Titulo: La Llave Suprema

Resumen: Tamao es una princesa que ha perdido lo más valioso y ya no siente deseos de vivir, en cambio Ren morirá pronto a causa de una maldición, pero antes de que esto suceda hará todo lo posible para que poder evitarlo.

Declaimer: Shaman King pertenece a su respectivo autor esta historia la hice por diversión y nada mas.

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CAPITULO 8

A pesar de tener esa flecha atravesada en su hombro izquierdo el muchacho tuvo una reacción inmediata al ver que una nueva saeta se dirigía a ellos, instintivamente cubrió a su joven acompañante anteponiendo su propio cuerpo para que nada malo le ocurriese, cayendo abruptamente los dos al piso por la inercia de su acción, para su suerte lograron esquivarla justo a tiempo.

Segundos después este se levanto rápidamente tomando a la joven fuertemente de la mano y corriendo en dirección a una arboleda cercana rodeada de varios arbustos y plantas que les servirían como camuflaje, tratando así de protegerse y plantear una estrategia efectiva para contrarrestar el sorpresivo ataque ya que las flechas seguían cayendo como una lluvia de dardos sobre ellos.

Cuando por fin estuvieron a salvo el chico jalo con todas sus fuerzas el objeto incrustado en su hombro ahogando un grito de dolor para no ser descubiertos, la joven no supo muy bien que hacer por él en esos momentos, solo acato a desgarrar parte de su capa y cubrir la herida como pudo, tratando así de contener un poco la hemorragia.

- Joven Ren ¿qué vamos a hacer? – volteo a verlo sumamente angustiada por aquella difícil situación en la que estaban envueltos ahora, mientras terminaba de poner su improvisado vendaje.

Él no le respondió, estaba mas ocupado en tratar de ubicar el sitio de donde habían provenido aquellas flechas, cuando por fin pudo dar con el lugar una idea se formo a velocidad luz en su cerebro.

- Préstame tu capa... – le dijo inesperadamente a la joven.

- Pero... – la chica titubeo un poco.

- ¡Rápido! – le hablo fuertemente sin mostrar emoción alguna en su rostro.

- E-esta bien... – esta obedeció inmediatamente.

El muchacho tomo una enorme rama que estaba tirada junto a ellos y entonces puso sobre ella la capa de la chica entregándosela así momentos después.

- Escúchame muy bien… – le hablo seriamente el ambarino – usaremos tu capa como señuelo… cuando yo te diga sacaras la capa para que ellos puedan verla ¿entendiste?...

- Entiendo – contesto la chica dejando su nerviosismo de lado, lo que menos necesitaban ahora era entrar en estado de pánico, el chico se movió sigilosamente por detrás de los arbustos no haciendo ninguna clase de ruido, cuando estuvo en posición dio la orden a la chica.

- ¡Ahora! – al instante ella hizo lo indicado, algunas flechas hicieron su aparición momentos después las cuales fueron a parar justamente en el señuelo, el joven por su lado tomo una piedra del piso y asesto justamente en la frente del sujeto que los atacaba, ocasionando que este cayera estrepitosamente de uno de los árboles que hasta ahora le sirvieron como escondite.

Si algo caracterizaba a Ren Tao era la excelente puntería que poseía, pudiendo dar exactamente en el blanco a una distancia no mayor de cincuenta metros.

- Excelente tiro joven – se le acerco la chica pelirosada para felicitarlo.

- Eso no importa – le hablo fríamente – ahora debemos averiguar quien ese sujeto y que quería de nosotros… aunque lo más probable es que sea un ladrón.

- E-esta bien... – los dos jóvenes se acercaron lentamente, siempre alerta para que no los fueran a tomar desprevenidos.

Pero cuando quedaron frente a frente al individuo se llevaron una gran sorpresa.

- ¡E-es una chica...! – dijo la pelirosada sorprendida, el ambarino solo volteo a ver a su acompañante con ironía.

- Auch... – la chica pelirroja parecía reincorporarse tocando su frente al sentir como un hilito de sangre corría por ella – eso me dolió mucho... – el violáceo desenfundo su espada y le apunto directamente a la garganta.

- ¿Quién demonios eres y por que nos atacaste de esa manera? – un escalofrió recorrió la espina dorsal de la joven pelirroja al escuchar lo insensible que se escuchaba la voz de ese individuo

- Ella no tiene porque responderte – otra voz apareció desde la espesura de los arbustos dejando ver la figura de un hombre de mas o menos veinticinco años de edad con un peinado sumamente extravagante – déjenla ir y entreguen todas sus pertenencias en este momento...

- Y si no lo hacemos ¿que...? – lo reto el peliviolaceo manteniendo su postura de frialdad extrema.

- Sino me veré obligado a tomar medidas drásticas – dicho esto varios individuos mas salieron de entre los arbustos rodeando a los chicos.

- Matilda eres una tonta... ¿cómo te dejaste atrapar tan fácilmente? – la voz molesta de una chica de cabellos azules se dirigió a la joven pelirroja que estaba amenazada por la espada del ambarino.

- No es mi culpa... – replico la pelirroja con una pequeña rabieta – yo que iba a saber que tenia tan buena puntería.

- No es hora de que empiecen con una de sus discusiones – hablo el hombre de peinado extraño.

- Mary esta de acuerdo con el señor Ryu... – esta vez intervino una joven de coletas rubias no mayor a Tamao, la cual sostenía fuertemente abrazado un muñeco – no es tiempo de una de sus absurdas peleas.

- Nadie pidió tu opinión Marion – dijo molesta y cruzándose de brazos la de cabellos azules largos.

- Basta de peleas Kanna... – intervino finalmente el hombre del peinado extravagante haciendo que las chicas obedecieran de inmediato – ahora aras lo que te pido o dejaras que tu joven acompañante sufra las consecuencias.

- ¿De que hablas? – el joven giro la cabeza hacia la chica de cabellos rosados y pudo ver como un hombre obeso la tomaba por la espalda amenazándola con una pequeña daga.

- Tú decides... – dijo finalmente el hombre.

- Esta bien... – hablo con fastidio el violáceo.

- Joven Ren no... – trato de intervenir la chica pero era demasiado tarde este ya había dejado ir a la pelirroja.

- Mata a ese chico Ball Boy... – le ordeno el de peinado extraño al obeso a penas la pelirroja se encontró a salvo.

- Espera un momento... – hablo fuertemente el violáceo sin perder la calma – tu prometiste…

- Te equivocas yo nunca lo prometí – se volvió arrogantemente al muchacho – ahora cumple mi orden.

- Lo siento pequeño debilucho, pero una orden es una orden – dijo el obeso antes de disponerse a cortar la garganta de la muchacha.

En un ágil movimiento la chica dio un codazo en el abdomen del hombre obeso sacándole totalmente el aire y haciéndolo bajar completamente la guardia, así pudo safarse apresuradamente de él al momento que desenvainaba su espada y se ponía de espaldas al muchacho ambarino.

- Parece que no soy tan débil como pensaste – se dirigió al sujeto que estaba ahora tirado en el piso sin poder recuperarse.

- Valla que resultaste ser todo un estuche de monerías – hablaba el ambarino de espaldas a la joven sin bajar la guardia en ningún un momento.

- Mi padre se encargo de entrenarme muy bien para que no fuera a sufrir ninguna clase de abuso – dijo la chica con una mediana sonrisa – así que me dio la misma preparación que se le daría a un varón.

- Ya veo… – sonrió el de ojos ámbar – que te parece si acabamos con estos sujetos de una buena vez.

- Me parece bien – los dos se hicieron una pequeña seña con la cabeza y se arrojaron contra sus atacantes los cuales eran como quince.

Los chicos se lanzaron contra ellos en un ataque suicida ya que sin duda tenían una gran desventaja, pero a pesar de eso pudieron arreglárselas muy bien acoplándose a la perfección en el campo de batalla.

Tamao con su gran agilidad esquivaba fácilmente los ataques de sus enemigos golpeándolos con el contrafilo de su espada para no lastimarlos mucho pero si causar el daño suficiente para que no pudieran recuperarse cuanto antes.

Ren sin embargo lidiaba con las tres locas que se hacían llamar a si mismas el trío de la flor, a pesar de su aspecto frágil eran bastante buenas atacando, pero no lo suficiente para derrotarlo, así que apenas se descuidaron este arremetió dejándolas desarmadas en cuestión de minutos.

- Maldita sea no voy a dejar que un par de mocosos se salgan con la suya – dijo furioso el hombre de cabellos negros y peinado extraño al ver como ese par de chiquillos se deshacían fácilmente de todos sus partidarios.

- Hablas mucho y no veo que hagas nada para detenernos – se dirigió a él de forma sarcástica el violáceo haciendo que este se irritara mas.

En instantes se lanzo contra él chico despojándolo de su espada con un veloz movimiento, el joven retrocedió un poco ante esa acción pero sin bajar la guardia en ningún momento.

- ¡Joven Ren! – grito la chica al ver como la balanza se estaba volcando a favor de ese delincuente.

- No te preocupes por mi – dijo el violáceo sin perder en ningún momento la calma y mucho menos la confianza de salir victorioso de esa batalla, haciendo con su acción enfurecer mas al ya de por si molesto líder de los ladrones.

- ¿Qué estas diciendo mocoso del demonio! – le grito el sujeto – que no vez que llevas todas la de perder ya has perdido tu espada y dudo mucho que puedas ganar en ese estado… - señalo el hombro lastimado del chico – así que deja de una buena vez tu estupida confianza ya que eso no va a salvarte – le dijo el sujeto con un dejo de arrogancia en sus palabras.

- Ja… - rió sarcásticamente sin dejar su ironía un solo momento – alardeas solo porque tu estas armado... pero dudo mucho que lograras derrotarme en un combate cuerpo a cuerpo.

- Que insolente… - apunto con su arma directamente a su cabeza.

- Joven Ren por favor no lo provoque… uy, lo siento eso debió dolerte – la chica se defendía de los ataques mientras se disculpaba de cada uno de sus contrincantes a penas los derrotaba – por favor hágame caso.

- Tu no te metas…

- Hazle caso al chico, él solo esta preocupado por ti – se carcajeo el individuo tratando de disfrazar así su descontrol.

- A caso tienes tanto miedo de que te derrote limpiamente sin ninguna clase de arma – volvió a dirigirse al sujeto de forma sarcástica.

- Aun sin armas puedo derrotarte, así que déjate de fanfarronear – sin querer cayo en el juego del muchacho.

- Yo no veo que lo demuestres – lo miro maliciosamente al ver que lo tenia en sus manos.

- Ya veras, voy a hacer que te tragues cada una de tus palabras – guardo la espada nuevamente en su funda al mismo tiempo que el otro chico adoptaba una postura defensiva.

- Anda demuéstrame lo que tienes – el violáceo seguía incitándolo a pelear haciéndolo perder completamente los estribos.

- Borrare esa sonrisa arrogante de tu rostro – el hombre se lanzo violentamente contra el muchacho violáceo intentando golpearlo en el rostro sin embargo este se escabullo rápidamente, durante un rato solo se limito a evadir sus ataques mientras observaba de lo que era capaz ese sujeto de peinado extravagante.

- Eso es todo lo que puedes hacer – se burlo nuevamente de su contrincante.

- ¡Ya veras! – trato de envestir nuevamente al peliviolaceo esta vez con mas ligereza.

Debido a la proximidad de ese ultimo ataque Ren dio dos piruetas para atrás quedando en una posición no muy favorable, el hombre de cabellos negros se dirigió a él a toda velocidad para propinarle un fuerte golpe pero el chico lo detuvo interponiendo su pierna para que este cayera, consiguiendo de alguna forma su cometido, ya que el otro perdió el equilibrio y cayo a tierra.

- Ya te cansaste – hablo nuevamente el peliviolaceo para mofarse de él

- Señor Ryu déjenos ayudarlo – varios de sus hombres se acercaron a él tratando de intimidar al violáceo, pero el pelinegro los detuvo.

- Atrás... esta pelea es mía y tienen prohibido intervenir – se expreso seriamente el hombre

- ¿Pero señor Ryu...?

- ¡Es una orden! – todos asintieron al instante ya que lo respetaban demasiado – no te confíes mocoso este solo es el primer asalto.

- Lo que digas – dijo con algo de cinismo, aunque no estaba seguro de aguantar por mucho más tiempo puesto que estaba sufriendo un desgaste mayor debido a la herida en su hombro.

El pelinegro aumento la velocidad, sus ataques se volvían mas rápidos a cada segundo, Ren apenas si podía esquivarlos, ya no podía seguir evadiéndolo era hora de contraatacar, de un momento a otro los papeles se intercambiaron siendo el violáceo quien atacaba ahora, sus golpes eran rápidos y eficaces.

Debía acabar pronto con la pelea ya que no sabia por cuanto tiempo mas resistiría bajo esas condiciones tan desfavorables para él, para terminar dio un puñetazo con su brazo izquierdo dirigido a la cara del sujeto pero inesperadamente este lo tomo del brazo y le dio una fuerte patada en el abdomen dejándolo completamente desprotegido, varios golpes certeros le siguieron a ese, hasta que finalmente cayo casi inconsciente.

Tamao observaba incrédula aquella escena mientras los secuaces del individuo pelinegro lo pavoneaban con una gran ovación, el otro tomo su arma nuevamente y se dirigió al muchacho que ahora yacía vencido en el piso, en otras condiciones quizás la victoria hubiese sido del ambarino, pero por ahora debía asumir su derrota.

- ¿Quién se ríe ahora niño? – decía el sujeto mientras se disponía a darle la estocada final.

- ¡Alto! - antes de que esto pasara la pelirosada se interpuso entre ellos evitando el certero golpe y haciendo que el pelinegro se parara en seco – por favor... no lastime al joven Ren... – decía entre pequeños sollozos y con lagrimas en los ojos.

- Pero que dem... – se callo al observar detenidamente la fisonomía del joven pelirosado, guardando su espada nuevamente.

- No necesito que me defiendas – hablo pesadamente el chico violáceo mientras se ponía nuevamente de pie con mucha dificultad.

- Pero joven Ren... – volteo a verlo angustiada.

Sorpresivamente el sujeto tomo a la chica por la barbilla obligándola a mirarlo de frente, examino su rostro detenidamente por unos segundos...

- ¿Q-que.. que sucede? – dijo algo nerviosa.

- Valla pero que despistado soy, no me había dado cuenta – sonrió felizmente el de cabellos negros - ¿eres una chica verdad? y una muy linda por cierto...

- ¿C-como lo supo? – se alerto un poco al ver que fue descubierta.

- No me pude percatar antes porque no puse mucho cuidado, pero ahora me queda todo claro – hablaba de una forma que hacia sentir en extremo nerviosa a la muchacha mientras que el violáceo lo fulminaba con una mirada asesina al ver como este tomaba de las manos a la joven – dime preciosa ¿cuál es tu nombre?

- Ta...T-Tamao señor – dijo con nerviosismo al ver que el sujeto se acercaba mas a ella.

- Tamao que hermoso nombre – su voz se suavizo un poco - ¿Tamao te gustaría ser mi esposa?

- Eh... – la joven se desconcertó completamente ante la pregunta, mientras que el ambarino sentía como una enorme furia se apoderaba de todo su ser.

- ¿Aceptas? – la joven se quedo helada mientras que el sujeto se acercaba mas a su rostro...

- ¡Aléjate de ella! – grito colérico el ambarino mientras asestaba un fuerte golpe en la cara del otro sujeto, fue tan fuerte que lo hizo caer a varios centímetros de él – no te atrevas a tocarla – se interpuso para protegerla.

- Que rayos... – se expreso sumamente molesto, pero al solo ver la glacial mirada del joven se intimido un poco – ah, ya veo cual es el problema – sonrió maliciosamente.

- Es tu mujer ¿cierto?... – el color de las mejillas de ambos jóvenes subió abruptamente de un tono rosado a un intenso rojizo – yo respeto eso sabes... – les decía pausadamente mientras se ponía nuevamente de pie – así que no pienso interferir en su relación.

- Pero que estupideces estas diciendo – hablo molesto el violáceo sin que el color de sus mejillas disminuyera en lo absoluto – ella no es mi mujer ni nada por el estilo.

- Vamos amigo no tienes que apenarse por eso, es muy natural – decía tranquilamente el pelinegro mientras pasaba un brazo sobre el cuello del muchacho en una especie de abrazo de compañeros – déjame decirte que eres muy afortunado ya que es muy difícil encontrar a una chica que aparte de linda sea tan valiente y diestra como ella.

- Deja de decir barbaridades, ya te dije que ella no es nada mío, solo es mi acompañante...

- Seguro... – le guiño un ojo en gesto de camaradería.

- Esto es absurdo – se aparto abruptamente del otro hombre y se puso en marcha ignorándolo completamente – Tamao vamonos...

- S-si joven Ren – la chica lo siguió de prisa.

- ¡Ahora no puedes negarlo! – le grito a lo lejos, haciendo que el otro se volteara rápidamente a contestarle, pero a medio camino sintió como sus piernas comenzaban a fallarle mientras su vista se oscurecía, sus pasos se hicieron lentos hasta que por fin se detuvo cayendo inconsciente.

- ¡Joven Ren! – grito Tamao al ver lo sucedido mientras se encaminaba velozmente hacia el muchacho.

La muchacha se arrodillo al estar enfrente de él poniendo delicadamente su cabeza sobre sus piernas.

- Joven Ren... responda por favor – le hablaba para hacerlo reaccionar.

- Parece que perdió mucha sangre – se escucho la voz del mismo sujeto que ahora se encontraba a sus espaldas – me sorprende que haya resistido tanto, es digno de admiración.

- Señor Ryu por favor ayúdeme – decía la chica entre pequeños sollozos – se lo suplico... ayúdeme a salvar al joven Ren.

El se le quedo mirando por unos momentos, se veía que de verdad estaba preocupada por el bienestar de ese chiquillo testarudo, por otro lado no pudo negarse a la petición hecha por esa angelical niña.

- Por favor... – su expresión suplicante lo decía todo.

- Seguro... – le sonrió el hombre amablemente – jamás me negaría a ayudar a una niña tan dulce y bella como tú.

- ¿De verdad! – exclamo de felicidad.

- Por supuesto – hablaba mientras acomodaba su extravagante cabellera – hay una aldea muy cerca de aquí, en ese lugar existe uno de los mejores médicos de la región...

- Pero no tengo dinero suficiente para pagar un doctor – volvió a expresarse sumamente contrariada.

- No te preocupes por eso, el es un buen amigo mío y seguramente nos ayudara si se lo pido – dijo con toda la tranquilidad del mundo – ahora hay que ponernos en marcha, si no nos damos prisa algo muy malo podría ocurrirle.

- Gracias señor Ryu... – le sonrió la chica gentilmente al ver el noble gesto que estaba apunto de hacer por ellos.

El hombre le ordeno a sus seguidores hacer una camilla para poder trasladar al muchacho, los otros obedecieron al instante teniendo en unos minutos el trabajo solicitado, posteriormente acomodaron cuidadosamente al muchacho en la camilla para ponerse en marcha a la aldea señalada por Ryu la cual estaba a una hora mas o menos de camino.

Después de una larga votación se decidió que solo Ryu y el trío de la flor acompañarían a la pelirosada para no llamar la atención de los aldeanos.

- De verdad que no se como pagarle todo esto señor Ryu – decía un poco mas aliviada la joven de cabellos rosados.

- No fue nada, con una de tus bellas sonrisas me doy por bien servido – su comentario hizo sonrojar levemente a la pelirosada.

- Pero no entiendo¿por que si es usted tan buena persona asalta a los viajeros en el camino? – pregunto con un tanto de curiosidad.

- Nosotros solo hacemos lo necesario para poder sobrevivir – dijo tranquilamente el hombre.

- Pero...

- Todos los miembros de nuestro grupo somos unos excluidos de la sociedad a los cuales nadie quiere tener cerca... – empezó a decir la joven peliazul – simplemente nos repudian por lo que somos sin siquiera darse una oportunidad de conocernos.

- El señor Ryu nos acogió amablemente después de que los padres de Mary la abandonaran – ahora intervino la chica rubia de coletas – dándonos un techo donde vivir, es por esa razón que hacemos lo que sea para poder subsistir.

- Así es... – continuo diciendo ahora la pelirroja – después de quedar huérfana pareciera como si todos me discriminaran por el simple hecho de no tener a nadie que cuidara de mi, vague por mucho tiempo en busca de caridad para poder subsistir, sintiendo en carne propia el rechazo y la humillación de todos aquellos que alguna vez dijeron ser amigos, créeme fue terrible.

- Ya veo... – hablo amargamente la pelirosada al ver que su sufrimiento era insignificante comparado con el de otras personas, ella por lo menos tenia su madre que por cierto ahora debía estar desesperada por no saber su paradero.

- No te pongas triste Tamao – hablo el pelinegro al ver el semblante de la joven – ahora eso ya no importa, porque entre todos los del grupo formamos una enorme familia la cual nunca nos traicionara y siempre cuidara de nosotros.

- Es verdad – sonrió ara no preocupara mas a sus acompañantes – Joven Ryu ¿puedo pedirle otro favor? – pregunto bajamente la chica.

- Por supuesto... ¿de que se trata?

- De que guarde mi identidad en secreto, no quiero que nadie se entere que soy en realidad una chica, la verdad nuestro viaje se vería severamente afectado si alguien llegase a descubrirlo.

- Como desees Tamao – dijo un poco confundido por aquella petición tan extraña de la muchacha.

- Se lo agradezco mucho en verdad – sonrió aliviadamente.

Y así siguieron animadamente con la plática todo el trayecto a la aldea, siempre cuidando que el violáceo fuera bien ya que la camilla era jalada por el caballo azabache del chico, poco después de una hora llegaron a la aldea Parche, Ryu hospedo en una de las posadas a la joven, mientras el doctor amigo de él atendía las heridas del joven ambarino

El pelinegro se marcho junto con dos de sus acompañantes unas horas después asegurándose de que todo estaba bien, decidió dejar a Marion por si ocurría cualquier cosa se los comunicara inmediatamente y también con la promesa de que no revelaría la verdadera identidad de la chica a nadie de la posada para no ser por decirlo así, descubierta...

La joven accedió a la petición permaneciendo al lado de la pelirosada para aparte hacerle algo de compañía ya que esta estaba completamente exhausta por todas la emociones que había experimentado en un solo día y por lo agotador del viaje en sí.

Pero muy a pesar de todo el cansancio que su cuerpo experimentaba en esos momentos no quiso separarse del joven ambarino un solo instante, quedándose a cuidarlo prácticamente toda la noche, tal y como si se tratase de un hermoso ángel que resguardaba celosamente los sueños del muchacho para que este pudiese descansar tranquilamente.

Continuara...

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Ok, termine por ahora la primera parte de la historia, me tomare un pequeño receso para escribir el próximo capitulo así que creo no escribiré nada hasta el año entrante, gracias a todos los que me dejan sus comentarios y también agradezco a los que igual no me dejan review pero se toman la molestia de leer el fic, por ahora me despido y aunque la frase este por demás usada y exageradamente trillada de veras les deseo "FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO NUEVO", hasta el próximo capitulo... (ja, ja, me voy de vacaciones (XD)

Posdata: (Gracias por haberme hecho notar que tenia bloqueados los reviews anónimos (n.nU), la bruta de yo no se había dado cuenta que estaba así (O.o), pido disculpas si es que intentaron dejarme sus comentarios de esta manera y sino lo hicieron de todas formas hago la aclaración (XD