La extraña y muy misteriosa desaparición de...

Autor: Quetzalli

Resumen: Harry acaba de dar a luz a un precioso bebito y ahora está desaparecido, Severus ha amenazado con matarlo si lo encuentra. ¿Podrán sus amigos encontrarlo y descubrir como empezó esa locura antes de que salga gravemente herido?

Disclaimer: Los personajes son propiedad de J. K. Rowling y Warner Bros. Yo sólo me divierto y los hago sufrir.

Spoilers: Ninguno. Juro solemnemente que no hay ninguno aquí, bueno quizás uno muy pero muy chiquito que ya había pensado antes y que si viene en el libro pero es tan chiquito que en realidad no importa. No les diré cual para no amargarles nada. Si esto tuviera spiolers tendría que reescribirlo todo y no me considero capaz de pedirles que lean desde el capítulo uno de nuevo...

N/A: Como ya notaron no aparece aquí la usual categoría de parejas, la razón es simple... ¡¡¡no quiero arruinarles la sorpresa! Pero siendo honesta no puedo dejar de presentarla, así que ahí está, al final de este capítulo, por si alguien quiere verla, aunque si leen el capítulo completo eventualmente se resolverán las dudas.

Capítulo 7
Harry

-¿Lo encontraste? –Preguntó en un suspiro temeroso, casi desesperado Ginny a Ron. Parecía una versión rejuvenecida de su madre preocupada por el bienestar de uno de sus hijos.

-No –fue la lacónica respuesta del pelirrojo que había recorrido todos los sitios en los que usualmente estaría Harry: el campo de Quidditch, el salón de los requerimientos, las cocinas. Todo había sido inútil y eso lo hacía sentirse cada vez más desesperado.

-¡Hermione! –Gritó Ginny sin contenerse cuando la vio acercarse a ellos con esa mirada triste que no le quedaba nada bien.

-Nada –dijo ella moviendo la cabeza de lado a lado para hacer más contundentes sus palabras. Ella había buscado en los lugares en los que usualmente no estaría Harry: la biblioteca, la oficina de Dumbledore, el salón de pociones.

-¡Cómo pudo desaparecer!

-No pudo –dijo Draco por primera vez respondiendo a la súplica en la mirada de su esposa y a sus gritos cada vez más angustiados.- Es imposible desaparecer de Hogwarts y aunque fuera posible, en su estado...

-No podría haber ido muy lejos... –intervino Hermione con el mismo tono pensativo que estaba usando Draco.

-¡¡Pero él no estaba en la enfermería! –Dijo molesto Ron.

-No estaba en su lugar habitual en la enfermería –comentó Draco- pero no buscamos en toda la enfermería.

-Snape salió tan rápido que... –intervino Ginny, pero no terminó la frase porque Ron ya se encontraba en camino a la enfermería, subiendo los escalones de dos en dos para alcanzar su objetivo con mayor velocidad.

Se sentía culpable, era el mejor amigo de Harry y aún así no había estado ahí para él, mientras soportaba un embarazo que a todas luces no fue nada sencillo. ¡Y él había estado preocupado por tonterías!... ¿Por qué Harry no había confiado en él? ¿Sería acaso porque pasó todo el verano burlándose de su hermana? ¿Qué podía esperar Harry sino un comportamiento parecido?

Todos estos pensamientos seguían girando en la cabeza de Ron cuando alcanzó el piso en donde estaba la enfermería, sabía que era seguido de cerca por los demás ya que escuchaba sus pasos jadeantes tras de él, pero no quería esperarlos, sólo quería lanzarse a buscar a Harry aunque tuviera que revisar debajo de cada cama.

No había dado más que unos cuántos pasos dentro de la enfermería cuando reparó en una puerta entreabierta que habían ignorado por completo... el baño.

Abrió la puerta con cuidado, pensando que seguramente Harry había ido al baño sin que nadie lo notara y entonces había sufrido de un desmayo por lo que, sin ninguna duda, lo encontraría desmayado en el piso.

Pero no había nadie tirado en el piso. Ron dejó libre un suspiro angustiado que no sabía estaba conteniendo. Harry no estaba en el baño, así que tendría que buscar debajo de las camas como había imaginado en un inicio.

Dio la vuelta para salir cuando llegó hasta él, demasiado tenue para ser cierto, pero claro como la luz del día, un pequeño murmullo, demasiado poco para identificar si era un quejido de dolor o llanto contenido, más lo suficientemente efectivo como para Ron encontrara, detrás de la cortina de una de las camas de la enfermería, a Harry.

Estaba pálido y se le veía muy débil, tenía la cara entre los brazos que apoyaba sobre la cornisa de la ventana contigua a la cama en la que estaba sentado. Obviamente no había escuchado a Ron descorrer la cortina con lo concentrado que debía estar conteniendo sus sollozos.

Porque en el momento en que lo vio a Ron no le quedó ninguna duda. Harry estaba llorando.

Nunca, en todo el tiempo que tenía de conocerlo lo había visto así, tan desprotegido, tan frágil. Inmerso en un dolor que parecía no querer compartir con nadie... como siempre lo hacía. Ron no pudo hacer nada, simplemente se quedó ahí, de pie, mirándolo, sin decidirse a tocarlo en el hombro para llamar su atención.

Un gritito de felicidad llegó hasta él como si hubiera sido emitido desde una distancia lejana y no a su lado:

-¡Ron! Lo encontraste –exclamó Ginny entre lágrimas de felicidad.

El sólo grito que dio antes fue suficiente para alertar a Harry de su presencia, para cuando volteó a verla, había secado sus ojos y un burdo intento de sonrisa intentaba llenar ese par de esmeraldas enrojecidas e hinchadas que eran ahora sus ojos.

-Hola Ginny –dijo con el mismo tono que acostumbraba usar todas las mañanas cuando la encontraba en el gran comedor algo que en esta ocasión demostró ser contra producente porque Ginny lo abrazó del cuello y empezó a llorar sobre su hombro.

-Potter –dijo Draco en un tono completamente fuera de lo usual, como si por primera vez fuera consciente de que Harry actuaba como lo hacía no por vanidad u orgullo, sino por dolor. Porque aunque no las hubiera visto, sabía que las lágrimas de Harry seguían en el dorso de la manga de su pijama.

-Malfoy, Hermione –saludó Harry con una leve inclinación de cabeza. El intento de sonrisa olvidado por completo-. ¿Remus sigue ahí? –Preguntó en un murmullo.

Draco no entendía el porqué de esa misteriosa reacción, pero obviamente a él no le competía entender los oscuros recovecos del raciocinio de Harry Potter por lo que no hizo nada. Hermione por su parte, se alejó un poco para dar un vistazo a la enfermería. Ginny por su parte soltó el cuello de Harry y volvió al lado de su esposo para evitar otra confrontación entre Draco y Harry.

-Me parece que salió con Snape a buscarte –dijo Hermione en cuanto regresó. Ron seguía obstinadamente de pie, al lado de la cama, sujetando la cortina y cuando la escuchó hablar fue como si saliera de un lejano trance.

-¿Por qué te escondías? –Gritó sin poder contener más la duda que lo agobiaba.

Harry apartó la mirada de los cuatro para seguir estudiando el cielo a través de la ventana. Justo cuando Ron iba a volver a recriminarle su desaparición, dijo sin mirarlos:

-Tenía que ordenar mis ideas, comprender todo lo que había sucedido antes de hablar con ustedes y... antes de... –su voz se quebró en un ronco murmullo que intentaba controlar el torrente de lágrimas que aplastaban su corazón.

-Tenía que... tenía que asimilar que debo despedirme del bebé... –continuó sin contener el llanto que comenzaba a formarle un nudo en la garganta-, que no puedo conservarlo...

-Oh, Harry –dijo Hermione mientras cubría a Harry en un abrazo confortador.

-No pienses en eso –comentó Ginny llena de esperanza-, será algo complicado sin duda, pero Dumbledore se asegurará de que tu bebé crezca a salvo, a tu lado.

-A menos que no sea tuyo –intervino Draco, sus palabras fueron apenas audibles, más convocaron un silencio instantáneo- y por eso no puedas conservarlo.

Años de estar bajo la mirada pública habían fortalecido a Harry en ese aspecto, no le era tan incómodo que lo vieran como si tuviera dos cabezas, sin embargo, en esta ocasión sintió que esas cuatro miradas eran más poderosas que todas las de las cuatro casas juntas, y no pudo más.

-Malfoy tiene razón, no es mío. Pensaba decírselos -dijo con voz entre cortada, pero sin llorar más-, pero cuando hubo oportunidad toda la atención estuvo en Ginny, y después… me dijeron que no era buena idea, que nadie debía saberlo.

-¿Ni si quiera nosotros? –Le recriminó Ron como queriendo decir que ellos habían demostrado en muchas ocasiones que eran dignos de confianza.

-En especial ustedes –fue la lacónica respuesta de Harry-. Dumbledore explicó que ustedes iban a ayudarme a aceptar esto, pero también a ilusionarme… ¡cómo si hubiera necesitado ayuda! Ese bebé creció dentro de mi cuerpo… Dios, lo voy a extrañar.

-¿Quién es…? –Preguntó Hermione que no podía contener más la curiosidad.

-¿Su madre? –Terminó Harry la pregunta por ella-. La profesora Kernell.

Si no se hubiera sentido tan miserable en esos momentos habría reído de buena gana, las expresiones en los rostros que lo miraban eran dignas de ser captadas para siempre.

-¿Kernell y Lupin? –Repitió Malfoy como si aquello fuera lo más inverosímil que pudiera haber sucedido.- ¿Pero cómo?

-Oh, seguramente sabes como es esto –continuó Harry con una sonrisa melancólica-. Una guapa bruja del lado de la luz, con grandes habilidades en Defensa Contra las Artes Oscuras, cae rendida bajo los encantos de un mago con cierta oscuridad a su alrededor que lo hace simplemente irresistible.

Ginny enrojeció completamente ante las palabras de Harry y Draco tuvo el temple de parecer que no había entendido el doble sentido de sus palabras, pero la verdad es que había quedado desarmado por completo. El hijo de un mortífago reconocido no era mucho mejor partido que un licántropo, eso y que sin lugar a dudas, Lupin tenía un aura de encanto contra el que era muy difícil competir.

-Cuando faltaste al banquete de fin de curso –dijo Ron mientras organizaba sus sospechas- estabas recuperándote de haber cambiado al bebé de cuerpo.

-Muy bien Ron –dijo Harry con una sonrisa, entendiendo como se sentía ser Albus Dumbledore y tener todas las respuestas.

-Y cuando te encontré en el tercer piso no ibas a escapar –expuso Hermione-, estabas tratando de llegar a la enfermería.

-Exacto.

-¿Quisieras dejar de ser tan críptico y empezar a dar respuestas? –Comentó exasperado Draco.

-Me parece lo más acertado –escucharon a su espalda la voz casi susurrante de Severus Snape.

° ° ° ° °

A pesar de lo contundente en las palabras de Snape, ninguna respuesta fue dada por Harry en las siguientes horas, en gran parte por la enorme cantidad de estudios que Madame Pomfrey realizó para asegurarse de que Harry no se había extralimitado en su breve escapada de... dos metros. Afortunadamente para él, parecía que estaba progresando justo como se suponía debía hacerlo por lo que la matrona se contentó con ordenarle acabar todo el contenido de una bandeja de comida, cosa que Harry hizo con inusual carencia de entusiasmo.

-Siento el estómago revuelto –explicó al sentir la persistente mirada de Ron en su plato.

-Es normal tomando en cuenta las complicaciones del parto –dijo Snape.

-¿Es demasiado pronto para realizar la prueba de alergia a la datura? –Preguntó Draco sin querer parecer muy ansioso o preocupado.

-No tienes de qué preocuparte –dijo Harry antes de que Snape pudiera abrir la boca-, si fueras alérgico a la datura ya lo sabrías, la última poción que hicimos la tenía como ingrediente.

Hermione y Draco intercambiaron una mirada desconcertada mientras recordaban la última clase de pociones en donde Harry se había puesto verde y lo habían tenido que sacar a rastras después de que perdió por completo el equilibrio y casi cae dentro de un caldero que burbujeaba sin control.

Ambos contuvieron, con bastante esfuerzo, las ganas de reír sin parar. Algo que no importaba mucho porque Harry no les estaba prestando atención, su mirada estaba fija en una persona: Snape, quien seguía completamente impasible.

-Creo recordar Potter, que te despedí de mi clase un día antes de ese incidente –pronuncio con su característico tono que aterrorizaba a cualquiera, a cualquiera menos a Harry.

-Y yo recuerdo haber pedido una razón que justificara mi lanzamiento de esa clase –dijo Harry con su acostumbrado tono obstinado.

-¿Te parece un motivo injusto la seguridad de un nonato?

-Me pareció injusto que nadie se tomara la molestia de explicármelo.

-Eres imposible –dijo Snape antes de dar la vuelta y dejarlos solos. Llevaba puesta su acostumbrada máscara de indiferencia, pero Ginny juró después haber visto algo parecido a una sonrisa en esos labios.

-Así que quieren saber como fue que pasó esto –dijo Harry sin más rodeos.

-¿Sufriré alguna especie de colapso nervioso? –Preguntó Draco quien había decidido cancelar toda rencilla contra Harry desde que lo ayudó a salvar a su bebé y no se burló después

-Seguramente –fue la contundente respuesta-, quizás prefieras escuchar el resumen después, no quiero que se adelante tu parto.

-¿Y perderme esto? –Dijo Draco arrastrando las palabras mientras señalaba a Harry recostado en su cama-. No gracias. Además yo si puedo soportar algunas impresiones fuertes.

-Espero que sigas diciendo eso cuando tu hija sea amiga íntima del hijo de Remus y empiecen a meterse en problemas en el colegio.

-¿Mi be-bé es una niña? –Balbuceó Ginny. Draco solamente se quedó estático, intentando contener las imágenes mentales que Harry había logrado sembrar en su imaginación, hasta que sacudió la cabeza, para evitar pensar en el momento en que Remus y James Lupin fueran a pedir la mano de su hija.

-¿Cómo lo sabes Potter? Madame Pomfrey no ha logrado que coopere en los estudios para darnos esa información.

Harry se encogió de hombros claramente disfrutando de la inconformidad de Draco.

-Madame Pomfrey no tiene el sobrante de magia que poseo en estos momentos –comentó Hary restándole importancia a sus palabras.

-¡El conjuro para despertar el poder mágico era para ti! –exclamó Hermione sorprendida.

-Por supuesto que era para mí, ¿acaso pensaban que alguno de ellos quería despertar todo su poder? –dijo Harry indignado, el grupo que lo rodeaba empezó a intercambiar miradas nerviosas dándole a entender que precisamente eso era lo que creían. Harry comenzó a reír de buena gana y pronto todos se encontraban compartiendo algo tan sencillo como una buena carcajada.

-Severus y Remus son magos poderosos y orgullosos –explicó Harry-, bajo ningún concepto van a usar un conjuro como ese porque sienten que tienen que llegar a sus propios límites por sí mismos. Yo por mi parte, no tengo mucho tiempo para aprender a conocer esos límites y de cualquier modo Severus asegura que este es todo el potencial que puedo lograr a mi edad, pero que no es contundente si no me conformo.

Hermione estaba sin palabras, Draco tenía los párpados fuertemente apretados por lo que debía estar haciendo complicados cálculos, Ron hacía una excelente imitación de un bagre y Ginny miraba a Harry del mismo modo que lo hacía cuando tenía once años y estaba convencida de que era un caballero al que sólo le faltaba la armadura plateada.

-No es para tanto…

-¿Qué no lo es? –Casi gritó Hermione- ¡Harry pudiste morir mientras invocabas ese conjuro!

-No –aseguró Harry-. El segundo conjuro no tenía ese fin.

-Era para Lupin –comentó Draco más para si mismo que para los demás.

-Así es –corroboró Harry-. La poción que Severus inventó es para curar la licantropía, pero en alguien que tiene tanto tiempo padeciendo la enfermedad como Remus… el remedio tenía que ser más severo.

-Para que fuera permanente debías complementarlo con un hechizo –concluyó Hermione.

-¿Cuál fue el primer conjuro entonces? –Preguntó Ron que no había dejado de notar en las palabras de Harry la frase …el segundo conjuro no tenía ese fin-. ¿Y desde cuando llamas a Snape por su primer nombre?

Harry enrojeció ligeramente al escuchar las palabras de Ron, parpadeó nervioso un poco al tiempo que apretaba con fuerza sus manos, se aclaró un poco la garganta y, por fin, después de todos esos preparativos, habló:

-Era un conjuro en pársel –explicó- que tiene como fin despertar el poder mágico del conjurante, es... poco común que alguien lo lleve a cabo porque es requisito indispensable que el sujeto se conserve... puro

Ron y Draco contuvieron la risa que los estaba embargando, las chicas sólo sonrieron con indulgencia. Harry los ignoró a todos y continuó con la mirada fija en el increíblemente interesante techo.

-Y... para mí ha sido Severus desde noviembre del año pasado, cuando descubrí que había en mi interior algo que revoloteaba cada vez que él me hablaba, pero sólo me autorizó llamarlo por su nombre al finalizar sexto.

-¡¿Has estado con Snape desde entonces! –Gritaron Hermione y Ginny.

-¿SNAPE? –Vociferó Ron prácticamente a punto de un colapso nervioso.

Draco sacudió la cabeza varias veces antes de decir: -Ya sabía yo que el profesor Snape tenía un gusto más... ambicioso.

-¿Has estado con él desde entonces? –Preguntó Ginny genuinamente interesada.

-No en realidad –respondió Harry, de hecho, han sido apenas unos besos; sólo salimos un par de veces y ustedes estuvieron presentes en uno de esos raros viajes. Espero que ahora si note que existo –agregó Harry prácticamente sin esperanza, Ron por su parte, que había palidecido ante la idea de que su mejor amigo hubiera besado al peor profesor de todos, no dijo nada.

Madame Pomfrey entró de nuevo a la habitación para indicarles que el tiempo de visita había terminado y que Harry debía descansar.

-Pero nosotros salimos en la mañana a la Madriguera y Harry aún no nos ha explicado todo –argumentó Ginny.

-¡Genial! –Seguía repitiendo Ron con sarcasmo- mi mejor amigo amigo si que me guardaba un GRAN secreto.

-El profesor Snape debe de haberle exigido que no dijera nada, así no puede comprometer su empleo –explicaba Hermione.

-Tengo una nota en mi bolsillo.

-Draco ¿qué tiene que ver eso ahora? –Recriminó Ginny.

-Que no la tenía antes de ir a la enfermería.

Los tres rodearon al rubio que en efecto, sostenía un pequeño pergamino entre sus manos.

-Salón de los Requerimientos, piensen en el cuarto pequeño de Privet Drive, ¿será suficiente? –Preguntó Draco- Nunca he estado ahí quizás debió de ser más específico.

-Yo sí conozco el sitio –intervino Ron-. Vamos.

° ° ° ° °

Seguir las instrucciones de Harry no fue difícil, Ron abrió el lugar y los demás lo siguieron. Draco apenas pudo evitar una serie de agudos comentarios sobre el horrible lugar en el que estaban parados hasta que Ron explicó que esa era la habitación e Harry en su casa. Eso fue más que suficiente para callar todos sus comentarios. Hasta donde él sabía sólo los elfos domésticos vivían en esas condiciones, un comentario que tampoco externo sabiendo que ahí estaba Hermione.

-¿Y ahora? –Preguntó para poder decir algo sin ofender a nadie.

-Harry solía comentar que escondía cosas en una tabla suelta del piso –dijo Hermione tomando el control de la situación-, hay que encontrarla, seguramente hay algo ahí.

Sentaron a Droco en "la cama" mientras empezaban a buscar en la habitación la famosa tabla.

-No creo que Potter quisiera que yo estuviera aquí –dijo Draco aburrido de no estar haciendo nada.

-No seas tonto Draco –le contestó Ron-, Harry te entregó la nota a ti, si no hubiera querido que vinieras se la habría dado a alguien más.

Era cierto y Draco no podía rebatir ese conocimiento, Harry Potter confiaba en él. Lo cual no era demasiado extraño después de todo lo que había pasado.

Ginny, Ron y Hermione seguían revisando el lugar y Draco seguía impacientándose, se sentía tan inútil, si tan Sólo Potter hubiera dejado alguna indicación más específica... Fastidiado, pateó el suelo con fuerza y lo escuchó, debajo de la cama estaba la tabla suelta.

Ron corrió hasta él, se tiró al suelo y sacó un pergamino enrollado de una longitud considerable. Las chicas los alcanzaron en un segundo y se sentaron en la cama, al lado de Draco, mirando expectantes a Ron que se sentó en una destartalada silla a un lado de un viejísmo escritorio.

Una vez instalados Ron empezó a leer con voz algo escéptica:

Muchachos:

Sé perfectamente bien que no es la explicación que requieren, pero es todo lo que puedo darles por el momento, después de todo no quiero que piensen que lo que siento por Severus Snape es un capricho o un signo de rebeldía para fastidiarle la vida y tomar venganza en él por Sirius.

La verdad es que cada vez que lo veo algo cambia y a su modo, con todo lo gruñón que es, me ha protegido.

Ahora les diré un secreto... sé que me quiere, por meses he estado platicando con la profesora Kernell, ella me ha ayudado a superar la ausencia de Sirius y ha sido un gran apoyo en los días que siguieron a su muerte. No lo dije antes, pero era ella quien, representando a la Orden, hacía visitas periódicas a Privet Drive para ver como iban las cosas. Se sentaba en la cama y me escuchaba, me consolaba y me ayudo a forjar una nueva visión, a recuperarme por completo.

No quiero hacerlos a un lado, pero se convirtió en una amiga invaluable, y yo de ella. Con el tiempo la confianza entre nosotros dos creció y también el tipo de cosas que podíamos intercambiar sin sentirnos apenados, sólo por el gusto de tener a alguien que nos escuchara. A veces hace tanta falta alguien así.

Mas o menos por esas fechas entendí porque simplemente no podía relacionarme bien con las chicas... y ella también me ayudó a aceptarlo. Estoy seguro de haberlos sorprendido cuando regresamos a Hogwarts, ustedes esperaban a un Harry devastado por la ausencia de Sirius o demasiado resentido y en su lugar me encontraron a mí. Fue divertido ver sus expresiones.

Con el tiempo supe que me gustaba Severus y que Ámbar estaba perdidamente enamorada de Remus. Otro secreto... yo la ayude a conquistarlo, prácticamente fue una trampa la que le tendimos pero funcionó y saben por qué, porque él también estaba enamorado de ella, sólo que tenía demasiado miedo por su licantropía.

Aproximadamente por esas fechas ella empezó a sondear el terreno con Severus y descubrió que yo no le era del todo... digamos indiferente aunque estoy seguro que si se llega a enterar que les expliqué esto me va a matar.

Ella me ayudó a acercarme a él, a derribar las barreras para lograr que me viera como otra cosa que no fuera el hijo de mi padre. Lo logró, para finales de febrero éramos amigos. Fue cuando comenzó a preparar la fórmula que aliviaría a Remus.

Ámbar encontró el hechizo que completaría la curación de él y empezamos a trabajar sobre eso. Dumbledore había expresado su deseo de que ellos trabajaran conmigo para ayudarme a enfrentar a Voldemort. Así que cuando Remus encontró un libro de conjuros en pársel y yo entendí lo que decía el conjuro, comprendimos que la mejor opción para alcanzar nuestros objetivos era hacerlo todo al mismo tiempo.

Yo calificaba como el mago puro, mientras realizara el conjuro en pársel podría invocar la magia necesaria para estabilizar la poción y aumentar mi propia energía. Después, cuando Remus bebiera la poción tenía que liberar el poder contenido con el hechizo que encontró Ámbar, así el sanaría y yo podría conservar la magia residual. Ella me ayudaría con el segundo conjuro mientras Severus preparaba la poción.

El plan perfecto.

Hasta que la perdimos.

Ustedes no la trataron como yo a ella, era tan valiente. Cuando sufrimos el ataque mortífago a finales de curso, la acompañé a defender a los más pequeños, salvamos muchas vidas mientras ustedes estaban en Hogsmeade a salvo, no tienen idea de cuanto agradecí que hubieran salido ese día del colegio para su exámen de aparición.

Nosotros no tuvimos tanta suerte. La batalla fue terrible y como saben, tuvimos una baja, sólo una, pero no por ello menos terrible. Ámbar Kernell, mi maestra favorita murió como casi todos los que conozco, salvándome la vida. Ella se interpuso entre una maldición y yo, no murió al instante y eso fue una fortuna.

Seguramente ahora ya saben lo que voy a decirles, ella tenía unas semanas de embarazo, y antes de morir me pidió que salvara a su bebé. Al principio no entendí sus palabras, pero cuando ella me explicó en qué consistía el hechizo que íbamos a realizar entendí. Ese bebé iba a crecer dentro de mí.

Y no me importó.

Al finalizar ese día habíamos tenido una sola baja y no dos.

Pero no pude decirle a Remus, no aún cuando la pérdida era tan reciente, no sin estar seguro. Tampoco pude decirle a Severus, temía su reacción.

Para cuando Ginny reveló que estaba embarazada comprendí que realmente estaba llevando el bebé de Ámber y Remus. Les robé una de esas pruebas que llevó Hermione sólo para corroborar que era cierto.

Lo demás es historia que seguramente ya conocen.

Confío que no me juzguen demasiado duro, Severus ya lo hizo, y que después de leer esto entiendan que no se los dije no porque no confiara en ustedes, sino porque no me correspondía. Si alguien se hubiera enterado de que estaba embarazado habría puesto en peligro la vida del bebé. O en el mejor de los casos hubieran asumido que ese bebé era mío y créanme, no le deseo a esa pequeña criatura el estigma de ser "el bebé bastardo de Potter" por eso callé.

Ahora que ya lo saben entenderán que de haber podido se los hubiera dicho porque estos meses han sido un martirio. ¡Toda la atención que tenía Ginny y yo muriéndome de la envidia! Sé que no cuenta pero estar embarazado si te altera y yo quería estar en su lugar y no tener que esconderme. Una disculpa Ginny porque me aproveché de tu condición para que nadie se enterara de la mía.

Pero si quieren saber algo más, confieso que hasta el momento cada segundo ha valido la pena y que aún cuando quiero salir gritando por lo que estoy pasando, ni un momento me he arrepentido de haberle salvado la vida a este bebé.

Sinceramente

Harry Potter

-Y ahora va a tener que despedirse del pequeño James –susurró Draco unos minutos después de que Ron terminó la lectura y cuando el silencio simplemente era demasiado pesado.

-No es justo –dijo Ginny.

-Remus no le va a impedir a Harry estar ahí para James –comentó Ron inseguro.

-No lo impedirán, pero Harry no podrá verlo muy seguido –dijo Hermione, todos la miraron como si fuera una terrible ave de mal agüero, por lo que ella continúo con algo de desesperación-. ¿No lo entienden? Harry ya está demasiado encariñado con James, y va adentrarse en una guerra terrible, el bebé puede llegar a ser una debilidad o una fortaleza, y también debe aceptar que no es suyo. He leído sobre las madres postizas y sé que a muchas de ellas les son negadas las visitas continúas porque se lastiman mucho. Va a ser difícil para él, pero en verdad tiene que despedirse.

Nadie dijo nada más, pero los cuatro hicieron un voto silencioso por apoyar a Harry.

-A final de cuentas va a ser el padrino de mi hija –se encontró diciendo Draco-, sólo espero que elija un nombre digno de una Malfoy –concluyó ante las miradas sorprendidas que lo rodearon.

° ° ° ° °

Continuará

Parejas: Draco-Ginny, Hermione-Ron, Harry-Severus, Remus-Ámber Kernell

N/A: ¿Y bien? ¿Qué les ha parecido? Lo sé todavía no está todo aclarado, falta que se enteren de varias cosas referentes al romance de Harry y Severus, pero eso será en el próximo capítulo que será diferente a todos estos capítulos previos.

Me da mucho gusto casi concluir esta historia, es un deleite ver todas sus dudas por ahí y comprender que han caído bajo mis garras despiadadas. La extraña y muy misteriosa desaparición de... era para divertirme y divertirles y aunque este capítulo es un poco tristón estoy segura de que tiene bastante dulce para levantarles el ánimo. Si no lo logré dígamelo por favor, estoy practicando mi escritura rosa .