CAPITULO OCHO: Despedidas
Haldir se encontraba sentado en el balcón de su habitación contemplando el cambio de follaje, su cumpleaños numero 300 sería en una semana. El joven elfo habría dado lo que fuera con tal de que su padre se quedara en casa donde estaría a salvo pero sabía que el deber y el honor era lo mas importante para un guerrero elfo; la guerra contra Sauron era inminente, hacía una par de días habían arribado a Lothlorién el rey Gil Galad y los caballeros Elrond, Glorfindel, Thranduil y Cirdan. Aunque nadie lo sabía él había espiado las conversaciones que habían tenido lugar en el palacio de los señores Galadrim. Ahí se había enterado de cuan seria era la situación, los ejércitos de los elfos se unirían en Rohan a los ejércitos de los humanos para ir juntos a Mordor.
"Haldir"- una voz fuerte pero cálida le sacó de sus pensamientos. El joven elfo sonrió al ver a su padre de pie a pocos centímetros de él.
"Aiya Ada"- respondió con su dulce e imperturbable voz
"necesitamos hablar, hijo mìo"- comenzó a decir lentamente el elfo mayor mientras ponía una mano sobre el hombro de su primogénito
"si ada"- respondió Haldir poniéndose de pie de inmediato. Haldred y su hijo salieron de los flets principales comenzando a internarse en el bosque, caminaban lentamente por el tapiz de hojas doradas disfrutando del paisaje, Haldir miraba a su padre de reojo esperando a que este se decidiera a hablar.
"hoy partiré"- dijo de pronto Haldred sin despegar su vista de las hojas de oro que se desprendían de los mallorns
"pero....creí que aún se quedarían unos días mas!"- interrumpió Haldir sin disimular el temor que sentía
"llegó un mensajero de Elendil, el rey de los humanos, Mordor esta preparando sus ejércitos, si no partimos ahora podríamos llegar demasiado tarde"- continuó el señor elfo sin prestar atención aparente a la turbación de su hijo.
"eso es lo que deseabas decirme?"- se aventuró Haldir presintiendo que había algo mas que molestaba a su padre
"es muy posible que no vuelva, Haldir"- musitó Haldred observando con detenimiento la reacción de su hijo
"QUE? PERO ADA! ENTONCES NO VAYAS!"- gritó el joven elfo desesperado ante la posibilidad de perder a su padre
"sabes que no puedo hacerlo....debo ir...es mi responsabilidad, algún día lo entenderás. Lo hago por ustedes"- El señor elfo reanudo su marcha ahora de vuelta a su hogar.
"nosotros también somos tu responsabilidad"-susurró Haldir provocando que su padre se parara en seco y volteara a encararlo.
"Haldir...mi muy amado hijo, algún día serás un gran guerrero...poderoso y arrogante, daría cualquier cosa por ver ese día pero no me arriesgaré a que no tengas la oportunidad o tus hermanos. Mis hombres me necesitan, confían en mi.....no puedo enviarlos a la muerte mientras yo me quedo con mi familia, ellos también tienen una familia..entiendes?"- continuó Haldred acercándose hasta estar frente a su hijo. Un par de lágrimas se escaparon de los ojos de Haldir las cuales su padre se apresuró a enjuagar.
"lo entiendo, ada"- susurró el joven elfo intentando lucir fuerte para apoyar a su padre
"bien, cuando yo no este...tu madre y tus hermanos serán tu responsabilidad, me voy tranquilo a sabiendas de que los dejo en buenas manos"- Haldred sonrió dulcemente por lo que Haldir no pudo hacer menos que sonreírle de igual manera jurándose a si mismo que la confianza de su padre no sería defraudada.
"Ahora volvamos, he de prepararme"- agregó el señor elfo abrazando a su hijo y comenzando a caminar juntos de vuelta a la ciudad.
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"debes ir?"- preguntó tristemente la bella dama que se encontraba sentada en un gran sillón de terciopelo negro en entrado estado de embarazo.
"sabes que si"- respondió su esposo mientras se acercaba a ella y le besaba suavemente.
"mi razón me dices que debes marcharte...pero mi corazón me suplica porque haga todo lo posible porque te quedes"- continuó ella aferrándose al cuello de su señor.
"no temas, estaré bien. Grandes guerreros de los elfos me acompañaran incluidos Celeborn y Galadriel. No hay razón para que te preocupes"- mintió él a sabiendas de su probable destino.
"si tan solo no estuviese embarazada, podría acompañarte como lo hace Galadriel"- Nienna sollozó desesperada ante la perspectiva de perder a su señor.
"no digas eso....nuestros hijos te necesitan y también Celebrian. Galadriel va porque debe hacerlo, es su reino y su presencia alientará a nuestras tropas"- Haldred limpió las lágrimas de los ojos grises de su esposa y señora. Odiaba tener que dejarla pero no tenía opción, renunciar a su deber no era viable.
"bebé, cuida a tu nana y a tus hermanos mayores"- susurró el señor elfo a la pancita que sobresalía del vestido de seda de su mujer. El bebé se movió como reconociendo la voz de su padre.
"que nombre deseas ponerle?"- preguntó la señora elfa mirando embelesada a su marido mientras él continuaba susurrándoles palabras dulces a su hijo menor.
"Orophyn me gusta...que opinas?"- preguntó él con una sonrisa radiante.
"es hermoso, meleth nin"- respondió ella besándole dulcemente la frente.
"debo ir a despedirme de Rúmil antes de que se duerma"- musitó él mientras se separaban lentamente de ella como deseando prolongar mas el contacto.
"anda, ve"- contestó ella con una sonrisa
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Haldred entró despacio en la habitación en penumbras procurando no despertar a su pequeño hijo, él ya se hallaba perdido en el dulce sueño de los elfos. El señor elfo se sentó en la esquina de la cama y veló por unos minutos el sueño apacible de su hijo, dormía con los ojos abiertos a la usanza de su pueblo. Una gran expresión de paz inundaba el bello rostro bañado por la luz de luna, Haldred deseó poder pasar la eternidad contemplándole dormir como ahora lo hacía.
"Hên nin"- susurró el señor elfo intentando despertarle pero sin sobresaltarle.
"ada?"- preguntó el pequeño elfo abriendo sus grandes ojos azules aunque aún soñoliento.
"si, soy yo"- respondió su padre con una dulce sonrisa – "he venido a despedirme, tengo que salir de viaje y no volveré en algún tiempo"- agregó él esperando a que su hijo asimilara sus palabras.
"pero...donde irás, ada?"- preguntó el elfito despabilándose por completo al escuchar que su ada se iría.
"partiré con la dama Galadriel y el caballero Celeborn, volveré en unos meses"- sonrió el señor elfo tomando la pequeña carita de su hijo entre sus manos
"volverás pronto?"- preguntó el niño comenzando a sollozar
"si, ya verás que volveré antes que te des cuenta pero no debes llorar, los elfos grandes y fuertes como nosotros no lloran"- continuó Haldred intentando infundirle valor a su hijo pequeño.
"si ada, verás que no lloro y estarás muy orgulloso cuando vengas"- respondió el pequeño elfo sonriendo bajo sus lágrimas
"ya lo estoy"- musitó su padre mientras le depositaba un beso en la frente a Rumil y le cubría con las sabanas de seda – "buenas noches, Hên nin"- agregó mientras salía silenciosamente de la habitación pero Rumil le detuvo.
"vuelve pronto, Ada"- susurró el pequeño antes de quedarse dormido de nuevo. Haldred sonrió con el corazón oprimido por la posibilidad de no ver a sus bellos hijos una vez mas.
NOTAS DE LA AUTORA:
Hên nin = mi niño
Meleth nin = mi amor
Nana = mam
Ada = pap
