Digimon y sus personajes NO ME PERTENECEN. Solo hago esto por diversión y para su entretenimiento.
En el preciso momento en que pisó el aeropuerto, una sensación de abandono se apoderó de ella. Cayó en cuenta de que estaba en un país desconocido, totalmente sola, al otro lado del mundo. Estaba ansiosa de empezar esta nueva aventura, pero primero, debía encontrar al representante del Instituto entre aquel mar de personas. Miroo hacia todos lados, tratando de vislumbrar alguna señal de aquel misterioso hombre, la cual encontró, al ver un pequeño letrero con su nombre, sobresalir entre la multitud.
―Hola. ―saludó ella llegando a su lado, arrastrando sus maletas.
―Muy buenas noches, señorita, ¿usted es Sora? ―preguntó un hombre mayor con notorio acento, barbudo y algo regordete, mientras le sonreía amablemente.
―En efecto, mucho gusto, señor…
―Peter, Peter Adams, coordinador del área de diseño; quise venir personalmente a recibirte.
―Vaya, gracias; espero no haberlo importunado.
―Para nada. Quería conocer a la autora de tan magníficos diseños; tus bocetos eran impresionantes. ―ella sonrioo complacida. Sabía que sus diseños habían gustado, por algo le habían aceptado en esa prestigiosa universidad y le habían otorgado la beca. El señor Adams ayudó a la pelirroja con su equipaje, lo guardó en la cajuela de lo que Sora supuso era su auto y emprendieron camino hacia la que sería su nueva casa.
La pelirroja miraba maravillada los grandes rascacielos, iluminados e imponentes sobresaliendo en el oscuro cielo de la Noche. Sabía que New York era así, gracias a las descripciones que tenia sobre el lugar, pero era muy diferente verlo en persona y comprobar lo majestuosa que era. Sonrioo tristemente. Como le gustaría compartir la vista con Tai.
―Hemos llegado. ―respondió el hombre sacándola de sus pensamientos. Observó como ingresaban a un majestuoso y bello campus. Aun no podía creer que estuviera a punto de comenzar a realizar sus sueños; de verdad estaba ahí, estaba pasando. ―Este será tu dormitorio. ―dijo mientras se estacionaba frente a un edificio. Se bajó del auto y descargó las valijas de la chica. ― Me gustaría introducirte a la universidad de manera más apropiada, pero ya es muy tarde y supongo que debes estar agotada por el largo viaje. Aquí están tus llaves; recuerda que mañana a las 2 pm, será la inducción para los estudiantes nuevos. El punto de encuentro será en el asta que sostiene la bandera. ―dijo mientras le señalaba el lugar. ―Bueno, creo que eso es todo; buenas noches, señorita Takenouchi y bienvenida.
―Gracias. ―la pelirroja lo vio alejarse en la oscuridad. Tomó sus cosas e ingresó al edificio y comenzó a buscar su nueva casa, la cual, por juzgar la numeración estaba en el tercer nivel. Sora, siendo una chica atlética, no tendría ningún problema con subir por las escaleras, pero estaba tan agotada que sentía que iba a llorar de solo pensar en subirlas. Se armó de fuerzas y subió las escaleras hacia su habitación, la cual cabe destacar, estaba al final del pasillo. Tomó la llave y abrió el dormitorio. Para ser un apartamento de estudiante, no estaba nada mal. Tenía una cama, una mesita de noche, otra mesa donde podría hacer sus diseños con comodidad, una TV, un pequeño baño y hasta una pequeña cocina para que se hiciera algún que otro bocadillo, pero lo que más le encantaba era aquel pequeño balcón con vista hacia el campus. Solo contaba con una silla y una pequeña mesita, pero era más que suficiente para que pudiera relajarse en un futuro cercano luego de un día estresante.
No era un lugar muy amplio, pero sin duda contenía todo lo que necesitaba; era perfecto.
Subió su maleta en su cama y comenzó a buscar su pijama. Estaba muy cansada para ponerse a ordenar todas sus pertenencias. Ya tendría toda la mañana para hacerlo. Cuando estuvo vestida, tomó su celular y marcó un numero.
―¿Sora?
―Hola, mamá.
―Hola, hija. ¿Cómo es todo por allá?
―Está bien, aunque estoy algo desubicada, pero es normal, ¿no?
―Sí. ―respondió. ― Aun no puedo creer que estés viviendo al otro lado del mundo, tu sola…
―Ay mamá, no empecemos…
―Soy tu madre y tengo derecho a estar preocupada. ―Sora suspiró. ―T e enviaré algo de dinero de manera mensual como acordamos, ¿bien?
―Sí, pero aun así, buscaré un trabajo de medio tiempo.
―No, señorita, debes concentrarte en tus estudios.
―No te preocupes, mamá; estaré concentrada; te lo prometo.
―Sora, ya habíamos discutido esto.
―Sí, y yo te dije que lo haría, así que…
Pudo escuchar a su madre suspirar del otro lado de la línea y sonrioo complacida: había ganado el argumento.
―Está bien, no insistiré. ―se rindió la mujer. ―¿Qué hora es allá?
―Son como las 11:30 de la noche…¿y allá?
―Son las 12:30 del medio día. ―dijo ― Debes estar cansada.
―No tienes idea…―dijo. ―Es mejor que me vaya a dormir.
―Buenas noches, mi cielo. Cuídate y te amo.
―Eso hare; también te amo, mamá.
Sora cortó la llamada. Estuvo tentada a llamar a cierto castaño, pero supuso que estaría en la Universidad, resolviendo todos los pendientes que le quedaban por resolver a su ingreso. Dejó su celular en la mesita de noche, apagó las luces y se dejó levar por Morfeo.
―Aun no me llama.
―Tai, por favor…
―¿Y si se olvidó de mi? ¿Y si tiene un nuevo novio? ¡Sora ya no me quiere! ―Yamato rodó los ojos.
―Sé que eres un idiota, pero hoy te estás esmerando. ―respondió el rubio. ―Está del otro lado del mundo; debe estar ocupada arreglando sus cosas, con los papeles de la Universidad…ya llamará. ―Taichi la miroo no muy convencido. ―Deja de mirarme así, sabes que tengo razón.
―No lo dirías si estuvieras en mi situación. ―dijo mirándolo de manera acusadora, achicando los ojos. ―Tú tienes a Mimi a tu alcance…
Debía darle la razón. No podía opinar mucho sobre el tema, ya que no era su situación, pero Sora se había ido hace poco y Tai estaba insoportable. Habían pasado todo el día resolviendo asuntos de la Universidad que tenían que ver con los horarios de su materia y en ningún momento, Tai había dejado de revisar su teléfono. Sabía que extrañaba a la pelirroja, pero el castaño tenía que entender que Sora estaba ocupada en otras cosas más importantes. Y ahora, eran las 7 de la noche, se dirigían a su hogar y el mayor de los Yagami no dejaba de preocuparse.
―Si sigues en ese modo de neurótico, Sora buscará un neoyorquino que la consuele. ―Yamato no pudo contener una sonrisa al ver la expresión de pánico de su amigo. ―Solo bromeo, Tai; que sensible.
―No me pareció divertido…
―Está bien, está bien; nos vemos mañana. ―dijo el rubio mientras se alejaba de él.
Taichi continuó su camino hacia su hogar. No había pasado tanto tiempo y ya extrañaba a su pelirroja favorita. No tenía la menor idea de cómo lograría sobrevivir todo ese tiempo sin ella. La había tenido a su lado desde siempre y era simplemente inhumano saber que ella estaba, literalmente, del otro lado del mundo.
―¡Ya llegué!
―¡Qué bueno, hijo! ¡¿Cómo estuvo tu día?! ―preguntó su madre desde la cocina.
―Supongo que bien. ―le respondió dirigiéndose a su habitación. Todos en su familia sabían que estaba decaído por la partida de Sora, así que, no lo presionaban y le tenían consideración.
El castaño se dejó caer en la cama. ¿Por qué aun no lo llamaba? ¿Le habría pasado algo o simplemente se le había olvidado? Tomo su teléfono y le escribió por Whatsapp:
Cielo, ¿estás ocupada? Estoy conectado; podemos hacer un videochat…
Pasaron unos 5 minutos hasta que notó como ella se conectaba. Con un par de clics, apareció la imagen de su adorada novia, notablemente adormilada, en la pantalla.
―Hola, ¿acaso te desperté?
―Algo así…―respondió mientras se tallaba los ojos tratando de disipar el sueño.
―Lo siento. ¿Qué hora es allá?
―Son…las 8 de la mañana…al parecer, me quedé dormida. ―dijo mientras bostezaba. ―¿Cómo estás?
―Supongo que bien, aunque te extraño, ¿sabes? ―ella sonrioo tristemente.
―Yo también te extraño, pero iré de visita para las fiestas. ―trató de animar. Viviría, aproximadamente, unos tres o cuatro años en el extranjero, era más factible tener las esperanzas en lo que estaba más próximo. ―Y dime, ¿Cómo va todo por allá?
―Lo de siempre. Hoy estuvimos resolviendo algunos asuntos de la Universidad; comenzamos en dos días.
―¡Eso es genial! ¿Estás emocionado?
―Sí, hasta tengo las materias que tomaré. ―respondió. ― ¿Qué hay de ti?
―No mucho. El cambio de horario acabará conmigo, ―Tai rió levemente. ― tengo la inducción esta tarde, ya sabes, un tour por el Instituto, las reglas…y debo desempacar todo.
―Al parecer estas ocupada.
―Sí y las clases ni siquiera han empezado.
Tai sonrioo tristemente
― ¿Crees que podamos hacer esto a menudo? No quiero perder el contacto contigo.
―Espero que sí, Tai, pero sabes que ahora somos universitarios, estaremos más ocupados y además, diferimos en horario… ―Tai suspiró. Como siempre, Sora tenía razón. ―pero eso no quiere decir que no lo intentemos, después de todo, somos Tai y Sora, el dúo dinámico. ―El castaño no pudo evitar sonreír al ver la sonrisa de su novia en la pantalla. Ella estaba en lo cierto y sentía que la distancia solo sería una prueba más en su relación.
―Te amo, mi Cielo. ―ella lo miroo tiernamente.
―También te amo. ―le respondió. Era difícil decírselo estando tan lejos de él, pero era inevitable, de verdad lo amaba y le dolía no poder estar a su lado en esos momentos y más aun, no poder besarlo ni abrazarlo después de hacerlo.
La joven pareja conversó por un tiempo más hasta que la pelirroja estuvo obligada a acabar la conversación, ya que tenía cosas que hacer. En el preciso momento en que el videochat acabó, los dos suspiraron derrotados. Esto sería mucho más difícil de lo que pensaban…
Ha pasado tiempo, lo sé, lo siento, he estado muy ocupada, pero gracias a Dios, aquí está el capitulo. Muchas gracias por los favs, el follow y el review. Me alegró el día, en verdad.
Espero que les haya gustado y ya saben, siéntanse libres de comentar,
Cuídense,
Bye!
