Capítulo 8: Olvidar

El vibrar de su celular lo despertó, dormitó poco después de su arranque emocional, pero al juzgar por su dolor de cabeza. Apenas y cerró los ojos. Contestó la llamada sin fijarse quién era.

—¿Si? —, dijo.

—Darling ¿Cómo te fue con la trabajadora? —, preguntó Hizashi.

Recordarle aquello ya le estaba volviendo a generar el nudo en la garganta.

—Zashi… —, Shouta susurró.

—¿Si? —, el rubio respondió ya dejando salir un tono preocupado.

—¿Quieres ir a beber? —, el azabache preguntó decaído.

Acordaron de verse en el Kloma, para cuando Hizashi llegó le preguntaron por su nombre y en vez de dejarlo ir a la barra, fue llevado a un cuarto de karaoke. Al entrar a la habitación, encontró al azabache desparramado en el sillón comiendo unas algas en tempura.

Al verlo llegar, Aizawa pidió las bebidas mientras el rubio se quitaba su chaqueta y la colgó en el perchero.

—No apartaste este cuarto para cantar ¿Cierto? —, le preguntó el rubio.

—Sabes que odio el escándalo —, dijo Eraser en lo que engullía otra alga—. ¿Gustas?

El ojiverde tomó unos palillos y se hizo con uno de los bocadillos.

—¿Qué pasó?

Shouta no contestó, en cambio, se hizo tonto abriendo una botella para servir a ambos, dio un gran trago antes de decir.

—No quiero hablar de eso —. Giró a ver al rubio, puso su índice en el pecho de este y comenzó a hacerle círculos—. Yo vine a pasarla bien.

Y así fue, bebida tras bebida y una que otra conversación banal de los "buenos tiempos". El rubio contó cómo se la pasaba más enseñando la pronunciación de la letra L que enseñar inglés en sí. Aizawa hablaba de cada uno de sus mecos, y la probabilidad de que para el siguiente año ya serían los mecos de otro. A pesar de que Hizashi estaba disfrutando el momento, sabía que su Shouta no tenía tolerancia al alcohol, y este estaba bebiendo casi al ritmo de él. En poco tiempo caería rendido.

—Vamos Zashi —, Aizawa dijo, ya con la cara roja y arrastrando sus palabras—. Cántame algo antes de que se nos acabe el tiempo.

Hizashi rio por lo bajo.

—¿Y qué quieres que te cante? —, le preguntó, aun estando cuerdo, fue por el micrófono y comenzó a ver la consola con las pistas.

—Lo que sea, nomás no lo hagas con tu voz de gata en celo —, Aizawa dijo moviendo su mano con la bebida y derramando un poco—. No querrás provocarme.

Hizashi alzó una ceja a sus espaldas, si andaba con esas sugerencias, entonces su compañero ya estaba bastante ido.

—Joo —. Seleccionó la canción y se puso frente a Shouta—. ¿Qué tal si eso es lo que quiero?

Aizawa sonrió con su clásico gesto perturbador mientras soltaba un leve ronroneo.

Al salir del bar, Shouta apenas y podía caminar. Yamada aún estaba sobrio, de estar con el resto de sus amigos hubiese continuado bebiendo, pero al no haber alguien más que los arrastrase a sus casas, tenía que asumir la responsabilidad.

—Vamos, te llevaré a mi casa —, le dijo en lo que se colocaba un brazo de su amigo atrás del cuello—. No creo que sea apropiado que entres a los dominios de la escuela así como estas.

—Mhhh —, Aizawa murmuró repegandose al rubio—. No tengo planeado volver, total. Eri no está.

Hizashi alzó una ceja

—¿Cómo?

—Eri no está, se fue con el Tintin y el Naruto verde al carnaval de las lucecitas que hacen poof poof…

Le tomó a Yamada un par de segundos entender lo que el Aizawa trataba de decir.

—… Ah, ¿Fue al Shogatsu?

El contrarío asintió con una sonrisa ebria.

—Pero si se fue al Shogatsu ¿Entonces Eri no ha estado en casa?

—No… —, Shouta respondió visiblemente triste.

Y así, sin preguntarle de manera directa. Pudo atar los cabos y saber qué fue lo que pasó con la trabajadora. Ahora entendía porque Shouta quiso ir a beber. Debió pasarla muy mal. En lo que iban camino a casa. Yamada logró hacerse con el móvil del otro para sacar unos números y mandar algunos mensajes.

Al llegar a su apartamento, dejó caer al azabache en el sillón y fue a la cocina por un poco de agua. Desde ahí, lo escuchó delirar.

—¡Mi bebé! Awwnn te extraño tanto… Oe…Estas muy pachoncho ¿Por qué estás tan pachoncho? ¡Zashi!

Hizashi rodó los ojos y regresó con el vaso de agua que después colocó en la mesilla.

—¿Por qué Chaplin esta tan gordo? —, Shouta volvió a preguntar con un tono más de berrinche que otra cosa.

El ojiverde desvió la mirada.

—… Yo lo veo igual.

Eraser afiló la mirada y siguió con su cara pucherona. Hizashi alzó las palmas.

—Está bien. Está bien. A veces come de mis sobras.

El contrarío dio un pequeño grito ahogado de indignación, tomó una almohadilla del sillón y comenzó a pegarle.

—¡No es perro para que ande comiendo tus porquerías!

A pesar del cómico momento. El desvelado se detuvo en seco al sentir un fuerte tirón en el estómago. Salió disparado al baño para que después Hizashi escuchase la sinfonía de un ebrio arrepentido. Bueno, al menos logró llegar al baño por su cuenta.

—Eres un pésimo borrado —, le dijo al azabache una vez que lo vio salir y cediéndole el vaso con agua.

Aizawa se recargó en el quicio de la puerta, después de beber un poco de agua le hizo un ademan de ¨déjame en paz¨, antes de que perdiera el balance y cayera. Hizashi lo atrapó en sus brazos.

—Ven —, le dijo el rubio en lo que lo guiaba a su habitación.

Lo acostó en la cama y pasó a ponerlo cómodo. Antes de que pudiese separarse, Shouta lo sostuvo de la mano y lo jaló hacia él, quedando encima en lo que el otro atrapaba sus labios. Sabia a alcohol, mucho alcohol, pero no se detuvo. Cada intento del rubio por separarse era bloqueado por el instigador. Quien incitaba el contacto entre sus cuerpos, y aquello fue algo que Hizashi no tardo en notar.

—Shouta —, susurró el rubio—. No estás en condiciones.

—No me importa, quiero quitarme el dolor.

—¿Qué te duele Shou?

Shouta entristeció la mirada, y en un acto contradictorio le regaló una sonrisa en lo que ponía una de sus manos en el pecho.

—El corazón…

El rubio se limitó a acariciarle la mejilla.

—Talk to me, Shou…

—No sólo se trata de perder a Eri. Zashi, puedo perder más que eso, mi carrera como maestro, mi historial limpio ¿Cómo una sola cosa puede afectar tantas? No lo entiendo. Solo sé que me causa mucho miedo fracasar…

El rubio lo sostuvo de las manos.

—Te entiendo Shou. Todos los hemos temido al fracaso alguna vez.

—Lo sé. Por eso hoy, quiero olvidarlo todo y pretender que puedo encontrar confort sin restricciones —, dijo Shouta mientras movía las caderas, asegurándose de rozar su pelvis con la del otro—. Supongo que entenderás, que no me he complacido desde que ella vive conmigo.

—Oh, vaya… —, el rubio susurró al sentirlo. No parecía tener una erección completa, pero en definitiva había un bulto rozándole, y el azabache no hacía el más mínimo esfuerzo por ocultar el leve placer que aquel contacto de daba.

Pensar que Eraser fuese un ser puro sería una fantasía ingenua. ¿Virgen? Quizá, sin embargo no se sorprendería si no lo era. Le daba la impresión de que Shouta era de esos que atienden la erección mañanera con tal de sentirse saciados sin recurrir al fomento del libido. Aunque, con su extraño horario de sueño. Quien sabe a qué horas eran esas "mañaneras". Quizá la hora feliz del borrador era en la madrugada. Conociéndolo, de seguro no era muy creativo para complacerse, una mano y mucha fricción parecía ser su estilo.

—Mhhhh —, Aizawa gimió por lo bajo.

—Shou... —, el rubio susurró.

—No te resistas, es horrible resistirse siempre, te lo digo yo —, dijo Shouta arqueando un poco la espalda.

—Me gustaría que nuestra primera vez fuese con ambos sobrios… —, Hizashi dijo, recibiendo una risa escandalosa por parte del contrario.

—No sería la primera vez —, dijo el azabache.

El vocero parpadeó confundido.

—¿De qué hablas?

—Tú y yo, en una cama —, Shouta se rio otra vez—. Ya hemos estado así ¿Qué más da hacerlo otra vez y olvidarlo?

—Shouta ¿Cuándo estuvimos juntos? Nunca lo hemos estado.

Aizawa siguió riéndose.

—La verdad, yo tampoco me acuerdo, pero sé que pasó. Me consta que pasó.

Ahora era Hizashi quien reía de forma nerviosa.

—Ok. That´s it! Duérmete ya, que ya ni sabes de lo que estás hablando.

Eraser frunció el ceño, agarró al rubio por la solapa y lo hizo rodar en la cama, de modo que él quedó encima.

—Ni si te ocurra dejarme así —, dijo frotándose de nuevo. Esta vez. Mic podía sentir una erección más prominente.

—Shou... —, el rubio dijo en leve gemido, el azabache ya no era el único sintiendo aquel deseo—. No querrás hacer algo de lo que te arrepientas.

—Nada de lo que hagamos hoy tendrá consecuencias peores a las de aquella vez.

—Shou, nunca hemos estad- ¡Ah! —, el rubio gimió al sentir la mano del otro acariciarle la entrepierna.

—Mientes… —, Aizawa respondió casi de forma predatoria, y si el rubio tuviese que adivinar, hasta un poco resentido también.

A pesar de que disfrutaba el frote de la tela, el vocero empujó al otro gentilmente, de modo que ambos quedaron sentados en la cama. Con miedo y la mirada baja, Hizashi le preguntó.

—Shou ¿Te lastime?

Aizawa parpadeó en confusión.

—¿A qué te refieres?

—Dices que ya estuvimos en esta situación, yo no recuerdo y la manera en que lo dices yo… Sólo quiero saber si te lastime.

Aizawa soltó un quejido en señal de molestia.

—No —, respondió un tanto berrinchudo.

—¿Qué es lo que recuerdas? Shou.

—¡No quiero hablar de eso! ¡Zashi! Carajo, ¡Sólo quiero unos momentos de placer! —. Se llevó una mano a la entre pierna y se apretó el miembro por encima de la tela—. Estoy harto de tenerla dura, y no hacer nada por miedo a que Eri se despierte porque tuvo otra pesadilla.

El rubio desvió la mirada, decir que él nunca había estado con alguien sería una rotunda mentira. Aun habiendo entrado a la U.A. Conservó a sus amistades de secundaria, quienes entraron en territorios un poco turbios. En una de las tantas banderas rojas que le decían que debía dejar esos amigos de lado y seguir adelante. Fue en efecto la presión de "convertirse en hombre", era un lado de él que nunca presumió en la escuela, pero quizá su personalidad reflejaba su oscuro periodo de fuckboy. La verdad nunca supo si el resto lo sabía, Shirakumo y Shouta no fueron precisamente unos casanovas en la U.A. como para que tal comportamiento reluciera. Vaya, ¿En qué momento les dices a tus nuevos amigos "Ah por cierto, me tiro a quien se deje"? En definitiva, alejarse de aquellas amistades fue lo mejor, pero el deseo sexual es algo que rara vez se puede erradicar una vez que se manifiesta. Cuando empezó a juntarse con ellos y considerarlos amigos cercanos. Odiaba admitir que ahora se sentía un joven sexualmente frustrado y bastante. Lo que lo llevó a experimentar con cualquier cosa que pudiese saciarlo.

—Acuéstate, Shou.

Aizawa obedeció. Vio como Hizashi recorrió su mano por su abultado pantalón antes de desabrocharle la bragueta y dejar aquel miembro salir. El azabache dio un suspiro de alivio al tener su erección al descubierto.

El rubio por su parte quedó observando aquel miembro frente a él, no era el primer pene ajeno que miraba, pero si era el primero de alguien que consideraba importante en su vida. Al juzgar por la palma de su mano, era de longitud regular, pero sí de grosor se trataba, parecía ser más robusto de lo normal. Al dirigir su vista de nuevo al de cabellos negros, notó que tenía la mirada desviada y parecía un poco apenado.

—¿Qué?

—Nada… —, negó Shouta casi de inmediato.

—Ahh —, Hizashi dijo algo juguetón en lo que recorría un dedo por a longitud—. Eres inseguro. Alguien ve mucho porno.

Shouta giró su cabeza a la derecha, un tanto indignado antes de responderle.

—Yo no veo esas cosas

Yamada sonrió pícaro.

—Si no vieras pornografía, no tuvieras un punto de referencia con el cual compararte. Tranquilo Shou. No eres pequeño si eso te preocupa —, dijo mientras con la yema de su índice le acariciaba el glande.

—Urgh…El grosor lo hace ver pequeño, yo… ¡Ah! —, gimió de manera inesperada al sentir un contacto nuevo, al regresar la vista, vio que Hizashi presionaba su propio miembro contra el suyo.

—Están casi iguales —, Hizashi dijo antes de separarse y estirar su brazo para abrir uno de los cajones y sacar un tubo de ahí—. Apuesto a que nunca disfrutas el momento y sólo sacias la necesidad.

Aizawa soltó suspiro al sentir el frio liquido resbalarse por su pene, pero nada lo preparó para lo que sentiría una vez que el rubio tomara el miembro con su mano, y empezara a distribuir el lubricante.

—Ay tantas cosas que pueden hacerse.

—Ah..ah ¡Ah! —, gimió el azabache.

—¿Nunca has usado lubricante para masturbarte o algo más aparte de las manos? —, Hizashi preguntó.

Aizawa negó con la cabeza.

—Bien, entonces esto te gustará —. Volvió a estirar el brazo al cajón y sacó algo que para Aizawa, era algo parecido a un portavasos cilíndrico de color transparente—. Vas a ir al cielo.

Colocó el objeto centrado al miembro de Aizawa y comenzó a descender. Aquella sensación tan calurosa y fuerte lo arremetió de tal manera, que soltó un gemido escandaloso e intento cerrar las piernas.

—¿Te gusta? Amo como este juguete me aprieta —, dijo el rubio mientras subía y bajaba el juguete por la longitud. Si el borrador quería olvidar, lo haría olvidar, aunque el efecto fuese efímero.

—Zashi-mhh, ¡Ah! —. Shouta jalaba las sábanas, y se retorcía al sentir las oleadas de placer que le estaban proporcionando. ¿Cómo era posible sentir algo tan fuerte? El azabache estaba tan ido en el placer, gimiendo a sus anchar como para pensar en una respuesta.

—¿Ahora quién es la gata en celo? —, bromeó el rubio.

Un hilo de saliva emergía de la boca de Eraser, el cual se mezclaba con la sudoración proveniente de su piel enrojecida. Su búsqueda por más éxtasis lo obligó a mover las caderas a un ritmo mayor al de Hizashi.

—¿Te quieres correr? —, le preguntó este último.

Ido, Aizawa asintió de manera torpe. Después de complacerlo un poco más con el juguete. Mic lo removió, apretó el miembro con fuerza y los masajeó de igual manera. Se acercó al oído del otro para susurrarle.

—Quiero sentir como te corres en mi mano.

Aquellas sucias palabras sólo alimentaron el libido de un Shouta al borde del clímax. El cumulo en su parte baja era inminente. Arqueó la espalda acompañado de un largo gemido y unos cuantos jadeos. Hizashi sonrió victorioso al sentir el miembro contraerse en sus manos mientras entre sus dedos se derramaba el semen.

Aizawa pasó de escandalosos gemidos a jadeos profundos. Queriendo recuperarse de aquella sobredosis de dopamina. El vocero por su parte se relamió un poco los dedos. El lubricante arruinaba su apreciación por el sabor del azabache.

—¿Sabes lo que más me gusta de este lubricante? —, dijo el rubio mientras se untaba lubricante en su propio miembro—. Tiene sabor a cereza.

—Odio la cereza —, dijo el azabache aun jadeando.

—Qué mal —, dijo Mic mientras jalaba al otro de modo que la cabeza de Shouta ahora descansaba en el abdomen del rubio—. Porque quiero que lo pruebes.

Shouta desvió un poco la mirada.

—Esperas mucho de mí. Nunca he-

—Lo sé —, Yamada lo interrumpió—. No te preocupes, lo harás bien.

—Confías mucho en mi —, Shouta volvió a decir.

—Shou… —, Hizashi llamó alzando una ceja, sabiendo que se estaba haciendo tonto.

—Ok, ok… —, dijo el otro en lo que comenzaba a descender al miembro del rubio. Suspiró un poco nervioso, aunque tal aliento contra su pene alimentaron las ansias del ojiverde.

Finalmente Shouta cedió proporcionando una lambida por toda la longitud, provocando un suspiro entrecortado en Mic. Aizawa continúo lambiendo hasta que tuvo el valor de introducir el glande en su boca.

Hizashi por su parte apretó los puños. Matando sus ganas de tomar la cabeza del contrario y obligarlo a complacerlos más rápido.

El azabache hacía lo mejor posible por subir y bajar para encontrar un ritmo, pero por miedo a decepcionar a su pareja, intentó llevárselo todo en la boca, terminando por toser un poco en el proceso.

—¡Oe! —, el rubio le subió la cabeza—, con cuidado, si lo haces muy brusco vomitarás.

Shouta desvió la mirada aun tosiendo por el reflejo, quedó un poco apenado por la llamada de atención. El rubio lo sostuvo de la barbilla forzando contacto visual.

—Tranquilo, con calma. Ve a tu ritmo —, le dijo en tono suave antes de volver a dirigir la cabeza del otro a su miembro.

Shouta volvió a llevárselo a la boca, y reanudo su ritmo lento, utilizando su mano para complacer al resto de la longitud en lo que él se iba animando a ir introduciendo más y más.

—Shou… oh… Shou —, gimió Yamada, mordiéndose los labios en el proceso—, sigue Shou.. Ah…Sigue…

Aquellas palabras incitaron al otro a succionar con más ímpetu, perdiendo la vergüenza y con ello una creciente curiosidad por lo que podía llegar a hacer con este miembro a su merced, circulaba su lengua alrededor y hacía especial hincapié por frotar su lengua en la base del glande. Esto fue bien recibido por el otro, pues intentaba cerrar la piernas.

—¡Ah! ¡Shou! Oh…Me voy a venir Shou —, dijo intentando separar a Aizawa de su miembro, pero el otro no se miraba con la intención de ceder—, Shou…¡Shou!

—¿Sabrás a cereza? —, le preguntó antes de volver a introducir el pene en su boca.

Hizashi lo sostuvo de la cabeza, y con un ronco gemido dejó salir todo su éxtasis en la húmeda cavidad de Aizawa. Acompañado de más jadeos y suspiros.

Al volver en sí. Relajó su agarre y alzó la cabeza del otro. Aizawa dio una gran bocanada de aire, seguido de una gran tos por bronco aspirar un poco de semen. Mic pasó a sostenerle el rostro y volvió a unir sus labios.

—Creo que si tengo sabor a cereza —, el rubio dijo.

Shouta rio leve. Pasó a recostarse en el pecho del contrario a disfrutar los latidos de su corazón hasta que se quedó dormido.