Titulo: La Llave Suprema
Resumen: Tamao es una princesa que ha perdido lo más valioso y ya no siente deseos de vivir, en cambio Ren morirá pronto a causa de una maldición, pero antes de que esto suceda hará todo lo posible para que poder evitarlo.
Declaimer: Shaman King pertenece a su respectivo autor esta historia la hice por diversión y nada mas.
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CAPITULO 7
Las hojas de los árboles empezaban a caer a todo lo largo de la campiña silvestre, la mujer observaba atenta aquel acontecimiento a través de los enormes ventanales de su habitación, esta se encontraba muy preocupada por el bienestar de ciertos jóvenes que habían partido hacía ya tres semanas en la búsqueda de un poderoso enemigo.
Y aunque sabia perfectamente que su hijo no la defraudaría y mucho menos faltaría a su promesa algo seguía atormentándola, era un mal presentimiento que no la abandonaba un solo instante desde entonces, confiaba plenamente en el buen juicio de este y de su joven acompañante pero de todas maneras la angustia que experimentaba no la dejaba en paz ni un solo momento.
Estaba tan concentrada en sus pensamientos que no se percato de la presencia de su dama de compañía, la cual desde hacia unos momentos la llamaba sin obtener respuesta.
- Su majestad... me escucha... – la doncella rubia le hablo por ultima vez.
- Eh... – fue entonces que esta por fin pudo regresar a la realidad - ¿qué sucede Ana?
- La señorita Jeanne ya esta aquí su majestad – el tono de la rubia se torno serio.
- Ah... muy bien – sonrió suavemente la mujer de cabellos violáceos – ¿ya se instalo debidamente?
- Si su majestad, ahora se encuentra en sus aposentos...
- Entonces dile por favor que la recibiré en la biblioteca en quince minutos – dijo amablemente la hermosa mujer.
- Como usted diga... con su permiso – hizo una pequeña reverencia para inmediatamente después salir en busca de la aludida, la reina por su parte se dispuso a salir de su habitación para dirigirse a la biblioteca.
Dos semanas a tras le llego la noticia de la próxima visita de la joven, cuando recibió aquella carta que le anunciaba su regreso, sintió mucha alegría dentro de su corazón ya que vería de nuevo a esa jovencita que ella crió como si se tratase de su propia hija y a la cual consideraba como tal.
La joven de plateados cabellos y ojos escarlata se puso en marcha al lugar solicitado llegando al sitio tal y como se lo indico la doncella rubia, ya habían transcurrido alrededor de tres años que no estaba en ese palacio el cual sin lugar a dudas era su verdadero hogar.
Después de la muerte de sus padres esta fue a vivir al reino del sur con una prima de su madre, tenia a penas cuatro años cuando aquella tragedia sucedió y al no haber un lugar a donde pudiera ir sus tíos aceptaron gustos tenerla bajo su tutela, en todo ese tiempo ella había mostrado un especial interés en hacer el bien y ayudar a los demás, por lo que cuando cumplió catorce años decidió ingresar al convento.
- Querida Jeanne, que alegría me da volver a verte – exclamo la reina a penas vislumbro la silueta de la joven.
- Tia Ran... – se expreso de igual manera al contemplar a la mujer que era como su segunda madre.
- Ya han pasado tres largos años desde que decidiste ingresar al convento… – dijo la mujer mientras abrazaba fuertemente a su sobrina – desde entonces casi no nos hemos podido ver.
- Es verdad…– sonrió con satisfacción la chica – aunque ahora sea solo una novicia tengo muchas responsabilidades por esta razón me ha sido imposible frecuentarlos, sin embargo la abadesa me permitió venir de visita por un tiempo…
- Ya veo... – las dos tomaron asiento en un pequeño sofá – pero según me contaste en tu carta tal vez muy pronto te serán impuestos los hábitos definitivamente ¿no es así?
- Si... es por esta razón que la madre abadesa decidió darme un tiempo para pensar mucho mejor las cosas... usted sabe, debo estar completamente segura si mi verdadera vocación es tomar la vida religiosa – sonrió nuevamente la joven – aunque en mi corazón ya no hay ninguna clase de duda, quiero dedicar mi vida completamente al Señor.
- Me alegro por ti... – le dijo dulcemente la mujer.
- Por cierto ¿donde están Ren y la pequeña Jun?... – pregunto con algo curiosidad – hace mucho que tampoco los veo a ellos.
- Jun esta arriba haciendo sus deberes, y Ren... – titubeo un poco – Ren esta de viaje... estará afuera al menos por dos meses mas – la voz de la reina se torno un poco seria y podría decirse que hasta triste.
- Entiendo... – sonrió apaciblemente al ver el semblante de esta, tratando así de reconfortarla un poco.
Era extraño el efecto que tenían las acciones de esa niña sobre las personas, siempre parecía desprenderse de ella una calidez y tranquilidad que hasta en las situaciones más difíciles podía expresar y hacérselas sentir a los demás.
Su charla se prolongo por alrededor de una hora mas, al cabo de la cual la reina tuvo que retirarse debido a un compromiso que tenia que atender cuanto antes, sin duda las dos debían decirse muchas cosas aun, pero ya tendrían mucho tiempo para hacerlo pues la joven no se iría de palacio hasta después de la coronación de su primo.
Para desaburrirse un poco del largo camino que recorrió los últimos cuatro días y también para tratar de despejar su mente, la chica salió del palacio con dirección a los jardines principales.
Desde que era pequeña siempre le gusto pasar la mayor parte de su tiempo en esos lugares, tanto le agradaba que su tío, el rey En, le obsequio un pequeño pedazo de tierra en los alrededores del palacio, esta lo convirtió en un hermosísimo jardín donde podía estar a solas con la naturaleza las veces que quisiera.
Recordando sus tan apreciados recuerdos de niñez se encamino a ese jardín que era tan especial para ella, quería asegurarse de que Hao lo hubiese cuidado tal y como se lo había prometido antes de que esta partiera.
Si bien ellos dos nunca se llevaron bien o al menos eso querían demostrar a los demás, en verdad eran buenos amigos y a pesar de que los dos tenían formas completamente opuestas de ver la vida compartían una afinidad en común, el gusto que ambos tenían por la naturaleza y los seres vivientes.
Cuando eran niños entre los cinco, ya que Yoh, Ren y Ana también habían participado, se encargaron de darle vida a ese jardín, convirtiéndolo en uno de los más hermosos de los alrededores...
Pero debido a las responsabilidades que Ren tuvo que asumir después de la muerte de su padre, el adiestramiento de Yoh para convertirse en jefe de la guardia de palacio y los duros entrenamientos de Ana para que este cumpliera su cometido, solo quedaron ella y Hao para darle el debido mantenimiento al lugar.
Y aunque se las arreglaron muy bien solos, llego el momento en el que ella también tuvo que partir al tomar la decisión de convertirse en religiosa, así que Hao fue el único que quedo.
Después de un rato de andar en los demás jardines llego al lugar que tenia planeado visitar desde un principio, se llevo una gran sorpresa al ver que el jardín seguía siendo tan o mas hermoso que cuando ella se fue, se sintió realmente feliz al ver que por una sola vez en su vida el chico castaño había cumplido una promesa.
Camino lentamente captando cada pequeño detalle del lugar, el solo ver que el otoño aun no tocaba ese sitio la hizo completamente dichosa, los rosales seguían tan bellos como los recordaba y los árboles frutales aun no perdían completamente el color verde de sus hojas.
Paso un buen rato observando aquel fabuloso espectáculo de la naturaleza hasta llegar a un pequeño riachuelo que atravesaba justamente por la mitad del jardín, en la orilla del mismo puedo observar la figura de un gallardo muchacho de cabellos castaños, este estaba sentado tranquilamente sobre el pasto que cubría la mayor parte del lugar.
- Jeanne, que sorpresa... – expreso el muchacho sin siquiera voltear a ver a la joven.
- Hola Hao – sonrió disimuladamente al darse cuenta de que a pesar que ya llevaban mucho tiempo de no verse, este aun podía sentir su presencia y saber inmediatamente que se trataba de ella.
La joven tomo asiento junto a él adoptando la misma postura con la vista al frente.
- Veo que cumpliste tu promesa – hablo tranquilamente la chica.
- Que mas podía hacer – sonrió con algo de sarcasmo – bien sabes que no iba a dejar desprotegido este lugar solo porque a ti se te metió la absurda idea en la cabeza de ser monja.
- Eso imagine – dijo pausadamente sin que el comentario de este la molestara en lo absoluto – sabes a mi también me da gusto verte.
- Yo nunca dije que estuviera feliz de volver a verte – le contesto con algo de arrogancia.
- Entiendo – sonrió suavemente, sin lugar a dudas ese chico no había cambiado en nada desde la última vez que lo vio.
- ¿Por qué regresaste? – hablo de una forma despectiva, mientras le miraba de reojo.
- Eh decidido pasar un tiempo con mi familia antes de tomar completamente los hábitos...
- Ah... – volvió su vista nuevamente al frente
- Veo que todavía no aceptas la idea de que haya tomado este camino...
- Tu no eres mi único mundo ¿sabes?... – regreso el tono de arrogancia que había utilizado antes – para tu información ya tengo la vista en otra persona – sonrió nuevamente al recordar la imagen de esa joven que desde hacia días no sacaba de su cabeza.
- Me alegro por ti – volteo a verlo dulcemente esbozando una bella sonrisa – por la forma en que lo dices presiento que serás muy feliz a su lado si ella corresponde de igual forma tus sentimientos, yo estaré orando por que las cosas salgan bien entre ustedes.
- No me crees capas de que pueda yo solo con esto ¿verdad? – le volteo a ver algo molesto pero sin perder un solo momento la serenidad que lo caracterizaba – porque no necesito la intervención divina para estos asuntos, yo se muy bien como hacerlo así que es mejor que no te entrometas en lo que no te importa.
- D-disculpa... no quise decir... – desvió su mirada al agua que corría frente a ellos.
No supo el motivo, pero sin lugar a dudas las palabras de su amigo la habían lastimado hondamente, pensó que en ese tiempo en que los dos se separaron la trataría de una forma diferente o por los menos sus desplantes ya no le dolerían tanto, pero se equivoco completamente.
- Perdón por molestarte... – se levanto rápidamente de su lugar dispuesta a irse, antes de que esto ocurriera este la sujeto fuertemente de la muñeca impidiendo así su escape.
- Lo volví a hacer ¿verdad? – le miro de frente con aquellos profundos ojos negros y pudo notar como los ojos de la chica se habían empañado un poco.
- ¿D-de... que hablas? – desvió sus ojos escarlata a otra dirección tratando de disimular aquel sentimiento de tristeza que empezaba a embargarla.
Más fue inútil, el chico castaño la conocía mejor que nadie y podía percatarse fácilmente de los más ligeros cambios de ánimo en ella.
Se puso de pie lentamente hasta quedar frente a frente, fue entonces cuando noto los cambios fisonómicos que había experimentado la joven, ya no era mas esa flacucha niña que él vio la última vez desde la ventana de su habitación en ese carruaje que se alejaba de palacio, ahora era una joven por demás hermosa y muy bien dotada, al parecer el patito feo se había convertido en un hermoso cisne.
- Jeanny... – le hablo suavemente pero sin soltar su muñeca por unos momentos mas, estaba como embelesado con ella - ... lo siento.
- No tienes porque disculparte Hao, todo esta bien... – le dedico una bella sonrisa
- "La sonrisa mas hermosa que he visto" - pensó él, haciendo que sonrojarse un poco
- Ahora... – titubeo un poco la chica.
- ¿Si...? – seguía en aquel trance.
- ¿Puedes soltarme? – le dijo tranquilamente.
- Eh... si, lo siento – la soltó lentamente de su agarre.
- Hasta luego Hao, nos veremos después – se retiro silenciosamente del lugar ante la mirada del muchacho castaño.
- Hasta luego Jeanne – sonrió para sus adentros sin decir nada más.
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- Joven Ren ¿puedo preguntarle algo? – dijo tranquilamente la pelirosada mientras cabalgaba cerca al joven ambarino.
El tiempo seguía su marcha, los jóvenes ya llevaban casi dos meses de búsqueda pero al parecer no habían tenido resultados satisfactorios, era como si Yuerame hubiese desaparecido de la faz de la tierra.
- ¿Qué quieres saber? – hablo indiferentemente el violáceo sin quitar la vista del frente, seguía muy concentrado en seguir la dirección de la brújula que llevaba en la mano.
Si bien era verdad que su relación había mejorado considerablemente, aun existía cierto distanciamiento entre ellos, era como si el peliviolaceo interpusiera una barrera invisible para que la chica no se acercara a él, mientras que ella quería averiguar todo lo posible sobre ese joven misterioso que cada día que pasaba se volvía una persona muy importante y valiosa para ella.
- ¿P-puedo saber...? – titubeo un poco, no sabia como el chico reaccionaria a su pregunta - ¿Puedo saber por qué siempre se orienta con esa brújula descompuesta?
El chico la vio de reojo con una mirada congelante, esta solo se encogió de hombros y guardo silencio inmediatamente porque creyó este no le iba a dar una respuesta.
- Es porque... – el joven volvió la mirada nuevamente al frente – es porque esta brújula no nos guía al norte sino a otra dirección más especifica...
- ¿E-entonces hacia donde apunta? – se aventuro nuevamente a preguntar.
- Nosotros no necesitamos ir al norte... lo que necesitamos es encontrar al hechicero, así que la brújula nos guía directamente a la guarida de ese sujeto – hablo tranquilamente el chico sin regresar su vista un solo momento
- N-no, no comprendo... – volteo a verlo algo confundida ante la extraña respuesta.
- Esta brújula esta hecha especialmente para ubicar la energía maligna de Yuerame, fue dejada hace más de cien años por uno de mis antepasados para poder localizarlo en caso de que fuese necesario.
- ¿C-cien!... ¿cien años! – exclamo sumamente sorprendida - ¿pero como es posible?
- ¿Por qué te sorprende tanto? – dijo tranquilamente él – es un hechicero lo recuerdas, a través de sus pociones puede alargar el tiempo de su vida.
- Pero es que si lo que me dice es verdad el seria un anciano...
- ¿Si... y...? – su atención se centro en las ultimas palabras de la joven - ¿cuál es tu punto?
- Que el sujeto que asesino a mi padre no tenia más de treinta años – el joven volteo a verla inmediatamente.
- ¿Tu lo viste? – volvió su caballo hasta quedar frente a ella – ¿entonces sabes como es?
- S...si – bajo lentamente la mirada – pude verlo el día que mi padre murió – hablo pesadamente ya que le dolía mucho recordar lo ocurrido, el joven descendió de su caballo y le indico a ella que hiciera lo mismo para hablar con más calma.
- Yo puede ver perfectamente lo que ocurrió ya que me había escabullido entre algunos matorrales – empezó a relatar la muchacha mientras los dos tomaban asiento bajo la sombra de un enorme árbol de arce al no ser mas del medio día – todos dijeron que había sido un accidente el que mi padre hubiese caído del caballo, pero no fue así... nunca hable con nadie sobre esto pero ese día seguí a mi padre sin que se diera cuenta, quería darle la sorpresa de que por fin podía controlar perfectamente a Alamí… pero... – sus ojos se pusieron un poco vidriosos
- Antes de que lo hiciera ese sujeto apareció de la nada parándose justamente enfrente de él – el muchacho estaba atento a lo que ella le relataba.
- Mi padre no pareció sorprenderse por la intromisión de ese sujeto, de hecho mas bien creo que lo estaba esperando por la reacción tan tranquila que tuvo en ese momento... después de unos minutos de charla empezaron a discutir, fue entonces que escuche claramente el nombre de ese individuo, mi padre lo llamaba Yuerame.
- ¿Alcanzaste a escuchar lo que decían? – el joven giro su vista lentamente a ella, era de vital importancia para su misión lo que en esa conversación se había tratado.
- Solo parte... ya que no alcanzaba a oír muy bien desde donde me encontraba – volteo a verlo tratando de tranquilizarse un poco.
- ¿Qué fue lo que le dijo? – pregunto serenamente el de cabellos violáceos al ver la expresión de angustia en el rostro de la joven.
- Lo amenazo diciéndole que si no entregaba la llave todo el reino iba a lamentarlo... mi padre se opuso tajantemente y dijo que aunque perdiera la vida jamás iba a dársela – su voz se empezó a entrecortar.
- M..mi padre monto su caballo y se retiro del lugar, entonces ese sujeto empezó a recitar unas palabras que yo no puede entender... – la voz de la chica se entrecorto mas por los sollozos y las abundantes lagrimas que empezaban a rodar por sus mejillas – u…una... – trato de aclarar su voz - una enorme sombra apareció de la nada y espanto al animal que mi padre montaba.
- No pudo controlarlo y entonces cayo de el golpeándose fuertemente la cabeza contra una piedra… - hablaba desesperadamente sin que las lagrimas dejaran de salir de sus ojos a pesar de que los había cerrado fuertemente para tratar de contenerlas – el caballo estaba tan asustado y fuera de si que empezó a relinchar golpeando con sus patas traseras el cuerpo inmóvil de mi padre.
- Y-yo estaba aterrorizad por lo que veía... sin pensarlo corrí lo mas fuerte que pude hasta quedar a su lado … - la desesperación de la chica aumentaba a cada palabra que salía de su boca – aleje como pude al animal tratando de auxiliar a mi padre… p-pero… pero fue demasiado tarde… - el tono de su voz empezó a hacerse mas débil casi como un murmullo - él ya estaba muerto…
- Yo me aferre a su cuerpo lo más fuerte que pude, mientras ese sujeto se burlaba de mí y desaparecía del lugar de la misma forma en que apareció… sin dejar rastro alguno – la chica empezó a temblar por la rabia al no poder sacar esos sentimientos de frustración acumulados dentro de ella, mientras mantenía fuertemente presionados los puños sobre sus piernas sin que las lagrimas dejaran de caer abundantemente.
- Aun puedo recordar el cuerpo inerte de mi padre sobre mis brazos todo bañado de sangre... – trato de esconder su rostro entre sus manos al no saber que mas hacer – y lo peor es que no pude hacer nada... murió por mi culpa... por mi culpa...
Ya no pudo decir nada mas, estaba en extremo afectada al recordar todo aquello, el joven no supo que decir para calmar su dolor, hasta ahora entendía todo el sufrimiento que esta había experimentado y el porque el deseo de venganza en una chica tan apacible e inocente.
Ese sujeto había causado mas daño del que el chico imaginaba – "¿a cuantas personas mas afectaría en su enfermo afán por conseguir lo que desea?" – pensaba el chico mientras contemplaba el semblante desconsolado y angustioso de la joven.
- Cálmate, de todas formas no hay nada que tu hubieses podido hacer – trato de darle algo de consuelo pero solo ocasiono un efecto contrario al que esperaba.
- ¡Es que usted no lo entiende! – alzo su voz con desesperación – si tan solo yo no hubiese sido tan débil esto jamás habría pasado... ¡fue mi culpa!
- ¡Escúchame bien! – le hablo fuertemente el violáceo mientras tomaba el rostro de la joven entre sus manos obligándola a verlo directamente a los ojos – el que seas o no fuerte nada tuvo que ver en que tu padre muriera.
- Pero... – trato de clamarse un poco al ver directamente en aquellos profundos ojos dorados.
- Si tu hubieses intervenido de seguro ese miserable también te habría asesinado – fue soltándola poco a poco al notar a la joven un poco mas calmada – ese sujeto ha ocasionado mas atentados y desgracias que un simple homicidio, créeme que tu no has sido la única que ha sufrido a causa de ese mal nacido...
- Aunque así fuese... yo tengo que hacer algo para vengarme y poder sacar toda esta rabia que me ha ido consumiendo lentamente – cuando por fin pudo dejar las lagrimas de lado y calmarse un poco lo miro con suma determinación en su rostro – no puedo quedarme tan tranquila y fingir que nada paso, me estaría engañando a mi misma y estaría defraudando a mi padre.
- Tamao... – en ningún momento dejo de mostrar su semblante serio sin embargo esta vez hubo algo distinto, sus ojos no mostraban aquella frialdad que siempre mantenían, sino mas bien era cierta calidez, esa calidez que solo le demostraba a su hermana y que la chica pudo presenciar en una sola ocasión – no dejes que ese imbecil se salga con la suya llenando tu corazón de odio, porque ese es su único cometido... – mantuvo una de sus manos sobre la mejilla de la chica.
- Yo mejor que nadie sé lo que es vivir así, siempre lleno de rencor y odio... pero tú Tamao eres demasiado inocente y pura para que elijas vivir de esa forma...
- Joven Ren... – sin duda ese chico tenia un maravilloso poder curativo para sus heridas internas, de alguna manera cuando dejaba su faceta de chico arrogante y frío le ayudaba a encontrar rápidamente la paz interior que tanto añoraba.
En ese pequeño instante de calma los ojos de los jóvenes se entrecruzaron de una forma extraña, perdiéndose por un momento cada uno en los ojos del otro, quedando así bajo los efectos de un magnifico hechizo que de alguna forma obligo al joven violáceo a acercarse lentamente al rostro de la doncella hasta quedar a solo un par de centímetros de ella.
En ese momento mágico ella pudo sentir como sus mejillas ardían ante la cálida respiración del muchacho sobre su piel, mientras que el palpitar de su corazón latía desmesuradamente rápido.
Muchas emociones antes desconocidas para ella empezaron a surgir de un momento a otro, eran sentimientos hermosos que sin duda quería dejar guardados para siempre dentro su ser y su memoria, nadie antes provoco tal reacción en todos sus sentidos, las acciones del chico la hacían sentirse extremadamente bien.
El joven por su parte atravesaba una situación similar al sentirse completamente atraído por la dulce fragancia que de ella emanaba, su piel era tan tersa que no pudo resistirse a acariciar suavemente su mejilla hasta rozar delicadamente con sus dedos los suaves labios de la joven, fijando completamente su atención en ellos y empezando a sentir la enorme necesidad de hacerlos uno con los suyos.
Y estuvo a unos milímetros de lograrlo de no ser porque alguien los interrumpió abruptamente, el chico sintió como de repente algo se incrustaba en su espalda mientras que una sensación de dolor se apoderaba de todo su ser.
La joven abrió desmesuradamente los ojos al percatarse de lo que estaba ocurriendo, una flecha había atravesado parte del hombro izquierdo del muchacho, tiñéndose poco a poco de un color púrpura su capa oscura.
Continuara...
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Con esto concluyo el capitulo ocho, la verdad no se que valla a pasar después pero ya veré como seguirle (XD), agradezco a quienes me dejan sus comentario y también a los que se toman la molestia de leer el fic, por el momento eso fue todo ahora si me despido y nos vemos el próximo capitulo ☺.
