Disclaimer: por mas q ame esta serie todos y cada uno de los personajes de Rurouni Kenshin (para mi desesperacion Sanosuke tb) ninguno deellosme pertenecen. (yehh por fin me acorde de poner el bendito disclaimer xD)


Titulo: My sweet and crazy angel

Autora: Aiko1504

CAPITULO 2: Una hermosa ilusión


Sentía q la sangre no llegaba a sus rodillas, pero poco le importaba. El escozor en los ojos aun no se iba y una necesidad de lagrimas se hacia latente en su cuerpo mas aquel liquido tibio y salino, q era lo único q podía hacer menos pesado su dolor, parecía no nacer mas de sus ojos…

- Es una lastima….Pero si eran tan joven…algunos dicen q fue culpa del marido….Si eso escuche dicen q el matrimonio no iba muy bien… y deja a un hijo tan joven…y tan guapo…

Los constantes y molestos cuchicheos bombardeaban sus oídos, no sabia q rayos hacia toda esa gente en el funeral de su madre¿a q habían ido¿a lanzar sus locas teorías o sentir lastima por el fracaso del matrimonio y del mal final q tuvo…? el sentimiento de dolor desapareció por unos momentos y fue reemplazada por una ira q encontró su única vía de desfogue en sus puños, que apretó con tanta fuerza obteniendo como resultado unos nudillos escasos de color.

- Mi mas sentido pésame amigo – escucho una voz a sus espaldas, una voz q conocía perfectamente bien.

- Gracias por venir – fue lo único q atino a decir, de pronto sintió un fuerte agarre en su hombro, giro su vista para encontrarse con un par de ojos violetas q tenían un halo de paz y tranquilidad

- Lo superaras Aoshi ya veras…. Y ten por seguro q ahora tu oka-san esta en un mejor lugar – mientras se reincorporaba pues el joven de profundos ojos azules aun estaba de rodillas

Kenshin observo como su amigo volvía a posar sus ojos sobre sus contraídos puños y el solo pudo contemplarlo sin saber mas q decir, era inevitable el sentimiento de compasión. Paseo la mirada por la sala, vio al padre de su amigo recibiendo condolencias de todos los invitados y a varios grupos de mujeres cuchicheando. Termino su recorrido sobre el ataviado altar rodeado de velas y flores blancas, sobre el cual se encontraba una fotografía de una hermosa mujer, con mirada triste y vacía pero no por eso dejaba de ser bella a los ojos de quien la viera…

- En verdad era mucho mas linda cuando sonreía ¿no? – se aventuro a decir el pelirrojo con una agradable sonrisa.

Entonces Aoshi se puso de pie y tras hacer una reverencia de 90 grados al altar, salio de la sala seguido de su amigo quien pensó tal vez había hecho un comentario fuera de lugar

- Aoshi… Aoshi espera discul…

- No tiene nada q ver con lo q dijiste… - replico mientras detenía sus pasos ya en el jardín de su casa – además es totalmente cierto… pero mi mamá dejo de sonreír hace mucho tiempo Kenshin – su tono de voz tenia un dejo de resentimiento y nostalgia mezcladas

Kenshin lo miro con tristeza las palabras de su amigo no eran mas q la verdad si bien el había tenido la oportunidad de apreciar una de las bellas sonrisas de la madre de Aoshi, era solo gracias a la larga amistad q ellos mantenían (se conocían desde primaria) pero el chico de ojos violetas no recordaba haber visto aquel gesto en la señora Shinomori ya desde hace mucho tiempo.

Se sintió tonto tenia a uno de sus mejores amigos en uno de los peores momentos q uno pudiera atravesar y no sabia q decir, se limito a contemplar la pequeña laguna llena de peces multicolores a sus pies. La brisa fresca de la noche rozando las hojas de las plantas y el monocuerdo sonido del agua escurriendo por la caña vacía eran lo único q impedía un silencio incomodo.

- ¡Con q aquí estaban escondidos! – una voz vigorosa y los pasos de alguien corriendo captaron la atención de Kenshin y Aoshi - ¡Porque no me esperaste Kenshin te dije q pasaría a las 8 por tu casa!

Finalmente aquel joven alto y de cabello castaño alborotado llego junto a ellos no sin antes bajar su amenazante puño, el cual había preparado para darle un buen coscorrón al pelirrojo. Pero al ver el ambiente tan tenso ceso en su propósito. Cruzo miradas con Kenshin y sintiendo vergüenza enterró sus manos en los bolsillos de su pantalón. Eligiendo con sumo cuidado las palabras q iba a decir Sanosuke se acerco sigilosamente a Aoshi quien había regresado su vista hacia la pequeña laguna

- Aoshi lo lamento mucho… en verdad era una señora muy agradable y linda… pero tienes q ser fuerte sino tu padre….

- Jm – un bufido de indignación irrumpió las condolencias del castaño –el tiene la culpa… el nunca hizo feliz a mi madre– espeto notoriamente contrariado

Kenshin y Sanosuke nuevamente intercambiaron miradas de preocupación. Si antes de la muerte de la señora Tokio las relaciones entre el señor Saito y Aoshi no eran buenas ahora tras la partida de la amable dama los problemas entre padre e hijo podían acrecentarse aun mas.


Tenía los ojos sumamente cansados, su cuerpo se encontraba debilitado, sentía ganas de morir o de al menos quedarse profundamente dormida, mas algo se lo impedía. Tal vez aquella habitación tan fría y tan blanca, o aquella incomoda banca donde estaba sentada. Todo aquello era tan irreal, su mundo se había venido abajo de manera increíble. Su padre había muerto hace pocas horas, el pobre hombre ni siquiera había llegado al hospital con vida y había perdido la existencia de la peor forma; asesinado.

- Pagara… -estrujo con fuerza el vaso descartable q tenia en manos – te juro oto-san q ese desgraciado pagara… - las lagrimas nuevamente aparecieron ensombreciendo su bello rostro ya cansado.

- N…no… no te mueras oto-san… no te vayas tu también – los murmullos entre sueños de su hermano apoyado en su hombro calmaron la ira q en esos momentos sentía y supo q si había alguien por quien tenia q seguir adelante ese era su hermano… quien ahora se había convertido en su única familia.

- ¿Señorita Kamiya? – una voz desconocida hizo q quitara los ojos del pequeño dormido

- S..si soy yo – con una voz q parecía no haber hablado en mucho tiempo

- Soy el agente Hishiro…. – mostrándole una placa q Kaoru apenas si consiguió distinguir - Y tengo alguna preguntas q hacerle – el hombre de gabardina ploma y mirada dura tomo asiento en la larga banca donde estaba la ojiazul y su hermano sentados, desde q el doctor de turno había anunciado oficialmente la muerte de su padre.

Las preguntas q aquel agente le hizo para asombro de ella resultaron bastante similares a las q uno veía en películas detectivescas, pero aun así las respondió con total sinceridad y teniendo esperanzas q la policía capturara al responsable del asesinato. Contó con lujo de detalles aquella visita del extraño hombre un día antes de la muerte de su progenitor, pero la insistencia de nombres la hizo sentir inútil y vacía, aquel hombre q los había amenazado de muerte nunca menciono ni un solo nombre… pero su padre si…

- Himura… ¡SEIJURO HIMURA! – exclamo fervientemente, provocando murmullos sin sentidos en Yahiko q seguía durmiendo.

- Himura – replico el agente levantando una ceja inquisidoramente – Seijuro Himura… ¿esta segura?

- Completamente… el nombre de ese mal nacido fueron las ultimas palabras de mi padre - dijo Kaoru con ira contenida – tienen q capturar a ese hombre

- Jm – aquel bufido indigno a la joven – ¿sabe quien es ese hombre en primer lugar? – le pregunto en un tono desafiante

- No… no se quien sea… pero lo q si se, es q usted tiene q hacer q encarcelen a ese desgraciado – sus palabras q ahora eran susurros, pues no quería despertar a su hermano, tenían un dejo de odio y mandato… exigía justicia… exigía q aquel terrible delito no quedara impune.

- Ese hombre señorita es un político poderoso… ocupa un importante puesto como asesor del presidente… ja – rió de una forma q solo logro enervar a Kaoru – y usted me dice q este hombre asesino a su padre… lamento mucho pero no le puedo creer

- ¿Q me esta diciendo…¿q no lo investigaran, solo porque ocupa un puesto importante…¿q no va tomar en cuenta mi testimonio…¿Q CLASE DE POLICIA ES USTED? – su voz le temblaba debido a la cólera q en esos momentos sentía.

La falta de calor en su hombro la hizo notar q Yahiko se había levantando, el niño la miro con los ojos aun semicerrados pero los abrió de golpe, notando la presencia de aquel extraño sujeto junto a su hermana.

- Yahiko… lo siento… discúlpame no quise levantarse – apoyando su mano sobre el hombro de su hermano

- ¿Quien es ese hombre? – pregunto ignorando lo dicho por Kaoru

- Como le decía señorita… - dijo el policía volviendo a captar la atención de la pelinegra -por supuesto q tomare en cuenta lo q me dice… pero ello no implica q le crea… se harán las investigaciones del caso, pero dudo mucho q sea el señor Himura responsable delasesinatode su padre – dijo con voz impasible mientras guardaba el block de apuntes donde anotado toda la información brindada por Kaoru.


- ¡Y POR ULTIIIMO! NUUNCA¡NUUNCA SE TE OCURRA INMISCUIRTE EN OTRO ASUNTO Q NO SEA DE INCUMBENCIA DIRECTA DE TU PROTEGIDO!... ¿me escuchaste? – dio media vuelta pues durante toda su larga perorata había estado dándole la espalda a su joven aprendiz.

Grande fue su sorpresa y disgusto al observar q la joven ángel frente a el tenía su rostro apoyado en su mano, su cabeza ladeada y una rimbombante burbuja q se inflaba y desinflaba al ritmo de su respiración además de una boca descaradamente abierta.

- K...KKK ¿QUE CREES Q HACES? – grito con las manos sostenidas y sus dedos doblándose lentamente debido a la exasperación

-PLOMP!

- Auuush… OIGA… ¿POR QUE HACE ESO? – sobando su adolorida cabeza q segundos antes había sido victima del abanico de Okina

- ¡Dime al menos escuchaste algo de todo lo q te dije! – con el abanico aun en alto y asombrándose de cómo esa niña era capaz de hacerle perder la calma, no le había tomado ni tres minutos hacerlo enfadar.

- Eh… CL...CLAARO Q ESCUCHE – se puso de pie de inmediato y comenzó a pasear alrededor de su maestro – di…dij…dijiste q… pues jajaja dijiste lo q todo ángel ya sabe ¡OBVIOO! – esta ultima palabra en un tono de voz bastante chirriante, riendo nerviosamente y frotando su mano sobre su nuca

- Repítelas – pidió silabeando amenazadoramente y con una mirada gélida a su alumna

- ¿Eh? – gotas y gotas de sudor frió comenzaron a deslizarse por la cabeza de Misao – ayyy Okina por favor... no es necesario… no es necesario q me vanaglorié delante de ti con todo mi AAAAAAAMPLIO conocimiento – haciendo un semicírculo imaginación alrededor de ella con sus manos – jeje n.nU

Resignado Okina y no dispuesto a repetir toda su larga lista de prudentes indicaciones solo atino a tronar los dedos, en medio de ambos apareció un pequeño y no muy grueso libro rojo con bordes dorados.

- ¿Nani?... y esto – interrogo mientras el tomo se posaba en sus manos

- Es un manual de ángeles… lo necesitaras estoy seguro – vio como Misao le echaba un vistazo a las amarillentas paginas y de pronto sonreía tiernamente.

- Arigato Okina-sama – dijo con voz dulce al tiempo q cerraba el pequeño libro – esto significa mucho para mi…yo… yo… - encogió los hombros debido a la emoción y sin dudarlo se lanzo a los brazos de su querido maestro

- Q… ¿q haces niña? – pregunto avergonzado y asombrado ante aquel gesto de afecto

- Esto era suyo… - separándose de el y mostrándole la primera pagina del libro donde con una caligrafía esmerada y pulida se encontraba el nombre de Okina– y me lo esta dando a mi… - vio como los hermosos ojos verdes se cristalizaban y las lagrimas aparecieron en el rostro de quien el aun consideraba una "niña".

- No es nada pequeña – negó con la cabeza y sonriéndole complaciente como el pocas veces lo hacia, Misao emocionada lo volvió a abrazar y esta vez el abrazo fue correspondido por el anciano

- ¡SIIII¡YO TAMBIEN LOS QUIERO¡KAMI ESTAS COSAS ME EMOCIONAN TANTO! – ambos sintieron q eran estrujados por una fuerza superior q provoco q sus ojos se salieran de orbita – ayyy las despedidas siempre me emocionan….- con voz acongojada- ¿alguno de ustedes tiene un pañuelo? – pregunto con su siempre tono amable a los aturdidos ángeles – q importa esto servirá – jalando una esquina de la túnica de Okina se limpio la nariz.

- ¿Fusae- sama? – pregunto intrigada Misao viendo q la causante de sentir adormilados sus brazos era la tronos quien le había encomendado una importante misión

- Compórtese como alguien de su rango Fusae-san – le dijo secamente Okina al tiempo q trataba de liberarse del estrujamiento de la bella tronos.

- Ayy lo siento me emocione muuucho – retiro sus brazos de alrededor de ellos y les dedico una sonrisa traviesa – lamento interrumpir tan emotiva escena pero Misao vine para avisarte q partirás a tu misión en cinco días.

- Eso es casi un mes... – señalo Okina mientras trataba de alisar su blanca vestidura - ¿no cree q seria mejor q parta ya mismo considerando la situación del joven?

- ¿Mes?... ay es cierto q boba…-dándose un golpecito en la cabeza - tiempo mortal… tiempo celestial jeje…cinco días acá… son cinco semanas allá -recito

- No me asustes así pequeña porque si no sabes ni diferenciar los tiempos entre tierra y cielo…

- NO POR SUPUESTO Q SE… - chibi Misao agitaba sus manos frenéticamente – ¡si se¡si se¡CLAARO Q SE!...creame – con los ojos brillando como superficie de laguna rogó

- Esta bien… esta bien… pero… hazme el favor y suelta mi túnica…- dijo jalando su blanco e imponente vestuario de chibi Misao q estaba a sus pies tirando de su largo faldón, como niñito pidiendo golosina.

- Ejem… - carraspeo el mayor de los presentes – regresando al tema… - Misao volvió a su tamaño normal y Fusae poso sus ojos en Okina – ¿por que va a esperar cinco días?

- Por que la madre del joven quiere estar con el en ese tiempo – explico la tronos con una expresión tranquila y seria q extraño a sus interlocutores – así Misao aprovecharemos en reforzarte tus conocimientos… esta bien q te haya dado un voto de confianza asignándote esta misión, pero tampoco quiero mandar a alguien sin el mas mínimo conocimiento

- Yo reforzare todo lo q se en ese tiempo Fusae-sama – pegando sus brazos a sus costados como soldado y haciendo una pequeña reverencia – y una vez mas Fusae-sama – aun con la cabeza inclinada – gracias por esta oportunidad – agrego profundamente agradecida la chica de ojos verdes.

- Peeeeeeeeeeero…- chillo la aludida elevando su índice en señal de querer decir algo importante - para q no se te haga larga la espera, te daré un pequeñísimo adelanto – y le guiño el ojo coquetamente

- ¿Ahora q planeas Fusae-san? – cuestiono con suspicacia el maestro de Misao

- Jajaja nada grave, nada grave –agitando su mano en un intento de calmar las sospechas de Okina -Ven… ahora mismo lo veras – y tomando la mano de Misao emprendió vuelo.

Cuanto fue el asombro de la aprendiz de ángel al ver q a pocos segundos de haberse elevado del suelo, aparecieron dos alas más en la espalda de Fusae, dos más aparte de las q ya agitaba…

- Cuatro… cu-cuatro… alas – mascullo para si misma embobada ante las majestuosas, brillantes y grandes cuatro alas de Fusae – ¡USTED TIENE CUATRO ALAS FUSAE-SAMA!

- Por supuesto ¿q esperabas? – dijo en tono frívolo y sonriéndole – Okina también tiene cuatro ¿o es q no lo habías notado? – pregunto extrañada

- Ehh pues no… - respondió aun admirada, recordando q todas las veces q su maestro había volado con ella solo mostró dos alas, más grandes y brillantes q las de ella, pero habían sido solo dos. – disculpe… pero ¿a donde estamos yendo exactamente? – interrogo con timidez

- A un cementerio… - respondió Fusae y Misao noto como la alegría característica en ella desaparecía.

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- Así q tu padre no quiere cremarla – comento mientras recibía la raza de té q Aoshi le pasaba

- Y es en lo único q estamos de acuerdo… - respondió con voz queda Aoshi escudriñando la humeante taza de té en sus manos

- Aoshi, ahora solo te queda tu padre¿no crees q es tiempo de q trates de llevarte mejor con el? – intervino Sanosuke mirando a Kenshin en busca de apoyo.

- Me parece q nuestro amigo es lo suficientemente maduro como para saber q es lo mejor para el Sano – respondió tranquilo a la insistente mirada del castaño para luego beber un poco de su caliente bebida.

Los tres jóvenes estaban sentados en una casi vacía habitación con vista al hermoso jardín, bebiendo te. Lo cual resultaba agradable para Aoshi, indiferente para Kenshin e incomodo para Sanosuke pues en la casa de los Shinomori tomar el té conllevaba toda la detallosa ceremonia. Eran aproximadamente las cinco de la tarde y un hermoso atardecer decoraba el cielo.

- Agradezco tus intenciones Sanosuke, pero no todos tenemos la feliz familia q tu tienes – dejo sobre el rustico tapete su té verde y dirigió sus fríos ojos a los de su amigo – pero con mi padre las cosas simplemente no tienen solución… por primera vez estoy contento de estar en el internado… así al menos no tengo q verlo todos los días.

De pronto el castaño, abrió los ojos al máximo y sus mejillas se inflaron como globos con agua para luego emitir sonidos extraños. Kenshin tuvo q darle varios golpes en la espalda para q este no se ahogara y su piel abandonara aquel extraño color azul.

- Nog vuel…vas a decir eso… - con voz ronca y amenizándolo con un dedo - el internado es lo peor… lo único q debemos agradecer es q este es nuestro ultimo año. – añadió con un dejo de molestia

- Pues no se… yo creo q lo extrañare un poco – agrego Kenshin para luego sonreír afablemente – ahí hemos conocido a tantos amigos…- comento nostálgico.

- Si vuelves a decir eso serás el numero 21 en mi lista de "raros" ¬.¬ – dijo Sagara mecánicamente y alejándose (estando arrodillado) unos centímetros del pelirrojo sentado a su lado.

Kenshin lanzo miradas asesinas en forma de rayos a su amigo, sabia bien a q se refería con eso de "raros", así llamaba Sanosuke a los chicos q tenían cierta tendencia a ser mas delicados de lo normal o a aquellos q resultaban ser muy cariñosos para el gusto de cualquier hombre.

Aoshi asomo una sonrisa a medias algo q no creyó haría a tan poco tiempo del sensible fallecimiento de su madre, a pesar q no lo demostraba estaba muy agradecido con sus amigos q lo habían acompañado desde temprano aquel día.

- Ehh… - la voz tímida de Aoshi interrumpió la guerra de miradas entre los jóvenes – no se los había dicho, pero de verdad significa mucho para mi q estén aquí – hizo una pequeña reverencia

- El trío invencible no se puede separar y menos aun en momentos como este – dijo Sanosuke dándose aires de superioridad

- ¿Sabias q en la escuela mas no llaman el trío de sinvergüenzas gracias a ti Sano? – menciono Kenshin lanzándole una mirada de burlona y sosteniendo su taza

- ¡BAAAKA¡q estas insinuando con eso! – exclamo a viva voz levantando su puño y girando hacia el pelirrojo quien bebía elegantemente su te verde y miraba de reojo hacia un costado.

- Oigan muchachos no empiecen… - murmuro Aoshi con los ojos cerrados y un tic en su ceja, las peleas entre ese par podían durar horas y llegar a ser de lo mas bobas.

- Yo solo soy vocero de las grandes masas… - respondía Kenshin mirando con mofa al castaño q ya lanzaba humo por su nariz – como presidente de nuestro grado es mi deber informarte q no eres del completo agrado de todos nuestros compañeros – el pelirrojo parecían político mientras hablaba cosa q no hizo mas q exasperar a Sanosuke quien no soporto mas y lo tomo del cuello ahorcándolo con frenesí

- ¡Pero no podrás ser presidente si no llegas vivo a clases… y de eso me encargo yo! JAJAJAJA – el torturador en este caso Sagara, empezó a reír como desquiciado al parecer disfrutando lo q hacia

- A veces me gustaría q se comportaran mas acorde a su edad – dijo Aoshi soltando un suspiro frustrado, observando como su amigo pelirrojo pasaba de azul a morado.

De pronto el correr de la puerta hizo q la matanza de Himura a manos de Sagara se detuviera y q Aoshi cambiara su expresión tranquila a una iracunda…

- Hijo… - Saito Shinomori se encontraba de pie delante del trío de jóvenes y mirando con tristeza al de los ojos azules

- Te dije q quería estar solo – sus puños se contrajeron y su ceño se frunció

- No veo q estés solo en estos momentos – respondió secamente dándoles un vistazo a Kenshin y Sano – Kenshin… Sanosuke – hizo una pequeña reverencia – agradezco su presencia aquí y espero contar con ustedes en el entierro de mañana, será en el cementerio Yasuraka ni nemure.

- No es necesario q tu se los digas, son MIS amigos y yo ya les había mencionado eso…- la voz rencorosa de Aoshi fue señal de alerta para los jóvenes y una punzada en el pecho de su padre

- "Eghhh si nos disu…lpan creo q yasho…ra de ir...os Saaa…oo" – (Traducción: si nos disculpan creo q ya es hora de irnos…Sanoo) con voz estrujada y señalando su cuello, Kenshin miro molesto al castaño q miraba preocupado a Saito y Aoshi

- Ah es cierto jeje n.nU– soltó con brusquedad el delgado cuello de Kenshin, quien comenzó a aspirar grandes bocanas de aire -si… ya nos vamos.

Con solo ver a sus amigos atravesar la puerta corrediza Aoshi supo lo q venia, lo q había estado evitando desde q el doctor anunciara q el corazón de su madre había dejado de latir. No quería ni pensaba fuera necesario, simplemente se rehusaba a hablar con el, el que era el culpable de q la enfermedad de su madre siguiera avanzando y q no tuvo la delicadeza ni el tino de dedicarle mas tiempo.

- Tenemos q hablar Aoshi – su voz sonó extraña, no era firma como siempre.

Mas el joven de 18 años ni se inmuto en responder y siguió bebiendo de su taza, aunque el te ya estaba frió. Ante este silencio Saito se dispuso a decir todo lo q el creía necesario aclarar con su hijo.

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Kaoru terminaba de insertar la llave en la puerta, cuando repentinamente sintió ganas de ni siquiera entrar al departamento, apoyo con pesadez su cabeza sobre la puerta de madera y una seria de imágenes de su padre agonizando bombardearon sus pensamientos. Cerró los ojos y un largo y profundo suspiro se escapo de sus labios. El cuerpo de su padre recién hace un par de horas había dejado de ser estudios de los médicos forenses, los resultados: Neurotomax, la cavidad pleural del pulmón debido a la bala se había llenado de aire ocasionando así un colapso total del delicado y vital órgano.

- ¿hermana…? – la mirada triste y cansada de su pequeño hermano le impidió derrumbarse ahí mismo

- Lo siento Yahiko – y le dedico una sonrisa, aunque el pelinegro sabia q esa no era la mejor sonrisa de su hermana

- Muero por un baño – dijo cansada abriendo finalmente la puerta

- ¡YAHIKO¡KAORU! – una voz estridente se escucho a su espaldas junto con el sonido de unos zapatos de tacón

- ¡Tía Tae! – grito emocionado Yahiko dando media vuelta para encontrarse así con la castaña mujer q acababa de bajar de un taxi

- Tía… - murmuro con nostalgia la ojiazul viendo como su hermano abrazaba a la recién llegada.

Minutos después…

- Así q por eso ni te preocupes, ya me encargue de todo… - guardo silencio observando el triste y alicaído semblante de su sobrina –creí q lo mejor era q yo me encargara del sepelio y todo eso… - le pareció ver q el delgado cuerpo de Kaoru temblaba de pronto y no se equivoco.

- ¡Tiiaaaa! – no aguanto mas y aprovechando la ausencia de Yahiko en esos momentos, se lanzo a las rodillas de su tía y lloro y grito todo el dolor q sintió no había desahogado, apretó con fuerza sus ojos y sintió una especie de alivio al sentir las lagrimas desbordando de sus ojos.

- Esta bien… esta bien… llora pequeña… llora… - acariciando con gentileza la cabeza de su sobrina –

- Cu… ¿cuando lo enterraremos? – pregunto acongojada sintiendo el temblor en sus hombros producto del llanto

- Mañana mismo… no te preocupes será en el mismo cementerio q tu madre, finalmente mi hermano regresara con su amada esposa – comento melancólica sintiendo la calidez de las lagrimas de Kaoru aun en sus rodillas

- En Yasuraka ni nemure ¿cierto? – dijo elevando la mirada y limpiándose las lagrimas. Como podría olvidar aquel nombre, aun veía claramente los recuerdos de su padre de rodillas llorando ante la tumba de su madre y ahora era segura q seria ella quien llorara ante la tumba de el.


Había empezado a llover, como si el clima se pusiera de acuerdo con tan triste ocasión. Ya se sentía aburrido de observar lo mismo a través de la ventana polarizada de la lujosa limusina q lo llevaba al cementerio. No pudo evitar mirar de reojo, tratando de analizar aquel gesto impasible y siempre serio de su progenitor sentando frente a el.

Saito Shinomori tenia en los ojos una expresión q Aoshi solo veía en su madre, una mirada vacía y triste, tan característica de Tokio en sus últimos días. Regreso su vista a la gotas de lluvia q caían con fuerza sobre la ventana, éstas resbalaban formando caminitos sinuosos sobre la superficie. El vidrio no tardo en empañarse provocando q la vista de los árboles q ladeaban la carretera tuvieran un semblante espectral.

- Ya llegamos –anuncio el chofer mientras se detenía el vehículo.

Apenas puso un pie fuera de la limusina, un paraguas negro sostenido por uno de sus tantos guardaespaldas, se poso sobre su cabeza impidiendo así el contacto con la lluvia. Atrás de su vehículo venían muchos mas, algo q no era de su completo agrado, había querido q aquella ceremonia fuera lo mas intima posible, pero debido al status de su familia y lo conocida q había sido su madre, aquel deseo de privacidad resultaba utópico.

Vio como gran cantidad de gente descendían de los elegantes autos y limusinas estacionados atrás de la suya, todos vestidos negros y con paraguas. Ni una cara le resulto familiar y eso en el fondo le entristeció… ¿acaso era su única familia aquel hombre a su costado?

- Aoshi… Aoshi – la voz de Saito lo saco de su encasillamiento

- Ya voy – respondió a secas y le adelanto los pasos a su padre. – démelo yo puedo sostenerlo solo – dirigiéndose al hombre q llevaba su paraguas

Apenas si habían atravesado el antiguo portón de rejas, cuando el joven de mirada azulina noto un gran bus y un solitario auto estacionados respectivamente frente su limusina y toda la comitiva tras esta.

- "Parece q no soy el único q se despedirá para siempre de alguien"pensó con pena al ver salir de aquel sencillo auto blanco a una joven con un pequeño al lado.

Siguió mirando a aquel grupo de gente y la muchachita q iba a la cabeza, se veía realmente triste mas no lloraba y por un momento se sintió identificada con ella. Hasta q vio a una mujer reconfortarla, entonces con abatimiento noto q ella si tenia a alguien con quien consolarse… y el… el no.

- Oye… te van a dejar si sigues ahí hecho una estatua – reconoció esa voz y giro sobre sus talones encontrando a las dos personas q esperaba ver apenas había puesto un pie el húmedo suelo. Ambas vestidas para ocasión… un formal terno negro al igual q el.

- Vamos Aoshi… nos estamos retrasando – dijo tranquilo Kenshin tomándolo por el hombro.

- ¿Qué tanto veías? – pregunto intrigado Sanosuke dirigiendo su vista a donde Aoshi había estado observando.

- No es nada – y continúo avanzando.

Pero Kenshin conocía a su amigo y el no centraba la mirada en algo así nada mas, la verdad era bastante difícil llamar la atención de Aoshi. Cuantas chicas se habían puesto hasta de cabeza para captar su atención. Recordó con gracia aquella fiesta en casa de Sanosuke donde una loca chiquilla lo había encerrado junto con ella en el baño, producto de la frialdad de Shinomori ante sus obvios encantos, cosa q la había exasperado. El resultado final un Aoshi en estado de shock hasta tempranas horas del día siguiente cuando les confeso a sus amigos haber dejado de ser casto aquella noche y en aquel baño. Esto naturalmente no fue del agrado de Sanosuke y no porque fuera su baño el escenario sino porque a el bien le hubiera gustado ser el primero de los tres en experimentar aquellos placeres carnales… y luego alardear de ello.

Dirigió sus violetas ojos hacia donde instantes antes había sido el punto de atención de Aoshi, y entonces la vio, una joven y frágil chica iba a la cabeza de un pequeño grupo de gente, que por sus vestimentas Kenshin reconoció como más humilde. Pero eso le importo poco, era aquella chica la q lo había atontado, iba de la mano de un pequeño niño. Sintió su cuerpo balancearse ante la tentación de ir tras ella y verla mas de cerca pero un brazo lo sujeto del cuello de su blanca camisa.

- ¿A donde crees q vas? – dijo una voz regañona

- Ehh - volteo a ver a su amigo quien lo observaba- Sano… - nuevamente dirigió su vista hace donde estaba aquella chica, demasiado tarde ahora solo veía al pequeño grupo de gente

- Y ahora a ti q bicho te pico ¿eh? – no lo dejo responder lo tomo mas fuerza del brazo y lo arrastro con el – no hagas esperar a Aoshi


- Genial… mas lluvia – dijo en tono lúgubre mientras sus alas se suspendían a punto de aterrizar

- ¿Es ahí? – pregunto curiosa Misao mirando sobre el hombro de Fusae quien iba delante de ella

- Si… prepárate para descender –aviso inclinando su cuerpo hacia delante y juntando sus piernas

Conforme se acercaban Misao solo diviso una gran extensión de área verde, eso al principio pues mientras mas descendían logro diferenciar varias lapidas de todo tipo sobre el césped. Unas bastante simples, otras ornamentadas de manera elegante y fina incluso algunas q tenían la efigie de un ángel sobre ellas… eso por algún motivo la hizo sentirse tan ajena al mundo de los humanos… y bueno finalmente era cierto, un ángel el único vinculo q tenia con los pobladores del mundo terrenal era la relación de protección y nada mas.

- Lo se… un pésimo retrato de nosotros ¿no? – cuestiono Fusae q al parecer había notado la atenta mirada de Misao en aquellas esculturas – te imaginas si fuéramos así de rechonchos y con alas tan pequeñas, difícilmente podríamos volar… a veces no se q tienen en la cabeza los humanos – añadió rodando los ojos

- A mi me parecen tiernos – dijo sonriendo la de ojos verdes y observando con ternura aquellas estatuas.

Ya estaban exactamente sobre un considerable grupo de gente, al menos eso asumió pues la presencia de muchos paraguas así lo delataba. Delante de todo ese grupo de gente y frente a una hermosa lapida de mármol, lo vio… aquella caja de madera donde los humanos depositaban a sus muertos, descendiendo lentamente dentro de aquella zanja recién excavada.

- Esperaremos unos minutos hasta q la gente se comience a retirar – dijo Fusae mirando seria a Misao quien solo asintió silenciosamente sin quitar la vista de todo aquel grupo de personas q se encontraban exactamente bajo sus pies.

- Es cierto – dijo con aire pensativo – ni siquiera se su nombre ¿Cómo se llama? – mirando a la tronos con un gesto intranquilo.

- Aoshi... Shinomori Aoshi – aquellas palabras hicieron eco en la cabeza de Misao quien se preguntaba cual de todos era el joven q estaría a su cuidado.

La espera se le hizo increíblemente larga a la joven aprendiz, y en lo q a ella le parecieron días, finalmente el grupo de gente comenzó a alejarse de la lapida y poco a poco solo quedaron dos personas, frente a la tumba.

- Ahora si podemos descender… - dijo Fusae tomándole al delantera a la joven

- Si… - y siguiendo a la tronos descendió hasta posarse exactamente sobre la lapida.

La lluvia seguía constante pero a el poco el importo, dejando el paraguas de lado cayo de rodillas ante la tumba de su amada madre. Sujeto con fuerza el verde pasto a sus pies como si fuera una alfombra de la cual podía tirar y recuperar el cuerpo q descansaba ya a tres metros bajo tierra. Las ganas de llorar nuevamente aparecieron mas las lagrimas no. Agacho la mirada sabiendo q a partir de ahí tendría q aceptar lo q hasta ese momento no quería asumir como parte de su realidad. Su mamá había muerto, nunca mas la volvería a respirar su olor a jazmines, nunca mas escucharía su suave voz, nunca más la abrazaría… nunca mas la vería.

- Aoshi…

- Déjame solo… por favor – su ruego fue totalmente sincero y su padre accedió a retirarse

- Te espero en el auto – escucho los pasos de su padre alejarse y elevo su mirada a aquella lapida de mármol donde…

¿Pero q pasaba?… era una ilusión. Si tenia q ser eso… atizo sus ojos intentando así q la visión q tenia desapareciera, pero no resulto aquella ilusión seguía ahí, si, porque era eso una ilusión.

- Imposible… - mascullo consternado aun sin poder creer q era lo tenia frente a sus ojos.

- ¿Puedo acercarme más Fusae-sama? – pregunto esperanzadoramente Misao

- Si claro, el ahora no te ve así q no hay problema – se encogió de hombros mientras apoyaba un codo sobre la lapida en la cual Misao seguía de pie.

- Si esto no es una ilusión¿entonces q diablos es?… espera se esta moviendo… esta viniendo hacia a mi – los pensamientos y el miedo se apoderaron de su cuerpo impidiéndole así ponerse de pie

Mientras la etérea figura de Misao se acercaba mas a su protegido, la joven ángel sentía la necesidad de verlo mas de cerca, quería ver en sus ojos esa tristeza por la cual le había sido asignado como su protegido, como era posible q un joven humano no fuera feliz. Por lo poco q ella había leído en su manual, los mortales jóvenes eran criaturas con enormes ganas de vivir y q iban en constante búsqueda de la felicidad, aunque lo ultimo era común en los mortales de todas las edades.

No cabía duda era un ángel, aquellas alas lo explicaban. Recorrió con sus ojos todo su ser. Un cabello extenso, negro y brilloso… ¿acaso no se mojaba en medio de la lluvia? Era pequeña, de figura menuda y delgada. Llevaba una prenda blanca sin hombros de manga larga, bastante ceñida, q llegaba hasta su dedo medio sostenido por un dorado anillo. Si bien cubría sus finos brazos dejaba expuesto la mitad de su abdomen. El faldón largo q llevaba tenia aberturas a los costados, se asombro de pensar q solo llevaba puesto eso, pero conforme el ángel se acercaba mas noto q debajo del primer faldón largo tenia una pequeña falda muy arriba de sus rodillas. ¿Era eso un ángel o es q acaso estaba dentro de los sueños del sinvergüenza de Sano? Finalmente observo su blanco rostro, sus bellos y brillantes ojos verdes… tan llenos de vida, labios delgados y rosados… nunca pensó q los ángeles fueran a ser tan hermosos

Aoshi sentía q su corazón latía a mil por hora y poco le importo estar empapándose bajo la fuerte y torrencial lluvia, la ilusión…ahora estaba ahí… frente a el, arrodillado exactamente delante de el. El ángel se acerco peligrosamente a su rostro y el no pudo evitar alejarse un poco de ella, no supo bien porque, mas ella no parecía inmutarse. Misao observaba el rostro de Aoshi de hito a hito, el cabello mojado del joven hacia q su desordenado flequillo se pegara a su frente, las gotas de lluvia resbalaban desde su frente, pasando por el puente de su nariz y caían pesadamente sobre los labios superiores. Pero fueron sus ojos los q le llamaron mas la atención, tan azules… tan profundos… tan tristes. Le sonrió, sabia bien q el no la podía ver, pero le sonrió

- Aoshi… Aoshi-kun – dijo con voz suave acercándose mas a Aoshi, quien sintió q el aire se le acababa, sus narices estaban a punto de rozarse cerro los ojos creyendo saber lo q a continuación venia.

Mas al cerrarlos lo único q sintió fue una calidez en todo su cuerpo, una sensación de paz y tranquilidad q hace tiempo no experimentaba. Abrió sus ojos y el ángel seguía ahí tan o mas cerca q antes, estaba con los ojos cerrados y tenia su frente apoyada en la de el.

- Pronto muy pronto… yo me encargare q seas feliz – en un susurro apenas audible mientras rompía la distancia con el ajiazul y desaparecía delante de los ojos de el.


NA: Pues q tal, aqui estoy yo nuevamente a menos de una semana de haber lanzado este fic, y como veran no perdi el tiempo jejeje es mas escribi demasiado diria yo T.T... tuve q mandar al tercer cap la introduccion de uno de mis personajes favoritos solo dare una pista hohohohoho... ok suficiente creo q todos adivinaron xD. Como iba diciendo este segundo capitulo me quedo inmeenso, pero espero les guste y nos les aburra, porque yo misma me canse de leerlo tantas veces al momento de corregir mi sarta de errores ortograficos, pero bueno si me quedo tan "chiquito" fue por q cada una de las escenas q han visto hoy es totalmente indispensable para la trama futura y porque queria dar un adelanto al encuentro de Misao y Aoshi, PORQUE ADVIERTO ESTO ES UN PRE-ENCUENTRO, el primero sera mucho mejor hohohoho. Ahora si agradecer los reviews q fueron once y pues yo encantada! mil gracias por sus apoyos y comentarios a: LiZ, blueazulacero, akari-aoiRinKo InuKai, Mina, gabyhyattAne himuraArcasdrea, CiNtHiA , MONIKA-DONO