Capitulo 14. Tentaciones
Miles de alfileres sentía clavarse en su corazón, cada uno con la punta tan afilada que pudiera desgarrarle la piel de un tajo. Mientras mas tiempo pasaba, los utensilios de cocer aumentaban en numero, provocando que su corazón se quedara sin aire en cualquier momento.
Su cuerpo cubierto por la delgada pijama blanca, se encogía con las rodillas unidas a su pecho y los brazos rodeándolos, apretándose así misma con fuerza. Su cabello rubio zigzagueaba suelto por sus hombros, ocultando parte de su rostro pálido.
La habitación estaba completamente a oscuras, con la única luz existente asomándose levemente por la ventana. La luna se alcanzaba a distinguir entre los árboles y la noche.
En situaciones anteriores se había sentido así, como algo tan insignificante e inútil, pero no lo había sentido tan real, tan cercano como ahora. Era como sentirse un insecto, algo tan pequeño que nadie se daba cuenta que estaba ahí, y si acaso alguien llegara a encontrarlo, era solo para deshacerse de el. De repente, se vio en la inmensa soledad de su habitación y de su corazón.
Era un verdadero martirio lo que le estaba pasando. Todo su cuerpo le temblaba, como si estuviera físicamente herida gravemente; aunque no había mucha diferencia , ya que su alma y corazón estaban del mismo modo, y solo una persona podía curarla.
Incluso ya sus ojos le ardían de tanto llorar, pero no podía detenerlas. Se limpiaba el rostro con las manos una y otra ves, pero no pasaban ni cinco minutos y las lagrimas regresaban de nuevo para caer con mas intensidad y dolor.
Calculó que podrían ser mas o menos las dos de la madrugada, las cuales habían pasado tan lentos para ella.
¡Por el amor de Dios, ¡hay tantos hombres en este mundo y tenia que enamorarse de un Caballero de Atena!. Jamás debió confiar en él, pero... ¡lo amaba como no creía!. Y ahora no tenia nada mas que hacer ahí. Lo mejor para ella seria que regresara con Miho y los niños del orfanato, no podría soportar continuar mas tiempo en ese lugar, junto a él, junto a ese chico que le estaba robando todos sus sueños, sus suspiros y sus lagrimas. Lo único que iba a lamentar era que tal ves ya no volviera a ver a June y Sunrei, que se habían convertido en grandes amigas para ella.
Se obligo a no pensar mas en eso, así que se limpio las lagrimas de nuevo, sintiendo la hinchazón de estos. Se acomodo en la cama y cubriéndose con la sabana se dispuso a dormir, o al menos a intentarlo.
O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O
"muy bien... perfecto... primero... tengo que... calmarme...y... tengo que encontrar una forma de arreglar todo este lío... ¡piensa Hyoga piensa!..."
Mientras caminaba por el pasillo en dirección a su cuarto, el Caballero del Cisne intentaba concentrarse, golpeándose la frente con su puño derecho para ver si de ese modo le llegaban las ideas a la cabeza.
Según él, ya había meditado lo suficiente en la zona de entrenamiento, y eran alrededor de las 2:30 de la mañana. Su cuerpo aun tenia algunos signos de sudor y la camiseta lo absorbía.
Necesitaba pensar claramente en lo que iba a hacer para poder ganarse a Ellie otra ves. Tenia que demostrarle que el sentimiento que tiene hacia ella era verdadero, y no un juego como ella pensaba. ¿cómo fue posible que Ellie pensara semejante cosa de él? Bueno, él también tuvo algo de crédito para que pensara eso; sino hubiera sido tan estúpido y débil, nada de esto abría pasado, y no estaría con los nervios de punta intentando por todos los medios de buscar una forma de no perderla.
Por fin había comprendido que lo sucedido con Odette no fue mas que una debilidad suya, que no iba a permitir que sucediera de nuevo, nunca mas, así tuviera que congelarla por completo para que lo dejara tranquilo.
De su lado izquierdo, se abrió una puerta y de ella salió un brazo delgado que lo empujo hacia dentro, interrumpiendo su caminata. La puerta se cerro inmediatamente después que él entrara en la habitación.
-¿¡qué demo...!
Una mano fina le impidió terminar de hablar, tapándole la boca rápidamente. Hyoga desconcertado bajo la mirada, los ojos ámbar de Odette lo observaban sonriente.
-sssshhhh... –la chica coloco su dedo índice en sus labios, indicándole que guardara silencio.
Después de unos segundos, Odette aparto la mano de la boca de Hyoga.
-¿qué esta haciendo?-pregunto el chico algo molesto.
-nada, solo quería verte-contesto con descaro.
-¿en serio?- dijo Hyoga con sarcasmo ya hartándose del jueguito. "¿y ahora qué?" pensó con fastidio.
-si, te he buscado toda la noche...-se quejo.
"pues siga buscando..." contesto interiormente.
-¿dónde estabas?
-eso es algo que a usted no le incumbe-dijo con seriedad.
-oh... Hyoga, no te enojes conmigo, si, aunque esa expresión fría que tienes te hace ver muy atractivo- exclamó coqueta.
-no diga tonterías- el rubio dijo bruscamente. Esta ves no se iba a dejar intimidar por ella y mucho menos permitirle mas de sus tretas.
-no son tonterías: ya te había dicho que no pienso irme hasta conseguir lo que deseo, y yo siempre obtengo lo que quiero, sea lo que sea- Odette paso sus dedos por el pecho del muchacho notando el sudor en su camisa.
-¿y qué es lo que quiere?- musito retadoramente y mostrando la madurez de su rostro serio.
-a ti...-susurro.
Hyoga solo frunció el ceño. Esta tipa solo quería satisfacer un capricho, que no iba a obtener.
Ante la mirada de asombro del chico, Odette se separo de él. Hyoga se dio cuenta por primera vez desde que entro al cuarto, que la chica llevaba puesto una bata negra, la que lentamente se quito y dejo caer en la cama detrás de ella, mostrando un camisón de seda del mismo color. Un pequeño encaje se asomaba en medio del busto en forma de V sosteniéndose por los tirantes. La mayoría de sus piernas estaban descubiertas ya que el camisón era relativamente corto, dejando poco a la imaginación. El atuendo torneaba perfectamente su esbelta figura.
Hyoga la miro sin expresión alguna en su rostro. No le causaba ninguna clase de emoción el verla vestida así. Lo único que podía ver con claridad, era lo malvada y caprichosa que era esa chica y que su soberbia y altanería hacia los demás opacaba por completo su belleza exterior. Definitivamente lo que mas sobresalía de ella en ese momento no era su belleza, sino su corazón lleno de crueldad.
La joven camino los pocos pasos que los separaban de su victima, mirándolo con brillo de lujuria en sus ojos miel. Su deseo por él era mas profundo cada vez que lo miraba de pies a cabeza y sus instintos empezaron a salir a flote.
Se acerco peligrosamente tanto que sus rostros quedaron a pocos centímetros. La boca del chico invitaba a ser devorada por ella.
Comenzó a sacar a relucir todas sus armas de seducción femeninas para que ese hermoso espécimen de hombre quedara rendido a sus pies y la hiciera sentir mujer.
-¿qué dices Hyoga? ¿vas a cooperar?-continuo sensualmente.
No tenia la menor duda que todo su cuerpo estaba loco por probarlo. ¿cómo no iba a desearlo cuando se veía tan tentador, con esa camisa que por culpa del sudor se pegaba a su piel haciendo resaltar su provocativo y atlético pecho y abdomen, por no mencionar sus musculosos brazos, que no podía evitar pensar en ser rodeada por ellos y sentirlo mas cerca.
Hyoga simplemente permaneció inmóvil ante todo esto con los ojos llenos de frialdad que lo caracterizaban y sin sentir absolutamente nada.
-¿qué pasa Hyoga? ¿acaso me tienes miedo, yo puedo hacer que te relajes-sus dedos se deslizaron lentamente por el torso del muchacho.
-¿miedo?... ¿yo?... –dijo el caballero riendo ligeramente, divirtiéndose ante el comentario de Odette. Ahora tenia que actuar para demostrarle lo contrario.
El joven agarró de los hombros a la chica, haciendo que ésta se asustara por la reacción tan repentina. La empujo suavemente hacia atrás sin soltarla, obligándola a retroceder unos pasos que él siguió cautelosamente hasta que la joven topó con la cama, quedando detrás de ella. Hyoga no apartaba su vista de Odette, que estaba todavía muy cerca de él, ocasionando que apareciera una ligera sonrisa en sus labios. La chica le devolvió el gesto coquetamente, pensando que había aceptado su proposición.
Odette acerco mas su boca a la de Hyoga, dispuesta a besarlo, pero el chico desvió su cabeza y ante la extrañeza de ella, Hyoga bajo la mano derecha y tomó la bata negra que estaba encima de la cama, la estiró y cubrió con ella a la joven.
-será mejor que se cubra, se puede resfriar o algo- dijo el caballero con toda la tranquilidad del mundo y con cierto sarcasmo. Inmediatamente después se dio la media vuelta, decidido a irse a su habitación.
El rostro fino de Odette se encogió con una expresión entre asombro e indignación, para luego dar paso a otra llena de enfado.
-¡espera Hyoga!-grito enojada, lo cual hizo que Hyoga se detuviera en seco-¿a dónde piensas ir?
-a mi habitación, no tengo ninguna intención de estar con usted- dijo dándole la espalda.
-¿¡acaso es por esa chica estúpida del orfanato?
-¿¡ y si es por ella qué!
-¿¡cómo es posible que te fijes en alguien tan vulgar como ella! No merece ni siquiera estar cerca de ti.
-¡¡yo soy el que decido eso!
-¡¡no la necesitas, tu mereces a una mujer de verdad, no a una mocosa cualquiera e ignorante como ella!
-¡¡¡YA BASTA!
Hyoga se volteó a mirarla completamente fuera de sus casillas. Sus ojos claros mostraban el rencor que en esos momentos le provoco el escuchar aquellas palabras.
-¡¡usted no tiene ni la mitad de lo que ella tiene, y dudo que algún día lo logre tener!
Odette abrió los ojos enormemente, con la furia asomándose en sus ojos ambarinos.
Hyoga no espero respuesta y giro de nuevo su cuerpo hacia la puerta dispuesto a salir de ahí cuanto antes. No podía soportar ni un minuto mas. Su mano toco el mango de la puerta y la hizo girar, ocasionando que la puerta se abriera.
-¡¡¿qué es lo que tiene esa que yo no tenga!- grito de nuevo Odette.
El Caballero del Cisne no había dado ni un paso afuera de la habitación y se detuvo, girando su cabeza para contestarle.
-mi corazón... y el de ella... "y usted no tiene ninguno de los dos".
Cerro la puerta, dejando a Odette sola en el cuarto y con la bata encima que la cubría, temblando de rabia.
O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O
Unos párpados poco a poco comenzaron a abrirse, costándole mucho trabajo, debido a la hora y a la suavidad y dulzura con la que la estaban llamando. Sus ojos hacían un esfuerzo por abrirse por completo, pero le pesaban demasiado. Deseaba que quien sea que estuviera tratando de despertarla, se marchara y la dejara continuar con el hermoso sueño del que había sido interrumpida, aunque ya era muy frecuente soñar con él.
"Va a dolerme mucho despertarla" se dijo el chico de ojos verdes que intentaba despertar a la joven que le robaba los pensamientos.
Delicadamente retiró con sus dedos un mechón de cabello rubio que le obstruía la visión de su hermoso rostro, mientras pensaba que seria mejor esperar hasta mas tarde. Le parecía demasiado cruel el querer despertarla cuando se encontraba tan placidamente dormida. Sin poder contenerse, acaricio suavemente con el dorso de su mano la mejilla de la joven.
Ella sonrió, todavía adormecida, al sentir el tacto en su rostro, al mismo tiempo que deseaba que el chico con el que había soñado fuera el causante de esos roces.
-June...- el Caballero de Andrómeda susurro gentil sin dejar de tocarla.
La chica se retorció un poco, entreabriendo los ojos para ver de quien se trataba. Por un leve momento le pareció reconocer la voz masculina que decía su nombre, pero pensó que tal vez era su imaginación. Abrió mas los ojos solo para confirmar que el rostro angelical de Shun la miraba tiernamente.
-buenos días, bella durmiente.
-¿Shun?...-murmuro débilmente- bueno días...
-¿cómo dormiste?
-bien y ahora mucho mejor- June pudo haber sido despertada de la mejor forma. Sonrió inundada de felicidad. Se sentó en la cama.
-perdóname por despertarte tan temprano, pero quería mostrarte algo- se excuso.
-¿qué cosa?
-ven...- Shun la tomo de las manos para invitarla a salir de la cama y seguirlo, lo que hizo June sin titubear, olvidándose por completo que todavía estaba en pijama.
Sorpresivamente, Shun la llevó fuera de su habitación y pasaron el pasillo hasta bajar las escaleras. Nadie se había levantado aun , lo que supuso a June que era muy temprano ya que notó al pasar por una ventana que todavía estaba oscuro.
-¿a dónde me llevas Shun?-dijo curiosa.
-ya veras...-fue toda su respuesta, al mismo tiempo que seguían caminando a paso rápido.
Llegaron al jardín de la Mansión, donde se detuvieron. Shun comenzó a mirar alrededor, aparentemente buscando algo, mientras que June lo seguía mirando sin comprender.
-¿por qué me trajiste aquí?
-cierra los ojos-le pidió con una gran sonrisa. La chica puso cara de extrañeza y una pizca de desaprobación.
-vemos, ¿no confías en mi?- Shun hizo la mejor cara de niño pequeño regañado que pudo conseguir en ese momento para convencerla. Al final, el truco daría el resultado esperado, después de ver la reacción de su compañera.
June se mordió un poco el labio inferior al ver la cara de Shun. Se veía tan gracioso y lindo, realmente todo un niñito pequeño fingiendo tristeza, con los ojos verdes suplicantes. ¿cómo podía decirle que no?.
-claro que si, pero...
-entonces, cierra los ojos...-Shun sonrió de nuevo-por favor...-termino con calidez.
La chica lo volvió a mirar dudosa, pero con una sonrisa discreta que demostraba su felicidad. Después de unos segundos, cerro los ojos sin mas que decir, esperando cualquier cosa que pudiera pasar y la cual no la hizo esperar mucho.
Rápidamente sintió como unos brazos la levantaban del suelo, ocasionando que diera un pequeño grito de sorpresa. Se aferró al cuello del muchacho sin abrir los ojos.
-¡¿Shun, qué haces!
-ya lo veras...
Con June en brazos, Shun dio un gran salto lo suficientemente elevado para llegar al techo, en donde aterrizo suavemente sin ningún contratiempo.
Casi de inmediato colocó a June de nuevo encima del tejado. Ella permaneció pegada al cuello de caballero que le causaba escalofríos por todo el cuerpo.
Contra sus deseos, Shun separó un poco a la chica de sí, para que mirara la imagen que en esos momentos se extendía en todo el horizonte frente a ellos.
-ya puedes abrirlos-le susurro cariñosamente al oído.
Abriendo los ojos cautelosamente, June quedó maravillada debido a lo que sus ojos azules estaban presenciando, un paisaje muy hermoso que solo se podía ver en las mañana cuando el sol empieza a salir, el amanecer.
El sol gigantesco comenzaba a elevarse sobre las incontables pequeñas nubes que lo rodeaban como si estuvieran danzando, dándoles un hermoso color naranja brillante y ámbar que no solo cubría al sol, sino a todo el cielo que mezclaba los colores con el azul. Incluso podían notarse algunos tonos de rosa que hacia juego con los naranjas, amarillos y rojos del sol.
June dio un profundo suspiro sin apartar la vista de la imagen que definitivamente era digna de una fotografía o de un retrato.
-Oh Shun...esto es precioso...
-perdóname por no habértelo dicho antes, quería que fuera una sorpresa, espero que no te hayas enojado conmigo-dijo con algo de preocupación.
-por supuesto que no, como podría... pero me diste un buen susto.
Shun la miro un tanto desconcertado. ¿qué era lo que pensaba que iba a hacer? ¿qué clase de idea loca se le había pasado por la mente a June? Claramente algo mas loco de lo que había hecho hasta ahora. Ni él mismo se lo imaginaba.
Dejando atrás esos pensamientos, se sentó en el techo ocasionando que June hiciera lo mismo pero con una "ligera" variación. En lugar de colocarse al lado de él, se sentó entre sus piernas apoyando su espalda en el pecho del Caballero, provocando un pequeño sonrojo de parte de éste; una acción sin lugar a dudas inesperada para él.
June buscó las manos de Shun y las puso en su regazo mientras jugaba con sus dedos. La chica sintió el corazón del chico palpitar fuertemente en su espalda.
-estas un poco nervioso verdad?- exclamó coqueta, a lo que Shun respondió con un gemido ahogado por un suspiro.
-tu también lo estas-dijo para "defenderse" tratando de mantenerse calmado.
-mucho...- añadió June sin vacilar.
Se quedaron callados por un buen rato, solo observando la escena del amanecer que lentamente se desvanecía en el cielo.
-Shun...
-¿Si?
-gracias por este hermoso "despertador"-le espetó soñadoramente, sus mejillas enrojecieron.
Shun sonrió con frenesí e ignorando sus nervios dio un dulce beso en el cabello de su acompañante, haciendo que aspirara su aroma.
Volvieron a quedarse en silencio, pero no era incomodo, mas bien agradable. Disfrutando de la compañía uno del otro.
Bajando un poco la cabeza para mirarla, Shun se dio cuenta que June ya no observaba el amanecer, que poco a poco se desvanecía, sino que tenia la vista gacha y su rostro denotaba algo de aflicción lo que obligo a Shun a mirarla de la misma manera.
-¿pasa algo June?... ¿estas bien?... si te sientes cansada, puedo llevarte a tu habitación.
-no, no es eso...- lo interrumpió la chica- es que, estoy un poco preocupada por Ellie.
Shun se quedo callado, sin saber que decir. Él también estaba algo preocupado por sus amigos, pero no se le ocurría nada para mejorar la situación de ambos. Era algo que deberían de resolver solo ellos dos.
-¿crees que todo se arregle entre ellos?- dijo volteando la cabeza en dirección al rostro de Shun.
-eso espero, nunca antes había visto a Hyoga tan frustrado y sin saber que hacer-le espetó con nostalgia.
-yo tampoco, Ellie esta muy afectada, no se que hacer para animarla, será mejor que Hyoga haga algo pronto por que sino...
-no te preocupes, de lo que si estoy seguro es que Hyoga no es de los que se quedan con los brazos cruzados sin hacer nada, él no es así, buscara alguna forma de arreglar todo con Ellie, además él la necesita.
-¿cómo lo sabes?
-por que esta sintiendo por Ellie lo mismo que yo siento por ti, y Hyoga sabe que es algo demasiado maravilloso para dejarlo ir cuando se encuentra- contestó sin vacilar y mirándola fijamente con sus ojos verdes brillantes.
June no pudo evitar sonrojarse, no solo por las palabras de Shun, sino por la manera en que éste lo había dicho, con tanta ternura e ilusión que podrían haber penetrado hasta en el corazón mas duro. Para aumentarle mas su martirio, el rostro de Shun estaba tentadoramente cerca de ella y empezó a sentir los efectos que esa cercanía tan extrema con él le provocaba.
Antes de que se diera cuenta, la cercanía entre ellos disminuía poco a poco siendo el chico el causante de eso. Shun coloco sus labios sobre lo de June sutilmente transformando sus palabras en acciones haciendo que fueran lo mas dulce y bello posible. June tuvo que soltar un suspiro parecido a un gemido suave en pleno toque, pensando que si no lo hacia se desmayaría de los nervios. Se tomaron su tiempo para saborearlo sin prisas, a pesar de que no era un beso muy cargado, sino ligero y superficial pero largo y pausado.
Tan lentamente como el beso llegó, finalizó con deseos reprimidos en su interior por continuar. Se miraron fijamente unos segundos, solo para que June se diera cuenta que necesitaba sentir mas cerca de ella a Shun, que no se inmuto en lo mas mínimo.
-¿no crees que se preocuparan por nosotros si nos quedamos demasiado tiempo aquí arriba?-dijo con voz queda, aunque de una forma en la que no denotaba demasiada importancia. "como si me importara" pensó irónico.
-no me importa en lo absoluto-contesto la chica sonriendo con dulzura, enderezándose y colocando sus brazos alrededor del cuello de Shun.
Shun mostró una sonrisa complacido a mas no poder al escuchar la respuesta. Se acerco a su oído para susurrar:
-soy todo tuyo.
O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O
Esa mañana hubo mucha tensión en casi toda la casa. El desayuno transcurrió demasiado silencioso y abatido, como si temieran que cualquier palabra dicha fuera a matar a alguien, e incluso Saori se mostraba algo cautelosa al momento de hablar. Se había enterado por medio de Seiya de todo lo que lo sucedido el día anterior.
Odette se limito a no decir ni una sola palabra en casi toda la mañana, solamente lo necesario. Reparo en que Hyoga observaba con mucha pesadumbre a Ellie, lo que le ocasiono coraje, pero se lo trago.
Ellie intentaba por todos los medios posibles (si es que existía alguno) de no prestarle atención, no solo para que no se diera cuenta de todas las lagrimas que había derramado anoche, sino para demostrarle que no le afectaba, aunque era un trabajo nada sencillo cuando él se la pasaba mirándola preocupado casi todo el tiempo.
El Caballero del Cisne esa situación cada vez lo tenia mas impaciente y desesperado. El ver como ella lo evitaba de esa manera y el darse cuenta que sus ojos estaban hinchados (lo que supuso que debió haber llorado bastante y que él era la razón de ese llanto) lo hacían detestarse aun mas; resoplaba de ves en cuando para demostrar su aflicción.
¡Maldita sea! Si tan solo pudiera hacer algo para arreglar esta horrible situación que lo estaba trastornando, sintiendo que cada minuto que pasaba perdiendo el tiempo de ese modo sin hacer nada la veía alejarse mas de él. Todo este asunto lo estaba sofocando. Lo único que agradecía infinitamente era que Odette se iba dentro de pocas horas para que así él tuviera tiempo de actuar libremente sin problemas y recuperar de nuevo lo que había perdido por sus estupideces.
Después del desayuno, que avanzo lo mas rápido que se pudo, Odette comenzó a prepararse para partir, una limosina afuera de la Mansión la espero a la hora acordada para tomar su vuelo. La mayoría de los muchachos la despidieron por educación al igual que la Diosa le deseo buen viaje.
-espero que no hayas tenido ningún contratiempo Odette- dijo Saori mostrando una amabilidad forzada.
-no te preocupes Saori- ella miro a Hyoga que se encontraba a lado de la puerta apoyando su espalda en la pared con los brazos cruzados y los ojos cerrados, sin inmutarse a hacer ningún movimiento-no tuve ningún problema- paso su vista a Ellie que tenia la cabeza gacha.
-me alegro. Te deseo buen viaje y dale mis saludos a tu padre de mi parte.
-lo haré.
Subió a la limosina que la esperaba, y casi enseguida arranco para llevarle al aeropuerto.
Las horas pasaron rápido y un chico caminaba por las escaleras en ascenso con dirección a una habitación en particular, sin esperar que alguien estuviera cerca.
-hola Seiya-saludo al verlo en dirección contraria a él.
-hola Hyoga, ¿cómo estas?- dijo preocupado.
-no muy bien- contesto con voz trémula, sabiendo de sobra a que se refería.
Ambos se encontraban en la cima de las escaleras.
-ya veo...-dijo con la misma voz abatida que su amigo- ¿y que piensas hacer?
-intentar hablar con ella, aunque dudo que quiera escucharme.
-no pierdes nada con intentarlo. Shiryu me contó que hablo contigo anoche en la zona de entrenamiento, espero que hayas pensado bien las cosas.
-cálmate, claro que lo hice, y con lo que paso después...- no termino la frase, sintió que si lo hacia se le iba a revolver el estomago.
-¿por qué? ¿qué paso?-pregunto Seiya, pensando en algo grave que le pudo haber sucedido.
Hyoga volteó a ambos lados del pasillo para cerciorarse que no hubiera nadie cerca.
-prométeme que no se lo dirás a nadie-susurro acercándose a la cara de Seiya, dudando un poco si decírselo o no.
-de acuerdo- dijo con rareza ante la reacción de Hyoga.
El chico rubio dio un hondo suspiro, esperando que necesitara mucho aire para pronunciar las palabras y poder asimilarlas.
-anoche... Odette intento seducirme-que asqueroso le resultaba decir eso, era como si quisiera quitarse algún veneno del cuerpo. Hizo una mueca.
-¿¡QUE?-grito Seiya a todo pulmón completamente asombrado y sin imaginarse aquella respuesta.
-¡no grites!- Hyoga en un acto desesperado por callarlo le tapo la boca con la mano.
-¿¡bromeas?-Seiya aun estaba sin tragarse aquel gran bocado y un ligero rubor apareció en sus mejillas.
-¡como voy a bromear con algo así!
-¿y que hiciste, no me digas que tu y ...
-¡por supuesto que no!-grito Hyoga antes de que Seiya terminara la oración que le resultaba enfermiza escucharla.
-entonces ¿la rechazaste?
-claro que si-Hyoga ya se estaba arrepintiendo de haber soltado la lengua.
-no puedo creerlo, nunca pensé que fuera capaz de llegar a tanto-dijo el moreno todavía con la boca abierta de la impresión.
Hyoga permaneció en silencio.
-que bueno que ya se fue- exclamo Seiya aliviado.
-si, ahora queda solo un trabajo por hacer.
Pegaso sonrió a su compañero, indicándole el apoyo que recibía de parte de él.
-buena suerte-le toco el hombro.
-gracias, la necesitare.
-¡no la dejes ir, eh!-le dijo mientras caminaba hacia atrás.
Hyoga le respondió el gesto y vio como Seiya se alejaba de él. Después siguió su camino a la habitación de Ellie, rogando por que estuviera ahí.
De repente, su mirada se cruzo con la chica rubia, obligándolo a detenerse. Ellie lo miro.
Al verla, el corazón de Hyoga dio un salto. Se suponía que en el trayecto a su cuarto iba a pensar en que decirle, y ahora que la tenia en frente, su mente se desconecto por completo.
Ellie simplemente lo miro mostrando una fragilidad rápidamente evidente, sintiéndose igual de tonta y abochornada. Sus piernas comenzaron a fallarse y por un momento creyó que se iban a romper.
-Ellie... yo quería...
-me iré mañana- lo interrumpió.
-¿qu... qué?-Hyoga pronuncio con temor, mientras que la oración que acababa de escuchar intentaba tener sentido para él-¡¿pe... pero por que!
-no quiero causarles mas problemas, además Miho y los niños me necesitan en el orfanato-dijo débilmente sin mirarlo a la cara.
Los ojos claros del Caballero no pudieron evitar abrirse mas de lo normal. "¡pero... yo te necesito aquí!" una voz en su interior le reclamó. Sabia que estaba siendo egoísta y que eso estaba mal, él no tenia ningún derecho a obligarla a permanecer a su lado si ella no lo quería, así que con todo el disimulo de despreocupación que pudo conseguir se dirigió a ella.
-entiendo... esta bien...- dejo caer sus brazos y apretó los puños ligeramente.
Listo, sus ultimas esperanzas se habían derribado para ambos, no había nada mas que hacer.
Con su cabello tapándole el rostro, paso al lado de ella lentamente para continuar su camino a donde lo llevaran sus piernas, sin importarle a donde podrían llevarlo.
El llanto en los ojos de Ellie comenzó de nuevo y con ellas, el dolor.
