ENGRANES DE GUERRA
Muy buenas noches gente del Fandom de The Loud House, aquí me presento con un nuevo proyecto que rondaba por mi mente desde hace tiempo y que ahora decido llevar a cabo debido al buen recibimiento que tuvo mi primer fic de TLH titulado: La Siguiente Generación.
Como lo dice el Summary, esta será una historia AU bélica en donde Lincoln, que aquí es un sargento líder de su propio equipo, deberá cumplir ciertas misiones vitales que serán clave para salvar a la humanidad al mismo tiempo que debe lidiar con sus demonios internos, traumas del pasado y diversas experiencias que le harán dudar sobre si está luchando por la causa correcta.
Pero quién sabe, tal vez su alma en conflicto encuentre la paz o empeore de forma brutal en esta aventura que tendrá todo tipo de conflictos, subidas y bajadas y enormes giros de tuerca y puede que en el trayecto se puedan consolidar ciertas parejitas muy apreciadas por el público ;)
Por lo que sin más rodeos, empecemos. The Loud House es propiedad de Nickelodeon y su creador fue Chris Savino, pero esta historia y cualquier posible OC que aparezca es de mi invención y si se confunden en algo con gusto se los explicaré más adelante.
CAPÍTULO UNO: UN NUEVO AMANECER
-Lincoln… Lincoln… ayúdanos… ayúdanos…- oía ecos lejanos como los de alguien dentro de una caverna resonando por todos lados perdiéndose en el infinito y oscuro vacío que me rodeaba.
-¡HERMANO, AYÚDAME, POR FAVOR, AYÚDAME!- gritos de súplica dignos de los peores lamentos que puedan surgir de los más profundos rincones del infierno y que se combinaban con el sonido de diversas explosiones y disparos se incrustaban en lo más profundo de mi ser como si fuesen balas.
No… no esto de nuevo… no…
-¡SÁLVALA, SÁLVALA A ELLA MALDITA SEA, SÁLVALA!- a la lejanía vi cómo se alzaban muros de llamas que iluminaban a muchas siluetas cuyas sombras se expandían hasta llegar a mí revelando las desesperadas acciones que hacían para sobrevivir los dueños de esos alaridos de agonía.
-HIJOOOO! ¡SOCORRO!- de entre todo ese coro demencial este fue uno de los que más duro dio contra mi pecho porque al extender una mano en dirección a la silueta de la que provenía ese grito esta se retrajo quedando totalmente fuera de mi alcance.
Por favor… no.
-¡LINCOLN, CUIDADO!- alguien me empujó evitando que una enorme mano oscura con garras que salió de entre las llamas me atrapase pero muriendo en el proceso al ser aplastada.
Basta… no más.
-¡JOAAHAHAHAHA! ¡WAJAJAJAJA!- las carcajadas más horribles que ni la mente más enferma y retorcida pueda concebir opacaron por instantes todos los gritos de súplicas al mismo tiempos que las siluetas comenzaron a tomar forma física mientras eran envueltas por las llamas volviéndose enormes gigantes hechos de fuego y sombras rodeándome como lobos alrededor de u conejito.
Monstruos malditos… ¡ALÉJENSE DE MÍ!
-¡CORRAN, CORRAN, CORRAN!- una de las voces anteriores trató de dirigir las siluetas que no se vieron afectadas por los monstruos que se hicieron presentes pero estos dejaron de prestarme atención y fueron por cada una de ellas para masacrarlas sin piedad alguna.
No…
-¡HUMANOS DÉBILES!- el más grande de entre todas estas aberraciones con un simple batido de mano las paralizó a todas ellas dejándolas a las completa merced de los otros engendros.
No…
-¡MA-MA!- la más pequeña de las siluetas fue el objetivo de ese ser que a pasos lentos y pesados se le acercó caminando tanto por encima de sus compañeros como de las desafortunadas sombras menores cuyos gritos fueron interrumpidos de tajo.
Por favor… ella no… es una criaturita inocente que no ha hecho nada malo… ¡POR FAVOR NO!
-¡PATÉTICOS E INSIGNIFICANTES HOMÍNIDOS!- levantó su enorme pie derecho justo cuando estaba delante ella bajándolo con tanta lentitud que cada segundo parecía una maldita eternidad.
¡NO!
-Her… ma… no…- fue lo último que pronunció ese pequeño ser antes de… antes de…
-¡NOOOOOOOOO!- grité con todas mis fuerzas incorporándome de dónde estaba postrado respirando agitadamente bañado en sudor sintiendo que el corazón iba a salírseme del pecho debido a la fuerza con la que latía.
Miré lentamente de un lado a otro descubriendo que me encontraba en mi cuarto gris e insípido. De a poco mi respiración y corazón se calmaron y solté un pesado suspiro antes de llevarme las manos a la cara negando lentamente con la cabeza haciendo el monumental esfuerzo por contener mis amargas lágrimas.
-Dios… esa pesadilla de nuevo- me froté los ojos con la mano derecha y la pasé por mi blanco cabello intentando recuperar la compostura porque en cualquier momento podrían llamarme y no podría presentarme en tan lamentables condiciones.
Tomé el reloj que estaba en la mesa de noche a mi derecha descubriendo que apenas eran las 6 AM por lo que solté un bramido. Rayos… cada vez estoy durmiendo menos, si sigo así no podré dar lo mejor de mí cuando me enfrente a los monstruos de mis pesadillas… a esos demonios que salieron de las profundidades del mismo Infierno… ¡A ESOS MALDITOS HIJOS DE LA…!
Me volví a acostar ahora teniendo los brazos cruzados tras la cabeza manteniendo fija mi vista en el techo para pensar, mejor dicho, para tratar de no pensar e intentar despejar mi mente y no seguir teniendo este maldito sabor de boca que es comparable a como si hubiese vomitado los intestinos pero simplemente no podía quitarme así de fácil todas esas imágenes de mi cabeza.
Suspiré de nuevo y giré para ver una foto encima de esa misma mesa. La tomé apreciando a cada una de las personas en ella no pudiendo evitar pasar mi dedo índice derecho por el rostro de uno de los que estaban ahí que sonreía con toda la ternura del mundo… una sonrisa que jamás volveré a ver.
¿Cuándo será el día en que estas visiones del pasado dejen de acecharme y recordarme cada segundo a todo lo que he perdido? Porque de seguir así perderé también la cordura que me ha costado tanto trabajo conservar para no sucumbir a la locura total como les ha pasado a muchos otros cuyas mentes han sido destrozadas al presenciar y experimentar en carne propia los peores horrores que pueda ofrecer un conflicto armado, en especial si vienen por parte de los monstruos más aterradores que puedan existir.
Al ya no tener más ganas de dormir decidí levantarme e ir a arreglarme para iniciar un nuevo día en esta infernal odisea que no parece tener fin alguno. Entré al baño a lavarme pasando una esponja por mi antes escuálido y desnutrido cuerpo que ha sido moldeado por años enteros de luchas encarnizadas hasta ser lo que es ahora mismo cubierto por diversas cicatrices de heridas que van acorde con las graves secuelas mentales de las que padezco y me hacen delirar.
Cuando terminé de asearme me acerqué al espejo para afeitarme y le pasé una mano encima para limpiar la humedad que impidió verme con claridad siendo recibido por el reflejo al que ya me he acostumbrado ver todos los días desde que mi vida cayó en la peor de las desgracias.
Aparte de mi cabello blanco y del mechón que apunta hacia arriba, no queda ningún otro vestigio en mi rostro de aquel joven que siempre trataba de tener algún plan para lidiar con las múltiples locuras que vivía día a día al convivir con diez hermanas bajo el mismo techo. Mis prominentes dientes desaparecieron al igual que mis pecas cuando mi piel blanca ligeramente se sombreó con el pasar de los años y siendo reemplazadas por una muy notable cicatriz en forma de rasguño de tres garras en mi mejilla izquierda y bajo la mirada cansada de mis ojos avellana se apreciaban unas también imposibles de disimular ojeras que cada día están peor.
Desde que me enlisté para ser un soldado Gear supe muy bien que no habría vuelta atrás y que cambiaría de muchas maneras pero jamás pensé que los cambios físicos llegarían a tales extremos que si mi Yo del pasado pudiese verme ahora nunca podría reconocerme y creería que soy una versión juvenil del abuelo Albert, aunque nada comparados con los descomunales cambios psicológicos que a cada segundo ponen a prueba mi lucidez… ¡TODO POR CULPA DE ESOS MALDITOS…! Tengo que calmarme… tengo que calmarme…
Oh, creo que se me olvidó presentarme, ¿Cierto? Perdón por mi descortesía pero como ya lo habrán notado mi mente estaba en otro mundo. Soy el sargento Lincoln Loud de 30 años líder del Escuadrón Serpiente bajo el mando de la Coalición de Gobiernos Organizados, CGO para abreviar, siendo uno de los tantos soldados que deben dar el 110% de sí mismos para evitar que este loco mundo en decadencia se hunda aún más en la mierda.
Literalmente le he dedicado la mitad de mi vida a evitar que otras personas pasen por lo que he pasado yo haciendo todo de misiones para erradicar de una vez por todas a los causantes de un sinnúmero de tragedias y liberar al planeta de esa peste, que como si fuese una plaga de langostas, arrasan con todo a su paso sin importarles el mal que le hacen a los demás porque en verdad disfrutan de cada vida inocente a la que perjudican como si se nutriesen del sufrimiento ajeno.
Los odio… ¡LOS ODIO CON TODA MI ALMA! No hay segundo que pase sin que les desee lo peor de lo peor, ¡LO QUE DARÍA POR PODER MATARLOS A TODOS CON MIS PROPIAS MANOS!
También me odio a mí mismo porque si no hubiese sido tan débil y tan cobarde en ese momento tan crucial… ¡NADA HUBIERA PASADO Y TODOS ESTARÍAN BIEN! ¡Un asqueroso pobre diablo que no sabe hacer nada es lo que soy!
No, no. Cálmate, Lincoln, cálmate. No dejes que otra vez tu desmedido odio hacia esos engendros te haga delirar y actuar de manera errática e irracional y mucho menos a tan tempranas horas de la mañana. Mejor busco a Clyde y a los demás para ver cómo andan y así despejar mi mente y no perder la cabeza o hacer algo de lo que me pueda arrepentir más adelante.
Así que al terminar de afeitarme y mientras me pongo mi armadura de combate supongo que tendré que contestar las muchas preguntas que me quieren hacer, ¿Verdad? Lo lamento, pero por más que quisiese responder a cada una de sus interrogantes ahora me temo que no será posible en este momento por… bueno, ya lo acaban de ver.
Por lo que para abreviar solo diré que en estos últimos catorce años la humanidad ha tenido que lidiar con una amenaza que opaca cualquier otra a la que se haya enfrentado antes y como nunca se ha visto de entre todas las guerras que los humanos hemos tenido entre nosotros mismos.
El nombre de esta amenaza con tan solo pronunciarlo congela el espíritu de cualquiera que le tema haciéndole desear la muerte antes de lidiar con ella o en el particular caso como los que son como yo hace que la sangre hierva como el magma de un volcán en erupción:
LOCUST
Una palabra tan corta que despierta tantos sentimientos negativos y abren viejas heridas haciendo que estas se sientan frescas como si las hubiesen hecho hace tan solo unos instantes… ¡DIOS! Mejor voy a buscar a mis camaradas antes de que la ira me haga alucinar nuevamente.
¿Quieren saber que son y cómo se ven esos tales Locust? Es mejor que los vean con sus propios ojos porque no me alcanzarían todas las palabras despectivas del mundo para referirme a ellos al momento de describirlos. Solo diré que salieron de repente del piso, en el sentido literal de la palabra, tomando a todas las personas del planeta por sorpresa dando inicio a una nueva era de terror haciendo que las naciones que antes tenían conflictos entre ellas dejasen de lado sus diferencias y unirán fuerzas haciendo todo lo posible para eliminarlos o al menos es lo que se supone deben hacer porque muy pocos avances han hecho en todos estos años.
Ya estaba listo y me volví a mirar en el espejo teniendo puesta mi armadura que cubría todo mi cuerpo del cuello hacia abajo, que a diferencia de la de un soldado raso, la mía era de tonalidad café con algunas secciones grises, no cubría mis grandes bíceps, posee una pequeña linterna acoplada en el hombro derecho, en las dos placas circulares que hay en el pecho tengo un cuchillo y una funda de pistola y en medio de estas hay pintada una pequeña calavera blanca.
Asentí y estuve por irme, pero cuando iba abrir la puerta del cuarto di media vuelta para tomar un peluche de un conejito que también se hallaba en la mesa teniendo pegado un collar que me colgué del cuello y manteniéndolo oculto bajo mi armadura. Para los demás será algo estúpido e indigno que alguien de mi rango militar lleve consigo esto, pero para mí, tiene un enorme valor sentimental que vale más que todo el oro del mundo.
Al caminar por los pasillos veía a otros soldados y demás personal militar que iban por ahí y por allá en sus quehaceres ya sea con orden y disciplina o apurados como si el mismo diablo los estuviera persiguiendo con un látigo. No pude evitar reír melancólico porque de joven también llegaba a comportarme de esa manera, sino es que peor je, je, je.
-¡NO NECESITO IR A NINGUNA SESIÓN DE TERAPIA! No soy un jodido loco como para que un puto psiquiatra me dé estúpidos sermones sobre cómo controlarme y demás idioteces de ese estilo. ¡YO ESTOY BIEN COMO ESTOY!- oí de repente como un soldado se negaba a aceptar ayuda psicológica teniendo que ser sujetado por otros que se lo llevaron a rastras mientras gritaba.
Una risa irónica salió de mi boca. ¿Dice no estar loco? ¡OH POR FAVOR! Todos los que vivimos en este mundo agobiado por esta demencial guerra tenemos algún tipo de locura ya sea a mayor o menor medida con disimulo o careciendo de cualquier método para encubrirlo.
Siempre he dicho que hay dos tipos de orates: los que no logran controlar su locura dejando que esta los domine y lleve a comportarse de manera errática perdiendo cualquier clase de pensamiento racional sin posibilidad de recuperación alguna y por otro lado están los que logran mantenerla bajo control, la aceptan como parte de sí mismos y solo la dejan salir cuando sea el momento más oportuno o indicado.
Me gustaría poder decir con seguridad que soy de este último caso, pero algunas veces pues… carajo, ¿No me resultaría más fácil entregarme a la histeria total para así no tener que vivir con la enorme carga emocional que llevo encima a cada instante? Así podría al menos darles fin a esas malditas pesadillas.
Continué caminando hasta que divisé a un viejo amigo mío cuya armadura es muy parecida a la mía que estaba discutiendo con su líder de escuadrón antes darle la espalda y retirarse a pasos molestos casi rugiendo como un perro con rabia.
-¿Dominic? ¿Te ocurre algo?- me le acerqué y lo tomé del hombro derecho. Es raro verlo así.
-Nada, Lincoln. Solo un desacuerdo con el teniente Kim sobre si ir o no a sacar de prisión a Marcus. Me parece inaudito que Hoffman le haya dado el indulto a tantos "criminales de guerra" excepto a él…- parecía estar tan irascible como lo estaba yo hace unos instantes y pasó una mano por su pelo negro corto estilo militar intentando mantener la calma.
-Así qué si me disculpas, tengo que ir a visitar a un viejo amigo antes de que sea muy tarde- no tenía que ser adivino para saber que estaba por hacer algo que seguramente le podría traer problemas con nuestros superiores, Pero ¿Quién soy yo para juzgar a alguien por eso?
-Mucha suerte entonces- le desee lo mejor y cuando me dijo: "la necesitaré" para irse quise seguir mi camino hasta que caí en cuenta del nombre del amigo al que quiere liberar -¿Dijo Marcus? ¿Acaso se está refiere al propio…?- abría de par en par los ojos al pensar en eso.
Bueno, no importa. Le preguntaré cuando vuelva. Continúe mi recorrido hasta llegar al gimnasio al que puede ir cualquiera ya sea para acondicionarse y fortalecerse y no perder estado físico en dónde seguramente estaba Zach con Liam, no me equivoque para nada.
-… 45… 46… 47…- acostado sobre una plataforma el más bajo de mis amigos estaba poniéndose rojo como su cabello por el esfuerzo que hacía al levantar una larga mancuerda que debe de pesar por lo menos unos cien kilos y amenazaba con caérsele encima justo sobre el cuello.
-Ya casi lo logras, Zach. Solo tres levantamientos más- era auxiliado por el de pelo anaranjado que está a su lado para socorrerlo en caso de que sus brazos no den para más y colapsen, aunque en realidad reía al verlo esforzarse de ese modo.
-… 48… 49... y… y… ¡DIABLOS!- no pudo llegar hasta los cincuenta levantamientos y tuvo que ser auxiliado por Liam, que muy a diferencia suya, pudo sostener las pesas con facilidad y colocarlas en su sitio para ayudarle a incorporarse dándole unas palmaditas en las espalda diciéndole que lo hizo bien mientras traspiraba por el esfuerzo.
-Buenos días, señoritas. ¿Ya terminaron de cambiarse las bragas?- llamé su atención con esta broma haciendo que Zach se sobresaltase un poco y se pusiera de pie de un brinco.
-Ja, ja, ja, muy gracioso, Lincoln- refunfuño secándose el sudor con una pequeña toalla.
-Buenos días también, Link- me devolvió el saludo Liam cruzando sus grandes brazos sobre el pecho riendo por su reacción -¿Cómo dormiste hoy? ¿Mejor que en noches anteriores o…?
-Como siempre- respondí cortante para que no indagaran en el asunto -Zach, ya te lo hemos dicho varias antes: que seas el más pequeño de nosotros no te hace ningún debilucho y mucho menos un pésimo soldado. No tienes que demostrarle nada a nadie y sobre esforzarte arriesgando tu salud física de esta manera, recuerda que la fuerza bruta no lo es todo- le aconsejé tratando de no pensar de nuevo en mis pesares y que la conversación tomase un rumbo más cómico y relajante.
Todos hemos crecido mastodónticamente desde que éramos unos mocosos siendo Liam el más grande de nosotros con casi dos metros de altura y con la mayor masa muscular cosa que no debería sorprender viniendo de alguien que desde a tan temprana edad hacía trabajos que requerían una gran fuerza física al vivir en una granja.
Yo sería el segundo más alto y fuerte con 1,90 de estatura, seguido estaría Clyde con 1,85 y por último Zach que apenas y supera los 1,70. Del grupo siempre fue el más chiquito y ahora al estar siempre rodeado por grandulones presumidos que afirman poder matar a uno de esos malditos Locust con un solo golpe puede llegar a sentirse minúsculo e insignificante.
Igual que pasa conmigo el único vestigio que quedaba del antiguo Yo de ellos eran sus peinados que no cambiaron de manera significante con los años; seguramente para no olvidar quienes fueron alguna vez y de dónde provienen.
-No lo hago por tratar de demostrar algo ni nada de eso- desvió la mirada al decir esto con cierto tono de frustración que corrobora mis sospechas -lo hago por… Rusty. Ahora que no contamos con su ayuda, debemos esforzarnos para compensar su ausencia y repartirnos su trabajo- suspiró con una enorme tristeza a lo que Liam cerró los ojos expulsando un gemido ronco.
Carajo, Rusty… el tercero de mis amigos que posee pelo de tonalidad roja y que también ha estado a nuestro lado desde el inicio y hace unos meses dio su vida para salvarnos de una emboscada de parte de esos putos engendros.
Él y Zach siempre fueron muy cercanos casi como hermanos por lo que al morir también murió una parte de sí mismo… entiendo a la perfección ese sentimiento.
Bien hecho, Lincoln. Al tratar de mejorar tus ánimos hablando con tus amigos conseguiste que ellos se sientan casi tan miserables como tú al echarle sal a una herida reciente que no ha cicatrizado, ¡TE FELICITO, GRAN ESTÚPIDO!
-Lo que paso pasó así porque no pudo haber pasado de otra manera. Si no fuese por su sacrificio nosotros y todos a los que pudimos salvar en esa ocasión estaríamos muertos ahora- trató de hacerle sentir mejor Liam colocándole una mano en el hombro.
Asombra lo sabio y prudente que puede llegar a ser en comparación con otros Gears que dejamos que nuestro desmedido odio por los Locust nos haga decir y hacer cosas fuera de lugar o hirientes.
-¿Y Clyde? ¿Dónde anda?- debía hacer algo para desviar los pensamientos que Zach tenía y no se vuelva un demente inestable que con dificultad puede mantener su escasa cordura. Ya somos muchos de ese tipo los que andamos por aquí y por allá.
-Ya sabes, en las salas de pruebas como siempre. Perdiendo el tiempo verificando que nuestros instrumentos de muerte funcionen correctamente y no fallen de forma catastrófica en medio de una de las tantas peleas que nos esperan- me contestó él con tono seco para volver a postrarse en la plataforma -sigamos, Liam, ¡Ahora iremos por los sesenta levantamientos!
Fue ahí cuando me di cuenta de que hacer esa clase de esfuerzo era su modo de superar la muerte de Rusty y tratar de apaciguar la enorme desdicha que lo mata desde adentro; un método de duelo que es efectivo para muchos pero insuficiente para varios otros.
Me despedí de ellos diciéndoles que ya deberían ir a alistarse y ahora me dirigí al cuarto de pruebas en dónde se llevan a cabo toda clase de experimentos creando nuevas armas y métodos para hacer carnitas a esos monstruos asesinándolos del modo más rápido posible o mejorar lo que ya tenemos haciéndolos más letales.
Pero si dependiese de mí… ¡CREARÍA LAS ARMAS QUE LES DEN A ESAS ABERRACIONES LAS MUERTES MÁS LENTAS Y AGÓNICAS QUE PUEDAN EXISTIR PARA QUE EXPERIMENTEN EN CARNE PROPIA EL DOLOR QUE LES HAN GENERADO A UN SINNÚMERO DE INOCENTES HACIÉNDOLES DESEAR NUNCA HABER NACIDO!
Mierda… parece que debería ser yo al que lleven arrastrando hacia el manicomio para que no explote en un ataque de histeria porque en serio ¡No sé por cuánto tiempo más resista esto!
No tenía que pedir permiso para entrar a la sala gracias a mi rango y al ingresar vi a científicos e ingenieros poniendo a prueba un nuevo prototipo de cañón ligero que pueda ser operado por un solo soldado y de fácil recarga. Me les quedé viendo por un momento para saber si tuvieron éxito y al fin crearon un método más práctico con el que matar a esos fenómenos en medio de una lucha sin cuartel y que nos ahorre sudor y sangre.
-Abriendo fuego en 3… 2… 1… ¡YA!- presionaron un interruptor con el que podrían activar a distancia el arma no estando cerca en caso de ocurrir lo peor.
-¡BOOOMMM!- gracias al cielo tuvieron el suficiente sentido común para tomar esa medida de seguridad porque de haber estado junto al cañón habrían muerto por como estalló en miles de pedazos siendo un fracaso total.
-Buena suerte para la próxima- me limité a decir riendo con algo de malicia cuando ellos comenzaron a discutir y echarse la culpa por tal falla catastrófica.
-¿Estás aquí, Clyde?- ingresé a un cuarto apartado de ellos y de las demás salas de prueba cuyo interior estaba repleto de componentes mecánicos, piezas de repuesto, armas a medio hacer y diversas herramientas acompañadas del inconfundible olor de metal caliente, aceite y humo.
-Claro, Lincoln. ¿Dónde más podría estar a estas horas de la mañana cuando no estoy en servicio?
En frente de una larga mesa que tiene encima varias armas desmotadas, dándome la espalda sin siquiera tomarse la molestia de encararme y teniendo ya puesta su armadura azul que difiere en varios aspectos de la mía se encontraba mi más cercano amigo, casi un hermano para mí, de tez negra.
-¿Pudiste dormir bien para variar o tu interior sigue batallando con esos demonios del pasado?- sujetó en frente de sí una pieza para ponerla en su lugar y asegurarla con una llave.
-¿Te digo una mentira o lo que estoy pensando en voz alta en mi cabeza?- intenté bromear con él como hice con los otros pero no conseguí sacarle aunque sea la más pequeña risa -¿Qué me dices de ti? ¿Pudiste descansar o también…
-Supongo que esta es la parte en la que debo responderte devolviéndote la pregunta que me acabas de hacer, ¿Verdad?- me interrumpió bruscamente al fin girándose para verme.
A pesar de haber transcurrido un año desde que pasó cierto incidente, me sigue incomodando ver que en lugar de tener ojo izquierdo posee un parche acompañado de una larga rajadura que comienza desde la frente y termina en la mejilla siendo una cicatriz aún más grotesca que la mía.
Miré un calendario que está junto al afiche de una voluptuosa mujer con poca ropa percatándome de la fecha de hoy. Me cago en la… ¡¿Cómo pude olvidar ese día tan crucial para él?! Con razón ahora está tan arisco en este instante.
-No, no. Solo quería ver como estabas y si necesitas ayuda en algo- noté que el único ojo que le queda estaba rojo lo que significaba que había estado sollozando incluso peor que yo.
-Estoy bien. Si necesitase ayuda de alguno de ustedes se los haría saber. Ahora déjame solo, por favor- no queriendo charlar más, me dio la espalda para volver a su trabajo.
Él siempre fue el más cuidadoso, precavido y optimista del grupo y el que siempre velaba por la seguridad de los demás para asegurarse que estuviéramos bien, o al menos, eso lo fue alguna vez antes de que ocurriese ese dichoso suceso en dónde se ganó tal cicatriz en la cara y que lo cambió de manera radical como nunca pensé de su parte.
Si Zach recurre al ejercicio físico para intentar superar sus malestares y mitigar lo que lo aflige, Clyde se refugia entre las máquinas y diversos artefactos para repararlos o mejorarlos aprovechando que es cabo y muy inteligente para poder entrar a lugares como este y así mantener su mente ocupada y no pensar en sus infortunios propios.
Me encantaría poder permanecer a su lado y apoyarlo en lo que necesite igual a como él siempre estuvo para mí en los momentos más difíciles de mi vida haciéndome reír cuando me he sentido más desdichado y miserable, pero si desea estar solo, apartado de las demás personas y no querer hablar con nadie entonces debo respetar su decisión y no presionarlo de ninguna forma.
-Como quieras, Clyde. Yo estaré cerca… por si acaso- me limité a decir dedicándole una última mirada de pesar antes de salir del cuarto dejándolo solo con sus compañeros metálicos y sin vida -este va a ser otro de esos días de mierda…- gemí y ahora comencé a caminar rumbo a la cafetería.
Si aun estando en "periodo de descanso" nosotros estamos con un humor de mil diablos ya puedo visualizar como nos pondremos cuando nos manden a una misión que nos arranque otro pedazo de cordura y de alma.
-"¡SARGENTO LINCOLN LOUD Y MIEMBROS DEL ESCUADRÓN SERPIENTE REPORTÉNSE EN EL CUARTO DE MANDO! ¡SARGENTO LOUD Y SU ESCUADRÓN PRESÉNTENSE EN LA CABINA DE MANDO ENSEGUIDA!"- a tan solo cinco minutos después de haber charlado con Clyde, nuestra presencia fue requerida mediante los altavoces de la base.
-A ver qué maromas nos obligaran a hacer hoy- terminé el café que compré tomándomelo de un solo sorbo y emprendí mi camino hacia el sitio desde el que se han tomado las decisiones más cuestionables y contraproducentes que alguien pueda dictar.
Estaba cerca del salón de mando y vi que Clyde ya estaba llegando, no muy lejos de él estaban Liam y Zach teniendo ya puestas sus respectivas armaduras discutiendo sobre algo, seguramente sobre el tema de Rusty o lo que le aconsejé al de menor estatura en el gimnasio.
Las puertas dobles de la sala fueron abiertas por otro equipo de soldados llamado el Escuadrón South o solo el Equipo S en el que curiosamente todos llevan puestos unos gorros para nieve. El de Stan, el líder, es azul oscuro con pompón rojo, el del más bajo, Kyle, es una Ushanka verde que no alcanzaba a cubrir todo su pelo rojo rizado, el del más corpulento (Por no decir obeso) Cartman es azul celeste con pompón amarillo y el último, Kenny, usa una capucha naranja.
-Culón imbécil, ¡¿Cómo se te ocurre cuestionar las órdenes de Hoffman?! ¿Acaso quieres que nos manden a ejecutar o qué?- reclamaba el del gorro verde muy iracundo al gordinflón.
-¡Oye, oye, oye! Solo digo lo que los demás piensan, y si nadie más se atreve a hablar, con mucho gusto seré yo la voz que represente a los que están inconformes- trataba de defenderse.
-¿Cuándo será el día en que maduren de una buena vez?- el del pompón rojo estaba de lo más exasperado por tanta discusión y se sujetaba el puente de la nariz.
-Cuando los Locust se vuelvan tiernos conejitos, Stan- muy a diferencia suya, el de la capucha que se la quitó mostrando su cabello rubio cenizo reía por la discusión de los otros dos.
-¿Listo para la misma rutina de siempre, sargento Marsh?- le hablé cuando pasaron a mi lado.
Ellos y nosotros ya hemos trabajado juntos en algunas ocasiones y en primera fila he atestiguado la interacción de los miembros de tan pintoresco grupo que pareció haber salido del mismo manicomio al que envían a los que son como ese tipo que se negó a recibir ayuda. Es un milagro que no se hayan despellejado mutuamente a estas alturas de la vida.
-Si no hay de otra… ¿No hay cupo en tu equipo para alguien que sea experto en apaciguar los ánimos de un par de locos que pelean entre sí como unas viejas amargadas?- me siguió el juego.
-Cuando alguno de los míos se comporte así y lleve mi paciencia más allá de sus límites, créeme que tu serías el primero en la lista de opciones- por primera vez en lo que llevo despierto pude reír de manera completamente genuina sin sentirme mal al segundo siguiente; en serio sí que necesitaba de esto para calmar un poco la agitada marea dentro de mi cabeza.
-Ahora a ver a que otra misión de riesgo totalmente mortal y que muy poca influencia tendrá en la guerra en general nos mandarán esta vez- espetó mi amigo de pelo negro sin cambiar su tono de voz desanimado y carente de vida una vez que nosotros cuatro ingresamos al puesto de mando.
En serio extraño tanto al viejo Clyde y su actitud alegre que no cualquiera posee…
-No pienses así, amigo. Cada grano de arena que pongamos de nuestra parte es un paso que nos acerca más a ganar este conflicto y exterminar de una vez y para siempre a esos monstruos- Liam le palmeó un hombro teniendo en su voz sureña la misma comprensión que usó con Zach.
Su traje es gris con algunos toques de azul, muy desteñida, con marcas de rasguños y golpes y careciendo de cualquier tipo de protección en sus brazos más allá de unos guantes negros y de una placa amarrada en el bíceps derecho sin nada en el izquierdo que posee el peculiar tatuaje de una cerda teniendo como fondo un gran corazón y su nombre: Virginia.
-O mínimo nos mandarán a ser un escudo de carne para proteger algún proyecto secreto que no quieren que nadie más sepa dando por hecho que moriremos en el intento. ¿Apostamos?- ironizó Zach dando por sentado que nuevamente nos enviarán a ese tipo de misiones en la que debamos cuidar o escoltar algo no pudiendo hacer ningún tipo de pregunta al respecto; como detesto ese tipo de misiones en las que no sepamos el motivo por el que damos nuestras vidas.
El traje de él, igual que el de Clyde, lo cumbre completamente del cuello hacia abajo pero es de tonalidad verdosa y tiene escritos varios insultos y burlas hacia los Locust (Como si estas bestias estúpidas pudiesen entender nuestro idioma) llevando encima de la cabeza unos Googles parecidos a los de los pilotos de aviones.
-¡ATENCIÓN, SOLDADOS!- enseguida guardamos silencio cuando entró en escena el coronel Hoffman, un viejo pelón y rey de los cascarrabias con el sentido del humor de una roca siendo uno los militares de más alto rango de la CGO estando acompañado de una mujer rubia.
-¡CORONEL!- los cuatro nos enderezamos e hicimos el típico y muy gastado saludo militar -aquí el Escuadrón Serpiente reportándose tal y como lo solicitó, ¿Qué debemos hacer?
-Iré directo al grano, Gears. Hemos desarrollado un plan para cortar de raíz la amenaza que representa los Locust atacándolos desde sus sucias madrigueras sin tener la oportunidad de defenderse o contraatacar- arqueé una ceja al oír tales palabras, ¿Qué tiene en mente?
-El plan consiste en arrojarles Bombas de Masa Ligera para destruirlos desde adentro enviando estas por los túneles subterráneos que conectan su colmena con la superficie del planeta.
-Para llevar esto a cabo se requieren planos fiables sobre sus túneles para que las Bombas den en el lugar correcto y sin fallas. Ya tenemos otros escuadrones trabajando en eso, por lo que su misión será ir a conseguir unos componentes vitales que están en una de las barricadas del norte, custodiarlos y traerlos aquí para terminar de construirlas lo más rápido posible.
-El tiempo es oro, soldados, y cada segundo que nos demoramos en construirlas es un segundo en el que alguno de sus camaradas pierde la vida por culpa de esas inmundas alimañas. Confío en que podrá realizar esta misión sin muchos contratiempos o queja alguna, sargento Loud, ¿O me equivoco?- maldito vegete resentido, aún no olvida las veces en las que le planté cara expresando mi desacuerdo sobre las decisiones que él y demás mandones toman.
-¡De ninguna manera, señor!- me mantuve firme en mi posición notando como Liam y Zach se esforzaban bastante para no reír.
-Bien, la teniente Stroud aquí presente les dará los últimos detalles sobre la misión- señaló a la bella rubia que había estado a su lado sin decir palabra alguna -pueden retirarse y buena suerte, soldados.
-¡SÍ, SEÑOR!- volvimos a hablar en coro y ella se nos acercó para explicarnos algunas cosas.
-A comenzar otro aburrido día de trabajo- susurré una vez que el viejo gruñón y la rubia se fueron sacándole una pequeña risa a Liam y Zach mientras que Clyde continuaba igual de estoico y frío.
Pero quién sabe, si la mierda que salió de la bocota de Hoffman resulta ser verdad y esta misión es en verdad una pieza fundamental para ponerle un alto definitivo a esta jodida guerra entonces deberé dejar de lado cualquier pensamiento errático y delirante para poder dar lo mejor de mí mismo y sí al fin poder darle un cierre a esas heridas que no han logrado sanar con los años… si es que no fallo de forma irreparable otra vez.
Capítulo uno completado el 17/11/2019.
Espero que les haya gustado el primer capítulo de esta historia y no se hayan perturbado por la pesadilla que Lincoln tuvo. Sé bien que su personalidad y la de sus amigos quedaron algo OC no muy parecidas a los de la serie Canon, pero si son soldados que han visto y experimentado toda clase de horrores, es obvio que estos los cambiaría de alguna manera igual a como le ocurriría a cualquier otra persona en su posición.
Por lo que hace que uno se pregunte qué le pasó a él, a Clyde y demás para que sean lo que son ahora y que más situaciones serán las que vivirán a partir de este punto enfrentándose a los dichosos Locust, ¿No?
Pero debo aclarar algunas cosas y esas son que los capítulos serán contados desde la perspectiva de Lincoln o de algún otro personaje y cuando sean en perspectiva de tercera persona pondré un aviso para que nadie se confunda.
Los flash backs o sueños o imaginación del personaje serán escritos con letra cursiva como estas.
Cuando alguien hable por medio de un altavoz o artefacto mecánico su voz será escrita con letra cursiva pero en negrilla en medio de dos comillas "de este modo"
Y los pensamientos solo estarán en medio de simples comillas "de esta manera"
Con todo esto explicado espero que les sea más fácil entender ciertas cosas y también cabe agregar que aquí haré ciertas referencias o guiños a otras series (Como el Escuadrón South conformado por esos cuatro personajes tan pintorescos XD)
Así qué sin más, me despido y si quieren tener una idea de como son los trajes que usan Lincoln y su equipo, pues solo vean la imagen de mi perfil y háganse una idea XD. Pero la pesadilla que Lincoln tuvo… ¿Fue porque pasó el peor de los casos? Pues lean el resto de este fic lleno de aventuras, sangre, disparos, sub-tramas y enormes giros de tuerca que seguramente hará que más de uno ponga cara de ¡¿QUÉ CARAJOS?! ;D
