"Lágrimas de Sangre"
Prólogo
"LS"
Y fue en aquel momento. Aquel fugaz e ínfimo momento en el cual comprendí. Los recuerdos desfilaban, una y otra vez por mi tortuosa mente, acrecentando las piezas del rompecabezas, que una vez por todas comenzaba a unirse. Las alargadas sombras que tanto misterio habían creado, se desvanecían ahora, se esfumaban bajo el incipiente halo de luz que mis pensamientos proyectaban. De repente, todo cobró sentido, la mirada anhelante de mi madre, sus ojos deshechos en lágrimas contenidas. Los recuerdos volvían a mi, misterios ansiosos por ser develados. Todo fluía con naturalidad y se tornaban cada vez más alcanzables. Volvía a ser un niño 5 años, perdido en la multitud bulliciosa de una céntrica calle, intentando hacerle frente al bochorno de estar extraviado mientras las lágrimas infantiles rodaban por mis mejillas. Volví a sentir la fuerte mano de aquel robusto hombre quien tomaba mi pequeña palma entre sus dedos, a la vez que me infundía una extraña y familiar tranquilidad mientras nos precipitábamos calle arriba en busca de mi madre. En respuesta a mi carácter duro y resuelto me había sobado las lágrimas y erguido la espalda como si de un muchacho grande me tratase. Conmovido por mi demostración de valentía el hombre se había arrodillado hasta alcanzar mi altura de niño y ofrecido su ayuda infinita, mientras yo no apartaba la mirada de sus ojos, fundiéndome con ellos, esos ojos plateados, tan grises como los míos. Había sido en ese momento en el cual mi madre corría a mi encuentro, sus mejillas cubiertas de un ardor desesperado, agitando sus brazos con agonía y profundo desahogo. Feliz de estar a su lado, me había echado en sus brazos, los cuales recibieron tan voraz respuesta que se me hacía imposible respirar. Y mi madre había levantado la vista, sus ojos azorados de asombro al notar lo mismo que yo. Aquellos ojos de plata. Su semblante se había contraído, de dolor, ahora lo sé, estrechándome con más fuerza, más fuerza, luego, había murmurado un débil agradecimiento y me había alejado de ese hombre tan gentil que ahora nos observaba a la distancia, petrificado en el lugar, con una expresión de gran sorpresa y consternación en su pulcro rostro. Y yo me había vuelto sobre mi hombro para contemplarle una vez más y agitar mi pequeña manecilla y despedirme de él, de ese misterioso señor al que le estaría, por su significada preocupación, eternamente agradecido, eternamente agradecido…
Este lugar era el más indicado para leer esas últimas líneas que había estado evitando, intentando encontrar el momento propicio para hacerlo. Parecía como si mi conciencia hubiera sabido la verdad hace tiempo, mucho antes que yo, y me hubiera prohibido descubrir sus pensamientos finales, pero solo hasta que me hallara aquí, inspeccionando sus pertenencias, adentrándome en sus secretos. Y entonces abrí su diario y leí sin prisa cada una de las palabras escritas con dedos temblorosos. No pude evitar que las lágrimas acudieran a mis párpados. Las delicadas hojas del cuaderno estaban casi amarillas, sufridas por el paso del tiempo, celosamente guardado bajo llave en uno de los cajones del escritorio de mi madre. Saltaba a la vista que su calidad era excelente, encuadernado en cuero del más fino y costoso, con sus iniciales "D.M" labradas en plata.
Por fin pertenecía a algo, ahora sabía con certeza quien era mi verdadero padre, y sin embargo, la tristeza me invadió súbitamente al recordar donde estaba. En la habitación de mi padre. Yo, un Malfoy. Ahora podía ver su fotografía y reflejar mis ojos en los suyos. Tan iguales.
La realidad me golpeó duramente en el pecho. Entendí entonces que significaba todo esto. Por descubrir la verdad, la había perdido a ella. Al amor de mi vida, al hada de mis sueños adolescentes, a mi compañera inigualable, a mi más fiel amiga. Y ahora todo se volvía prohibido y peligroso. Maldecía interiormente a mamá, ella lo tendría que haber sabido, tendría que haberse dado cuenta, tendría que habérmelo contado. ¿O acaso era esto lo que ella deseaba? Otra vez la confusión de apoderó de mi. ¿Valía verdaderamente la pena?
Agotado por mis frustraciones me tendí en su cama e intenté, sin resultado, ordenar mis pensamientos, mientras una deslumbrante muchacha, la más bella que había visto, cruzaba el umbral y se arrimaba a mi lado. ¿Podía ver en mi expresión los tormentosos pensamientos que cruzaban mi mente? ¿Mi decepción, mi ira? Me estrechó en sus brazos y me besó, con la pasión más ferviente que jamás había demostrado. Yo, me fundí en sus brazos y unimos las miradas. ¿Sabía ella la verdad? ¿Cómo podía saberlo? Volví a fijarme en sus acuosos ojos y no pude descifrar absolutamente nada, estaba limpia, completamente limpia. Y muerta de amor. Por mí.
"LS"
Hola! Como están? Este es el prólogo de lo que será la continuación de "Una Cuestión de Sangre". Espero que les guste. Ya se que es bastante confuso, pero a medida que transcurran los capítulos les prometo que entenderán mejor. Este fic va a ser así: va a transcurrir en el pasado y en el presente. El pasado lo va a protagonizar Draco, o sea que vamos a explorar los pensamientos de él mientras estaba con Hermione. Y el presente es sobre Darren, su hijo, que como ya saben esta en Slytherin y no tiene idea de quien es su verdadero padre. Este prólogo es como el final de la historia, o sea, lo que van a leer en el proximo capítulo va a ser el pasado. No se preocupen porque yo les voy a indicar siempre cuando sea pasado o presente. Trataré de actualizar lo antes posible, ya se que es corto, pero es solo un prólogo! Jajaja. Por favor dejen reviews a ver que les parece y gracias por leerme! (Sé que el título no es muy atrapante, pero no se me ocurrió nada mejor)
-Nan-
