Titulo: La Llave Suprema

Resumen: Tamao es una princesa que ha perdido lo más valioso y ya no siente deseos de vivir, en cambio Ren morirá pronto a causa de una maldición, pero antes de que esto suceda hará todo lo posible para que poder evitarlo.

Declaimer: Shaman King pertenece a su respectivo autor esta historia la hice por diversión y nada mas.

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CAPITULO 6

- Su majestad, esto es simplemente inadmisible – dijo con evidente furia el soberano del reino del este – es una grave ofensa para nuestro reino, pero sobre todo para mi hijo el atrevimiento que tubo la princesa...

- Créame que lo entiendo perfectamente y de verdad estoy muy apenada por esta situación tan bochornosa para ambos, pero no puedo hacer nada – la voz de la mujer se escucho tranquila a pesar de la inminente tormenta que las acciones de su hija iban a traerle al reino – he mandado ya a varios soldados a buscarla por todo el reino y los alrededores vecinos, pero es como si la tierra la hubiese tragado.

- Pues por mi parte ahora eso ya no importa, creo que con esto las relaciones entre ambos reinos quedan disuadidas, es una grave afrenta que le aseguro no será pasada por alto – el hombre de cabellos verdes sonó un tanto amenazador.

- Le suplico que entienda y reconcederé sus acciones – trato de persuadirlo un poco, aunque estaba en todo su derecho de reclamar – por favor, denos tan solo unos días para encontrar a la princesa, si para entonces no tenemos noticias de ella el compromiso será anulado completamente, esta alianza no puede perderse así como así.

- Y suponiendo que aceptara la prorroga ¿qué se supone que es lo que vamos a decir a la gente de ambos reinos? - su semblante se ablando un poco reconsiderando la oferta dada por la reina – porque alguna explicación habremos de dar.

- Quizás podríamos decir que ella esta enferma y que por esa razón fue pospuesta la fecha de la boda – trato de hallar una solución al conflicto sin que esto se resolviera a través de la fuerza bruta, ya eran suficientes las angustias que estaba sufriendo a causa de la desaparición de su hija como para aparte tener que preocupar por una guerra - ¿entonces que me dice su majestad¿acepta mi propuesta?... así ninguno de los reinos quedara en ridículo ante los ojos de nuestro pueblo.

- Esta bien… acepto su propuesta – accedió finalmente después de casi una hora de negociaciones a la petición de la reina del norte – pero le advierto que si su hija no aparece en un tiempo conveniente las relaciones entre ambos reinos serán totalmente irreconciliables y me veré obligado a tomar las medidas necesarias para saldar esta ofensa de parte de su reino.

- Esta bien mi lord, entonces así se hará – contesto la reina con algo de alivio en sus palabras.

- ¿Qué opinas de eso Lizerg...? – el rey volteo al sitio donde hasta hacia unos momentos había estado parado el joven heredero al trono del reino del este, el cual al aburrirse con aquella discusión sin sentido decidió salir de la habitación sin previo aviso.

El joven de cabellos verdes camino durante un rato sin dirección fija, parecía muy distraído al posar su vista en la decoración del lugar, aunque ya había estado varias ocasiones en ese sitio jamás puso mucha atención en los pequeños detalles decorativos que hacían hermoso aquel palacio.

Las veces que visito ese edificio fueron para tratar de conocer mejor a la que seria algún día su esposa, esa chica, su prometida, era realmente hermosa, nunca pudo negarlo y le atraía de cierta forma, mas no era esa atracción que buscaba en la persona con la cual compartiría el resto de su vida, llegando a sentir solo un afecto especial por la joven, ya que en si los dos poseían un carácter muy semejante, haciendo su relación bastante aburrida y hasta cierto punto tediosa para él.

Lo que el chico realmente quería era encontrar a alguien con un carácter espontáneo, que lo hiciese sentir bien a su lado al igual que esa persona se sentiría a gusto con él, no que estuviesen atados solo porque sus padres así lo decidieron y se sintiera forzada al igual que él a mantener una relación en la que no compartían la mas mínima afinidad.

Lo sabía, era una locura el pensar que podría encontrar alguien así, pero ahora que su prometida había desaparecido albergo una pequeña esperanza de encontrar a esa persona especial.

Siguió caminando ahora de espaladas al llamar su atención uno de los grabados del techo, simplemente no se fijo en la persona que caminaba tras de sí apresuradamente, sin querer este choco con aquella doncella, ante lo repentino del asunto no pudo evitar perder el equilibrio y caer encima de la joven de cabellos celestes que se mostró algo molesta por la situación.

- ¿Por que no te fijas por donde...! – callo su protesta automáticamente después de ver con quien había chocado.

- Lo lamento mucho en verdad – dijo algo apenado el joven peliverde por su torpe descuido.

- D-descuide príncipe, no tiene porque disculparse – la joven se ruborizo un poco al ver que estuvo a punto de maltratar a ese joven que muy pronto seria su soberano – al contrario creo que yo tenia demasiada prisa y no pude evitar detenerme a tiempo para no tropezar con usted – le dedico una bella sonrisa para evitar cualquier clase de malentendido.

El joven se sorprendió un poco por aquella acción, pero de igual forma devolvió la sonrisa para que quedara en claro que no había problema, que todo estaba bien.

- Tu eres la dama de compañía de Tamao ¿no es así? – dijo amablemente el joven, mientras le ofrecía una mano a la chica para que esta se pusiera de pie.

- Así es alteza – tomo la mano del chico – soy Pilika Usui.

- Mucho gusto en conocerte Pilika – sonrió suavemente el muchacho - ¿por cierto hacia donde te dirigías con tanta prisa?

- ¡Es verdad! – dijo sorpresivamente la muchacha – lo lamento su majestad pero tengo que retirarme en este momento, fue un placer hablar con usted – hizo una pequeña reverencia y se retiro rápidamente del lugar sin que el chico pudiera decir nada mas.

- El gusto fue mío... – la joven ya no alcanzo a oírlo porque en un instante ya estaba muy lejos del sitio – Pilika... – sonrió nuevamente sin despegar la vista de la joven hasta que esta se perdió en un pasillo.

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Habían transcurrido quince días ya desde que los dos habían iniciado aquel viaje, en todo ese tiempo el chico se negó completamente a dirigir una sola palabra a la joven, esto la hizo desear con todas sus fuerzas haberse puesto en camino ella sola sin la compañía de ese inexpresivo sujeto que tenia al lado.

Su única comunicación había sido a través de los gestos y señas que el chico hacia cada vez que esta le preguntaba algo y eso si le respondía, la pobre chica ya no sabia que hacer, desde que comenzaron a viajar parecía que solo daban vueltas en círculos sin sentido alguno, siempre siguiendo la dirección de esa brújula descompuesta que su compañero usaba para orientarse.

- J-joven Ren... – dijo la muchacha con algo de miedo, según las formalidades esta debería llamarlo alteza o algo por el estilo, pero él le dejo muy en claro antes de partir que tenia estrictamente prohibido hacerlo ya que nadie debía enterarse de su verdadera condición social, a decir verdad esas fueron las ultimas palabras que escucho de parte de ese chico.

Hacia más o menos como una hora que los dos caminaban a través de la espesura del bosque, sosteniendo fuertemente las riendas sus caballos que conducían a través de los arbustos que dificultaban el camino por esta misma razón decidieron hacerlo a pie para no sufrir ninguna clase de accidente.

- Joven Ren... lo lamento... – dijo bajamente la joven mientras algunas lagrimas empezaban a formarse en sus bellos ojos color fresa, mas no recibió respuesta por parte del chico, este seguía necio en su postura de aplicar la ley del hielo a cualquier comentario dicho por aquella mocosa.

- ... lamento mucho haberlo obligado a traerme con usted... – sin mas su voz se quebró totalmente y las lagrimas que antes trato de contener finalmente hicieron su aparición, la joven lloro en silencio mientras seguía de cerca el camino trazado por el ambarino.

Inesperadamente el muchacho se detuvo, esto no sorprendió mucho que digamos a la joven ya que este seguramente tendría hambre, cada vez que se detenían a descansar era única y exclusivamente para comer o dormir, haciendo el viaje hasta cierto punto extenuante para ella que sentía en cualquier momento iba a desfallecer.

Pero en esta ocasión no se detuvo exactamente para eso, sino que lo hizo para acercarse a la joven que estaba a sus espaldas, la chica lo miro extrañada pero sin detener su llanto el cual trato de ocultar bajo la capucha de su capa mientras desviaba su vista al piso.

- Deja de llorar de una buena vez – mustio él haciendo que la joven se sobresaltara un poco al escuchar lo insensible de su voz, pero se tranquilizo al ver que este solo le estaba ofreciendo un pequeño pañuelo blanco para que secara sus lagrimas.

Lo miro por unos segundos tomando lentamente el pañuelo que este le ofrecía para posteriormente presionarlo fuertemente contra su pecho, instantes después la joven sin motivo aparente empezó a llorar mas desconsoladamente, ahora si el chico estaba completamente confundido, no creyó haber hecho nada en ese momento para hacerla llorar de esa manera, esto lo hizo inquietarse un poco.

- ¿Estas bien? – la voz del chico se oyó preocupada por el estado de esa chiquilla que ahora tenia por compañera, se acerco un poco mas a ella al ver que no le respondía.

Quizás ahora si había perdido por completo la razón que le quedaba, ya que sin previo aviso abrazo fuertemente al joven que estaba frente a ella y no sabiendo el porqué de sus acciones se aferró fuertemente a él sin dejar de llorar.

El chico se sonrojo un poco ante lo repentino del contacto, por unos momentos se quedo estático sin saber que hacer exactamente, mas al asentir la humedad que producía aquella agua salada sobre su camisa pudo medio reaccionar, rodeando suavemente con sus brazos la espalda de la joven, acercándola sin pensar mas a él.

Durante un buen rato los dos permanecieron inmóviles sin que uno u otro dijera algo, por primera vez a Tamao le pareció agradable ese silencio, el cual era totalmente diferente al que había existido entre ellos casi desde que se conocieron, se sintió relajada al sentir la protección de ese joven ya que si bien no dijo una sola palabra su acción le ayudo mucho mas a poder serenarse y sentirse tranquila.

Fue extraño el tener nuevamente aquella paz que había perdido hace tanto tiempo y lo mas extraño era que la encontró donde menos lo creyó posible, al lado de ese joven aparentemente sin sentimientos pero que emanaba un calor humano que muy pocas personas le habían hecho sentir.

Sus lagrimas cesaron minutos después y aunque algo dentro de ella no quería hacerlo se fue separando lentamente del joven que hasta ahora le sirvió como apoyo.

- Gracias... – seco las lagrimas que quedaban en su rostro con el pañuelo ofrecido, dedicándole a su consorte una hermosa sonrisa llena de ternura que hizo volver el color rojo a las mejillas del chico pelivioláceo.

Muchas emociones desconocidas para él empezaron a arremolinarse dentro de si, y todo eso fue provocado a causa del pequeño gesto que aquella chica tuvo para con él, ya que sinceramente no se lo merecía después de cómo la trato las ultimas dos semanas, haciéndole sentir terriblemente culpable por su comportamiento.

En la vida imaginó llegar a profesar un sentimiento de culpa en su persona, jamás se había arrepentido por ninguna de sus acciones, pero esa dulce joven con solo una sonrisa amable lo desarmo completamente dejándolo por primera vez en su vida vulnerable ante alguien.

- No tienes que agradecerlo – contesto lo mas fríamente que pudo mientras le daba la espalda a la chica que lo miraba un poco confundida – continuemos...

- Si – sonrió nuevamente al ver que ese joven volvía a dirigirle la palabra.

Caminaron por una hora mas hasta que por fin llegaron a un vía transitable, a un lado del camino pudieron observar a un anciano que intentaba reparar la rueda de su carreta, esta se había separado del vehículo al caer en una zanja.

Sin pensarlo dos veces la chica se acerco para ver si podía hacer algo, el joven violáceo la siguió de cerca para que no fuera a meterse en problemas.

- Buenas tardes – dijo la joven

- Buenas tardes jovencito – sonrió el anciano.

- ¿Necesita ayuda con eso? – le pregunto amablemente la chica.

- Si, llevo un buen rato queriendo sacar la carreta de ese hoyo pero me ha sido imposible hacerlo – hablo pesadamente el anciano, se veía que estaba completamente agotado por el esfuerzo – parece ser que mis cansados huesos ya no pueden realizar este tipo de trabajos.

- ¿Qué le parece si lo ayudamos a salir de ahí? – se ofreció amablemente la chica.

- ¿Ayudamos? – dijo con la indiferencia de siempre el joven ambarino – yo no recuerdo haber ofrecido mi ayuda.

- Por favor joven Ren – le miro dulcemente – el señor necesita nuestra ayuda.

- No podemos perder el tiempo en estas tonterías, recuerda que tenemos algo mas importante que hacer – le recordó a la chica.

- Se lo pido, le prometo que no tardaremos – le dijo con voz suave

- Esta bien – accedió a hacerlo, por mas que quisiera no podía negarse a nada de lo que le pidiera esa chica ya que aun se sentía demasiado culpable por su trato hacia ella.

- Gracias – se dibujo nuevamente en su rostro aquella dulce sonrisa.

Entre los tres sacaron la carreta de aquella zanja para después repararla y ponerle la rueda que se había safado, en agradecimiento por su ayuda el anciano les invito a comer, al parecer era un comerciante de fruta el cual se dirigía al reino de Miune para vender su producto, pero en el camino había encallado en esa pequeña zanja.

Los jóvenes viajeros al igual que el anciano se sentaron bajo la sombra de un frondoso árbol que estaba a la orilla del camino, para momentos después disponerse a probar la comida ofrecida en recompensa.

- Valla señor esto esta muy bueno – dijo la joven al probar el estofado que el anciano había preparado.

- Me alegro que te haya gustado – sonrió gentilmente al comentario hecho por la joven – ¿pero hacia donde se dirigen?

- No tenemos un rumbo fijo – se expreso seriamente el joven ambarino.

- Entonces son un par de aventureros – hablo tranquilamente el viejo mientras sorbía con su cuchara aquel estofado.

- Algo así – le sonrió la joven – pero dígame señor ¿de que reino viene usted?

- Ah pues yo vengo del reino del norte... – dijo pausadamente el anciano – ...de Zairent.

Inmediatamente después de oírlo la joven sintió como todo el estofado que había consumido se atoraba en su garganta, casi se ahoga por la impresión.

- ¿Estas bien? – se adelanto a decir el ambarino.

- Descuide... cof, cof, cof – no pudo reponerse tan rápido como quiso – cof... estoy bien

- Toma, bebe esto – el anciano ofreció algo de agua a la muchacha que se apresuro a tomarla.

- Gracias... – contesto ella un poco mejor.

- Es verdad, con todo esto no me he presentado... mi nombre es Manta Oyamada...

- Yo soy Ren – dijo secamente el chico

- ¿Y tu jovencito¿cuál es tu nombre? – se dirigió a la muchacha que él creía se trataba de un varón.

- Mi nombre es Ta... – enmudeció al recordar por lo que casi se ahogaba unos momentos a tras – Ta... Takashi – respondió rápidamente – Takashi Usui .

- ¿Usui? – al parecer el apellido del muchacho llamo la atención del viejo – ¿eres pariente de Horokeo Usui?

- Cof, cof, cof... – sintió la asfixia regresar – cof, n...o cof, cof...

- Toma esto – el ambarino devolvió el liquido transparente a la chica para que terminara de pasar los alimentos - ¿De verdad te sientes bien?

- Si... no se preocupe, ya paso cof... – dijo todavía dándose unos golpecitos en el pecho para que la comida terminara de pasar - ¿señor, qué me decía?

- Ah si... – hablo calmadamente el anciano al ver que sus comentarios provocaron que ese joven casi se ahogara con su comida dos veces - pregunte ¿que si le llamas algo al consejero del palacio de Zairent, sabes los dos tienen el mismo apellido...

- Me temo que no señor Manta – dijo ya mas tranquilamente la muchacha – ¿u-usted conoce a las personas del palacio?.

- Solo al señor Horo, ya que el se encarga de administrar los gastos que se generan en el palacio, y como yo surto la fruta que se consume en ese lugar suelo tratar a menudo con él.

- Ah... – dijo mas tranquila - ¿y como están las cosas por haya?

El chico violáceo estaba atento a cada una de las preguntas que hacia la joven ya que le pareció muy extraño que de un momento a otro estuviera tan interesada en la vida cotidiana del reino del norte.

- Como sabrán Zairent es un reino pacifico, pero últimamente han ocurrido algunos acontecimientos desagradables – hablo pausadamente el anciano sin mucha emoción, puesto que no eran cosas buenas lo que tenia que expresar de su lugar de origen – todo empezó con la muerte del rey en un accidente hace mes y medio y ahora ha sido la cancelación de la boda de la princesa.

- ¿D-de veras?... – empezó a reír nerviosamente la joven de rosas cabellos

- "Definitivamente algo anda mal con ella" – pensó el peliviolaceo, mientras veía de reojo las acciones y gestos que hacia su compañera a cada uno de los comentarios hechos por el anciano.

- Así es... la boda estaba planeada realizarse dos semanas atrás, pero según dicen la princesa cayo gravemente enferma y por eso fue pospuesta...

- Ah... ya veo... – la voz de la joven se escucho un tanto desanimada

- El príncipe Lizerg, el prometido de ella, aun se encuentra en el palacio, se quedo ahí para continuar con la ceremonia a penas la princesa se recupere...

- Aunque por lo que he escuchado quizás la princesa no sobreviva – prosiguió con su explicación el anciano – es como si una maldición hubiese caído sobre la familia real, ya que de morir la princesa no quedara un heredero a la corona y esto ocasionara una gran conflicto para tomar el poder del reino

- Muchas personas temen que esto suceda, ya que no quieren volver a sufrir un altercado como el de hace veinte años contra el reino del sur... no creemos soportar la devastación del reino ahora que vivimos nuevamente en paz.

- Entiendo... – la visión de la joven se nublo un poco, al fin se había dado cuenta lo que sus precipitadas acciones provocaron.

- Si... aunque eh escuchado que el reino del sur esta sufriendo algo parecido – la conversación del anciano se prolongo un poco mas – hay rumores de que Cilión esta pasando por una situación igual.

- ¿Por qué lo dice? – ahora el que mostró interés fue el joven violáceo.

- Pues vera joven, al parecer el príncipe heredero no ha querido asumir el trono, de hecho el debió ser coronado hace dos años, si el no asume su lugar en la fecha establecida el reino quedara en manos de la pequeña princesa, al ser esta tan joven sucederá lo mismo que con nuestro reino, se ocasionara una guerra igual para asumir el poder.

- Tal parece que alguien quiere que los dos reinos se destruyan... – dijo fríamente el violáceo analizando un poco la situación.

- ¿Pero por qué? – replico la chica sin entender muy bien que quiso decir con aquello el muchacho.

- Viéndolo de esa manera – el anciano considero las palabras del joven – pareciera que la leyenda se esta haciendo realidad.

- ¿Leyenda? – pregunto la chica intrigada.

- Si... la leyenda de cómo los reinos mas poderosos sucumbirían ante el poder del hechicero maligno...

- Esa leyenda tiene ya muchos años transitando por los alrededores de los reinos vecinos – decía tranquilamente el anciano de grisáceos cabellos y mediana estatura a los dos jóvenes que hacia unos minutos lo habían ayudado con su carreta.

- Esas son solo patrañas – se expreso el violáceo con indiferencia – es solo una historia para asustar a los niños ingenuos.

- Tal vez... pero recuerda que todas las leyendas tienen algo de verdad en lo que dicen.

- ¿Y que cuenta esa leyenda? – siguió insistiendo la joven que al parecer tenia un interés especial en escuchar aquella historia.

- Según se dice hace poco mas de cien años existió un temible hechicero que aterrorizo toda la región... – empezó a relatar el anciano con cierta calma – se puede decir que este hechicero poseía poderes formidables pero a la vez perturbadores para un ser humano ordinario...

- Los poderes de este hechicero eran tan terribles que puso bajo sus pies a todos los reinos sin que ninguno pudiese hacer nada para contrarrestar su poder u oponer resistencia alguna... quedando de esta manera totalmente envueltos por la sombra y dominio de ese maligno ser por varios años, tiempo en los que las tinieblas cubrieron por completo todo sin que nada ni nadie pudiera hacer algo para contrarrestarlo.

- Aunque su dominio no iba a durar eternamente, a pesar de que muchos lo pensaron al perder por completo las esperanzas...

- Pues verán el día menos esperado apareció de la nada un hechicero de la luz, trayendo la esperanza nuevamente a las personas que se encontraban bajo el yugo del hechicero maligno... dando pie a la rebelión que se opondría de una buena vez por todas a las fuerzas oscuras provocando que se desatara una guerra para la liberación de los reinos que duro alrededor de diez años.

- P-pero pudieron derrotarlo ¿no es así? – pregunto la pelirosada con mucho interés, parecía una niña pequeña que prestaba atención a cada detalle relatado por el viejo.

- Oh... si, muchas vidas se perdieron para poder lograrlo pero se consiguió.

- ¿Y como fue derrotado? – la chica se veía sumamente emocionada con la historia

- La leyenda cuenta que el hechicero de la luz tuvo una ultima batalla contra él, la cual definió de una buena vez por todas el destino de los reinos involucrados en aquella guerra...

- Se dice que el hechicero de la luz fue asistido por dos formidables guerreros que estuvieron a su lado todo el tiempo, ayudándolo en todos los sentidos hasta que pudieron cumplir finalmente el objetivo deseado.

- La contienda que se sostuvo entre los dos fue brutal... tan terrible fue que el hechicero de la luz tubo que sacrificar su propia vida para poder sellar completamente el poder de su enemigo...

- Mientras que los valientes guerreros que lucharon a su lado tampoco salieron muy bien librados de la batalla, uno de ellos recibió una marca por parte del hechicero maligno antes de desaparecer sellando así la clave para revivir su poder cuando este regresara de su exilio.

- Porque antes de desaparecer completamente este hizo una ultima advertencia y predijo que cuando los planetas se alinearan con la Tierra y la luna llena estuviera en su máximo esplendor regresaría para vengarse de todos aquellos que osaron desafiarlo... en ese momento los dos reinos mas poderosos quedarían totalmente destruidos y entonces nadie mas se atrevería a desafiarle nuevamente.

- Con sus ultimas fuerzas el hechicero de la luz se aseguro de que esta profecía no se llevara a cabo, dejando tres llaves que en caso de ser necesario despertarían un poder mayor que lograría dar fin al mal encarnado en este caso por el hechicero perverso.

- ¿Donde están esas llaves? – pregunto con algo de curiosidad la joven pelirosada.

- Dos de ellas fueron conferidas a los guerreros que lucharon al lado del hechicero de la luz, estos las protegerían a toda costa para que no cayeran en manos equivocadas...

- ¿Y... la tercera?

- La tercera y la mas impórtate desapareció el mismo día que fue creada, nadie sabe a ciencia cierta que fue lo que paso con ella... pero es mejor que siga así, perdida... porque el día que reaparezca será para anunciar el regreso del hechicero y por consiguiente de la ultima batalla que definirá el destino de todos los pueblos que ahora conocemos.

- Tonterías... – por fin hablo el violáceo, que si bien no lo iba a admitir, él también había estado muy interesado en la narración del anciano – creo que ya es hora de que retomemos nuestro camino ¿no lo crees así "Takashi"? – dijo en forma sarcástica la ultima silaba.

- Um... – por un momento la pelirosada no entendió la indirecta del joven – ah... si... creo que ya es hora.

- Fue un placer conocerlo, ojala que tenga un buen viaje a Miune... – la joven hizo una pequeña reverencia para despedirse del anciano – gracias por todo.

- Al contrario, es bueno ver que aun haya gente dispuesta a ayudar a los demás – sonrió el anciano – hasta luego y que ustedes también tengan un buen viaje.

- Gracias... – la chica se despidió por ultima vez para seguir al joven que ya la había dejado algunos metros atrás.

- ¡Espéreme por favor joven Ren! – llamo al chico para que detuviera un poco su paso.

Cuando finalmente lo alcanzo le siguió lentamente ya que al parecer estaba muy concentrado en ubicar la dirección a seguir en ese momento, como siempre consultando aquella brújula extraña que utilizaba para ubicar el camino a seguir, esto se prolongo por algunas horas mas hasta que finalmente cayo la noche.

Los dos jóvenes decidieron acampar en un pequeño claro del bosque junto a un riachuelo donde pudieron conseguir varios peces para la cena, Ren hizo una fogata con algunos trozos de madera seca que encontraron en los alrededores, para que después Tamao los arreglara debidamente y los pusiera a asar junto al fuego.

El violáceo debía admitir que esa chica sabia cocinar muy bien, ya que en varias ocasiones había hecho maravillas culinarias con los ingredientes mas insignificantes, llegando quizás a ser su comida mucho mas deliciosa que la preparada por el chef del palacio o al menos eso le parecía a él.

Cuando los pecados estuvieron listos los chicos se sentaron alrededor de la fogata para degustar aquella comida que la joven aderezo con algunos otros condimentos, por unos momentos mas estuvieron en completo silencio...

- ¿Joven? – pregunto bajamente la chica aunque el otro alcanzo a oírla perfectamente.

- ¿Qué sucede? – mantuvo su vista en el fuego sin volverse a verla un solo momento.

- ¿Cree que lo que nos dijo el señor Manta pueda ser verdad?

- No lo sé... – dijo tranquilamente el chico – aunque a mi parecer esos son solo cuentos de hadas absurdos, inventados para asustar a cualquier ingenuo que lo crea.

- Pero...

- Ya no deberías preocuparte por eso – la interrumpió con su ya establecida y muy conocida expresión gélida en el rostro – ahora trata de dormir que mañana madrugaremos.

- Esta bien... que descanse – respondió con resignación al ver que el chico se acomodaba en el pasto cerca de la fogata dispuesto a dormir – buenas noches...

- Buenas noches – dijo este con desgano mientras la chica sonreía por la respuesta obtenida.

- "Al menos hubo un avance..." – pensaba la ella – "por lo menos ahora me dirige la palabra" – un sentimiento de alegría la inundo por unos momentos al contemplar al joven que tenia al frente del otro lado de la fogata.

- "Cuando duerme se ve totalmente diferente al orgulloso y arrogante joven que usualmente es" – los pensamientos de la joven estaban completamente centrados en el chico – "al contrario luce tan tranquilo cuando esta así, podría decirse que se ve hasta tierno ..." – la chica se sonrojo un poco por su ultimo pensamiento.

Sacudió fuertemente la cabeza tratando de quitarse esos pensamientos de encima, los cuales atribuyo al cansancio y la presión a la que había estado sometida los últimos días, estos factores seguramente estaban provocado que empezara a desvariar, era mejor que ella también se acomodara para poder dormirse de una buena vez.

- "¿Pero que estoy diciendo, no puedo estar pensando en eso, deben ser solo alucinaciones mías, si eso debe ser... es imposible que yo piense eso"

- " Y-yo... yo tengo un prometido y muy pronto voy a casarme con él, además... además..." – volvió su vista nuevamente al chico que yacía dormido – "pero es que se ve tan lindo..."

- Agh... – murmuro con algo de coraje dándose unos pequeños coscorrones en la cabeza, debía sacar esos pensamientos absurdos cuanto antes de su cerebro, porque estaba presintiendo que no le iban a traer nada bueno si los dejaba crecer.

Seria una larga noche para la joven, no solo por el insomnio que habían provocado sus supuestas alucinaciones sino también por el frió de la atmósfera que comenzaba a resentirse en el ambiente, asimismo pudo observar como las hojas de los árboles empezaban a tornarse en colores naranjas y marrones dando hermosos matices al follaje del bosque.

Sin duda el verano había llegado a su fin muy pronto seria el otoño, la cuenta regresiva había comenzado, los jóvenes tendrían que darse prisa en su búsqueda antes de que el invierno los alcanzara porque entonces su tarea se vería severamente dificultada, y mas porque estarían llegando a la fecha limite establecida por la reina.

Más sin embargo nada seria fácil para ellos de ahora en adelante, ya que en la oscuridad del bosque desde lo mas profundo de las sombras un par de ojos rojizos observaban atentos cada movimiento que realizaban, esa sombra los vigilaba desde hacia un buen tiempo sin que ninguno hubiese notado su presencia, sin duda que ese ser les causaría muchos problemas mas adelante, ya que por ahora solo se había limitado a observar sus acciones, pero a pesar de estos hechos ese ser ya tenia trazado un muy elaborado plan el cual involucraba a ambos príncipes.

Continuara...

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No se como le haya parecido este capitulo, por que a decir verdad tenia mucho que decir y muy poco tiempo para escribir (me salió un verso y sin esfuerzo(:P), igual espero haya quedado bien, por el momento me despido como siempre esperando que me dejen sus comentarios y agradeciendo a los que leen el fic y aparte me dejan un review, nunca me canso de agradecerles porque sin ustedes y su apoyo créanme que hace mucho que habría dejado de escribir esta historia, ahora si ya me voy hasta la próxima.