Hola!... nueva semana, nuevo capítulo... esta cortito pero sustancioso (creo yo), como siempre espero sus reviews!...
Tinwell: eres medio brujo o algo asi, jejejejeje... como adivinaste? ;)
Capítulo 3 – Identidades
La batalla había llegado a su fin; las pérdidas eran muchas, pero la victoria se había alcanzado. Los heridos fueron llevados rápidamente con los sanadores, los muertos honrados y los demás estaban limpiando los terrenos del bosque, apilando y quemando los cadáveres enemigos.
En Caras Galadhon no se hablaba de otra cosa: La guerra del Anillo había concluido con la destrucción del mismo en el Monte del Destino, al mismo tiempo que el asalto de Lórien se había ganado, la gente celebraba la victoria y a sus héroes.
Nadie fuera de los participantes de las batallas sabía la gran ayuda que éstos habían recibido. Los soldados no hablaron de ello, ya que no estaban aún seguros de que lo que presenciaron había sido sólo un sueño, un hechizo o realidad. Se preguntaban quién era en realidad Nunëlian y de dónde había obtenido ese gran poder que mostró. Algunos decían que era un mago como Mithrandir o Cúrumo; otros, que era un espíritu maia como se creía que era Thorondor la gran Águila, pero con forma de elfo. Las versiones corrían como el agua del Celebrant, pero una cosa era cierta: el mensajero de Mirkwood era ya un héroe entre los Galadhrim junto con Haldir, quienes fueron los únicos que quedaron estoicamente en pie al final, evitando que penetraran más adentro hacia la ciudad. Ahora, las tropas élficas se preparaban para un asalto en Dôl Goldur; en unos días estarían ahí para derrumbar las murallas y disipar la sombra para siempre del Bosque Negro. La Dama Galadriel en persona iría a completar la tarea.
Haldir se encontraba en los talanes de curación, recuperándose de sus heridas. Estaba callado, inquieto, pensativo, recordando las últimas palabras de la Dama Galadriel cuando fue a visitar a los heridos y honrar a los héroes.
"No, Haldir, no puedes ir con nosotros esta vez. Tienes que sanar tú primero para poder ayudar a curar las heridas de Tar Nu-Fuin. Es nuestro deber ahora participar en esta guerra y recuperar las alianzas perdidas con nuestros hermanos del bosque del Este. Tu participación en ello será importante, pero ya no será peleando. No te sientas mal por lo sucedido en Egladil, eres el mejor General que Lothlórien ha tenido. Quédate ahora con Nunëlian, te necesitará cuando despierte". - Besó su frente y con una sonrisa, se retiró de su habitación.
'¿Nunëlian me necesitará? La Dama y sus acertijos', pensaba suspirando.
Extrañamente, al muchacho no lo habían puesto con los demás heridos y no le permitían ver cómo se encontraba. Creía que tal vez era ya un caso perdido y no era necesario que estuviera entre los vivos. Remembró la batalla y todo lo que había sucedido; todas las cosas que habían pasado desde su llegada eran un misterio. Apareció de la nada, se metió en la batalla desde el principio sin saber pelear y no se supo de él en días; los acontecimientos con los animales que ayudaron y finalmente, el dominio que demostró con los wargos y lo más importante: le salvó la vida sabiendo que él no lo había tratado bien, que desconfiaba de él, y la mirada que le dirigió el muchacho antes de quedar inconsciente y desmayar él mismo. Su mirada le resultaba familiar de alguna manera. Sus pensamientos ahora eran confusos del todo.
Al día siguiente, Haldir pudo ponerse en pie y dar pequeños paseos dentro del talan, y cuando tuvo la oportunidad, interceptó a una de las sanadoras.
- ¿Qué noticias hay del muchacho, sobrevivió?
- ¿Muchacho¿Cuál muchacho?
- Nunëlian, el joven que llevaron a las otras habitaciones hace tres días.
- Ah, ella. Se encuentra ya fuera de peligro, la flecha no atravesó ningún órgano, aunque su recuperación obviamente llevará unos días más que la suya, mi señor.
- ¿Ella? Nunëlian es un muchacho.
- No mi señor, a quien estamos atendiendo en las otras habitaciones es una elleth, por eso es que se encuentra de aquel lado y no con los demás ellyn. Me pregunto desde cuándo permiten a las mujeres luchar en las batallas. Tal vez sea costumbre de donde ella viene.
- No, debe haber un error, llévame a verlo¡ahora! – le ordenó Haldir como si fuera uno de sus soldados.
- Lo llevaré mi señor, pero no hay error cuando se trata de diferenciar a simple vista entre una elleth y un ellon sin ropa. – replicó la sanadora con una sonrisa juguetona, ignorando la evidente irritación del elfo y sus toscas maneras.
Al entrar a la habitación, Haldir no pudo reprimir la expresión de sorpresa en su rostro. Aún con las sábanas cubriéndole el cuerpo por completo, éstas no dejaban lugar a dudas: se trataba de una elleth. Se acercó al pie de la cama tan rápido como su pierna lesionada se lo permitió, y al verle el rostro, por primera vez con total atención, pudo darse cuenta que sus facciones no eran las de un elfo joven como todos creyeron, si no las de una bella elleth que ahora dormía profundamente. La quijada casi se le sale de lugar a Haldir por la impresión. Todo el tiempo había aparentado ser un ellon aunque un poco extraño, pero sus ropas y su cabello no revelaban lo contrario. Él sabía que había algo distinto en él, y hasta hace unos momentos creía que era su impresionante habilidad de controlar a los animales, pero esto realmente no lo esperaba. Se le vinieron a la mente los breves encuentros que tuvieron, ninguno de ellos agradable. Esta dama se las había arreglado para ponerlo en ridículo con una daga al cuello y salvarle la vida en un lapso de tan sólo unos días. No sabía si la Dama Galadriel estaba al tanto de esto, pero trataría de preguntarle lo antes posible si ella sabía quién era realmente esta criatura que lo contrariaba tanto. Puso una mano en la frente de la dama, y acarició sus cabellos, pero ella no hizo movimiento alguno desde su sueño.
- An elleth… - Suspiró el apesadumbrado Haldir.
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Ya seeee!... van a decir ¿una semana para esto? perdon, les juro que es el capitulo mas cortito, los demás no están tan groseros, jejeje... :D
