Capítulo 11: Todo o nada
El operativo sería en unos días.
Pocas eran las veces que el desvelado se miraba en la necesidad de revisar su equipo varias veces. En su mente no dejaba de circular ese presentimiento de que algo grande ocurriría, y ese algo sería para mal en su mayoría. Su mirada se perdía a medida que verificaba los refuerzos de sus cintas, ¿Qué pasaría si es más serio de lo que pensaban? ¿Si las cosas jamás vuelven a ser las misas? ¿Qué pasaría si él...?
—No pienses en eso…
La voz de Mic hizo a Eraser dar un pequeño salto, acompañado de un pequeño grito ahogado, después giró a verlo. Por más que quiso intentarlo, no pudo ponerle una cara de indiferencia, y aun con la sorpresa en su cara le preguntó.
—¿De qué hablas? —dijo, finalmente recuperando la compostura y comenzó a enrollar las cintas en el cuello.
—Te conozco, estabas pensando en tu mortalidad otra vez…
—Es difícil no pensar en ello, cuando sabes que tu existencia sigue al costo de la vida de otra persona —Aizawa contestó sin mirarlo.
—Somos héroes, Shou, lo que ayer fue por ti, mañana puede ser por ellos. El sacrificio es un tema incómodo para todo héroe, pero… —se acercó a su amado para depositarle un beso en la frente—. Dicho sacrificio no está limitado a civiles, ser un héroe no significa que no mereces ser salvado.
—Zashi yo… —No puedo continuar. Buscó en sus bolsillos su celular que empezó a sonar—. ¿Diga?... ¿Qué necesita?... Bien, iré de inmediato.
—¿Pasa algo? —peguntó Mic.
—Nezu, desea verme para algo importante.
—¿Te acompaño?
Aizawa negó con la cabeza.
—No, cuida de Eri, por favor.
Mic asintió.
Aizawa se dirigió al despacho de su jefe. Tenía tantas cosas en la cabeza que por un momento se olvidó de los modales básicos. Abrió la puerta sin tocar. Provocando que quien estaba esperándolo se asustara, diese un grito leve y se le derramara la taza de agua caliente.
—¡Director Nezu! ¿Se encuentra bien? —dijo revisándole la mano.
—No es grave, mi pelo sigue ahí, es solo que… —La mirada del director se perdió por unos segundos—. Me informaron de lo que está a punto de ocurrir…
—¿Director?
Nezu empezó de nuevo a preparar su té.
—Me avisaron que, si las cosas no salen como lo planeado, los alumnos del curso de héroes deberán brindar apoyo. El aviso fue para todas las escuelas, pero de todas, los alumnos de U.A. estarían más cerca de la zona de conflicto.
Aizawa tragó saliva, sus peores miedos estaban siendo confirmados.
Nezu se dio la vuelta con el té en sus manos.
—Debo pedirte un gran favor.
Imposible.
Fue lo único que tenía en la mente al salir del despacho de Nezu. Aquello era demasiado, y aun así, dadas las circunstancias, quizá no había otra opción.
A los ojos de Aizawa, Eri aún no estaba físicamente adepta para empezar a entrenar su don. Hasta se sentía culpable en pensar que, estaba dispuesto a hacer lo necesario para atrasar dicho suceso. Al regresar a casa escuchó risas, se acercó al cuarto y vio como Mic traía una cinta métrica enrollada en una mano, mientras con la otra apuntaba algo en un cuaderno.
—¿Qué hacen? —les preguntó.
—Mira Shou —dijo Yamada al mostrarle el cuaderno—. Ha crecido mucho.
El azabache alzó una ceja.
—Creo que Eri mide más de diez centímetros.
—No, no su estatura, su cuerno —el rubio corrigió.
Aquello hizo que a Eraser le saliera un tic en el ojo. Se ladeó para mirar a Eri quien dibujaba en el suelo, en efecto, su cuerno estaba considerablemente más grande. Cierto, Monoma había dicho que era un don cumulativo ¿Cómo es que no se había dado cuenta de aquel cambio? Quizá fue porque la veía todos los días y para él fue gradual, no fue hasta que empezó a revisar algunas fotos en su celular, cuando notó la diferencia.
—Es verdad, su cuerno ha crecido…—dijo Shouta casi en susurro.
—¿Eso es bueno o es malo? —preguntó Mic al ver la reacción del otro.
—Quiere decir que ya tiene una buena cantidad de energía reservada para activar su don, y… —Aizawa se mordió el labio—. En caso de no hacerlo, puede que surjan los accidentes. Zashi, debemos estar al pendiente.
—En ese caso no crees que sería mejor, tú sabes, hacer que use un poco de s-
—¡No!
Aquel grito fue seguido de un silencio incómodo. Incluso Eri había dejado de dibujar. Mic lo miraba con una cara sorprendida como si hubiese encontrado su rival de don. Shouta respiró agitado, se llevó la melena hacia atrás y algo desorientado dijo.
—Lo siento, no quise… estoy estresado, es todo, necesito un café —dicho esto salió de la habitación.
El rubio miró hacia atrás, le dedicó una sonrisa nerviosa a Eri y fue tras el otro, quien ya estaba en la cocina viendo el café caer en una taza.
—Shou, háblame… —Al no obtener respuesta lo abrazó por la espalda—. Shou…
—Tengo miedo Zashi, tengo miedo de que algo salga mal… —respondió en susurro.
—Para eso te tiene, tú puedes detenerla antes de algo pase a mayores.
—¿Y qué pasa si no soy lo suficientemente rápido? ¿Qué pasa si-
No pudo terminar. Mic selló sus labios con su índice.
—Relax, todo estará bien —le dijo con una cálida mirada.
Aizawa respiró profundo en un intento de relajarse. Podía ser el maestro más estricto y un héroe calculador, pero a la hora de ser padre, seguía siendo una gallina sin cabeza. Era en este tipo de situaciones en las que empezaba a envidiar a Hizashi, y su habilidad para simplemente humm ¿cómo decía él? ¿Go with the flow? Lo conocía bastante, sabía que eso no era sinónimo de indiferencia ante la seriedad del asunto, pero Aizawa simplemente no podía dejar de pensar en las implicaciones de todo, era como tener presente una terrible profecía a punto de cumplirse, y no podía hacer nada para evitarla.
Al estar listo su café, tomó la taza y su chaqueta.
—Cuida de Eri.
—¿A dónde vas?
—A caminar… —Aizawa cerró la puerta.
Zashi entristeció la mirada, su Shouta estaba bastante mal, y esto ya no parecía algo que el pudiese solucionar con una sonrisa. Sacó su móvil y mandó un mensaje de texto.
"Necesito que busques a Shouta y hables con él"
Aun dentro del campus, Aizawa se sentó al margen del techo de uno de los edificios, sus pies colgaban libremente mientras que expelía humo por su boca.
—Te van a suspender. —Escuchó a sus espaldas.
Al desvelado se le escapó una sonrisa mientras dejaba salir más humo.
—No sería la primera vez. ¿Qué te trae por aquí?
—Un padre nunca está lejos de sus retoños —dijo el rubio y se sentó a su lado—. Eso no huele a cigarrillo…
Aizawa alzó una bolsita de plástico.
—¿Gustas?
—Se me antoja, pero debo cuidar el poco pulmón que me queda.
—Cierto —contestó el desvelado guardando la bolsita en su chaqueta.
—¿Mal día?
Aizawa se sostuvo la frente.
—Sabes lo que viene, Toshinori. Me han pedido acelerar el entrenamiento de Eri. El tiempo que me dieron es mucho menor al que tuviste con Midorya para el examen selección. No creo que esto sea viable.
All Might se quedó viendo la cara perdida del otro. Debía admitir que, sus preocupaciones con Midoriya no parecían llegarles a los talones a lo que Aizawa estaba sintiendo en estos momentos. Era cierto, el enemigo estaba tras su discípulo, y era ese mismo don objeto del deseo el que debía hacerle frente a tal enemigo, y quizá, esa era la gran diferencia entre ambos. Su querido Midoriya tenía la convicción de ser un gran héroe, estaba entrenado para eso, y estaba dispuesto a luchar por la causa. Eri, en cambio, era tan solo una niña, quizá ni si quiera se había puesto a imaginar que quiere ser cuando sea grande. Aizawa tenía ese gran peso de no solo ser su proveedor, también de a preservar su inocencia, que este mundo de héroes no le quite la dicha de disfrutar su niñez, algo que Deku ya tuvo la dicha de gozar.
—Dime, Aizawa, ¿Qué sucede? ¿Hay algo más que solo la presión por la maestría del don?
Aizawa entristeció la mirada. Algo inseguro si debía abrirse, pero aquello que tenía en el pecho tenía que salir. Un sentimiento que solo podía catalogar como meramente egoísta.
—Si fallo, me revocarán su custodia, pero si tengo éxito, ya no me necesitará. No importa lo que haga, esta aceleración solo significa que, al parecer, no estaremos juntos tanto tiempo como empecé a creerlo.
—Es una niña adorable, se robó el corazón de todos, el tuyo no fue la excepción —All Might dijo.
Aquel comentario provocó una sonrisa en el azabache.
—¿Por qué no la adoptas formalmente? —preguntó el rubio.
Eraser suspiró.
—No puedo, no estoy casado. Ella solo está bajo mi cuidado por las circunstancias especiales de su don, nada más. Si su don no fuese de alto riesgo, servicios infantiles se la hubiese llevado al concluir su rescate.
—Si yo estuviera en tu lugar, iría preparando mi boda.
Aizawa se rio en lo que encendía un nuevo cigarrillo.
—No me atrevo a visualizar tan allá. Primero debo averiguar cómo acelerar el entrenamiento.
All Might sonrió.
—Apaga esa cosa y ven conmigo, tengo una idea.
Al día siguiente.
Fue algo incomodo pedirle a Koda que le recomendase animales menos propensos a sufrir. La cara de horror en el animalista fue evidente, pero no es que estuviese en posición de contradecir a sus maestros. El uso de lagartijas sí que fue una sugerencia bastante acertada. En esencia el animal no sufría al perder la extremidad, y podían practicar con ella una infinidad de veces. Claro que, más de una regresó a ser un huevo… otras en efecto, dejaron de existir…
—¿Cómo v- —la voz del Hizashi fue interrumpida por Eraser, en lo que este se limitaba a apuntar a la niña en suma concentración—. Oh…
A Eri por su parte, el sudor le recorría la frente, sacó un poco la lengüita en lo que ajustaba el brillo de su cuerno. El ala de la mariposa se regeneraba poco a poco. Ella dio un salto y un grito ahogado, al ver que esta emprendió vuelo en cuanto pudo.
Se le escapó una sonrisa al desvelado. Ella lo había logrado, puso su mano en el hombro de ella. Eri dio otro pequeño salto, pero Eraser la atrapó en un abrazo y juntaron sus narices en un beso de esquimal.
—Lo lograste —Eri volvió a sonreír de manera amplia y sus ojos brillaron. Abrazó a su padre con fuerza antes de que él la dejara en el suelo—. Ve por un refrigerio y después continuamos.
La pequeña asintió y se retiró.
—No creí que empezarías tan pronto —Mic le dijo.
Aizawa bajó la mirada.
—Lo lamento… Los vientos han cambiado y para mal…
—¿Shou?
—No fui claro contigo anoche, Zashi. Quieren que Mirio esté listo para asistir en caso de ser requerido, sabes lo que eso significa…
Mic parpadeó sorprendido.
—Oh god, es muy pronto. Ahora entiendo porque estabas tan alterado. ¿No hay otra manera?
—Lo mismo pensé… pero no hay otra opción. Nada es garantizado y…
El sonido del timbre los interrumpió, Aizawa fue a atender la puerta para encontrarse con a aquel joven, la sangre se le heló. Esto no era ir rápido, esto ya era ir a mil por hora. ¿A caso Nezu tuvo la audacia de mandarlo?
—¡Por favor, Eri! Solo tú puedes hacerlo —Dijo Mirio de rodillas.
Aizawa respiraba profundo, tratando de conservar la calma. Nada de esto claramente fue manejado de manera sutil, pues hasta unos cuantos de sus alumnos se habían congregado en la sala común. Si el intentaba oponerse a esto, solo crearía un show mediático. Por más que quisiese evitarlo. Lo dejó todo al criterio de su pequeña.
Eri se acercó a su héroe, y le alzó el mentón.
—Serás un gran héroe, eso lo sé —dijo mientras hacía brillar su cuerno.
Milagro, era lo único con lo que él pudo resumir aquel evento.
Mientras Mirio y su clase celebrará el gran logro de Eri, por más que Eraser quisiese unirse al festejo, esto solo se sentía como la calma antes de la tormenta.
Se retiró al bar, no conocía mejor lugar para…
—No creo que este sea el mejor momento para ponerse ebrio.
La voz de All Might emergió como si su voz de la razón se tratase.
—Unos tragos no nublaran mi juicio —le respondió.
—Vamos, Shou, al menos se acabó —Zashi dijo.
Aizawa soltó una risa sínica.
—Sabemos que esto apenas va empezando…Dejarlos celebrar esta pequeña victoria es lo mejor para todos ahora. No gano nada con arruinarlo, Eri merece ser feliz, y si con ello significa alejarme de ella pues… pues…
Ambos rubios se sentaron a su lado.
—Hablé con Nezu, Aizawa, y no, no piensan quitártela, por lo menos no ahora, relájate un poco ¿Quieres? —Toshinori dijo.
—No será hoy, pero lo será…
Mic bajó la mirada, ese apego hacia Eri al que tanto su Shouta le temía. Estaba claramente ligado a aquel evento que su querido azabache intentaba enterrar, pero inevitablemente, al estar al cuidado de Eri le revivía todo aquello.
—Es por… —Hizashi murmuró, los labios le temblaron un poco, quizá él era la peor persona para sacar ese tema. Sí, estuvo ahí, pero le faltaban detalles que solo el azabache conocía, y, a pesar de los años y su reciente relación, se había negado a decírselo ¿y quién era él para preguntar por un pasado del que no era meramente participe?
—Sí… —Aizawa contestó en seco, sabiendo a lo que se refería.
La mirada de Yagi bailó de un lado a otro.
—Estoy un poco perdido ¿Pasa algo?
—Yo…Quiero decir… no depende de mí… —Mic dijo—Es, complicado…
—Está bien, puedo contárselo yo —Eraser dijo—. Verás, Yagi, yo… ya tuve un hijo…
—¿Ah sí? Nunca lo he visto —All Might dijo.
Mic se mordió el labio, pero Aizawa contestó de una forma perturbadoramente casual.
—Falleció.
—Oh Shouta —Hizashi lo abrazó—. No necesitas pasar por esto otra vez.
—Estoy bien, Hizashi.
—Si no quieres contar lo entenderé —Yagi dijo
—No te preocupes —Shouta dijo, mirando a la nada mientras tomaba su trago—. Solo quiero que comprendas mi punto de vista. Para mí, Eri es… lo que pudo haber sido. Es un sentimiento insano donde le pongo una carga que no le corresponde. Por eso no quería hacerme cargo de ella, sabía que con el tiempo no la miraría más que como un reemplazo de lo que perdí. Aun sabiendo que sería temporal, aun sabiendo que no debía mirarla como una hija. No pude evitarlo, ahora solo me agobio pensando en cuando me la arrebataran de los brazos… y nuevamente, lo perderé todo.
Toshinori desvió la mirada, no tenía idea que anduviese lidiando con algo así. A pesar de que había notado conductas algo paternales con sus estudiantes. Eri en definitiva fue un detonante diferente. Yagi se mantuvo callado, por más dudas que tuviese, solo se quedaría con lo que Eraser estuviese dispuesto a compartirle.
—…Nada se compara con el poder que tiene tu propia sangre de anular las dudas, ver esa criatura y decir, es mía… —dijo el desvelado antes de dar otro trago.
Poco después, los ojos de Aizawa ya se estaban poniendo rojos, y no precisamente por ojo seco.
—Shouta, no sigas, ya fue suficiente —dijo Mic.
Aizawa se limpió las lágrimas con el pulgar.
—Para eso son los bares y la bebida, ¿No?, Para ahogar las penas.
Quizá esa fue la noche de bebidas más incómoda para los tres. Aizawa cumplido su palabra de beber poco.
Al llegar casa, encontró una nota de sus alumnas diciendo que habían organizado una pijamada de chicas, y que Eri estaba con ellas. Aizawa no dijo nada, solo asintió para sí mismo, aprovechó la privacidad para aventar al rubio a la cama, y echársele encima mientras comenzaba a quitarle las prendas.
Mic rio ante el descaro de su querido Eraser. ¿Pero quién era él para quejarse?, a estas alturas le quedaba claro que, el alcohol y el sexo eran las únicas maneras que el azabache conocía para olvidar sus problemas, o tratar de conciliar el sueño si quiera, pero su fantasía por revolcarse con su amado se vio opacada por la humedad en su abdomen. Yamada alzó la cabeza, dándose cuenta de que las mejillas de Aizawa estaban empapadas en lágrimas, aun así, este último se mantenía en silencio, ahogando aquel llanto.
—¿Shou? —Se sentó en la cama—. Shou, ¿qué sucede?
Aizawa lo miró en silencio, ese "algo" seguía carcomiéndole el alma, se irían al operativo, alguno de ellos dos podría morir, y quizá… Aquello que tanto necesitaba aclarar con él, jamás lo haría. Aun así, en esa noche, no tuvo el valor para si quiera insinuar aquel secreto, solo lloraba enfrente de él, sembrándole la duda al rubio y apagando cualquier chispa que pudo haber emergido cuando lo aventó a la cama.
—Zashi… yo… —No pudo continuar, se recostó en su pecho y siguió llorando—. Lo lamento…
—¿Qué cosa?
—Soy un cobarde, no puedo dejar aquello atrás por que… porque…
Mic lo miró con paciencia, esperando que el otro continuara.
—No conoces toda la historia…
El rubio parpadeó confundido. Era esos momentos en los que le encantaría un don para leer mentes, porque la de Eraser estaba siendo toda una montaña Rusa producto del estrés y la ansiedad. Lo abrazó y con voz suave le dijo.
—Creo que sé lo suficiente como para entender por qué estás así, y si faltaron detalles, respeto tu decisión de reservarlos. Shou, estoy tranquilo, no tienes que hablar de ellas, ni tampoco te obligaré a que superes su perdida solo porque ahora soy parte de tu vida.
Aizawa se mordió el labio, si tan solo las cosas hubiesen sido así de simples.
—Zashi… dime…
Yamada lo miró atento
—¿Qué es lo que recuerdas de aquella noche?
—Ah… creo que necesitas ser un poco más específico.
Aizawa endureció la mirada.
—La vez que fuimos a beber con Ms. Joke.
Mic tragó saliva, él no tenía lagunas mentales tan fuertes como las de Eraser, pero aun para él, aquella reunión fue de excesos de los cuales tenía memorias más parecidas a un sueño. No ganaba ni perdía nada con decirle lo que recordaba, pero no es algo de lo que se habla con la pareja actual, pues siempre será incomodo, por más confianza que se tengan.
—Al igual que tú, me llevé a una mujer a mi apartamento después de beber, pero a diferencia de ti, jamás la volví a ver. Desperté solo, recuerdo tan poco que, bueno mucho sentido no le encuentro. Ni si quiera recuerdo la caminata al apartamento.
Eraser apretó los puños.
—¿No recuerdas como era ella?
—No, y no es que me importe, fue algo casual. Con eso no pretendo menospreciar lo que te sucedió, es solo que las cosas no salieron de la misma manera…
—Entiendo… Lo siento, no quise molestarte trayendo esto a luz de nuevo y…
—Está bien, Shou, estoy aquí para ti.
Aizawa sonrió débilmente, y procedió a besarlo de una manera un tanto inocente. Yamada tuvo que afianzar un poco ese beso para poderlo prolongar, y aprovechar para que sus manos se deslizaran por el cuerpo del otro.
—Descansa, Shou.
—No pienso dormirme todavía.
—¿Oh? Sorpréndeme…
