificultaría, como antes.-No quiero recordar…-murmuró, desviando la mirada del cielo, con un brazo sobre su frente.-Debo encontrar al héroe, solo eso…-se repitió, aclarando su mente sin desviar su objetivo, "capturar al elegido".

Gruñó, le molestaba esa orden, en aquel momento tenía que contener sus reproches, de otro modo no conseguiría la dirección. No tenía intención alguna de desobedecer, pero esperaba que él mismo pudiera acabar con el verdoso.

-Seas quién seas, te encontraré, tu leyenda acabará...- juró mirando a la luna, apuntándola con un cuchillo.- Será tan sencillo, no creo que sepa quién es en este momento…

-Si yo fuera tú, no me confiaría demasiado.

El sheikah se levantó de golpe, girándose y poniéndose en posición de batalla, mirando a los lados del árbol, solo armado con el cuchillo.-¡¿Quién anda allí?!

-Oh …¿No me recuerdas? ¿Tantos años te fundieron la memoria?

Él no respondió, seguía atento mirando a su alrededor, serio y preparado. Detectó como una figura le atacaría por detrás, reaccionando a tiempo para esquivar el golpe mortal, agarrando su espada en el movimiento. Pudo notar quién era su agresor… o agresora…

Esta se giró, mirando al sombrío con una sonrisa provocadora, una mano en su mentón y la otra en su cintura.

La mujer era un poco delgada, más baja que él, orejas puntiagudas y algo largas. Su larga cabellera de un tono rojizo, que se volvía violeta en las puntas de su pelo; sus ojos eran rosados, los cuales miraban fijamente al guerrero, era hermosa, como si de una rosa personificada se tratara. Su ropa era demasiado peculiar, muy provocativa, con ambos hombros, parte superior del busto, estomago y parte de la espalda descubiertas, unos largos guantes desde la mitad de sus antebrazos hasta el dedo medio, los demás desnudos; un vestido negro, con purpura en unas líneas de las extremidades; que comenzaba por un broche pequeño en su cuello, continuaba por los lados de su torso y la parte inferior de sus pechos, cintura, pasando por sus piernas y terminando en sus pies, los cuales calzaban unas botas negras, que cubrían hasta la mitad de sus piernas.

A Shade le pareció inusual esa apariencia, no lo demostró, seguía atento a los movimientos de ella, al igual que la contraria, que lo miraba de manera curiosa.

-¿Quién eres?- preguntó frío, tenía un mal presentimiento con solo verla, que lo ponía nervioso.

-¿mmh? No me sorprende que no lo sepas…-se acercó lentamente al sheikah, estirando su mano, deseosa de tocarlo. Este sin pensarlo dos veces, por reflejo, intentó cortarle el brazo. De forma inesperada, la pelirroja transformó todo su antebrazo derecho en el filo de una espada, bloqueando el movimiento, Shade quedó boquiabierto, nadie antes pudo interceptar su movimiento.-Eres impulsivo como siempre, sombrita…-insinuó, luego empujó al guerrero con su mano libre, alejándolo unos metros de ella.

Usó sus pies para detener el impulso, dando una vuelta hacia atrás, permaneciendo firme. Luego corrió nuevamente hasta su agresora, activando una potencia de su arma, volviendo roja la punta de esta; dió una serie de estocadas constantes, las cuales ella esquivó con inmensa facilidad, hasta el punto de detener sus movimientos acertando una fuerte embestida en el torso del albino, con ayuda de su magia para reducir el daño, limitando el efecto a un simple empujón.

El sombrío cayó de pie, observando a la recién aparecida con molestia, esta se lamia sus dedos, disfrutando el momento, sin mostrarse agotada. Shade, decidió tomar su arma con ambas manos, esperando el siguiente movimiento de ella. Lo cuál notó, soltando una pequeña risa, descorcentando al Sheikah.-¿Qué es tan gracioso? ¡¿Quién demonios te crees?!

De forma inesperada, ella apareció unos centimetros frente a él, riendo, provocando que este se tensara por reflejo.-Eso no importa, querido sombrita. No vine a dañarte, sería una perdida de tiempo.-colocó su mano derecha en el hombro del joven, en lo que acercaba su rostro a la oreja de este, le susurró unas palabras.-tenemos el mismo objetivo, ¿cierto?

Shade se sorprendió, ante tal atrevimiento, sin saber cómo reaccionar, confundido.- ¿El héroe?- la chica asintió, inclinando su cabeza, sonriendo con malicia. El joven suspiró, no quería compatir dicho logro con nadie.- Es mi objetivo, no pienso dejar que lo tomes… he esperado esto por años.

-Son órdenes de mi compañero, tu lider…-puso todo su peso sobre el sheikah, haciendo que ambos cayeran al suelo, estando ella sobre él, mirándolo con un semblante burlón. Este no se molestó ante tal acción, solo permaneció con un semblante endurecido, al no comprender a que se refería, su lider le pidió en solitario.

-¿El general? Él me mandó a investigar Oval, no necesito ayuda, es solo una región pequeña...- insinuó, desviando la mirada, incómodo por la posición, que no podía cambiar, por alguna razón, ella era más fuerte, y no era nada musculosa.

-No, idiota, tú verdadero lider.-arrastró su dedo índice por la marca Sheikah que el joven tenía en su ojo izquierdo, la cuál era celeste.- El superior de los sheikah celeste, el comandate que solo dirige pero no actúa.- especificó, burlandose de lo último.

El joven sudó frío, eso era innegable, por más lider que parecía, solo se limiba a mandar y meditar. Nadie ajeno a los celeste había visto físicamente al lider, solo bastó que ella supiera como era para que Shade le creyera.-¿Qué cree el viejo que yo necesite?

La pelirroja levantó su cuerpo, estando ahora de rodillas, levantando su brazo derecho, sin apartar la mirada del albino, al cuál aprisionaba su cintura con su piernas.-No confía en tí, así de simple, querido sombrita.-le sacó la lengua, burlándose de él.

-Maldito vejestorio…-murmuró, aguantando su molestia.-¿Podrías bajarte de mí?-la joven solo entrecerró los ojos, mirándole de forma desafiante. Shade al no querer seguir así la empujó bruscamente, levantándose de golpe y sacudiendo su traje. De manera instantánea, ella apareció frente a él, en una rápida nube de humo. Retrocedió unos pasos antes de hablar.-Si son sus órdenes, no puedo quejarme de nada.-se encogió de hombros, despreocupado aunque para él tener una compañera era inútilm, no tenía opción si la orden era del lider de su tribu.-Solo no me estorbes…-le dió la espalda, retomando el camino que tomaba, ya no se sentía cansado.

-Tú tranquilo, es lo menos que yo haría…-insinuó bajando el tono de voz, casi como un susurro a pocos centimetros de él, sonriendo con malicia.

Shade tembló al escucharla, por un instante, presintiendo algo, pero no le dió mucha importancia, podría ser el frío .-Cómo no siente frío con esa vestimenta…-pensó, mirandola de reojo.

Ella miraba el paisaje despreocupada, luego observó a su compañero, alzando una ceja al notarlo con curiosidad.-Mi cuerpo soporta cualquier temperatura, cualquier clima lo sentiré cálido si así lo quiero.-le contestó sonriendo, sorprendiendo al sheikah.- Ya muchos me preguntaron lo mismo, no es como si leyera tu mente o algo, no puedo hacerlo a distancia.

-¡¿Puedes leer las mentes!?- preguntó impactado, no era algo comun poseer esa habilidad, sería de bastante ayuda.

La pelirroja se limitó a sonreirle, rodeando el brazo derecho del sheikah con los suyos, pegándose a este, conciente de que él sentiría su busto, sin importarle.-Quizás, pero no te lo diré- respondió guiñándole un ojo.

Shade desvío la mirada, ruborizándose, nunca antes recibió un afecto así, estaba avergonzado.-No te acerques de esa forma…-murmuró, sudando frío.

-¿No te gusta? Pensé que así no sería solo un adorno, pero si así lo quieres.-Lo soltó, dando un leve suspiro y limitarse a seguir los pasos del sombrío.

-No necesito esa clase de tratos, es estúpido.-insinuó, cruzando sus brazos y endureciendo su semblante.

La pelirroja le miró entrecerrando los ojos, lamiendo sus labios.-Me llamo Lugy, si aún deseas saberlo, sombrita.

-Shade, pero ya lo sabías, seguro el viejo te lo dijo...-insinuó.-Solo terminemos esto lo antes posible, queda mucho por recorrer.-sugirió de pronto, queriendo cambiar el tema, no le gustaba tener compañía, era algo molesto para él.

Lugy alentó un poco sus pasos, siguiendo por detrás al sheikah, sonriendo con los ojos cerrados.-Oh sí, ya quiero acabar esto cuánto antes…-pensó para sí misma, apretando sus puños, conteniendo toda la tormenta de sentimientos que poseía…

Ambos siguieron el resto del camino en silencio, directo al sur de Lanayru, la última zona antes de llegar a Farone, y así, llegarían a Oval, donde se suponía que se encontraba el objetivo de ambos: el héroe legendario…


-Link…

Este abrió los ojos lentamente, al escuchar aquella voz, una que parecía provenir de su cabeza, mientras despertaba de forma pesaba. Notó que ya no estaba en la enfermería, solo había oscuridad sobre él.

Confundido se sentó, percatándose del agua que le rodeaba, la cuál brillaba en un tono celeste, iluminando la zona. Miró a su alrededor, no había nada, parecía oscuridad infinita.

-Otro sueño…-insinuó, bajando la mirada.-No tengo tiempo para esto…- de por sí, ya no quería tener pesadillas, mucho menos ahora que necesitaba resolver su conflicto, aquel relacionado a la diosa de cabello dorado.

Un aro de luz comenzó a brillar frente al hylian, captando su atención; el agua alrededor del brillo, se elevaba, formando una figura femenina, en una iluminación dorada, hasta finalmente aparecer una joven, un poco más baja que él espadachín, con el cabello rubio, casi dorado y las orejas puntiagudas

Link se paralizó al verla, la misma joven que aparecía en sus visiones, sueños y algunas leyendas, estaba frente a sus ojos.-Hylia…-fue todo lo que pudo decir, sin saber cómo reaccionar.

-Link, me reconociste…-dijo sonriendo, acercándose al joven.-¿Por qué estás tan nervioso, no deseabas encontrarme?-preguntó, con un tono de voz que delataba su confusión.

-Yo…-bajó la mirada, dando un paso atrás.-No te conozco…

Ella se detuvo, con un semblante serio, sin mostrarse afectada.-Lo sé, aún no has conocido a mi yo de esta época, es por eso que estás confundido.-explicó, volviéndole a sonreír.

-De esta época…-sintió muy familiar esas palabras, como si tuviera relación con ellos dos, de alguna forma.-¿Qué intentas decir?-preguntó confundido, no entendía a que ella se refería.

-Lo sabrás en poco tiempo… Link, se acerca el momento…- respondió brevemente, comenzando a brillar de nuevo, retrocediendo, y alejándose del contrario.

El hylian no comprendía su solicitud.-¡Hylia, espera!.- exclamó, intentando seguirla, queriendo saber más, deseando serle de utilidad. La persiguió hasta lograr tocar su hombro, esperando detenerla, fue inútil, al hacer contacto, la diosa se convirtió en gotas de agua, cayendo de nuevo sobre la leve inundación del suelo. Ante la incrédula mirada del hyliano, quién cayó de rodillas, al perder su oportunidad de resolver todo.

Apretó sus puños, temblando por contener sus sentimientos, cerrando con fuerza sus ojos, hacía lo posible para no llorar.-¡Por qué yo!- gritó al oscuro cielo, esperando recibir respuesta alguna, la cuál nunca llegó… Forzándolo, a aceptar su destino, uno que desconocía.

Link volvió abrir sus ojos, despertando de ese extraño sueño, el cuál aumentó sus dudas, así como su presión. Al ver que regresó a la misma cama, notó que Yui dormía en la misma posición de antes, decidió no molestarla, estaría muy exhausta por cuidarlo.

-Maldición…-murmuró, colocando su brazo derecho sus ojos, apretando sus dientes, se sentía como un ignorante, al no saber qué era lo que debía hacer.-Sí, quiero ayudarte, pero si no me guías, seré un estorbo…

Permaneció así el resto de la noche, conteniendo toda su impotencia, no podía liberarla, no quería involucrar a nadie más a ese problema, mucho menos a Yui. Estaba solo, y prefería mantenerse así.

-Hylia… quién seas, te encontraré…- levantó su brazo derecho, cerrando su mano, prometiendo, no fallar ante nada…

Continuará

Comentarios finales:

Bien, después de casi un mes "salvaje" publique el cap, no fue sencillo, y no pensaba hacerlo así de corto pero no creo que sea un problema.

De nuevo, agradezco a Egrett Williams por ser mi beta y por su opinión del cap, me alegró que te gustara.

A Yahab y a Goddess Artemiss por comentar, lol XD solo ellas, pero bueno, seguire aún así con la historia.

A partir de ahora serán dos capítulos por mes, intentaré como minimo que cada cap llegué al estándar de 7000 palabras.

Nos leemos, y espero me sigan leyendo.

Saludos.