Capitulo 3. Soluciones Equivocadas
El día había pasado muy rápido. La oscuridad de la noche ya empezaba a asomarse por las ventanas de la gran Mansión Kido. En una de ellas se podían ver las siluetas de cuatro jovenes que estaban esperando en la sala. Al parecer las chicas aun no habían llegado y los chicos tenían los nervios de punta. Hacia mas de 2 horas que las habían estado esperando; desde las doce del día se habían retirado y desde entonces no sabían nada de su paradero. Francamente esta situación no les gustaba a ninguno de los caballeros ahí presentes.
El chico alto de larga cabellera negra se encontraba sentado en uno de los sillones de piel con los brazos apoyados en sus piernas y los dedos de sus manos estaban cruzados enfrente de su cabeza, mostrando preocupación.
Al lado de él se encontraba un chico rubio con el cabello hasta los hombros, estaba sentado con la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados y los brazos extendidos en el sofá. Estaba un poco cansado.
Los dos chicos que se encontraban parados estaban algo inquietos. Uno de ellos paseaba por toda la habitación sin detenerse, mientras que el chico moreno lo observaba con los brazos cruzados apunto del mareo.
-Shun quieres dejar de caminar por todos lados, me estas mareando.
-lo siento.
Shun se detuvo y miro el reloj de la pared. Ya daban casi las 8:30 pm y no había noticias de June y Sunrei. Shun dio un largo suspiro. "Ojala no les haya pasado nada malo".
Seiya no pudo soportar mas y se desplomo en el sofá individual con resignación. Era horriblemente aburrido estar ahí esperándolas sin hacer nada.
-ya se tardaron demasiado-dijo un Shun muy preocupado deteniéndose en su marcha de visitar todo el salón.
-es verdad- se escucho la voz potente de Shiryu, que no había cambiado de posición. Él no decía nada, pero la desesperación lo estaba comiendo por dentro. El no saber nada de Sunrei era una agonía insoportable.
-tranquilícense, ellas deben estar bien- Hyoga trato de bajar la tensión que había en la sala donde se encontraban- lo mas seguro es que se hayan distraído en alguna tienda o algo.
-eso espero- dijo Shun en voz baja mientras volteaba a ver hacia la ventana. La noche estaba llegando poco a poco, conforme avanzara se iba a ser mas oscuro. Rogaba para que las palabras de Hyoga fueran verdad.
De repente la puerta de la habitación se abrió. Todos voltearon rápidamente. Era Ellie. Todos dieron un gran suspiro.
-lo siento, no quise asustarlos- dijo la chica con el rostro triste- ¿aun no han llegado?.
-no- dijo Shiryu secamente. Si no regresaban en media hora, él mismo se encargaría de ir a buscarlas. Era una desesperación tremenda el no saber nada de ella. El no tenerla cerca era como no poder respirar, necesitaba de su presencia. Si llegaba a pasarle algo a Sunrei no se lo perdonaría nunca, el solo pensarlo lo aturdía aun más.
Esperaron una hora mas y dieron las 9:30 pm. Los nervios de Shun estaban a flor de piel.
-¡¡no puedo soportarlo mas!- alzó un poco la voz- voy a ir a buscarlas- dijo mientras se dirigía con paso decidido hacia la puerta de la sala.
-¡¡espera Shun!-Hyoga se levanto de su asiento rápidamente para intentar detenerlo- voy contigo- dijo después de ver el rostro serio de Shun, el cual estaba decidido a ir a buscarlas. Sabia que no podría convencerlo.
Shun abrió la puerta de la sala y choco con unos hermosos ojos azules. June se encontraba frente a él, seguida por Sunrei detrás de ella.
-¡¡June!- exclamo Shun con alegría. Sintió un gran impulso de abrazarla pero se contuvo. Al parecer ella y Sunrei se encontraban sanas y salvas. Shiryu al escuchar esto se levanto de su asiento rápidamente.
-June, Sunrei, están bien?- pregunto Seiya.
-si, estamos bien-contesto Sunrei tranquilamente, Shun se hizo a un lado para dejarlas pasar.
-¡¿Dónde han estado!- Seiya exclamo algo molesto- pensábamos que les había pasado algo, hemos estado esperándolas aquí mas de 2 horas!
-lo sentimos mucho chicos, nos distrajimos en algunas tiendas y se nos hizo un poco tarde- Sunrei trato de explicar el motivo de su retraso con un poco de vergüenza en su voz. Le parecía muy gracioso como Seiya las regañaba como si fuera su hermano mayor.
-lo ven, se los dije!- exclamo Hyoga con una sonrisa.-ya saben como son las mujeres.
-de todas formas nos hubieran avisado, al menos no estaríamos tan preocupados. Si supieran como han estado de insoportables estos dos- dijo Seiya señalando a Shun y a Shiryu con la cabeza.
-¡¡Seiya!- dijo Shun un tanto avergonzado por el comentario de su amigo. June solo lo miro sonriendo.
Shiryu no dijo nada. Trataba de controlarse a si mismo de ir corriendo a abrazar a Sunrei. Se sintió aliviado cuando escucho su voz suave y dulce. La amaba, de eso no había ninguna duda, pero temía que pudiera lastimarla. La respetaba demasiado, y eso siempre había sido una gran barrera entre los dos; pero si continuaba tan cerca de ella como hasta ahora, esa barrera que el había construido, poco a poco se derrumbaría. ¿Cómo podía controlar sus impulsos de tenerla entre sus brazos con solo escuchar sus voz?. Si antes era terriblemente difícil cuando estaban en los cinco picos, ahora era el doble de difícil poder controlarse. Recordó cuando la abrazo para evitar que cayera, permitiéndole tocar su piel. Él no sabia que Sunrei estaba solo cubierta por la toalla. Esa sensación que sintió en su interior al tocarla y sentirla de esa forma, el palpitar de su corazón rápida y fuertemente; cada poro de su ser le pedía a gritos que esa sensación se repitiera, pero no podía permitirse tal satisfacción. No podía permitir que esa dulce niña que estuvo siempre a su lado sufriera de nuevo por su culpa.
-ya basta Seiya!- Hyoga intento hacer entrar en razón a Seiya, ya que este no dejaba de regañar a June y Sunrei, con unos cuantos comentarios extras de Shun- será mejor que las dejemos descansar, ya es tarde y tuvieron un día muy largo.
-Hyoga tiene razón, deben estar cansadas- termino Ellie.
Todos comenzaron a retirarse de la sala, pero Sunrei se quedo en su lugar. Desde hace unos momentos había estado observando a Shiryu, el cual no hacia ni decía nada. A ella le dolía esa indiferencia para con ella. Siempre parecía como si no le importara lo que le pudiera pasar. Era siempre tan frío y distante y eso ella no lo podía soportar. Lo amaba demasiado. Ahora comprendía el gran error que había cometido al llegar ahí, bajo el mismo techo en el que vivía su amado Shiryu. Solo se estaba lastimando así misma. Si esto continuaba así, terminaría huyendo de esa Mansión.
Shiryu noto la presencia de Sunrei y se paro en frente de ella. Ella lo miro. Kami como amaba a ese hombre, con su larga cabellera negra como la noche y esos ojos que aunque estaban cerrados, sabia que detrás de esos parpados se encontraban unos hermosos ojos azul-grisáceo. Su alta y masculina figura siempre se imponía. Con su simple presencia la hacia sentir tan indefensa, sin contar con el hecho de que sus ojos todavía no se habían recuperado, ya que si llegara a mirar sus ojos seria ya demasiado para ella. Se sentía como una gelatina. Como deseaba en ese momento lanzarse a sus brazos y hundirse en su pecho poco a poco.
Shiryu paso a lado de ella sin hacer ningún gesto. Después le dijo dándole la espalda.
-me alegra que estés bien- dijo sin ninguna expresión en su voz, se dirigió lentamente a la puerta. Sunrei volteo desconcertada, mirando como Shiryu cerraba la puerta.
-Shiryu...-susurro Sunrei con melancolía. Su voz sonó quebrada.
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La Mansión se encontraba completamente a obscuras. Todos sus habitantes se hallaban dormidos en sus respectivas habitaciones. El reloj de la cocina marcaba la 1:30 am y una chica en pijama y descalza, caminaba en el pasillo con dirección a la cocina. Sus ojos azul pálido estaban algo hinchados de tanto haber llorado esa noche y su cabello largo estaba algo desordenado, a pesar de que llevaba su trenza.
Por fin llego a la cocina donde busco algo en el refrigerador. Le habían dicho que el comer a veces ayudaba a desahogarse, así que busco algo que comer, pero no encontró nada de su agrado.
De pronto vio en la esquina de la puerta del refrigerador una botella de color oscuro, la tomo para ver de que se trataba. Por lo que pudo leer era vino tinto, que ya había sido abierto. Nunca lo había probado y tampoco le causaba curiosidad hacerlo, pero en esos momentos se encontraba tan desesperada por quitarse a Shiryu de la cabeza que pensó que un trago no le vendría mal; así que lo destapo, lo cual fue con mucha dificultad, y probo un poco. Tenia buen sabor, sintió un ardor muy leve en su garganta, pero no le importo, así que dio otro trago; esta vez el sabor era mas dulce. "no sabe tan mal".
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El cuerpo semidesnudo (y digo semidesnudo por que estaba en bóxer, mal pensados ¬¬) de un joven se volteaba en la cama buscando una posición adecuada para dormir. La luz de la luna entraba levemente por la ventana de su habitación, haciendo que resaltaran los rasgos finos de su rostro. Decidió quitarse de encima las sabanas que lo cubrían, las cuales lo estaban matando de calor.
No podía dormir, ya que una sensación de amargura lo llenaba. ¿estaría haciendo lo correcto?. Coloco su mano derecha en su frente, respirando lentamente, quitándose unos mechones de cabello de su rostro. Se imaginaba el rostro de Sunrei cubierto por las lagrimas. "¡suficiente! Tengo que distraerme". Se levanto bruscamente de la cama, la luz de la luna marcaba su abdomen y torso; se coloco una camiseta blanca. Salió de su habitación, dispuesto a despejar su mente. Tal ves un paseo por el jardín le ayudaría, así que ahí se dirigió, pero un ruido lo distrajo. Ahora que no poseía su vista, sus otros sentidos se habían desarrollado más.
Escucho unos golpes como de cubiertos que provenían de la cocina. Era como si alguien estuviera buscando algo en la estantería o en el refrigerador. Cambio su dirección a la cocina, preguntándose quien podría estar despierto a esa hora. Pensaba que podría ser Seiya buscando algún platillo nocturno.
Cuando abrió la puerta de la cocina se dio cuenta que el cosmos que sentía no era de Seiya. Trato de identificar de quien era. Era un cosmos pequeño pero muy cálido, se parecía a...
-¿Sunrei?- Shiryu exclamo sorprendido.
La chica se volteo rápidamente. Se encontraba enfrente del refrigerador, la botella de vino tinto que tenia en la mano derecha estaba casi bacía.
-Shi...Shiryu!- dijo la chica de cabello largo con un poco de dificultad. Al parecer el vino empezaba a hacerle efecto, ya que sus mejillas tenían un leve tono rosa. Intento esconder el vino detrás suyo. Obviamente se le había olvidado que Shiryu no podía ver.
-Sunrei... que haces aquí tan tarde?-pregunto el chico con seriedad y preocupación. No era muy común que Sunrei se levantara a mitad de la noche.
-eso mismo te pregunto- la voz de la chica sonaba un tanto extraña, no era dulce ni suave como antes, mas bien floja y balbuceaba un poco al hablar.
Los músculos de Shiryu se tensaron. Era la primera ves que Sunrei le hablaba de esa forma, noto su voz diferente. De repente sintió el olor a licor. "Acaso esta..."
-¿Qué estas haciendo?- Shiryu esperaba que sus sospechas no fueran ciertas.
-nada- contesto Sunrei con una risita picara.
A Shiryu no le agrado esa respuesta. Algo no andaba bien ahí. Se acerco a ella lentamente. Quería estar seguro de lo que estaba pasando.
Sunrei dio un paso hacia atrás. Lo que menos quería en ese momento era verlo o tener alguna conversación o regaño departe de él. De repente sintió que su cabeza le daba vueltas. Con voz temblorosa le hablo a Shiryu que estaba enfrente de ella.
-creo que... será mejor que... me retire a mi habitación- ella paso a lado de Shiryu con la vista hacia abajo.
Shiryu la detuvo en su marcha, sosteniéndola por el brazo, ahora sentía mas el olor al vino; por esa acción Sunrei dejo caer la botella que tenia en la mano. Se escucho el sonido de la botella de vidrio al caer al suelo.
-Sunrei... acaso estabas... bebiendo?- Shiryu no podía creer lo que estaba pasando. ¿desde cuando ella tomaba?. No podía ser cierto.
-solo... tome... un poco de vino, eso es todo- su voz ya sonaba completamente ebria- además... a ti no te importa lo que me pase!- grito alejándose de él.
-te equivocas. Me importas mas de lo que creía- dijo Shiryu bajando la voz. No podía permitir que ella estuviera así. Tenia que calmarla de alguna manera, o podría hacer alguna locura.
-¡¡¡eso no es verdad!
-Sunrei déjame llevarte a tu cuarto. Estas ebria.- dijo Shiryu acercándose a ella.
-no quiero! y no estoy borracha. Estoy bien. No necesito de ti, así que vete, déjame sola!
-no te dejare. No te puedo dejar así.- Shiryu dijo con firmeza. Las palabras pronunciadas por ella le dolieron, a pesar de que sabia que no lo hacia con uso de razón. La tomo de los hombros suavemente, pero ella intento soltarse. Él no lo hizo; la tomo mas fuerte, intentando no lastimarla en el proceso, era evidente que Sunrei no podía hacer mucho ante los fuertes brazos del caballero de Dragón.
-¡¡¡SUELTAME, DEJAME EN PAZ! - gritaba con desesperación tratando de zafarse, golpeando el pecho del chico, pero era inútil. Por fin se dio por vencida y dejo de forcejear. Sunrei lo miro."¿Por qué, ¿Por qué me haces esto Shiryu?" las lagrimas empezaron a brotar de sus ojos azules.
-yo... lo siento... Shiryu...- Su cabeza le daba vueltas. Sentía que se iba a desmayar, y así fue. De repente estaba rodeaba por los brazos de Shiryu y sin dudarlo un segundo se hundió en su pecho a llorar. Era muy cálido. Sus párpados le pesaban mucho y poco a poco sin que se diera cuenta se quedo dormida.
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El caballero del Dragón se dirigía a la habitación de Sunrei con ella en brazos. Se había quedado profundamente dormida, y no es para menos. Ella no estaba acostumbrada a beber y era evidente que le causara sueño. Shiryu aun tenia miles de dudas en su cabeza. Se preguntaba que le pudo haber pasado a Sunrei para que despertara a las 2 de la madrugada y empezara a tomar vino.
Por fin llego a la habitación de la chica. La coloco suavemente en la cama, cuidando de no despertarla. Busco las sabanas y la cubrió con ellas. Se quedo un momento ahí, escuchando su respiración. Levanto su mano derecha y busco su rostro, lo acaricio suavemente. Hacia tanto tiempo que no la tocaba, tanto tiempo sin sentir su piel. Sintió un mechón de cabello y se lo retiro del rostro con sus dedos, deleitándose con la suavidad de sus mejillas. En ese momento Shiryu escucho unos gemidos de parte de Sunrei. Al parecer, sin querer la había despertado.
-Shiryu... -susurro suavemente Sunrei mirándolo con dulzura con los ojos entre abiertos, acaricio su rostro.- Mi amor...
Él sintió la calidez y suavidad de su mano en su piel. Pudo escuchar claramente sus palabras. Su corazón empezó a salirse de control. Sunrei acerco su rostro al de él. Éste solo sintió como sellaban sus labios suave y lentamente. Los labios de la chica eran tibios y delicados. Shiryu solo se quedo inmóvil, sintiendo como los labios de Sunrei se unían con los suyos, su mente estaba completamente en blanco. El beso fue rápido, duro unos 5 segundos, pero para Shiryu fueron una eternidad. Poco a poco Sunrei se separo de él y volvió a acostarse en la cama, durmiendo de nuevo.
