Mónica
Descendió del auto con la impresión de encontrarse en casa. La visión de las luces de la villa a lo lejos pero a tiro de piedra; el aire ahora cálido pero liberado de los rayos del sol; el sonido de los platos tintineando dentro del bar y aquel olor que se escapaba por la chimenea de la cocina… Todo aquello evocaba sus años de infancia, cuando fue adoptada y trasladada a México. Fuera eso o el cansancio, lo cierto es que no dudó en adentrarse en aquel tugurio.
-Parece que tenías razón – quiso decir John bajando del coche cuando se percató de que su compañera ya no estaba ahí. - ¿Mónica?
Dentro no había ningún cliente, tampoco los vio fuera, pero sí que se encontraban aquellos a los que Mónica identificó como el cocinero, al fondo, en los fogones, y su amada esposa que hacía las veces de camarera y ahora se dedicaba a organizar los platos y vasos que pocas horas antes había dejado a secar.
-¿Quieres tomar algo, preciosa, o vienes por el trabajo? – interpeló la mujer nada más verla entrar.
-¿Trabajo? – se sorprendió la chica.
-Supongo que entonces vienes por la comida.
-En realidad necesitábamos repostar, no hemos encontrado ningún sitio de camino para acá.
-¿Pero tendrá hambre, no? – preguntó casi implorando la mujer y rogando porque con ella llegara una familia entera con críos pequeños a los que alimentar.
-¿Has visto el cartel de fuera, Monk? – parloteó John mientras entraba a la cantina sin fijarse en la conversación previa... - ¿Quién querría ser cocinero aquí? – espetó con cierta sorna.
Tres pasos dentro y ya se había ganado una mirada de displicencia por parte de la mujer que hasta hace nada buscaba ganarse a la clientela. No sólo no había familia, sino que el petulante que venía con aquella chica osaba burlarse de la suya propia.
-¿Sabe dónde se puede repostar? – intentó reconducir la conversación Mónica haciendo oídos sordos a las palabras de John.
La mujer dejó de fijarse en él y volvió a insistir con ella.
-Esa información les costará una cena.
Seguramente John iba a protestar, pero Mónica se le adelanto aceptando la invitación no pagada de aquella mujer.
