CAPITULO CINCO: Suspiros entre clases de cocina.
Haldir caminaba lentamente, no deseaba llegar a su casa aún, ya que su "querido" hermanito seguramente lo fastidiaría. Haldir no podía creer como es que en solo 75 años un adorable bebe podía convertirse en un mocoso gritón y fastidioso, suspiro desalentado. Sus padres habían tenido que viajar, la guerra contra Saurón se veía cada vez mas cercana, por lo que sus padres habían tenido que ir a Rivendel. Por lo tanto él tendría que cuidar a su hermano, ya que ni siquiera tenía a su salvadora Galadriel, ella había acompañado a sus padres y solo se había quedado el cabellero Celeborn a quien no podría convencer de hacer sus labores.
Haldir subió rapidamente las escaleras que conducían al flet donde se hallaba su casa. Entró y se sorprendió del silencio que había, todo estaba en completa calma, eso inquieto mas a Haldir y prácticamente corrió a la habitación de su hermano. Esto no era normal, una vez ahí, entró a la habitación y la encontró vacía. Los juguetes desparramados en el suelo y ropa regada por toda la estancia, pero ni rastro de Rumil. Haldir comenzó a buscarlo por todo el palacio, a cada elfo o elfa que encontraba le preguntaba por Rumil, pero ninguno supo darle razón. Ahora solo había un lugar que faltaba, la cocina. Haldir entró despacio, temía lo que podía encontrar ahí, pero nada lo preparó para lo que hallaría. Su hermano menor, estaba nada menos que cocinando. Pero eso no era todo, estaba completamente lleno de harina. Haldir se escondió detrás de una alacena para escuchar la conversación de Rumil y las cocineras.
"pues así como lo oyen, es de lo mas quisquilloso y engreído"- Dijo Rumil convencido
"pero siempre es muy cortes con nosotras"- dijo una de las doncellas elfas
"ah..porque esta papá o mamá presentes, pero es un amargado. Ademas siempre esta con los brazos cruzados y su cara de enojón"- tras decir esto Rumil imitó la pose de su hermano mayor, Haldir tenía ganas de ahorcarlo pero se sorprendió a si mismo en la misma posición que Rumil describía, inmediatamente bajo los brazos y siguió escuchando.
"a mi me parece muy lindo"- intervino otra elfa timidamente
"jajajaja o sea que te gusta mi hermano?"- preguntó divertido Rumil. Al escuchar esto Haldir se intereso mas en la conversación, esto empezaba a ponerse interesante.
"bueno...pues..."- la elfa enrojeció visiblemente.
"a todas nos gusta, es tan guapo y elegante"- intervino otra elfa casi con estrellitas en los ojos.
"oh vamos, pues si quieren yo puedo conseguirles una cita con él"- dijo Rumil
"en serio?"- preguntaron las elfas incrédulas
"claro, siempre y cuando me den el doble de ración de postre"- respondió Rumil con una gran sonrisa. Haldir casi rió ante este ultimo comentario - "esto ya estaba demasiado comprometedor"- pensó, así que decidió ponerle fin a la conversación.
"Rumil, te he buscado por todo el palacio, no has asistido a tu entrenamiento y Galdor estaba bastante molesto"- dijo Haldir de pronto haciendo que Rumil y las dos elfas presentes saltaran de la sorpresa.
"oh...lo siento hermano...es que yo te hacía un pastel"- dijo Rumil con una gran sonrisa mientras le mostraba a Haldir la mezcla en sus manos.
"no creo que sepas como hacerlo"- dijo Haldir
"Almie y Ezra me ayudan"- contestó Rumil volteando a ver a las dos doncellas elfas que estaban cerca de él.
"ah...pues si en esas estamos, entonces te ayudare yo también"- respondió Haldir subiéndose las mangas.
"pero señor Haldir.."- intervino una doncella de cabello rojo y ojos grises pero Rumil la interrumpio
"calma Ezra y no le digas "señor", basta con que le digas Haldir, verdad hermano?"- pregunto inocentemente Rumil
"claro"- contestó Haldir dedicándole una adorable sonrisa a Ezra
Media hora después, el pastel se estaba cocinando. La cocina estaba hecha un verdadero asco, ya que la cocina no era el fuerte de Haldir y menos de Rumil. Ahora Haldir se hallaba en iguales condiciones que Rumil y las dos elfas, ya que a su hermanito se le había ocurrido iniciar una guerra de harina.
Rumil estaba feliz de que sus mejores amigas y su hermano mayor se llevaran bien. Los cuatro se sentaron a descansar, Haldir noto que Almie tenía un poco de merengue en la nariz, así que tomo una servilleta y la limpio. Almie se puso roja al sentir el contacto de la mano de Haldir en su rostro y Rumil se río.
"bueno...será mejor que nos demos un baño"- dijo por fin Haldir
"siiiiiiiiiiiiiiiiiiii, guerra de agua"- gritó emocionado Rumil
"no, tú vas a tu cuarto y te das un baño, yo ayudare a las damas Almie y Ezra a recoger la cocina"- dijo Haldir con tono serio
"no mi señor, usted no debe molestarse"- intervino Ezra
"no es molestia, es lo mínimo que puedo hacer por cuidar de este monstrito"- contestó Haldir riéndose del puchero que había puesto Rumil – "ya vete a bañar Rumil, el señor Celeborn no tardará en llegar a cenar"- insistió Haldir
"ya voy, ya voy"- refunfuño Rumil y salió rumbo a su habitación.
Una hora mas tarde, la cocina por fin estaba limpia. Ezra se dejo caer exhausta en una silla y Almie continuaba arreglando algunas cosas fuera de su lugar, Haldir saco el pastel del horno y comenzó a decorarlo.
"jajajaja el merengue debe ir en el pastel, no en ti"- dijo Ezra riéndose de ver que Haldir no sabía decorar el pastel.
"bueno....es....una nueva moda...."- contestó Haldir riéndose también.
"será mejor que se vaya a arreglar, señor Haldir"- dijo Almie – "ya es tarde"
"esta bien, fue un placer estar aquí"- se despidió Haldir con una sonrisa y salió de la cocina.
"es hermoso"- dijo Ezra suspirando.
"si que lo es..."- secundó Almie
