Capítulo 9: Para ustedes
La luz del día atravesándole los parpados lo hizo despertar. La tremenda jaqueca que lo saludó lo hizo volver a enterrar su cara en la almohada. ¿Qué pasó ayer? Cierto, su entrevista con la trabajadora fue un tremendo fracaso e invitó Hizashi a beber. Hablando de.
Dio un grito ahogado acompañado de un pequeño salto al verlo a su lado. No estaba en su casa y había un olor extraño en el ambiente, aunque era opacado por el olor a cereza. Se levantó a servirse un poco de agua, casi la escupe al ver a Chaplin de nuevo. ¡Estaba gordísimo!
—¿Qué te han hecho? —, dijo asustado.
—Nyaaarr
Fue cuando se dio cuenta que Hizashi compró un plato dispensador, tanto de agua como comida, ¿Cómo no iba estar gordo? Estaba comiendo a sus anchas.
—Mhhhh —, murmuró molesto.
Viendo lo que el vocero tenía disponible en la alacena, preparó unos emparedados de queso y huevo, acompañados de un batido de leche, plátano y almendra. Poco después sintió unas manos ajenas envolverlo en un abrazo y sintió que en su cuello se posaban unos labios.
—Buenos días —, le dijo el rubio con una gran sonrisa.
—Buenos días —, respondió Shouta poniendo los platillos en la barra.
Ambos pasaron a comer en silencio, pero Aizawa al ser un borracho con amnesia, no pudo evitar preguntar.
—¿Qué pasó anoche?
Hizashi revolvió su batido antes de darle un sorbo y responder.
—Querías olvidar un mal momento y eso hicimos.
—¿Tuvimos sexo? —, Shouta preguntó cabizbajo mostrándose avergonzado.
—No, pero nos ayudamos mutuamente, si es que sabes a lo que me refiero —, Hizashi le respondió alzándole una ceja.
Shouta tragó saliva. Se puso rojo, aunque no recordaba, el sólo imaginare la reacción del rubio ante el pequeño Shouta, ya le daban ganas de que se lo tragase la tierra.
—Oh vaya, lo lamento, debí haberme comportado como un idiota. Siempre lo hago cuando bebo... —, fue lo único que pudo responder, teniendo una de sus manos tapándose media cara.
Hizashi se rio por el depresivo comentario.
—Tranquilo Shou —, dijo antes de depositarle un beso en los labios—. Esto quedará entre nosotros, como debe ser.
Aizawa cerró los ojos y dejó que el rubor siguiera acumulándose en las mejillas.
—Hizashi...
—¿Si?
—Me estoy confundiendo, no sé qué somos —, el azabache dijo sin encararlo.
—El sentimiento es mutuo, pero no parecías dispuesto a entrar en una relación. Lo dejamos ahí, pero está claro que no hemos respetado aquel límite —. Hizashi lo sostuvo de la mano, lo que hizo al otro volver a verlo—. Por eso, prefiero saber si esto si va progresar, o será mejor que nos distanciemos de asuntos íntimos. Tú decides Shou, lo que sea que elijas, lo respetaré.
—Zashi, si lo hacemos oficial, temo no poder cumplirte, conoces mi horario, mis responsabilidades y Eri... —. Sus ojos de abrieron de par en par—. ¡Eri!
Salió disparado al cuarto del rubio y buscó su móvil, no llegó a casa anoche y no le dijo nada a nadie. Al revisarlo. Tenía por lo menos diez llamadas perdidas de Izuku y otras veinte de Togata.
—Dios mío yo- —. Estuvo a punto de marcarles pero el otro le quitó el celular.
—Tranquilo, me hice cargo —, dijo Hizashi mostrándole un mensaje mandado por Izuku.
"Nos habló Yamada-Sensei. Nos vamos a quedar en su casa por esta noche. Si regresa y no estamos, estaremos haciendo los preparativos de la posada"
Shouta soltó un suspiro de alivio.
—Gracias Zashi.
—¿Entonces? Shou
—¿Entonces qué?
—¿Quieres ser mi novio?
El azabache se sentía como un completo imbécil al sentir el calor subir por su cara, no tenían que decirle que estaba ruborizado porque podía sentirlo hasta en las orejas. Jamás pensó que llegaría el día que alguien que él amaba haría aquel movimiento antes que él. Ya había llegado a términos que todo sería un amor platónico. A pesar de que tenía todo en bandeja de plata, sus inseguridades previas seguían circulándole la mente, y se preguntaba si, aceptar ayudaría a sobrellevar sus problemas o será un compromiso más con el que no podría cargar. Cerró los ojos, un creciente sentimiento de culpa se le acumuló en el pecho, afectándole en la garganta con un nudo. Esto lo haría feliz, aunque parte de su conciencia lo consideraba un acto egoísta, pues esto se trataba de satisfacer sus necesidades personales. Cosa que no era precisamente el dogma de un héroe que juro darlo todo por la comunidad.
—... Si, si quiero... —, finalmente dijo.
Hizashi sonrió. Oficialmente el azabache era su azabache, le acarició el rostro antes de volver a unir sus labios en un beso fugaz.
—Debo irme. Si tengo suerte, pensarán que desaparecí por un trabajo de la sociedad y que no fui a revolcarme —, dijo Shouta.
Hizashi levantó una ceja.
—No nos hemos revolcado aun.
—Ah-ha —, respondió el azabache mientras se preparaba para marcharse.
—No, Shou, es en serio. No tuvimos sexo —, el rubio reiteró.
—No te creo.
Hizashi cruzó los brazos y le preguntó.
—¿Te duele el culo?
Shouta frunció la mirada y avergonzado respondido.
—No.
—¿Qué más pruebas quieres entonces? —, Hizashi le preguntó.
Shouta levantó el índice.
—A ver, eso no es prueba de nada, yo pude... ¿Sabes qué? Olvídalo, me largo.
Con una mala imagen mental, una cara roja y una actitud un tanto berrinchuda. Shouta abandonó el apartamento.
Antes de llegar a casa, pasó a la tienda a comprar productos de limpieza. Pocas eran las cosas que le molestaban de vivir en los dominios escolares, pero si algo le quedó claro, es que por lo menos a uno de sus alumnos pareció gustarle la esencia de sándalo en su ropa, oh si, sabía perfectamente quien era el gandaya usando de su detergente. Pues la escuela las proporcionaba productos genéricos, que si bien hacían el trabajo, no tenían ese olor rico de ropa limpia.
Antes de entrar a la tienda, se detuvo ante una escena que muchos pasarían por alto, pero a él le rompió un poco el corazón. Vio a un gato joven, parecía tener unos cuantos meses de vida algo parecido a Chaplin, sus patas traseras eran blancas, tenía el hocico y el pecho blanco. Chaplin en cambio, que tenía sus cuatro patas y una oreja blanca. Estaba bebiendo agua sucia que se había acumulado en una grieta en el piso.
Con la consciencia un tanto sacudida, terminó comprando una lata de atún y botella de agua aparte de lo que ya tenía pensado adquirir. Dudaba que el gatito aun estuviese afuera, pero para su sorpresa, estaba acostado encima de la barda.
Aizawa vacío la lata de atún en el suelo, y con el recipiente del mismo le sirvió agua limpia.
—Pss pss pss pss —, lo llamó.
El minino pareció entender el llamado y bajó casi al instante a tomar de la ofrenda. Comía de manera voraz y no le sorprendía. A diferencia de la bola con patas que Hizashi había creado en un par de meses, este se miraba que no había comida en días.
Su impulso de idiotez le decía que tomara al gato y se lo llevara ¿Y a dónde? ¿Para qué Eri volviese a tener otro choque? ¿Para qué Hizashi lo empezara a llamar el loco de los gatos? Suspiró rendido, se sentía igual de estúpido que aquella vez que dejó a Sushi en la lluvia cuando era joven.
Dejó la botella de agua junto con la lata de atún cerca de la barda, acompañado de una pequeña nota que decía.
¨Si está vacío, ponle agua, el gatito te lo agradecerá¨
Al regresar a casa, se encontró a los tres: Mirio, Izuku y Eri desayunando en la barra.
—Sensei —, Izuku saludó al verlo llegar.
—¿Noche larga? —, preguntó Mirio.
Aizawa se quitó los zapatos y se dirigió a ellos.
—No tienen idea —, pasó con Eri y le dio un beso en la frente—. Buenos días mi niña.
—Hueles feo —, la niña respondió de forma directa, cosa que Izuku y Mirio cruzaran miradas incomodas. Mirio en silencio le hizo un ademan de bebida al otro joven.
A pesar de su imprudencia, Aizawa sólo rodo los ojos.
—Fue una noche ajetreada. Iré a ducharme, después Eri y yo iremos a comprar unas cosas. Ustedes dos vayan a preparar la posada. Gracias por cuidarla.
—Cuando quiera —, dijo Midoriya antes de retirarse con Togata. Una vez estando afuera de la casa le preguntó al otro—. ¿Crees que este bien?
En un raro episodio de preocupación, Mirio respondió
—No lo sé. El señor Aizawa no se miraba alcoholizado, pero claramente tenía resaca. A una misión no fue, eso está claro.
Izuku se quedó pensativo ¿Tendría que ver aquella llamada que le hizo mientras estaban en el Shogatsu?
Después de que ambos se alistaran, Aizawa le extendió una mano a la pequeña.
—Bien. Eri. Haremos una cuantas compras navideñas para a posada.
Eri entristeció su rostro.
—No quiero ir...
Shouta ladeó la cabeza en confusión.
—¿No quieres ir conmigo?
—No quiero ir la posada —, aclaró ella.
Aizawa se arrodilló a su altura y acarició el rostro.
—¿Por qué no? ¿Qué pasa?
—Mirio me dijo que la navidad es para pasársela en familia y con amigos—, ella dijo y desvió la mirada—. Yo no tengo familia, ni amigos.
—Eri... —, le besó la frente—. Tienes una familia aquí conmigo.
—Pero usted siempre se va...
Ahora era Aizawa quien desviaba la mirada, no podía negar que necesitaba un tiempo para él, pero de nueva cuenta, que ella notase su ausencia lo hacía sentirse como alguien egoísta. Él pasó a cargarla en sus brazos y unió su frente con la de ella.
—Lo lamento. Déjame compensártelo. Vamos, te compraré unas golosinas —, dijo emprendiendo el camino.
—Izuku dijo que las golosinas son malas, los dientes se pican y se caen.
—Eso sólo pasa si no te lavas los dientes —, Aizawa respondió.
—Pero ya se me cayó un diente —, ella dijo asustada.
—No, no Eri, ese un dientito de leche, esos se caen pero salen otros, es... ergh —, suspiró rendido, era tan malo para esto—. Se caen los de leche y salen los permanentes, esos son los que se tienen que cuidar.
—Pero mis dientes no saben a leche...
—Se llaman de leche porque te salen cuando eres bebé, ¿Qué toman los bebés?
—Leche...
—Ahí lo tienes.
A veces olvidaba que parte de ser padre era explicarle las cosas más simples. Se dirigieron a un centro comercial, mientras Aizawa hacía sus compras, procuraba no soltarle la mano a la pequeña, perderla en un lugar tan concurrido le causaría un paro cardiaco. Mientras se abrían paso por la aglomeración, un brazo terminó por golpear a Eri lo suficiente como para hacerla caer de sentón.
—Oh. Lo siento, pequeña —, dijo un hombre albino ayudándola a ponerse de pie—. ¿Cómo te llamas?
Eri no contestó, intentó localizar a Aizawa en el mar de gente atrás el hombre. Antes de que este pudiese hacerle otra pregunta, Shouta reclamó el brazo de Eri, le dedicó una mirada de desconfianza al extraño y continuaron su camino sin más.
—Hiciste bien en no contestarle —, dijo Shouta a un molesto porque aquel desconocido le dirigió la palabra a ella ¿Instinto sobreprotector? Probablemente.
Eri asintió en silencio y continuaron con sus pendientes.
A la tarde-noche. Aizawa y Eri se presentaron en la entrada principal. Por alguna razón, llevar a la pequeña Eri vestida de Santa Claus, le daba el mismo orgullo que cuando se ponía cambios con estampados de gato.
—Hola Eri —, Hizashi saludó—. Qué lindo traje.
—G-Gracias —, dijo ella meneándose un poco apenada.
—Pasa, Eri, hablaré con el señor Yamada un rato —, dijo Shouta.
Eri asintió y pasó a reunirse con Izuku quien los esperaba en la entrada.
Al estar solos. Hizashi le sonrió a su pareja antes de decirle.
—Sé que no te atreverás a besarme ahí adentro si nos ponen un muérdago.
Tratando de controlar el rubor. Aizawa contestó.
—Por supuesto que no.
—¿Te molesta si lo reclamó ahora? —, dijo ya invadiendo el espacio personal del otro.
Aizawa no se movió, dejó que se acercara para que sus bocas volviesen a tener contacto, esta vez, Hizashi fue un poco más agresivo, y se hizo ver cuando forzó su lengua en la boca del otro. El afectado se sorprendió por esto, pero se dejó llevar por el momento, aunque su propia lengua no participo mucho. Al separarse, dejaron que sus alientos se los llevase el viento helado.
—No te gusta el beso francés ¿Cierto? —, preguntó el rubio en tono juguetón.
—Es muy... invasivo —, dijo el otro ocultando su enrojecido rostro en su bufanda.
—Eso es lo que lo hace sensual —, respondió Mic.
—Hasta que te encuentres con un pedazo de comida perdido en mi boca.
Hizashi soltó la carcajada.
—Ay Shou, como te encanta arruinar el momento —, después de un breve silencio, le pinchó la nariz—. Te compré un regalo Shou.
—No debiste... —, respondió el contrario mientras recibía un paquete blando.
—Ábrelo, sé que eres el tipo de persona que desea cosas útiles, no será los más romántico, pero te servirá.
El rubio lo conocía tan bien, que ni se molestó meter moños en la bolsa, así que el otro metió la mano sin más y sacó el regalo.
—Oh, comfy. Tienes razón, gracias Zashi —, dijo Aizawa entre gemidos al ver lo que era. Rellenito nuevo para su bolsa de dormir. Después de apreciar su regalo, el desvelado llevó una mano a uno de sus bolsillos.
—Ya que estamos adelantando los regalos. Yo también te compré algo. Toma —, dijo cediéndole una caja pequeña. Al abrirla, la cara del contrario se sorprendió.
—Shou ¿Cuánto gastaste en esto? —, dijo al ver lo que era. Entradas para ver en vivo a su comediante favorito. Con las entradas agotadas, Shouta debió comprárselos a un revendedor.
—No importa —, dijo Shou.
—¿Sabes que esto significa arrastrarte a cuatro horas de pura comedia negra? —, advirtió Hizashi.
—He soportado cosas peores. Ahora volvamos antes que... —. Su cara se desencajó al ver las cabezas de algunos de sus alumnos desaparecer entre los arbustos.
—¿Qué? —, Hizashi volteó hacia atrás—. ¿Qué pasa?
Shouta sacudió la cabeza.
—Nada, nada. Vayamos a la posada...
No era fiestero, no se cansaría de decírselo. La mayoría de la reunión se la pasó sentado platicando con el resto de los maestros presentes, y bebiendo un poco de ponche. Por el sabor, pudiese jurar que alguien le metió algo de alcohol, pero no iba ser el aguafiestas que apuntase aquello. El sabor era mínimo.
Eri parecía estarla pasándosela bien, aunque por ser su primera navidad aún estaba confundida que se hacía en cada festejo. Lo bueno fue que Izuku y los demás se hicieron cargo de explicarle como se celebraba la navidad.
Llegada la media noche, todos se dieron el abrazo e intercambiaron regalos. Para ese entonces, la cara de Eri ya se miraba muy cansada. Por lo que pasó a recogerla en sus brazos.
—Iré a acostar a Eri. Cuándo se retiren. No olviden revisar debajo de sus camas —, dijo el azabache antes de irse.
—Gracias sensei ¡Feliz navidad!—, le dijeron todos.
Decir aquello le dio provocó una sensación cálida en el pecho, jamás había hecho este gesto con generaciones previas, pero esta era diferente. Sentía un apego que si bien, no los consideraba sus hijos como lo era con Eri, por lo menos si podía decir que era la niñera certificada.
Debajo de la cama de cada dormitorio, había un regalo y con ello. Una nota.
Para: Yuga
Es admirable ver que todos los días intentas conquistar a los demás con tu extravagante forma de ser, pero nunca descuides a la persona que hace esa personalidad brillar. No opaques tus destellos con tus inseguridades. Como todos tus compañeros a tu lado. Conquistar aquellos miedos te hará resplandecer más que nunca.
El francés desenvolvió su regalo una vez que leyó la nota y su cara se iluminó.
—Rutina de belleza coreana. Uff, siempre quise probarla, ahora mi cara se verá aún más reluciente.
Para: Mina
Verte tan energética todos los días, me recuerdas a mis amigos de preparatoria. Tu optimismo es contagioso y es una virtud que pocos tienen. En tiempos oscuros, tú serás aquella persona que no dejará que los ánimos de otros decaigan y eso, es lo que impulsa a todos a seguir. Nunca te desanimes, tu energía positiva es más poderosa de lo que piensas.
Al abrir su regalo, no tardó en sacarlo de la envoltura y conectarlo a la corriente para encenderlo. Era una lámpara led rotativa.
—¡Qué bonito!
Para: Tsuyu
Todos los días puedo verlo en tu rostro, y no me cansare de decírtelo. No me debes nada, pero tu nato sentido de justicia te dice que debes dar algo a cambio. No te mortifiques por ello. La vida te dará otros retos, y cuando los conquistes, sabré que he cumplido mi misión. He creado una gran heroína.
El regalo sorprendió a la ranita, sólo recordó haber mencionado esto una vez, después de obtener su licencia provisionar y lidiar con una de sus mayores debilidades. Eran cuatro brazales y un cinturón que combinaban con su traje.
—Termorreguladores ribbit. Gracias sensei...
Para: Tenya
Querer continuar con un legado familiar es honorable, pero nunca olvides tu individualidad, por más que queramos emular a otros, no podemos ser ellos. Eres el estudiante modelo e intelectual que todo maestro desea, y la persona que todo amigo necesita para mantener los pies en la tierra. Nunca olvides lo que te hace tú.
Su regalo, un rollo de vinil automotriz.
—Con esto puedo agregar las franjas que al final me arrepentí de ponerle a mi traje.
Para: Ochaco.
Cada vez que pienso en un gatito con corazón de león. Pienso en ti, desde lo sucedido en el torneo, puedo ver lo mucho que has crecido, y como la determinación de tus ojos crece con cada día, no le temes a lo nuevo y eso es lo que te llevará a mejorar, espero que esto te motive a seguir explorando el potencial que llevas dentro.
—Balanceadores oticos. Con estos no debería marearme tanto —, dijo ella mientras se los ponía en sus orejas y se ponía a flotar para probarlos.
Para: Mashiro
Eres un chico simple, y eso no es malo. La humildad es un valor que veo en pocos estudiantes. Recuerda que, la mejor forma de ser querido y reconocido como héroe, es poder conectar con la gente, algo en lo que eres nato. Sé que a veces los dones de tus compañeros te intimidan, pero no te preocupes, a veces, sólo se necesitan el suporte adecuado.
Su regalo refuerzos para sus piernas, brazos y cola.
Ojiro sonrió.
—Gracias sensei, no me rendiré.
Para: Denki
Decir que eres el alma de la clase, es decir poco. Odio admitir que más de una vez me he quedado despierto dentro de mi bolsa sólo porque te oigo hablar. A veces tus tonterías me sacan una sonrisa también. No puedo evitarlo, tienes un aura que invita a todos a sonreír y eso es algo de admirarse. Espero que este regalo mantenga tu espíritu.
PD. Vi cómo le dabas palabras de aliento a Shinso durante la prueba en conjunto, espero puedan ser bueno amigos cuando él se una al curso.
—Whoaaaaaa siempre quise una de estas —, dijo Kaminari al sacar su regalo. Una bola de plasma, le dio corriente con su don y puso su dedo en ella para ver el efecto—. Jijiji
Para: Eijiro.
Tu código de honor y valentía fue lo que me llamó la atención al instante. No supe que tan lejos podías llevar aquellas convicciones hasta que Fatgum lo comentó en su reporte, me enorgullece saber que he alzado a un hombre fuerte, digno de ser llamado héroe. Nunca dudes de ti mismo, eso no es digno de un caballero.
Kirishima sacó su regalo, era una caja que expelía un olor fuerte, aun estando dentro de su caja.
—Ahhh —, dijo satisfecho al aspirar ese aroma, esta fragancia yo la conocía—. Un refill de mi colonia
Para: Koji.
Tu compasión y gran corazón tienen mucho que dar, fue un poco difícil hacer que expandieras aquellos atributos hacia las personas y no solamente a los animales. Has progresado y eso me alegra. No me cabe duda que cuando seas un gran héroe. Tendrás a los mejores compañeros a tu disposición.
Koda abrió su regalo, que en realidad, no era para él, sino para la criaturita que más le importaba.
—Yuwai-chan mira, tienes juguete nuevo —. Dijo él mientras llenaba el comedero interactivo para conejos.
Para: Rikido.
Nada une a un grupo tan diverso que un gusto común, y eso lo sabes a la perfección. Por ello, no tengo dudas de que tu más que nadie, comprende que los héroes trabajamos por un bien común sin importar cuanto y como contribuyamos a la causa. No te desanimes por tus limitantes, por eso estas aquí, y estoy seguro que algún día superaras tus límites.
Al abrir su regalo. Sato se encontró con un set de boquillas pasteleras.
—Son hermosas.
Para: Mezo.
Siempre veo en tus ojos un instinto sobreprotector. Quieres mucho a tus compañeros más de lo que te gustaría admitir. Deseo decirte que entiendo ese sentimiento. Sin embargo, no les niegues tu compañía como un camarada más, recuerda que aun eres joven y tienes la oportunidad de disfrutar las locuras de esa etapa. No la desperdicies, el tiempo pasa más rápido de lo que piensas.
Su regalo, un cambio de ropa casual: Camiseta negra, pantalones de mezclilla azules, unos calcetines y una máscara nueva.
—Quizá con esto me dejen de llamar retrato.
Para: Kyoka.
Haber tomado este camino debió ser una decisión dura, pero has tomado el toro por los cuernos y demostrado que esta es tu vocación. No olvides que al final del día, ser héroe es un trabajo y los pasatiempos son lo que nos mantienen cuerdos, no los niegues, disfrútalos tanto como la carrera que has elegido.
Eran un aditivo para sus audífonos.
—Limitadores dinámicos —, dijo mientras se ponía de pie y miraba su traje de héroe—. Esto debería protegerme en caso de ruidos lastimosos.
Para: Hanta.
Cuando te conocí, me intrigó como usarías tu don para el heroísmo, y terminé cautivado por tu creatividad. Ese tipo de pensamiento el que te ayudará a resolver casi cualquier tipo de problema, incluso a llegar a salvarte la vida. Nunca dejes de pensar fuera de la caja, estoy ansioso por ver como esa mente tuya se enfrentará al futuro cercano.
Su regalo, un par de dagas de pantorrilla.
—Esto en definitivamente resuelve mis problemas de enredo —, dijo Sero.
Para: Fumikage.
Me recuerdas a mi yo de joven, serio y calmado. A diferencia de mí, tú nunca haces notar tus dudas, conoces tus habilidades, tus limites, pero sobretodo, no te aterra enfrentarte a estos últimos. Es esa diferencia lo que te hace mejor a quien yo alguna vez fui a tu edad. Eso ya es un paso muy grande para convertirte en un gran héroe. Mantente con la frente en alto.
—Una capa —, dijo el ave—. Me hace ver tan genial.
Para: Shoto
Tienes el don ideal y el talento para llegar a la cima. Creo que estas harto de que te digan esto, pero se tiene que decir. Al igual que tú, mi situación familiar tampoco fue la mejor, pero siempre hubo algo que me decía que todo valía la pena, y eso era estar con mis amigos. Recuerda que ellos son la única familia que podemos elegir, aprécialos y nunca te avergüences por decirles lo mucho que te importan. Uno nunca sabe cuándo será la última vez que los veas.
Su regalo le sacó una sonrisa.
—Inciensos de sándalo... espere ¿Cómo sabe que me gusta el olor a sándalo? —, Shoto tragó saliva ¿Se habrá dado cuenta que tomaba de su detergente?
Para: Toru
Creo que no soy el único que se pregunta cómo te ves realmente, ¿Pero sabes qué? Eso ya no importa, tu personalidad pura e inocente gana el corazón de cualquiera, y no necesitamos verte para apreciarlo. Continúa mejorando tus habilidades sin descuidar tu adorable forma de ser.
Su regalo, una bolsa de mano color rosa.
Para: Katsuki.
Sé que no leerás esto, así que nomás diré Feliz Navidad y disfruta tu regalo.
Su regalo, un lanza patatas.
—Whahahaha alguien comerá pure, empieza con M y termina en idorirya.
Para: Izuku.
Recordar aquel día en el que me cerraste la boca con aquella pelota aun me saca una sonrisa. Supongo que ya sabes lo difícil que eso ocurra sin que tenga un plan macabro para ustedes, por ello, creo que te mereces esto. Cuando me dieron, no tenía valor alguno. Fue un chiste entre amigos, pero sé que alguien como tú lo cuidará tanto como yo lo cuidé. No seré su fan, pero esta cosa me recuerda al buen amigo que me lo dio, y ahora sé que está en las mejores manos.
Midoriya abrió la caja, sólo para encontrarse con otra caja. Un momento, no era cualquier caja, quitó el papel extra para encontrarse con que era una figura de AllMight aun sellado en su empaque original.
—Voyager AllMight edición limitada debut suit en conmemoración a su 1er aniversario como símbolo de la paz —, Izuku susurró.
No hubo gritos, no hubo palabras. Izuku simplemente se desmayó abrazando su regalo.
Para: Minoru.
Si te dijera que nunca fui un adolescente curioso, te estaría mintiendo, pero a pesar de tu comportamiento indecente. Admiro tu capacidad para expresarte sin vergüenza alguna tus gustos. Tal vez deberías poner esa mentalidad tan liberal para liderar movimientos de opinión.
Date me senpai: Love unlimited. Una saga de videojuegos que destacaba por su gran cantidad de fan service.
—Sabía que en el fondo usted me comprendía. Sensei —, dijo Mineta con grandes ojos brillosos y lagrimones.
Para: Momo.
Tener auto criterio no es malo, nos obliga a no ser conformistas y a no caer en el egocentrismo, pero de toda la clase. Eres la que más se castiga a sí misma. No todo tiene que ser perfecto, sólo viable o funcional. Quizá me oiga contradictorio dado a mis exigencias, pero eres una de las mejores estudiantes de la clase, y es doloroso ver que tu única limitante es tu propia autodestrucción. La clase confía en ti, yo confió en ti, sólo falta que confíes en ti misma para llegar lejos. Espero que esto te ayude.
Momo sacó su regalo.
—¨Composición y elementos Volumen no. 138¨, ¿Cómo sabía que me faltaba este? —, dijo ella ojeando el libro.
Aun le daba un poco de pena ajena recordar aquellas notas que escribió. Afianzó su agarre hacia Eri, quiera dedicarle algo a ella también. ¿Pero cómo hacerlo?
—¿Eri? —, llamó suave, comprobando que en efecto, estaba en sueño profundo, y como el cobarde que era, dijo lo que tenía en la mente.
—Mi querida Eri. Aun no puedes leer con fluidez como para escribirte una nota... Me cuesta más hablarlo ¿Sabes?, pero por ti haría lo que sea. En estos escasos meses me he apegado mucho a ti ¿Sabes por qué? Porque eres el reflejo de lo que pudo haber sido en mi vida. Lo siento mucho Eri. Lamento haberte puesto en ese pedestal, pero hacer esa comparación fue inevitable. Aun me da miedo de fallarte, pero ya no me esconderé. Este es nuevo capítulo para los dos, y lo que más quiero es verte feliz.
Al llegar a la habitación. Le puso su pijama y la acostó en la cama. Antes de irse, sacó un objeto de uno de los cajones, lo puso ahí desde que se mudaron, pero jamás tuvo el valor de hacer hincapié de lo mucho que este objeto significaba para él.
—Esto se lo tejí a ella hace mucho tiempo, nunca llegó a usarlo. Lo hice muy grande —, susurró con la voz quebrada, se dirijo a la cama y le colocó el gorrito rojo—. Ahora, es tuyo, porque eso eres ahora.
Le dio un beso en la frente.
—Duerme bien. Hija mía.
Dicho esto se retiró de la habitación, con toda la intención de salir a tomar aire fresco, aquello le había pegado más fuerte de lo que creyó, pero al querer sentarse en la banca, se dio cuenta que ya estaba ocupada.
—¿Cómo esta Eri? —, le preguntó Toshinori.
Eraser alzó la vista al cielo, recordando su promesa.
—Bien, está durmiendo. La siguiente semana comienza su entrenamiento.
