Los siguientes personajes no me pertenecen, son propiedad de Kishimoto, yo solo los tomo prestados con el fin del entretenimiento.
¡Hola mis queridos lectores! espero que hayan pasado una hermosa navidad. Acá les traigo el regalo envuelto y con moño, listo para ustedes. Espero lo disfruten, nos leemos abajo.
Summary: La navidad es mucho más que una fiesta. Desentierra vínculos, historias y tradiciones... En el clan Hyūga, todo esto tiene un aroma especial.
Amor, odio y sentimientos cruzados, en one shot que develará el antes de la historia misma.
El momento donde todo comenzó. Esa vida donde Hizashi y Hiashi no eran líderes sino... hermanos y esposos enamorados.
Capítulo Final.
Advertencia mayores de 18+ LEMON
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Vínculos de Muérdago
Parte III
-Hia-kun. -sintió las manos de él sobre sus hombros y el aliento cálido rozarle el oído.
-Tal vez debamos...
-¿Qué cosa? -pregunto ida.
Él la tomo del mentón gentilmente logrando que ambas miradas se cruzaran.
-Yo dije... -termino en un murmullo seco e inentendible.
-Disculpe, no lo oí bien ¿Qué?
Hiashi soltó un bufido seco y más orgulloso que convencido, repitió. -Dije, que podemos... podemos. -sentía las mejillas rojas y la garganta seca, pero no podía dar marcha atrás. -Podemos revalidar la magia.
-Hia-kun...
Ambos miraron hacia el muérdago y la mujer sonrió encandilada por ante ese rostro serio y enrojecido.
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Desde el día primer día que Hana llegó al complejo, escucho rumores, dichos que tenían como protagonista a dos hermanos. El Príncipe y el Ogro. Esos eran los nombres claves.
El Príncipe y el Ogro.
Había diferentes versiones, dependiendo a la sirvienta que le preguntaras. Pero en síntesis, tales dichos confirmaban que el Príncipe era un sujeto amable, de modales impecables y mirada compasiva. Gentil, apuesto, un hombre encantador a los ojos de cualquier mujer.
Mientras que el Ogro...
Hana recordaba perfectamente la expresión de la cocinera cuando lo menciono. Se puso blanca, ¡tan blanca! que parecía que en cualquier momento se desvanecería.
-Señorita, es mejor que evite siquiera encontrarse con él... -aconsejo y sus ojos se agrandaron el doble de su tamaño, al contrario de su boca que se achicaba esperando hacer el menor ruido posible. -Mucho menos lo mire. -susurro. -El Ogro, es de temer, en serio.
En el Ogro rondaba algo así como el mito de medusa... quien lo viera directo a los ojos, se convertiría en piedra.
Hana al principio se había reído, pero al escucharlo más de una vez, comenzó a creerlo y también ¿Por qué, no? a crecer su curiosidad.
¿Quién era el Ogro?
No había nombres solo una descripción.
Un hombre huraño, de pocas palabras y fuerte. Orgulloso, muy orgulloso. Altanero, casi siempre estaba con el ceño fruncido y de mal humor.
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En su inocencia de recién llegada, Hana acredito el primer apodo, "Príncipe" al primogénito ¿Por qué? Fácil, el príncipe es el que heredera el trono del rey.
Pero ¡Pero! debió prever que los rumores, así como cualquier palabra dicha al azar, estaban equivocados... No en lo que decían, sino a quien se lo acreditaban.
El Príncipe encantado, era el hermano menor. El segundo. Heredero, no del trono sino de una maldición escondida. Hizashi Hyuga era todo y más de lo que murmuraban, mientras que el mayor...
Hiashi Hyuga, el Ogro. No había mejor apodo, para el primogénito del clan. Hiashi avalaba todas y cada una de las descripciones que lo perseguían.
Era un hombre difícil, que pocas veces respondía y...
-Oh Kami... ¡Oh, mi Lord! -gimió
Una careta. Una máscara. Una actuación... Porque al fin de cuentas, TODO se trataba de un rumor.
~•~•~•~•~
-Vamos a la habitación. -pidió ella contra su oído.
-No. -se negó mientras la sujeto contra sí. -Ya no... -dejo un beso a la mitad en su boca, para desviarse hacia su cuello. -Te lo dije. -Se detuvo solo para mirarla y Hana creyó ser capaz de hundirse en sus ojos. -Que hablaste demasiado.
-Hiashi.
-No voy a esperar más.
Ansioso.
La primera palabra que debían agregar a la extensa descripción. Hiashi Hyuga era un hombre... ansioso.
Hana podía sentir aquellas manos pesadas y callosas serpenteando sobre su cuerpo. La tela se arrugaba de formas inimaginables y se volvía alisar. La piel aparecía pedazo a pedazo, casi como un bien preciado que él desenvolvía con cuidado, pero rápido... Rápido.
Hiashi estaba en todos lados. No pedía permiso, tampoco lo necesitaba. Sus intenciones no era puras o caballerosas y Hana estaba en total acuerdo con ello.
-Mi Lord.
-Tú y tus provocaciones mujer. Me van a terminar volviendo loco.
Segunda característica: Sincero.
Hiashi Hyuga era un hombre sincero, siempre decía lo que pensaba y... más en la cama.
-Oh... ¡Hiashi!
Él sonrió sagaz y ladeado, apenas una mueca. Su dedo hurgo de forma invisible entre los pliegues del kimono hasta llegar al centro y volvió a tocarla... Ahí, justo ahí. La zona que había generado el sonido en su esposa.
-Estas mojada, mujer.
-No se burle.
-¿Cuándo lo hago?
Ella tembló, a ese dedo se le sumo otro y ambos acariciaron sobre la tela ya humedecida de sus bragas. Arriba y abajo, arriba y abajo, una caricia suave y lenta... demasiado lenta.
-Necesito... -intento rearmar la voz. -Necesito.
-¿Sí? -escalo por su cuello y le tomo el lóbulo de la oreja con la lengua. -Dime, Hana... ¿Qué necesitas?
-A usted... A usted.
No podía confirmarlo pero le pareció escuchar un siseo bajo y ronco. Después paz... ¿o martirio? Hiashi retiro su mano con todo lo que ello significaba. Hana recostada, lo miraba con los ojos desenfocados.-No... - dijo agarrándole la mano y queriendo atraerla devuelta hacia ese lugar que quemaba, a ese lugar que lo necesitaba.
-No te preocupes mujer... -soltándose de su agarre, se llevó los dedos a la boca y los lamio uno por uno, mezclando su saliva con los jugos propios de su amada. -Recién empezamos.
-Hiashi.
Él se inclinó hacia ella, con esa misma sonrisa ladeada, fugaz y...
Posesivo.
Esa era otra característica.
Hiashi era posesivo con ella, no de la misma manera en que la celaba con otros hombres. No... Hiashi era posesivo en la cama, porque imponía respeto y autoridad.
Enorme autoridad.
-Eres mía, mujer. -la cubría casi completamente con su propio cuerpo, teniendo cuidado de no aplastarla pero a la vez no dejando espacio alguno entre ellos. -Solo mía. -la beso.
Con movimientos sentidos, de esos en que los labios se deslizan y se sienten cada parte, cada recoveco. Abrió su boca y hurgo. La escucho gemir pero se negó a detenerse.
Solo siguió y siguió besándola, separándose a penas lo necesario para tomar aire y volver. Sus manos antes inquietas, ahora encontraron un lugar entre los hilos de cabello azul. Lo tomaba, no con fuerza, pero lo agarraba... era soga de seguridad, de conciencia.
-Hiashi.
Él se separó, le dio respiro a su boca, fue un acto de bondad... pero la miro ¡Ok Kami, como la miro! Hubo algo en esos ojos catalogados como duros, que le robaron todo el aire que había recuperado.
Cada pequeña gota de aire escapo en un suspiro ahogado.
-Mi Lord...
-Hana. -presiono su pulgar sobre la pequeña boca, entreabriéndola y a la vez humedeciendo su piel curtida. -Ven aquí.
-¿Qué?
Sus ojos estaban nublados igual que los de ella.
-Ven aquí, mujer. -repitió dejándole espacio para que se levantara.
Meticuloso
Esa era otra característica. Hiashi pensaba antes de hacer, aunque la elección de este lugar naciera de la pulsión, más que el razonamiento. Él sabía ver los beneficios de lo que lo rodeaba.
-Agárrate de ahí.
-¿Qué?
Estaba desorientada, barrida por la neblina de los besos y con el cuerpo sensible. Sus pies tardaron en afianzarse, pero logro dar algunos pasos.
-Pon tus manos ahí. -le señalo el borde del escritorio. Ella lo miro confundida. -Quiero intentar algo. -le respondió.
Hana asintió y agarro la madera con ambas manos.
-¿Así? -lo miro por sobre su hombro.
La mesa era pequeña, apenas unos centímetros más arriba del piso. Los informes aún estaban desordenados y hasta algunos contaban con la tinta fresca.
-Sí. -respondió con voz enronquecida por la visual.
Hana estaba en cuatro, dando su pequeño pero formado trasero hacia él. Sus manos se afianzaban al borde del escritorio y su cara lo miraba con un halo de inocencia sobre su hombro.
-No entiendo porque...
Su queja/pregunta quedo importunada por una lenta caricia. Hiashi se tomó el tiempo de subirle el kimono hasta la cadera, permitiéndose sentir con las manos la forma de esas piernas.
Un par de piernas unos tonos más blanco que su cara, quedaron a la vista interrumpidas por un triángulo de tela color lavanda.
-Mi Lord... -susurro ella.
-Quiero... -dijo él. Su dedo volvió a la zona de sus bragas, otra vez dibujo caminos por la tela. -Quiero... -repitió contra su oído. -Que grites mi nombre, cuando lo haga.
-¿De qué...? ¡Hiashi! -sujeto el borde del escritorio con fuerza.
Sintió el vaho caliente y entonces la tela fue bajada más rápido de lo que pudo prever y lo sintió... Una lengua mojada.
-¡Mi Lord!
Decir que Hiashi lamio la intimidad de su esposa, es poco. No, ese hombre tenía hambre, en su sangre hervía un deseo sucio e inagotable por su mujer. Cuando las bragas tocaron los tobillos de ella, él ya había anclado ambas manos sobre su trasero. Sus dedos ahuecaron la redondez, sabiendo que al día siguiente aparecerían marcas, pero no le importó, manoseo a gusto y de forma golosa.
Y cuando se cansó, no, no se cansaría nunca.
¡Cuando deseo más! Que la piel no le bastaba, que tener las manos llenas no le era suficiente, ahí ¡Oh Kami! con todo el panorama a la vista, sin kimonos, ni bragas, atacó.
Hundió la cara completamente en el motivo de su locura.
-¡Hiashi! ¡Hiashi! -su voz salió despedida con la misma rapidez con la que actuaba él.
Hiashi abrió la boca y lamio, lamio juntando los jugos de ella y llevándoselos a la boca para saborearlos con gula. Lamio mientras escucha, no gemidos ¡Sino gritos! ¡Gritos diciendo su nombre!
El orgullo crecía dentro de él como su propio deseo. Motivado saboreo aquella vagina de piel rosada, con vellos oscuros y clítoris hinchado.
-¡Más! -pidió ella y él se lo dio. Hurgando el interior, movió su lengua por las orillas del pequeño agujero. Ella grito, movió sus caderas por reflejo ante tanta pasión pero él no la soltó.-¡Oh Kami! Su lengua... su lengua esta. -la voz le salió pastosa, entrecortada. Intentaba respirar y a la vez su cuerpo respondía al placer que sentía. No podía con todo.
En el caos del calor, la neblina del deseo y su propio placer, él se separó. Hiashi aparto la boca. ¿Por qué? ¡¿Por qué la dejaba así?!
-Hia-kun. -sono demasiado aguado. Ella lo miro, con los ojos llorosos de pasión. -Por favor. -se froto las piernas entre sí, sintiendo su centro aún caliente. -Aun no... Yo necesito.
-Lo sé. -le corrió el cabello, mechones azules adheridos a la frente por el sudor. -Lo sé. -repitió.
-Oh... Ohhhhh. -fue un gemido largo y sostenido. Su intimidad recibía los dedos de su marido. Dos dedo largos y gentiles, largos y lentos... Hiashi se movía lento, acariciando con la misma ansiedad y ternura que había hecho antes con todo su cuerpo.
-Estas tan mojada, mujer.
-Zhàngfū (Esposo 丈夫)
Se pegaba a ella. Hiashi no veía lo que estaba haciendo con los dedos, era intuitivo porque la veía a ella. Veía la cara de su esposa, las expresiones que hacía, escuchaba cada gemido, suspiro y con ello guiaba su deseo al punto culmine.
-Hana. -ronroneo contra su oído. -Hana. Mi Hana.
- Hiashi... Hia. -no era capaz de pronunciar el nombre completo, necesitaba aire para ello y no lo tenía. -Yo... Yo no aguanto más. ¡Mi Lord!
Las caricias suaves comenzaron a tomar ritmo, fue rápido y ágil, sus dedos entraban y salían.
Más, más agresivo. Más, más veloz. Más ¡Solo más!
El cuerpo de Hana se contorsiono y entonces... fue ahí, cuando la matriarca ingenuamente pensó que las barreras del placer que conocía ya habían sido pasadas, que él ¡Su esposo! Bajo nuevamente a las profundidades que la hacían a ella mujer y sin apartar los dedos, succiono ¡Succiono! Como si lamerlo no fuera suficiente, como ¡si se tratara de un rio de agua cristalina! tomo todo lo que ella le daba y lo bebió.
-¡Hiashi! -no pudo contenerlo más... exploto. Un rio pegajoso de agua caliente creo hilos plata entre sus muslos.
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Hana dejo caer la cabeza sobre el escritorio, esta sonó hueca contra la madera. Su respiración era agitada y su boca estaba seca, aun así tomo fuerzas y dijo...
-Eso fue... increíble.
-No lo suficiente.
¡¿Qué no era suficiente?!
-Aun no terminamos. -Hiashi se limpiaba la boca, con el mismo dorso de su mano.
Hana lo miro con ojos desorbitados. Ante ella, él se desprendió de sus ropas, dejo que todo quedara como una mancha verde sobre el tatami y entonces...
-Mi Lord.
Ahí, de pie, desnudo y erecto, Hiashi Hyuga parecía una figura griega. Marcado cada musculo por su deber como shinobi y rodeado de un perfume de masculinidad frívola y orgullosa.
Ahí, de pie, desnudo y erecto, su marido la miraba con el hambre instalado en las pupilas de los ojos y entonces Hana lo supo.
Cuando él camino hacia ella. Cuando la aparto del escritorio y la hizo recostarse sobre el tatami para luego ponerse encima...
Ella supo que ese hombre quería prender fuego hasta los cimientos de sus huesos.
...
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Orgulloso.
No podía faltar en un Hyuga el orgullo. Hiashi lucho contra su propio placer, para hacerla sucumbir primero a ella y lo logro. Se puso en espera ¡se torturo! sintiendo como su erección crecía más y más con cada gemido, solo para disfrutar de lo que le provocaba.
Y cuando quiso acordar, su esposa había caído rendida y ahora... La tenía dócil para él.
Hana estaba tan bella ahí acostada, una diosa de la inocencia y la pasión entremezclada. El kimono lavanda, aún seguía atado a su torso, pero sabía que sería cuestión de unos pocos minutos para que este desapareciera.
-Hana.
Se inclinó y la beso, con tranquilidad y lentitud, mientras sus manos viajaron por la tela y desprendía las ataduras. Fue entonces que se sorprendió, miro a su mujer y ella sonrió. -Si venía a verlo a usted, no hacia falta que las usaras. -dijo.
Ante él había un par de senos.
Senos enormes y maduros, senos muy generosos, que su esposa cohibida siempre intentaba "aplanar" con vendas y más vendas. Pero ahora no había nada, solo la magia de la naturaleza coronada con unos pezones rosados.
Aun cuando esa visión se le repitió varias noches y días, Hiashi no pudo evitar decir. -Son enormes. -no lo pensó, solo lo soltó.
Ella rio y sonriendo coqueta, tomo con sus propias manos esa parte prominente de su cuerpo y haciendo la actuación de ofrecerlos, le respondió. -Y solo suyos, mi Lord. Solo suyos.
-Hana.
Él se sirvió del banquete. Sin perder el contacto con sus ojos, bajo la estrecha distancia y... los soplo. A penas una brisa caliente, sobre los pezones ya sensibles y estos se volvieron erectos. Vio las puntas rosadas y marco con su lengua de manera lenta, la circunferencia, ella dio el primer gemido desde que toco el suelo. Uno pequeño y agudo y entonces... Hiashi dio rienda suelta a su hambre ficticia.
Uso las manos, la boca, se turnaba con uno y con otro. Marcaba con los dientes la erección de las puntas que solo se volvían más y más duras. Saboreaba la piel blanca, haciéndola brillosa por lo mojada y los estrujo hasta verlos desbordarse entre sus dedos.
-¡Hia-kun! -afianzo sus manos a la ancha espalda.
-Hana. -decía en el refugio de esos senos.
Se froto contra ella, toda la longitud de su deseo masculino en contacto con la intimidad sensible por el orgasmo oral y allí logro al instante un: -¡Sí! ¡Sí! Qǐng (Por favor 請)
Subió hasta ella, hasta aquella boca ya hinchada por sus besos y volvió a reclamarse como dueño, mientras que con los ojos cerrados y el sabor de su amada nublándole los sentidos... arremetió.
Entro en el estrecho hueco entre sus piernas, se hundió por completo y encontró consuelo como locura.
-¡Hiashi! -clavo las uñas y las deslizo por toda la ancha espalda.
-¡Hana!
Embistió una, otra y otra vez.
Desnudos, sudando, entre la ropa desparramada y con los cabellos sueltos.
Desnudos, a la vista del otro, con las marcas de los besos y las huellas de su pareja.
Desnudos agarrándose entre sí, porque de no hacerlo se sentían perdidos. Náufragos en el propio calor del placer.
Ella le enredo las piernas a la cadera y anclo las manos sobre aquellos hombros.
Él escondió su cabeza en el hueco de su cuello. Sintió el olor de su perfume y sudor femenino, mientras le susurraba. -Hana... Hana. -con voz ronca siguiendo el ritmo de las embestidas.
Un poco más, un poco más.
Fuerte, rápido, besos, toques, caricias y nombres.
Un poco más.
Fuerte, rápido, besos ¡Besos!
-Te amo ¡Te amo! -gritaba ella, cuando tenía la boca libre y él volvía a besarla una y otra vez.
Fuerte, rápido, toques, caricias ¡Caricias!
La marco como suya dibujándole con las manos la mayor cantidad de caricias que podía imaginar y rugió.
-¡Mía!
-¡Sí!
-¡Dilo!
-¡Soy suya, mi Lord!
-¡Hana!
-¡Oh Kami!
Se arqueo y fueron los más increíbles segundos de su vida. Cuando él embistió, los últimas movimientos motivados por la adrenalina y el lívido. Entonces... Un flash, cegador, blanco y puro.
Hana y Hiashi llegaron a un lugar y momento que se llegaba con las almas unidas y los sexos mojados. Todo comprometido, sentimiento y cuerpo. Amor y deseo, expulsado en chorros de semen caliente.
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-Mi Lord. -suspiro. -Yo... -se rio, fue una risa cansada y con olor a sexo. -No siento las piernas.
-Ven.
Tierno...
Otra característica y desconocida para todos menos ella.
Hiashi la atrajo hacia sí, con cuidado, como si tratara con una muñeca de porcelana. Uso su propia ropa para cubrirla y cuando vio que ella reposaba su cabeza contra su pecho le beso la coronilla.
Hana se sonrió y suspiro profundamente mientras cerraba los ojos y pensaba que tal vez no tenía un príncipe, pero tenía al Ogro perfecto.
El muérdago... había hecho su magia.
The end.
¡Y así terminamos este Three-one shot! mi primer lemon "completo" ¿que les parecio? ¿les gusto esta faceta de Hiashi y Hana? dejenme todo en comentarios.
Como dije en los capitulos anteriores no puedo prometer fechas pero me estoy poniendo al corrientes con mis dos bellas y grandes historias: "El habanero sangriento VS el ogro" y "Señales" preparen bien los ojos, porque se vienen cosas asombrosas.
Recuerden que esas dos historias, más este pequeño especial conforman UNA HISTORIA MÁS GRANDE... A veces para tener la imagen completa, hay que leer los detalles. Sin más me disculpo nuevamente por hacerlos esperar y reitero mi invitacion al grupo de Facebook "Todo sobre el clan Hyuga", estoy ahi como administradora, bajo el mismo nombre...
Saludos y nos leemos muy pronto!
