¡Hola! Hoy traigo a ustedes un mini proyecto, que nos ira acompañando por un tiempo. Finalmente me decidí a darle voz, a la única foto que tenemos de la familia Hyuga.
Hana Hyuga, como decidí llamarla, nos mostrara cuanta magia se esconde tras una simple taza de té.
¡Disfruten de su lectura!
Sinopsis: Eran gemelos, con solo un minuto de diferencia en su nacimiento. Eran fuertes guerrero, separados por una única diferencia… La marca del Bouke, pero ¿si la cubrían?
Dos shinobis.
Dos jóvenes Hyuga
¡Dos hombres de ojos blancos y con banda ninja!
Dos hombres iguales.
…
…
…
Byakugan 2x1
En las galerías del complejo Hyuga, el sol golpeaba las maderas de los pisos dándole un tono anaranjado. Los rayos se proyectaban viajando al papel de las puertas provocando sombras.
Sombras nítidas, de una pareja.
–Esto es ridículo. –proclamo tajante el joven líder pero su esposa lo ignoro.
Hana terminó de atar la banda ninja sobre su frente y retrocedió. –Listo. –dijo orgullosa al ver su obra terminada.
–Hana.
–¡Espera! –se llevó la mano al mentón y señaló a uno de los hermanos. –Hizashi-san...
–Si Hana-sama. –el Shinobi desató su cabello, dejando que este cayera libremente por su espalda. Hana amplio aún más su sonrisa.
–Perfecto.
–Sigo pensando que esto es ridículo. –dijo el gemelo mayor. –Solo un idiota pensaría que yo...
–¡Ohayo Hana-chan!
–Hola Kushina-san. –Saludo la matriarca a la kunoichi de cabellos rojizos.
–¿Hana-chan has visto al Ogro? –pregunto Kushina mientras luchaba llevando una enorme cantidad de papeles sobre sus brazos. –Quería hablar con él, Minato me dio un...
Los papeles cayeron en el piso, al igual que la mandíbula de la jinchuriki que veía con los ojos casi salidos de sus cuencas, la imagen que tenía enfrente.
Dos shinobis. Dos jóvenes Hyuga
¡Dos hombres de ojos blancos y con banda ninja!
...
...
Dos hombres iguales.
–¿Qué?... ¿Qué?... –pasaba la cabeza de un lado a otro. Izquierda, derecha, izquierda, derecha, esperando haber visto mal. –Hana-chan. –volteo a ver a la mujer, que a diferencia de ella se la notaba tranquila. –¿El príncipe está practicando Kagen Bushi? (Jutsu de clones) –pregunto confundida
Hana no aguanto y se rió. Otro la acompañó de una forma sutil, pero también divertido, más el último solo soltó un bufido seco.
–¿Ogro? –la voz le sonó temblorosa. –¿Eres tú, dattabane? –miro al gemelo de la derecha.
Hiashi iba a responder, pero para su sorpresa, su hermano menor se adelantó.
–¿Realmente no sabes diferenciarnos Habanero? –dijo Hizashi en una impecable actuación. –No te creí tan idiota.
Kushina volteo la cabeza hacia la izquierda, mirando boquiabierta al otro gemelo.
Hiashi se molestó y secamente dijo. –Deja de imitarme Hizashi. No es divertido. –Reprendió –Y tú Habanero no seas idiota. Yo soy Hiashi.
Ella volvió a mirar a la derecha.
–¿Ogro?
Pero Hizashi insistió, alentado por el pulgar arriba que levantaba disimuladamente su cuñada.
–¿Enserio le vas a creer?
–Yo... Yo... –miro a uno y a otro esperando hallar por arte de magia una diferencia.
Hizashi se cruzó de brazos y frunció ligeramente el ceño, cómo tantas veces lo había visto en su hermano.
–Después de tantos años juntos, no puedes con algo sencillo. –chasqueo la lengua. –Y te haces llamar Kunoichi. –dijo con marcada ironía.
–¿Príncipe? ¿Ogro? Yo no sé... –miraba a ambos.
–Tú... –la mandíbula del primogénito se tensó. –¡Ya fue suficiente, Hizashi! –miro a la mujer mientras señalaba al hombre. –¡Kushina! será mejor que pienses bien que dirás –le grito y después tose acomodándose la voz, adoptando un porte erguido y elegante
–¿Quién es quién?
–Yo... Yo dattabane. –miro a uno miro al otro, entonces levantó de forma temblorosa el dedo y señaló. –¿Ogro? –ambos hombres fruncieron el ceño. –Tal vez no... –lo bajo lentamente.
La risa de Hana era tan estridente que llamo la atención del resto
–Es divertido, enserio lo es. –soltó un suspiro tembloroso. –¿No lo crees Kushina-san? –dijo con un brillo en los ojos.
Pero la mujer ignoro el comentario y decía con voz pensante.
–Ambos me hablan mal. Son arrogantes, orgullosos e iguales dattabane. –recién ahí miro a su amiga. –Hana-chan esto es peligroso, de verás. –le dijo con una expresión seria pocas veces vista.
–¿Peligroso? ¿Por qué?
Kushina señaló a ambos hombres. –Mira sí es permanente dattabane. –se puso pálida. –Sí el príncipe se convierte en un verdadero Ogro ¿Qué hacemos? Oh no ¡No, no, no! –negó con la cabeza. –Eso no puede pasar ¡¿cierto?! Ya tengo suficiente con un Hiashi ¡No podría con dos!
–Bueno... –Hana miro a ambos hombres. –A mí no me molestaría tener dos. –guiño un ojo recibiendo como respuesta un rubor excesivo de un lado y una sonrisa divertida del otro.
Pero Kushina tan despistada como lo era, no noto, aquel sutil cambio. Seguía paranoica moviéndose de un lado a otro, diciendo lo que provocaría tener dos Ogros, en Konoha.
–Kushina-san
–Esto está mal, muy mal.
–Kushina-san.
La pelirroja se detuvo para señalar a la mujer.
–Sino podemos revertir esto tú tendrás que adiestrarlos Hana-chan y recuerdo que me dijiste que el Ogro era muy exigente en la ca...
Hana se apresuró a cubrir la boca de la kunoichi mientras reía nerviosa.
–Yo no dije nada Hia-kun, lo juro.
Ambos inconsciente o no la miraron con incredulidad. Hana se rió.
–Bueno tal vez un poco, pero es bueno ¿No? Me encanta presumir los dotes de mi esposo. ¡Oh, no! –le cubrió los ojos a Kushina. –Hia-kun no te desmayes arruinaras el juego.
El gemelo de la derecha, totalmente rojo intentaba armar una oración sin tartamudear, hasta que finalmente después de varios minutos dijo: –¿Tú le cuentas nuestras intimidades a ella?
–Presumo. –corrigió la mujer.
–¡Hana!
Ella sonrió coqueta. –Tranquilo. –le guiño un ojo. –Lo más interesante me lo guardo.
–¡Qué asco dattabane! –se quejó Kushina intentando soltarse. –No quiero oír como tú y el idiota fabrican mini-ogros.
–¡Habanero!
–¡Eso dattabane! Vuelve a gritar. –intento moverse. –¿Eso vino de la derecha o izquierda?
–¡Hiashi me arruinas el juego! Compórtate, hablo enserio. –reprendió Hana aun manteniendo las manos encima de los ojos de su amiga.
–Hmmp, ya... –se cruzó de brazos manteniendo su lugar. –¿Bien?
–¿Qué?
–¿Por qué le sigues cubriendo los ojos?
Hana lo miro como si la respuesta fuera obvia. –Sigues rojo Hia-kun.
Una risa vino del costado del líder.
–¡Eso lo oí dattebane! –sonrió enormemente Kushina. –Eres tú príncipe, de verás. ¡Sigues vivo dattabane!
–Sí, sigo aquí Kushina.
–Qué alivio dattabane. –Hana tuvo que sostener a su amiga, que casi se deja caer. –Te encontraré príncipe, lo prometo dattabane ¡Te salvaré de las garras del ogro!
–¿Salvarlo? Para que sepas está no fue mi idea Habanero. La víctima aquí soy yo.
–¡Hiashi! Cállate. –grito Hana, viendo como Kushina intentaba diferenciar de dónde venía la voz. –Bien Kushina-san ahora te voy a dejar ver ¿Sí?
–¡Sí dattabane! Está vez acertare ¡Te salvaré príncipe!
–Confió en ti Kushina. –dijo Hizashi.
–Hmmp. Siempre soy el malo.
–¿Dijiste algo hermano?
–Nada. Terminemos de una vez este ridículo juego.
Hizashi se sonrió. –Como gustes.
Hana descubrió los ojos de Kushina.
–Bien Kushina-san solo debes encontrar la manera de diferenciarlos.
–Ya se dattabane. –evaluó a uno y a otro. –Esto no es fácil, de verás. –eran iguales.
–¿Te vas a rendir? –provoco Hana.
–¡Yo no dije eso!
–No le grites.
Kushina volteo a ver a uno de los shinobis.
–Tu cállate Ogro. –lo señaló. –O príncipe ¡O quien quiera que seas dattabane! Ahora lo resolveremos a mi manera. –se arremango sus brazos desnudos, solo para darle más drama a la situación. Se acercó a ambos y les dio una mirada decidida antes de empezar a... Tararear.
Kushina comenzó a tararear una melodía de más conocida e infantil, por los hombres Hyuga.
Hizashi internamente contenía la risa mientras que Hiashi ideaba en su cabeza mil maneras de matar a su rival, seguido de una larga charla con su esposa.
–¿Quién soy? ¿Quién es? El Príncipe de cabello largo o el Ogro amargado que me vino a comer.
Con gran orgullo y confianza terminó la canción y miro a ambos hombre, esperando una respuesta.
–...
–...
Pero ninguno de los dos hablo y Kushina soltó un grito histérica.
–¡No se queden callados dattabane! –los señaló. –Acá es donde uno responde "Soy el príncipe" y se acomoda el cabello así. –explico llevando un mechón tras su oreja. –Y el otro responde "Soy el Ogro" y hace así. –soltó un gruñido ronco y grave.
–No haré eso. –respondió Hiashi y Hizashi rápidamente se le acoplo.
–Ya perdí dattabane. –acepto la derrota y con un aire deprimente rodeándola fue hasta su amiga. –Tu turno. –se dejó caer en la galería.
–¿Yo?
–Claro dattabane. Uno es tu esposo, para ti debe ser fácil diferenciarlos ¿No?
–Si pero...
Ambos Hyugas, cuñado-esposo, miraron a la matriarca del clan. Hana apartó la vista avergonzada.
–Es que yo... –dibujo con el pie en el piso. –Ya me olvide como los acomode. –susurro y levantó la mirada, para ver a ambos shinobis. –
¿Hiashi estaba a la izquierda o a la derecha?
–¡Hana! –por suerte o desgracia, Hizashi también grito el nombre de su cuñada, alterando a las mujeres, que vieron otra vez todo doble.
–Los perdimos dattabane. No hay vuelta atrás.
–No, no, Kushina-san. –Alzo ambas manos frente a ella –Yo lo resolveré. –le ofreció una sonrisa alentadora. –Además ¿Qué es lo peor que puede pasar? –miro a los hermanos. –Tener dos hombres en mi cama.
–¡Hana! –otra vez en simultáneo, otra vez gritando. Solo que en uno recaía la vergüenza y enojo, mientras que él otro contenía las ganas de reírse.
–Se nota que el Ogro estará feliz de compartirte Hana-chan. –dijo Kushina con marcada ironía. –De veras, lo está. –apoyo el mentón sobre su mano y miro a los Hyuga.
–Yo lo arreglaré. –expreso con una gota en la sien, mientras caminaba hacia ellos. –Lo haré.
–Suerte dattabane.
Hana los miro, fijo los ojos y
evaluó a cada uno en completo silencio. Primero él de la derecha, después, él de la izquierda.
Hanakes iguales, diademas cubriendo la marca, miradas serias...
–Bueno. –dijo tomando una decisión. –Tendré que arriesgarme.
–¿Qué dattabane?
–Tendré que besar a uno.
–¡¿Cómo?! –el grito salió de los tres, pero Kushina fue la primera en reaccionar. Ya se había parado y ahora se ponía entre ambos hombres como barrera para evitar una futura catástrofe.
–Tu Ogro no mates a nadie y tú. –miro a uno y al otro. –Príncipe no aceptes el beso dattabane. O tú ¡Ay no sé cuál es cuál! –se tiro el cabello. –Pero ya me entendieron dattabane.
–Tranquila Kushina-san es solo un beso... –minimizo Hana.
–Pero, pero... Hana-chan.
–Es mi esposo, no puedo equivocarme ¿Cierto? –le sonrió dulcemente a uno de los Hyuga. –Hia-kun. –soltó dulcemente mientras caminaba hacia él que creía su amado, moviendo sutilmente las caderas. –Eres tú. –aprisiono al escogido, pegando sus senos contra el pecho de él.
Sí era el correcto no se sabía, el gemelo restante no reaccionaba. Kushina lo miro y no entendía si el gemelo a su derecha estaba sorprendido o era el príncipe que había decidido abandonar el juego.
–No hay otra opción. –susurro Hana, poniéndose de puntas y asomando ligeramente la lengua para humedecer sus propios labios, antes del primer toque.
–Hana-chan... –Kushina miro como el gemelo a su lado fruncía notablemente el ceño. No necesito más. –Creo que...
–Ya es tarde Kushina-san. –Hana rozo su nariz en una caricia sutil, con el gemelo que eligió y se inclinó.
–¡Pero el Ogro...!
El Byakugan tiño los ojos de Hiashi, al ver a su esposa cómodamente en los brazos de otro hombre.
–Ya no puedo parar. –su aliento caliente rozo la boca masculina y entonces.–Lo siento. –susurro ella. –Por más príncipe que seas, a mí me gustan los Ogros, son más divertidos. –se separó y Hizashi se rió.
–Buena lección Hana-sama. Por un momento me asusto. Creí que realmente tendría que frenarla.
Hana se rió y negó con la cabeza.
–Una esposa siempre conoce a su marido, Hizashi-san, incluso aunque este tenga un gemelo. ¿No, Hia-kun?
Volteo a ver al heredero del Souke, pero éste tenía los ojos fijos en su hermano.
–Voy a matarlo. –pero antes de que pudiera moverse, un pequeño cuerpo golpeó contra el suyo y su boca se vio invadida por otra más pequeña.
"Hana"
La matriarca se aferró a los labios de su amado, besándolo con ahínco. Dejando caricias lentas en el rostro del heredero retirando por partes el enojo. Mismas caricias que bajaron después a sus hombros y se perpetuaron en su cuello.
Hiashi soltó un mitad bufido/gruñido gustoso mientras rodeaba la cintura de su esposo y la pegaba posesiva mente contra sí.
Kushina miraba el intercambio todavía atónica
–Tu, tu... –miro al gemelo restante.
–Todo fue idea de Hana-sama.
–¿Entonces nunca pensó que tú eras Hiashi dattabane?
El heredero del Bouke río.
–Hana-sama jamás nos confundiría. Lo conoce bien. –señalo a su hermano que ahora luchaba por sacarse a su esposa de encima.
–¡Hana, ya basta! –se había dejado llevar y como si fuera peor su hermano y rival los habían visto.
–Hia-kun estás todo rojo –se jacto la mujer, aumentando la vergüenza en su marido. –¿Tuviste miedo cierto?
–Yo no... Yo –tartamudeo y se enojó consigo mismo por hacerlo. Con Hana cerca nunca era él mismo. –¡Yo sabía que no podrías confundirme con Hizashi!
–Por supuesto que no. –ella le regaló una cándida sonrisa. –Soy tu esposa. –dijo con suavidad. –Jamás me equivocaría.
–Hana...
–Además tenía otras opciones. –se inclinó hacia él y le susurró al oído. –Se que tienes un muy lindo lunar justo encima de tu pe...
–¡Hana! –se apartó con el rostro hirviendo y ella solo lo miro confundida.
–¿Qué pasa? ¿Dije algo malo?
–Hmmp, nunca aprendes. –miro al resto y sin decir más nada, se marchó murmurando entre dientes.
–El juego finalmente acabo dattabane, que alivió. –suspiro Kushina.
–Aun no –dijo Hizashi y miro a su cuñada. –Hana-sama, ya es hora de terminar el juego.
–Si, ya es hora. Gracias príncipe. –y sonriendo se marchó tras su esposo.
–¿Qué me perdí dattabane? –dijo confundida Kushina.
–Ya te enterarás, Kushina. Paciencia.
...
...
–Hia-kun ¡Hia-kun!
Hiashi aguardo a que su esposa lo alcanzará. Hana agitada se situó a su lado y le pregunto.
–¿Estás enojado?
–Hmmp.
–Oh vamos Hia-kun, solo fue un juego. Has estado muy ocupado este último tiempo y quería que te relajaras. –le puso dos dedos justo donde el ceño se fruncía y sonriendo dijo. –Hia-kun ya estás muy Ogro, transfórmate. –se alzó de puntas, retiro los dedos y le beso la frente.
Toda contracción y molestia en el líder se esfumó, siendo reemplazada por una muy pequeña pero sincera sonrisa.
–No estoy enojado.
–Lo sé.
Se mantuvieron quietos. Ambos con la vista en los ojos del otro. Hiashi suspiro y Hana lo entendió, dejo caer la cabeza sobre su pecho mientras sentía como los brazos la rodeaban en un firme pero suave abrazo.
–Día difícil.
–Sí.
–Hiashi, dime... –lo miro a los ojos. –Quiero saber.
–Hana.
–Por favor. –le rogó.
–Estamos trabajando en ello. Estoy investigando y Hizashi también, tranquila. –le acarició el cabello. –Lo resolveremos, solo necesitamos tiempo y ser discretos.
–No se puede confiar en nadie.
La expresión del Hyuga se endureció.
–No. Hana...
Ella sonrió. –Lo sé. –le beso la mejilla. –Tendré cuidado.
–Bien.
–Hia-kun.
–Hiashi.
Una voz ronca puso fin a la conversación de los amantes. Hiashi soltó a su mujer y se reverencio ante el visitante.
–Oto-sama.
–Ven, tienes obligaciones que cumplir.
–Hai.
Takahiro miro a la pareja, reteniendo más la vista en la joven mujer y entonces se marchó.
Hana lo siguió hasta que lo perdió de vista.
–Hana.
–Estoy bien. –miro a su esposo. –Ve y vuelve temprano esta noche ¿Sí? Hay algo importante que debo decirte.
–¿Paso algo malo?
–No, no... –le dejo un casto beso sobre los labios. –Nada malo, es más creo que te pondrá muy feliz.
–Si es así puedes decírmelo ahora. –le respondió con un tono que solo guardaba para ella, mientras la atraía hacia sí.
Hana se rió y negó mientras huía de sus brazos. –Esta noche, ven temprano. –repitio.
–Está bien.
Hiashi le dio una última mirada antes de marcharse, dejando atrás a la mujer que una vez que se encontró sola murmuró.
–Tu papá se pondrá muy feliz cariño. –acaricio su abdomen aún plano. –Se que lo hara.
¿Continuara?
Y hasta aquí llegamos mis queridos lectores, lo considero todo un nuevo horizonte que se abre. No hay muchas historias que respondan las preguntas de: ¿Quién era la madre de Hinata? ¿Cómo falleció? ¿Cómo se conoció con Hiashi? Así que vamos caminando en lo desconocido, sorprendiéndoles a ustedes y a mí misma con… Una taza de té a la vez.
Recuerden que solo les toma tres segundos hacer feliz a esta escritora dejando un pequeño comentario, con teorías (amo esas) o simplemente diciendo que disfrutaron leerme.
¡Saludos!
