Capítulo 10: Seguir adelante

Han pasado tres meses, era Marzo.

Durante ese periodo, la señora Saito volvió a visitarlos. A Eraser le hubiese gustado decir que esta segunda visita fue mucho mejor, pero lo que había parecido ser la visita perfecta, fue arruinado por un pequeñititito detalle casi al final.

"Y dime" Shouta recordó la voz de la trabajadora hablando con Eri "¿Sabes quién cocina?"

"Aizawa-san cocina y a veces lo hace con Hizashi-san" Respondió Eri.

"¿Hay algo sobre el señor Aizawa que no sabe que tú sabes?" La trabajadora preguntó.

Eri se puso de puntitas, y después se balanceó de un lado a otro de manera inocente antes de responder.

"Sé que es un hombre que quiere ir con dios"

La pregunta extrañó a Saito, pero al girar a ver a Aizawa miró que estaba igual de intrigado al no saber a lo que se refería.

"¿Es devoto? ¿Religioso?" Indagó la trabajadora.

"Si, a veces lo oigo en la noche que dice 'oh dios' 'oh' 'oh dios mío' 'me voy a ven-'

Saito puso un dedo sobre la inocente boquita. Aizawa por su parte ya estaba rezando, pero para que se lo tragara la tierra.

"Bien, creo que es todo por hoy" dijo Saito antes de ponerse de pie dispuesta a retirarse, esta vez, dejó que Aizawa le abriera la puerta. "Quiero pensar que asegura su habitación antes de 'rezar' y que 'rezará' más bajo de ahora en adelante" Le dijo con ojos de escopeta.

Shouta tragó saliva antes de decir.

"L-lo haré…" dijo con la cara roja.

Aquel recuerdo aun le daba escalofríos en la espalda, por algo nunca se atrevió a tocarse en los primeros meses que empezó a vivir con Eri, pero eventualmente la urgencia le ganó, y bastó con una noche 'exitosa' para confiarse y pasar aquella vergüenza, por fortuna, esta vez salió libre de multas, que pagar las que le impuso la primera vez fue un golpe a sus finanzas, si aún estuviese pagando rentas, se hubiese visto obligado a mudarse.

Sacudió su mente de aquello y siguió trotando sobre la acera que le daba la vuelta a todo el campus. El entrenamiento de Eri comenzó con acondicionamiento físico, así como Izuku necesitaba resistir todos los estragos que el One for All le causaba. Eri debía preparar su cuerpo para los efectos secundarios que su don le provocaba, uno de esos efectos siendo la fiebre por alto ritmo cardiaco. A pesar de que el don de ella requería cierta carga para utilizarse. Eraser pensó que quizá, utilizarlo mientras no estaba completamente cargada era lo mejor, pues esto significaría que el poder del don estaría débil y no representaría gran peligro, pero primero. Debía fortalecer ese pequeño cuerpo.

Shouta detuvo su caminata, esperando a que la pequeña le alcanzara el paso. Al alcanzarlo, ella descansó en sus rodillas sudando y jadeando.

—Estoy cansada —ella dijo.

—Nos quedan dos vueltas más —respondió el maestro.

Eri soltó un quejido, pero continúo la caminata junto a Aizawa. Sin duda, su entrenamiento era más benévolo a diferencia de sus alumnos, sin mencionar que no tenía un límite de tiempo para dominar su poder, como fue el caso tanto de Izuku para el examen de admisión como para Shinso para su prueba de cambio de curso. Lo que le permitía elaborar un plan más relajado y que no causara estrés en la pequeña.

Una llamada as su celular terminó por cortar el entrenamiento. Era Hizashi, los llamaban a ambos para cuestionar a Kurogiri quien fue capturado por Gran Torino meses atrás.

—Descubrieron algo, no me dijeron que, pero que no nos va a gustar…

Una vez llegado a la cárcel de Tartarus, y de revelarles lo que habían encontrado en el villano. La cara de Aizawa era todo un teatro. Impacto, enojo, miedo, preocupación, angustia, incertidumbre. Tantos años queriendo superar la pérdida de aquella persona como para que la vida le diese una patada en el estómago con esto.

—¡¿Están seguro de esto? —él preguntó.

—Por eso los llamamos. Quizá sean los únicos que puedan sacarle algo de información.

Aquel interrogatorio fue duro, y que más prueba que él saliendo con lágrimas en los ojos. Sólo logró sacarle la pista de un hospital, pero era una señal de que parte de su amigo aún seguía ahí, y honestamente no sabía cómo tomárselo. ¿Podría recuperarse? ¿O su amigo rogaría por ser sacrificado y terminar con su sufrimiento?

—Sigue ahí —susurró entre solloces. Hizashi pasó a abrazarlo con fuerza—. ¡Sigue ahí Zashi!

—A estas alturas. Aún no sabemos si es posible tenerlo de vuelta.

—No se trata de tenerlo devuelta. Él ya está muerto, lo que me atormenta es saber que no puede es descansar en paz.… no puedo.. no puedo Zashi.

El rubio lo sostuvo del rostro.

—Se fuerte Shou… —le dijo con la voz quebrada—. Se fuerte. Hazlo por él.

Angustiado, el desvelado quería hacer una cosa.

—Me voy a casa….

—Te acompaño.

Antes de ir a casa, llegaron al mercado a comprar lo que sería la cena. El ojiverde dudaba que su azabache estuviese hambriento, pero de seguro alzaría la frente por Eri y pretendería que todo estaba bien, y que mejor forma de pretender que todo estaba bien que llegar y preparar la cena.

No quería verse fisgón, pero por la cantidad de porciones que Aizawa metía a la canasta, apuntaba a que lo invitaría a quedarse a cenar. Pasaron por el pasillo de farmacia para las gotas de Eraser, y mientras él se hacía tonto viendo los distintos tipos de gel extra fuerte para el cabello, notó de lejos como el otro parecía tener la mirada perdida en cierta dirección. Curioso, intentó acercarse para ver que acaparó su atención, Aizawa al notar que se aproximaba, de manera rápida se dio media vuelta y anunció.

—Ya tengo todo lo de aquí —dijo ya marchándose.

Hizashi se quedó en el mismo lugar donde estuvo el otro, e intentó averiguar qué fue lo que Aizawa estaba viendo. Hasta que por fin creyó saberlo

—Jooo —dijo sonriendo leve.

Mientras estaban en la fila para pagar, el celular del rubio sonó.

—¿Mochi? ¿Mochi? Si, habla con él.

Aizawa contempló como la cara de Mic se descomponía en una expresión que sólo emanaba sorpresa y no de la buena, el mencionado encaró a Eraser y con la mirada puesta en él continuó con la llamada.

—¿Tan grave esta? Bueno, la edad ya no tiene remedio eso lo sé, pero…

Yamada se mordió el labio, cosa que estaba empezando a preocupar a Eraser.

—¿Qué está pasando? —preguntó Shouta, pero Hizashi lo ignoró y siguió con la llamada.

—¿Puedo pasar ahora?, ok, gracias. Ahí decidiré… gracias…

—No puede ser… — el rubio susurró al colgar.

—¡Zashi! ¿Qué pasa?

Hizashi suspiró rendido y confesó.

—Chaplin tenía varios días sin moverse, no quería comer ni beber. Lo llevé al veterinario.

Shouta soltó la canasta del mandado y sostuvo a Hizashi de los brazos.

—¿¡Y qué dijo?!

—Me dijo que… aparentemente no está enfermo, sólo esta, tu sabes, cansado, viejo…

Aizawa relajó su postura, soltó a Mic y su mirada bailó de un lado a otro. Si, estaba consciente que esto pasaría algún día, pero no había tenido un día relajado como para que lo sacudieran con otra noticia así.

—Me dijo que tenía dos opciones, dormirlo o ir a recogerlo y hacerlo sentir cómodo. No le queda mucho tiempo —Zashi continuó.

—Mi Chaplin… no lo puedo dejar solo en sus últimos momentos. Todos los alumnos ya se fueron a sus casas a pasar las vacaciones, y no volverán hasta el mes que viene. Podemos dejarlo en la sala común.

—Bien, yo iré por él y sus cosas que están en mi casa, tú te llevas las compras y acondicionas un lugar donde pueda estar —el rubio dijo.

Shouta asintió.

Al llegar a su hogar. Entró por la parte de los dormitorios y dejó las compras en el cuarto de lavado. Como le dijo a Mic. Dejaría que Chaplin estuviese en la sala común, no parecía un mal lugar para que su minino se la pasara bien, aunque, según la veterinaria y Mic, ya ni se movía.

Suspiro cansado, aun sabiendo que esto pasaría ¿Porque diantres la vida no le daba un respiro entre tantas malas noticias?

Tiempo después.

—Aquí esta —dijo Zashi llegando a la sala común y cediéndole el gato a su dueño.

Shouta le acarició la espalda, pero el felino apenas y respondió con un ronroneó débil.

—Ojala pudiera hacer más por ti… —el azabache dijo mientras lo ponía en su camita y se sostuvo la frente con una mano.

—Shou... le has dado una buena vida. Esto no es tu culpa… —el rubio dijo.

—No deja de ser algo de lo que no tengo control, y eso es lo que me frustra.

Hizashi se arrodilló a su altura y lo abrazó.

—La vida no se trata de tener el control, se trata de adaptarse y hacerle frente.

Ambos dejaron Chaplin descansar y regresaron al segmento que conformaba el hogar de Shouta, donde Mirio los recibió como siempre.

—¡Bienvenidos a casa! ¿Cómo le- —se detuvo de indagar al ver los ademanes de Hizashi rogando porque se callara.

—Estamos detrás de algo grande, es todo lo que puedo decir. Te llamaré cuando necesite que cuides de Eri, puede que me ausente varios días muy pronto —dijo Shouta cabizbajo.

—Entendido sensei. Eri está tomando su siesta. No vemos pronto —dijo Mirio antes de irse.

Aizawa se tiró en el sillón con la mente en blanco, aun le dolía la cabeza por tantas malas noticias en un día. Sólo se movió para que Hizashi pudiese sentarse y descansó su cabeza en las piernas del otro.

—Te hice un té, te ayudará a relajarte.

—Gracias…

Con cara de no queriendo, Aizawa se sentó en el sillón para darle un sorbo a su té, el ambiente estaba tenso y lo que pensaba decirle al rubio no mejoraría la situación.

—¿Aun piensas que ser pareja es buena idea? —preguntó.

El pecho del rubio se hundió.

—¿Quieres terminar? —indagó asustado.

La pregunta hizo a Shouta encararlo al instante.

—No, no. Me refiero a que, presiento que las cosas se pondrán feas y… —. Apretó sus puños que sostenían tanto la taza como el platito—. Normalmente los héroes debemos estar preparados para sacrificarnos de ser necesario, pero teniéndote a ti y a Eri en mi vida. Me hace cuestionar ahora si estoy dispuesto a morir.

—Si el susodicho hospital resulta ser alguna clase de laboratorio secreto que tenemos que destruir. Créeme, estoy dispuesto a vivir para contarlo —respondió el otro un poco más animado, extendió su brazo y atrajo al otro más hacia él.

—Zashi —llamó el azabache, cediendo al contacto y recargándose en su pecho.

—¿Sí?

Shouta dio otro sorbo antes de decir.

—¿Te quedarías esta noche después de cenar? Por favor…

El rubio sonrió.

—Claro, si mal no recuerdo hay un cuarto disponibl-

—¿En serio? —Aizawa preguntó arqueando una ceja.

—No quería verme aprovechado —dijo Hizashi quitándole la taza al otro y colocándola en la mesa, para poder echársele encima y obligarlo a quedar acostado en el sillón—. Pero ya que lo estas ofreciendo, no me negaré.

Eraser cerró el espacio que había en sus rostros. Hizashi recibió el contacto gustoso y no tardó en tomar las riendas del beso, acompañado de caricias a lo largo del cuerpo a su merced. A pesar de que Aizawa se miraba calmado y dispuesto. El rubio se separó de él. Rompiendo el deyabu de hace unos meses.

—Tengo hambre, Shou.

Con una cara un tanto molesta por la interrupción abrupta del contacto. Shouta le respondió.

—Pues ve empezando a picar la verdura, que invitado ya no eres.

—¿Jo? —Hizashi alzó la ceja—. ¿Me estas proponiendo vivir juntos?

—¡Nunca dije eso! —respondió el otro bastante rojo.

Hizashi se rio y se dirigió a la cocina.

—Si no soy invitado, quiere decir que soy parte de aquí —dijo lavando las verduras.

—Me refiero a qu- Zashi- yo- este… —Se mordió el labio. A veces, odiaba como Hizashi podía leerlo tan fácil, pero al mismo tiempo, aquello le confirmaba lo mucho que el rubio lo quería y quizá lo menos que podía hacer era devolver el afecto.

Un poco apenado, se puso de pie, se dirigió a la cocina y lo abrazó por la espalda.

—Sí, sí quiero qu-

—¡Ah! —Mic exclamó dando un salto, dejando caer el cuchillo, y con una mano se sostenía la otra—. Me asustaste.

—¡Zashi! lo lamento déjame ver tu mano.

—Es sólo una cortadita ¿Tienes banditas? —preguntó en lo que pasaba a lavarse la herida.

Shouta asintió y fue al baño por una. Nunca pensó que necesitaría tener un botiquín, pero con un niño en casa, uno se debe preparar para todo.

—Aizawa-san…

Shouta dio media vuelta.

—Eri ya despertaste.

—Oí un grito —dijo ella mientras se tallaba un ojo.

—Oh, ese fue Hizashi, ven estamos por preparar la cena.

Al cubrir el corte de Hizashi, continuaron cocinando. Sin embargo, había algo que le estaba dando vueltas a la mente de Eraser y no pudo evitar romper el hielo para saber más.

—Zashi… — Shouta llamó en lo que ponía la verdura en la cazuela.

—¿Sí?

—De verdad ¿Te gustaría vivir aquí? —Shouta preguntó.

—Si así lo deseas, no tengo problemas en hacerlo.

—¿Va vivir con nosotros? —Eri preguntó.

Hizashi se arrodilló a la altura de ella.

—¿Quieres que viva aquí?

Eri asintió.

—Si usted viene, ¿Chaplin también va venir?

Hizashi apretó los ojos, no esperaba ese comentario, de seguro a Aizawa ya se le fue el hambre otra vez de que le recordaran el estado de su gato, pero intentó sonar animado.

—Chaplin v-

—No te preocupes por Chaplin —Aizawa interrumpió de espaldas a ambos en lo que revolvía la comida—. Pronto estará en un mejor lugar…

—Oh shou… —Yamada susurró.

Eri jaló el pantalón de Shouta para obtener su atención y al verla, ella le preguntó.

—¿Y va estar feliz?

Mic ya se estaba mordiendo el labio inferior de la preocupación. La cara de Aizawa sugería que se quería descomponer en llanto, pero se mantuvo firme ante la presencia de la pequeña. Se obligó a sí mismo a sonreír y con una voz forzada para no sonar quebrada le contestó.

—Sí, Eri, va ser muy feliz…

Al terminar de cenar, se quedaron viendo la televisión hasta que Eri empezó cabecear, normalmente miraban alguna serie de moda, pero al estar ella presente, se remontaron a su niñez viendo películas animadas. Una vez que dormito en medio de ambos. Aizawa decidió tomarla en sus brazos y llevarla a la cama. Con ella durmiendo. Eraser regresó al sillón y procuró sentarse al lado de Hizashi de modo que había contacto físico entre sus muslos. El rubio por su parte se limitó a sonreír, apagó el televisor y puso una de sus manos sobre el muslo de Shouta y comenzó a masajear.

—Zashi…

—¿Sí?

Shouta no contestó, se limitó a acostarse en el sillón, y con una sonrisa nerviosa invitaba a Hizashi. El rubio no se hizo de rogar y se colocó encima del azabache para atrapar sus labios.

—Parece que el gran héroe incognito quiere algo de cariño.

—Me siento tan puerco deseándolo —Shouta murmuró.

—Ah vamos Shou, ya no eres un adolecente descubriendo que es esa comezón que te da ahí abajo, a estas alturas ya deberías aceptar el hecho de que la testosterona nos pega bastante duro.

Shouta suspiró.

—Cuando el único testigo era Chaplin, no había problema, pero Eri es más perceptiva de lo que pensaba.

Hizashi alzó una ceja.

—¿Te ha visto?

—No, pero si me ha oído, ahora piensa que soy un religioso que quiere ir con dios.

En cuanto escuchó eso, Yamada puso su frente en el pecho del otro y empezó a reírse.

—No es gracioso —dijo Eraser.

—¿Por qué no? —dijo Mic aun riéndose.

Shouta se reservó el comentario que la trabajadora fue quien le sacó esa información a Eri.

—Sólo, cállate.

—Joo ¿Y cómo piensas callarme?

Aizawa le lanzó una mueca picara antes de tomar las mejillas del rubio y volverlo a besar, afianzó ese beso, acompañado de caricias que el otro ansiaba sentir sobre su cuerpo. En lo que menos lo pensaron Hizashi ya movía la cadera, creando fricción entre sus ropas.

—¿Vamos a tu cuarto? —Yamada dijo.

Eraser se cohibió un poco pero accedió a la petición, no era estúpido. Esto ya era demasiado obvio. Sus dudas fueron confirmadas cuando al entrar a su habitación, escuchó el tick del seguro de la puerta. Antes de que pudiese reaccionar, Hizashi ya lo había empujado a la cama.

—Zashi… —Shouta suspiró seguido de un leve gemido al sentir los dientes de Mic contra su cuello—. Hizashi, no, no tengo nada aquí…

—No te preocupes —el rubio dijo victorioso en lo que sacaba algo de su chaqueta—. Me hice cargo.

La cara de Shouta se ruborizó y su cabello se erizó un poco al ver los enemas, condones, y el lubricante de mora azul que el otro había sacado de entre sus ropas. Ante el silencio de un avergonzado Eraser, Yamada continúo.

—Te vi en la tienda. Esto era lo que querías ¿No?, bueno, no quise dar cosas por hecho y sólo tomar el lubricante —el ojiverde observó como el otro intentaba desaparecer su cabeza entre sus hombros. Por lo que le levantó la barbilla con un dedo—. No tienes por qué sentirte avergonzado. Shou, eres un adulto, me sorprende que esto te ponga así.

—No es algo de lo que estoy acostumbrado a compartir o hablar, por lo menos, no estando sobrio. Es… Zashi… entiendo que eres extrovertido y cosas como estas no son la gran cosa para ti. Sé que en teoría tampoco lo son, pero estar en la situación es diferente, se siente diferente… estoy divagando… lo lamento.

—Dime, Shou —el rubio susurró mientras recorría su mano por la mejilla del azabache, antes de descenderla hacia la pelvis—. ¿Cuánta experiencia tienes con otras personas?

Shouta desvió la mirada.

—Estuve ebrio —suspiró—. No sé qué pasó, pero sé que pasó. Es ese pánico que me da no poder recordar. Lo que me hace preguntarme si ha pasado más de una vez…

—¿Piensas que han abusado de ti? —Hizashi preguntó.

—¿Cómo saber si es abuso si ni si quiera sé si es verdad? La sospecha no es el crimen, ni la evidencia. Quizá jamás ha ocurrido y es sólo una paranoia desde que…

—¿Desde qué? —Hizashi preguntó por inercia aun sabiendo lo que Shouta diría a continuación.

—Desde la vez que tuve a mi hija…

—Shou… sé que no soy nadie para comentar lo que ocurrió aquella vez, pero ¿Por qué la aceptaste tan pronto? Digo, tú mismo lo dijiste, no recuerdas nada, no te consta que estuviste con ella, y aun así, sólo lo aceptaste y te hiciste cargo.

—Es complicado, Zashi, no tengo dudas de que sí era mía, pero todo aquello me dejó con miedo a la intimidad —Shouta tomó las manos de Hizashi—. Ya no quiero vivir con miedo, quiero sentir algo diferente.

Hizashi le dedico una cálida sonrisa.

—Te haré sentir diferente, pero antes de eso debo pasar a tu baño —Hizashi dijo con el enema en la mano—. El placer anal es un poco complicado, y eso lo aprendí a la mala por mi cuenta, no quiero que tales errores ocurran entre nosotros.

—Está bien, vamos.

Hizashi parpadeó confundido.

—Ahh…

Shouta frunció la mirada igual de confundido.

—¿Qué? Debemos estar limpios, lo entiendo.

—Sí pero… —Yamada carraspeó—. Por lo general sólo uno de nosotros necesita limpiarse.

Shouta se masajeó la nuca.

—Creí que primero iba uno y después el otro. Lo lamento, realmente no tengo idea de cómo es mas allá de donde se mete…

Hizashi desvió la mirada.

—Bueno, no es que lo que dices no pueda hacerse, es solo poco común. —Se acercó para darle un beso—. Pero si quieres hacerlo así, podemos experimentar.

Shouta sonrió nervioso, cayendo en cuenta que quizá se iba arrepentir de su propia propuesta. En silencio salieron del cuarto rumbo al baño. Hizashi fue el primero en entrar y estuvo unos quince minutos adentro antes de salir.

—Tu turno ¿Sabes hacerlo? —preguntó el ojiverde mientras le cedía el lubricante.

Shouta miró la caja y dijo.

—Supongo que esto viene con instrucciones…

Al entrar al baño y abrir la caja, se encontró con una botellita con un aplicador bastante largo. Trago saliva, esto iba en el trasero ¿cierto?, leyó las instrucciones.

"Con ayuda de lubricante inserte el aplicador, apriete la botella para vaciar el líquido, espere 10 minutos acostado de lado antes de evacuar."

Ok, sonaba bastante simple, se bajó los pantalones y se abrió de piernas, vertió un poco de lubricante en el aplicador y un poco más en sus dedos, pero aun queriendo dilatarse solo, su entrada se contraía más. Un poco desesperado creyendo que estaba tardando demasiado, tomó el enema y quiso insertarlo de una, apenas logró introducir algo, pues la incomodidad lo llenó de un miedo que le impidió seguir.

¿Qué hacía ahora? ¿Lo metía todo de una? ¿Volvería a intentar con los dedos? No tenía idea que hacer. Hasta que el toque de la puerta lo hizo estremecerse.

—¿Estás bien Shou? —preguntó Hizashi.

Avergonzado deshizo su poco progresó y abrió un poco la puerta.

—Llevas casi una hora —le dijo Yamada al verlo.

—No puedo hacerlo, me comen los nervios —Shouta admitió.

—¿Quieres que te ayude?

Shouta no respondió, solo le dio el paso.

—Recárgate contra la pared y separa las piernas —dijo Hizashi.

Shouta obedeció, mas no se esperaba que Yamada le tomase un glúteo y lo separara del otro, esto provoco un estremecimiento involuntario que el rubio notó de inmediato al ver la entrada intentar cerrarse.

—Relájate Shou —Yamada no hizo ningún movimiento hasta que vio la entrada de desvelado relajarse, vertió un poco de lubricante entre sus dedos y aplicó un poco alrededor de la entrada.

—Ni se te ocurra usar tu dedo, estoy sucio —Shouta ladró.

—Me lavó las manos y ya, pero si tanta pena te da, entonces cuando te digo que te relajes, debes hacerlo —dijo ya colocando el aplicador en la entrada—. Ahí va.

En definitiva, aquello no fue lindo. No sabía si era por el pequeño tamaño del aplicador o realmente se había relajado como el rubio lo pidió, pero aquella cosa se deslizó sin causar dolor como pensó que seria. Al poco tiempo una sensación fría causada por el líquido le empezó a provocar una sensación extraña.

—Zashi…

—Debes aguantarte las ganas. —Al poco tiempo Zashi sacó el aplicador y lo acostó de lado en el suelo con la cabeza en sus piernas—. Aguanta.

Le temblaban las piernas al azabache de la urgencia que aquel líquido en su interior le provocaba, por tales molestias, no pudo evitar preguntar.

—¿En serio haces esto siempre que usas tus cosas?

Yamada asintió.

—Las primeras veces son molestas, pero uno se acostumbra y se vuelve parte de la rutina, sin mencionar que la experiencia sexual es mucho más cómoda.

Shouta desvió la mirada.

—Siempre me pregunte como… bueno, parejas del mismo sexo lo hacían con regularidad sin preocuparse por eso. Asumí que no les importaba lo que pasara…

—Pues, algunas personas no les importa, pero como dije, lo aprendí a la mala, no es solo que ensucies el juguete… o al compañero, ensucias la cama, luego la habitación apesta y no precisamente a sexo —Yamada suspiró—. Aún recuerdo cuando mi madre me preguntó si me había enfermado del estómago y no alcance a llegar al baño, preferí decirle que adivino…

—Diablos zashi, pensé que empezaste con esto de adulto.

El rubio le acarició el cabello al otro.

—¿Te cuento un secreto y prometes no verme diferente?

Shouta lo volteó a ver extrañado.

—¿Qué pasa?

—La verdad es que empecé mi vida sexual muy joven, en la secundaria tenía amigos problemáticos, supuse que todos éramos unos idiotas descubriendo nuestros cuerpos. Hice de todo, con mujeres, hombres, tríos. Experiencias vastas no me faltaron, por lo que no fue difícil para mí decir que prefería a los hombres. Al principio cuanto entre a UA. Solo quería encontrar un compañero sexual, pero fue ahí que me di cuenta que en definitiva, no solía estar en un buen círculo, nadie hablaba de eso en UA, pero mis urgencias seguían ahí. Era raro, me decía a mí mismo "Me niego a creer que nadie de aquí se toca la pija", pero nadie decía nada, fue un cambio extraño, y tampoco quería verme raro sacando el tema…

—… Creo que ahora entiendo porque te llevas tan bien con Nemuri. Conocerla debió ser una bendición.

Hizashi se rio.

—No tienes idea. Ella me dio muchos consejos y me hizo sentir cómodo con mi sexualidad —el rubio le besó la frente—. Te dejo, ya es hora de que evacues.

Shouta asintió, al terminar con su quehacer y regresar a la habitación, parpadeó en sorpresa al encontrar al rubio esperándolo desnudo en la cama.

—Ven —lo invitó.

Shouta se subió a la cama. Hizashi se le acercó al oído y le dijo mientras le quitaba sus cintas

—Empecemos, creo que esto estorba.

El desvelado suspiro en respuesta y volvió a acostarse, dándole a Hizashi vía libre para hacer lo que quisiese. Quizá si tuviese experiencia fuese más activo en el asunto, pero por miedo a quedar en ridículo prefirió que el rubio lo guiara, quien parecía más que dispuesto a tomar las riendas. Shouta arqueó la espalda para que el otro le pudiese quitar la prenda superior, haciendo lo mismo poco después con la de abajo.

Yamada sonrió gustoso al ver una ligera marca de erección en la ropa interior de Shouta, probablemente aquella experiencia en el baño lo excitó por tanto manoseo. Aprovecho para bajar su cara juguetear un poco con su boca y aliento sobre la prenda. Shouta solo suspiraba ante la sensación y la eventual anticipación de lo que podía ocurrir, dando como resultado que su pene tuviese espasmos de los cuales Mic sonería al sentirlos en sus labios.

—La última vez, me preguntaste si tuvimos sexo. —Yamada rompió el silencio—. Quizá te mentí, pues solo me refería a la penetración anal.

Shouta se cohibió un poco, por lo que Mic volvió a encararlo y le alzó la barbilla

—¿Quieres que te haga lo que me hiciste?

Aizawa tragó saliva, aunque su mente estaba un poco aturdida, asintió, Hizashi volvió a sonreír y descendió de nueva cuenta, esta vez, bajó la ropa interior lo suficiente como para liberar el miembro del azabache.

—Nos volvemos a ver —lo saludó. Al ver que Eraser se estaba cubriendo la cara con su palma, Yamada continúo el juego—. No te preocupes por tu tamaño, eres muy especial para mí, y tendrás un trato especial.

—Diablos Zashi… —Shouta murmuró, pero su vergüenza no duró mucho, pues un fuerte estimulo producto de una lambida a lo largo de su miembro, lo hizo suspirar. Se tapó la boca ahogando su gemido, no iba arriesgarse a que Eri lo escuchara, al menos no tenía que preocuparse de que las paredes fuesen tan delgadas como para que sus alumnos lo escuchasen, ya que no estaban, se preocuparía por eso más delante.

—Zashi… —susurró.

El mencionado solo lanzó gemidos obscenos en respuesta, su concentración estaba en darle placer a shouta. Lamidas leves a lo largo que poco después se convirtieron en succiones en el glande, acompañado con el roce de su lengua. Provocando que esa semi erección creciese.

Aizawa reaccionaba con gruñidos suprimidos y ligeros temblores en las piernas. Al concebir la erección. Hizashi poco a poco fue encontrando su ritmo, subiendo y bajando la cabeza mientras que con una mano daba masajes a los testículos, repitiendo la acción por varios minutos hasta que los testículos empezaron a contraerse. Hizashi fue desacelerando el ritmo hasta dejar la acción.

—Hey… — Shouta protestó entre gemidos leves.

—Esto apenas comienza Shou, no quieras correrte tan rápido.

Eraser lanzó un bufido aun un poco enfadado, Hizashi sonrió ante el acto pues le pareció algo infantil proviniendo del desvelado. Normalmente en esta parte uno haría la movida para ir al siguiente paso, pero en cuanto a iniciativa se trataba. Shouta no estaba moviendo un dedo. Lo que hizo a Mic cuestionarse como proceder.

—¿Pasa algo? —Shou preguntó.

La mirada de Mic bailó un poco antes de decir.

—No, yo… Los condones ¿Quieres uno?

—Ya no tiene caso —murmuró muy por lo bajo Eraser.

—¿Disculpa?

Aizawa sacudió la cabeza.

—Nada, nada. Entiendo por qué los compraste, pero confió que siempre estuviste cuidándote…

Mic sonrió.

—Y se burlaban mucho de mí por hacerlo. Está bien Shou. Será al natural. —Agarró a Shouta de los hombros y lo volteó de modo que ahora él estaba recostado en la cabecera—. Dame tu mano.

Al dársela, el rubio abrió el lubricante y un fuerte olor a mora azul invadió el cuarto, al verter un poco, un escalofrío recorrió la espalda de shouta al sentir el líquido resbalarse por sus dedos, pero las cosa no terminó ahí, Mic comenzó a descender aquella mano a su entrada.

—Primero uno —le dijo.

Al entenderlo, el corazón de Aizawa se aceleró, pero de miedo.

—Zashi, yo,….

—Shh primero uno.

Shouta obedeció introduciendo un dedo con cuidado, provocando suspiros en el vocero.

—Ah, así está bien, muévelo en círculos —pidió.

—¿No duele? —preguntó Shou.

Yamada asintió en negativa.

—Estas lubricado y estoy acostumbrado a la sensación. Ah, sigue Shou, aún no lo encuentras.

Aizawa no tenía idea de lo que hablaba, pero continúo haciendo círculos hasta que Mic se estremeció y ahogó su gemido.

—Ahí —susurró—. Shou, mete otro dedo y continua masajeando esa parte.

Al acatar los deseos del rubio, este empezó a retorcerse, la manera en la que ahogaba sus gemidos lo hacía parecer que se estaba asfixiando con un trozo de comida.

—Oh… —terminó por murmurar algo angustiado.

—¿Qué pasa Zashi?

—Me es muy difícil no gemir, creo que necesitare una almohada…ah… Shou, mete un tercero, casi estoy listo.

Al introducir el tercer dedo, Mic tomó una almohada y dejo salir un gemido.

—¡Ah! Ya casi, ¡Oh Shou…! —dijo sintiéndose más cómodo suprimiéndose con la almohada contra su rostro. Al percatarse de que los dedos lo deleitaban, fue cuando sostuvo la mano de Aizawa. Sin decir una palabra, Mic lo tomó de los hombros y volvieron a su posición original con el azabache acostado.

—¿Zashi?

Yamada le sonrió y se sentó en su estómago, atrapando con sus glúteos el miembro del azabache antes de tomarlo con sus manos y alinearlo con su entrada para descender.

Shouta se mordió el labio, de estar solos ya estaría gimiendo ronco, se tragó sus gemidos soltando soplidos y suspiros.

Gracias a la experiencia de Yamada, no le fue difícil acostumbrarse al miembro en su interior, poco después comenzó a subir y bajar sus caderas, causándole a su compañero las primeras oleadas de placer.

—Mh… mh.-. nrgh —murmuró Shouta.

—Oh, Shou... ahí… —dijo Mic suave al sentir su próstata ser estimulada.

Mic apenas y dejaba salir un gemido leve entre sus suspiros, si se atrevía a hacer ruido, Shouta no tardaría en reprimirlo. Mejor se concentró en mover energéticamente sus caderas, teniendo la maliciosa intención de hacer que quien terminase gimiendo fuese el otro.

—S-si… oh… —dijo Eraser por lo bajo —. Es, ah, es… tsk, d-difícil contenerme. Demonios…

En otras circunstancias, Mic le hubiese susurrado al oído lo mucho que quería oírlo gemir, pero si el sueño de la pequeña era tan ligero como Aizawa aclamaba, era mejor no arriesgarse, se conformó con ver al otrotomar una de las almohadas para ahogar un gemido en ella. Lo estaba disfrutando, no podía expresar su creciente lujuria, pero el placer era delicioso.

El rubio siguió subiendo y bajando, viendo como el azabache hundía sus dedos en la almohada y su escandalo ahogado era un poco más sonoro.

—Mic… —dijo Eraser separándose un poco su cara de la tela—. Ah, me voy a venir…

Al oír eso, Mic sonrió algo malicioso y movió las caderas con más ímpetu, a pesar de que el azabache tenía la cara enterrada en la almohada, aquellos gemidos Mic los podía escuchar con claridad, aunque dudaba que aquellos pudieran abandonar la habitación.

Con un gruñido suprimido, Aizawa llegó al orgasmo, sintiendo aquellas deliciosas contracciones que conllevaban la eyaculación, y llenando las entrañas de Yamada. Después de mantenerse estáticos y jadeantes por unos minutos, el rubio se separó del azabache y se acostó a su lado.

Hizashi vio a Eraser de reojo para después desviar un poco la mirada, él aún seguía duro, pero estaba dudando si Aizawa estaba dispuesto a continuar con aquella idea.

Sus dudas se disiparon un poco al oler la fuerte esencia de mora nuevamente, y un poco de ese frio líquido fue derramado en su miembro. Mic gimió ligero al sentir las tímidas manos del otro distribuirlo.

—Oh… Shou —gimió—. Espera…

Cruzaron miradas y Shouta asintió en silencio. Mic pasó a recostarlo otra vez, sostuvo el lubricante entre sus dedos y separó las piernas de Eraser.

—Relájate Shou, esto será mejor que el aplicador, te lo prometo.

Aizawa asintió un poco frenético y el primer dedo de Hizashi comenzó a penetrarlo, apretó la dentadura, era igual de incomodo que el aplicador, pero lo que no se esperó, fue la sensación que le provocaban los movimientos circulares y de tijera que el rubio empezó a hacer.

—Carajo… esto duele —dijo Shouta.

—Relájate Shou, puedo sentir como intentas cerrarte.

Eraser realizó unos cuantos ejercicios de respiración, su incomodidad en efecto, fue desapareciendo a medida que se relajaba y permitía que los dedos de Hizashi hiciesen su trabajo.

—Oh… —gimió leve al sentir un estímulo nuevo y bastante fuerte, aquella sensación lo hizo contraer su entrada e intento cerrar las piernas.

—Lo encontré —el rubio dijo victorioso concentrándose en aquel punto que hacía a al azabache retorcerse y morderse la mano en un intento de suprimir sus gemidos.

—Zashi, Zashi, Zashi… —dijo una y otra vez.

—Disfruta Shou… —le susurró el ojiverde.

Los leves gemidos de Aizawa le dieron confianza para introducir un segundo dedo y ejercer más presión en la próstata, las caras que su compañero hacia sí que eran memorables y no le molestaria ver a un Eraser complacido más a menudo. Al introducir el tercer dedo, Aizawa se estremeció, pero su prioridad seguía siendo suprimir sus ganas de gemir.

Verlo así fue suficiente para Yamada, estaba listo. Retiró los dedos. Shouta no tuvo tiempo de protestar, el otro comenzó a alzarle las piernas para encontrar una posición cómoda.

—Te hace sentir lo mismo que le hiciste sentir —le susurro Mic antes de alinearse y empezar a entrar.

—Zashi ah...Ah…¡Ah! —se tapó la boca matando sus gemidos y quejidos de inconformidad.

—Ah… Shou… —murmuró el vocero al quedar por completo en el interior de Aizawa. Se mantuvo quieto, su pareja necesitaría más tiempo para ajustarse.

Shouta por su parte daba soplidos un poco acelerados. El dolor era minino, pero no dejaba de ser la primera vez que era penetrado.

—Mic… —Shouta dijo dificultoso.

—Tranquilo, avísame cuando estés listo.

El solo pensar que tardaría en ajustarse, ya le causaba cierto estrés al azabache. Solo esperó que cesara el dolor, pues la inconformidad como tal parecía que iba para largo. Un ligero movimiento con sus caderas fue la señal para que Yamada comenzara a moverse.

—Oh, oh Shou…

—No hagas mucho ruido, no quiero que Eri despierte —dijo Eraser.

Sin embargo, un nuevo estimulo arremetió contra el azabache, haciéndolo caer en cuenta de que Yamada fue bastante bueno en encontrar su punto. A pesar de que se tragó el gemido, el estremecimiento fue suficiente para Yamada, por lo que sonrió victorioso y retomo un ritmo medio.

—tsk… Zashi

—Ah… entiendo, shou, n-ngh,no ruidos —respondió dificultoso.

El placer que las estocadas de Hizashi le daban era algo de otro mundo, jamás pensó que aquello lo disfrutaría tanto como lo estaba haciendo ahora. Estaba tan paranoico por no hacer ruido, que juraría que la cama rechinaba un poco. Nada que quizá se escuchase en el cuarto vecino, pero era un detalle que le causaba algo de vergüenza. Aquel chillo fue siendo más prominente a medida que Mic aumentaba el ritmo, y Aizawa ya estaba muy ahogado en placer como para preocuparse por el chillido.

—Zashi… —susurró por lo bajo. Jamás pensó que sería capaz de alcanzar un segundo orgasmo en tan poco tiempo.

—L-lo se shou…

Con unas cuantas estocadas más. Aizawa alcanzó su segundo clímax, al apretar tanto sus entrañas. Provocó que Mic se dejara caer en otro mientras se derramaba dentro de él.

El ambiente silencioso que tanto quisieron conservar. Ahora era perturbado por los suspiros que ambos hombres emanaban de sus bocas. Mic al recomponerse salió de Eraser y le dio último beso a Shouta antes de pasar a darle unas cuantas caricias en el pecho antes de quedar dormido.

No supo cuánto tiempo pasó, quizá unas dos o tres horas, Hizashi fue abruptamente despertado por algo que interpretó como algún tipo de bofetada. Gruñó somnoliento, pero el dolor terminó por despertarlo un poco malhumorado y encendió la lámpara.

—¡Shou! ¿Por q-?

Se detuvo al ver el estado del otro. Eraser murmuraba, se meneaba un poco extraño como si quisiera correr, vio que movió la mano otra vez en un aparente intento de alcanzar algo, y de sus ojos cerrados había un hilo de lágrimas. No era complicado saber lo que estaba pasando, pero lo que desconcertó al rubio, fue escuchar aquel nombre con claridad.

—Suzume…

Hizashi se mordió el labio, con un poco de culpa puso su mano sobre el pecho del azabache, dio dos palmadas leves y dijo suave.

—Shou…

Shouta abrió los ojos y se levantó.

—¡Zashi vuelve! ¡Eres tú!

Dio grito ahogado. Estaba claramente alterado, pero comprendió con rapidez lo que estaba pasando. Aunque eso no le quitaba el susto de aquella ilusión nocturna.

—Shou ¿Qué estabas soñando?

—…Nada

—¿Cómo que nada?

—Fue solo un sueño, no es importante —dijo Eraser reacomodándose para volver a dormir.

—¿Porque querías que volviera? ¿Qué soñabas? ¿Yo era qué?

La mirada de Shouta bailó un poco antes de negarlo todo, adjudicando que no recordaba y se tapó hasta la cabeza con la sábana.

Mic por su parte, dudo que pudiese conciliar el sueño. Había mencionado su nombre, lo había mencionado a él. Todo apuntaba a que estaba soñando con aquel horrible día.

—¿Qué soy? Shou —susurró Mic antes intentar volver a dormir.