The Legend of Zelda
The Broken Hero
Por Linkand06
Capítulo V: La inquietud de un presentimiento.
La luz del amanecer comenzó a aparecer en el horizonte, dando lugar al despertar de un nuevo día en la región, pacífico como el anterior. Los alrededores de Oval permanecían en silencio, mientras en la academia, no todo parecía así, por parte de ciertas personas.
En la habitación de Link y sus compañeros, se encontraban estos últimos mirando un objeto en particular, el cual se encontraba sobre la pequeña mesa central, un aperitivo que les tomó la noche preparar, tras colarse en la cocina del lugar de manera discreta. Oswald sonreía, de forma triunfante, sentando en su típica silla donde dibujó el día anterior. Migue por su parte, estaba de rodillas frente a la mesa, algo dudoso de lo que habían cocinado.
-¿Crees que le gustará?-preguntó el castaño, sentándose en el suelo sin dejar de lado su ansiedad.
-Es uno de sus sabores favoritos, no creo lo rechace.-respondió Oswald de forma calmada, acomodando su propia prenda superior, un uniforme negro.
-¿Seguro? Tengo mis dudas, Link a veces puede ser crítico con este tipo de cosas…
-¿Eh, de qué hablas? Él solo sabe preparar platillos ligeros, alimentos de la naturaleza, y unos exquicitos vasos de agua, ¿no lo volviste a confundir conmigo?
-Pues… no tengo idea, ya me choca que tú no solo seas dibujante, sino también un cocinero como yo.-cruzó los brazos, sintiéndose como el sobrante del trío.
El pelinegro rodó los ojos, su compañero era celoso la mayoría de las veces-No te alteres, puede que sepas algunas recetas que yo no comprenda y viceversa, solo es cuestión de tiempo.- comenzó a formar una seña con sus manos, observando lo que ambos cocinaron.- De momento, solo admira nuestra obra de arte.
Migue negó con la cabeza, de vez en cuando no comprendía la forma en que el pelinegro hacía las cosas.- Vale, te haré caso, es el primer plato que hacemos juntos, tengo muchas ansias de cómo habrá quedado.- dirigió su mirada a la puerta, confundido de que Link no apareciera en toda la noche.
Oswald captó duda con mirarlo.- También tengo dudas, pero no te preocupes, seguro Yui está con él…
Migue colocó su mano derecha en su mentón, pensando las posibilidades.-Me estás diciendo, ¿que pasaron la noche juntos?- se recostó a los pies del sofa, sorprendido, jamás hubiera pensado que esa posibilidad sucedería de pronto, menos con Link, el más timido de los tres, era casi impensable.
Oswald recostó su cabeza en su mano izquierda, jugando con un lápiz con la derecha; con un semblante serio, y los ojos cerrados.-Enlace… tienes mis respetos…-una lágrima de felicidad se escapó por su ojo derecho, sin cambiar su expresión.
El castaño le miró choqueado, sin comprender su reacción.-¿Estás… llorando?
-Lágrimas masculinas, solo es por máximo respeto.- sonrió volviendo a su anterior posición, mirando el aperitivo nuevamente.- Antes de que lo conocieras, realmente era difícil que él se relacionara, solo hablaba con mis padres, a veces conmigo, era complicado que pudieramos intercambiar palabras. Prefería estar solo, tenía miedo de las personas de alrededor, por ser un hylian, o lo rechazaban o le atacaban.-miró la ventana, el amanecer recién terminaba de comenzar, con el sol reflejando los árboles y algunas casas que se encontraban a la vista. Estas le recordaron su antiguo hogar, al cuál visitaba frecuentemente, pero no era lo mismo.- No me rendí, no me gustaba que estuviera tan solo, de alguna forma logré que se acostumbrara a mi presencia y lo convencí de salir al bosque un rato. Sigo sin poder creerme que aunque tengamos la misma edad, él conocía mejor toda la zona, sin perderse, como si fuera uno con la naturaleza….- se levantó y se acercó a la ventanta, expresando seriedad- Es un gran amigo, no merece ser tratado como todos aquí lo hacen. Estoy seguro de que si él lo intentara, todos le adorarian, pero él no quiere eso…
Migue no supo qué responder, eso no lo sabía, era diferente a como lo imaginaba, ya que fue él propio Link quien le habló en primer lugar. Se levantó, acercándose al pelinegro, suspirando.- Link prefiere tenernos a nosotros antes que a millones de falsas amistades, ¿recuerdas lo que sucedió cuando Taku se desmayó tras ese golpe? Prácticamente nadie se preocupó por él, fuimos nosotros quienes lo llevamos a la enfermería. No digo que sea bueno, pero algo debe de estar sintiendo para ser así.
-Puede ser, pero sabes que él aún parece enconder secretos. Es lógico, ni siquiera recuerda quién era antes de despertar, poco a poco puede que esté recordando cosas.
-¿Tú crees?
-No lo sé, mi padre me lo contó, es raro cuando sucede si no se descubre la causa para empezar. En otras palabras, depende de él recordar.-explicó, dándole leves golpes a la ventana, era un pensamiento deprimente que deberían dejar al hylian a su suerte.
El castaño puso una mano en el hombro derecho del pelinegro, queriendo reconfortarlo. Pensaba de la misma manera, y le dolía tener que aceptarlo.-Él podrá... Eso espero…
La habitación permaneció en silencio, ninguno de los dos tenía nada más que decir, solo les quedaba esperar el regreso del hylian, al cuál recibirían gustosamente.
En los pasillos de la academia que eran iluminados por la trémula luz del amanecer, dando un aspecto etéreo a aquello que tocaba, se encontraba Link caminando en silencio, cabizbajo tras lo que había visto en sus "ilusiones", aquellas que lo mantenían confundido. Delante de él se encontraba Yui, callada al igual que él y sin saber cómo iniciar una conversación; ambos estaban así desde que salieron de la enfermería, tras saludarse y abandonar el recinto.
La pelinegra lo miraba de reojo cada ciertos pasos, intrigada de lo qué atormentaba a su compañero, lo conocía: así él se ponía cuando estaba inseguro-Link… ¿qué te preocupa? ¿Tiene que ver conmigo?- No dejaba de pensar en eso, tras la conversación que ambos tuvieron ayer. Suspiró, parecía que aún quedaban cosas que resolver.
-Hylia…- Pensó Link, indeciso, por el peso del destino que la diosa le otorgó, el cuál aún desconocía, pero sentía muy importante. Ella lo necesitaba, no podía negarle, por alguna razón no podía.
La hylian paró en seco, bajando la mirada mientras apretaba sus puños, algo dentro de ella seguía sintiéndose insegura, no le gustaba que a pesar de todo, su amigo siguiera sin confiar en ella. El rubio se sorprendió, no era común que ella se detuviera así, aún les quedaba camino por seguir.
-¿Yui, qué pasa?- pregutó confundido, ladeando de forma leve su cabeza, preocupado por qué podría su compañera decir.
-Link…- inició, en un tono bajo, casi distante, el cuál preocupó en sobre manera al joven.-tú… ¿confiás en mí?-preguntó inexpresiva, pero dolida, un dolor que prefería seguir soportando.
El contrario sonrió de forma leve, rascando su mejilla.-¡Claro que sí! ¿Por qué no lo haría? Eres importante para mí.- dijo de forma simple, con toda su sinceridad, dudoso de que ella lo preguntara, siempre se habían apoyado entre ellos.
-Entiendo...-contestó, no muy convencida, esperanzada de que pronto se abriera más a ella. De verdad quería ayudarle, no ser espectadora de su sufrimiento.- aún así, cualquier cosa que necesites, espero serte de ayuda.-le recordó, sonriéndole.
Link sintió una punzada en su pecho, esta vez causada por él, de verdad quería contarle todo a su compañera, lo relacionado a sus sueños, el triángulo e hylia, pero no podía, al menos, no de momento. No se sentía preparado para involucrarla en eso, y no deseaba verla sufrir de nuevo, solo recordar aquella sombra rodeando a la hylian le aumentaba los nervios.
Se prometió protegerla, y así sería si eso significara nunca decirle la verdad, quería mantenerla alejada de cualquier peligro, como si de una princesa se tratara.
-Bueno, aquí nos separamos, mi habitación está un poco más adelante, si necesitas algo, sabes dónde encontrarme.- se colocó de puntillas y acarició la cabeza del hylian, como si de su hermano se tratara, aunque no era así, esperaria el siguiente paso un poco más.
-De acuerdo, Yui, nos vemos.-se rascó la nuca, algo avergonzado, ella era unos centímetros más baja, pero mucho más madura que él, aunque no lo demostrara del todo.
Tras eso, la hylian continuó su propio camino, alejándose por el etéreo pasillo, algo decepcionada consigo misma por no ser de mucha ayuda, pero aliviada de que ambos se volvieran hablar, todo volvería a ser cómo antes, solo necesitaba ganarse de verdad la confianza de Link de alguna manera, eso esperaba...
El joven la miró alejarse, borrando su sonrisa, pero aceptando su realidad, estaba solo en sus propios problemas, quizás esa ayuda jamás sucedería.-Yui…-Pensó, observándola de nuevo. De alguna manera, su mente comenzó a sentirse pesada, antes de que por unos segundos, el pasillo fuera remplazado por otro diferente, solo que más sofisticado, sin camino visible al frente, la pelinegra desapareció.
-Recuerda, todos, podrían necesitarte…
Link miró hacía atras, al final del camino ahora se encontraba Hylia, ahora usando un vestido blanco que resaltaba su divinidad. A pesar de la distancia, su voz había resonado en un eco por el lugar.
Antes de que él pudiera decir algo, todo volvió a la normalidad, de nuevo su marca había comenzado ha punzarle, de forma leve, pero incómoda. Sin pensárselo, colocó esta mano en su frente, jadeando por el dolor, pero manteniendo la seriedad en su mirada, decidido a soportarlo, sentía merecerlo, de alguna manera.
Miró la ventana, parte del pueblo de Oval era visible, con una colina como límite, y varios árboles alrededor.-Lo haré, solo porque quiero protegerla…
El joven tomó la perilla de la puerta, la cuál llevaba a su habitación, dudoso de cómo sus compañeros reaccionarian tras verlo llegar en ese momento, ninguno de ellos esperaba que se ausentaría toda la noche. Respiró hondo, decido a entrar, seguro de lo que debía explicar.
Como Link suponía, ambos se encontraban en el sofá del centro, frente a la mesa, pero sobre esta había un aperitivo, no pensó que ellos cocinarían de madrugada, de nuevo. Estos dirigieron su mirada al hylian al escuchar sus pasos, con el semblante de siempre, esperando alguna palabra por parte del recién llegado.
-Lamento…
-No digas más…- se adelantó Oswald, levantándose y acercándose al hylian.- Sabemos por qué lo hiciste, realmente no pudiste soportar tu propio sofoco de verla siempre de lejos, ¿no contuviste cómo te sentías a la hora de actuar verdad?
El espadachín se sorprendió, atinó lo que había ocurrido, como no podía soportar el guardarse su sentir, estuvo a punto de confesarse a la hylian, fallando por su marca, pero eso resumía lo sucedido.
-¿Pero tuviste precaución, verdad? No creo este lugar acepte menores de nueve años.
-¿Ah?- ahora sí estaba perdido, no comprendía lo que el pelinegro le explicaba, además de la seriedad que parecía enfocar en sus propias palabras.-¿De qué hablas? Anoche fuí yo el que perdió el conocimiento, no hubo ningún menor en ese lugar.
-¿Te dejaste dominar? ¿Acaso no fuiste lo sufiente rudo para ella?- preguntó confundido, al igual que Migue que los escuchaba atentamente desde el sofa.
-Bueno…ella fue quién me llevó- explicó, resumiendo como Yui lo traslado a la enfermería, usando su magia seguramente.
-¿Qué, acaso todo este tiempo nunca supiste dar la iniciativa?
-Por más que intenté hacerlo todo este tiempo pensaba que nunca lo conseguiría.- Y así fué, todos los días no encontraba alguna manera de iniciar una conversación con la pelinegra, ¡Fueron meses!
-¡Entonces cómo pasaron la noche juntos si no hiciste nada!- el pelinegro no podía creer lo pasivo que su compañero era, él mismo les recalcó hace tiempo que se dejaría vencer en nada.
-Ella fue quién se quedó conmigo mientras descansaba, pudo rehabilitar mi estado gracias a su magia, pero Yui prefería cuidarme hasta esta mañana.
-¿Cuidarte? ¿Pero si ambos debieron estar exhaustos tras el acto?- Oswald colocó una mano en su propio mentón, pensando alguna lógica de lo que su amigo explicaba, parecía no encajar en sus conocimientos del tema.
-¡Link!-Le llamó Migue, igual de perdido.-¿Lo hicieron o no?- prefirió ser más directo, antes de que se perdieran en el asunto.
-Si nos reconciliamos, somos compañeros de nuevo, aunque no pude confesarme, en parte creo fue lo mejor…-desvío la mirada, entrecerrando un poco los ojos cob el semblante caído.
-¿¡Eh!?- el pelinegro ya captó su confusión, nada de eso sucedió, pero le habían preocupado esas últimas palabras.-¿qué quieres decir?
-Yui no me conoce, ella no sabe de mi amnesia, mucho menos de mi vida antes de la academia- explicó, apoyándose en la pared con un brazo, con un semblante serio.- Yo no creo que de verdad le guste como suponen, puede ser solo cariño…
-¿Tú crees? Hiciste más por ella que cualquiera de aquí- replicó Migue, también pensativo como el pelinegro.-Yo no dudaría eso ni un instante, hasta ella es conciente de eso.
-No estoy preparado, creo, debería dejar ese tema apartado por un tiempo, apenas logramos ser compañeros de nuevo…- se defendió el hylian, en parte inseguro por lo que sucedería si lo intentase de nuevo.
El pelinegro suspiró, tomando a Link de los hombros.- No te desanimes, lograste tu objetivo, además, seguro estás muy contento con lo que recibiste de ella, ¿no?
-Sí, quedó excelente tu retrato, gracias, por cada detalle.- agradeció, mostrándole el dibujo, el cuál llevaba entre sus manos.
-je, te debió sorprender mi habilidad dibujándola ¿verdad?.-dijo orgulloso, halagado por la opinión de su compañero.
-Pero la verdad, yo quería verlos primero…
-Deja tu drama por hoy, enlacito, lograste lo que te habías propuesto, Oswald y yo decidimos celebrarlo.- comentó el castaño, quién junto al pelinegro, guiaban al rubio hasta la mesa, ambos lo tomaban por un hombro.
Link miró el pastel, era de color cafe, claramente una mezcla de chocolate con vainilla, quizás habían decidido juntarlos antes que pelear por cuál usar.- ¡Se ve delicioso, debió ser difícil combinar ambos sabores!
Oswald rió, sentándose al lado derecho del hylian.-Sí que lo fue, nos tomó cinco intentos, fue el único que nos convenció a los dos.
-Casi no dormimos por eso, lo terminamos en la madrugada.-añadió Migue, ssenándose al lado izquierdo de Link.- Estamos tan felices con el resultado, que decidimos que lo pruebes primero.
-Lo mereces, por ser un gran amigo.-términó Oswald, entregándole un tenedor, el cuál él recibió sorprendido.
Link, enmudecido por la emoción de sentirse aceptado, solo bajó la mirada, sonriendo nuevamente.- Gracias…- contestó simplemente, agradecido por todo lo que ambos hicieron por él, desde el primer momento cuando estaba solo, hasta el más reciente que fue en reconciliarse con Yui, no sabía como agradecerles por todo. Sin dudar un segundo más, dirigió su tenedor para tomar un poco del pastel, ante la mirada expectante de quienes lo hicieron, intrigados de que fuera su mejor platillo del momento.
Inesperadamente, cuando Link enterró un poco el filo del cubierto, el pastel se desinfló, cómo sí de un globo se tratara, hasta tomar un aspecto plano, perdiendo cualquier aspecto que antes poseía.
Link quedó boquiabierto, con una gota de sudor frió en su frente, sin borrar la sonrisa que antes tenía, no sabía como reaccionar. Migue por su parte, se llevó ambas manos a su rostro, cubriéndolo, sin dejar de sentir vergüenza de aquello. Oswald en cambio, se levantó del sofá y se colocó de rodillas frente a la pared, con una expresión de tragedia y soltando un grito bajo por el fallo de su creación, no era la primera vez para él
Aún viéndolos así, el hylian se encogió de hombros y enrolló el ya desinflado pastel, comiéndolo sin ningún problema.- ¡Está bueno!
Ambos medio sonrieron por el alago, pero era un fallo enorme que les sería difícil de olvidar, por más gracia que podría causarles en el futuro.
-Eres terrible opinando de fallos, sabes- dijo Oswald, recostándose en el suelo de madera, bocabajo, y los brazos extendidos.
-No lo culpes, ya sabes cómo es él. Lo negativo no le afecta, al menos si se trata de estas pequeñeses- recalcó Migue, recostando su cabeza en la mesa, aún sentado en el sofa.
-Oigan, ¿acaso olvidaron que estoy aquí?-preguntó Link, mirándolos, alternando entre ellos cada ciertos segundos; confundido.
Ambos decaídos solo rieron, no se dejarían vencer por ese error, no tras el éxito del hylian en su primer objetivo personal, al parecer.
Quizás las cosas no salieron como ellos esperaban, aún así, no pudieron evitar disfrutar del momento, como les suele pasar diariamente.
Los rayos del sol cubrían los árboles de alrededor, los cuales se mecían con el ligero viento que hacía, soltando algunas hojas por la presión de este; era el frondoso bosque de Farone, el cuál contenía diversos tipos de plantas en él, habían pocos animales silvetres, últimamente, estos eran mas escasos.
-Es inusual este viento, a estas horas del día.-insinuó Shade, andaba por el lugar, mirando a los lados, intrigado.
-Estás muy nervioso, sombrita.- dijo Lugy, con dos de sus dedos sobre sus labios, los cuales sonreían; ella seguía los pasos del Sheikah, unos dos metros detrás, manteniendo el ritmo, sólo atenta de su compañero.
-Nunca he estado aquí-inició, mirándola de reojo.- escuché que era un lugar peligroso, solo quiero ser precavido…- miró al frente de nuevo, intentando mantenerse serio.
-¿El mercenario le teme a la naturaleza?-bromeó la pelirroja, susurrándole al Sheikah cerca de su oído, lo cuál ocasionó que este diera un paso rápido al frente, suspirando.
-No es eso… solo, me recuerda a cierto…suceso…-aclaró, de manera pausada, recuperando su compostura.
Ambos llegaron a un lago, pasando de descansar, decidiendo rodeardo. Shade miró el centro curioso, notando por unos pocos segundos un sospechoso brillo, confundiéndolo.
-¿Qué es…?
La joven se acercó al sombrío, pegando su hombro con el de él, sujetándolo por el brazo.-¿Será algún trauma de la infancia, o quizás una insignificante fobia?-preguntó, sonriendo, burlona, pero sin intenciones de querer animarlo. Había ignorado su pregunta, guiándolo por la ruta nuevamente, a las orillas del lago.
-Un mal recuerdo… nada más…-se limitó a contestar, murmurando lo último, desviando la vista de la pelirroja, la cuál le incomodaba.
-No deberías dejarte dominar por eso, no vale la pena sufrir por las heridas del pasado…
Shade le miró de reojo.-¿Qué quieres decir con eso?
Lugy le soltó el brazo, volviendo a su anterior posición.-Olvídalo, lo que más me pregunto es cómo puedes portar esa exagerada espada, ¡parece de alguna fantasía!-tocó el arma que el Sheikah portaba en su espalda, la cuál parecía pegarse a esta-¿el idiota de tu líder te la dió?
Él suspiró, aliviado de que cambiara el tema.-No, yo mismo la encontré, solo apareció.-Inició, tomando el mango de su arma.- No es pesada para mí, solo yo puedo portarla, la siento demasiado ligera, me costó bastante dominarla, pero valió la pena.
Ella no le contestó, en su lugar, solo se escuchaba el viento y las pisadas del sombrío. Extrañado, por la calma, este miró hacía atrás, la pelirroja había desaparecido.
-¿Lugy?-observó a su alrededor, se encontraba distanciado del lago, encontrándose ahora en una explanada repleta de árboles.-Dónde…-antes de que pudiera terminar su frase, detectó una presencia cerca de él, esquivándola antes de que acertara aquél sorpresivo ataque.
Shade rodó por la grama, sacando uno de sus cuchillos y dirigiendo su mirada a su agresor, un encapuchado que a los segundos desapareció, él no se inmutó, no era nada nuevo para este. Cerró los ojos, concentrado, esperando el siguiente movimiento. Los abrió tras unos segundos, inclinando su cuerpo a la derecha y enganchando su arma con la de su atacante, logrando desviar su equilibrio.
Sin decir nada, el misterioso sujeto, sacó una daga, en posición de combate, mirando a su objetivo. Este hacía lo mismo, no logrando ver su rostro, como si algo se lo impidiera, que inhabilitaba su habilidad de ver la verdad.
El recién aparecido portaba unos ropajes azul oscuro, junto a una prenda inferior larga del mismo color, unas botas de cuero, y una máscara con un símbolo parecido a un seis, amarillo, pero le resultaba familiar.
El sheikah sonrió de forma malisiosa. -Interesante, no me esperaba el ataque de un forastero…¿Qué quieres de un pobre como yo?
Sin responderle, se lanzó al ataque, con intenciones de no fallar en el intento, lo más rápido posible. El joven de las sombras interceptó el arma de este con su otro cuchillo, en un choque decisivo, a ventaja del albino.
-No quería lastimar a nadie, a parte del héroe, todos son insignificantes para mí.-le intimidó, saliendo del choque de las armas y dando un salto atrás, posándose sobre la rama de un árbol.
-Tú lo eres para mí también.-aclaró el atacante, con una voz grave.-pero tengo órdenes de acabar con cualquier invasor, como tú, joven Sheikah.
-Sí que eres perseptivo, como yo-aclaró, con una mano en su mentón-¿Eres alguna especie de guardián del bosque? Tu símbolo me recuerda, a uno de alguna raza forestal antingua…¿kokiris, quizás?- insinuó, recordando pero en un tono burloso.-Eres algo mayor para pretender ser de una raza extinta.
El enmascarado rió.-No soy e. Único falso aquí, tu símbolo azul delata que no eres de los puros…
-En efecto, soy de la facción Sheikah renegada, nuestro ideal es distinto, no seguimos a las diosas…-aclaró, poniéndose de pie.-pero como los originales, tenemos nuestro orgullo, lamentarás el haber intentado atacarme.
El azulado le arrojó un kunai, sorprendiendo a Shade, quién a duras penas logró esquivarlo desapareciendo, no obstante, el arma consiguió rozar su mejilla. Volvió a aparecer detrás de su atacante, dándole una fuerte patada en la espalda, la cuál lo empujó hasta el árbol más cercano, pero evitó al último momento golpearse con este, corriendo por el tronco hasta desaparecer entre las hojas.
Sin importarle el rojizo líquido que salía de la marca de su mejilla cortada, endureció el ceño, molesto de que intentara escapar-¡No escaparás!-el albino intentó seguirle, pero tras detectar otras dos presencias justo al lado de él, se agachó de manera inmediata, flexionando sus piernas y ladeando su cabeza a la derecha, esquivando dos puñetazos distintos.-Son muy lentos…-inmediatamente, clavó sus cuchillos en la pierna de ambos, quienes gritaron de dolor al sentir el filo enterrado en su extremidad, los cuales fueron extraídos de forma desmedida, para luego ambos caer sobre la grama inmovilizados por su aún sangrante pierna.
Eran sujetos iguales al que huyó, usaban las mismas máscaras, solo sus prendas superiores tenían otro color, celeste y amarillo.
-Deberían usar rojo, así la sangre no será un problema dijo de manera sarcástica, viendo cómo perdían la consciencia de manera rápida, estupefacto.-No parecen seres vivos…
-Porque no lo somos…
Shade miró a dónde se originó aquella voz, abriendo los ojos como platos ante lo que se encontraba sobre él: no solo el sujeto de antes, era toda una facción reunida sobre los árboles a su alrededor, rodeándolo sin escapatoria.
-¿¡De dónde salieron todos ustedes!?-exclamó el sombrío, sudando frío, no había sentido a ninguno de los atacantes llegar hasta él, de nuevo, su habilidad le había avisado al último momento. Sin dejar de mirar a todos, tomó el mango de su enorme espada, no le quedaba otra opción de defensa.-¿¡Qué clase de mounstruos son ustedes!?
-Más que monstruos…-aclaró uno de ellos, vestido de naranja.-Somos creyentes leales…-todos se pusieron de pie, extendiendo los brazos a los lados, y algunos miraron al cielo.-Un grupo de elegidos, escogidos por el verdadero dios a seguir…
-¡EL CULTO DE GANON!-Exclamaron todos al unísono, cerrando los puños y observando al sheikah con una sonrisa malisiosa, los ojos del grupo brillaban en un tono rojizo, intentado intimidar al único expectante.
Shade, sin cambiar su expresión abrió más los ojos, aquel nombre mencionado lo sorprendió.-¿Tienen endiosado a un estupido cerdo maligno?
Aquel comentario enfureció a los creyentes, quienes endurecieron su mirada, todas aún fijas en él, quién sonreía maliciosanente, al ver que sus palabras causaron el efecto deseado.
-Dí lo que quieras, pero acabaremos lentamente con tu miserable vida…-dijeron todos al unísono, con malicia en sus voces; instantaneamente, varios desaparecieron, alertando al sheikah, quién decidió utilizar su arma principal esta vez, cerrando los ojos, para mantenerse concentrado. Sonriendo, atacó de forma horizontal con su espada, casi cortando el aire, consiguiendo acabar con dos creyentes que aparecieron, los cuales cayeron al cesped totalmente inertes.
El joven les miró de reojo, dudoso de lo que ellos eran.-No puedo detectar vida en ellos, ¿la estarán ocultando?... Bueno, aún así son debiles, ¡ja!- Sin poderlo evitar, recibió un golpe en la espalda, el cuál lo empujó unos metros hasta caer de boca contra el pasto, maldiciendose por haberse distraido.
-Pareces que te diste cuenta…-insinuó uno de ellos, con el traje violeta.-No somos humanos, tampoco algo que se detecte, ¿entiendes?.-explicó, acercándose al sheikah caído, junto a otros tres de otro color, quienes le habían atacado por la espalda.
-¿Qué… son estos tipos?-se preguntó, cerrando los puños, más que distraerse, no los había detectado, como si jugaran con su habilidad, de la peor manera.-Lugy…¿¡Dónde rayos estás!?
-¡Vaya, te patearon el trasero!
-Tú callate, no me ayudas…¿eh?-levantó el rostro, notando unos pies frente a él, calzados por unas botas negras; subió más la mirada hasta ver el rostro de la aparecida, sutilmente entre el escote de esta, por la posición.
-¿Me extrañate, sombrita?-dijo sonriendo, ladeando la cabeza.
-¡Por supuesto que no!-le aclaró, alzando un poco la voz-¡Tú solo desapareciste!
Lugy se colocó de cunclillas, acercando su rostro al de Shade-Je, je, sí me veían contigo no te atacarían-le aclaró sin borrar la sonrisa-No sería nada divertido…
Shade respingó, sentándose y mirando atrás, sorprendiéndose más por lo que veía. Todos, absolumente todos los del culto que antes querían acabar con él, se encontraban delante de ellos, parados como si de muñecos sin alma se trataran, estáticos, pero con los ojos aún fijos en el sombrío.
La pelirroja lamió sus propios labios, levantándose sin apartar la vista de él, mientras tomaba su antebrazo izquierdo, como si disfrutara lo que veía.-Ellos nunca me atacarían, su capitán, por así decirlo no se los permite… tampoco, lo que soy.-aclaró, bajando su tono de voz en lo último, ampliando su sonrisa.
El albino se levantó, mirando a la pelirroja, la cuál seguía deleitándose con solo mirarlo.-¿Quién eres…?- preguntó, endureciendo su semblante, y su tono de voz.
El sonido de la naturaleza se detuvo, dando lugar a un incómodo silencio, el cuál se complementaba por la leve falta de iluminación, una nube había cubierto el paso de la luz del sol.
Ella entrecerró los ojos, sonriendo mientras mostraba un poco sus dientes. Extendiendo algo sus brazos, haciendo aparecer una luz violeta en su espalda, la cuál se transformaba en unas alas, del tamaño de su propio torso, negras con lineas moradas; desprendía una luz rosada a su alrededor, otorgándole un aspecto divino.
-Un hada… eres, una Gran Hada.-se adelantó el sheikah, serio, sin dejar notar su sorpresa, era la primera vez que veía una gran sífide en persona.
-Vaya, te diste cuenta…-cerró los ojos-, pero no he terminado…-comenzó acercarse lentamente a él, con una expresión serena, e intimidante.- quería encontrarte Shade, estuve esperando este momento…-explicó- ahora, terminaré lo que comenzaste…
El albino no contestó, sudando frío, dando un paso atrás.-No sé quién eres, no sé de que estás hablando…-aclaró, confundido.
-Lo sé, y pude haber acabo contigo antes… pero no sería divertido, ni sería… una verdadera venganza…-la sílfide bajó la mirada, ocultando sus ojos en su rojizo flequillo, en lo que estiraba su brazo derecho, al respectivo lado; el cuál comenzó a iluminarse desde el codo hasta sus dedos en un tono rojizo, alargándose y tomando una forma recta, al desvanecerse la luz, su extremidad ahora era una espada, afilada en ambos extremos.
Shade, sin inmutarse, tomó su larga espada, atento a cualquier movimiento de ella.-Sigo sin entender por qué me atacas, aún así, no acabarás conmigo…-sonrió maliciosamente, su camino ahora ya no sería tan aburrido.
Inmediatamente, ella saltó hacía él, realizando un tajo vertical, el cuál él logró detener, repeliéndolo, intentando acertarle un golpe en el torso, aprovechando que la pelirroja se encontraba desprotegida. Ella se percató, tomando su brazo con su mano libre y dándole una rapida patada en una pierna, desbalanceándolo, para luego arrojarlo contra el árbol usando toda su fuerza.
El Sheikah se recuperó, poniéndose de pie, jadeando, la mayoría de golpes que había recibido lo estaban casi agotando, pero no perdería. Endureció su semblante, preparando su próximo movimiento, con su mirada fija en ella.-¡¿Quién eres?!- preguntó, por más que lo intentaba no la podía recordar, como si nunca la hubiera visto, pero entonces, ¿por qué ella sí lo conocía a él?
-Eso no importa…-convirtió sus uñas de la mano izquierda en filosas garras-, solo me interesa acabar contigo…
-Seas quién seas, interfieres con mi misión.- insinuó, apuntándole con su espada, dando unos leves pasos a la derecha.
-Je, eres un cretino, ¿lo sabías?- se burló, sin dejar de mirarlo, como si él fuera su presa.- Sé a qué te refieres, pero él, debe ser acabado por mí…
Shade apretó el agarre de su arma, eso no lo permitiría, el héroe era su objetivo, no dejaría que nadie se lo arrebatara, por nada del mundo, era su motivación acabar con este.
-Ahora…-se detuvo, cerrando los ojos, sonriendo-, ¡te mostraré, el poder de la lujuria!-vociferó, abriendo sus ojos, los cuales brillaban de un intenso color rojo; y abría un poco su boca, lamiendo sus labios nuevamente, deseosa de acabar con el joven de las sombras.
-No puedo con ella…-pensó el albino, estresado, buscando una solución al lío.-Debo escapar, y encontrar al héroe primero…-odiaba tener que rendirse, pero no tenía opción contra ella. Un leve brillo rojo apareció en el centro del mango del arma, el albino no lo notó, pero lo sintió, al igual que una fuerza aumentando en su interior.
La pelirroja sonrió, saltando hacía él, extendiendo ambos brazos, para atacarle; y abriendo su boca para morderle, quería acabar con él ya.
Shade sintió como su sangre herbia, suspirando, preparando su arma, y finalmente lanzarse contra ella. Su espada, desprendió un aura purpura, mezclada con rojo, al igual que sus ojos, ejecutando un corte horizontal, pensando en solo apartar ese obstáculo entre él y el héroe.
Ambos interceptaron sus ataques, ejerciendo presión, ninguno tenía intenciones de perder, solo querían acabar con el contrario.
El albino con solo una sonrisa, ante la mirada impactada de la sílfide, un enorme brillo cubrió todo el lugar. Los creyentes se cubrieron con sus capuchas y la sílfide recibió el daño de la iluminación, cayendo de espaldas, muy herida. Tras esfumarse la luz, los miembros del culto se percataron de la ausencia del objetivo, ante lo cuál, miraron desesperados a su alrededor.
-¡Dónde se metió!- dijo uno.- ¡Lo perdieron idiotas!-gritó otro.-¿Cómo lo hizo?-se preguntaron otros, todos desesperados.
-Shade…-murmuró la sílfide, levantándose, con ambas manos sobre su torso, donde mayor daño aquella luz le causó. Los creyentes al verla parada, se colocaron a su alrededor, sin decir nada, esperando una orden de ella.
-Diríjanse… a Oval, varios de ustedes, acaben… con el héroe.-ordenó ella, sin parar de jadear, mirando al suelo y sujetando sus brazos.
Sin inmutarse, varios de los creyentes se fueron de la zona, a la región ordenada.
-¿Te divierte mucho utilizar lo que no es tuyo, verdad?-comentó una femina voz , una suave y calmada.
La pelirroja sonrió, mirando a la joven que le habló.-¿Te divertiste solo mirando?-le preguntó burlona.- Me gusta como estos idiotas nos obedecen así de sencillo…
-Pero son míos, me obedecen principalmente a mí…
-Será lo único que les pida…-aseguró-, solo necesito recuperarme…-dijo caminando hasta ella, la cuál se escondía entre las sombras, con una sonrisa que era visible.
-Tú descansa… aunque, ¿por qué los mandas? Sabes muy bien lo débiles que son ante él, contra su espada sobre todo…
-Su espada…-el hada entrecerró los ojos y lamió sus labios al tras decir eso, mirando la dirección hasta Oval.-No quiero tardar tanto...
La aparecida sonrió, riendo para sí misma, al escuchar al hada decir aquello.- No será demasiado…-aseguró esta, mirando la misma orientación de la pelirroja.
Link se encontraba en la azotea de la academia, sentado sobre el borde, observando el poblado, el cual ya se encontraba con sus habitantes activos, de forma pacífica en sus diarias labores; él los miraba con seriedad en su mirada, una vacía, al no saber cómo sentir el ver la muy tranquila rutina de los habitantes que lo repudiaban.
La madre de Oswald, Carol, le había contado varios relatos sobre invaciones a un reino, desde algún problema insignificante, hasta acrecentarse a un peligro de escala mayor. Cada palabra que ella describía sobre los sentimientos de los inocentes habitantes transmitía el dolor que ellos sentían, cuando algún tirano o monstruo los mantenia con el peso del miedo e inseguridad, el cuál cambiaría a una felicidad absoluta cuando el respectivo héroe, heroína, o grupo les salvaba. Eran cuentos muy entretenidos, dignos de ser escuchados, aunque esta decidió nunca ser escritora, pero seguiría contando con gusto cada historia que crearía a los demás.
El hylian sonrió al recordar a quién fue como su madre, una de las pocas humanas con la que pudo establecer alguna amistad, o hasta más, ella le cuidó como si fuese su segundo hijo.
-La vida real no es un cuento…-murmuró, bajando la mirada, hacía ya mucho tiempo que aceptó esa realidad, lo cuál formó parte de su recurrente desánimo, el cual cada día empeoraba. No se dejaría llevar por eso aún así, nada le impediría convertirse en un aventurero.-¿Qué es lo que quiere Hylia de mí? No siento que pueda ayudarle, ya es complicado vivir con el peso de los rechazos, y que encima, no pueda hablar con Yui gracias a mi marca de nacimiento…-se dijo así mismo, apretando sus puños, al sentirse inútil para el recado de la diosa.
-No estás destinado a nada…
Link golpeó la baranda de un puñetazo, al escuchar nuevamente esas palabras en su cabeza, las cuáles no conseguía recordar aún.-Destino, Hylia dice que tengo un destino… ¿qué quieren decirme esas palabras, realmente tengo un destino?
El joven se recostó en el suelo, pensativo e indeciso, su vida ahora estaba cargada de muchos problemas, y no sabía cómo enfrentarlos. No estaba dispuesto a huir, su estadía en la academia, y Yui le enseñaron a siempre enfrentar los desafíos, y ayudar a quiénes lo necesiten, su interior le decía que aquello era lo correcto, seguir adelante…
-Debo ayudarla...-decidió, extendiendo su brazo izquierdo al cielo, mirando su símbolo, el cual seguía tranquilo, sin reaccionar a ninguno de sus pensamientos.-Puede ser, la única manera de acabar con esto… y no tendré que alejarme de ella.
Su marca lanzó una leve estática, señal de que el encantamiento perdía su efecto, y no podía tomarse la libertad de pedirle a la pelinegra que lo encante cada vez que se agote, ella recalcó que hacerlo seguido solo reduciría el efecto hasta deshacerse por completo, volviéndose inmune, incluso la magia tenía sus defectos.
El hylian se levantó, dando un último vistaso al pueblo, todo seguía igual a hace poco, cada quién continuaba en lo suyo.-Algún día, ¿podré estar tranquilo como ellos?-preguntó, con los ojos cerrados, mientras daba la vuelta para salir de la zona, cabizbajo, al no poder encontrar alguna respuesta a sus dudas, estaría obligado a obedecer a Hylia, sea real o su imaginación…
-Link-Una voz le llamó tras bajar las escaleras, este dirigió su mirada a donde provino, encontrado a su maestro, quién estaba recostado en el muro, con los brazos cruzados y mirándole inexpresivamente, su cabello se movía al compaz del viento, por lo que sus dos ojos eran visibles.
-Maestro Dante…-él desvío la mirada, sin saber qué decir, no se habían visto desde aquella pelea que tuvieron el día anterior, una que el rubio perdió.-¿Qué… pasa?
Su maestro le observó, notando su estado, nada comparado a cuando se encontraron bajo el árbol, pero seguía siendo en parte lamentable, no parecía el mismo Link que había entrenado por años. Suspiró, tomando una decisión que se había reservado por bastante tiempo, su alumno, ya estaba preparado para saberlo.-Sígueme, necesito contarte algo…
El hylian alzó una ceja, confundido, pero sin más opción, podría ser importante.-De acuerdo.-asintió, viendo como este comenzó a caminar, pasándole por un lado; le miró por unos segundos, esperando una leve distancia, antes de comenzar a seguirlo.
Ambos recorrieron una esquina del patio de la academia, la cuál a su alrededor se encontraba llena de pocos alumnos, cada uno pasando el día a su manera, al ser el último libre de la semana, parecían querer disfrutarlo mientras podían, hablando, jugando o solo entrenando. Alguno que otro los miró a ambos, los cuales extrañados, se susurraron entre si, clara señal de sospechas. Pero a ninguno de los dos le importaba ya era común que sucediera esas reacciones con el espadachín.
Minutos después, tras cruzar un pasillo llegaron a una puerta al final de este, que tenía escrita el número 3 en un cartel pegado en la derecha.
-¿Tu oficina? ¿Por qué aquí?- preguntó, con más dudas que prisas, hace tiempo que no entraba en esa sala, la última vez, fue cuando Dante le nombró su alumno predilecto, hace unos tres años. Este no respondió, solo cerro un momento los ojos para suspirar, y después abrir la puerta, pidiéndole entrar, lo cuál obedeció sin dudar.
El lugar no parecía haber cambiado, una sala común mediana con un escritorio en la esquina izquierda, algunas gabetas en la derecha, diversos cuadros de paisajes que antes el superior había explorado, y una repisa en la derecha, con pocos libros, al lado de otra puerta, que dirigía a la habitación del mayor.
Dante se dirigió a su escritorio, apoyándose en este y respirando profundamente, le era difícil mencionar lo que estaba a punto de decir.
-Maestro, ¿qué quiere decirme?-preguntó, mirando a su alrededor, ansioso de saber que ocurría, necesitaba el resto de su tiempo para mentalizar su destino, y prepararse para la clase de mañana.
-Link, ¿recuerdas que me preguntaste ayer cuando te incité a derrotarme?-dijo sin mirarle, aún viendo su propio escritorio.
-Sí…mencionaste… que conocías a mis padres.- respondió, mirando un cuadro en particular, que le había causado curiosidad.- Maestro, ¿qué lugar es este?-se acercó a dicho marco, observando cada detalle.
Dante le miró de reojo, se refería al cuadro de la pared derecha a donde el se posicionaba. Se acercó a su alumno, sin cambiar su inexpresivo semblante.
Link miraba la pintura, esta era un pequeño pueblo, en una montaña nevaba, con un adombroso detalle en cada rasgo. Por alguna razón, despertó su curiosidad… e incomodidad con solo observarla.
-Link, ¿quieres saber la verdad?
Este le miró, sin saber que decir, en caso de que sus sospechas fueran ciertas.
-Yo, conocí a tu padre…
Continuará…
No, no estoy muerto, abril fue un mes… curioso.
Pero bueno, al fin logre subir el cap! Lamento la demora. Espero les haya gustado.
Agradezco de nuevo a Egrett Williams, por ser mi beta, Fox y los guestpor sus comentarios, y a todos los que almenos leen los caps hasta el final.
El siguiente intentaré tenerlo pronto!
Hasta el siguiente!
