Titulo: La Llave Suprema

Resumen: Tamao es una princesa que ha perdido lo más valioso y ya no siente deseos de vivir, en cambio Ren morirá pronto a causa de una maldición, pero antes de que esto suceda hará todo lo posible para poder evitarlo.

Declaimer: Shaman King pertenece a su respectivo autor esta historia la hice por diversión y nada mas.

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CAPITULO 16

Las tropas de Zeiria ya se encontraban sitiando los límites de la capital de Zairent, gracias a la información dada por el príncipe del Este el ejército del Norte se hallaba listo ya para tratar de contener en su línea fronteriza el inminente ataque que recibirían por parte del ahora enemigo.

La barricada que se había formado para contener el arribo militar del ejercito contrario ya estaba extendida a todo lo largo de la muralla que resguardaba al reino de Zairent.

Mientras que por su lado los generales del bando contrario daban nuevas indicaciones a sus soldados, replanteando de alguna manera su estrategia ya establecida, pues a decir verdad no se esperaban una defensa tan sólida por parte del otro reino.

Para la tarde y luego de que ambos ejércitos coordinaran en cierta medida a sus tropas se dio inicio con el primer grito de guerra a la batalla que sin duda definiría en gran medida el futuro de los reinos.

Ambos ejércitos quedaron inmediatamente envueltos en una fatídica lucha armada en la que indudablemente el numeroso ejercito de Zeiria tenia la notable ventaja puesto que solo la mitad de las tropas del Norte defendían el palacio.

La causa de esto era que la otra mitad se encontrara defendiendo el cerco defensor que siempre se mantuvo en contra del reino del Sur puesto que nunca pensaron que serian atacados por otro reino que no fuera su rival declarado...

La lucha se fue prolongando por varias horas hasta que los soldados de ambos bandos sorpresivamente decidieran detener su ataque luego la intempestiva irrupción de una enorme legión de monstruos alados que se a toda velocidad hacia su actual posición...

♦♦♦♦♦

La chica fue despertando poco a poco de su prolongado letargo, a medida que abría sus hermosos ojos color fucsia iba adaptándolos a la poca iluminación proveniente de las muchas velas encendidas, pero principalmente a la luz de la enorme chimenea que tenia al frente, la cual sin dudas hacia un poco mas cálido el ambiente frío que perduraba en las afueras.

A primera instancia no reconoció el sitio donde se encontraba ahora por lo que sin pensarlo dos veces puso alerta todos sus sentidos, girando desesperadamente su cabeza a los cuatro puntos cardinales para tratar de averiguar de que lugar se trataba.

Cuando vio que solamente ella se hallaba en lo que parecía ser una clase de alcoba opto por sentarse en la orilla de la enorme cama para plantearse una mejor perspectiva de su situación actual, con sigilo corrió las cortinas de velo transparente que estaban situadas en todo el rededor de la cama, de esta forma pudo ver con mayor claridad aquella habitación.

Se levanto de la cama con cierta dificultad poniéndose un par de zapatillas doradas que encontró en una de las esquinas del mueble, cuando estuvo completamente de pie sintió un ligero mareo provocado por la enorme pulsación que sentía en su cabeza, dicho dolor había estado presente desde que recupero la conciencia por lo que no presto mayor caso y siguió adelante con su investigación.

Con suma cautela estudio a fondo el magnifico decorado del mobiliario y las paredes, dándole de inmediato la impresión que se encontraba en una especie de palacio, auque si bien el lugar ostentaba una gran opulencia, este tenia un aire por demás lúgubre y sombrío que en cierta forma le estaba dando un mal presentimiento a la chica.

Camino con lentitud sobre el refulgente piso de mármol color arena, su pulido era tal que incluso podía ver su silueta reflejaba en el, mas sin embargo su atención fue rápidamente atraída por un gran espejo empotrerado en la pared, el cual extrañamente estaba cubierto por una pesada tela negra.

Al verlo no dudo en descubrirlo, mas que nada lo hizo por la curiosidad que le causaba al ver que este era el único mueble velado en toda la habitación.

Luego de quitar la tela se llevo una enorme sorpresa al ver su silueta reflejada en el espejo pues hasta entonces se percato que sus ropas de viaje habían sido sustituidas por un bellísimo pero algo revelador vestido tipo sari consiente en dos piezas.

Su pecho estaba recubierto ajustadamente por dos finísimos velos de seda entrelazados en colores blanco y dorado, mientras que la parte baja era una faldón igual pero con un vuelo mas amplio, conjuntado al atuendo la preciosa y finísima joyería de oro con incrustaciones de piedras preciosas como rubís y diamantes que a su vez los portaba en sus muñecas, cuello y orejas.

No lograba creer que realmente fuera ella pues desde hacia varios meses que no se había visto en un espejo, su primera reacción fue la de llevar sus manos a sus cortos cabellos, lucia tan diferente que incuso llevo una de sus manos hasta su reflejo para comprobar que todo fuera verdad.

En cierta medida aquella indumentaria le recordó a la utilizada por una princesa que alguna vez conociera en un país del lejano oriente, si mal no lo recordaba había sido en una de las tantas visitas diplomáticas de su padre.

No pudiendo evitar un sonrojo al verse envuelta en tan poca tela por lo que inevitablemente quiso cubrirse con lo primero que encontrara a la mano, inclusive quiso buscar sus ropajes de viaje, mas en ninguna de las cómodas se encontraban, solo encontró vestidos similares que sin duda eran hermosos mas ninguno iba de acuerdo a sus principios.

Estaba tan inmersa en aquella situación que ni siquiera se percato de la persona que acaba de ingresar en la habitación, no dándose cuenta de aquello hasta que este prácticamente estuvo a sus espaladas.

- Me alegra que al fin despertara princesa Tamao... – inevitablemente esta giro la cabeza al reconocer aquella voz, encontrándose con la figura del chico de cabellos verdosos que los había atacado antes de quedar inconsciente.

- ¿Q-quien...¿q-quien eres? – sintió un poco de temor pues ahora ni siquiera contaba con la ayuda de su arma para poder defenderse.

- Disculpe mi falta de modales... – le dijo este con un poco de sarcasmo para después hacer una reverencia ante ella – mi nombre es Nichrom su majestad...

- ¿Nichrom? – repitió el nombre un tanto confundida pues creía haber escuchado ese nombre en alguna otra parte.

- Así es... ahora si me permite escoltarla, mi amo a solicitado su presencia en el salón principal... – siguió utilizando los formalismos para no poner mas nerviosa de lo que estaba a la hermosísima doncella que tenia al frente.

- ¿T-tu amo?... – le miro con bastante miedo pues sin duda este no era otro que el mismísimo hechicero.

- Si su majestad, mi amo Yuerame quiere que se presente ante él ahora mismo – le respondió con un dejo de frialdad en sus palabras cosa que no paso desapercibida por ella provocándole sin querer un pequeño escalofrío.

- E-esta bien – no le quedo de otra mas que obedecer pues en su situación lo mejor seria cooperar, o al menos cooperaría hasta que encontrara la manera de escapar de allí.

- Sígame por favor... – le indico la puerta de salida para ambos retirándose momentos después de la habitación, ella camino sigilosamente y guardando un poco de distancia atrás de él dirigiéndose a en absoluto silencio todo el trayecto hasta el salón principal...

♦♦♦♦♦

Extrañamente ese día atardeció mucho mas temprano que de costumbre, el joven jinete llevaba viajando desde la mañana del día anterior, sin detener su paso mas que para descansar algunos minutos cada cierto tramo, de esta manera intentaba recuperar un poco sus fuerzas y el tremendo desgaste físico que había recibido su cuerpo en las ultimas cuarenta y ocho horas.

Aunque todo esto fue relativamente recompensado al ver como todos sus esfuerzos dieron frutos antes de que el sol se ocultara completamente en el horizonte.

Al fin había llegado a su cometido, a lo lejos pudo divisar finalmente el enorme palacio del hechicero y por consiguiente estaba muy cerca de cumplir con su misión.

Descendió con sigilo del corcel negro para solo unos minutos después atarlo en uno de los numerosos árboles secos de aquel bosque muerto que rodeaba completamente al palacio, quiso dejar resguardado a su caballo para que en dado caso de que alguien interfiriese en su plan este pudiera tener una vía de escape.

El palacio estaba muy bien resguardado por numerosas criaturas tan inverosímiles como las que le habían atacado el día anterior, decidió permanecer oculto hasta haber estudiado convenientemente el lugar, de esta forma trataba de encontrar un punto vulnerable en la seguridad del palacio.

Aun se encontraba meditando aquello cuando el último destello de luz solar sucumbió ante las penumbras del prematuro anochecer, dando consiguientemente paso a los primeros rayos plateados de la luna llena que comenzaba a nacer de entre las sombras.

Por unos instantes se pudo sentir un silencio abrumador para posteriormente escuchar estrepitosos sonidos que conllevaron a la aparición de un sinnúmero de monstruos alados en las alturas del palacio, dichas criaturas se dirigían justo en la dirección de los reinos del Sur y del Norte.

De alguna manera el chico se sintió un tanto intimidado ante aquel interminable ejército de colosales bestias míticas las que así como repentinamente surgieron de la nada igual desaparecieron en cuestión de instantes perdiéndose en la oscuridad del cielo nocturno.

Aquel cielo adornado por los incalculables destellos brillantes que se dejaban entrever a través de infinito manto estelar, fue recubriéndose poco a poco con espesos y grisáceos nubarrones que extraordinariamente solo dejaban al descubierto el radiante astro lunar resplandeciendo a plenitud.

El chico debía darse prisa pues seria solo cuestión de minutos para que comenzara el eclipse lunar que daría inicio a la alineación de los planetas y por consiguiente liberaría el supremo poder que fuera sellado hacia mas de cien años…

♦♦♦♦♦♦

La cena se disfrutaba en aparente calma, esa noche ni siquiera la princesa de Miune había hecho uno solo de sus comentarios ofensivos y fuera de lugar, puesto que al solo ver las caras sepulcrales de sus anfitriones supuso que lo mejor era permanecer en silencio.

Aquella actitud de incomodidad en la cena se había desencadenado a raíz de la ausencia de cierta joven de plateados cabellos que no había puesto un pie fuera de su habitación desde hacia dos días atrás, tiempo en el que ni siquiera quiso ver a su tía a pesar de que esta le había pedido insistentemente hablar con ella.

Nadie se atrevía a opinar sobre el extraño comportamiento de la chica pues mas de uno ya se imaginaba la causa ello al solo ver la actitud callada y pensativa del joven de largos cabellos castaños.

Sin embargo justo a la mitad de la merienda hizo finalmente acto de presencia en el lugar la chica peliplateada, la cual aparentemente dejo el refugio de su habitación para enfrentarse de una buena vez por todas a su realidad y por consiguiente al causante de su estado de ánimo.

- Buenas noches... – se expreso la chica con notorio desgano al entrar en el comedor, consecuentemente todos los presentes volvieron el saludo y fijaron disimuladamente su atención en la muchacha que lucia un tanto demacrada.

Sus ojos mas que rojizos estaban hinchados de tanto llorar asimismo que su figura lucia un poco mas delgada de lo normal luego de tener ya dos días sin querer probar un solo bocado en lo que ella atribuyo a un obligado ayuno para expiar sus pecados.

El joven castaño aunque preocupado intento desviar su mirada para no encontrarse de frente con ella pues en cierta forma se sentía bastante culpable de las circunstancias por las que ahora atravesaba la chica, ya que en gran medida el era ciertamente responsable de eso.

La joven tomo silenciosamente su lugar acostumbrado en la mesa, en todo el trayecto varios ojos se posaron sobre ella, empezando por la chica pelinegra que le miraba hasta con lastima, la rubia no quiso verla para no hacerle sentir incomoda, mientras que la pequeña princesa quiso preguntar que le ocurría pero una mirada de advertencia por parte de su madre le obligo a callar.

- ¿Tía puedo pedirle un favor? – inesperadamente quien rompió aquel silencio fue la joven de ojos carmesí aunque todo el tiempo mantuvo la cabeza baja sin atreverse ella tampoco a mirar de frente al castaño pues aun sentía una gran vergüenza por haber permitido que este la besara.

- Por supuesto querida Jeanne... ¿de que se trata? – la mujer trato de escucharse serena mas no pudo evitar sentir algo de curiosidad por escuchar la petición de su sobrina que solo en contadas ocasiones le había pedido algo para ella.

- ¿Puede ordenar que se prepare un carruaje para mi...? – al fin levanto su rostro para mirar de frente a la mujer de cabellos violetas que no acababa de entender aquella petición tan extraña por parte de ella.

- No comprendo...

- Eh decidido regresar lo antes posible al convento... creo mi estancia aquí ya es insostenible – al instante el castaño levanto la mirada para clavarla escépticamente en la figura de la chica que permanecía inamovible en su decisión – si es posible me gustaría partir mañana a primera hora...

- ¿Estas segura de que eso es lo que quieres? – imprevistamente el mucacho castaño abordo a la chica quien finalmente le dirigió la mirada.

- Si Hao, estoy mas que segura... – sus palabras fueron tajantes y hasta cierto punto frías atravesando al chico como si se tratase de una daga.

Quiso objetar y decirle tantas cosas para que esta desistiera de aquello pues parte de su ser quería creer que esta solo lo hacia porque se encontraba confundida... y en algo tenia razón, la chica estaba mas que asustada al experimentar todas aquellas emociones que eran nuevas para ella y que volvían locos todos sus sentidos, era por eso que había tomado la decisión de regresar al convento, para refugiarse en la paz y serenidad de aquellas paredes, aunque la única verdad era tratar de huir del chico para no enfrentar aquellos sentimientos confusos.

Justamente cuando el castaño estaba a punto de hacer notar su total desacuerdo un soldado irrumpió abruptamente en el comedor ante la evidente conmoción de todos los presentes.

- Su majestad... – el pobre hombre a penas si podía hablar de lo agitado que se encontraba – estamos siendo invadidos...

- ¿Invadidos¿por quien? – se expreso mas que sorprendida la mujer pues a simple instancia no entendió el mensaje.

- Son demonios alados... estos han sitiado ya la línea fronteriza y al parecer se dirigen para acá – la desesperación del hombre era mas que notoria y su rostro horrorizado dejaba al descubierto que este decía mas que la verdad – el general Bason ha solicitado cuanto antes la presencia del capitán Azakura en el frente de batalla pues la bajas han sido considerables...

- Entiendo... – el rostro usualmente relajado y alegre del castaño se había tornado por demás serio al entender la gravedad del asunto, el chico se puso de pie para retirarse cuanto antes del lugar – Hao trata de organizar a todos en el palacio para que se pongan cuanto antes a salvo.

- Esta bien... – el chico asintió sin titubear ante las incrédulas miradas de los demás presentes en el comedor.

El menor de los Azakura siguió sin pensarlo dos veces al soldado que se encargaría de escoltarlo hasta el recién instalado campo de batalla, mientras que el mayor daba ordenes a los sirvientes para que se reunieran todos en el salón principal planteándole a la reina su postura de ponerlas cuanto antes a salvo a ella y a las demás jóvenes.

- ¡Yoh espera! – cuando por fin pudo reaccionar y medio captar la información de que su prometido iría a la guerra, la rubia le dio desesperadamente alcance antes de que este se marchara – no puedes dejarnos solos…

- Lo siento Ana pero es mi deber hacerlo... – el chico se volvió a ella mostrándose bastante sereno a pesar de la inminente confrontación que se avecinaba.

- Pero... – intento decir algo, mas no pudo pues ella mejor que nadie sabia que tal y como él lo había dicho era su deber pero mas que eso su obligación luego de obtener su titulo como capitán en jefe de las fuerzas armadas cilienses.

- Hasta luego Ana – le sonrió con su apacibilidad característica al advertir el rostro desconcertado de la rubia que simplemente no podía asimilar que este se marchara de su lado.

- Al menos prométeme que regresaras a salvo... – le dijo un poco más calmada y con la mayor seriedad que pudo.

- Te lo prometo... aunque no estoy muy seguro de cumplirlo esta vez – aun así y siendo verdad lo que le decía este mantuvo su sonrisa.

- Claro que regresaras... – ella le devolvió la sonrisa desconcertándolo en cierta medida aunque lo hizo mas cuando esta se acerco a él para abrazarle y posteriormente proporcionarle un cálido beso en los labios – o si no te perderás de la maravillosa boda que inevitablemente tendremos si sales victorioso en esta batalla – se expreso en un pequeño murmullo para que solo el chico que estaba abrazando la escuchara.

- Entonces ten por seguro que cumpliré a costa de todo mi promesa – le dijo igual de bajo con una sonrisa bastante satisfactoria para luego de un ultimo beso separarse lentamente de ella e inmediatamente retomar de nueva cuenta sus pasos hasta donde el soldado le esperaba.

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Luego de casi un día y medio de camino el peliazul había llegado finalmente a la aldea Parche, posteriormente de entablar una larga charla con el grupo de las Lilys y después de prácticamente deshacerse de su acoso, averiguo con exactitud la localización del pelinegro y su banda, dirigiéndose a toda velocidad en su caballo al bosque Fumbari que era el lugar donde residía el grupo de ladrones comando por Ryu.

Aunque literalmente estos casi lo matan al confundirle con uno mas de los viajeros que no muy frecuentemente tomaba esa ruta, pero cuando la joven rubia se advirtió de quien se trataba le pidió a su señor que detuviera el ataque.

- ¿El señor Horo Horo esta bien? – la rubia se acerco al momento para asegurarse de que este no hubiese sido alcanzado por ninguna de las flechas de la joven pelirroja.

- Eh... si, si, estoy bien Marion – aunque aun algo aturdido por el repentino ataque respondió los cuestionamientos de la chica que le miraba bastante confundida por su presencia en ese lugar.

- Mary se sorprendió mucho al ver aquí al señor Horo¿acaso sucedió algo malo con la señorita Tamao? – pregunto sin mas al ver que ni ella ni el ambarino lo acompañaban esta vez.

- Bien pues... – estaba a punto de responderle cuando intervino el pelinegro que era seguido de las otras dos integrantes del trío de la flor.

- ¿Y la bella Tamao donde esta? – pregunto al percatarse de lo mismo que la rubia.

- Veras Ryu lo que sucede es que necesito tu ayuda...

- ¿Mi ayuda? – a simple instancia no entendió la extraña petición del chico - ¿para que?

- Han secuestrado a Tamao y necesito su ayuda para poder rescatarla...

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La bella princesa de rosada cabellera seguía de forma callada al muchacho que por el momento era su guía en aquel inmenso laberinto que era el interior del palacio en que se encontraban.

La chica se hallaba en extremo nerviosa al no saber a ciencia cierta como reaccionaria cuando estuviese nuevamente frente a ese miserable que tan vilmente le había arrebatado la vida a su querido padre.

No supo cuanto tiempo había transcurrido desde que comenzaron a subir aquellos interminables escalones, solo sabia que muy pronto llegarían al final y cuando eso escurriese tendría lo que durante tanto tiempo busco, su venganza.

Cuando definitivamente llegaron al final de las escalinatas, atravesaron por un estrecho pasillo que los condujo a una enorme e impresionante puerta, su portada estaba en su totalidad tallada por iguales símbolos a los inscritos en el libro que habían encontrado en la aldea ainu.

- Llegamos... – en ese instante el silencio fue roto por la insensible voz del chico de cabellos verdosos indicando así el fin de su recorrido.

El peliverde fue abriendo lentamente la gran y pesada puerta, empujándola con algo de fuerza hacia delante hasta que quedo totalmente abierta.

Luego de que este le indicara con un pequeño movimiento de cabeza que le siguiera la muchacha entro en el recinto, no pudiendo evitar sorprenderse al ver lo enorme que era ese salón pero sobre todo de la extraña y casi nula decoración del lugar.

Esta solo era compuesta por algunas armadururas en posición de combate alrededor de la habitación y dos pilares en el centro que cuando mucho estaban separados por escaso metro medio, pero ante todo lo que mas llamo su atención fue lo singular de la arquitectura pues el salón tenia forma circular.

- Pasa por favor querida Tamao... – seguidamente a su arribo escucho la fría voz de la figura que le daba la espalda y que en ese momento se encontraba situada justo a la mitad de la habitación circular.

Aun con bastantes precauciones se fue acercando a él, a medida que le tenia mas cerca se dio cuenta de que la figura de ese hombre no era otra mas que la de ese individuo que durante meses ella y el príncipe del sur habían estado buscando.

- Yuerame... – murmuro la joven con un dejo de rencor, manteniendo fuertemente apretados los puños al sentir como el dolor, la rabia y la impotencia que creyó extintos en ella regresaban sin poder hacer nada para poder evitarlo.

- Veo que aun me recuerdas... – el hombre se giro lentamente dejando al descubierto su verdadera identidad, pues su fisonomía era ampliamente iluminada por los rayos de la luna llena que se colaban a través de los cristales del enorme domo circular que se encontraba ahora sobre sus cabezas – ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez que nos vimos... – se encamino hasta quedar a espaldas de la joven para despedir a su sirviente – Nichrom... ¿podrías dejarnos a solas?

- Si mi señor... con su permiso – hizo una pequeña reverencia para retirarse pero entonces el hechicero le detuvo.

- Un último favor antes de que te marches a dirigir el frente de batalla... – le dijo mostrado una pequeña sonrisa maliciosa en los labios – encárgate antes de la pequeña rata que se ha infiltrado en el castillo...

- Como usted ordene – el chico entendió el mensaje devolviéndole de igual manera la sonrisa y posteriormente se retiro del lugar.

- Al fin estamos solos mi querida Tamao... – sonrió cínicamente el sujeto dándole pequeños escalofríos a la chica al ver la forma en la que se refería hacia ella y de cómo este se le estaba acercando por la espalda – eres mucho mas hermosa de lo que recordaba.

- ¿Qué es lo que quiere de mi? – inmediatamente se puso a la defensiva al ver como este acortaba la distancia entre ellos.

- Tranquila, si estas aquí es porque tu serás de primordial ayuda para mi resurgimiento – acerco su rostro hasta quedar a la altura del oído izquierdo de la chica poniéndola mas que nerviosa, pues conociendo la indescifrable forma de actuar de ese sujeto no tenia claro que era lo que quería de ella – que digo primordial... – la pelirosa pudo sentir su aliento mientras este le susurraba al oído – tu serás la pieza clave en este rompecabezas y gracias a ti podré recuperar todo el poder y dominio que alguna vez me fuera arrebatado por ese imbecil de Shamash...

- ¿N-no... no entiendo? – la chica se dio la vuelta bruscamente para mirarle de frente aunque sin poder disimular el temor que le causaba la sonrisa maquiavélica que se había formado en los labios del hechicero.

- El eclipse de luna que dará inicio a la alineación de los planetas comenzara en algunos momentos... – la chica retrocedió pues no acababa de entender lo que este estaba queriendo decirle y mucho menos como podría ayudarle en sus planes – cuando finalmente comience las tres llaves abrirán la puerta dimensional en la que permaneció oculto por tanto tiempo aquel poder...

- ¿A-acaso ya apareció la tercera llave? – aunque tenia miedo de la respuesta esta no pudo evitar hacer aquella pregunta.

- Así es... – el sujeto la iba acorralando poco a poco hasta que quedaron casi en el centro de aquel extraño salón – pude constatar que era ella desde la primera vez que la vi... – seguía avanzando a pasos lentos mientras la chica retrocedía ante el miedo de que este pudiese hacerle algo malo – pude sentir inmediatamente la energía que de ella se desprendió cuando libero parte de su poder para proteger a unos de sus seres queridos... y sabes que es lo mas gracioso Tamao...

- N-no... n-no l-lo s-se...

- Lo mas gracioso es que parte de tu poder se liberara cuando te sientes amenazada...

Finalmente la chica piso la marca en el piso que sellaba el punto medio de la habitación, por algo que no lograba entender no podía moverse, su cerebro ordenara que corriera de ahí pero su cuerpo se negaba a obedecerla, era como si su cuerpo hubiese quedado inmovilizado por una fuerza desconocida.

Lo único que pudo hacer fue mover sus ojos en todas direcciones para encontrar alguna forma de escapar mas sin embargo fue en ese momento que se percato del par de pilares que ya había advertido cuando entro en el salón, los cuales estaban situados uno a cada lado de sus costados.

No pudo pasar desapercibido para ella que dentro de cada columna se encontraban encajadas las espadas que les habían sido robadas, cuyas marcas en los pilares y la que estaba situada en el piso bajo sus pies eran iguales al tatuaje que tenia el ambarino en la espalda.

La joven pudo sentir como al contacto de su pie con la marca un círculo dorado lleno de inscripciones con símbolos iguales a los de la puerta y a los del libro se iba activando paulatinamente en el piso.

Cuando el círculo coincidió con el mismo diámetro que el centro descubierto del domo del techo una cegadora luz salió disparada, creándose alrededor de la pelirosa una especie de campo de energía luminoso.

Instantáneamente a la liberación la muchacha sintió una fuerte descarga de poder emerger dentro de ella levantándola ingrávidamente por los aires, era como si su mente y su cuerpo hubiesen sido apartados pues en ese momento sus ojos se pusieron completamente en blanco y un brillante símbolo que era igual al de los pilares apareció en su frente.

- El principio del fin ha comenzado... – sonrió con bastante satisfacción el hechicero mientras observaba con detenimiento a la llave que liberaría el poder supremo – cuando el eclipse este en su máximo punto y los planetas se alineen exactamente con la luna recuperare finalmente no solo mi poder, sino que también será mío el poder del hechicero de la luz que permanecía sellado en el cuerpo de esa chiquilla...

Continuara...

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(Creo que ahora si me volví loca (XD), no se ni como al final resulto así el capitulo, pero bueno vamos a ver que sucede después, mejor paso a los agradecimientos de todos aquellos que se toman su tiempo para leer el fic y aparte dejarme sus comentarios muchas gracias (n.n), si sale todo como lo planeo las cosas se complicaran mucho mas (sobre todo para Tamao (XD) ahora si ya me voy, nos vemos el próximo capitulo...