Capitulo 8. El sabor del amor.
Al parecer, todos se la estaban pasando bastante bien en la reunión. Estaban conversando en un lugar un poco apartado de los demás, para tener un poco mas de prevacía. El ambiente empezó a relajarse y Seiya se la pasaba criticando a todos los sujetos que veía con cara de pocos amigos o mostrando una expresión de "no me toquen que me ensucio". Saori intentaba en vano de hacer que mantuviera la compostura, pero eran tantos los comentarios ridículos que hacia Seiya, que siempre terminaba riéndose ella también junto con los demás, aunque discretamente. Hyoga también se unía a los comentarios de vez en cuando, con mas cautela. Después de todo, el caso era divertirse.
Pasaron varios minutos platicando, antes de que cada pareja se fuera por su lado. Hyoga decidió llevar a Ellie lejos de la multitud, así que la llevo al balcón para que pudieran respirar un poco de aire fresco. Al llegar, la luna y las estrellas hicieron su aparición, dispersadas por todo el cielo nocturno. Era una noche muy tranquila y calmada. El paisaje terminaba en la parte inferior con los árboles del bosque de diferentes tamaños y formas.
Caminaron en dirección a la barandilla, donde Hyoga apoyo sus brazos, mientras miraba la imagen de la naturaleza que estaba frente a ellos.
-hace tanto tiempo que no veía un cielo tan lleno de estrellas- se escucho la voz de Ellie a su costado.
-es verdad.
Esto hizo que la mente de Ellie viajara hasta la ultima vez que vieron juntos las estrellas en la gran ciudad. Por desgracia, también los malos recuerdos vinieron a su cabeza.
-Hyoga- dijo Ellie con voz insegura, sin apartar su mirada del suelo.
El chico de ojos claros volteo a mirarla y noto rápidamente su actitud preocupada. Se enderezo y giro su cuerpo para quedar en frente de ella.
-que pasa Ellie?
-recuerdas, cuando nos conocimos?- la joven continuaba con el rostro bajo.
Hyoga recordó cuando ella y él se vieron por primera vez. Siempre había pensado que fue una casualidad que se hallan encontrado de ese modo.
Ellie trabaja junto con Miho en el orfanato cuidando de los niños, en Tokio. En una ocasión, cuando estaban jugando con ellos, Makoto le arrebato un avión de juguete a Akira, el cual fue a llorar en el regazo de Ellie. Ella le pidió que le devolviera el avión, pero Makoto como respuesta lo aventó hacia la calle. En ese momento, Akira fue corriendo a buscarlo, seguido detrás por Ellie, la cual al detenerlo en medio de la calle, un auto venia en dirección a ellos con la amenaza de atropellarlos. Lo único que se le ocurrió hacer en ese instante a Ellie, fue proteger al niño con su cuerpo. Después de eso solo escuchó los rugidos agudos de los neumáticos detenerse y, nada. Al voltear, vio con gran asombro como un chico rubio detuvo el auto con una sola mano y con la otra sostenía dos sandias cubiertas por una red. El chico traía tres sandias, pero tuvo que lanzar una a uno de los neumáticos del auto para hacerlo rapar lo suficiente para darle tiempo de detenerlo. Hyoga volteo sonriente para ver si se encontraban bien, sin dejar de darle ese toque coqueto y haciendo un comentario de lo mas agradable, que hizo a Ellie sonrojar.
Desde ese momento Ellie se sintió muy extraña con la presencia de Hyoga y se mantuvo sumamente distraída el resto del día. Pero lo que vino después, no quiso recordarlo.
-claro que si, por poco y sales lastimada- menciono Hyoga. La expresión de Ellie se mantuvo seria y triste.
-también... te cause muchos problemas, a ti y a Saori-san- dijo la chica con melancolía.
-eso no es verdad Ellie, tu no sabias lo que estabas haciendo, estabas siendo controlada por otra persona.
-No, yo podría haberlo evitado, pero no pude. Además...-Ellie por fin levanto el rostro para mirar al caballero, luego bajo los ojos hacia su pecho. Podía recordar vagamente lo que le había hecho. Todavía aparecía esa imagen de él siendo atravesado en el pecho por una lanza, la lanza que ella misma había dirigido hacia él. Levanto su mano derecha y toco el pecho de Hyoga, el lugar donde le hizo la herida.
-estuve apunto... de matarte- su voz le comenzó a fallar, debido a las lagrimas que querían salir.
Hyoga tomo la mano de Ellie, que se encontraba en su pecho y la apretó, dándole a entender que todo estaba bien.
-no te preocupes- le susurro, mientras le sonreía cálidamente- no fue tu culpa.
-lo siento, Hyoga- se sentía desfallecer. Estuvo apunto de matar al hombre que amaba, y eso no podía soportarlo. Como deseaba poder borrar ese horrible recuerdo de su memoria.
-por favor, no llores- el chico detuvo con su dedo una lagrima que acababa de aparecer rodando en la mejilla de Ellie- tu maquillaje se puede arruinar.
Ellie no pudo resistir y dejo salir una pequeña risita ante su comentario. Era increíble que él se preocupara por su maquillaje, cuando debería ser ella la preocupada.
Hyoga sonrió complacido. Su pequeña broma había causado los resultados que él esperaba, hacerla sonreír de nuevo. La observó terminando de limpiarse las lagrimas.
-te sientes mejor?
-si, estoy bien.
-me alegro. No quiero que me acusen por haberte tratado mal esta noche-dijo Hyoga tranquilamente, en forma de broma.
-ya veo, olvide que estas conmigo por que te lo pidieron, no por que tu lo quieras, verdad?- Ellie voltio la cabeza hacia un lado, para después dirigir su cuerpo hacia el paisaje. Se quedo mirando el cielo nocturno decorado con las estrellas. Había olvidado completamente que de no haber sido por Saori, tal vez ella no estaría con él en estos momentos, sino sola. Estaba a su lado solo por que su Diosa se lo había pedido, no por voluntad propia. Esto la entristeció enormemente, no quería forzar a Hyoga a estar con ella sino lo deseaba.
Hyoga la miro confundido, mientras parpadeaba.
-claro que no Ellie, a decir verdad...
-Hyoga, sino quieres estar conmigo no importa, puedo cuidarme sola. No tienes por que acompañarme en este baile sino lo deseas.-la voz de la chica rubia sonaba dulce, pero a la vez decepcionada y apagada. El darse cuenta que tal vez era un estorbo para el Santo la hacia sentir destrozada y lo reflejaba en sus ojos, que miraban el suelo. Sus manos se encontraban unidas en su regazo.
-aunque no me lo hubieran pedido, lo habría hecho-murmuro Hyoga mientras cerraba los ojos, haciendo notar sus largas pestañas.
Ellie abrió los ojos sorprendida, pero no se atrevió a voltear la cabeza para mirarlo. Sus mejillas se tornaron rojas levemente. ¿será cierto lo que acababa de escuchar de la boca del caballero del Cisne? o ¿solamente lo hacia para no hacerla sentir mal?.
El chico se acerco a ella lentamente, haciendo que Ellie lo mirara de reojo. Rápidamente desvió la vista al notar que el par de ojos azul hielo que poseía el muchacho la miraban directamente.
-me gusta tu compañía Ellie- dijo suavemente- no necesitaba que me pidieran estar a tu lado, lo habría hecho de todas formas.
Ante esta declaración, Ellie solo pudo permanecer inmóvil, sintiendo como su sangre comenzaba a fluir a mayor velocidad concentrándose en sus mejillas.
Hyoga tomo su mano para hacer voltear su cuerpo en dirección a él, lo que la chica hizo sin oposición. La miró cálidamente, mientras que Ellie solo se sentía desfallecer ante esos ojos que le dedicaba. Todos sus nervios estaban puestos en pie, provocando un bloqueo en la mente de la joven, que la hacia imposible poder reaccionar. Sus cuerpos ya estaban lo bastante cerca y el corazón de ella no paraba de palpitar rápidamente.
-además, no podía dejar sola y sin compañía a una mujer tan bella en un lugar así y...- Hyoga no pudo terminar la frase, ya que en un rápido movimiento, Ellie unió sus labios a los de él. La chica no podía soportar mas la ansiedad de besarlo por tenerlo tan cerca.
Sin que él pudiera actuar y sin siquiera darse cuenta al principio de lo que ocurría, Hyoga se quedo inmóvil, con los ojos tan abiertos como dos platos llenos de agua, solo sintiendo la calidez de los labios de Ellie pegados a los suyos. El corazón del chico aumento su potencia de palpitación, mientras cerraba los ojos lentamente para poder sentir mejor lo que en esos momentos estaba ocurriendo. Era una sensación tan extraña, pero a la vez indescriptible que llenaba todo su ser y lo hacia perder la razón. Sintió una debilidad tremenda ante todas esas emociones y ante la dulzura de los labios de esa chica. Era como un veneno que poco a poco hacia efecto en todo su cuerpo, sin la mínima posibilidad de defenderse.
El beso no duro mucho, unos diez segundos. Sin que ambos lo desearan, Ellie despego sus labios tímidamente de los de Hyoga, manteniendo sus ojos aun cerrados. Hyoga los abrió, aunque no completamente. La miró con los músculos de su rostro relajados. Los dos se encontraban todavía cerca el uno del otro. Ellie apenas tenia el valor suficiente para mirarlo, y menos decirle algo.
-Hy... Hyoga... yo...solo...-Ellie estaba completamente aturdida y con los nervios a flor de piel. No sabia como podría reaccionar Hyoga ante aquel suceso. Estaba algo asustada por lo que podría pasar a continuación. Se regaño así misma por no poder controlar sus impulsos.
-yo... solo... quería darte las gracias... por... todo lo que has hecho por mi...- pudo balbucear la chica con la cabeza gacha y la cara completamente sonrojada.
Los ojos azul claro del caballero estaban completamente hipnotizados en la boca de la joven. Hyoga al no ver señales de que Ellie levantara la vista, busco su mirada mientras ella intentaba pronunciar palabras entendibles y con sentido.
-discúlpame si... si hice algo que te moles... -ahora fue el turno de Hyoga de hacerla callar del mismo modo que ella lo hizo. Sus labios se pegaron de nuevo a los de Ellie, sin que esta pudiera evitarlo. Tan pronto sintió de nuevo el contacto de los labios del Santo, cerro los ojos, dejándose llevar por su aroma y presencia.
Hyoga deseaba sentir eso de nuevo, sentirla de esa forma de nuevo. Todos sus sentidos se concentraron en ella. Hyoga abría y cerraba su boca sutilmente, sintiendo como rodeaban los labios de ella; saboreaba cada instante y segundo que transcurría. Guiaba suavemente los labios de Ellie; se acerco mas a ella para posar sus manos en su cintura y unirla mas a su cuerpo. La chica levanto los brazos y rodeo el cuello de Hyoga con ellos.
El resto del mundo no existía para ellos en ese momento.
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El escenario estaba tenuemente iluminado por la luz de la luna. Debajo de ella, se veían las grandes alturas de los árboles y el pasto verde crecía a sus pies, acompañado de ramas y arbustos cubiertos de flores de todos los tamaños, colores y formas. Era uno de los jardines que se encontraba en la Mansión. No había mucha luz, pero si la suficiente para ver con claridad la imagen.
Las dos siluetas que estaban caminando lentamente rodeados de esa naturaleza, permanecían uno al lado del otro, con un poco de separación entre ellos y sin decir palabra alguna. El Santo de ojos verdes miro de reojo a su compañera que se encontraba a su costado, notando que su mirada estaba dirigida al suelo. El chico regreso su vista al frente, tratando de que sus nervios no lo traicionaran.
Shun le había sugerido llevarla a un lugar que a él le gustaba mucho, ya que era muy tranquilo, donde podía cavilar tranquilamente sobre cosas que en ese momento le preocupaban, o simplemente para estar solo unos instantes. Era capaz de estar ahí horas enteras tan solo pensando o deleitándose con la naturaleza y sintiendo la calidez del sol.
June por fin se detuvo al levantar la vista y darse cuenta del hermoso paisaje que los rodeaba. Shun también detuvo su marcha y observo a la rubia para ver su reacción. Por lo que pudo distinguir, la chica estaba encantada con el lugar que el caballero había elegido para ella y eso lo hizo notar con su rostro que mostraba una sonrisa dulce, seguido de un suspiro.
-esto es... muy lindo Shun...-dijo June sin dejar de mirar al frente.
-que bueno que te gustó, es un lugar donde me gusta mucho venir.
-en serio?
-si, por eso pensé que tal vez te gustaría.
Se quedaron callados por algunos segundos, sin saber que mas decir departe de los dos. A June se le formulo una pregunta en la mente que deseaba tener respuesta, pero no estaba segura de poder hacerla, por temor a lo que pudiera contestar el chico.
El silencio se empezó a hacer muy incomodo para Shun, que estaba completamente ido ante la presencia tan agradable para él de su "mejor amiga". Era increíble como había cambiado todo esto. Anteriormente, podían hablar de cualquier cosa; se sentía tan bien estando con ella, y sin darse cuenta, se pasaba horas mirándola, recordando todas las veces en que lo apoyaba para convertirse en caballero. Y ahora, al darse cuenta de que todas esas emociones en su interior, no eran otra cosa que amor y que tal vez su vida podía depender de dos palabras tan fáciles de pronunciar, pero a la vez difíciles de admitir, no era capaz de mantener una conversación con ella, debido a los nervios. Shun recordó una vez, cuando Seiya lo había ayudado a aclarar sus sentimientos, el Santo de Pegaso le dijo que el amor puede llegar a ser lo mas maravilloso que sienta en toda su vida, pero también lo mas doloroso. Y cuanta razón tenia.
El chico miro profundamente a June con sus ojos verdes, pensando en como esa chica tenia su corazón en la palma de su mano, y que solo ella podía decidir si quedárselo para siempre o botarlo y destruirlo como si fuera algo inservible. Toda su alma y corazón dependían de ella. Se dio cuenta que se estaba auto torturando con solo mirarla y rápidamente desvió la vista con las mejillas rojas.
-Shun...- escucho la voz suave de June.
-dime... -dijo sin apartar la vista del pasto.
-puedo... preguntarte algo?-June volteó todo su cuerpo en dirección a él. Levanto la vista poco a poco, Shun no la miraba. Tenia los ojos entreabiertos y la chica pudo ver en ellos tristeza y preocupación. La imagen de él era tan hermosa, pero al mismo tiempo llena de angustia.
-claro...-contesto, girando un poco la cabeza y darle una sonrisa apagada.
-por que me trajiste aquí?
Shun abrió enormemente los ojos, sin saber que respuesta darle. No podía decirle que esperaba que aquí pudiera recobrar valor suficiente para decirle todo lo que quería, lo mucho que la amaba y respetaba. Tenia que pensar en una respuesta rápido. No le era posible aun decirle la verdad.
-bueno es que... solo pensé que... seria un lugar tranquilo para conversar. "Además de que no me gustaba las miradas que te daban varios tipos"-estos pensamientos pasaron rápidamente por su mente, mientras recordaba que hace unos momentos muchos muchachos observaban a June de arriba a bajo. Tales sucesos hicieron que los celos de Shun despertaran, provocando que tuviera mas deseos de apartarla de ese lugar.
De repente, se dio cuenta de lo que estaba pensando. ¡¡Se había puesto celoso!.Nunca se imagino que el simple hecho de que otros chicos la miraran, provocarían esa reacción en él. Aunque tampoco podía culparlos. La anatomía que June poseía era tan hermosa que podría tener a miles de hombres a sus pies si ella así lo quería. Shun solo suspiro profundamente mientras cerraba sus párpados, mostrando sus largas pestañas. "Supongo que yo me agregaría a esa lista de hombres".
-si, eso pensé- dijo June decepcionada.
-¿por que lo preguntaste?- el chico de cabello verde por fin se decidió a mirarla.
-por... curiosidad- dijo con una sonrisa fingida. Esa era la respuesta que ella temía escuchar. Debió haberse imaginado que esto pasaría, pero quería escucharlo de la propia voz del Santo de Andrómeda.
-dije algo malo June?- pregunto amablemente Shun al ver el rostro apagado de su compañera. Se coloco en frente de ella.
-no, claro que no Shun- la chica solo se dedico a ver el suelo.
-si dije algo que te molestara, perdóname por favor- el caballero intentaba captar la atención de la joven de hermoso vestido rosa frente a él.
-oh Shun, tu siempre tan atento y...- susurro June mientras subía la mirada. Los extraordinarios ojos verdes de Shun se cruzaron con los ojos azules de ella.
En ese momento su mente no le respondía como ella quería y mucho menos podía articular palabra. Todo su cuerpo se heló y su corazón comenzó a trabajar mas deprisa. La chica sintió como ardían sus mejillas, indicándole que estaba sonrojada. La mirada de Shun era tan dulce e intensa que June sentía que le traspasaba el alma y que era capaz de ver en su interior; como si el chico estuviera dándose cuenta de todo lo que él le provocaba con solo mirarla. Ella temía que eso pasara.
Sus rostros estaban a muy pocos centímetros y Shun ya estaba tomando conciencia de lo que estaba sucediendo, pero no se limito a apartarse de ella. Su pulso aumento considerablemente. El caballero podía escuchar la respiración agitada de la chica. ¿acaso eso lo estaba provocando él?.
-...y dulce- June a duras penas termino la frase que hace unos segundos no pudo finalizar, debido a que se perdió en esos ojos tan encantadores que ese Santo poseía.
Esto era mas de lo que Shun podía soportar. Si no la tocaba en ese momento, explotaría. Sus manos le pedían desesperadamente sentir su piel, mientras que lentamente sus ojos paseaban por todo el contorno de su rostro, pasando por sus delgadas cejas, sus pestañas, el azul de sus ojos, su nariz, sus mejillas y sus labios pintados de leve tono rosa, los cuales le parecían tan perfectos. Sin que pudieran contenerse, las manos de Shun actuaron por su cuenta, y tomo el rostro de June entre ellas.
-sabes? June, yo... quería decirte algo muy importante para mi... pero... ahora no se... si debo decírtelo...-Shun contrabajo y podía respirar, los latidos fuertes en su pecho le impedían tomar aire. Si esto seguía así, el nudo que se estaba formando en la garganta del chico, le dificultaría aun mas el poder decírselo. Bueno, sino podía decírselo con palabras, entonces que fuera con acciones. Ya no le importaba lo que pudiera pasar después o la reacción que pudiera tener June, lo único que tenia en la mente en ese momento, era tocarla, aunque fuera la ultima vez que lo hiciera.
Con todo el valor que contaba y que había reunido hasta ese momento, Shun dirigió sus labios a la frente de June y deposito un suave y ligero beso, luego bajo y repitió la operación en la punta de su nariz, después volteo su cabeza hacia un lado para besar su mejilla derecha y la siguiente fue la izquierda. Se detuvo unos segundos, levanto el hermoso rostro de la joven para quedar a la misma altura que la de él, y comenzó a besar pausadamente el labio superior, con pequeños roces sutiles y delicados, para después continuar hacia el labio inferior. Poco a poco los labios de Shun se abrieron mas, cubriendo toda la boca de June; tomándose todo el tiempo del mundo depositando suaves pero a la vez profundos besos una y otra vez. Lo demás transcurrió espontáneamente.
June al principio no podía creer lo que estaba pasando. El hombre del cual ella esta locamente enamorada la esta besando, y de una forma tan maravillosa que solo Shun podía lograr. Ella solo cerro los ojos mientras se dejaba llevar por el calor de los labios del chico y la humedad comenzó a imponerse. June se sentía morir. Ese hermoso hombre era capaz de llevarla a tocar las estrellas con solo un roce de sus labios, no quería ni pensar de lo que era capaz de hacerla sentir en otras circunstancias. June sentía como el Santo de Andrómeda continuaba bebiendo de su boca suavemente, hasta que se detuvo.
Ambos se separaron poco a poco, el sabor de su boca aun permanecía en los labios de Shun. Sus rostros no estaban lo suficientemente separados el uno del otro. Shun de repente comenzó a sentir miedo por lo que pudiera pasar ahora.
