La extraña y muy misteriosa desaparición de...

Autor: Quetzalli

Resumen: Alguien estuvo divirtiéndose demasiado durante su sexto año en Hogwarts y ahora tiene que enfrentar las consecuencias de tanta diversión que son: Un bebé.

Disclaimer: Los personajes son propiedad de J. K. Rowling y Warner Bros. Yo sólo me divierto y los hago sufrir.

Parejas: Draco-Ginny, Hermione-Ron, Harry-, Severus-, Remus-?

Capítulo 2
Draco

-¿Por qué debo buscarlo yo? –se quejó Ron amargamente.

-Porque yo no puedo entrar al baño de los hombres –contestó Ginny como si fuera lo más obvio del mundo.

-Es marido.

-De acuerdo, no me ayudes, esperaré a que Harry regresé de sus clases "particulares" y le pediré su ayuda.

-Ni te molestes, Snape es un ogro que no lo suelta hasta la madrugada –dijo Ron mientras entraba al baño gritando ¡HURÓN! A voz de cuello.

Draco Malfoy estaba estaba en el pasillo que llevaba a las mazmorras discutiendo acaloradamente con Harry Potter. Cuando los encontraron estaban a punto de llegar a los golpes, pero el profesor Snape los descubrió antes.

-¿Qué sucede aquí?

-Este gryffindor me agredió verbalmente profesor –se apresuró a decir Draco.

-Sólo dije la verdad asqueroso hurón.

-¿Potter empezaste esta discusión? –pregunto el profesor Snape a lo que Potter sólo contestó con un ligero asentimiento- ¿qué te impulsa a agredir a un estudiante sin motivo en frente de mi salón?

-Tenía un motivo contra este infeliz que no merece a alguien como Ginny.

Draco palideció y Snape miró a Potter inquisitivo, como queriendo atravesarlo con la mirada para descubrir la mentira en sus palabras.

-¿Qué te preocupan a ti los problemas maritales del señor Malfoy?

-Me molesta que se crea intocable, Ginny no merece el trato que le da –contestó Harry con una mirada peligrosa, Snape sostuvo la mirada y al ver que el gryffindor no cedía habló sin romper el contacto visual.

-¿De qué habla Potter, señor Malfoy?

Draco bajo la cabeza avergonzado. Eso fue lo que motivó a Snape a olvidar su batalla con Potter y mirarlo en su lugar.

-Discutía con mi esposa sus chequeos mensuales en la enfermería.

-Eso es algo que no te importa Potter –Snape tuvo un gruñido por respuesta así que volvió su mirada a Draco que continúo casi en un susurro.

-Ella quería que la acompañara y yo me negué por ir a entrenar con el equipo de Quidditch y...

un gemido angustiado se escuchó a su espalda y Draco no pudo evitar volver la mirada hacia el punto de que venía. En el pasillo estaba Ginny apretando sus manos con angustia. No quería verla así nunca más, no quería comportarse con ella como sus padres lo habían hecho y sólo entonces entendió la furia de Potter y sus reclamos. Se alegró de que el profesor Snape lo detuviera antes de que se rompieran la cara a golpes o se batieran en duelo.

-¿Ahora eres el defensor de las causas injustas Potter? –dijo Snape con sorna- debes dejar que un matrimonio resulva sus diferencias sin entrometerte en todo. ¿O acaso estás celoso de que el señor Malfoy es capitán del equipo de quidditch de Slytherin y tú ya ni siquiera perteneces a tu equipo?

Potter enrojeció, respiró un poco para calmarse y después habló:

-Sólo me entrometo cuando un slytherin arremete físicamente a una gryffindor.

Snape tuvo la decencia de mostrarse algo sorprendido.

-¿Agresión física? Explíquese señor Malfoy.

Draco tragó saliva y contestó sin apartar la mirada de Ginny que temblaba aún más en ese momento.

-Y-yo... la empujé antes de dejar la conversación.

-¡Ginny hubiera caído por las escaleras si yo no hubiera estado ahí para evitarlo! –gritó Potter- ¡pudo perder a su bebé e incluso la vida! –y con rabia agregó- ella no merece ese trato y mucho menos de un infeliz hurón como tú.

-¡POTTER!

-Ella perdió el control, trastabilló y pudo caer en ese momento. Usé un hechizo de levitación para impedir su caída. Pudo caer y fue sólo cosa de suerte que yo estuviera ahí –continuó Potter mirando a Snape como si quisiera maldecirlo ahí mismo por no entender la gravedad del asunto.

Draco perdió el poco color que le quedaba. Había estado a punto de perder a las dos personas que más amaba en el mundo por un capricho, por su mal genio... por una tonta discusión. Ginny estaba llorando lo más silenciosamente que podía y eso lo hizo sentir peor, estaba lastimándola sin quererlo.

-No creía empujarla tan fuerte, lo lamento Ginny, no quería lastimarte... ni a ti ni al bebé, fue sólo que... ¡Merlín! No tenía idea de lo que pudo haber pasado –dijo mientras caminaba hacia su esposa, cuando llego hasta ella, ambos se abrazaron.

-¿Ves a lo que me refiero? –se escuchó la mordaz voz de Snape-. Debes permitir que un matrimonio resuelva sus diferencias a solas.

Potter resopló como un potro salvaje, le dio la espalda a Snape y caminó hasta Draco.

-Disculpa Malfoy –le dijo con un tono serio que Draco nunca le había escuchado antes- prometo no entrometerme más en su vida. Pero más te vale tratar bien a Ginny o sus hermanos te despellejarán vivo.

Dicho esto, Potter siguió su camino por el pasillo, siendo las palabras d eSnape su única compañía.

-Potter, mañana detención a las siete de la noche y diez puntos menos para gryffindor por este despliegue de barbarismo.

° ° ° ° °

La vida de Ginny y Draco había cambiado mucho desde que estaban casados. Ella había dejado su puesto de cazadora y ambos se habían mudado a una pequeña habitación en territorio neutro que Dumbledore arregló para ellos diciéndoles que era la zona destinada a los chicos "precoces" como ellos.

En general los cambios habían sido buenos. Los dos estaban juntos y en verdad se amaban, el mayor problema había sido cuando el carácter Malfoy de Draco emergía. Afortunadamente, desde la discusión con Potter había tomado conciencia de esto y y ahora dedicaba algunas horas a la semana para platicar con la profesora Sprout sobre como controlar su mal genio.

Fuera de eso, Draco sólo tenía que soportar la ocasional compañía-vigilancia del trío maravilla. Pero desde la famosa discusión, Potter se había mantenido al margen de su vida, así que en realidad sólo lidiaba con la comadreja y su novia.

El mayor problema al que se enfrentaban cada día era decidir en qué mesa comerían. Al principio habían sido unas discusiones terribles, hasta que los solucionaron decidiendo comer un día en la mesa de Slytherin y el siguiente el la de Gryffindor y los domingos se escurrían a las cocinas y comían al aire libre o en su habitación.

Ese día tocaba Gryffindor y Draco tenía la mejor cara que podía, rodeado de tantos leones como estaba. Era una fortuna que empezaran a acostumbrarse a él... aunque fuera a causa de Potter.

Había estado platicando animadamente con su esposa, cuando Ginny empezó a agregar limón a su sopa aguada de pasta, después de todo estaba en su etapa de "antojos extraños". Todos la miraban con algo intermedio entre la incredulidad y el asco. Claro está, todos menos Potter que estaba comiendo lo mismo.

Ginny le había explicado que Potter la miraba como una hermana y por eso la acompañaba en sus extravagancias para evitar la burla de sus compañeros. Draco lo entendía, pero no podía dejar de sentirse incómodo ante este hecho.

Potter y Ginny tenían algo que él envidiaba. Hablaban de las mismas cosas y lo que era peor: se entendían.

-¿Cómo se verá el bebé ahora? –esa era Ginny con su tema de conversación favorito.

-Tiene veinte semanas así que ya se ha definido su sexo, debe medir unos veinticinco centímetros y tener sus cejas y pelo creciendo con él. Seguramente ya puede ingerir, digerir, orinar y segregar hormonas.

Todos miraron a Potter como si le hubiera aparecido otra cicatriz en la frente. Incluso Granger lo miraba incrédula porque él le había quitado las palabras de la boca.

-¿Cómo sabes eso? –preguntó su cuñado al cara rajada.

-Snape me lo mostró –contestó Potter y su rostro cambió de inmediato cuando se dio cuenta de lo que había dicho.

-¿Por qué haría eso Snape? Él te odia –dijo Granger con suspicacia.

-Por lo mismo –respondió nervioso Potter- quiso molestarme en cierto castigo. Me obligó a probar algunas pociones que combaten los efectos de los hechizos de vómito y me lo mostró para que me dieran náuseas.

Todas las miradas estaban fijas en él, lo que puso a Potter más nervioso. Querían respuestas y él tendría que dárselas.

-De acuerdo –dijo cansado- no digan nada pero Snape tiene un feto de cinco meses en formol, dentro de un frasco en su oficina.

-Yo nunca he visto eso Potter –intervino Draco incrédulo de lo que escuchaba para desprestigiar a su profesor favorito.

-¿Será porque lo tiene escondido? –dijo Potter como si fuera obvio- pero descuida Malfoy, seguramente no tendrás que verlo nunca.

¿Acaso Potter se estaba burlando de él? Draco sintió que no podía dejar pasar eso. Potter era el cabecilla de los leones, si dejaba que lo molestara, después tendría que soportarlos a todos. Los que estaban a su alrededor los miraban con curiosidad y malicia.

"¡Suficiente!" se dijo Draco antes de usar la artillería pesada.

-Aunque lo vea Potter no me afectará tanto –dijo arrastrando las palabras del modo que sabía lo exasperaba con mayor facilidad- ¿Vomitaste después de ver el frasco? O fue sólo el pretexto que usaste para vomitar todo lo que comiste en un pobre intento por recuperar tu peso.

La mesa quedó en silencio. Todos los ojos fijos en Potter, esperando su respuesta. Porque desde que comía como Ginny había subido unas cuantas libras, lo cual no le había caído mal en un principio, pero los antojos engordan más y Potter comenzaba a verse un poco pasado de peso.

En palabras de Ginny: "gordito".

Nadie se lo había dicho, claro está, pero Draco ya había escuchado algunos comentarios nada agradables cuando Potter no se encontraba presente. Sobretodo desde que no volvió al equipo de quidditch, como los miembros de su casa esperaban, el año anterior. Draco todavía no le perdonaba la última derrota y ahora ni siquiera podía competir con él en busca de la revancha.

Potter dejó de comer, miró directamente a Draco y... ¡sonrió!

-Me retiré del quiditch con dos victorias: la snitch y tu nariz rota –algunos gryffindor rieron-. Tengo más de año y medio sin jugar, lo que me ha servido para descubrir otras de mis habilidades. Antes no me sentía tan bien como ahora. Eso tengo que agradecérselos a ustedes tres –dijo señalándolo a él y a Ginny- que me han ayudado a descubrir que me gustan las fresas recubiertas con cajeta y chocolate o la sopa con limón

Levantó su cuchara a modo de brindis y comió un poco de su sopa en una pausa dramática. Su rostro cambió la expresión risueña por una más seria que imitaba alarmantemente bien al profesor Snape.

-Sabes Malfoy, no me agradabas cuando te vi por primera vez y no me agradas del todo ahora, pero le agradas a Ginny y eres su esposo. Incluso yo reconozco que has cambiado aunque sigues intentando parecer el cretino de siempre. Estás con Ginny y yo respeto su unión porque aunque sea lo más extraño, en verdad parece que el amor une hasta a las parejas más extrañas.

Potter no dijo más y regresó a su comida dejando a su audiencia desconcertada. Draco pensó por un momento en arrojarle el plato de sopa en la cara para ver su reacción, pero justo en ese momento su Ginny tenía esa mirada de gratitud y alivio que le impedía ser tan Malfoy.

Ahora sentía todas las miradas fijas en él, no era una sensación agradable así que tomó un limón y con la mayor elegancia posible lo exprimió en su sopa.

No sabía del todo mal.

° ° ° ° °

De algún modo, después de la discusión en el comedor, las cosas con los gryffindor se habían mantenido en una estable tregua. Nadie los molestaba y Ginny estaba encantada de que Draco la acompañara con algunos de sus antojos, no todos claro está, porque había algunas cosas verdaderamente inauditas que sólo Potter se atrevía a probar.

Eso lo exasperaba y enfurecía.

Fuera de eso, San Potter, se había convertido en el mediador no oficial entre slytherins y gryffindors, protegiéndolo a él y a Ginny por igual.

Eso lo molestaba más.

Como estaba decidido a ser el principal apoyo de su esposa, quería desplazar a cualquier costo a Potter en al pedestal en que Ginny lo tenía. Así empezó a interesarse más en el embarazo; habló con Madame Pomfrey y ella recomendó algo llamado curso profiláctico que fortalecería la unión de ambos y lo acercaría más al bebé, además de facilitar el parto.

Más que satisfecho con la noticia, fue a buscar a Ginny para compartir con ella la nueva.

La encontró con él.

Abrazándolo.

A ese insecto cara rajada...

Una parte de su cerebro escuchó la voz de Ginny y se detuvo. Quería pruebas antes de liquidar al entrometido de Potter.

-Gracias Harry, es maravilloso. ¿Cómo lo conseguiste?

-No es nada, sólo es un libro que venía en el catálogo de una revista.

-No mientas ¿acaso las revistas de quidditch traen catálogos de maternidad? –dijo Ginny con un poco de escepticismo. Draco que se preguntaba lo mismo, imaginó a Potter gritando porque su revista traía un catálogo que no era de escobas.

Ginny ¡por favor! ¿Acaso quieres que acabe el mundo? –replicó Potter con exagerado dramatismo. Ambos empezaron a reír-. Venía en mi revista de sanación.

-¿Sanación? Creí que querías ser auror.

-Lo seré, por eso McGonagall insistió en que me suscribiera. –Ni Ginny ni Draco se tragaron esa respuesta, algo que Potter debió notar porque agregó:- ¿Recuerdas a Umbrige? No quería que fuera auror, estuvo molestando a la profesora McGonagall durante mi entrevista vocacional. La fastidió tanto que ella prometió ayudarme en todo para que lograra ser auror.

-McGonagall te ayudó a mejorar en pociones –dijo Ginny sorprendida de haber descubierto el misterio sobre el que toda la escuela especulaba.

-Así es; entre muchas cosas sugirió que me suscribiera a un par de revistas .

-Sanación y pociones, supongo.

-Precisamente. Confieso que no es tan malo, ambas me han sido de gran ayuda y acaparan gran parte de mi escaso tiempo libre.

-Por eso dejaste el quidditch –agregó Ginny sorprendida. Draco estaba doblemente sorprendido, por la confesión de Potter y por el descubrimiento de la compatibilidad que había surgido entre él y su esposa.

-Como no tengo la cabeza de Hermione tengo que esforzarme más. No puedo dejar en mal papel a McGonagall –Potter consultó su reloj y agregó aprensivo-. Voy a llegar tarde. Nos vemos Ginny, espero que tú y Malfoy disfruten el libro.

Se acercó a ella indeciso y la besó en la mejilla para alejarse corriendo por el pasillo.

° ° ° ° °

Draco sentía la sangre ardiendo en sus venas. Molesto, siguió a Potter sin que Ginny lo viera. Lo alcanzó cerca de la oficina de McGonagall.

Estaba tan molesto que le lanzó un stupefy.potter debió haberlo oído porque esquivó el hechizo y volteó a verlo furioso.

-¡Malfoy! ¿Qué demonios crees que haces?

-Mantén tus asquerosas manos lejos de mi Ginny.

-¿De qué se supone estás hablando?

-¡Vi que la besaste!

-¿La besé? –repitió Potter como el estúpido que era, entonces su enojo cambió a sorpresa y habló-. No es lo que piensas.

-¿No lo es? Curioso Potter pero qué harías tú si vieras a un miserable mal nacido, besando a la persona que amas, en un lugar apartado ¡a solas!

-Saldría tras él para reclamarle –Potter estaba más tranquilo de que Draco esperaba-. Pero puedo garantizarte que entre Ginny y yo no hay nada.

-Ni lo habrá cara rajada –Draco sujetó a Potter de la túnica y lo estrelló con la pared- porque ella aceptó ser mi esposa ¿entiendes? Siendo ambos de un linaje tan antiguo se nos considera iguales, no era necesaria la ceremonia para que me viera obligado a reconocer al bebé como el heredero Malfoy.

Potter lo miraba como si fuera la primera vez que escuchaba algo así, conociéndolo seguramente así era.

-Yo la amo –continuó Draco aumentando su agarre sobre Potter- tuvimos que convencer a nuestros padres de que estábamos listos antes de que aprobaran nuestro matrimonio. Ginny pudo negarse, no lo hizo, pero pudo hacerlo.

Draco acercó su rostro a Potter mientras susurraba con el tono más peligroso que conocía.

-Estamos juntos porque nos amamos. No por el bebé o por dinero. No necesitamos ninguna ridícula cicatriz para ser felices.

Lo soltó dejándolo caer al suelo casi sin aliento. Se separó de él un par de metros antes de terminar su discurso.

-Te prohíbo que te interpongas entre nosotros. Déjanos vivir en paz.

Dio la vuelta furioso sin voltear a ver a Potter. Sólo alcanzó a escuchar la voz preocupada de McGonagall reclamándole su tardanza.

° ° ° ° °

-¡Oye hurón!

"Genial" pensó Draco, ahora venía Weasley a pelear por su amigo. La tregua había terminado. Él la había tirado a la basura y ahora debía vivir con las consecuencias. ¿Podría Ginny perdonarlo?

-¡¿Qué quieres comadreja! –gritó molesto, dispuesto a encarar lo que fuera que su "querido" cuñado dijera.

Con todo menos con lo que encontró.

Una sonrisa.

Ronald Weasley debía estar enloqueciendo.

-Tranquilo, no quería molestarte, pero quería alcanzarte antes de que te internaras en las profundidades de las mazmorras.

-Ya suéltalo Weasley.

-Hoy estas más imposible de lo usual ¿verdad? no te quitaré mucho tiempo, apenas un par de minutos a solas.

Draco levantó una ceja y contuvo la mueca de desprecio que sólo dedicaba a los gryffindor.

-Ya no pongas esa cara. Sólo quería decirte que ya me di cuenta de que has cambiado, que parece que mi hermanita no se equivocó contigo y... como soy el mayor de los Weasley en el colegio tengo el honor de invitarte a que pasen la navidad o el año nuevo con nosotros en la Madriguera.

Ahora sí estaba Draco sorprendido. Esperaba un pleito, no una invitación, pero Weasley no se dio cuenta de que lo había dejado sin palabras porque continúo con su monólogo.

-No fue tan difícil. Harry tenía razón cuando dijo que me escucharías sin gritarme.

-¿Potter te dijo que aceptaría? –la incredulidad de Draco en creciendo a cada segundo.

-No al instante, pero esperamos que lo piensen Ginny y tú. Aunque te advierto que estarán todos mis hermanos y eso incluye a los gemelos y pueden no ser del todo amables –Weasley volteó a derecha e izquierda antes de continuar-. Será mejor que me vaya antes de que este corredor este lleno, no quiero arruinar nuestra reputación.

Draco apenas podía contener la sospecha que quería salir a flote. Potter había sido capaz de convencer a su mejor amigo de que lo invitara a él a su casa para pasar más tiempo con Ginny. Sintió que su cólera volvía, mataría a Potter si continuaba con eso.

-Weasley –dijo antes de que se alejara el otro chico- ¿Potter está invitado también?

-¿Harry? Siempre se queda en el colegio, pero no vas a salvarte de comprarle algún obsequio, Ginny se asegurará de eso.

Aquello fue, por decir algo, inesperado.

Potter había contribuido a que se familia política lo aceptara lo suficiente como para convencerlo de que pasara las fiestas decembrinas con ellos.

De improviso el corredor se llenó de niños escandalosos mientras él seguía de pie evaluando si acaso había acusado a Potter injustamente.

° ° ° ° °

Después de mucho pensarlo llegó a la conclusión de que necesitaba una segunda opinión. Así que fue a ver al único profesor en quien confiaba. Una de las ventajas de ser un slytherin era que la puerta del despacho de Snape estaba siempre abierta para él.

Entreabrió un poco la puerta antes de tocar, como era su costumbre para saber si podía o no molestar al profesor, cuando escuchó los gritos.

-¿Cuántas veces debo repetirte que dejes de proyectarte en Malfoy?

-Lo siento Snape, no llevo la cuenta.

-Escúchame Potter, quiero que dejes este asunto en paz.

-¡No puedo! ¿No lo entiendes? ¿Acaso es un delito desear un poco de felicidad?

-Lo es cuando ambicionas la felicidad ajena. El que no lo entiende eres tú, estúpido gryffindor. No puedes vivir celoso de lo que Malfoy tiene, tienes que aprender a vivir con lo que tienes, aceptar tu vida y no ir tras una tonta ilusión.

-¿Eso es todo lo que tiene que decir "señor"? ¿Un hombre que ha vivido amargado casi toda su vida? Pues me opongo ¿entiendes? Algún día tendré una vida distinta ¡Te lo aseguro! Pero no te preocupes, no le robaré nada a nadie, porque así no soy yo, sólo me preocupo por mis amigos.

-Deberías concentrarte sólo en tu futura batalla contra el Señor Tenebroso. El pensamiento de una familia te distrae de lo verdaderamente importante.

-¿Cree que no lo sé? Todos los días me despierto sólo para entrenar para esa batalla. Lo que en verdad necesito no es un mayor entrenamiento del que ya tengo, sino un motivo para sobrevivir a mi destino.

-Cuando termines con el Señor Tenebroso podrás formar una familia como Malfoy.

-Si no encuentro mi motivo antes no podré terminar con Él.

-¡Mocoso insufrible! No sé por qué pierdo mi tiempo contigo. Lo único que debes entender es que este entrenamiento es LO MÁS IMPORTANTE.

-Tiene razón, no sé porque pierde su tiempo conmigo "señor".

La voz de Potter le indicó a Draco que se acercaba a la puerta, así que la cerró y se alejó del pasillo lo más pronto que pudo, con miles de ideas en la cabeza y una gran revelación. ¿Quién diría que Potter estaba celoso no de su matrimonio, sino de su vida, de su felicidad?

Todo el tiempo pensó que quería quitarle a su esposa cuando los motivos de Potter eran más sencillos. Sólo quería una vida parecida a la suya.

Potter estaba protegiendo a su esposa desde el principio, porque era su amiga y porque sentía el deber de proteger la felicidad aunque no fuera la de él. Todo lo que quería el cara rajada era una amante esposa, un bebé deseado, un futuro sin la amenaza de ningún Señor Tenebroso.

¿Quién diría que Potter entrenaba para enfrentarlo? Seguramente tanto escuchar que era el "niño que vivió" le había afectado. Eso o quería vengar a su familia... Quizás construir un futuro para una futura familia.

Potter en verdad debía sentirse muy sólo si luchaba por una familia que todavía no tenía.

° ° ° ° °

Draco caminó muy despacio hasta su habitación, meditando todo lo que había aprendido en ese día.

Sintiéndose el hombre más afortunado por tener a su lado a una bella y amorosa esposa.

Cuando abrió la puerta la encontró hojeando el libro que le regaló Potter, recordó sus palabras exactas. El libro era también para él. Tendría que agradecerle después, cuando ideara el modo correcto de hacerlo sin disculparse por el ataque. Después de todo lo tenía merecido.

Miró de nuevo a Ginny. Se veía tan linda concentrada en la lectura que no pudo resistir el impulso y la besó con fervor. Infinitamente agradecido por su buena suerte.

-¿A quién debo que venga de tan buen humor señor Malfoy?

-A un gryffindor señora Malfoy, a un gryffindor.

° ° ° ° °

Continuará

N/A: Les dije que esta historia derrocharía melcocha.