Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Kishimoto. La historia es de IIII AZEM IIII.
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Tres poderosos clanes shinobi gobernaban el continente tras haber puesto fin al corrupto y terrible reinado de los daimyō que les precedieron.
El clan Uzumaki, famoso por sus resistentes y poderosos guerreros, gobernaba el norte, con Uzumaki Naruto a la cabeza. Su territorio contaba con densas selvas y grandes bosques, repletos de animales para la caza, pero peligrosos para el viajero solitario.
El clan Hyūga, liderado por Hyūga Neji, tenía el dominio de la región central, que poseía vastos campos fértiles y albergaba grandes mercados desde los que se enviaba el tan necesitado grano a todos los rincones del mundo.
En la región del sur, la tierra era estéril e infértil, ya que estaba compuesto por montañas cubiertas de una densa y perpetua niebla que apenas dejaba pasar la luz del sol. En los años transcurridos desde la guerra, la zona pasó a ser conocida como el Inframundo, por el hecho de que, a pesar de parecer muerto en la superficie, en las cavernosas profundidades, el temido clan Uchiha dominaba una imponente ciudad-estado y acaparaba las ilimitadas riquezas de la tierra.
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—No creo que venga —el rubio se recostó en su silla y puso los pies sobre la mesa.
—No me sorprende. Es esta... ¿La tercera vez que se salta una reunión del consejo?
—Sabes que puede ser un poco... Difícil.
—Deja de excusarlo, Naruto. El consejo anual de los tres reyes es una reunión obligatoria.
—Oh, ¿ahora somos reyes?
—Ugh... Es como los miembros de mi clan comenzaron a llamarme. Supongo que se me quedó en la cabeza —Neji se frotó la nuca, claramente enfadado por el estado actual de las cosas.
—No suena mal, ahora que lo pienso. Podría pedirle a mi propia gente que empiece a llamarme así... —una amplia sonrisa se apoderó de sus rasgos.
—Claro... —Neji enarco una ceja hacia su compañero—. ¿Vamos a empezar con esto? Ya nos hemos retrasado demasiado esperando…
La puerta se abrió de golpe y el humo negro se esparció por la habitación, envolviendo el suelo de la sala del consejo. Un hombre alto, enfermizamente pálido, de cabello tan negro como la noche y los ojos rojos, entró y se dirigió a la única silla vacía de la mesa.
—¡Ja! ¡Buena entrada! —Naruto dejó escapar una carcajada—. Sé que te gusta ser excéntrico, pero tengo que preguntar... ¿Era realmente necesario el humo?
Sasuke lo miró, luego vio al furioso Neji y después volvió a mirar a Naruto.
—Comencemos —habló en tono bajo y retumbante.
—Veo que finalmente has decidido agraciarnos con tu presencia —una vena palpitaba en la sien de Neji—. Estaba a punto de declarar el cese general de los envíos de grano a tus tierras.
—¿Qué has dicho? —el Uchiha frunció el ceño.
—Ya me has oído... Quizá así aprendas el significado de reunión obligatoria.
Sasuke metió la mano en uno de los bolsillos de su capa negra y sacó una moneda, que arrojó sobre la mesa, frente al líder del clan Hyūga.
—¿De quién es el rostro que aparece en esa moneda?
El silencio en la sala era absoluto. Los rayos de sol que entraban por los grandes ventanales se reflejaban en el oro de la moneda que usaba todo el continente. Desde la parte de arriba, el rostro de quien la lanzó le devolvía la mirada a quien la contemplaba.
—Puede que tú alimentes al mundo... Pero yo soy quien lo mantiene en movimiento. Todo el hierro, la plata y el oro que hacen funcionar tu economía, provienen de mis dominios. Creo que es mejor que lo recuerdes antes de abrir la boca para proferir amenazas vanas.
Neji se levantó disparado de su silla, pero antes de que pudiera hablar, la mano de Naruto golpeó la mesa.
—¡Cálmense! Los dos. Tenemos asuntos más importantes que perder el tiempo en discusiones sin sentido.
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Varias horas después, Sasuke abandonó la cumbre con más razones para despreciar el mundo de la superficie. Esos dos, presumiendo de sus últimas conquistas en la cama, había sido su motivo para marcharse, sin querer aguantar las preguntas que sabía que tarde o temprano le harían. No importaba... Pronto volvería a las reconfortantes sombras de su reino. Solo. De nuevo. Respiró hondo y soltó un suspiro, sustituyendo la irritación por melancolía. Los asuntos de su reino lo mantenían ocupado en todo momento y era algo en lo que se entretenía. Lo que alimentaba su aversión por momentos como este. Momentos de paz, que le daban tiempo para reflexionar sobre su terrible soledad.
Atravesando los exuberantes jardines del complejo Hyūga, un sonido extraño llamó su atención. Alguien estaba cantando. Y cuando su curiosidad le obligó a seguir la melodía, se topó con una visión de lo más maravillosa.
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—La quiero.
—Seguramente hay otra que puede apaciguar tus deseos, mi señor. La heredera Hyūga es... Bueno... —Jūgo se tomó un momento para pensar—. Tu relación con Lord Neji es muy tensa. Dudo que consienta tu propuesta.
—Mira, Sasuke... No suelo estar de acuerdo con Jūgo, pero tengo que ser sincero contigo, él tiene un buen punto —Suigetsu tomo una pequeña tira de carne entre sus dientes. Esta reunión de emergencia del consejo de Sasuke había interrumpido su comida—. ¿Por qué no puedes elegir a una mujer de tu propio dominio? Psch... Ni siquiera tienes que elegir solo a una. Escoge dos, tres, cuatro... Te ahogarías en mujeres si se corriera la voz de que por fin estás buscando pareja.
—No lo entiendes, Suigetsu. No la has visto —Sasuke se apoyó en un codo, hundiéndose más en su silla—. Nunca había presenciado tanta belleza. Una piel pálida y perfecta... Cabello del color del cielo nocturno... Unos ojos que parecían la luna llena en una noche de invierno...
—Ugh, odio cuando se pone así de melancólico y sombrío —Suigetsu susurró—. Me rompe el corazón.
—Nunca lo había oído hacer un cumplido a un Hyūga —fue la respuesta de Jūgo, que se estaba tapando la boca con la mano para mitigar su voz.
—... y la forma en que se movía, con la gracia y la elegancia de una reina. De mi reina.
—Sasuke, nunca has estado con una chica. Nunca te había visto interesado por estas cosas. Ahora, de repente, ¿hablas de hacerla tu reina? Orochimaru, has estado muy callado. Por favor, hazlo entrar en razón.
Los orbes amarillos miraron a cada uno de sus compañeros y luego se posaron en el joven señor al que servía. Tras un momento de reflexión, solo pronunció dos palabras.
—Solo ráptala.
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Y así, sucedió, al día siguiente, mientras las flores de los jardines Hyūga aún estaban cubiertas por el rocío matutino, Sasuke Uchiha regresó a la superficie con un terrible propósito en mente, capturar a quien, a su vez, había capturado su corazón.
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Notas: ¡Hola! ¿Qué tal? Como amante de la mitología griega, tenía que incursionar en algo de este estilo. Últimamente, he estado experimentando con muchos temas que adoro y ha sido genial poder combinar esos temas con mi queridísimo SasuHina. Realmente espero les guste la historia. Y no olviden darle like y comentario a la historia, poder compartir con ustedes son los que me mantiene en el mundo de los fanfic.
Nos estamos leyendo próximamente.
Naoko Ichigo
