Titulo: La Llave Suprema
Resumen: Tamao es una princesa que ha perdido lo más valioso y ya no siente deseos de vivir, en cambio Ren morirá pronto a causa de una maldición, pero antes de que esto suceda hará todo lo posible para poder evitarlo.
Declaimer: Shaman King pertenece a su respectivo autor esta historia la hice por diversión y nada mas.
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CAPITULO 17
Aquella cegadora luz se extendió en línea recta hacia las alturas, traspasando incluso la barrera de la atmósfera terrestre, tal era su brillo que la columna luminosa logro ser vista a cientos de kilómetros a la redonda, de norte a sur y de este a oeste, siendo ampliamente apreciada por los numerosos soldados que en ese mismo momento se encontraban en medio de una encarnizada lucha contra las legiones de monstruos que atacaban despiadadamente las líneas de contención defensoras.
De hecho las tropas de Zairent y Zeiria habían cesado su ataque mutuo para unificar en uno solo a sus ejércitos en recíproco acuerdo, resistiendo así en su propia defensa pues aquellas bestias no distinguían bandos.
El general del norte había tomado las riendas de ambos ejércitos al tener la mayor experiencia en el campo de batalla, replanteando hábilmente las estrategias ofensivas en conjunción con los demás altos oficiales de la par de reinos, logrando retener los asaltos enemigos en la muralla que resguardaba la capital del reino.
- Señor, la línea defensiva se colapsara en cualquier momento... – uno de los soldados daba el reporte preeliminar al general cuando se escucho el estrepitoso requiebre de uno de los muros, para finalmente aparecer frente a ellos una gigantesca bestia mucho mas temible que las anteriores y detrás de ella un ejercito de soldados zombis que se abrían paso entre los guerreros que aun quedaban en pie.
- ¡Capitán...¡reagrupe las escuadras en la sección frontal...! – daba diversas indicaciones a medida que reordenaba otra vez a sus tropas, siempre seguido de su oficial segundo que aparte de cuidar la integridad física del general también era uno de sus mejores amigos.
- No creo que podamos resistir por mas tiempo Amidamaru... – se expreso realistamente el hombre de cabellos castaños que seguía al general en su recorrido.
- Tal vez así sea Mosque... pero no podemos darnos por vencidos tan fácilmente – desenfundo su espada para posteriormente él y su acompañante lanzarse al ataque luego de ver como la primera línea de defensa había sucumbido ante aquel atroz ejercito.
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Todos los pobladores de la ciudadela se habían refugiado en unas cuevas ocultas a un par de kilómetros del castillo del Norte, juntamente con la reina y la servidumbre de palacio que fueron desalojados durante la noche anterior, no sabían a ciencia cierta que era lo que ocurría en el campo de batalla, pero cuando presenciaron el nacimiento de la intensa luz que emergiera en dirección al sur el príncipe del Este decidió ir a investigar lo que estaba pasando.
El joven tomo su caballo y salió galopando con dirección al lugar en el que esos momentos se estaba llevando a cabo la lucha, lo hizo aun a pesar de las constantes suplicas de la joven doncella de cabellos celestes que inmediatamente quiso detenerlo en sus precipitadas acciones, mas sin embargo a este no le importaron sus suplicas pues con todo y eso llevo a cabo su parecer, ya que dentro tenia un muy mal presentimiento de lo que verdaderamente estaba ocurriendo en el frente.
Cabalgo a toda velocidad sin poder evitar fijar su atención en los tupidos y ennegrecidos nubarrones que en cualquier momento darían pie a una tempestuosa tormenta de nieve, aunque no fue exactamente lo que sucedió pues cuando varios rayos atravesaron como saetas el cielo comprendió que realmente algo fuera de lo normal estaba ocurriendo.
No tardando mucho en constatar todas sus suposiciones al llegar a donde se suponía debería estar instalados los ejércitos del Norte y del Este, llevándose una macabra sorpresa al constatar que era cierto que las fuerzas de ambos reinos aun peleaban, pero en su defecto lo hacían por una causa en común que era la de derrotar al sinnúmero de extraordinarias bestias y soldados desconocidos que ahora los atacaban.
Aunque en si esto no fue lo que llamo mayormente su atención, ya que lo que ciertamente le impacto fue el ver con sus propios ojos lo que por tanto tiempo creyó solo se trataba de una leyenda y que pese a sus creencias había tomado una forma real, era un magno dragón alado que planeaba sobre ambos ejércitos al momento que les escupía fuego de sus fauces...
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En seguida de haber burlado exitosamente a las bestias que se encargaban resguardar la seguridad fuera del palacio, el muchacho de cabellos violáceos ingreso al interior del colosal edificio, manteniendo altamente sus sentidos alerta a cada paso que daba en aquel lúgubre lugar, puesto que el eco de sus pasos resonaba en lo los corredores vacíos que ahora atravesaba.
Más que otra cosa el chico era guiado únicamente por sus instintos y su desesperado afán de encontrar a su joven acompañante, de la cual sin lugar a dudas ahora estaba seriamente preocupado.
Después de haber subido tantos pisos y escaleras, así como también haber atravesado varios pasillos se encamino hasta el final de un corredor tan vació como los otros y en el que solamente había una enorme puerta justo al final.
Aun guardando sus reservas decidió abrir la puerta para poder seguir su recorrido, la empujo lentamente quedando bastante impresionado al ver lo que había del otro lado del umbral puesto que un larguísimo puente conectaba con la otra parte del castillo.
Atravesó calmadamente el puente sin pasarle desapercibido el enorme abismo que se hallaba debajo de este, no obstante a mitad de camino su primer obstáculo apareció finalmente frente a sus ojos, se trataba de una figura bastante familiar que tenia como objetivo impedir a como dirá lugar su paso.
Los dos se miraron fría y detenidamente por unos instantes, de alguna manera ambos analizaban calladamente a su contrincante, hasta que aquel largo silencio fue roto por el joven de cabellos castaños verdosos que no tardo en hacer muestra de su sarcasmo.
- Gusto en volver a verte – dicho sarcasmo no había disminuido un solo ápice desde la vez anterior.
- Lastima que yo no pueda decir lo mismo... – respondió de igual manera aunque empleando mayor frialdad en sus palabras – ¿qué hiciste con Tamao?
- En este momento se encuentra con mi amo... – sonrió maliciosamente al ver como el otro apretaba fuertemente los puños debido a la impotencia que ahora mismo sentía – ¿supongo que piensas ir a rescatarla...?
- Y yo supongo que no me permitirás hacerlo... – serró pesadamente los ojos al mismo tiempo que una sonrisa por demás irónica se dibujaba en sus labios.
- Así es... – le miro de frente al momento que desenfundaba su espada dispuesto a deshacerse cuanto antes del chico, pues a decir verdad tenia su victoria asegurada al solo ver como el otro estaba notoriamente desarmado – aunque no creo que sirvan de mucho tus esfuerzos.
- ¿Por qué lo dices? – abrió lentamente los ojos para verle de frente y saber que era lo que esta vez se traía entre manos.
- Que aunque llegues a ella tu ya no podrás hacer nada... – le hablo con suma tranquilidad adoptando su acostumbrada postura ofensiva – vez aquella columna de luz que se ha levantado en el cielo – señalo con una de sus manos arriba del techo de palacio, justo del lado que ahora resguardaba la entrada – eso, es la llave que abrirá en cuestión de minutos el portal donde se encuentra encerrado el poder de mi amo...
- ¿Entonces Yuerame ya tenia la tercera llave? – le miro incrédulamente pues con esa información su tiempo había disminuido considerablemente.
- ¿Irónico no?... todo el tiempo la tuviste a tu lado y jamás te percataste de que era ella... – utilizo un tono bastante burlón para referirse a lo ultimo.
- No puede ser... – su rostro palideció de repente al reflexionar lo dicho por el otro mientras murmuraba algo inaudible para las oídos del chico de verdosos cabellos – Tamao...
- En fin... creo que esta conversación ya se alargo demasiado y todavía tengo que derrocar dos imperios... – al decir lo ultimo se lanzo ofensivamente contra el violáceo que a penas si pudo esquivarlo pues se quedo unos segundos más meditando las palabras dichas por el chico.
Tal y como sucediera el día anterior los dos quedaron envueltos en una fatídica que en esta ocasión seria la definitiva y por consiguiente daría por terminada de una buena vez por todas aquella disputa entre los dos.
El joven ambarino solo podía defenderse con la minúscula ayuda una pequeña daga que era la ultima arma que le quedaba, a pesar de eso y debido a su experto manejo este pudo impedir exitosamente el aseste de la espada del otro, sin embargo en esas condiciones tan desfavorables para el ambarino no iba a resistir por mucho y mas a causa de que desde que aquel extraño poder apareció en el cielo la marca de su espalda comenzó a reaccionar, succionando poco a poco todas sus fuerzas.
En su intento desesperado por esquivar a su adversario no logró evitar ser acorralado contra una de las barandas del puente, dejando la mitad de su cuerpo en el vació del acantilado, forcejearon hasta que el filo de la espada del chico peliverde empezaba a rozar el cuello del muchacho ambarino que ante su desesperación por no morir ahí solo podía hacer su cuerpo hacia atrás.
Cuando el peliverde creyó que su victoria estaba escrita el joven violáceo lo contradijo y en un movimiento que involucro un pequeño corte en su antebrazo por parte de la espada del otro giro sobre su eje y hacia el barandal, cayendo los dos al precipicio.
Solo un resonante grito se escucho a medida que el cuerpo caía en las profundidades de la nada, ahogando su voz en el silencio del vació sin fin de aquel acantilado.
Increíblemente antes de caer el violáceo afianzo una de sus manos a la orilla del piso del barandal, no obstante aun corría peligro puesto que aun pendía en el aire al estar solamente sostenido por una sola de sus manos en el firme del piso marmoleado.
A penas si podía sostener el peso total de su cuerpo cuando logro poner su otra mano a salvo, en un esfuerzo sobrehumano para trepar hasta el barandal se balanceo como todo un acróbata experto para darse el suficiente impulso en el aire y hacer una pirueta hacia arriba consiguiendo en su salto alcanzar la suficiente altitud para caer de pie dentro del puente.
En esos momentos era cuando realmente agradecía todos los años de riguroso entrenamiento, no solo en combate armado sino también en artes marciales, a su mentor y lo mas cercano a lo que el considerase un segundo padre, el general de las fuerzas armadas ciliences o como él simplemente le llamaba, Basón...
Luego de tratar de serenar su ritmo cardiaco y de recuperar las suficientes fuerzas como para ponerse de pie se dirigió a la puerta que hasta hace unos momentos resguardaba el primer oficial al mando en las fuerzas del hechicero, encaminándose con la mayor prisa posible a donde seguramente encontraría a su acompañante...
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Cuando por fin pudo poner a salvo tanto a la familia real como los sirvientes de palacio el joven castaño tomo la decisión de dejarlos ahí, para posteriormente él también dirigirse al lado de su hermano, ya que según su criterio serviría mucho mas combatiendo que quedándose sin hacer nada en el castillo.
Todos acataron su decisión puesto que sabían perfectamente que sus habilidades combativas eran comparables con las de cualquier experimentado oficial ya que al igual que su hermano y el príncipe, este también había recibido un duro entrenamiento físico a lo largo de toda su vida.
Desde que este se marcho la joven peliplateada no soltó un solo momento su rosario de perlas negras, se sentía ciertamente inútil al no poder hacer otra cosa en esos momentos mas que rezar.
Antes que nada rezaba por el bienestar de ese testarudo chico castaño que por mas que le suplico se quedara a su lado él no lo hizo, contradictoriamente a que en su interior sabia que eso no era mas que un arranque egoísta de su parte, simplemente no podía imaginar que seria de su vida si a este llegara a pasarle algo malo.
A sus rezos se aunó la joven de cabellos dorados, haciendo callada oración mientras rogaba con todo su corazón lo mismo que ahora pedía la joven novicia, el bienestar de la persona más importante en este mundo para ella.
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Al llegar al campo de batalla el muchacho castaño se encontró con una masacre en la que las tropas de Cilión y parte del ejército de Zairent que aun permanecía en la frontera, combatían con desesperación ante aquel descomunal regimiento
No tardo mucho para que el también quedara inmiscuido en el combate contra las fuerzas de la oscuridad, no sabia por qué, pero estaba casi seguro que todo eso se había desencadenado desde que aquella cegadora luz apareció en el cielo.
De la misma forma un agudo presentimiento le decía que su príncipe estaba inmiscuido con lo que estaba ocurriendo, no sabia en que medida pero por el bien de todos seria que este encontrara la manera de resolver aquella situación cuanto antes.
A lo lejos diviso la figura de su hermano enfrentando a cuatro bestias al mismo tiempo, no obstante debido al diestro uso que le daba a su espada se deshizo fácilmente de sus atacantes, el otro castaño también se dio cuenta de la presencia de su gemelo lo que inevitablemente llamo su atención, bajando la guardia por unos segundos.
En ese pequeño lapso de tiempo una flecha atravesó el cielo incrustándose justamente en la humanidad del muchacho, haciéndole caer de espaldas al sentir como un segundo impacto le atravesaba consecutivamente el pecho.
Al ver aquella escena su hermano mayor no dudo en ir en su auxilio, mas en aquel instante una saeta de luz atravesó el cielo cayendo justo a unos cuantos pasos de donde este se encontraba, la intensidad con que cayo el rayo fue tal que provoco una pequeña explosión, haciéndole caer a un par de metros de su posición original golpeándose fuertemente la cabeza con una piedra que lo dejo inmóvil en el piso, sin dar señas de vida.
La feroces bestias prosiguieron con su ataque, avanzando lentamente hacia la capital de Cilión, dejando a su paso nada más que muerte y destrucción…
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El peliazul luego de obtener la ayuda de la banda de ladrones, se enfoco en alcanzar la dirección que había tomado el ambarino y en la que se suponía estaría el palacio del hechicero, acortando considerablemente la distancia luego de reconocer mejor el terreno.
El pelinegro acepto de inmediato su propuesta de ayudarle al saber que la bella Tamao se encontraba en dificultades, todos los miembros de su grupo accedieron a acompañarlos incluyendo al trío de la flor que no dudo en hacerlo al ser una petición hecha por su señor Ryu.
Cuando llegaron al lugar lo rodearon lentamente, advirtiendo de inmediato a las criaturas que resguardaban las afueras del sitio, todos a excepción del peliazul no pudieron evitar sorprenderse puesto que eran seres que creían solo se trataban de mitos y fabulas.
Aunque si bien al peliazul ya se lo esperaba, creyó que serian muchas más criaturas las que se encargarían de la seguridad del palacio, puesto que en el libro que habían encontrado se señalaba la existencia de un descomunal ejército de criaturas similares y aun más terribles que aquellas.
Se fueron acercando poco a poco hasta que una de las quimeras sintió su presencia alertando de inmediato a las demás y a unos cuantos soldados que salieron del interior del castillo.
Al verse descubiertos no les quedo de otra más que confrontarlos, pudiendo en pocos minutos manejar perfectamente el ritmo de la pelea.
El trío de la flor al conjuntar sus habilidades se volvían una fuerza de ataque sorprendente, la joven pelirroja tenía una sorprendente puntería, mientras que la peliazul y la rubia cuidaban sus espaldas con el experto uso de sus espadas.
Dejando de alguna manera sorprendido al joven de cabellos celestes que en su vida imagino cuan buena era la habilidad combativa de la muchacha rubia que a pesar de todo se defendía y atacaba al mismo tiempo.
Aunque claro que él no se quedaba atrás, pues igual tenían un estupendo control sobre su espada, rasgando y cortando a medida que se abría paso entre las bestias, fue entonces que se percato como una de ellas había acorralado a la joven de coletas rubias.
Sin pensarlo siquiera se lanzo en su ayuda, recibiendo directamente la embestida con las garras en todo lo alto del feroz animal ante la mirada más que estupefacta de la muchacha que por primera vez en muchos años demostró emociones en su rostro...
- Horo... – murmuro la chica, pues aun no acababa de entender el por qué este había arriesgado su vida por la de ella.
Se acerco al chico luego de que la quimera hubiese sido atravesada por una de las flechas de la pelirroja, desesperada corrió a su lado al ver como un charco de sangre empezaba a emerger bajo el cuerpo inmóvil del peliazul.
A penas llego a él cogió su cabeza recostándolo bajo el regazo de sus piernas al momento que persistentes lagrimas que creyó extintas en su ser se formaban en el interior de sus cristalizados ojos verdes.
- ¿Por que lo hiciste? – le dijo dejando por primera vez de lado a la tercera persona que siempre había existido para poder expresarse como si misma, mientras las lagrimas empezaban rodar por sus mejillas un tanto sonrosadas y caían mojando el rostro del chico – no tenias porque haberlo hecho... nadie nunca antes lo hizo...
- P... p-porque... – empezó a murmurar el chico al ver el desconsolado estado en que se encontraba la chica – porque eres mi amiga... – le sonrió muy forzadamente mientras mantenía el tono bajo de su voz – y los amigos cuidan unos de otros...
- P-pero... – trato de decir algo mas el otro la acallo al instante al pasar dificultosamente sobre su rostro una de sus manos tratando de limpiar aquellas lagrimas.
- Tranquila Marion... – fue lo ultimo que murmuro antes de quedar inconsciente en los brazos de la chica que ahora mismo exteriorizaba todo el dolor que había permanecido guardado en su interior durante tantos años...
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El chico violáceo permaneció parado por unos instantes frente a la enorme puerta donde increíblemente podía sentir la presencia del hechicero que durante tantos años fue buscado por su familia, quizás si tenia buena suerte la maldición así como todas las desgracias que había dejado tras de sí la ambición de Yuerame terminarían esa misma noche, ya sea para su victoria o la del otro sujeto, lucharía hasta agotar su ultimo aliento de vida.
Después de dar un hondo suspiro empujo la puerta con todas sus fuerzas, esta se abrió de par en par dejando una devastadora escena frente a si… la joven a la que había jurado rescatar y proteger aun a costa de su vida estaba suspendida en una clase de campo de energía.
Quiso acercarse para tratar de liberarla mas alguien se interpuso en sus planes provocando que inevitablemente detuviese su paso.
- Creo que te subestime... – cuando escucho aquella voz inevitablemente se giro para tratar de localizar a su poseedor – pudiste pasar a Nichrom sin problemas…
De repente la puerta a sus espaldas se serró, sellándose de tal manera que solo quedo la madera incrustada en el muro tal y como si se tratase de la pared de la habitación.
- Déjate de estupideces y aparece de una vez... – le dijo ya bastante fastidiado el ambarino.
- Por tu falta de paciencia es que tu vida se ha reducido de esta manera... – de entre las sombras de una de las esquinas emergió finalmente la figura del hechicero – a estas alturas tu cuerpo se encuentra tan desgastado físicamente que a penas si puedes mantenerte en pie.
- Cállate... no estoy aquí para escuchar tus sermones – quería mostrarse indiferente pero lo cierto era que aquel sujeto tenia toda la razón, su tiempo de vida se había acortado considerablemente y seria solo cuestión de minutos para que su cuerpo dejara de responderle.
- Como quieras… - se encogió despreocupadamente de hombros al momento que una sonrisa llena de malicia se empezaba a dibujar en el contorno de sus labios – entonces creo que are mucho mas interesantes los últimos minutos de tu vida – el siniestro sujeto empezó a mover sus labios con rapidez recitando alguna clase de rezos en las casi inaudibles palabras que salían de su boca, para cuando termino, las cinco armaduras que estaban alrededor de la habitación tomaron vida, moviéndose de su lugar y dirigiéndose justo hasta donde ahora se encontraba el violáceo.
- Eres un maldito... – murmuro al ver como aquellas armaduras se lanzaban en una arremetida contra él, con dificultad pudo esquivar sus ataques pues a penas si le quedaban fuerzas para moverse.
Las armaduras lo envestían una y otra vez agotando las pocas reservas de energía que le quedaban, a la vez que sentía como iba perdiendo poco a poco la movilidad de sus miembros.
El funesto ser observaba divertidamente la escena, pues aun a pesar de que el violáceo había podido quitarle una chauchilla a una de las armaduras no hizo gran cosa con ella ya que cuando creyó que había podido separar exitosamente sus partes en uno de sus ataques pocos segundos después esta se levanto nuevamente como si una fuerza invisible la uniera.
La muchacha a pesar del estado transitorio que cruzaba estaba consiente de lo que ocurría en el exterior de aquella prisión luminosa, logrando que ante su dolor algunas lagrimas salieran de sus ojos vacíos.
Deseaba con todas su fuerzas salir de ahí para ayudar como fuera al violáceo, mas no pudo mover ni un músculo a pesar de que su mente le ordenaba insistentemente a su cuerpo que lo hiciera, sus lagrimas de impotencia no dejaban de brotar ante su desesperación aun a pesar de que todo aquello fuera en vano.
Fue entonces que el hechicero volvió nuevamente su atención a la chica, lo hizo al sentir una pequeña variación en la energía que de ella estaba emanando, en aquel momento comprendió que solo seria cuestión de algunos segundos para que el portal se abriera.
El hombre se coloco en posición para recibir aquel extraordinario poder, situándose justo al frente y paralelamente a la pelirosada, en una marca aparecida en el piso luego de que la variación de energía se presentara.
La chica no sabia a ciencia cierta que era lo que ocurría pero fue entonces que sintió un agudo dolor recorrerle de pies a cabeza, provocando que maquinalmente su cuerpo se arqueara y volviera su cabeza hacia el cielo mientras el símbolo instaurado en su frente brillaba con mayor intensidad.
Ya al punto de caer rendido el ambarino se reincorporo automáticamente al escuchar el sonoro grito de dolor salido de la garganta de la joven de cabellos rosados, abriéndose paso entre las armaduras sin importarle en lo absoluto el propio daño que recibía su cuerpo.
- ¡Tamao! – su frustración era ampliamente demostrada en lo desencajado de su rostro al presenciar enteramente el agudo sufrimiento experimentado por la muchacha.
El joven corrió a su lado contradiciendo las ordenes que ahora mismo le estaba enviando su cerebro pues su cuerpo ya había rebasado el limite de sus propias fuerzas, a pesar de sus convicciones su paso fue detenido cuando una intensa luz inundo completamente la habitación.
Tal era la intensidad de aquel brillo que el joven perdió completamente la visión por algunos momentos, cuando la luz se disipo dejo al descubierto el cuerpo de la joven que irradiaba un brillo bastante extraño asimismo que seguía flotando en el aire, mas sin embargo ahora ya no existía aquel campo de energía azulada que la había resguardado todo ese tiempo.
El chico estaba a punto de dar un nuevo paso cuando su cuerpo dejo de responderle completamente derrumbándose en el piso al momento que su visión se nublaba hasta oscurecer totalmente al estar postrado completamente en el piso.
Ya a lo lejos pudo escuchar casi como un eco las extrañas recitaciones del hechicero que no se había movido del círculo luminoso en el que estaba parado.
Cuando recito su ultimo rezo la luminosidad de la joven fue traspasándose lentamente hacia él, en ese instante y haciendo mano mas que nada de la fortaleza de su espíritu el muchacho que ya se encontraba desfallecido, se arrastro como pudo hasta donde estaba tirada la cuchilla que había obtenido de una de las armaduras.
Lentamente se puso de pie ya con la mirada vacía al estar haciendo uso de sus últimos instantes de vida, el hechicero que estaba de espaldas a él y creyendo que el violáceo ya estaba bien muerto no se percato como el otro apunto el filo de la cuchilla hacia él.
En un abrir y cerrar de ojos el ambarino le atravesó de lado a lado con un solo tajo del arma, el hechicero bajo lentamente la mirada viendo como la sangre empezaba a teñir de carmesí sus ropajes oscuros, no pudiendo evitar pasar sus dedos por la mancha e impregnándolos con el tiño rojizo.
Después de lanzar una última sonrisa irónica su cuerpo empezó a fragmentarse en grietas luminosas que provocaron posteriormente una enorme explosión que término en la completa desintegración de la humanidad aquel infeliz sujeto.
El poder que obtuvo de la tercera llave regreso a su legítima dueña que al recibirlo quedo envuelta en una nueva columna luminosa, la formación se elevo al cielo pero esta vez expandiéndose de norte a sur y de este a oeste, a medida que se extendía en el firmamento iba exterminando a los seres de la oscuridad que al contacto con la onda de luz se disolvían dejando solo polvo.
En esos momentos el chico violáceo sintió como las fuerzas perdidas en la batalla iban regresándole lentamente, quedando sobre su cuerpo solo los daños de los golpes que había recibido.
La luz se fue extinguiendo del cuerpo de la chica mientras los rayos de la luna llena iluminaban su cuerpo que caía inerte al piso, el eclipse termino llevándose con el los poderes concedidos a las llaves que ahora no eran mas que recipientes vacíos.
La joven cerro los ojos mientras su cuerpo se desplomaba, pero antes de caer completamente el chico la tomo en sus brazos, cargándola sin apartar un solo instante su vista del frío y pálido rostro de su compañera.
Su rostro un tanto sombrío se ensombreció aun mas al no detectar una sola señal de vida en ella, acercándola con mucha más fuerza contra si, para finalmente depositar un largo beso en la frente de la muchacha y sin querer que aquel momento terminase pues aun no acababa de asimilar el hecho de haber perdido a la persona que más amaba en este mundo...
Continuara...
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Aun contra reloj lo acabe (XD), y como no tengo mucho tiempo solo les digo que no se preocupen, muchas cosas quedaran resueltas en el siguiente capitulo aunque algunas no vallan a ser lo que esperaban (n.nU), ahora me despido, nos vemos el próximo capitulo...
