Durante un buen tiempo, la familia Muto estaba conformada únicamente por Salomón Muto, un hombre mayor de 68 años y su querido nieto de 16 años.

Los padres de Yugi tuvieron un aparatoso accidente que terminó trágicamente con la vida de la joven pareja dejando al pequeño con el único familiar que le quedaba.

Yugi sentía que su abuelo necesitaba sentirse acompañado luego de la muerte de su abuela que ocurrió meses después de la de sus padres debido a la fuerte depresión que le causó la pérdida de su única hija.

Pensaba en eso mientras iba caminando de regreso a casa junto a su amiga Anzu la cual iría por primera vez a su casa.

-Me alegra saber que por fin voy a conocer a tu abuelo-menciona la castaña sonriente debido a que a causa de sus clases vespertinas de ballet nunca había podido ir, pero al ver que el piso del estudio iba a ser remodelado y sin clases hasta nuevo aviso, aprovechó para salir con su amigo

-Verás que si Anzu, él te va a agradar mucho-anunció el chico muy emocionado al saber que sus dos personas más preciadas al fin iban a conocerse


Anunció la llegada de ambos y el mayor los recibió gustosamente.

-Así que eres la famosa Anzu, me da gusto al fin conocerte. Yugi habla maravillas de ti-les sirve un poco de té

-Una disculpa si no pude venir antes, mis clases son algo exigentes, pero afortunadamente pude conocerlo-agradece por la bebida

-¿Quieres que vaya por las galletas de mantequilla y jengibre abuelo?

-Claro, trae algunas de la...-suspira algo angustiado-olvidé comprarlas ayer ya que se habían terminado

-Tranquilo abuelo, puedo ir por ellas-se ofrece amablemente

-La tienda esta muy retirada Yugi, puedes ir por otras si gustas-lo ve negarse

-Son las únicas que puedes comer abuelo, ¿lo recuerdas?

-¿Quieres que te acompañe Yugi?

-Esta bien Anzu, no me tardo. Pueden seguir conversando-se coloca una chaqueta-vuelvo en media hora

Al verlo irse, el mayor se sentó junto a ella.

-¿Fumas?

-¿Qué?

-Pregunto que si fumas-saca una cajetilla de cigarros escondida entre los cojines del sillón

-Pues si aunque...

-A Yugi no le gusta-sonríe completando la frase-aprovecha que no está

-Esta bien, honestamente tenía ganas de uno-toma el cigarro y el encendedor para prenderlo-wow, son excelentes

-Los consigo con un viejo amigo-enciende el suyo mientras trae un par de cervezas-la casa invita-bromea el mayor haciendo sonreír a la joven

-Muchas gracias-expulsa el humo del cigarrillo y bebe un trago

-Y cuéntame de ti Anzu, me gustaría conocerte más

Comienza a relatarle varias cosas de ella y su familia. La secundó el mayor contando lo ocurrido en su familia.

-Cómo lo siento señor Muto, debió ser muy difícil llevar ese peso en sus hombros-toma su mano en señal de apoyo siendo aceptado el gesto por parte del mencionado

-Gracias linda, aunque aún duele un poco-suspira con pesar

La chica lo abraza en señal de empatía.

El hombre le corresponde y le sonríe. Al tratar de separarse, uno de los botones de la blusa de Anzu se atoró en uno de los oberol del mayor provocando que al separarse la blusa se abriera completamente dejando ver al descubierto parte de sus pechos.

-Cielos santo, discúlpame mucho linda-apenado intenta voltear a otro lado mientras le ayuda a cerrar la blusa

-No se preocupe señor Muto fue un accidente-se avergüenza y más al ver que el mayor intenta ayudarla-pue...puedo hacerlo sola

-¡Oh cielos! Lo...lo lamento-al retirar sus manos de forma brusca toca accidentalmente los pechos de la chica

Los ve rebotar un poco haciendo que la blusa quede más abierta provocando un silencio incómodo

La castaña mira las manos nerviosas del hombre moviéndose ansiosas en sus piernas intentando quitar la tensión del momento.

-¿Quiere...quiere tocarme los pechos?

-¿Q...qué?-le mira atónito. Seguramente la chica saldría corriendo de ahí para denunciarlo y con justa razón

-Puede hacerlo, tiene mi permiso-se arma de valor y toma las manos del mayor para adentrarlas en su camisa y dejarlas en sus senos

-Son...hermosos y enormes-masajea con suavidad los jugosos y colosales pechos de la castaña la cual suelta varios suspiros

Como un potente imán, se atraen de forma automática y sin tiempo por perder comienzan a besarse apasionadamente.


La ropa de ambos quedó esparcida dejándolos completamente desnudos y a merced del otro.

De manera lenta y profunda se adentra en la vagina de la chica la cual gime placenteramente dando luz verde a que el mayor se mueva dentro de ella.

El inicio fue lento, pero conforme pasaba el tiempo, las embestidas se volvieron salvajes y apasionadas sacando gemidos y gritos en la pareja.

Ambos estaban a punto de llegar al éxtasis cuando escucharon el tintineo de la bicicleta de Yugi.

Con pánico, ambos se separaron y se vistieron en tiempo récord guardando y tirando la cajetilla y las botellas, arreglaron sus ropas lo más presentables posibles y al sentarse en el sillón mientras "veían televisión" entró Yugi con una sonrisa y el encargo.

-Traigo las galletas-canturrea emocionado

-Wow, en serio lograste conseguirlas-aplaude el mayor-a estas horas es muy difícil que tenga

-Tranquilo abuelo, el señor ya me conoce y parece que intuía que ya no teníamos galletas-las acomoda en algunos platos-¿por qué se ven tan desarreglados?

-Oh, lo que pasa es que se metió un ratón a la casa y tuvimos que perseguirlo por todos lados-mintió el mayor recibiendo un asentimiento por parte de la castaña

-Oh cierto, olvidé decirle al señor Yagizawa que arreglara el hoyo que había en la pared de la cocina. Lo llamaré, enseguida regreso-sube a su cuarto por su celular

-Eso estuvo cerca-suspiró aliviada la chica

-Cierto-la mira fijamente-nuestro encuentro aún no termina linda-roza uno de los pechos de la joven

-Lo esperaré con ansias señor Muto-le acaricia por encima del pantalón

Luego de que Yugi regresara continuaron conversando y comiendo.

Días después, Yugi salió varias horas debido a un proyecto escolar por lo cual, la chica y el mayor pudieron concretar su encuentro y con muchas rondas de por medio.