La extraña y muy misteriosa desaparición de...

Autor: Quetzalli

Resumen: Febrero ha llegado y con él una espantosa noticia para Harry y un bello presente por parte de Severus, además de que empiezan las preocupaciones de fin de año escolar.

Parejas: Harry-Severus, Draco-Ginny, Hermione-Ron, Remus-Ámber Kernell (si yo la inventé).

Disclaimer: Los personajes son propiedad de J. K. Rowling y Warner Bros. Yo sólo me divierto un poco.

Spoilers: Ninguno. Juro solemnemente que no hay ninguno aquí, todo lo que viene en este capítulo ha sido dicho en libros anteriores al príncipe mestizo.

Capítulo 13
La Magia

-Es asombroso que haya pasado tanto tiempo sin que nos diéramos cuenta.

-Ya pasará la impresión del hechizo Poppy –garantizó Remus mientras terminaba de vestir a James después de su revisión con la enfermera.

-No es sólo eso Remus, siempre tengo la impresión de que los días pasan a mayor velocidad después de año nuevo –declaró la matrona con el mismo tono que usaba para explicar como debía tomarse una medicina. Su mirada se relajó y su voz se quebró ligeramente en un susurro apenas audible-. Este es su último año y se nos va, no pensé que sería tan rápido.

-Has pasado mucho tiempo con Harry, es normal que lo vayas a extrañar, pero no empieces a hacerlo mientras él continúa aquí.

-Por aquí te refieres al colegio ¿cierto? Porque aquí en la enfermería ya no pasa mucho tiempo.

-Está preparándose para los ÉXTASIS.

-¿En las mazmorras? –ironizó Poppy.

-Severus es un maestro sumamente calificado para determinar las fallas que comete Harry –declaró Remus con cierto aire de falsa solemnidad-, es justo lo que necesita para mejorar todas sus notas.

-Si claro –comentó ella con una sonrisa-. El que ambos estén enamorados no significa nada.

-Desafortunadamente para Harry no, no significa nada -una sonrisa melancólica cruzó el rostro de Remus mientras hablaba-, Severus es demasiado orgulloso para entablar una relación profesor-estudiante. Están esperando a que Harry se gradúe –agregó en tono confidente.

-Lo supuse, últimamente Harry ha estado un tanto deprimido, debe ser duro para él, estar tan cerca y tan lejos. ¿Ha preguntado por James? –preguntó Poppy intentando cambiar el giro de la conversación.

-Ni un solo día desde que nació –comentó Remus, uno de sus dedos estaba atrapado en la pequeña palma del bebé-. Por lo menos no a mí, pero creo que escucha cada palabra que dicen sus amigos sobre él y seguramente Severus le lleva noticias. Ha cambiado mucho.

-¿Severus? ¡Claro que sí! Ya no tiene que preocuparse por su cabeza y está enamorado de un joven muy especial que le corresponde.

-No es sólo eso, me han dicho que sus clases son menos estrictas y más instructivas ahora y que incluso lo han visto sonreír en público.

-¿Por eso se ve más joven?

-Haré de cuenta que no escuché ese último comentario –declaró Severus Snape justo a espaldas de los dos adultos que dieron un salto por la impresión, un tanto avergonzados intentaron balbucear alguna excusa, pero el hombre se los impidió con su mano en un elegante movimiento.

-Me alegra que estén juntos –dijo sin darles tregua, dirigiendo hacia ellos la mirada dura que usualmente usaba para espantar a sus alumnos- quería saber si hay una posibilidad de que Harry pase algún tiempo con James. Creo que está muy deprimido y eso podría ayudarlo.

-No he notado nada malo en él últimamente –musitó Madame Pomfrey haciendo memoria del estado del joven gryffindor.

-Eso es porque es muy buen actor y ha perfeccionado su sonrisa postiza a niveles insospechados, pero está deprimido y no hay duda al respecto.

-¿Cómo puedes estar tan seguro?

-Porque, mi estimado Remus, enseñé a mi grupo avanzado una poción para descubrir el ánimo de las personas y usualmente los obligo a que prueben sus menjunjes consigo mismos. Harry está tan deprimido que en lugar de obtener el usual tono gris perla de los deprimidos obtuvo un tono cercano al de las piedras de este colegio, característica de alguien enfermo o a punto de morir.

-Pero él está completamente sano –declaró la enfermera- apenas ayer lo revisé y todo está bien.

-Aunque su magia está ligeramente más débil de lo acostumbrado –comentó Remus haciendo memoria de una conversación que escuchó antes de recoger a James del cuidado de Molly en donde Hermione le reclamaba a Harry su deficiente desempeño en transformaciones esa tarde.

-¿No ha vuelto a lo normal? –todas las alarmas de Madame Pomfrey despertaron al unísono.

-Por el contrario han descendido alarmantemente pero yo considero que es a causa de su misma depresión –intervino Severus- su magia está demasiado vinculada a sus emociones, siempre ha sido así con él, es lo que lo mantiene con vida, pero supongo que ahora ya no tiene un propósito porque ha cumplido con la profecía y también perdió a su "primogénito".

-Es demasiado para alguien tan joven y sensible –finalizó Remus entendiendo lo preocupado que debía estar Severus para pedirle a James, él había sido el primero en declarar que lo mejor para Harry era apartarse del bebé hasta que comprendiera que no lo podía tener.

-Debo consultar con un colega en San Mungo para ver si es conveniente que Harry y James tengan visitas –comentó Poppy- mientras tanto será bueno monitorear el poder del señor Potter... sin alertarlo.

-¡Qué te parece Severus! Tenemos que urdir una nueva intriga.

-Perfecto Lupin, estaba comenzando a aburrirme de no espiar a nadie.

° ° ° ° °

La pluma resbalaba entre el papel con ayuda de la tinta con la gracia de una bailarina. Harry sonrió un poco ante la ironía por que al parecer era lo único que él podía mover con gracia, Severus había intentado enseñarle a bailar y los resultados habían sido desastrosos. Si tan sólo no sintiera que sus piernas temblaban en presencia del hombre y toda su fuerza lo abandonara al escuchar su voz...

-¿Harry te sientes bien?

-Claro Ron –se apresuró a contestar- pero si sigo estudiando a este ritmo voy a enfermarme.

-Nadie se enferma por estudiar –reclamó Hermione de inmediato.

-¿Disculpa? Me parece recordar a una alumna que quiso abarcar demasiado cuando cursaba el tercer año...

-¡De acuerdo! Acepto que si puede llegar a suceder.

-¿Siempre son así? –preguntó Draco detrás de los pergaminos que estaba repasando.

-¿Lo hacían cuando yo no estuve? –musitó Harry buscando entre sus notas de encantamientos algo que lo ayudara a entender por qué había estado fracasando tanto.

-Si, pero no tanto.

-Entonces supongo que soy el culpable indirecto –respondió Harry con fingido dramatismo que le ganó un golpe con el cojín que Hermione tenía al lado.

-¿A qué debemos el privilegio de la visita? –interrumpió Ginny antes de que se desatara una guerra de cojines en su pequeña estancia-, pasas tanto tiempo con Snape que empieza a ser sospechoso.

-No debería ser sospechoso, sólo estoy recibiendo todo el curso de pociones avanzadas en unas semanas –respondió Harry entre avergonzado y melancólico.

-¿Quieres decir que entre ustedes no ha pasado nada? –vociferó Ron indignado- ¿después de todo lo que ha sucedido?

-Creo que precisamente por todo eso, Severus quiere ser el profesor Snape hasta que me gradué.

-Y esa es la razón por la que has despreciado ese merecido descanso a favor de presentarte a los EXTASIS ¿verdad? –comentó Hermione maravillada porque fue su teoría la ganadora.

-No creo que pueda soportar recursar el año –aceptó Harry.

-Deberías considerar lo que es mejor para ti con el cerebro y no con el corazón Harry –lo riñó Hermione.

-¡Eso es lo que hago! Si continuó así siento que moriré.

Algo en el tono desesperado de Harry indicó a sus amigos que realmente creía en sus palabras. Sólo entonces se dieron tiempo de verlo detalladamente, descubriendo que se veía exactamente igual al salir de sexto año.

-¡Estás usando un hechizo glamour! –exclamó Hermione horrorizada mientras liberaba a Harry del conjuro revelando una figura delgada, pálida y ojerosa. En verdad parecía enfermo y débil.

-Lo peor de todo –comentó Harry ante las miradas acusadoras- es que salvo la debilidad, estoy más sano de lo que había estado en mi vida, lo sé porque he ido a revisiones con Madame Pomfrey.

-Si eso es cierto, es un milagro que llegaras con vida a los 17 años –musitó Draco por decir algo.

-Si, eso ya lo sabía –dijo Harry recogiendo sus cosas y precipitándose hacia la puerta de donde desapareció en un suspiro.

-¿Qué acaba de pasar? –preguntó Ron confundido.

-Esa es una excelente pregunta –comentó Draco aún sorprendido por el arranque de Harry. Ni siquiera se había despedido de Dawn a quien adoraba y eso ya era demasiado.

° ° ° ° °

Los siguientes días Harry tuvo la certeza de que estaba siendo vigilado, algo que lo molestaba sobremanera. No era que no quisiera la compañía de sus amigos y sus atenciones, sino que no podía concentrarse correctamente. Incluso acudió de nuevo con Madame Pomfrey para un chequeo completo y los resultados fueron que gozaba de buena salud aunque sus niveles mágicos habían disminuido drásticamente. Toda la magia extra que había obtenido con el conjuro especial se había desvanecido y al parecer su cuerpo se había acostumbrado a ese nivel alto comenzando a desgastar los niveles normales de Harry.

Estaba perdiendo su magia.

El pensamiento era tan aterrador que Harry sintió que el piso se desvanecía bajo sus pies. Como si fuera un murmullo lejano escuchó la voz preocupada de Madame Pomfrey diciendo algo sobre una depresión y las alteraciones mágicas. Pero no alcanzó a percibirlo todo porque una inesperada oscuridad lo cubrió por completo.

° ° ° ° °

-¿Cómo pudo pasar esto?

-La pregunta correcta Lupin no es cómo sucedió sino cómo fue que no lo notamos antes.

-Estábamos gozando las mieles de la victoria.

-No, yo estaba leyendo un viejo libro y tú atendiendo a una criatura, no es lo mismo.

-Señores, les recuerdo que están aquí para ayudar y no para aumentar mis problemas –les recordó Madame Pomfrey con mirada dura.

-Parece que nuestro servicio de espionaje ha fallado Severus –comentó Remus apartando un mechón húmedo de la frente de Harry para poder poner la compresa fría encima.

-Lo que me preocupa ahora es cómo tomará las noticias –musitó Severus intentando callar la voz que gritaba dentro de él que de todas las oportunidades que tenía de fallar, esta era la menos oportuna.

-Depende de las noticias –susurró Harry comenzando a despertar lentamente.

Al instante, se encontró envuelto en un "abrazo de lobo" para ser liberado por una enfermera casi histérica. Era bueno saber que algo seguía siendo normal.

-Parece que vas a tener que faltar a más clases de las que esperabas –comentó Severus con lo más cercano a un tono tranquilizador que se permitía usar en público.

-¿Cuántas clases?

-Todas en las que tengas que mover una varita –respondió Poppy después de ofrecerle un vaso lleno de algo que sabía a poción restauradora o a babosas molidas. ¡Ah! La poción restauradora incluye babosas molidas.

-Por lo menos hasta que sepamos que está sucediendo contigo –agregó Remus de inmediato interpretando el disgusto en la cara de Harry como parte de las noticias.

-¡Tengo que prepararme para los EXTASIS! –se quejó Harry.

-Y lo harás, por lo menos la teoría, por el momento –confirmó Severus regresando a su tono magisterial de siempre- sin contar con que no necesitas magia para preparar pociones, cuidar algunas criaturas mágicas, observar un telescopio o reconocer una planta de otra.

-Entiendo –declaró Harry derrotado- ¿alguna idea de por qué está pasándome esto?

-Sólo una hasta el momento Harry –dijo Madame Pomfrey- y confiamos en que no sea muy duradera.

° ° ° ° °

Lo cierto es que la magia de Harry no estaba regresando en absoluto. A principios de febrero podía declarar, sin temor a equivocarse, que sus notas en todas las clases que no necesitaran magia práctica serían las mejores que obtendría en los próximos exámenes, lo que era frustrante si tomaban en cuenta que él quería ser sanador y necesitaba aprender ciertos conjuros.

Fuera de eso el cambio había sido muy bueno, en las últimas dos semanas hacía recibido autorización de acompañar a Severus en sus entrevistas con el pequeño James, lo que había sido una experiencia agridulce. Si bien estar con el pequeño era un deseo largo tiempo aguardado, descubrió que no era lo que había esperado.

Todo se resumía a que James no lo reconocía.

No recordaba su voz o le interesaba mucho su compañía, de hecho sólo buscaba con verdadero entusiasmo la atención de su padre, Severus y la señora Weasley. Era como si hubiera olvidado que alguna vez Harry formó parte de su vida.

Descubrir esto lo ayudó a comprender cabalmente que nunca podría tener al pequeño en su vida como no fuera otra cosa que una especie de tío, no que no lo quisiera, pero después de un embarazo él esperaba mucho más, como la risa gorjeante que emitía Dawn cuando jugaba con ella.

Algún día tendré a mis propios niños se prometió por centésima vez después de dejar a Remus en compañía de James.

-¿No se supone que deberías sentirte algo más o menos feliz?

-Supongo que los bebés me entristecen.

-Esa es una declaración muy seria "señor Potter". ¿Qué será de nuestros hijos si cada vez que los veas tus ojos se enrojecen?

-Supongo "profesor Snape" que puedo usar gotas para limpiar los ojos antes de verlos –bromeó Harry gozando de caminar al lado del hombre que amaba.

Severus nunca caminaba con él sujetando su brazo o su mano, mucho menos su cintura. Era demasiado respetuoso y serio para llegar a ese comportamiento "absurdo y exhibicionista" como solía llamarlo. Pero siempre caminaba a su paso, mientras el sonido de sus pasos formaban un agradable murmullo acompasado.

El corredor estaba vacío como solía estarlo a la hora de la cena cuando todos los estudiantes estaban en el Gran Comedor, uno de los momentos consentidos de Harry porque le permitía caminar más cerca de Severus, lo suficiente para percibir el suave olor remanente de alguna poción en la túnica oscura que se movía a su lado.

Usualmente se separaban antes de entrar al Gran Comedor, aunque sabían perfectamente que todo Hogwarts estaba encantado con su romance como si ellos fueran los protagonistas de una novela rosa como las que leen las chicas enamoradas. La discusión de ese tema por parte de Dumbledore había arrancado una fea mueca a Severus y una carcajada a Harry.

Al parecer, el viejo director estaba encantado por la idea de su idilio y si no fomentaba mayores acercamientos era porque los gobernadores del colegio habrían despido a Severus con todo y su Orden de Merlín Primera Clase.

Esperar, todo se reducía a esperar.

Lo que era un absurdo tomando encuenta que Harry ya era un adulto, había acabado con el mago tenebroso más temible de los últimos tiempos y había parido a un bebé, aunque claro, no quería que nadie supiera lo último.

-Sabes Harry he estado pensando en tu próxima salida a Hogsmaede –la suave voz de Severus rompió el hilo de pensamientos de Harry regresándolo a su lado con tanta fuerza que tuvo que detenerse para no terminar chocando contra una columna.

-Creo que todo será demasiado rosado en la villa, como es cerca de esa fanática fecha de absurdos enamorados –aclaró como si el pensar en el 14 de febrero le provocara salpullido-. No quiero que sufras una recaída mágica a causa de todos esos conjuros románticos flotando por ahí, por eso he pedido autorización al director de que te permita acompañarme en un viaje de compra de material a Londres. Claro, si tu aceptas.

¿Qué si aceptaba? ¿Londres con Severus? ¡cómo si a él le importara pasar algún tiempo comprando ingredientes viscosos! Iba a salir con Severus y aquello era lo más cercano a una cita que tendría del hombre, así que con una enorme sonrisa Harry aceptó antes de echar a correr hacia la puerta del Gran Comedor.

No fuera a ser que Severus se arrepintiera de su ofrecimiento.

° ° ° ° °

El día esperado Harry despertó más temprano de lo usual y se arregló con su mejor ropa muggle para ponerse encima la capa del colegio, no quería parecer demasiado ansioso o narcisista, así que no se arregló más de lo usual, pero se cercioró de ir impecable dentro de sus propios parámetros.

Con un nudo en la garganta se encontró con Severus en la entrada principal del colegio, uniéndose a las largas filas de alumnos que pasaban revisión antes de salir a Hogsmeade.

-Justo a tiempo –comentó Severus a modo de saludo- al parecer has aprendido a valorar el tiempo ajeno.

-Sólo cuando quiero aprovechar ese tiempo al máximo –agregó Harry juguetonamente y sin más comentarios, ambos aparecieron, con ayuda de traslador, en el Callejón Diagón.

El lugar estaba rebosante por decir lo menos, si Severus esperaba huir de la celebración de San Valentín, su elección había sido pésima. Parecía que cada tienda quería celebrar por la oportunidad de Seguir vivos y amar para contarlo como rezaba el título del nuevo libro de Gilderoy Lockhart que se exhibía en Flourish and Blotts. Severus sólo arrugó la nariz y siguió su camino intentando ignorar los múltiples abrazos y muestras de afecto que se ponían de manifiesto cada dos pasos.

-Parece que estuvieran en la estación recogiendo a alguien que han visto en mucho tiempo –masculló molesto.

-Quizás no se hayan visto en mucho tiempo –contestó Harry pensando que la gente celebraba por primera vez después de la caída de Voldemort y los mortífagos, ya no había más amenazas y la gente siempre tendía a mostrar su felicidad cuando podía hacerlo.

-Esto no tardará mucho –dijo Severus ignorando el comentario de Harry y adentrándose en su tienda favorita.

Aún así, no pudieron escapar de las festividades. Los artículos principales parecían ser todos los usados para perfumes y afrodisíacos, algunos murciélagos del aparador habían sido teñidos de rojo o tenían alas con forma de corazones mientras chillaban alegremente. Eso sin contar la inmaculada túnica de la encargada que era blanca con puños de encajes rosados.

Severus apenas pudo contenerse de hacer un comentario mordaz, seguramente cuidando su descuento, aunque no pudo evitar un gesto genuinamente agradecido cuando la encargada le comentó lo rejuvenecido que se veía y lo distinguido de su apariencia.

Eso fue algo que le dolió sólo a Harry que se contuvo de hacer algún comentario mordaz sobre la dependienta que se había atrevido a teñir de rosa su rubia cabellera. Pero era cierto. Severus estaba rejuvenecido y encantador, las líneas que se formaban cuando fruncía el entrecejo prácticamente habían desaparecido y su cabello estaba más brillante y sedoso de lo que podía recordar.

En cambio él no podía evitar adelgazar comiese lo que comiese, había desarrollado algunas arrugas prematuras en su frente y tenía las rodillas nudosas. Por un momento Harry se sintió un desgarbado asno parado junto a un hermoso corcel. Y ese sentimiento no lo abandonó cuando salieron de la tienda.

Fue una fortuna que Severus pidiera se entregaran los pedidos directamente en Hogwarts, Harry sentía que no habría podido llevar cajas sin dejar caer algo de valor, lo que demostraba que Severus podría haber hecho el pedido por lechuza y que si estaban ahí era por una cortesía suya hacia Harry.

De repente miles de dudas asaltaron la mente del joven mago ¿quién era él para que alguien con tanta clase como Severus se tomara tantas molestias? Quitando la cicatriz no era nada del otro mundo, ni siquiera podía usar mucha magia sin caer rendido. Se estaba convirtiendo en un inútil y eso no le gustaba en absoluto.

-Deberías relajarte –comentó Severus mientras le indicaba que lo siguiera hacia el Caldero Chorreante- no estuvo tan mal como pensé. Pero será mejor retirarnos antes de que empiecen a arrojar confeti de corazoncitos.

En cosa de unos pasos estuvieron en la concurrida calle de Londres, cruzando calles cada vez más rápido. Harry nunca antes había tenido que correr para alcanzar a Severus, más ahora era obvio que tenía que hacerlo o lo perdería de vista.

Aguzó la mirada enfocando a Severus como si fuera una escurridiza snitch y se apresuró tras él como si no hubiera personas atravesándose constantemente, con tal velocidad que por un momento tuvo la sensación de estar sobre su saeta de fuego. Concentrándose sólo en Severus, y no en el asfalto que quedaba atrás o en el pasto suave que ahora pisa, hasta que lo perdió por completo en medio de un parque.

-¡Severus! –llamó ansioso temiendo haberlo perdido.

Apenas fue consciente de los brazos fuertes que lo aprisionaron por la espalda obligándolo a perder el equilibrio mientras ambos caían al pasto y quedaban tendidos bajo un grueso roble.

-¡Pero qué te ha poseído! –vociferó Harry desde el suelo intentando recobrarse de la impresión mientras Severus reía con una claridad que nunca antes había dejado libre, como una cascada desbordándose sin control hacia el corazón de Harry.

-Supongo que debe ser cierto aquello de que los viejos robamos la juventud a las parejas jóvenes –bromeó Severus acercando a Harry a su pecho en un gesto desenfadado-. Creo que hoy me siento verdaderamente un adolescente enamorado.

Fueran esas palabras las que desataron ángeles flotantes y corazones visibles sólo para Harry. Muchas cosas cayeron en su sitio en ese instante, Severus lo consideraba su joven pareja y le había declarado estar enamorado como un adolescente. No había dicho el trillado "Te amo" con el que soñaba, pero le había dado algo que nunca más había entregado a nadie, un regalo envuelto en la más bella de las risas.

Estaban juntos, recostados a la sombra de un roble en medio de un parque muggle, a la vista de mucha gente que no le importaba en lo más mínimo que estuvieran ahí con sus manos entrelazadas y sus cabezas apoyadas juntas, disfrutando de un bello día soleado.

-Cuando me di cuenta de que estaba enamorado de ti –comentó Harry en medio de esa paz- pensé que podría amarte toda mi vida.

-Eso es muy pretencioso Harry –susurró Severus.

-Entonces no sé como describas el que ahora estoy seguro de que te amaré aún después de mi muerte.

-Yo diría que esa es una declaración muy seria que debe sellarse debidamente –fue la respuesta de Severus mientras giraba ligeramente su rostro hasta encontrarse con los labios de Harry en un beso tierno, lento, lleno de promesas que no podrían ser expresadas de otro modo.

-Y después agregaría que yo siento lo mismo –concluyó con el rostro encendido, los ojos brillantes y una sonrisa genuina que iluminaba sus rasgos.

Harry supo entonces que estaba junto al más bello corcel y que después de todo él no era un borrico sino sólo un ejemplar equino que se había desgastado un poco antes de tiempo, pero que todavía podía correr al lado de la persona que amaba.

° ° ° ° °

Continuará

N/A: ¡Terminé este capítulo! ¿qué les ha parecido? He querido incluir varios rasgos que serán más importantes en el futuro y algo de romance porque ya se los debía. Aunque claro, Severus no puede llegar con el típico ramo de flores así que me pareció que obsequiarle a Harry un día sin su fama era un bello regalo para sellar un noviazgo. Con respecto a Harry y su magia ya tendrán mucho de qué preocuparse más adelante.

¿Apropósito alguien ya sabe porqué está tan débil Harry?

Nos leemos en la próxima.

Besos quetzalescos.