Espero que me perdonéis por la tardanza, se me hacía difícil escribir de los sentimientos de ellos cuando yo misma no los sentía… ¿nunca os ha pasado? Ahora sigo igual pero, alguien me mostró la realidad … en fin, gracias Kira, esto va para ti.

Disclaimer: Al final la navidad pasó y pasó San Valentín y no me regalaron a Neji… eso es seguramente porque no es mío vv

Temari se tensó mientras sentía la mirada de aquellos dos sobre ambos, sobre todo la mirada de Shikamaru que siempre parecía pasota esa vez escrutaba hasta su interior. Kiba y Shino rápidamente pasaron de ambos, quedándose al frente de la pareja pero hablando de sus cosas. Shikamaru por el contrario no le quitaba ojo a ambos, sobre todo a la rubia quien no quería ni mirarlo. Neji se dio cuenta de eso y una pequeña y maliciosa risa se dibujó en sus labios, mirando a Shikamaru no dejó de acariciar el vientre de la rubia quien estaba medio absorta en sus brazos.

- ¿Admirando el paisaje, Nara? No te culpo... Es precioso – Temari quiso en ese mismo momento que la terma se la tragase. Sintió los brazos de Neji apretarla contra él, y los ojos de Shikamaru mirándolos para volverse e ir con sus amigos. Temari miró ceñuda al muchacho de ojos opalinos que no pudo evitar una sonrisa.

- No te pases Neji…

- Vale –suspiró él de nuevo perdiéndose en aquella suavidad que solo tenía la piel de Temari. Ella sonrió dejándose acariciar, no pensaba para nada en que allí estaba Shikamaru, menos aún en que se encontraba completamente desnuda en los brazos de Neji. Ambos seguían mirando aquella pequeña abertura por donde se dejaba ver la noche estrellada. Temari se había vuelto a sentar en el regazo de Neji, sintiendo la mirada de Shikamaru en ella, se asió de los brazos del moreno quien la abrazó fuertemente.

- Estás conmigo… -susurró levemente en su oído para después sonreírle- no hay nadie más, princesa…

- Lo se… - sonrió la rubia apoyando su cabeza en el hombro desnudo del muchacho, maravillándose con las estrellas- pero ahora no me apetece estar con nadie… mas que contigo…

Neji sonrió rodeándola con la toalla para que la muchacha saliera de allí, un acto que no paso desapercibido no solo para Shikamaru, sino para sus acompañantes quienes no le quitaron un ojo de encima desde que salio del agua hasta que entro en el vestidor. Neji los miró de reojo para después sonreír en su interior, cuando se lo dijera a Temari esta iba a ponerse de todos los colores.

Poco después ella salía del vestidor con paso tranquilo para darle a Neji una toalla, acto que no paso desapercibido para los que estaban allí, menos para Shikamaru quien se quedó a cuadritos viendo salir al Hyuuga de allí completamente desnudo. Su cabeza no tardó en enlazar todos aquellos hilos, estaba perdiendo a Temari… no, había perdido completamente a Temari.

La noche pasó relativamente normal dando paso al día, el sol empujó lentamente a la luna para darse a observar en el cielo matutino. Día que comenzó temprano para todos, sobre todo para Temari quien se había levantado antes de que el sol despuntara para poder entrenar. Sus ropas eran bastante parecidas a las que podría llevar con ANBU y en sus labios perenne una dulce sonrisa, se había dejado sueltos los cabellos aunque algo recogidos gracias a una cinta de color negro que llevaba en ellos. Llevaba bastante tiempo entrenando contra aquel árbol, con una espada de madera ejecutaba distintos katas, firmes en sus movimientos y secos… Empezó a escuchar movimiento en el interior de la casa, las muchachas de servicio comenzaban sus quehaceres y dentro del área principal algún que otro Hyuuga estaba ya despierto. Temari sonrió levemente, dejando la espada para ir a lavarse las manos y subir a su habitación para cambiarse; antes de eso miró el cielo y sonrió. Solo eran las 7 de la mañana, el cielo era oscuro y el millón de estrellas que aquella noche habían manchado el cielo habían desaparecido. Sólo una de ellas aún se mantenía brillando fuertemente junto a la luna llena que coronaba aquel cielo, en Konoha era bastante raro ver un cielo como aquel tan limpio y lleno de la blanquecina luz de la luna. Temari en las dos semanas que ya llevaba allí no había apreciado ninguna noche la luna, por lo menos no así que era como habitualmente ella la veía en Sunagakure, sus pensamientos volaron hasta sus hermanos; esperaba que ambos estuvieran bien, sobre todo Gaara quien se encontraba bastante presionado con su cargo de Kage. ¿Cómo se tomarían ellos el que ella fuera la novia de Neji? Más aún pensaba en el peligro de muerte que corría Shikamaru cuando Kankuro se enterara de la razón del término de la relación de ambos, más que nada porque al marionetista jamás le gustó el Nara. Gaara por lo menos se lo tomaría más tranquilo aunque Neji corría peligro con los celos del menor, unos extraños celos que él tenía a todo hombre que se acercara a ella… Más que celos era como protección, como si fuera la pequeña y él tuviera que cuidarla, lo peor era cuando Kankuro se unía a esto y ella terminaba con sus ínfulas de hermanos mayores a punta de abanico.

Rió levemente recordando a sus dos hermanos cuando sintió unos brazos asiéndola de su cintura, pegándola a su cuerpo. Ella ronroneó con deleite al contacto sabiendo enseguida de quien era aquel olor y aquella cálida y suave piel que se pegaba contra su mejilla, y aquellos labios dulces que besaron su mejilla con ternura;

- Buenos días cariño, ¿qué haces tan temprano despierta?

- Decidí entrenar, sabes que en unos días volveré a Sunagakure para la demostración… Recuerda que tú y yo, estamos emparejados para pelear juntos. –Neji pareció caer en eso y rió a su oído, levemente, para besarle el cuello con vehemencia-

- De acuerdo, pero ahora deberías desayunar algo y después nos vamos a entrenar los dos, ¿vale? –ella se volvió encarándole, asintiendo con una sonrisa. Se encontraban solos en aquel patio solitario cuando los primeros rayos del sol dieron con los cabellos de Temari enredándose en ellos haciendo que el cabello siempre oro se adornase con destellos anaranjados. El Hyuuga la miró intensamente, su Temari no podía estar más hermosa que aquella mañana, con el cabello suelto rozando sus hombros y las mejillas dulcemente sonrojadas del esfuerzo dándole más vida el dorado de sus cabellos. Se fijó en sus labios entreabiertos, respirando agitadamente, tan rojos y deseables que no lo dudo un segundo más tomándolo entre los suyos con tanta pasión como la noche anterior al despedirse de ella. La besaba, aunque la vida se le fuera en ello, aunque en verdad aquel beso estaba insuflándole más vida.

Ninguno de los dos estaba dándose cuenta de donde estaban besándose, aunque cierto era que las horas nadie los pillaría, o eso creían cuando atrás de ambos escucharon una leve tos. Neji se separó rápidamente de la rubia de la arena enfrentando otros ojos tan blancos como los de él mismo.

- ¡Hiashi-sama!

- Neji… Temari-san… creo que tenéis muchas cosas que explicarme.

Hinata y Hanabi paseaban nerviosas por el patio, si seguían así terminarían mareadas y seguramente con el paseo carcomido por sus pies, por el ir y venir de aquel par de pies. Hinata había cancelado su cita diaria con su novio para entrenar, y Hanabi aprovecho que aquel día no tenía misiones y pidió a su profesor, que no era otro más que Shiranui Genma , un pequeño día libre él cual solo aceptó dárselo cuando se entero de parte del chisme.

No podía ser que su padre llevara allí desde las 7 am encerrado con Neji y Temari, menos aún cuando eran casi las 11,30 am. Hanabi desistió de pasear más y se sentó en el césped mirando a su hermana, ellas dos se habían enterado la noche anterior por Temari de que ella y Neji se habían hecho novios; las hermanas se habían sentido felices no solo por su amiga sino por Neji de quien estaban convencidas sería un solitario sin vuelta atrás. Pero no todo salía bien, según se habían levantado las muchachas de servicio les habían comentado sobre lo pasado y ellas estaban demasiado preocupadas puesto que era bien sabido por ambas del recato con que su padre siempre les había comentado que debían tener en la casa y no solo eso, sino del fuerte carácter del cabeza de familia y del propio Neji. Ninguno de los dos daría su brazo a torcer estaban seguras. En ese momento la puerta de corredera cedió a una fina mano que la abría, ambas hermanas volvieron la cabeza observando a Temari quien se volvió hacia dentro completamente seria y cerró la corredera tras de ella para caminar lentamente hacia las muchachas, sentándose al lado de Hanabi quien poco antes había tomado asiento en el césped, Hinata hizo lo mismo sentándose al otro lado de la rubia; ninguna de las tres hizo un mínimo ruido hasta que la pequeña de los Hyuuga ya medio histérica por aquel incomodo silencio, hablo.

- ¿Y bien?

- Os lo diré en una simple frase –susurró la rubia echando atrás los mechones de su cabello que tapaban sus ojos- Esta tarde tengo una prueba que pasar… delante de toda la familia.

Ambas hermanas Hyuuga se llevaron sus finas manos a la boca mirando a la rubia. Hanabi la miró de reojo y tras de eso una leve sonrisa dibujó sus labios;

- Tenemos muchas cosas que contarte para que no metas la pata, primita. –Temari miró a ambas y suspiró, solo esperaba ver a Neji antes de aquello.

Aquella mañana y la parte de la tarde que ya había corrido habían sido demasiado angustiosas para Temari. Hinata y Hanabi le explicaban lo que harían, que la someterían a preguntas, que verían su forma de comportarse y que tendría que hacer ella aquella ceremonia del te tan tradicional en las familias de alta alcurnia. Y allí estaban las tres muchachas encerradas, Hanabi buscando entre los kimonos de su madre el que mejor le podría estar a Temari, con su obi correspondiente y cada uno de los complementos que llevaría en el cabello. Hinata por su parte, con un pequeño juego de té, le enseñaba a la rubia de la arena en lo que consistía aquella ceremonia.

- … La consistencia del té es de dos tipos. El koicha, más formal, es de consistencia cremosa y su sabor es más amargo; se bebe del mismo bol y en pequeñas cantidades. El té más ligero e informal, el usucha se sirve al final de la ceremonia en boles individuales. ¿Lo comprendiste?

- Creo que si… creo… pero yo solo debo servir el te ¿verdad?

- Si –asintió la menor de las Hyuuga- procura servir primero a otousan, tras de ello a okaasan y antes de cualquiera de la familia debe ser Neji y se lo das directamente a las manos.

- ¡¡Estoy demasiado nerviosa! –suspiró ella cayendo hacia atrás, mirando el techo – No lo haré bien…

- Temari-chan –susurró Hinata mirando a su amiga - ¿Quieres a mi primo?

- Con el alma…

- Entonces lo harás… por él, ahora vamos. Hanabi y yo te ayudaremos a vestirte.

Temari suspiró y se levantó mirando aquel cómodo kimono que Hanabi le había encontrado. Era un hōmongi de color anaranjado bastante pálido y llevaba un obi blanco con imágenes de distintas flores plasmadas en él. La rubia hermana del Kazekage suspiró tranquila al ver que aquel kimono era bastante más normal al que siempre llevaban las geishas. Hanabi le explicó que era un kimono habitual para servir el te. Ambas hermanas la maquillaron levemente, un poco de color en las mejillas y un leve toque de brillo en sus labios. El cabello fue recogido en alto y coronado con una peineta pequeña de nacar blanco. La rubia sonrió al mirarse y ambas hermanas hicieron lo mismo, Hanabi la abrazó y salió para vestirse ya que ambas estarían presentes en aquello.

Hinata miró a Temari antes de salir y le sonrió cálidamente;

- ¿Estás segura de lo que vas a hacer?

- Completamente… por Neji… cualquier cosa…

En ese momento tocaron a la puerta, Hinata se levantó y abrió aquella puerta sonriendo a la persona tras de ella. Después simplemente salió dejando entrar a aquella persona, que no era otro más que Neji. Sus ópalos se ensancharon mirando a la rubia perfectamente ataviada para aquella ocasión, Temari le miró y le dedico una tierna sonrisa.

- Estas…

- ¿Rara?

- No…simplemente preciosa, si te hubiera visto así antes ya estaría comprometido contigo…

- Ya lo estamos. –sentenció ella alcanzando con sus dedos un sedoso mechón de ébano-

- Si, pero Temari yo no voy a permitir que te sellen..

- Nadie lo hará pero no me separare de ti.

La charla de ambos quedó así ya que la puerta volvió a abrirse dejando paso a uno de los criados que los llamaba a ambos para que asistieran al salón principal. Neji desapareció raudo y veloz por los antiguos pasillos de la casa Hyuuga con el único pensamiento de que no dejarían que la sellaran. Por su parte Temari salió poco después pensando en todo lo que le habían enseñado y en que pasase lo que pasase, jamás dejaría solo a Neji.

Con estos pensamientos cerró aquella puerta de corredera tras de ella y encamino sus suaves pasos por el pasillo.